Capitulo 8.

"La gran cosa"

Nervioso. Si esa es la palabra que describiría a James en este momento, azotaba su lápiz con impaciencia en su libreta y el mismo se harto de aquel fastidioso sonido, se detuvo y volvió a mirar por décimo sexta vez el gran reloj que estaba sobre el pizarrón. Las tres menos seis. Seis minutos, en seis minutos lo iba a hacer, las manos le sudaban y las piernas le temblaban. ¿Por qué estaba tan nervioso? Había ensayado con Ashton durante el segundo descanso, al principio el castaño se rehusó, pero pensó que hacer aquello era un gran avance para James.

—“Bien, es la séptima vez que ensayas esto”— dijo Ashton con fastidio —“¿Por qué estas tan nervioso? No es la gran cosa James”

—“Si, es ¡LA GRAN COSA!”— respondió el —“¿Qué debo decirle primero? ¿Y si un meteorito se estrella con la tierra en ese momento? ¿O si un perro viene y me orina en el zapato? ¿Y si sale huyendo porque el perro me orinó? ¿Y si hay un terremoto y la escuela colapsa? o aun peor ¿Y si dice que no?”— dijo sin aliento.

—“James creo que estas exagerando un poquito, excepto por lo del perro eso quizá podría pasar.”— Ashton rió y James lo fulmino con la mirada—“De cualquier manera ¿por qué estas tan nervioso?”— el rubio suspiro.

—“No lo sé…ella es especial”— admitió y sus mejillas se colorearon de rojo. Ashton lo miro bien.

—“¿Quieres ensayarlo de nuevo?”— James asintió sin dirigirle la mirada —“Yo soy Natalie ¿De acuerdo?”— James asintió devolviéndole la mirada.

—“Bien aquí voy”— dijo mientras jugaba con sus manos —“Hola Natalie”

—“Hola James”— dijo Ashton con voz de mujer y el rubio se carcajeo en seguida.

—“Así no habla ella”— dijo el rubio intentando recuperar la respiración. —“Hablas como si tuvieses un silbato atorado en la garganta, intentémoslo de nuevo… Hola Natalie”

—“Hola James”— dijo Ashton con voz gruesa.

—“¿Crees que ella es una especie de travesti o qué? Esa no es su voz, ni si quiera es la tuya, la tuya es más femenina”

—“Mi voz no es femenina”— dijo Ashton como mujer otra vez.

—“Ahí lo tienes”

—“Mi voz es de hombre”— dijo con voz mucho más gruesa —“O prefieres un acento francés… porque no me sale.”— James lo fulmino de nuevo. —“Y según tu… ¿Cómo es la voz de Natalie?”

—“Su voz es más aguda, pero suave ¿entiendes?…  pero eso no importa”

—“Bien, lo haremos de nuevo”

—“Hola Nat”

—“Hola Ni…”—James lo corto y comenzó a caminar en círculos.

—“Espera ¿Acabo de decir Nat?” — Ashton asintió —“¿Debería llamarle así? Quizá debería decirle: “Hola Natalie Marie” o “¿Que hay Natalie?” o mejor “¿Qué transita por tu pancita que no te deja gorgorear?” mejor “¿Qué onda Natalishios?” No eso suena estúpido mejor le diré “¿Qué hay de nuevo viejo?” No, espera, pensara que le estoy diciendo vieja o algo así, a las mujeres no les gusta que les digan viejas ¿o sí? No creo que lo encuentren atractivo. Quizá debería decirle “Nata beibe que ondiux” No, eso es muy turro. Bien, ¿Qué tal “Hello my friend Natalie how are you?”? No, ¿Y si no habla inglés? Pero, ¿quién no habla inglés ahora? ¿Y si reprobó ingles? Pero no estoy diciendo que Natalie sea tonta o algo así. ¡YA NO SE QUE LE DIRE! Pero no entrare en pánico, todo se solucionara, si. Respira James. Inhala. Exhala. Inhala. Exhala. Exhala. No espera, era inhalar otra vez, Ya no sé ni respirar, esto no está bien, ¡¿QUÉ VOY A HACER?! Bien, debo pensarlo mejor, quizá no sea tan buena idea. No lo haré, definitivamente no lo hare, pero… ya tengo los” — sacudió la cabeza —“¿Ahora qué hago? Mejor solo la invito a tomar un café, eso es mejor, sin tanta presión. Pero… ¿Qué le voy a decir? ¿Cómo la invito? ¿Y si no toma café? ¡ESTO ES TAN DIFICIL! Voy a volverme monje.”

