30. Te necesito

No puedo evitar sonreír como el puto bastardo más afortunado del mundo, porque eso es justo lo que soy en este momento al ver cómo Gun levanta los brazos decidido a entregarse a mí y sólo Dios sabe cuánto lo he estado deseando.

Sé que debería parar esto a la brevedad, pero no puedo y no quiero hacerlo... La verdad es que lo necesito, aunque estoy casi seguro de que su padre me cortará las bolas cuando se entere de lo que ha pasado entre nosotros.

Pero jodido infierno...

Gun me mira con esa dulce y provocativa mirada y está causando una jodida revolución en mi interior y es increíble cómo éste pequeño pícaro está disfrutando verme casi con la lengua de fuera mientras babeo por él.

Cuando por fin le quito la polera dejando su torso al desnudo, me doy cuenta de que ahora está mucho más delgado que antes y me inquieta que ha perdido mucho peso en estas últimas semanas... Más de lo que había imaginado, y me preocupa al grado de que pueda lastimarlo si hago algún movimiento brusco.

Gun me mira con preocupación, no puede ocultar lo nervioso que está, pero... por los mil infiernos yo estoy peor que él.

De Gun lo entiendo perfectamente, porque él nunca ha estado con nadie... ¿Pero yo?... ¿Cómo mierda me justifico?

A ver... No es la primera vez que estamos semidesnudos, pero si es la primera vez que hablamos sobre tener sexo, a pesar de que nos hemos corrido en dos ocasiones, ésta vez no sé por qué la situación es y se siente completamente diferente.

Ahora su respiración ha cambiado por completo, ha empezado a hacerse más pesada y pausada, al grado que cuando mis manos acarician su pálido pecho puedo sentir el intenso y desbocado latido de su corazón, y eso a la vez acelera el mío.

Aún no quiero bajarlo de mi regazo, me gusta tenerlo así justo como está en estos momentos, montado sobre mí, mientras me mira con esa chispa cargada de deseo y con sus labios entreabiertos, necesito hacerle saber cómo estoy por él, así que empujó un poco mis caderas para que sienta lo que me provoca, y él a su vez sólo boquea al sentir mi extrema dureza debajo suyo.

—Pídeme que me detenga, —mi voz se ha tornado más ronca al estar cargada de deseo y una vez más vuelvo a empujar lentamente las caderas y el sonido que emite su deliciosa boca va a parar justo a la punta de mi hinchada y necesitada polla.

—No quiero que pares Papii...

Gracias divina providencia.

Estoy disfrutando como nunca tenerlo así sobre mí, porque he fantaseado muchas veces que me monta sin parar, así que me muevo un poco más tratando de conseguir más fricción y sus manos van a parar a mis pectorales.

La sensación que estoy teniendo en estos momentos es de puta madre, pero si continuó haciendo esto... Lo más probable es que nos terminemos corriendo con la ropa puesta, por lo que muy a mi pesar lo recuesto sobre la cama y con cuidado empiezo a quitarle el pantalón dejando expuestas sus largas piernas, y de inmediato yo me despojo del mío quedando sólo en ropa interior.

—Eres precioso, Gun... —confieso embelesado y perdido en su esbelto y perfecto cuerpo.

—No digas mentiras... —dice tratando se cubrirse apenado.

—No tengo porque mentirte... En verdad eres precioso, Sol... eres el chico más hermoso que he visto, —es adorable ver como se sonroja— nunca debes avergonzarte por mostrarme tu desnudez —lo digo con toda franqueza.

Ahora que Gun ha ganado un poco más de confianza, me observa con lujo de detalle de pies a cabeza, como si estuviera analizando el significado de la tinta que me cubre el cuerpo.

—Pronto te diré lo que significan, —le digo antes de quedar completamente desnudo ante él y tengo que contener la risa al ver el rostro estupefacto de mi hermoso Sol.

—¿Off?...

—¿Quieres que nos detengamos? —preguntó una vez más suplicándole a los mil dioses a que me diga que no.

—Yo... Tú... Es que eso... —no ha dejado de mirar cómo acaricio mi enorme y dolorosa erección.

