Capitulo.4 🕶️👓

De acuerdo, las cosas no iban según lo planeado por Chuya; se suponía que se levantaría, hablaría con Randou, desayunaría y haría sus tareas, para luego disfrutar de tiempo libre e ir al gimnasio, y después reunirse con sus amigos.

La vida definitivamente estaba en su contra; Randou se fue en la mañana por un trabajo que se decía ya estaba acabado. Kouyou ni siquiera le dejó desayunar, ya que lo regañó fuertemente, y para colmo, debía entregarle unos informes a un amigo de Randou que olvidó dar.

Ellos sabían cuánto odiaba Chuya los hospitales, pero no había mucho que hacer; era su castigo por lo que pasó la noche anterior. Al llegar, todos lo miraron sorprendidos; gracias a las constantes visitas de Chuya por Kouyou, lo conocían, lo cual le agradecía porque podía pedirle a alguien que entregara los informes a Mori Ougai, pero no, como se dijo antes, el mundo estaba en su contra. Tuvo que buscarlo por su cuenta, ya que todos estaban ocupados, o eso decían, así que tuvo que ir a su oficina, tocar la puerta y esperar a que alguien le atendiera, lo cual no tardó mucho porque recibió un pase.

—Disculpa las molestias, vengo a entregar algo de mi padre.

—Ah Chuya —exclamo un hombre de cabello negro—, agradezco la molestia; ven, siéntate. —le indico uno de los sofá delante de su escritorio

—No es que solo vine a...

—No seas tímido.

—le observo algo incómodo— De acuerdo...

Le entrego los informes el hombre quien los tomó, comenzando a revisarlos y Chuya se dirigió a uno de los sillones colocándose ahí. Al nakahara le resultaba incómodo, algo que el hombre de cabello negro notó y decidió hablar con una pequeña risa; sabía por qué estaba así.

—Has cambiado mucho.

—-Supongo...

—-Incluso eres menos enfermo; recuerdo que a causa de eso solías venir seguido, y la doctora Yosano te atendía.

—Sí — dijo desganado y cruzándose de brazos—, debo admitir que sus métodos son extremos, pero funcionan; además, supongo que al crecer, mi salud mejoró.

—Es algo bueno, después de todo, Randou cuida de ti y de Kouyou.

—Y siempre se lo agradeceré —-sonrió un poco más cómodo.

—-Por cierto, Chuya, quiero pedirte un favor.

—¿Qué tipo de favor? —-Mi hijo estará de visita aquí en el hospital, bueno... quiero que lo lleves a pasear a algún lado; es un chico muy solitario y no quiero que siga así.

—Le observo confundido— En pocas palabras...

—Hagan amistad —declaró el mayor.

—-¿Por qué? Ni siquiera sabía que tenía un hijo.

—Casi nadie lo sabe, ya que no nos parecemos mucho; él se parece más a su madre.

—Alzo una ceja confundido— Dr. Mori ¿Estuvo casado?

—Algo así —sonrió ampliamente.

—-Eso es un rotundo no.

Antes de que alguien pudiera decir algo más, la puerta se abrió; al mirar, vieron a un chico castaño, con cabello un poco largo y amarrado en una coleta. Su rostro estaba descubierto, dejando caer algunos cabellos largos, tenía varios accesorios en las orejas, vestía de colores blanco y gris, con una camisa de manga larga y un chaleco negro, pantalones negros ajustados y unas botas informales, pero no parecía un vagabundo.

Chuya se quedó atrapado en esos ojos café rojizos; era su tipo ideal. Mori notó la expresión embobada del peli-naranja y sonrió; solo avisó que los dejaría solos y se marchó. El castaño se acercó a Chuya y le pasó la mano frente a la cara, lo cual lo hizo reaccionar.

—¿Te sientes bien?

—¿Qué? Ah, sí, estoy bien.

—Mi padre me dijo que viniera porque me presentaría a alguien, pero nunca esperé que fueras tú...

—¿Tú? Espera, ¿nos conocemos? —inclinó la cabeza confundido—.

—¿Eh? Claro que sí, Nakahara-san, soy yo, Dazai Osamu.

—Dazai sí, claro, tú no eres un nerd.

—Eso es ofensivo, ¿sabes? —-lo mira levantando una ceja—.

—Lo siento, pero no eres él, en serio, ¿dónde me conoces?

—No estoy mintiendo, de hecho, mira —se soltó el cabello y lo acomodó para cubrir su rostro y se colocó unos lentes—. ¿Lo ves?

Chuya no podía creerlo; aunque la noche anterior lo vio sin lentes, se veía muy diferente. Debía admitir que ahora esos aretes le sonaban muy familiares, pero como era él, se veía tan varonil. ¿Cómo podía ser posible que un chico tímido y casi tartamudo fuera ese castaño de mirada rojiza y, sobre todo, guapo? Estaba confundido; después de todo, le gustó a primera vista el chico raro de la clase

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