—“James, James”— dijo Ashton con desaprobación. —“Respondiendo a la mayoría de tus preguntas. Un “Hola Natalie” basta. Si, es una buena idea llevarla ahí, todo estará bien, no creo que diga que no. No reprobó Ingles ya que cursamos la materia juntos, puedes llevarla a tomar café después, se de buena fuente que si toma café.  Ensayamos esto 7 veces, casi 8. Tu puedes hacerlo”— dijo el  castaño con ánimo.

—“Bien, gracias… pero, podríamos, solo una vez más. ¿Ensayar esto? Solo una vez más.”— El castaño asintió.

Y esa última vez había salido perfecto, las palabras fluyeron como agua y James sonaba seguro de sí mismo, pero ahora faltando tres minutos los nervios volvieron. Froto las manos en sus piernas  tratando de deshacerse del sudor y al mismo tiempo hacer que estas dejaran de temblar, por lo que sabía Natalie en este momento tenía Ingles, con Ashton. Al otro lado de la escuela por lo que tenía que correr en cuanto la campana tocara, Ashton dijo que lo ayudaría  a mantenerla ahí un par de minutos pero que tenía que ser rápido.  Volvió a mirar el reloj, en menos de sesenta segundos sonaría el timbre, bien, estaba siendo algo tonto mirando la manecilla de los segundos, diez segundos para las tres. Nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos… uno. El pulso se le acelero, más sin embargo el timbre no sonó hasta diez segundos después y el no pudo moverse de su lugar. ¡Muévete! Se grito internamente. Tomo sus libros y corrió hacia la salida. Muy cerca.

—“Joven James”— le habló el profesor de Literatura, James suspiro con fastidio, tenía que ser rápido, antes de que ella hiciera planes. —“Me gustaría hablar con usted, tome asiento.”

—“Yo...”—comenzó pero el profesor lo corto.

—“Es sobre un concurso de reseñas literarias, como he notado que le gusta leer, pensé que usted es perfecto para esto. Tengo que escoger a 4 estudiantes y considerando que eres mi mejor estudiante lo escogí a usted primero”— James se exaspero. —“Mira aquí en esta hoja…”— saco una hoja color rosa pálido del escritorio —“Te explica todo lo que deb…”— James le arrebato la hoja

—“Genial”— dijo mientras se dirigía a la salida —“Yo lo leeré, adiós.”

Había perdido al menos tres minutos con el profesor ¡maldición!

Correr, ahora.

—“Hola James, oye una pregunta sobre la tarea de ciencias”— Zack se puso frente a él —“Aún no entiendo bien lo del proyecto, es decir, la profesora no explico bien ¿o yo no entendí bien? ¿Me explicas?“— James suspiro cansado.

—“Ahora no Zack”— le dio la vuelta a Zack y continuo corriendo.

—“¡JAMES!”— Grito Harry —“Hola quería saber si podías recogerme a las cuatro ¿sí? Tengo castigo, por favor, no quiero irme solo, yo pago el almuerzo de mañana” — James se paso derecho.

—“Harry ahora no, lo siento. Dile a Ashton”— grito James

—“Oye James”— lo detuvo Steven —“¿Me prestas tres dólares?”— James saco rápidamente su cartera y le aventó un billete de cinco dólares a la cara.

—“Lo siento Steve”

—“Gracias”— le grito en respuesta.

—“¡James amigo!”— Esta vez era Josh quien le hablaba —“Hay una súper fiesta en lo de Sebastián ¿quieres ir?”

