Capítulo 24. ✨Antojos✨
Fénix
—¡Pueden irse, nos vemos a las tres!—grite mirando a todos a lo que rompieron fila y comenzaron a caminar cansado hacia las duchas.
Yo me di la vuelta para ir a buscar Aldora, con la intención de irnos pero al ver que el lugar donde la había dejado no estaba me ponía un poquito nervioso. Ya estaba yéndome a buscarla a los dormitorios cuando una voz me llamo.
<<Paciencia fénix, paciencia.>>
Cuando la rubia se colocó a mi lado me sonrió con coquetería aunque yo no le devolví la sonrisa.
—¿Qué quieres Francia? Estoy cansado y tengo que buscar a mi mujer.—recalque mujer, porque sabía que Aldora hace horas estaba celosa por ella y quería evitarme problemas.
Si a Francia le molesto no lo dejo ver y solo siguió caminando a mi lado mientras sonreía.
—Solo quería preguntarle ¿Por qué me cambio de puesto?... Ya mi jefe frenellin le conto mi experiencia y sabe que soy muy buena en este trabajo, además dudo que Martin tenga la experiencia necesaria para la misión.—hablo ella cosa que no me agrado.
Cuando estábamos llegando a los apartamentos me detuve y la mire a los ojos con tanta frialdad que ella se encogió de lugar.
—Yo no veo experiencia, yo solo veo potencial y si tu no acepta este cambio te puedes largar por donde viniste y que frenellin te vuelva aceptar.
Ella abrió los ojos mucho, pensando que sería bueno esta vez. Pero no, yo estaba cansado y quería saber dónde rayos se había metido Aldora.
—Lo siento señor.—dijo ella bajito y se dio la vuelta.
Yo respire más tranquilo y volví a reunir mi caminata, subí a la habitación y para mi sorpresa todo estaba como lo dejamos temprano. No había rastros que ella hubiera estado ahí.
Así que baje de nuevo y fui a buscarla, dure media hora buscándola. Pero no estaba con sus abuelos ni con su padre, me fui al comedor aunque todavía no era la hora de comer, pero era el único lugar que no había buscado.
Cuando llegue escuche risa y capte la suya, me fui acercando a ella cuando vi que en la barra habían como cinco bandeja de tarta vacía y ella comía como si nada.
—Esto está demasiado bueno, por favor no le digas a nadie que me comí toda su tarta.—le dijo ella a la chica que estaba en la barra.
La morena había notado mi presencia pero al parecer mi chica no y eso solo hizo que me apretara el puente de la nariz pidiendo paciencia.
—Aldora Smith.—la llame fuerte.
Dio un pequeño salto de susto en el lugar, y la vi como daba la vuelta lentamente con la cuchara en la bota llena de crema de tarta en su comisura de labios.
—He, hola amor.—susurro ella sonriendo un poco incomoda.
Yo solo sonreír y me incline a darle un beso con la intensión de borrar el melado de sus labios, ella rió divertida pero no me aparto.
—Vamos, tengo que ducharme y después bajamos.—le susurre en el oído.
Ella con sus ojos brillante miro a la morena y sonrió sosteniendo el plato donde había quedado un pedazo de tarta.
—Gracias Carolina, y disculpa por todo esto.—señalo las bandejas vacía.
La morena no le dio importancia y solo sonrió amable.
—No te preocupes Aldora, para mí siempre fue un gusto darte comida escondida y hablar contigo.
—Chao.—se despidieron con un saludo de manos.
Yo sostuve la mano de Aldora mientras que ella seguía comiendo por todo el camino hasta llegar a la habitación. Cuando llegamos dejo el plato vacío en la mesita y yo le quite el abrigo que tenía puesto, mientras le iba despojando de la ropa dejaba pequeños rastros de besos en su piel, lo que ella reía divertida.
—Fex.—susurro ella cuando baje el mono militar y deje un beso sobre su ropa interior.
—Mmm.—murmure divertido cuando llegue a sus labios y ella mordió mi labio.
—Solo déjate de juegos previos y acaba de unas vez, esta hormonas me tienen loca.—susurro ella impaciente.
Yo la ignore mientras desabrochaba el sostén y me concentraba en seguir saboreando sus labios, estaban dulces por la tarta y me provocaba a seguir.
Cuando el sostén cayo en el piso la alce y me la lleve a la bañera, ella me quitaba la ropa en el camino. Cuando los dos estuvimos desnudo de nuevo, aproveche la oportunidad de oro que me brindaba mi chica y la madre de mi futuro hijo.
—Te amo trébol.—susurro mirando sus grises ojos que ahora estaban tomando color de nuevo.
Bueno todo de ella estaba volviendo, la cura estaba funcionando y sabía que si seguía suministrándole la flor. Ella no moriría, estaríamos los tres como una familia.
—Yo te amo más, pero si la rubia vuelve a mirar lo que es mío. Te juro que no se salva de lo que viene.—hablo ella mirándome también con tanta desesperación.
<<Y no lo dudaba para nada.>>
***
Un fuerte golpe contra mi cara me hizo que me levantar de golpe alertado.
—¡Por fin despierta!—chillo la chica que tenía alado con una almohada en su mano y me miraba con impaciencia.
