Eres mi mejor amigo
Voy regresando de correr, me quito los audífonos y los guardo antes de abrir el zaguán de mi casa, se escucha música desde adentro, el volumen me hace creer que seguramente Nadia puso su música en la bocina; abro la puerta y cuál es mi sorpresa al encontrar solo a Edvard desparramado en el sillón de la sala cantando a todo pulmón.
-It's too late to apologize, it's too late
-Gracias por reventar mi bocina con tu música -reclamo llamando su atención.
Edvard abre los ojos sorprendido y me mira, se encoge de hombros algo avergonzado y baja el volumen desde su teléfono.
-Lo siento, me gusta mucho esta canción -responde apenado.
-Está bien -digo restándole importancia -¿Cuál es?
-Apologize de OneRepublic -contesta y yo hago una mueca recordando al grupo.
-¿Secrets? -pregunto cuando asocio el nombre.
-La mayoría de las personas los ubica primero por Counting Stars, pero sí -admite Edvard con una sonrisa -Supongo que eso quiere decir que te gusta "El aprendiz de brujo"
-Adelante "Rayo" y "Centella", tengo más que enseñarte -respondo haciendo que exhale una risa -¿Y Nadia?
-Dijo que iba a ir a ver a alguien y volvía en la tarde -explica Edvard -Pero no me dijo quién
-Seguramente a su novia -me burló y Edvard me mira con una mueca de asombro haciendo que suelte una carcajada.
-¡¿Tu hermana tiene novia?! -pregunta incrédulo.
-Obvio no wey -respondo riendo -Solamente tiene una mejor amiga de hace años a la que quiere mucho, tanto que un tiempo parecían novias
-Ah, ya, okey -dice Edvard comprendiendo -Te dejó algo de desayunar en el refrigerador
-Okey, gracias
Me dirijo a la cocina y saco del refrigerador un pedazo de gelatina que seguro fue lo que hizo mi hermana, me sirvo una taza de leche y me dispongo a comer.
-¿Vas a comer? -le pregunto a Edvard.
-No gracias, desayuné con tu hermana -responde y me encojo de hombros mientras exhalo un suspiro.
Me levanto a buscar para preparar algo, por algún motivo me empiezo a sentir vacío de nuevo, tengo hambre pero empiezo a perder el apetito.
-¿Te puedes venir a sentar conmigo? -pido y veo a Edvard voltear confundido.
-¿Te sientes bien? -inquiere algo preocupado levantándose lentamente del sillón.
-Sí, estoy bien es solo que... -me interrumpo, repentinamente avergonzado por mi comentario y niego con la cabeza -No es nada, olvídalo
-¿Qué ocurre Aramis? -interroga Edvard acercándose.
-Nada, regresa a tu lugar, no importa -respondo quitándole importancia y volviendo la vista a la estufa.
-Aramis, ¿qué ocurre? -insiste Edvard -Dime
-¡Nada Edvard! -grito estrellando el sartén contra la estufa y sobresaltándome por el ruido.
Dejo caer el sartén y me tapo los oídos mientras intento regular mi respiración, siento mi corazón salirse de mi pecho; Edvard se acerca a mi, (o yo me hice muy atrás, no lo sé), y me abraza tapando mi oreja con su mano y dando pequeñas palmaditas en mi cabello.
Empiezo a tranquilizarme y cuando me siento mejor lo aparto con un pequeño empujón, Edvard me sostiene por los hombros y me obliga a mirarlo.
-¿Te sientes bien? -pregunta preocupado y asiento.
-Ahora sí -respondo -Gracias
-¿Qué pasó? -cuestiona.
-Nada, no me gusta comer solo -explico vagamente, la sensación que tengo no se va, pero he aprendido a vivir con ello -Pero quédate en la sala si quieres
-No, me siento contigo -concede con una sonrisa que le devuelvo a medias.
-¿Te preparo algo? -pregunto volviendo la vista a la estufa.
-No, te quito de lo que prepares -contesta tranquilo.
-¿Quién dijo que iba a darte? -digo a modo de burla.
-Idiota -responde Edvard riendo.
-Perdón, es broma -murmuro tímido.
-Lo sé, no tienes que disculparte -tranquiliza Edvard y yo sigo con lo mío, decidí prepararme un huevito -Ahora que lo analizo, ¿por qué siempre te disculpas por todo?
-¿Lo hago? -pregunto confundido mientras volteo y Edvard asiente -Perdón, ¡ah no! Perdón, ¡Ah, maldición!
La risa de Edvard suena por la cocina y yo estiro mi mano y le saco el dedo medio haciendo que su risa aumente, ruedo en los ojos y sigo con lo mío.
-Perdón amigo, pero fue muy gracioso la verdad -habla Edvard cuando deja de reír -Pero ya, hablando en serio, ¿por qué haces eso? Tienes esa maldita maña de que te hace feliz hacer feliz a la gente, eres como que muy... Servicial
-Sumiso, dilo como es -repongo y Edvard me mira con una mueca.
-No quería ser tan cruel -admite -Pero sí, sumiso
-No lo sé, es mi forma de convivir -respondo encogiéndome de hombros -Si los demás están bien conmigo yo estoy bien, son mis inseguridades
-No tienes por qué ser inseguro... Ni camaleónico -replica Edvard -Eres buena persona, así como eres es perfecto
-Para ti es fácil decirlo, eres un dolor de cabeza con todo el mundo
Saco mi huevo del sartén y pongo otro en este, Edvard exhala una pequeña risa ante mi comentario.
-No soy moneda de oro para caerle bien a todo el mundo -responde con escepticismo y se encoge de hombros dando a entender que no le importa.
-Bien, lo entendiste, ahora aplícalo con tus padres -me burló y saco el otro huevo del sartén.
El lugar queda en silencio y volteo confundido, Edvard me mira con una cara de incredulidad y dolor mientras empieza a retroceder hasta que cae de espaldas.
-¡Edvard! -llamo preocupado acercándome al ver esto, por fortuna metió las manos antes de caer.
-Estoy bien, estoy bien -tranquiliza aturdido, le tiendo la mano y el la toma para ayudarlo a levantarse.
-¿Qué pasó? -pregunto sin apartar la mirada de él.
-Nadie, se burla de mi relación con mis padres -advierte apuntándome con su dedo de forma acusadora -Excepto yo
-De acuerdo, lo siento -accedo encogiéndome de hombros apenado.
Edvard se sienta en la silla algo mareado y yo lo veo preocupado, tomo los platos y los llevo a la mesa, pongo uno frente a él y otro del otro lado de la mesa para sentarme yo.
-Gracias -murmura Edvard.
-De nada -respondo avergonzado -Lo siento
-No te disculpes -tranquiliza Edvard -Supongo que me lo merecía
-Gracias por apoyarme -menciono y él sonríe.
-Siempre -responde -Eres mi mejor amigo Aramis
-Y tú el mío Edvard
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