—“No puedo Josh, tengo una especie de cita”

—“¿CITA? ¿James Bentley  tiene una cita?”

—“Dije una especie de cita”— refunfuño James —“Y no puedo hablar ahora, nos vemos después.”

—“James”— le grito un chico a lo lejos

—“AHORA NO”— grito molesto ¿Qué acaso hoy era el día de todos háblenle a James cuando este muy ocupado? —“Ahora no”— volvió a gritar algunas veces más tratando de esquivar a cualquier persona.

 Aún debía ir por su mochila a su locker y vaciar los libros que llevaría hoy a casa y los que no. Dio vuelta a la derecha y diviso su casillero. Jalo la pequeña puerta pero esta no se abría, ¿Por qué demonios no se abría? Y se dio cuenta, aún no había puesto la clave, ¡estúpidos candados! Giro, clic, giro, clic, giro, clic, clic. ¡Al fin! Bien ¿Qué libros debía llevarse hoy? ¡PIENSA James PIENSA!

—“A la mierda”— susurró para sí mismo. Tomo todos los libros que estaban en su casillero y solo dejo el de literatura, era la única materia que recordaba no tener tarea. Cerró la puerta del locker de un golpe y se dio la vuelta mientras cerraba su mochila y se la colocaba en el hombro —“¡Mierda! No hay nadie… A correr se ha dicho James”— Ni bien dicho esto y ya estaba corriendo con su mochila sobre su espalda. Debió haber pensado mejor eso. Su mochila pesaba mucho. Dio vuelta a la izquierda y después a la derecha, ¡bingo! Ahí estaba el salón de Natalie. Pero no había nadie alrededor. ¡MALDICIÓN! Ya no había nadie ahí. Se acerco a la puerta y si, no había nadie ahí.  Entró con calma al salón y contempló la impecable letra del profesor.

—“¡joder! Si tan solo me hubiese apurado, lo habría logrado. Que tonto soy”

—“¿Hablas solo?”— Dijo una voz al fondo —“Eres más extraño de lo que pensé”— James sonrió automáticamente —“¿podrías hacerte a un lado? No me dejas ver”

—“¿Qué?”— no entendió.

—“No me dejas ver lo que está escrito en el pizarrón”— el rubio se aparto

—“¿Qué haces aún aquí? Son las…”— miro el reloj —“3:18 y es viernes ¿No deberías estar en casa? ¿O preparándote para una fiesta?”— pregunto el rubio, esperaba que no tuviera planes.

—“¿Por qué estas tu aquí? Sé que tu clase termino hace unos veinte minutos”

—“Yo pregunte primero”— respondió

—“Siempre me quedo al final a anotar cualquier cosa que haya olvidado” — suspiro —“Además Ashton me dijo que me mantuviera aquí, aún no entiendo porque, solo se fue y me dijo que volvería pronto, eso fue hace unos diez minutos. Quizá deba ir a buscarlo” — así que ese era el plan de Ashton. Ella cerró su libreta y la puso dentro de su mochila mientras se ponía de pie. —“Listo”— comenzó a caminar hacia la puerta bajo la mirada atenta de James —“¿Te vas a quedar ahí?”— el negó —“¿Qué esperas? Vamos”— Este era el momento, aquí vamos. Ella se detuvo, James no estaba avanzando. —“¿Qué pasa? ¿No te gusta caminar?”— James se acerco con paso decidido y la miro a los ojos —“¿Qué pasa?”— la cercanía de James comenzaba a afectarla, las piernas le flaquearon, ¿Por qué?

—“Natalie Marie…”— Natalie asintió —“Yo… es decir tu…”— ¡vamos como lo ensayaste con Ashton! Se repitió en su mente cerro fuertemente los ojos —“Tengo boletos para ese nuevo parque de diversiones ¿Te gustaría ir conmigo?”— Las piernas le flaquearon nuevamente, ¿el la había invitado a salir? Bueno, algo así. ¿Por eso estaba tan nervioso? Se sonrojo y agradeció que James tuviese los ojos cerrados.

—“Si”— susurro ella, mientras se sonrojaba aún más.