—Sólo relájate... Prometo que seré cuidadoso —Dios... no sé si pueda cumplir con esa promesa, pero mierda... No debo olvidar que es su primera vez y debe ser lo más especial para él.

Con cuidado me sitúo entre sus delgadas pero torneadas piernas, y con mis manos temblorosas recorro con sutileza su nívea piel al mismo tiempo de que él se retuerce bajo mi tacto.

Entre más lo veo tendido y expuesto ante mí, más me convenzo de que él es un hermoso lienzo blanco que se ha puesto en mis manos para que me pierda en él... más de lo que ya lo he hecho.

Su dulce mirada se ha vuelto más ávida y ahora estoy consciente de que su entrega es una muestra de que confía plenamente en mí sin importar lo que llevo arrastrando por años, sin que mi confesión o el no tener ni puta idea de donde provenga le haya afectado ni siquiera un poco.

Definitivamente Gun es esa bendita luz que necesitaba para intentar dejar atrás aquellas mierdas que me jodían lentamente y es increíble cómo poco a poco ha logrado traerme de vuelta del maldito infierno de dónde estaba metido.

Y ahora que lo pienso... Desde aquella vez que hice la estupidez de quitármelo de la mente al intentar estar con Mild, no he vuelto a beber, tengo meses que no me drogo, desde la vez que me encontró desnudo con aquel par de chicas.

Y tal vez sonará estúpido y hasta patético viniendo de mí, pero lo cierto es que me he dado cuenta de que cuando estoy con él, no necesito de ninguna mierda para estar bien. Gun me hace sentir vivo y él tiene ese efecto en mi de que quiera superarme y desee ser una mejor persona tal como él se merece, sólo que a veces me pregunto si algún día conseguiré ser un buen hombre para él.

—Papii... Yo no... Nunca lo he hecho —dice negando con la cabeza en un hilo de voz bastante apenado sacándome de mis pensamientos, y me encanta como sus mejillas han adquirido ese hermoso tono carmesí.

—Lo sé... —beso su nariz y muy a mi pesar me levanto de la cama y voy hacia donde deje mi cartera y saco un preservativo y Gun de inmediato frunce el ceño.

—¿Acaso tú?... —deja de hablar cuando niego con la cabeza.

—Te juro que no he intentado hacer nada con nadie... —confieso porque es la verdad—. Ya lo tenía desde hace rato en mi cartera. —exhala nervioso y me regala una tímida sonrisa, y tiene toda la razón del mundo en desconfiar de mí en ese sentido.

Sé que tengo un antecedente de mierda, sin contar las veces en las que me ha visto en situaciones incómodas, es normal que piense que lo peor de mí, pero ahora que descubrí lo que siento por él, jamás podría traicionar su confianza.

Y vaya que si lo he jodido con él en varias ocasiones y a pesar de que me ha visto en situaciones para nada agradables, él jamás me ha exigido una explicación, ni me ha reprochado nada, al contrario... Y eso me hace estar consciente de que no lo merezco... Pero aún así... Él aquí está conmigo y desnudo frente a mí.

En cuanto me coloco el preservativo, de nuevo me sitúo entre sus piernas y lo primero que hago es besarlo, necesito recuperar de nuevo su confianza en mí.

—Te necesito, Sol —no puedo evitar susurrar en la comisura de sus bonitos labios, porque en éste momento estoy tan hambriento de él que no me importa una mierda hacerle saber cuánto lo necesito.

—Aquí estoy para ti, Papii... Siempre estaré para ti —su voz apenas es audible, pero no necesito más para saber que Gun me tiene por completo.

—Aún podemos detenerlos.

—No... Por favor no te detengas, yo también te necesito. —me interrumpe susurrando contra mi boca y eso es más que suficiente para hacerme perder la cordura.

Una vez más lo beso como si no hubiera tenido suficiente de él, y Gun me sorprende al besarme con la misma intensidad.

—Necesito empezar a prepararte —digo ahora chupando su delicioso cuello, tal vez lo he asustado un poco porque siento cómo de pronto se ha tensado.

