El chico de los libros. Capítulo 30.
| Capítulo final. |
Los días en Londres habían pasado demasiado rápido y al parecer las sorpresas aún no terminaban. Además de proponerme matrimonio, también me propuso vivir con él. Y no, no pude negarme... desde un principio dijo que no iba a aceptar un "no".
De regreso a Liverpool, ya todos nuestros amigos nos esperaban aunque no lo sabíamos. Paul y Barbie, habían regresado también. Y se reunieron en mi (ahora ex) casa, donde les dimos la noticia.
-Y el que decía que no tendría más novia -se burlo Lennon-, pero estoy muy feliz de que lo hayas hecho recapacitar -me miro.
-Yo creo que la culpa la tuvo Paul -reí-, yo tampoco me lo esperaba.
-Claro, Pablo tiene la culpa de todo -reclamo Paul y todos reímos, él sabía que de algún modo había motivado a Ringo.
Nos pasamos la mayoría de la tarde ahí, conviviendo como en los viejos tiempos. Más tarde John y Paul con sus respectivas parejas claro, se fueron. Ringo y yo teníamos que dormir, el viaje había sido un poco aburrido y mañana iríamos a visitar la nueva casa.
•••
Y aquí estábamos, en nuestra futura casa, la verdad es que es hermosa. Pero lo mejor es que entre los dos la iremos decorando a nuestro gusto.
Nos quedamos un buen rato ahí, planeando que poner y todo ese rollo. Más tarde Ringo me invitó a comer y afortunadamente cerca había un pequeño lugar.
Caminamos para llegar, entramos y nos sentamos para ordenar, se nos acercó la mesera y jamás creímos que se trataría de ella.
-Buenas tardes, ¿qué van a ordenar? -preguntó.
Al escuchar su voz los dos volteamos de inmediato, ella abrió los ojos como platos porque tampoco se había percatado que éramos nosotros. Su cara, si hubieran visto su cara... Claro que no se esperaba algo así.
-¿Qué hacen aquí? -Ringo me miró.
Y entonces recordé como perdí mi trabajo de manera tan injusta, gracias a las mentiras que ella le había invitado a mi jefe. Y si yo fuera el tipo de persona que ella es, justo ahora estaría haciendo lo mismo.
-Será mejor irnos de aquí -propuse.
-Sí -acepto Ringo y se levanto.
Y así sin más, nos fuimos. No valía la pena pelear con alguien como ella, el problema es que nuestra casa estaba un poco cerca y probablemente la veamos de ves en cuando.
Buscamos otro lugar y comimos, mientras charlábamos sobre lo sucedido.
-Hiciste muy bien en decidir, irnos de ahí -me felicito Ringo.
-Aunque por un momento pasó por mi cabeza, hacerle lo mismo que me hizo.
-¿De verdad? -asentí.
-Pero no soy como ella -sonríe y me encogí de hombros.
-Eres muchísimo mejor -aseguró acariciando mi mejilla.
Acción por la cual, me puse como un jitomate. Sentí toda la sangre acumularse en mis mejillas y a su vez estas estaban ardiendo, él solo sonrió.
Más tarde me llevó a casa y él se dirigió a la suya, los días pasaban demasiado rápido.
•••
Y entonces llegó el gran día. Aún no podía creer que iba a casarme. Estaba lista, salí del baño de mi habitación y ahí estaba Kery, mi única familia hasta ahora.
-¿Qué te parece? -le pregunte mientras modelaba mi vestido.
-Te ves hermosa, más que eso -sonrío pero sus ojos se tornaron cristalinos, me acerqué.
-Tranquila -la abrace.
-Aún no supero que mi bebé está por ser esposa -reímos.
-Algún día tenía que pasar.
-Pero no tan pronto -reprochó.
-No te pongas sentimental, me harás llorar y todo el tiempo de maquillaje quedara estropeado -la regañe.
-Tienes razón, será mejor que bajemos al auto -sonreímos.
Tomo mi mano y bajamos hasta el primer piso para después salir de casa y subir al auto con camino a la iglesia donde todos estaban esperando.
George se había ofrecido para acompañarme hasta el altar y así fue, me dejó a un lado de Ringo.
Las piernas me temblaron durante toda la misa y sinceramente no le pude mucha atención (solo durante los votos), no quería desmayarme y solo hasta el final reaccione.
-Sin más que añadir y por el poder que me confiere la iglesia, yo los declaro marido y mujer... puedes besar a la novia -termino el padre y las campanas comenzaron a sonar, todos aplaudieron mientras Ringo y yo nos poníamos de frente y él se acercaba a mí para depositar sus labios en los míos.
De repente llego el momento del pastel y ahí nos tomaron una foto a todos, excepto por John... ese John sabrá Dios donde se metió. La fiesta estaba demasiado bien, todos estaban divirtiéndose mientras yo me tomaba un momento para sentarme a descansar, me quedé observando a Ringo y entonces me di cuenta de que era la persona más afortunada en todo el mundo.
Porque ahí se encontraba él, el amor de mi vida, el chico de los libros de quién me enamore, cuando menos lo esperaba porque llego repentinamente a mi vida para darme una lección y a cambiarla por completo. Ahora quiero pasar el resto de mis días con él.
Fin.
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