*Dos años después*

Narrador omnisciente.

La pequeña cuidad quedó despoblada ante el accidente pero no totalmente, en ella habitan algunos animales mutados u contaminados por la radiación pero no sólo animales viven aquí...también él.

Un edificio donde antes había estado capturado ahora estaba abandonado y quemado, mooso e inundado con las habitaciones abiertas, las jaulas con barrotes quebradas, algunas batas y medicamentos tirados por el pasillo al igual que los cadáveres y las alimañas que paseaban por ahí con extremidades extras, un chico paseaba en ella recorriendo el antiguo edificio buscando algo mientras se detuvo a ver en una habitación que no fue abierta, miró a través de su máscara por la ventanilla pero no había nada allí, siguió su camino haciendo resonar sus botas al bajar por la escalera que daba a la primera planta donde todo estaba sucio y mugriento, giró su cuerpo para adentrarse hacía un pasillo que nunca había visto, estaba menos sucio así que con la guardia en alta se adentró hasta llegar a una puerta.

[♳]

La abrió echando un vistazo hasta encontrar el estante donde habían muchos frascos y medicina, guardo en su mochila mucho de ellos al igual que algunas jeringas, tomó un pequeño frasco con el título conocido como "Epinefrina" y se lo inyectó rápidamente sus sentidos se agudizaron presentando varios temblores en su cuerpo, tomó más de ellas y las guardó pues lo iba a necesitar para mantenerse con vida en este lugar tan desolado y peligroso, se torció el cuello de forma inédita al escuchar voces...

Voces humanas...

Tomó la mochila y de ella sacó un arma, entró al pequeño baño que había dentro de esa y observó su reflejo, la capucha de una tela especial para la radiación cubría su cabeza y la máscara de gas que lo mantenía vivo creado por él hábilmente para evitar el virus carcomico que propagaba ese lugar conocido como "plaga mortal" o "virus mortal".

Lo único que hacía era MATAR.