—¿Dolerá?

—Un poco al principio, por eso debo prepararte bien para que en lugar de dolor sientas placer... —sus ojos se han agrandado y no puede ocultar que está aterrado— Gun, mírame... —de inmediato hace contacto conmigo— ¿confías en mí?

—Si Papii —responde sin titubeos y no puedo evitar sonreír como un idiota.

Así que tomo un poco del lubricante que tiene el empaque del preservativo y lo unto en mis dedos y un poco en su entrada, aquella sensación hace que se sobresalte de nuevo.

—Trata de relajarte, Sol... Ahora vas a sentir como introduzco mi dedo para empezar a dilatarte... ¿Está bien?

—Si —dice en un jadeo mientras voy introduciendo mi dedo medio, y por la puta gloria... Está más apretado de lo que imaginé.

Con toda la paciencia del mundo juego un poco con su entrada para introducir un segundo dígito y Gun me regala un débil chillido, por lo que lo beso para tratar de distraerlo un poco cuando estoy por introducir otro dígito, ahora lo hace gimiendo contra mi boca y creo que mi polla va a estallar en cualquier instante.

Cuando creo que ya está preparado lo suficiente para recibirme, me doy cuenta de que estoy temblando y no sé si es por mi gran nerviosismo o por mi excesivo grado de excitación.

—¿Estás listo para mí? —ruego a quién sea para que me diga que sí y no se arrepienta a última hora.

—Sí, Papii —responde casi en un jadeo.

—Mírame, Gun... —en cuanto escucha mi petición voltea a verme mientras me voy introduciendo lentamente en él, y por la mierda bendita... Esto que estoy sintiendo no se compara a lo que he sentido antes ni en mil años luz.

—Auu —protesta ante la sensación y vuelve a tensarse.

—Relájate, Sol... Pronto el dolor va a desaparecer, ¿confías en mí? —digo acariciando su pecoso y sonrojado rostro.

—Ujum... —responde al apretar los ojos cuándo me introduzco un poco más.

—Mírame Gun, nunca dejes de mirarme. —de nuevo me mira y en ese instante empujó mis caderas para introducirme por completo en él y de nuevo vuelve a dar otro fuerte chillido.

—Por todos los cielos... —exclama al sentirse lleno por mí.

—¿Estás bien?

—Sí, ya casi no duele tanto —dice en un murmuró, y ahora soy yo quien es está hecho un desastre tratando de no correrme durante los primeros cinco minutos.

Pero por la sagrada mierda...

Ver mi polla enterrada en su precioso y pequeño culo es una imagen que fácilmente pudiera tatuarme sin duda alguna.

—Voy a moverme un poco y tal vez sientas un poco de ardor —veo que él asiente y empiezo a moverme con cuidado sin dejar de besarlo.

De pronto mis movimientos se intensifican al ver como su mano se dirige hacia su entrepierna para darle atención a su preciosa polla, por lo que con cuidado apartó su mano para ser yo quien le dé atención.

—¡Madre Santa! —exclama al mismo tiempo que pone los ojos en blanco.

Lo siento tensarse y sé que está a nada de correrse, pero por los mil infiernos... yo estoy tratando de contenerme desde que me pidió que le quitara la polera.

—Ahhh... Papii...
—Aguanta un poco más, Sol... —digo mientras me pierdo al ver como mi polla aparece y desaparece de éste precioso lugar donde definitivamente quiero permanecer clavado.

—No creo que... Ahhhh —dice jadeante y por más que quiera seguirlo follando lo cierto es mis bolas están tan duras que si no me vacío en éste instante me las tendrán que cortar.

—Córrete para mí, —digo al mismo tiempo que mi mano sube y baja por su falo y mis caderas se mueven a un delicioso ritmo.

Y ahí está...

Soy testigo de su precioso orgasmo y lo veo convulsionar bajo mis caricias arrastrándome junto a él de la manera más intensa posible al grado de que doy un fuerte gruñido antes de quedar desplomado sobre él.

—¿Estás bien?... —me preocupa haberlo lastimado.