—“No importa, mejor se las doy a Ashton para que salga con su novia…”— se detuvo y abrió los ojos —“Espera… ¿dijiste que si? ¿En serio?”

—“Si”— dijo mientras le mostro una sonrisa de oreja a oreja que el rubio por supuesto le devolvió.

—“Pensé que tendrías planes.”

—“Solo si cuentas como planes ver películas en piyama toda la tarde mientras como helado de muchos sabores y me quedo dormida en el sofá para que después mi mejor amiga llegue a quejarse de lo mucho que odia a Harry, entonces tenía muchos planes.”— ambos rieron.

—“¿Izamar odia a Harry?”

—“Algo así… pero no importa”— Ambos suspiraron —“¿Ahora qué?”

—“Ahora nos vamos”— se sonrieron mutuamente -de nuevo- se dirigieron a la salida pero James se detuvo —“¿No vas a dejar libros en tu locker?”

—“No, antes de venir a la última clase deje los libros, no me gusta ir después de salir a mi locker, es una pérdida de tiempo” — James se sintió estúpido, quizá debió haber hecho eso. — “¿Nos vamos?”

—“Si… pero”— James se sonrojo.

—“¿Qué sucede?”

—“No tengo auto”— admitió en un susurro

—“Yo tampoco” — admitió también y sonrió —“Me gusta caminar… pero el parque está algo lejos por lo que tendremos que tomar el autobús”

—“¿No te importa?”— preguntó con extrañeza.

—“No, ¿Por qué habría de importarme?” — se encogió de hombros. Caminaron hasta la parada de autobuses.

—“Mira”— hablo James señalando un autobús. —“Ven” — dijo mientras tomaba la mano de Natalie sin darse cuenta. —“¿Hacia dónde se dirige este autobús?”

—“Vamos al nuevo parque de diversiones”— respondió con tono molesto un señor alto con uniforme parecido al de un botones.

—“¿Y cuanto cobran?”

—“Nada, solo necesito ver sus boletos para asegurarme que van al parque y que no se suben solo por un paseo gratis”

—“Bien, aquí están”— dijo James mientras sacaba los boletos de su bolsillo.

—“Suban”— El autobús estaba casi vacío excepto por un par de parejas jóvenes que no pasaban de los 20 años. —“Hoy no tenemos mucha gente, por ser viernes en la tarde y temporada de futbol soccer. Y ustedes llegaron justo cuando nos íbamos”— Natalie y James se sentaron en los últimos asientos.

—“¿Soy yo o parece que arruinamos el día de este hombre?”— susurró Natalie.

—“Lo mismo iba a decir yo”— ambos rieron por lo bajo, el autobús comenzó a andar.

—“Y su uniforme parece de botones”— volvieron a reír.

—“Quizá era un botones y lo despidieron, lo contrataron en el parque como conductor pero no tenía más ropa y por eso usa eso.”

—“Quizá ser botones sea su empleo de medio tiempo”— ella se encogió de hombros y ambos rieron hasta que escucharon sonidos de besuqueo frente a ellos, una pareja, un hombre y una mujer se besaban apasionadamente.

—“Eso no es para nada incomodo”— dijo Natalie con sarcasmo. Y los sonidos fueron leves y de nuevo fuertes para luego detenerse y escuchar cómo se decían ‘Te amo’

Sin saber por qué ambos se sonrojaron y solo hasta entonces ambos se dieron cuenta de James aún sostenía la mano de Natalie. James la soltó lentamente y puso la mano sobre su regazo. Y de repente Natalie se sintió extraña, porque una corriente eléctrica le había recorrido el cuerpo mientras él le sostenía la mano y se fue cuando él la soltó.

—“Lo siento”— susurraron al mismo tiempo. Un incomodo silencio lleno el lugar. Natalie volteo a mirarlo, su nariz y sus mejillas estaban coloreadas de un rosa pálido lo que le pareció la cosa más tierna del mundo. James se volteo y la descubrió mirándole el perfil, ambos se sonrojaron violentamente. Y simplemente se quedaron ahí viéndose hasta que se dieron cuenta de lo que extraño que era aquello y sin razón alguna, ambos comenzaron a reírse levemente lo que después se volvió una risotada y pronto comenzaron a carcajearse sin saber por qué.

