⭐ Cuatro ⭐
«Su lindo hoyuelo no es de este mundo»
Cuando Junmyeon pensaba en Yixing las primeras palabras que se le venían a la mente era radiante, feliz y enérgico; por lo que al verlo llorar, sintió un apretón en su corazón, y pese a que él se sentía desanimado, ver las enormes lágrimas salir de sus pequeños ojos, removieron sus propios sentimientos y una necesidad de protegerlo se avivó en su interior. Sus brazos terminaron rodeando el cuerpo de Yixing, quien no tardó en devolverle el abrazo, y quedase en esta posición hasta que sus sollozos fueron desapareciendo.
Él siempre se ha preocupado por él y hacía que se sintiera siempre mejor con su presencia; así que aquella vez, fue su momento para confortarlo y apartar las lágrimas que seguían rodando sobre sus mejillas. Su rostro estaba enrojecido y los ojos se le veían más pequeños, e incluso así, seguía viéndose lindo, pensó Junmyeon.
Siempre ha sabido que Yixing tiene una afinidad genuina por las plantas y animales, por lo que cuando el pequeño gato, llamado Lulu, que había encontrado abandonado cerca de las canecas de basura, falleció dos días después, fue un golpe duro para él; de allí las lágrimas. Junmyeon debió ser fuerte por él y por Byul, la hermanita de Lulu.
Lamentablemente ni la magia de Yixing fue suficiente para que el gatito sobreviviera; comprendió que su magia tenía límites o que simplemente ni la magia más fuerte puede vencer a la muerte.
Seis semanas después de ese momento, Junmyeon se siente como un padre orgulloso, al ver a Byul creciendo saludablemente. La gatita está durmiendo, su pelaje blanco es tan suavecito y sus patitas rosaditas ¡Es tan linda!
—Traje leche para nuestra pequeña.
Junmyeon se sonroja cuando ve a Yixing entrando a su habitación, ni siquiera lo ha escuchado cuando su madre, de seguro, le debió abrir la puerta principal.
No puede verlo directamente a su cara sin sentirse nervioso. Tardíamente había descubierto, como si fuera una clase de tesoro, un pequeño y redondo hoyuelo en una de sus mejillas.
«¡Desea posar su dedo en su mejilla!».
Ansia tanto que sonría solo por el placer de ver el adorable hoyuelo, aunque al mismo tiempo teme lo que sus dedos puedan hacer.
—Hola —Yixing lo saluda luego de mimar a Byul.
Junmyeon intenta sonreírle, pero se siente nervioso y la expresión no es del todo sincera.
En seguida, lo ve sentarse en la cama a su lado, Yixing lo mira y luego suspira. Por otro lado, Junmyeon no aparta los ojos de Byul. Se niega a mirarlo, aunque es lo que más desea hacer.
—¿Acaso no somos los mejores padres? —pregunta bajando la voz.
Siente el peso en su hombro derecho, Yixing ha apoyado su cabeza allí. Lo hace tan a menudo, que de repente, si no lo hiciera se sentiría extrañado.
—Lo somos —en especial tú, piensa.
—¿Sucede algo? —Yixing pregunta al cabo de unos minutos en los que permanecen en total silencio.
Junmyeon se distancia y puede ver un ceño fruncido.
—Has estado actuando extraño estos días. ¿Es por Byul? Puedo quedarme con ella si así lo prefieres —propone preocupado.
—No, no es eso —Se apresura en responder para borrar la angustia en su rostro. No le gusta verlo así.
—¿Así que hay algo? —señala pensativo—. Dime Myennie, qué ocurre.
Yixing con gentileza toma sus manos entre las suyas intentado animarlo, lo que solo consigue el efecto contrario, ya que su mente quede en blanco con el simple tacto.
No le agrada sus poderes mágicos que le permiten a Yixing leerlo tan fácilmente. Su corazón late aceleradamente, sintiendo una ola de calor liberándose desde su pecho.
—Yo... abriré la ventana —responde con lo único que tiene en mente, desajustando sus manos entrelazadas.
Yixing permanece en silencio, le aterra. Sus nervios no disminuyen, la brisa fría que entra desde la ventana no tiene efecto en sus abochornadas mejillas.
Está apoyado sobre la pared frente a Yixing, mordiendo su labio inferior. Cómo decirle que desea tocar sus mejillas, que añora verle sonreír, que-. Sacude la cabeza, Junmyeon da media vuelta y observa el cielo nocturno, son pocas las estrellas que puede ver, aun así sonríe.
Hay algo majestuoso en las estrellas; son cuerpos luminosos brindando luz a su mundo a pesar de estar tan lejos; tan inalcanzables para él, un simple humano sin poderes mágicos.
Se pregunta y no por primera vez, si el hogar de Yixing está en alguna estrella lejana, no cree que su magia sea de este planeta. Solo las estrellas son portadoras de luz como Yixing, por lo que su morada debe estar a años luz de allí.
—Extraño mi hogar.
Junmyeon se sobresalta al verlo a su lado mirando con añoranza el cielo nocturno. Le recuerda la primera vez que lo vio y en sus ojos vio parte de las estrellas, justo como ahora. Es increíble, realmente es mágico.
—¿No puedes regresar?
Yixing niega en silencio. Así que está atrapado en este apestoso planeta; lo siente por él.
—Lo he pensado varias veces, regresar —Esta vez su mirada está fija en él—. Pero creo que si estoy allá, empezaría a extrañar este lugar.
—Dijiste que pronto este rincón del planeta se convertiría en tu hogar.
Yixing ríe y allí está ese hoyuelo por el que ha estado cayendo las últimas semanas.
—Lo recuerdas.
Asiente sonriendo brevemente. Es algo que no podría olvidar fácilmente. Acto seguido, Yixing hace algo que no espera, reposa sus dedos en sus mejillas, en un suave toque, que le sorprende y lo deja estático en su lugar.
Junmyeon siente un hormigueo por donde los dedos de Yixing van acariciando. Termina por cerrar los ojos, inundando sus sentidos con el cálido gesto.
Cuando los abre, un par de ojos lo miran con intensidad, cargando el mismo universo en su mirada.
Yixing se acerca a su rostro, dejando un casto beso en su frente.
—Lindo.
Junmyeon hace un mohín con sus labios.
—No soy lindo —Se queja, aunque Yixing sigue riendo y es un sonido bastante encantador.
Ya no lo soporta más, cuando lo ve aparecer entre su mejilla, su dedo índice termina hundiéndose en ese hoyuelo.
—Lindo —repite complacido al ver a Yixing sorprendido.
Ya no se está burlando de él. Junmyeon, dejándose llevar, besa su mejilla. Antes de retirarse, siente las manos de Yixing rodeando su cintura.
Junmyeon responde complacido al gesto. No es la primera vez que se abrazan, pero esta vez se siente diferente. Escucha a Yixing suspirar sobre su cuello.
—Así que era esto —susurra—. Sí que eres extraño, Kim Junmyeon.
El solo hecho que el ser mágico, que viene de una estrella lejana, le diga eso, es bastante irónico. No hace más que reír, sintiéndose protegido en sus brazos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top