Capítulo 8.
—Quiero que seas mi novio.
Jimin solo pudo boquear ante sus repentinas palabras, aún atontado por aquel beso que habían compartido. No terminaba de procesar una cosa cuando Jungkook ya mencionaba otra. Sin embargo, cada cosa nueva que sucedía le fascinaba.
—Quiero serlo.
—Pero aun no. —comentó, haciéndole fruncir el ceño—. No nos conocemos aun, no sabemos más que nuestros nombres. Y en mi caso sé que estás estudiando, pero no sé nada de tu vida. Me encantó besarte, pero pensando con la cabeza fría es mejor que vayamos despacio y nos conozcamos de a poco. No sé tú, pero al menos mi vida es un caos y no es sencillo contar todo lo que cargo conmigo en una sola tarde.
—Lo entiendo. —dijo Jimin—. Yo también tengo mucho para compartir, muchos fantasmas en mi vida que no puedo ocultar si quiero empezar algo contigo. Tu presencia me da tanta paz que estoy seguro de que no titubearé al platicar contigo sobre mi vida personal.
—Hay que conocernos mejor antes de volver a hacer algo como esto entonces, o se me hará costumbre y no me podré contener después. En algún punto dejaré de preguntar, y perdóname, pero te besaré cuando se me venga en gana.
—No tengo queja alguna, no te preocupes.
—Bien. —comentó Jungkook, con un amplia sonrisa decorando su rostro—. Entonces hay que tomarnos el tiempo de conocernos hasta que estemos listos, o hasta que me desespere y mande todo a la mierda con tal de poder besarte todos los días.
—¿Tienes idea de lo demente que suenas? Soy un desconocido que conociste a media noche en una escalera.
—Vamos, dedos lindos...—dijo con burla—. Creo que hemos dejado en claro que el único demente aquí eres tú, la persona que regresó una y otra vez solo para verme. Y que regresó solo para conocer mi nombre... Y sigues siendo tú el que viene a mí. ¿Aun despierto en ti curiosidad?
—Sí, más que nunca. —respondió firme, mirándole directamente a los ojos—. Quiero saber todo de ti.
—Aquí me tienes, pregunta lo que quieras.
El ser humano tiene la cualidad de ser curioso por naturaleza, de tener cientos de preguntas sobre cientos de cosas y la mayoría suele sobre pensar sobre hasta la más mínima cosa, hay un cuestionamiento para todo lo existente y Jimin tenía tantas dudas por resolver sobre el pelinegro. Pero en ese momento no pudo pensar en nada.
Boqueó nuevamente, con la mente totalmente en blanco. Frunció el ceño e hizo una mueca. ¿Qué podría preguntar primero? ¿Por dónde debería comenzar? No estaba seguro, todo era una gran incógnita para él.
—¿Qué edad tienes? —cuestionó, haciendo a Jungkook reír—. Ey, es una pregunta válida.
—Nunca dije que no lo fuera. —dijo el azabache, levantando las manos en son de paz—. Tengo veintiún años, los cumplí en septiembre.
—¿En serio? —preguntó sorprendido—. Yo veintitrés, recién cumplidos en octubre.
—Vaya, así que eres un señor.
—Dos años no son nada. —protestó Jimin, cruzándose de brazos.
—Más de setecientos días, yo creo que sí es algo. —bromeó, haciendo a Jimin virar los ojos nuevamente—. Solo estoy jugando contigo, dedos lindos.
—¿Cuál es tu color favorito? —le preguntó, intentando cambiar el tema.
Jungkook soltó una carcajada, realmente le parecía divertido su intento por hacer una conversación. —Jimin, en serio quiero conocerte, pero estamos preguntando cosas muy aburridas. No es que no me importe, pero creo que hay cosas más interesantes para platicar.
—Lo siento, no soy bueno en esto.
—Está bien, descuida. —sonrió gentil, acariciando el dorso de su mano con su pulgar—. Ya se dará todo con el tiempo y cuando menos lo pienses, sabremos todo del otro.
—¿Vives muy lejos de aquí?
—No en realidad, a tan solo un par de calles. —respondió, brindándole una sonrisa gentil—. Podría invitarte algún día para que conozcas mi hogar.
—Genial, me encantaría. —dijo el rubio, devolviéndole el gesto—. ¿Vives con alguien?
—No, vivo solo.
—Vaya, vivir solo debe ser divertido. Claro que sin contar todos los gastos que esto implica, como renta, servicios, comida, entre otras cosas. ¿A qué edad te mudaste de casa de tus padres?
—He vivido solo desde que soy un niño. —contestó el azabache, haciendo a Jimin perder su amplia sonrisa. Le miró intentado procesar sus palabras, tenía una idea de lo que le estaba contando, pero no quería decir algo imprudente por intentar adivinar. Aun si parecía una obviedad—. Dejé de vivir con mis padres cuando tenía unos cinco años, y a los once comencé a vivir en mi actual casa.
