Hasta siempre Ed

La llegada a España y a nuestro pequeño hogar temporal en la playa de Santander había transcurrido en completo silencio, tan pronto como llegamos a casa, saqué la urna de la maleta y la tomé en brazos mientras miraba por la ventana hacia el mar.

—¿Vas a hacerlo? —pregunta Liesel acercándose a mí.

—Debo hacerlo —aseguro con tristeza —Y mientras más pronto lo haga, mejor

—¿Quieres que te acompañe?

—No, gracias, esto es algo que debo hacer solo

Liesel asiente, tomo la urna con cuidado en mi brazo izquierdo y con el derecho la atraigo a mí, acaricio su cabello y dejo un beso en su coronilla.

—Suerte —exclama con una sonrisa.

—Gracias —respondo.

Tomo aire con lentitud, aprieto la urna a mi pecho y salgo de casa a paso lento, me quitó los tenis y las calcetas dejándolos frente a la puerta y camino hasta detenerme justo en la costa, con los pies sumergidos hasta los tobillos. Tomo la urna con mis manos y la levanto a la altura de mis ojos.

—Si hubiera sabido que el día que me ofreciste mi primer trago, sería el último que estaría contigo, jamás habría aceptado... Las promesas mantienen vivas a las personas —murmuro, sería mucho más fácil solo abrir la maldita urna y lanzar las cenizas al mar, pero las despedidas no son fáciles, y Edvard era experto en no hacer las cosas fáciles, se merece una buena despedida —Dijiste, más de una vez de hecho, que si pudieras, detendrías el tiempo, que deseabas nunca tener más de 25, bueno, supongo que cumpliste tu deseo amigo

Siento las palabras enredarse en mi garganta causando un horrible y doloroso nudo que amenaza con hacerme tirarlo todo y solo llorar y salir corriendo, pero debo ser fuerte, aunque sea solo por cinco minutos.

—El club de los nombres ridículos seguirá aquí, siempre, pero no será lo mismo sin ti; no habrá quién discuta todos los días con Juno, ni quién me regañe cada que hago un comentario estúpido, nadie se burlará de la carrera de Khaled ni de los outfits de anciano de Auguste.

—Siempre hiciste tantas cosas buenas, nos uniste, y pese a todo nos mantuviste juntos, e incluso muerto te preocuparte por nosotros; le pediste a Juno que repartiera tu dinero, Khaled y Auguste tuvieron una parte, yo tuve otra, y tú sabías que yo no la necesitaba, pero también sabes que soy muy idiota y haría cualquier cosa con ella menos gastármela, así que se la dí a Kathleen, ella la necesita más que yo, sobretodo ahora que tendrá un hijo tuyo —.

Pienso un momento, lo que estoy haciendo es la cosa más estúpida que puede hacer una persona, en los funerales se habla para Dios y para la gente, y ninguna de las dos está presente ahora mismo, pero yo necesito despedirme, fuí la causa de que se fuera y fuí el único que no estuvo ahí cuando pasó. Necesito decirle algo... Y necesito hacerlo a mi modo.

—Eres un maldito engendro del demonio Edvard Dumas —reclamo entre dientes —Entregaste tu vida para salvarme y ni siquiera me dejaste opinar, te sentiste con el derecho de arruinar mi muerte y acabar con tu vida en una misma decisión y no consideraste lo que yo quería.

—Quería vivir, claro que lo quería, apenas había recuperado mis cosas como para dejarlo todo, pero si hay alguien que me enseñó que vale la pena vivir pese a todas las trabas y obstáculos que a la vida se le antoje ponerte, ese eras tú. Tú me enseñaste a vivir, literalmente puedo decir que gracias a ti empecé a vivir, y ahora que mi vida tiene sentido y ha comenzado tú no estás aquí para verla. ¡Maldita sea Edvard! —siento las lágrimas correr por mis mejillas, inhalo aire para continuar —¡Maldito seas! ¡Te fuiste cuando más te necesitaba y ahora ya no sé hacia dónde debo mirar! Pero cuidaré bien tu último regalo, lo prometo, no estaré contigo pronto, y creo que eso es lo que preferirías, pero siempre estarás a mi lado cuando te necesite, y espero que acudas a mí —.

Inhalo profundo, miro la urna entre mis manos y doy un pequeño asentimiento, me dejo inundar por mis pensamientos hasta que tengo la fuerza suficiente.

—Bueno amigo, no soy un gran interprete, pero haré el intento

—"Summer has come and passed
The innocent can never last
Wake me up when September ends

Like my fathers come to pass
Seven years has gone so fast
Wake me up when September ends

Here comes the rain again
Falling from the stars
Drenched in my pain again
Becoming who we are

As my memory rests
But never forgets what I lost
Wake me up when September ends —.

Cierro los ojos y, guiado por la melodía, de pronto ya no hay playa, mar, ni brisa, solo estoy en el cuarto de Edvard, él está sentado a un lado mío, ambos en su cama y él con su guitarra entre manos.

Su sonrisa se dirige hacia mí, tal como aquella vez, hace tres años, la primera vez que volví de España, casi puedo jurar que escucho su espectral voz cantar conmigo a mi lado.

—"Summer has come and passed
The innocent can never last
Wake me up when September ends

Ring out the bells again
Like we did when spring began
Wake me up when September ends

Here comes the rain again
Falling from the stars
Drenched in my pain again
Becoming who we are

As my memory rests
But never forgets what I lost
Wake me up when September ends" —.

Abro los ojos con lentitud sintiendo las lágrimas aflorar en ellos, tomo la urna con fuerza y quitó la tapa, me adentro un poco más en el mar y empiezo a ivlinarla para dejar que poco a poco las cenizas caigan y fluyan libremente hacia el mar.

—"Summer has come and passed
The innocent can never last
Wake me up when September ends

Like my father's come to pass
Twenty years has gone so fast
Wake me up when September ends
Wake me up when September ends
Wake me up when September ends" —.

Los últimos rastros se van con la última palabra, doy na sonrisa triste y retrocedo de nuevo hacia la orilla.

—Listo amigo, finalmente eres libre —me despido con una sonrisa triste dándome cuenta que, dentro de todo, eso es lo importante, ya no hay más dolor ni encierro para él —Te extrañaré

Una suave brisa aparece cerca y me alborota el cabello, pero es una brisa cálida, casi amistosa.

—Gracias por eso —murmuro queriendo creer que fue él, volviendo a despedirse de mí.

Doy media vuelta y regreso a mi casa, Liesel me espera en la puerta cargando a Winter en sus brazos, la pequeña me mira y me estira sus manitas para que la cargue, cosa que hago al instante y de inmediato beso a su madre.

—Todo saldrá bien —afirma.

—Sí, eso creo —secundo —Vamos Winter, hora de comer

—¡Siii! —exclama mi hija emocionada.

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