—“¿Por qué nos reímos?”— Preguntó el rubio tratando de recuperar el aliento —“Solo comenzamos a reírnos”— jadeo un poco por el esfuerzo y Natalie dejo de reír.

—“No lo sé… quizá me estas pegando tu rareza”

—“¿Mi rareza? Yo no soy raro”— afirmó —“Tu lo eres.”

—“Yo no soy la que habla sola”— rio un poco.

—“No hablo solo” — refunfuño.

—“Claro” — puso los ojos en blanco —“Mira…”— apunto a la ventana pero James no se volteo, estaba molesto. —“¿Estas molesto? No puedes estar molesto por decir que hablas solo, ambos sabemos que es verdad”— James gruño —“¿Acabas de gruñirme?”— Ella gruño también —“Yo también se gruñir”— James resoplo —“Yo también puedo”— también resoplo y James cruzo los brazos mientras se volteaba. Ella le copio. James volvió a gruñir, ella gruño más fuerte —“También puedo hacer esto”— el gruño más fuerte y ella aún más.

—“Ya bájense del autobús”— gruñó aún más fuerte el conductor y ambos lo miraron avergonzados, James fue quien se paro primero y comenzó a caminar sin decir nada y Natalie le siguió, pero desvió su camino, a pesar de eso James continuo derecho.

—“¿Me da un boleto por favor?”— James escucho la voz de Natalie. Ella iba a comprarse un boleto, pero el ya tenía uno para ella ¡mierda! Iba a comprarse uno por que no iba a hablarle a él.

—“¿Qué clase de boleto quiere?”— pregunto la amable empleada con una sonrisa. James corrió hacia Natalie.

—“¿Qué haces?”

—“¿No es obvio? Estoy comprando un boleto James”— dijo indiferente. —“La persona con la que venía quiso pasarse solo, pero no importa aquí traigo dinero”— movió su bolso.

—“¿Su boleto como lo quiere?”— volvió a preguntar la chica.

—“¿Qué clase de boleto hay?”

—“Bueno esta el que es completo, que incluye…”—James la corto.

—“No queremos ningún boleto, aquí tengo yo los boletos, gracias”— Tomo la mano de Natalie y la llevo a la entrada.

—“¿No era que estabas molesto?”— pregunto ella.

—“Porque me dijiste que era raro.”— agacho la mirada, avergonzado.

—“Eres raro”— afirmo —“¿Te avergüenzas? ¿Por qué?”— Dijo sin entender —“¿Acaso eso te ofendió?... — Lo tomo de la barbilla obligándolo a mirarla —“Dime”— le exigió —“Nunca dije que ser raro fuera malo. A decir verdad es agradable estar con alguien raro.”— admitió sin vergüenza. —“Ahora vamos”— lo tomó del brazo. —“Comencemos a divertirnos”— Y James sonrió. Ella era tan…

Juegos, juegos y más juegos, uno tras otro sin pausa alguna. Los carritos chocones donde ella se había ido solamente contra él y en un momento incluso lo acorralo y lo único que hizo fue chocar contra el carrito de James una y otra vez mientras ambos reían a carcajadas mientras las demás personas miraban sin sutileza alguna. Después fueron a un puesto donde apuntabas a los globos con dardos, ambos eran terribles en eso, jugaron unas 6 veces y no ganaron ni una sola vez, ambos se habían burlado del otro por su mala puntería aún sabiendo que también tenían una terrible puntería. La rueda de la fortuna donde Natalie había estado moviendo el vagón de adelante hacia atrás haciendo que James se asustara y ella tuvo que consolarlo abrazándolo… había sido lindo. Después aquel juego en el que te sentabas y el juego avanzaba despacio de adelante hacia atrás primero lentamente y después más rápido y más fuerte, ambos gritaron hasta casi quedarse sin voz. La casa de los espejos, donde habían gastado la mayor parte de su tiempo haciendo caras graciosas frente a los espejos y tomándose fotos turras que ambos consideran ahora lo recuerdos de esa tarde, más juegos y más juegos. Y para el final decidieron subirse al Kilauea porque consideraron que era correcto. Además de ambos estaban aterrados, pero habían prometido subirse antes de irse.