—¿Puedo preguntar qué pasó con tus padres? ¿Está bien eso?
Jungkook solo asintió, aun cuando era un tema triste y delicado, a él no le molestaba hablar sobre su niñez. No importa cuán compleja o deprimente sonara para los demás, él había aprendido a estar bien con la vida que tenía.
—Murieron en un tipo de accidente.
—¿No tienes más familia? —habló el rubio, intentando ser lo más cuidadoso posible con sus preguntas. Quería conocerlo, pero no incomodarlo—. Me imagino que no considerando que te dejaron solo a los cinco años...
—No estaban interesados en cuidar a los hijos de unos drogadictos.
—Oh...—murmuró, las palabras salían en un tono de voz cada vez más bajo—. Ellos... ¿Ellos murieron por una sobredosis?
—Uno creería que sí. —respondió Jeon, viajando entre sus pocas memorias sobre sus padres hasta ese día—. Pero en realidad murieron en un incendio, me acuerdo de pocas cosas de cuando era pequeño, pero recuerdo bien ese día.
—¿En serio? Me parece impresionante que puedas recordar eso, sobre todo cuando dices que tenías como cinco años.
—Me fue imposible de olvidar, había fuego por doquier...—murmuró, sus brillantes ojos parecieron apagarse por un instante, como si el dolor del recuerdo le quitara el resplandor hermoso que estos poseían. Pero fue solo por un breve segundo—. Yo vi el humo y salí a ver qué era. Pasó muy rápido, pero ellos estaban tan drogados y dormidos que al parecer no sintieron nada. No hubo gritos desde a dentro y muy pocos vecinos intentaron ayudar. Los bomberos tardaron mucho en llegar, no sé bien cuanto, pero fueron horas. La casa quedó hecha cenizas, era una pequeña casa de madera, ya te imaginarás.
—Suena a una pesadilla, o a una película de terror.
—Lo fue.
—Creo que no importa la fama que tus padres hayan ganado debido a los vicios, no es humano quedarse de brazos cruzados ante una desgracia que implique vidas en riesgo...—dijo Jimin, con un sabor amargo en la boca ante el relato—. Dejar a un niño de cinco años solo viendo su hogar incendiarse y sus padres morir... Es cruel. Lo siento si estoy diciendo imprudencias o cosas que no quieres escuchar, pero realmente no esperaba que me dijeras algo así y no puedo evitar decir lo que pienso cuando estoy enojado.
Jungkook solo pudo reír ligeramente, negando con la cabeza ante su comentario.
—Descuida, no has dicho nada malo. —le contestó—. Tienes razón, fue cruel. Me llevaron a una casa hogar después de eso y me escapé a los once, fue ahí cuando comencé a tener varios trabajos haciendo encargos, aprendí muchas cosas gracias a eso y a muchas buenas personas. Entre todas ellas, a la persona que me obsequió la casa donde vivo actualmente.
—¿Te obsequiaron una casa? —preguntó el pelirrubio, claramente sorprendido ante la declaración—. Vaya, eso es un regalo enorme.
—Alguien a quien quise mucho me la obsequió antes de morir. —le contó, la nostalgia en su voz pareció crecer aun más—. Es el mejor obsequio que me han hecho, no solo porque es algo demasiado valioso monetariamente, sino porque fue un detalle maravilloso y estoy seguro que me la regalaron con todo el amor del mundo. Por eso la cuido tanto, siempre estoy intentando hacerle arreglos y mantenerla en la mejor condición posible. Tengo muchos buenos recuerdos en ese lugar y aunque siempre estoy solo, me siento en compañía.
—Estoy seguro de que tu casa es hermosa y acogedora. Invítame a conocerla pronto.
—Lo es, y lo haré. Te llevaré a que la conozcas.
—Te envidio mucho, Jungkook. —murmuró Jimin de repente, haciendo a Jeon fruncir el ceño claramente confundido.
—¿Qué? —preguntó, completamente descolocado ante el comentario—. No entiendo por qué dirías-.
—El autobús. —le interrumpió antes de que pudiera seguir hablando—. Te veré después, ¿de acuerdo? —se acercó a él y le dio un beso rápido en la mejilla, antes de comenzar a caminar—. Descansa.
Jungkook se quedó pensando mientras le veía subir, antes de ver el gran vehículo alejarse. ?¿Envidiarlo a él? ¿Qué podría envidiarle Jimin? No tenía sentido alguno, pero no podía preguntarle nada porque él ya se había marchado.
Aun así le siguió dando vueltas al asunto por varios minutos, hasta que decidió caminar hasta su hogar. Realmente no quedaba lejos, a solo un par de casas de la parada de autobús. Ingresó a su hogar y se retiró los zapatos, antes de quedarse completamente estático en medio de la sala.
Una vaga sonrisa se formó en sus labios. —¿Cómo es posible que siempre encuentres una manera de quedarte atrapado en mi cabeza? —preguntó al aire, antes de ir hasta su habitación. Ya tendría tiempo para preguntar la próxima vez.
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