Capítulo 11. ✨Otra vez✨
Fénix
—Me gusta cuando tus ojos, están sobre mí.
Se hizo un silencio muy incómodo en la pequeña habitación de la supuestamente "la enfermería".
¿Qué estaba haciendo yo cuando ella soltó esas palabras?
<<Acuérdate que no dejabas de ver aquellos labios apetecible y su ojos, pero más sus labios.>>
Ah sí, gracias conciencia. Ahora que estaba despierta y consiente, era como si mi cerebro los reclamara.
Alguien carraspeo cuando ninguno de los tres dijo nada, y me voltee con mi mejor sonrisa hacia la supuestamente enfermera Ana.
<<Digo supuestamente porque la señora no tenía nada de saber de medicina y no sabía que hacia aquí trabajando.>>
—Es un tradición que en nuestra familia, nos saludemos así cuando nos veamos.—mentí porque no sabía que responder a las palabras que había soltado Aldora.
Cosa que solo provoco que la fibra de mi corazón se removiera un poco.
Ana asintiendo respirando con más calma, antes de dirigirse a Aldora.
—Para la próxima que no se te olvide.—la regaño entregándole una tableta de pastilla antes de dejarnos solo los dos.
Y ahí es cuando si se hizo más profundo el incómodo silencio.
No sé quién de los dos debería hablar, pero cuando ella quiso explicar lo que había dicho hace minutos no la deje. Me di la vuelta caminando hacia la puerta dándole la espalda.
—Solo vístete, vamos a llegar tarde.—solo me detuve en la puerta dándole la espalda.
La sentí moverse, pero nunca hablo. Después de salir de la universidad nos dirigimos a la pequeña tienda de trabajo de Aurora y cuando llegamos me fui al baño.
Necesitaba cambiarme de ropa, llevaba desde temprano intentando entra a la fortaleza del Alcalde. Pero todo se complicó un poco, solo por eso tuve que usar ropa de viajero para que pensara que algunos de los pueblos enemigos quería entrar a la ciudad.
Solo que tuve que manipular la mente de algunas personas para que no pensara que era yo, porque cuando llegue a la casa y llego la llamada de que Aldora se había desmayado no me dio tiempo de cambiarme de ropa.
Las horas pasaron lentas y yo después de cambiarme me fui al otro lado de la tienda, donde me puse a chequear algunas cosas electrónicas nuevas que había pasado por alto cuando llegue.
Aldora estaba en la caja muy callada desde que llegamos y ahí permaneció hasta que sonó la campanita de la puerta, avisando que alguien había entrado.
Yo seguía viendo las nuevas tostadoras del futuro, ósea era una cosa rara circular que todavía no sabía por dónde se metía el pan porque no le veía la entrada. Solo sabía que era tostadora porque en el empaque decía tostadora 3000.
<<El futuro debería mejorar para bien y no para mal.>>
—Vaya, vaya, ¿Cómo es que todavía sigue siendo preciosa, después de esto dos años?—hablo alguien de forma animada.
Yo deje la "Tostadora" en el suelo y me levante ya que los estante era de mi tamaño por lo menos pude ver a un chico alto me daba la espalda que se detuvo en la caja donde estaba una Aldora un poco incomoda.
El chico vestía ropa blanca con un cinturón dorado, cosa que podía identificarlo como de la gente que tiene dinero.
A pesar que Aldora lo miraba un poco incomoda, como si ya lo conociera no me agrado mucho. Así que camine hasta el estante más cerca solo para escuchar la conversación, ya que Aldora no me había notado todavía.
<<¿Ahora te metiste a chismoso?>>
No, pero siempre se debe prevenir lo que pueda pasar.
<<Si, aja.>>
—Mateo ¿Qué haces aquí?—susurro ella un poco molesta.
<<¿Lo conocía?>>
—Pues a ver como seguía mi novia, ¿A que más vendría a esta zona?
La palabra novia quedo en mi cabeza, como si aquello no me agradara para nada. Apreté mis manos fuertes para no ir a interrumpirlo, ya que no me gustaba como él la trataba.
<<¿Los machistas cuando será el día que dejen de poblar la tierra? Mueren más inocente que ellos mismos, parecen ratas que se multiplica cada vez más.>>
—¿Quieres que te busque un diccionario Mateo? Solo para que vayas ya aprendiendo algunas palabras y sepas de su significado de una vez por todas.—soltó ella molesta.
Se hizo un silencio solo por unos segundo hasta que el tal mateo estallara en una carcajada, como si lo que dijo Aldora le causara gracia.
—Ay amor, está muy chistosa hoy.—contesto él todavía muerto de risa.—Pensé que te alegraría de ver que tu novio ha vuelto, solo por ti.
—¡Que tú y yo, ya terminamos! ¿Ósea no lo entiende?—grito Aldora molesta.