—“¿Nerviosa?”— Preguntó James temblando —“Es solo un juego, no hay de que temer” — intento creerse sus propias palabras.

—“No estoy nerviosa”— estaba más que nerviosa —“He hecho esto antes”— mintió.

—“Bien, ninguno de los dos está nervioso, eso lo hará más excitante.”— La fila avanzó y James se dio cuenta de lo que acababa de decir ¡maldición! Eso sonaba como que quería llevarla a la cama, cosa que era totalmente falsa. Se sonrojo violentamente y se puso aún más nervioso hasta que noto que Natalie no había notado lo que James había dicho y suspiro. Al menos no pensará que es un maniático. La fila volvió a avanzar y ambos temblaron aún más, el sol se estaba ocultando. La fila volvió a avanzar una vez más y ellos estaban casi al frente de la fila, miró a las personas que estaban subiendo y sintió aún más terror. Solo era un minuto allá arriba o quizá dos, no había nada de que temer. Nadie salía lastimado en esos juegos ¿o sí? “Quizá tú podrías ser el primero” le dijo su subconsciente. Tembló y las personas que estaban en el juego comenzaron a bajar. ¡Dios mío! Ahora era su turno. El estomago le cosquilleo. Y el chico comenzó a hacerlos pasar, caminaron, nerviosos. Para la suerte de ambos les toco juntos. Y agradecieron al cielo por eso.

—“James debo decirte algo”— estaba nerviosa —“Nunca me había subido a este juego”— James lo miro extrañado —“mentí.”

—“No te preocupes yo tampoco lo he hecho y estoy bastante aterrado.”

—“Yo también lo estoy”— Un empleado se acerco para revisar sus seguros y después se dirigió a la caja de control.

—“Estemos aterrados juntos”— dijo mientras entrelazaba su mano con la de ella y ambos sintieron la misma electricidad que hace un momento. Se sonrieron y… se escucho una alarma. ¡Arriba! Ambos gritaron con fuerza y al estar arriba volvieron a mirarse —“No ha estado tan mal”— Nunca digas eso. El juego bajó violentamente y ambos sintieron que podrían escapar de sus asientos, una vez más gritaron y de nuevo la maquina los elevo y los bajo de nuevo hasta la mitad.

—“No ha estado tan mal”— movieron sus pies en el aire y ella miro sus manos entrelazadas, estaban sudadas, pero a ella no parecía importarle y tampoco a él. Sonrieron y la máquina infernal subió de nuevo con más fuerza y bajo, volvió a subir y bajo hasta la mitad. —“Ya va a terminar”— susurró James acariciando la mano de ella y a pesar del ruido ella lo escucho perfectamente. Doble sentido. Pronto lo entenderás. El juego subió una vez más y esta vez bajo por completo. La alarma sonó una vez más. El juego había terminado. ¡Por fin! Nerviosamente ambos se soltaron de la mano y se sintieron extraños, la corriente eléctrica se desvaneció. Ambos desabrocharon los seguros y temblorosamente bajaron, tomaron sus mochilas Y caminaron fuera del área de aquel horripilante juego. La noche se había hecho presente.  Ambos comenzaron a reír al mismo tiempo.

—“No fue tan malo”— comentó James —“Pensé que sería peor y que moriríamos”

—“¿Quieres volver a subir?”— dijo ella sorprendida.

—“¡No! Fue divertido y todo, pero creo que es suficiente adrenalina por un día”— dijo con horror —“¿Quieres comer algo?”

—“¿Ahora? ¿Estás de broma? Tengo el estomago revuelto… ¿Tienes hambre?”

—“Un poco”— se encogió de hombros.

—“¿Por qué no vas por algo de comer?”

