Bienvenido de nuevo
El avión aterriza de nuevo en el aeropuerto de la Ciudad de México, exhalo un suspiro y espero a que empiecen a bajar las personas para tomar la mochila del suelo y mi maleta del portaequipaje.
Bajo del avión a paso lento y paseo la mirada por el aeropuerto para familiarizarme con él de nuevo, luego busco a Edvard.
—¡Aramis! —escucho que gritan.
Giro la vista hacia donde escuché el grito y veo a Edvard entre la multitud haciendo gestos con su mano, le devuelvo el saludo para que note que ya lo vi y me dirijo hacia él.
—Hola Ed —saludo acercándome a abrazarlo.
—Mosquetero, un gusto tenerte de vuelta —menciona alborotándome el cabello.
—¿Y bien? ¿Qué tal todo este año, alguna novedad? —pregunto mientras empezamos a caminar hacia la salida.
—Ninguna que no te haya contado en nuestra última llamada —responde sencillo y yo asiento —¿Vamos por tu maleta?
—Correcto
Nos acercamos a la cinta de equipaje y esperamos a que mi maleta pase por esta, cuando la vemos, Edvard se estira para tomarla igual que yo, él la deja en el suelo y ambos empezamos a jalarla.
—Me la llevo yo —digo jalando la maleta.
—No, me la llevo yo —reclama Edvard jalándola más fuertes.
Ambos nos enfrascamos en una pelea entre risas para determinar quién se lleva la maleta, Edvard gana cuando me la arrebata de un jalón y echa a correr.
—¡Edvard! —grito molesto y salgo detrás de él escuchando su risa.
Lo alcanzo y tomo la maleta para jalarla, Edvard gira ante el movimiento y empezamos a forcejear de nuevo, mis zapatos resbalan en el suelo del aeropuerto así que empiezo a caminar hacia atrás, lo cual hace que Edvard de algún modo se plante en el piso y empiece a jalar más fuerte.
—Dame mi maleta —ordeno jalando.
—¡No! —sentencia.
—¿Todo en orden niños? —habla otra voz conocida cerca.
Ambos volteamos la vista y veo a mi hermana parada a unos cuantos metros viéndonos pelear por una maleta con una sonrisa.
—Nadia —digo con una sonrisa y suelto la maleta haciendo Edvard caiga al suelo con la maleta encima.
—¡Auch! —se queja cuando la esquina de la maleta se clava en su costado.
—¡Edvard! —gritamos mi hermana y yo antes de acercarnos a él —Hola —saludamos al vernos.
—¿Estás bien? —pregunto ayudándolo a levantarse.
—Sí, perfectamente —responde entre quejidos —Solo me duele un poco
—Yo me llevaré la maleta de la discordia —menciona Nadia tomando la maleta —¡Sin quejas!
Edvard y yo intercambiamos una mirada y nos encogemos de hombros antes de seguir a mi hermana rumbo a la salida.
—Ustedes tienen muchas cosas sobre qué ponerse al corriente, así que... —comienza Edvard una vez que estamos los tres afuera —Platiquen mientras yo voy por mi camioneta
Edvard se aleja y se pierde en el estacionamiento, Nadia y yo nos miramos de frente e intercambiamos una sonrisa.
—Hola —saludo.
—Hola —responde ella y se acerca a darme un abrazo que le respondo —¿Cómo estás? ¿Cómo te ha ido?
—Estoy muy bien, gracias —contesto sonriendo —Y supongo que bien, todo normal, ¿y a ti?
—¿Todo normal en España? Vamos, algo debe haber —insiste mi hermana —A mi me está yendo de maravilla
—Lo he notado —afirmo asintiendo —He visto los promocionales para los espectáculos de tu compañía, parece que eres toda una estrella
—Algún día así te veré yo con tus libros —sentencia y me da un golpe en la nariz haciendo que ambos riamos.
—Eso espero —murmuro acomodando mis lentes —Y no, la verdad no hay mucho que contar... entré a un concurso
—¡¿Y?! —pregunta emocionada zarandeándome.
—Perdí en la final contra uno de último año — respondo encogiéndome de hombros —Pero fue bastante parejo, una maestra me dijo que tenía potencial como cuentista
—Te lo dije —celebra y me abraza con fuerza —¡Muchas felicidades!
—Gracias —digo avergonzado —¿Cómo encontraste a Ed?
—Vino por mi al aeropuerto anteayer —explica —Me pidió permiso para quedarse a dormir y yo le pedí venir a recogerte
En ese momento, la camioneta verde de Edvard entra en mi campo de visión y le hago una seña, Nadia voltea y también le hace una seña, Edvard se detiene frente a nosotros y baja la ventanilla del copiloto.
—¿Quién se va atrás? —pregunta asomándose por la ventana —¿O me dejan solo adelante?
Nadia y yo intercambiamos una mirada y nos encogemos de hombros, yo tomo la maleta y ella se acerca a la ventanilla donde está Edvard.
—Yo adelante —responde abriendo la puerta.
—Ed, la cajuela por favor —pido levantando la maleta.
—Ajá —contesta y abre la cajuela de su camioneta, dejo la maleta ahí y subo a la parte de atrás —Vámonos
En el camino Edvard nos va divirtiendo contando alguna que otra tontería, cuando llegamos, mi hermana y yo bajamos, cuando veo que Edvard no lo hace me acerco a él.
—¿No vienes? —pregunto —Sabes que puedes dejar aquí tu camioneta
—Ya está tu hermana aquí —explica tímido —No quiero molestar, me voy a casa
—No molestas Ed, quédate —pido con una sonrisa a medias, no quiero que le pase algo en su casa.
Veo que Edvard tiene intenciones de reclamar y me apoyo en la ventanilla y hago un puchero del cual se ríe.
—No vas a aceptar que te diga que no, ¿verdad? —inquiere con una sonrisa.
—No —confirmo y él rueda los ojos con una sonrisa, apaga la camioneta y baja.
—Maldito manipulador —murmura y le doy un codazo.
—Simplemente, escritor mi amigo —me burlo y entro a casa.
—¿Te quedas Edvard? —pregunta mi hermana al vernos entrar.
—Si no es molestia Nadia —responde con una sonrisa apenada.
—Claro que no —accede Nadia con una sonrisa —Pero tendrás que quedarte con Aramis porque mis padres no dejaron la llave de su cuarto
—Pues ya qué —murmura resignado y luego ríe, lo cual hace que lo empuje y lo tire.
—Payaso —reclamo y suelta una carcajada.
—Fue divertido, acéptalo —se burla antes de levantarse —¿Te ayudo con el colchón?
—Por favor —pido y ambos nos encaminamos a mi habitación.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top