Por favor, te necesita

Maratón de Año Nuevo 2/4

Llego corriendo a la casa de Liesel y bajo de mi camioneta decidido a aporrear la puerta; y lo habría hecho de no ser por el tropiezo que anunció mi llegada antes.

—¡Edvard! —grita Liesel preocupada abriendo la puerta —¿Estás bien?

Con cuidado me ruedo para quedar sobre mi espalda y estiro mi mano con cuidado para decirle que sí con el dedo.

—¿Seguro? —pregunta acercándose.

—Sí —respondo algo adolorido —¿Me ayudas a levantarme?

Liesel se acerca y me estira ambos brazos antes de pararse en escuadra y tomarme por las manos.

Con cuidado me va jalando hasta dejarme sentado, me suelto un momento y exhalo aire fuertemente; ella se agacha y me toma por los codos para levantarme. Al estar de pie, suelto un pequeño quejido.

—¿Estás bien? —cuestiona mirándome con preocupación.

—Sí, solo me duele un poco la espalda —tranquilizo asintiendo.

—Ven, vamos adentro —demanda y empieza a caminar hacia su casa.

La voy siguiendo a paso lento y me adentro en su casa con cuidado, ella cierra la puerta detrás nuestro antes de encaminarse hacia su sala conmigo siguiéndola de cerca. Al llegar, ella me indica con una seña que me siente y le acepto el gesto con un asentimiento antes de sentarme.

—¿Estás bien? —pregunta de nuevo generando que exhale una pequeña risa.

—Estoy bien, tranquila —consuelo con una sonrisa —Pero hay alguien que no

La cara de Liesel cambia instantáneamente, haciendo evidente que sabe de quién le estoy hablando y se levanta del sofá.

—Edvard... 

—¡No, Liesel! —interrumpo levantándome yo también —Por favor, de verdad, te lo imploro, te necesita

—No, teníamos un trato —sentencia —No lo veré hasta que acabe la escuela

—Liesel, de verdad, eso ya no es una opción —respondo juntando mis manos —Tienes que hablar con él

—¡Dejará la escuela si lo hago! —reclama.

—¡La va a dejar igualmente! —confieso gritando y exhalo un suspiro.

—¿Qué? —pregunta decepcionada.

—No está bien, necesita ayuda —explico frotándome las manos nervioso —Dice que no puede ni tiene ganas de seguir, y que no lo hará

—No, no, no, no —murmura Liesel al borde del llanto —No puede hacer eso

—Puede —afirmo asintiendo —Y lo hará si no me ayudas

—Edvard, no puedo —responde.

—¡Por favor Liesel! ¡Claro que puedes! —suplico desesperado —¡Tú me lo dijiste una vez y yo te lo repito! ¡No puedo dejar que renuncie, tiene talento! Por favor

Liesel se muerde el labio inferior en un vano intento de contener el llanto y niega suavemente con la cabeza mirándome con un gesto de súplica.

—¡Liesel, por favor! —apelo —¡No lleves a Winter! ¡No le hables si quieres, pero déjalo saber de ti! ¡Una vez, aunque sea, por favor!

—No puedo ilusionarlo así —reprocha Liesel con unas lágrimas cayendo de sus ojos.

—Un año Liesel, solo falta un año —consuelo —Cinco minutos que valgan por un año, ¿puedes darle eso?

Liesel aprieta los ojos con fuerza ocasionando que más lágrimas rueden por sus mejillas y exhala un gemido de dolor, triste, me acerco a estrecharla entre mis brazos con cuidado mientras ella llora.

—No puedo hacerlo Edvard —llora abrazándome —No puedo lastimarlo así

Con cuidado, la separo de mi cuerpo y la tomo del mentón para que me mire.

—No vas a lastimarlo Liesel, no más de lo que ya está al menos; es más... —busco a mi alrededor y sacudo la cabeza —Espérame un momento

Salgo de corriendo tan rápido como mis piernas me lo permiten y me dirijo a mi camioneta, con cuidado abro la puerta del copiloto y bajo la pequeña mochila negra que está en el asiento, cierro la puerta y regreso con Liesel; ella sigue de pie en medio de la sala intentando controlar el llanto que sale de sus ojos, me acerco a paso lento a darle un abrazo el cual me recibe y luego me aleja secando con ímpetu sus lágrimas.

—¿Qué pasa? —pregunta suspirando aún mientras empieza a calmarse.

Saco de la mochila un pequeño sobre con el cuento que Aramis me envió apenas en nuestra última llamada; Liesel lo sostiene entre sus manos confundida y alza la vista hacia mí.

—Él lo escribió —explico —Dime, con el puro título, si tiene algo que ver a lo que escribe Aramis usualmente

Mientras Liesel abre el sobre, unos pequeños pasitos se hacen presentes al otro lado de la habitación, aparto la vista y veo a la pequeña Winter caminando a trompicones hacia mí; cuando se acerca lo suficiente, me agacho para sostenerla en mis brazos y cargarla.

—¡Papá Ed! —dice contenta.

—Ya te dije que no soy tu papá —regaño acercándome a darle un beso en la coronilla.

En ese momento un gemido de dolor me hace voltear y veo a Liesel leyendo el cuento de Aramis llorando sin parar, Winter empieza a patalear y estira sus brazos hacia ella.

—Mamá, mamá —llama moviéndose sin parar.

—Liesel, no llores, por favor —pido acercando uno de mis brazos hacia ella.

—¿Qué hice Edvard? —pregunta sin dejar de llorar —¿Qué he hecho?

—No, no es tu culpa —digo intentando consolarla.

—¡Mamá! —grita Winter antes de soltar otra grito aún más agudo y soltarse a llorar.

—No, mi amor, no llores —murmura Liesel y toma a Winter en brazos mientras la acuna para calmarla —Está bien, iré

—Gracias —susurro a media sonrisa.

___________________________________

Bueno... tal parece que habrá reencuentro, ¿o no?

Espero les guste.
Atte: Ale Bautista. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top