—“Claro…”— miro a todos lados —“Espérame ahí”— señaló un pequeño prado. Ella sonrió y se acerco al prado mientras James se alejaba a los puestos de comida. Se recostó en el pasto y soltó un  gemido de dolor. Había sucedido otra vez. Ron había vuelto a atacar. Hace dos días y… aún dolía.

Había vuelto de la escuela y estaba comiendo un poco, no había comido en todo el día y estomago le rugía como una bestia. Pero como siempre, comía sola. Lo viernes todos se iban temprano. De repente sonó el timbre y con cansancio había ido a abrir la puerta.

—“Hola”— susurró con temor al ver a Ron al otro lado de la puerta.

—“Hola”— dijo con indiferencia —“¿Vas a dejarme pasar?”— con temor se deslizó a un lado de la puerta para dejarlo pasar. El tomó la puerta y la azoto Natalie se sobresalto. —“Hola cariño”— dijo con voz tenebrosa mientras se acercaba a besarla violentamente. Los labios de Ron bailaban descoordinadamente sobre los de ella; el beso era duro y asqueroso, como los últimos que se habían dado. Y él comenzó a exigir más, lamio los labios de Natalie exigiéndole la entrada, pero ella se negó, el se molesto y comenzó a morderle el labio con fuerza, ella gimió de dolor. Su labio comenzó a sangrar y ella involuntariamente abrió la boca para soltar un grito y Ronald aprovechó para invadir la boca de Natalie con dureza, comenzó a acariciarle la espalda y después el vientre, comenzó a meter las manos debajo de la blusa de Natalie y después la acarició debajo de esta. Natalie se hizo hacia atrás.

—“Basta”— dijo en susurro apenas audible.

—“¡¿CÓMO QUE BASTA?!”— Gritó y acerco a Natalie de nuevo a él. —“Eres mía ¿se te olvido?” — Ella no contesto —“¡ERES MIA!”— grito con más fuerza. Ella asintió con miedo. —“No me vas a negar lo que es mío”— volvió a acariciarla debajo de su blusa y Natalie forcejeo. —“¡mierda! Tu no entiendes… solo hay una manera de hacerte entender”— La tomo bruscamente de la muñeca y la aventó contra la pared, la espalda de ella había chocado con dureza contra la pared, gimió de dolor. —“Te dije que los gemidos de dolor no son sensuales”— camino hacia ella y se agacho, Natalie se retorcía de dolor y él le acaricio la mejilla —“Esto es nuevamente para que comprendas que eres mía”— se volvió a levantar —“Solo necesitas unos pequeños golpes y entenderás.”— La pateo en el estomago fuertemente —“Yo te amo, no lo olvides” — otra patada, más fuerte —“No grites” — otra patada —“Nadie me niega lo que es mío” — Una vez más la pateo y el camino a la puerta. —“Hoy ya no me sirves”— susurro con desprecio. No sabía cómo había tenido si quiera la fuerza para levantarse al día siguiente y caminar por todos lados sin gemir de dolor cada vez que se sentaba o que alguien la tocaba.

—“Volví” — James dijo. Llego con una hamburguesa, unas papas, un hot-dog, un pedazo de pastel y dos cafés. —“Bien, te traje un café” — le pasó el café a ella y saco de su mochila una sudadera, la puso en el pasto y sobre esta puso la comida, miro por primera vez a Natalie. —“¿Qué pasó?” — dijo asustado, Natalie había llorado y ni siquiera se había dado cuenta. Rápidamente él se acerco a ella y la abrazó. Ella rodeo su cuello con sus brazos y sollozó. —“¿Estás bien?” — ella negó. —“No tenemos que hablar de eso” — susurró en su oído y besó su coronilla —“No llores por favor” — le susurró de nuevo.

Una hora después James había terminado su comida y ambos estaban sentados en el césped.

—“Es una mala idea”— repitió James por decima vez. Mientras se recostaba en el césped.

