¿Por qué no me sorprende?
Abro a medias los ojos, siento el cuerpo pesado como si llevara días muerto, mis ojos se adaptan a la luz y distingo el techo del hospital; vuelvo a cerrar los ojos, empiezo a mover mis manos y pies, exhalo un suspiro de alivio cuando compruebo que aún puedo moverlos.
—¿Edvard? —pregunta una voz haciendo que vuelva a abrir los ojos.
Giro la vista hacia la puerta y encuentro a Aramis apoyado en la puerta con una mueca preocupada que se vuelve una sonrisa cuando lo veo.
—Aramis —digo apoyándome en mis brazos para levantarme —¿Cómo estás?
—Bien —responde con una sonrisa —¿Y tú?
—Algo adormecido, pero bien —afirmo asintiendo —¿Cuánto tiempo ha pasado?
—Cinco días —exclama y abro los ojos con sorpresa —Tuve que llamar a tu hermana, lo siento
—Está bien hermano, gracias —murmuro haciendo una pequeña mueca —¿Hablaremos de lo que pasó?
—Creo que tenemos que —acepta mi mejor amigo frunciendo los labios.
—¿Ahora?
—Cuando quieras
—Luego
Aramis exhala una risa tras escuchar mi respuesta y asiente con una sonrisa de ternura.
—Luego será —sentencia haciéndome sonreír —¿Te ayudo a levantarte?
—Por favor —accedo y estiro mis brazos con cuidado.
Aramis se acerca y me jala despacio y con delicadeza hasta dejarme totalmente sentado y exhalo un quejido.
—¿Estás bien? —inquiere.
—Sí, no te preocupes —tranquilizo —Es normal que me duela la espalda
—Si tú lo dices...
Ambos nos quedamos en un silencio un poco incómodo pero dentro de todo agradable, Aramis gira su rostro hacia mí y me sonríe.
—¿Y Liesel? —pregunto movido por ese gesto.
—En su casa —explica Aramis —Iba a venir pero tiene una niña que cuidar
—Claro, entiendo —murmuro asintiendo —¿Ya la conoces?
—Aún no, Liesel dijo que no podía verla —exclama dejando salir un suspiro —Creé que si la veo me quedaré aquí
—¿No lo harías? —interrogo sabiendo perfectamente que sí lo haría.
—No —sentencia dejándome anonadado —Las llevaría conmigo, si ella me lo permite claro
—Sí, eso tiene sentido —acepto inclinando la cabeza.
Entonces por la puerta de la habitación se asoma una cabeza pelinegra y una cara femenina y preocupada.
—Eddie, despertaste —exclama mi hermana sonriendo al verme.
—Hola Juno —saludo con media sonrisa —También me da gusto verte
—Claro que me da gusto verte hermanito —afirma corriendo a abrazarme.
Le respondo el abrazo con lentitud por el dolor en mis músculos pero sin ningún reparo hasta que ella se separa de mí y me da una sonrisa.
—Un gusto verte Aramis —comenta mi hermana girando la vista hacia el mencionado.
—Lo mismo digo Juno —responde este dando una pequeña inclinación de cabeza —Te ves preciosa
—Ay, gracias
Veo a mi hermana sonrojarse y ponerse colorada como una flor ante el cumplido de mi amigo y suelto una risa disimulada.
—Mamá y papá están aquí —comenta Juno haciendo que alce la vista preocupado.
—¡¿Qué?! —pregunto en un grito alterado.
—Me parece que yo sobro en esta conversación —murmura Aramis dando media vuelta —Nos vemos luego Ed, adiós Juno
—Hasta luego Aramis —respondemos Juno y yo al unísono mientras esté sale por la puerta.
—¿Por qué están aquí nuestros padres? —repito irritado en un murmullo.
—¿Y qué querías? Ellos tienen que pagar —sentencia Juno haciendo que exhale un resoplido.
—Y adivino, salgo mañana de aquí, ¿no? —reclamo irónico haciendo que mi hermana baje la mirada.
—Más o menos —murmura apenada —El fin de semana
—Y hoy es...
—Miércoles —responde bajando la mirada.
—Glorioso —escupo molesto y vuelvo a recostarme.
—¡Oye! ¡No es mi culpa!
—Sí, tienes razón —acepto acomodándome —Lo siento Juno
—Te pondrás bien —murmura mi hermana tímida.
—Eso espero —exclamo exhalando un suspiro.
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Un poquito de calma antes de la tormenta, ¿listos?
Pd: ¿Alguien ha notado que no sabemos cómo es Winter físicamente?
Espero les guste.
Atte: Ale Bautista.
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