45. Molesto

Tras hacerme algunas pruebas y varias placas adicionales con tal de que mi padre se cerciorara de que en efecto hubiera alguna mejoría en mi salud, luego de semanas de haber estado en reposo y usado el odioso collarín cómo lo indicó el médico, varios minutos después, finalmente estaban listos los resultados.

Cuando el doctor entró nuevamente al consultorio, guardando un silencio desesperante, por fin se dignó hablar con mi padre, y debo decirles que la cara que él puso... fue un maravilloso poema.

En cambio yo tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para no gritar malas palabras y subirme a bailar sobre el escritorio eufórico por la buena noticia.

—Vuelva a revisarlo por favor —pidió mi padre con incredulidad, mientras yo ponía los ojos en blanco ante su escepticismo.

—Ya lo hemos revisado dos veces señor Atthaphan, y francamente no encuentro ningún impedimento para que su hijo realice sus actividades tal y como lo hacía antes del incidente. —expresó finalmente, haciendo refunfuñar aún más a mi padre.

—Te lo dije, Pa. —pero no tuve respuesta, sólo dio un bajo gruñido lleno de inconformidad.

—Sólo evita hacer cualquier tipo de actividad física demandante que pueda provocarte una nueva lesión, recuerda que muchas veces los nervios quedan un poco resentidos —expresó el médico y esas palabras bastaron para iniciar una nueva batalla campal con mi progenitor.

—¿Ves?... ¡Ahí esta! ¡Te lo dije!... Lo sabía... Será mejor que te quedes en casa.

¡Ahhhh Nooooo Señor!... ¡Eso sí que no!, dio su palabra y debe cumplirla tal y como lo prometió antes de venir acá.

No hace falta que se lo diga en voz alta, porque mi cara lo dice todo, ahora es él quién pone los ojos en blanco ante mi gesto fruncido y malhumorado.

—Ya... Ya... Ya... Pues si no hay más remedio... Ya que —dice como si aquello fuera el más grande de sus problemas.

En cambio el doctor sólo se ríe de mi padre sin poder evitarlo, ha de pensar que está loco o algo por el estilo, y no está muy lejos de la realidad.

—Me dio gusto saludarlo señor Atthaphan... Gun, por favor cuídate mucho —nos despide gentilmente con un leve apretón de manos.

Al salir del consultorio mi papá sigue sin decir ni media palabra y es la misma situación durante todo el trayecto.

—Papá... Lo que dijo el doctor... —no pude evitar quedarme callado por más tiempo.

—¿Es necesario que vayas, Baby?

Ese comentario debe de ser broma...

—Por supuesto que deseo ir y tú sabes que es mi deber estar ahí... Off me necesita a su lado para apoyarlo y eso tú lo sabes perfectamente.

Le veo fruncir aún más el ceño y apretar el volante con fuerza, su fuerte exhalación me hace saber que lo estoy llevando más allá de su límite de tolerancia y está a punto de mandarme por un cuerno.

—Prométeme que no harás nada estúpido —me da una leve pero muy intensa mirada llena de advertencia.

—Te lo prometo... —le miro de soslayo mientras da un cansado suspiro al saber que no habrá poder humano que me haga quedar encerrado en casa.

Vuelve a bufar y mira su reloj,

—¡mierda! —su típica maldición cuándo está molesto e imagino que es porque se le ha hecho tarde.

—Te dejaré en casa, ya se ha hecho tarde y de seguro ya me están esperando en el CARP, así que si puedes pídele a uno de tus amigos que pase por ti, o pide un taxi.

—¿No crees que ya es tiempo de que tenga mi propio auto? —al instante me arrepiento en cuanto frena repentinamente, sin importarle si hay carros detrás de nosotros. Rápido voltea a mirarme entre una mezcla de horror e incredulidad, estoy a punto de soltar a reírme de puro nerviosismo, pero tengo que contenerme ante la dura mirada que me da.

Da un exagerado bufido y ahora sé que en verdad está enfadado y no tiene motivo para estarlo, digo... no tengo diez años, y por lo general todos los chicos de mi edad manejan su propio auto.

—Al menos piénsalo.

Pero no tengo respuesta, sólo sé que si sus ojos fueran llamas... En este momento yo sería una pequeña zanahoria rostizada.

Rápido hago un mal gesto de incomodidad, porque estoy seguro de que en este momento no habrá ni una sola alma universitaria a la redonda que no esté dentro del centro de convenciones.

Aunque... Tal vez decirle que de una vez me voy con él al centro, pero... Ahora que lo pienso mejor, me gustaría poder hacerle a Papii algunas pancartas para darle ánimos.

—¿Estás bien? —pregunta confundido ante mí repentino cambio de humor.

—Sip.

—¿En qué tanto piensas?

Si le digo realmente lo que pienso de seguro me castigará por el resto del año, así que prefiero omitir mi verdadero estado de ánimo.

—En qué me gustaría hacer unos letreros —confieso a medias y mi papá de nuevo pone los ojos en blanco.

Siento su intensa mirada tratando de entrar en mi cabeza, es obvio que no me cree ni la mitad de mi respuesta, pero no pienso arriesgarme a decir que es lo que en verdad pienso.

—Gun, yo a tu edad también quería hacer mil cosas, sé lo que es tener tu edad y querer comerse el mundo de un bocado —confiesa tratando de romper un poco la horrible tensión, pero creo que será en vano.

—No es lo mismo —refutó al instante y de nuevo me mira ahora compasivo.

—Por supuesto que lo es... —ahora soy quién lo mira extrañado— Yo también sé lo que es estar enamorado —evado la mirada porque siento que me he puesto cómo un tomate.

—No es lo mismo —discrepo de inmediato.