—¿Qué te pasa Aldora?—pregunte irritándome, volví acostarme y cerré los ojos.
Cuando la sentí a ella subirse encima de mí, de igual forma no abrir los ojos pero la sentí moverse y colocar sus manos en mi pecho.
—Fex tengo antojo de tarta de manzana.—la escuche hacer un mohín pero no abrí los ojos.
<<Si permanezco así, solo se cansara.>>
Si tú lo dice amigo, no vez que no para de moverse encima de tu miembro.
<<Esa mujer lo que era una manipuladora.>>
—¿Y qué quieres que haga yo? No ves que son las dos de la madrugada.—le dije abriendo los ojos.
<<Mala idea.>>
Yo estaba más que cansado, porque tuve una tarde de puro entrenamiento y yo solo quería dormir pero ella al parecer no.
Y lo peor de todo es que cuando volvimos bajar a almorzar y cenar se comió tres tartas de manzana.
<<Deberíamos cortarle la ración de la cura, creo que le estaba abriendo más el apetito.>>
—Amoooor.—hizo puchero y se inclinó adelante dejando su boca centímetro a la mía.—El bebe tiene antojos y tú eres el culpable por no usar protección, además al final abra... recompensa.—roso sus labios con los míos que los cerré por instinto.
<<Maldición, si sabía manipular muy bien.>>
—Está bien.—me rendir y le comí la boca a lo que ella río divertida.
Cuando intento levantarse no la deje, apreté su cintura para dejarla en el único lugar donde debe estar.
—Fex.—dijo ella enarcando la ceja confundida.
—No trébol, primero tienes que bajarlo porque no pienso ir a buscar a la cocinera con una erección en el pantalón.
Ella negó divertida pero no dijo más nada.
***
Y ahí estaba yo caminado de regreso a las tres de la mañana con una tarta en mano y unas ganas tremenda de devolverle su hija a Frenellin.
Como me costó ir a buscar a la tal Carolina y que fuera a preparar la tarta, que se llevó casi una hora entre haciéndola y cocinándose, pero al final ahí estaba en mi mano.
Una cosa era comer y otra era los antojos que se presentaba a esta horas de la mañana, pero que más se podía hacer valía la pena y si me gustaba tanto Aldora tenía que hacer todo esto por ella. Porque ella tenía razón, debí usar protección y no lo pensé a la hora de dejarme llevar.
Resople cansado mientras subía las escaleras para volver a la habitación, cuando llegue al quinto piso escuche que alguien discutía en susurro.
—¡No espere de mí, lo que yo recibo de ti!
—Si lo que recibo de ti, son puro rechazo desde que comenzaste a salir con la loca envenenadora de hermana... y como ahora ya no es tu favorita sale con la cocinera. ¿Qué te pasa Carlos, ahora te gusta las plebeyas?—Contesto una chica con una voz lastimera.
<<Esa voz parecía a la de Francia.>>
Comencé a caminar lento cuando mi vista capto del otro pasillo donde estaba Carlos discutiendo con Francia frente de su puerta. El chico había llegado hoy con nuevas chicas pero ninguna era su hermana, así que me imagino que debía estar estresado y cansado.
Mire que Carlos seguía parado en el marco de la puerta mirando a Francia que me daba la espalda.
—No es tu problema a quien me coja y a quien no. Además me encanta como coge la cocinera que por cierto se llama Carolina, a diferencia de Alida y tu.—le dijo él en un susurro un poco molesto.
Yo en cambio seguí caminado hasta entrar en la habitación, menos mal que no se dieron cuenta de mi presencia. Casi me voy de bruce contra la otra persona que estaba tras de la puerta estaba Aldora en posición de escuchar.
—¿Qué...—ni siquiera me dejo terminar, porque me jalo de un brazo y me introdujo hacia dentro cerrando la puerta en silencio.
—Shh, Carlos está poniendo a la loca de la rubia en su lugar.—ella volvió a colocar su oreja en la puerta.
Yo negué divertido colocando la tarta en la mesa y volvía a la cama, ella me daba risa porque parecía una de esa señora chismosa que espiaba tras de la puerta.
—¿Y escuchas bien lo que dicen?—pregunte quitándome la camisa y el mono, para solo dormir en bóxer.
La vi negar desde su lugar y seguía ahí pegada a la puerta.
—Solo pude captar cuando abrir la puerta un poquito, fue que ella le estaba reclamando porque vio a alguien salir de la habitación de él con su ropa puesta o algo así, no escuche bien porque Carlos nunca la dejaba terminar.—ella hablaba tan rápido que a veces me costaba seguirle lo que decía.
—Solo comete la tarta y deja de chismear, tengo sueño.—le dije tapándome la cara con la almohada.
—Yo lo que necesito es enterarme de este chisme como es, mañana si viene Crux le pediré el favor.—la escuche hablar mientras se dejaba caer a mi lado.
—Si aja, también le dice que use el poder de escuchar los pensamientos y que te lo cuente con detalles y todo.
—Buena idea, gracias amor.—la escuche hablar con la boca llena.
Yo volví a cerrar los ojos, porque ya me estaba convirtiendo humano y ahora entendía la importancia de dormir.
<<Era más importante que respirar.>>
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