—Sí, —responde tímidamente —la verdad es que fue perfecto —su mirada, su sonrisa, todo él hacen que hasta me duela el pecho con todo lo que mi pequeño Sol me hace sentir.

Y verlo sonreír tan sonrojado con el rostro cubierto con esa capa de sudor, de pronto llegó a la conclusión de que esto no sólo fue sexo o un simple acostón más.

Lo que Gun y yo acabamos de hacer fue algo único y especial, por primera vez caigo en cuenta de que acabamos de hacer el amor, y puta mierda es la sensación más extraordinaria que jamás haya tenido.

Hay madre Santa...

Aún no puedo creer lo que acaba de pasar... no creo que haya perdido mi virginidad...

Cuando Papii dio a entender que quería hacerlo, ni siquiera lo pensé, yo sólo deseaba hacerlo, después de todo lo que hemos hablado y de saber todo aquello que lo atormentaba... Ni siquiera lo dude, sabía dónde quería estar y ahora más que nunca quería estar con él.

¿Cómo describir lo que acabamos de hacer?

Creo que no hay palabras que expresen como Off me hizo sentir, la forma en que me tocó, me cuido, jamás he sentido cómo él me hizo sentir.

Tal como lo dijo... el dolor fue mínimo a comparación de cómo me hizo vibrar, cuándo lo mire desnudo me asuste al ver su tamaño, en una ocasión ya lo había visto desnudo... Pero aquella vez no tenía una enorme erección y casi podría jurar que eso iba a partirme en dos.

—¿En qué piensas?... —pregunta recostándose y pegándome a su pecho .

—En lo que acabamos de hacer —digo de manera tímida.

—¿Te arrepientes? —detectó un poco de inseguridad en su voz.

—No, para nada.

—¿Entonces?

—Pienso en lo perfecto que fue, en cómo me cuidaste y me hiciste sentir que soy bonito.

—Gun... Pero si eres precioso. —dice tranquilamente.

—Eso dices porque te gusto.

—Te lo digo porque es la verdad, no sólo porque me gustas, o porque estoy loco por ti, te lo digo porque es la verdad.

—¿A sí que te gustó y estás loco por mí? —no puedo evitar preguntar divertido mientras pasó mi mano sobre un hermoso y colorido tatuaje que tiene en el brazo.

—Más que eso Sol... —su respuesta me sorprende un poco.

—¿Qué quieres decir con eso? —Off no responde, sólo se muerde el labio al mismo tiempo que juega con mi cabello.

—¿Sabes que me dijo tu padre en la oficina? —no puedo evitar sonreír al ver cómo evade mi pregunta... Ya un clásico de él.

—¿Qué te dijo?

—Me pidió que te cuidara y que confiaba en mí para hacerte feliz, que si era algún tipo de aventura que mejor te dejara ir...

Oh mierda.

—¿Sabes que fue lo que le respondí? —ahora se pone de lado por lo que imitó su postura.

—¿Qué le dijiste?

—Le dije que iba enserio contigo, que a pesar de que tú sabias casi nada de mí, me habías dado una oportunidad para intentarlo y que eres alguien muy importante para mí, que a veces me daba miedo aceptarlo.

Hay Dios... Me da miedo lo que pueda decirme.

—Papii, no es...

—Ya se me había olvidado que nunca me dejas terminar de hablar.

—Te quiero. —suelto de pronto y creo que lo he jodido por completo, y su mirada hace que entre en pánico.

—No más de lo que yo te quiero, Sol —dice acariciando mi rostro y creo que me voy a poner a llorar en cualquier momento.

—¿Papii?

—Ven aquí, Solecito... —dice para subirme sobre su regazo mientras me regala un cálido beso— Quita esa cara, ya te lo dije... Me traes loco, me gustas como no tienes idea, pero ¿sabes algo? me di cuenta de lo mucho que te quiero y lo importante que eres para mí... —su respuesta me hace sonreír como un idiota y él me regala una de sus preciosas sonrisas antes de darme un beso.

Es oficial... Estoy perdidamente enamorado de este hombre.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top