—¿Según tú porque no es lo mismo?

—¿En serio quieres hablar de eso ahora?

Una larga, pausada y muuuy exagerada exhalación se hace presente de su parte. Mientras yo solo miro por la ventana sin querer tener intención de seguir hablando del tema.

—Gun... —de nuevo le miro al instante—. Te quiero hijo, eres mi niño y solo me preocupo por ti —su repentina confesión hace que se esfume mi malestar.

—Yo también te quiero mucho papá. —admito en medio de una cálida sonrisa.

De nuevo se hace presente el silencio, pero éste no es para nada incómodo. Es como si no hubiésemos discutido, y sé que de momento es mejor dejar así las cosas... Aunque sea de manera provisional.

Al llegar me bajó con rapidez, pero se queda esperando hasta que entre a casa, cómo cuando tenía cinco años... para entonces marcharse al CARP.

Por primera vez agradezco y me aplaudo mentalmente por ser el típico ñoño que tiene todo lo necesario en casa para hacerle unas pancartas a Papii, y así me evitó andar corriendo a última hora a la papelería.

Pero de pronto me acuerdo de que no tengo manera de llegar al centro de convenciones, así que antes de hacer cualquier cosa le llamo a Gulf y para mi mala suerte no contesta.

Entonces le llamo a Flukie, pero me dice que él se irá con su madre, así que esa opción queda totalmente descartada.

Yo creo que tendré que pedir un taxi para poder llegar a tiempo, así que me doy prisa para poder terminar todo.

Estoy tan concentrado que ni siquiera me doy cuenta de que mi teléfono ha estado sonando, y es hasta la quinta llamada que por fin contesto el mugre aparato.

—A ti te estaba buscando... —digo en cuanto veo quién me habla.

—¿Baby? ¿Está todo bien? —la voz de Gulf me produce una enorme sonrisa

—Sí, todo bien. —da un suspiro de alivio... cómo si el alma le hubiese vuelto al cuerpo.

—¿Pasó algo?

—¿A qué hora te iras al torneo? —preguntó de manera abrupta.

Silencio...

—¿Gulfie?

—Ya estamos acá... —susurra en un tono un tanto avergonzado

—Oh...

—¿Por qué?

—Porque quiero ir y no tengo manera de llegar, podría ir en autobús, pero con todas las pancartas que llevaré... estoy seguro de que el chófer ni siquiera me dejará subir.

Nuevo silencio...

—¿Y tu papá?

—¿Qué tiene mi papá?

—¿No se enojará?... Te pregunto porque aún estoy muy tiernito para morir

Bufo...

—Él ya sabe... Me dejó ir.

—Ahhh... —responde por inercia porque no se le escucha muy convencido.

Ahora soy yo quién suspira un tanto decepcionado.

—No te preocupes... Pediré un taxi.

Tercer silencio...

—Espera... Déjame hacer una llamada y te hablo de vuelta...

Ahora soy yo quien guarda silencio, y con ello doy por terminada la llamada, y mejor en lugar de estar pensando... Me pongo a seguir lo que estaba haciendo.

No pasan más de cinco minutos, y de nuevo suena mi teléfono...

—Baby... Problema resuelto —dice tan rápido en medio del intenso ruido.

—¿Eh?

—Mew habló con Tay y él pasará a recoger a Sammy en media hora

—Ajá... ¿Y eso que?

—Qué ella vive cerca de tu casa, así que espero que estés listo porque pasarán por ti en media hora.

—¿Media hora??

—Ya me oíste, así que sea lo que sea que estés haciendo... termínalo y date prisa porque ya no tiempo —con eso da por terminada la llamada.

Con los carteles no creo que haya problemas los terminaré a tiempo, pero después me miro de pies a cabeza frente al espejo y rayos...

Agradezco que me bañé en cuanto desperté, pero las fachas que tengo dejan mucho que desear. Aunque viendo el lado positivo... Me veo igual que siempre.

Todavía sigo sin entender que es lo que Off ve en mí, no sé cómo alguien como él tan fuerte e imponente, tan hermoso por dentro y por fuera... Está con una pequeña zanahoria escuálida sin chiste cómo yo.

Esa es una de las muchas preguntas que me hago y de la cual quizá no tenga respuesta, y para ser honesto... No sé si algún día quisiera conocer las respuestas a todas mis dudas.

Cuando está todo terminado y estoy de pie en el closet buscando que ponerme escucho la bocina de un auto sonar de manera insistente.

Con un demonio...

De nuevo le doy un repaso a mi vestimenta, y sin hacer esperar más a Tay, tomo todas mis cosas y bajo corriendo cómo alma que lleva el diablo.

Al salir de la casa, veo que en efecto Tay y Sammy ya me esperan con una enorme sonrisa, y no sé porque... Pero siento que a ellos les da mucho gusto que haya venido.

—Hola —les saludo con timidez, y la sonrisa de ellos se intensifica.

—Anda sube, que me muero por ver la cara de idiota que podrá Fury en cuánto te vea llegar.

Esas palabras y esa mirada que me regala el amigo de Off hacen que mi corazón lata de nervios y de pura emoción al saber que dentro de poco estaré gritando a todo pulmón su nombre y lo mucho que lo amo.

Conese pensamiento Tay pone el auto en marcha, mientras que mi corazón galopa atoda prisa y totalmente desenfrenado por ver a mi guapo chico de los tatuajes.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

----

Corazones, les comento que en unas horas seré ingresada por el servicio de emergencia del hospital, para que me hagan unas pruebas, así que esta noche no podré actualizar esta historia como les había prometido... tratare de avanzar con algunos caps, hasta que llegue la hora de irme, ok... ahora sigamos...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top