<<Esa era nuestra señal.>>
Cosa que provoco que me sobresaltara en mi lugar un poco molesto de lo que ya estaba.
Salí de mi lugar y camine hacia ellos, cuando vi que Mateo se acerba a ella a una velocidad de luz que solo me alarmo.
<<Ah no, a mi trébol nadie la toca.>>
—Yo que tú me iría.—demande con una voz muy fuerte que hizo que él se detuviera.
Mateo que todavía me daba la espalda, dio una vuelta muy lenta cuando me escucho y cuando mis ojos se encontraron con aquellos ojos y facciones asiáticas solo provocaron que la rabia en mi interior creciera.
<<Era el puto hijo del Alcalde.>>
El chico se me quedo mirando de pies a cabeza y se puso firme, como si él fuera la ley aquí y yo un plebeyo que no debería meterme en sus asunto.
<<Pero estaba equivocado, aquí nadie se mete con mi trébol.>>
<<Ya la reclame mía y todo.>>
—¿Sabes a quien te dirige?—pregunto dando dos paso hasta detenerse frente de mí.
Él podía sacarme una cabeza, pero nunca me intimidaba.
—No y no me hace falta recordarlo, porque mi cerebro no guarda información de mierda.—brame molesto.
Sus ojos me escanearon molesto y volvió a repasarme de pies a cabeza.
—Te crees muy chistosito, que yo sepa los payaso hace años se extinguieron.
Estaba a nada de responderle cuando Aldora salió de detrás del mostrador y se situó en el medio para separarnos, cosa que no note porque solo quería partirle la madre a ese pijo que ya me estaba hartando a igual que su padre.
—Es mi primo, Mateo. Te recomiendo que te vayas antes que tu padre se enteres que andas otra vez por esto sitio.—ella lo empujo molesta hacia la puerta pero él la freno agarrándola por la muñeca.
Pude sentir su dolor sin verla y eso impulso que la agarra por el otro brazo y la zafara de él.
—Esta es la primera y última que la trata así o le hablas.—ni siquiera lo note cuando mi puño choco con su rostro y tanto así fue el impulso que tome, que él cayo en el piso.
—Mejore la fuerza amo, acuérdese de que la piedra está cerca.—hablo mi guardianes.
"Está acabado.—fue lo que pensó Mateo desde el suelo que se sostenía, todavía el lado derecho de su mejilla y me miraba con odio.
"Ay Dios mío, los problemas aumentaron.—fue lo que pensó Aldora asustada.
No me había dado cuenta que volvía a activar el lector de mente, cosa que ya había controlado.
—Te vuelvo a ver cerca de ella, esta vez no será un puñetazo si no que vas a dormir con tus ancestro.—brame molesto señalándolo.
Él se levantó molesto mirándome con odio antes de mirar Aldora y después a mí.
—Esto no se queda así.—fue lo único que dijo antes de largase y no volverlo a ver.
No me voltee hasta que Mateo salió y vi que no volvía, ahí si me voltee y vi que Aldora estaba llorando todavía con sus manos tapando su boca de la impresión.
<<Y ahí estaba yo, asustándola otra vez.>>
—No llores, no va a volver.—pase mi manos por sus mejillas rosada y mojada por las lágrimas.
Sus perfectos ojos grises no me habían notado hasta que hable y se posaron en mi mirada. Ahí note que su mirada estaba cargada de tristeza y recuerdo, solo si desactivaba para escuchar lo que pensaba no nos haría daño a ninguno de los dos.
Pero estaría invadiendo de su espacio personal.
—Es el hijo del Alcalde.—susurro haciendo puchero con tristeza para que entendiera algo, cosa que no me ayudaba en nada.
Porque sentía las ganas de abrazarla y besar, quería que dejara de llorar y sonriera más.
—¿Y? ese pijo no va aparecer por aquí y tampoco su padre.—la intente tranquilizar, pero ella negó.
—Es el hijo del Alcalde, en un abrir y cerrar de ojos nos desterraría de esta zona.
Si, ya estaba asustada.
Ni siquiera lo pensé, cuando la atraje y la abrace. Ella no se resistió sino que se aferró a mí como si ese abrazo le hiciera mucha falta.
—No me deje sola, por favor.—susurro tan bajito que de igual forma escuche.
Y lo único que pensé fue:
<<Otra vez me lo pedía.>>
<<Otra vez me pedía que no me fuera, que me quedara con ella.>>
<<Otra vez que entendiera el significado de esa palabra, el trasfondo porque me quería a su lado y porque debía permanece con ella.>>
Respire hondo y la separe unos segundo para mirar esos ojos que me cautivaron desde el día que los vi, y creo que no sé cómo llamar a lo que estoy sintiendo, pero no puedo darle cabida a esto.
Asentí antes de acércame a su frente y depositar un beso y soltar lo que mi corazón me gritaba.
—Mi hogar favorito se perfecciono a través de tumirada.
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