—“No lo es”— contesto ella de nuevo —“Pase toda la noche ideando esta maravillosa idea”

—“¡Mentirosa!”— le grito el —“Me acabas de decir que se te ocurrió hace unos diez minutos”— dijo James divertido

—“Bien, claro no pase toda la noche ideándolo y quizá no debí decirte aquello por que ahora lo usaras en mi contra.”

—“¿De verdad crees que funcionara?”

—“No lo sé, quizá si”— dijo Natalie pensativa mientras se recostaba junto a él. —“Pero, no tenemos nada que perder”

—“Podríamos ser castigados”— aseguró James —“Y nunca he sido castigado.”

—“¿Nunca?  No puedes estar hablando en serio.”

—“Es en serio, excepto si cuentas aquella vez que me comí las galletas que mi mamá acababa de preparar”

—“No puedes hablar en serio”

—“Es en serio, no comí galletas durante un mes y mamá vigilaba todo lo que comía. Fue horrible”— dijo el rubio con horror. Ella soltó una carcajada.

—“Vaya”— dijo —“Eres demasiado bueno”

—“No me gusta ser castigado”— dijo y encogió los hombros —“No me gusta que me vigilen.”

—“A mí no me castigan”— dijo ella con tristeza.

—“¿En serio? ¿Nunca has hecho nada malo?”

—“No es eso”— comenzó a decir —“Es solo que…”— dudó —“Mis padres no me prestan la atención suficiente, a veces soy invisible para ellos, me sorprende que recuerden que tienen que pagar la escuela… antes trataba de meterme en problemas para llamar su atención, pero nunca funciono, nunca me regañaron o me castigaron, no me quitan nada o no me castigan no dejándome salir, solo dejaban una nota sobre mi escritorio solo decía: ‘No te metas en problemas… Mamá y Papá’…”— se detuvo —“No sé porque estoy diciéndote esto, a ti no te interesa lo que mis padres hagan conmigo.”— dijo mientras cerraba los ojos.

—“Si me interesa”— admitió el, pero no quería hablar de eso ahora con ella, no quería ponerla triste. —“Dime que es lo que haremos.”

—“¿A qué te refieres?”— no entendía de lo que él estaba hablando.

—“Para reunir a la señora de la biblioteca y al señor Thompson”— dijo como si fuese evidente.

—“¿Lo harás?”— dijo ella con esperanza mientras se sentaba.

—“Por supuesto”— dijo sonriendo y ella le devolvió la sonrisa mientras él la miraba a los ojos, ella se sonrojo.

—“Gracias”— dijo mientras apartaba la mirada, ¿Por qué se había sonrojado? Solo la había mirado, solo había sido una pequeña mirada.

—“Es ahora cuando te llevo a casa”— dijo el tomándola por sorpresa.

—“Esta bien”— susurró. Tomaron sus cosas de nuevo y James se quejo al cargar su mochila, había cargado esa mochila prácticamente todo el día. Y su hombro dolía —“¿Estás bien?”— se preocupo.

—“Si, es solo que he traído más libros de la cuenta y mi mochila pesa como 20 kilos”

—“¿Tienes tanta tarea?”

—“No” — susurró avergonzado — “Los puse todos en la mochila demasiado rápido, estaba apurado” — Natalie juntó las piezas del rompecabezas que ni siquiera se había dado cuenta que estaba armando, James traía todas sus cosas porque había tenido prisa para encontrarla e invitarla a salir, por eso Ashton la abandono en el salón sin explicarle nada. Por eso, estaba más cansado de lo que debería. —“Los traes por mi culpa”— susurró ella, él la miro desconcertado. Volvió a sentarse en el césped.  —“Dame tu mochila”— Ordenó, podía ser muy mandona, sin entender el le dio la mochila —“¿Tienes tarea de Cálculo?”— el negó, y ella dejo el libro a un lado — “¿Tarea de física?”— el negó nuevamente, dejó la libreta y el libro de esta.

—“¿Qué haces?”

—“Cállate, Tarea de historia si tenemos”— murmuro —“¿Tarea de Literatura?— el asintió, dejo los libros dentro de su mochila —“¿Tienes tarea de Biología?”— el asintió de nuevo —“¿De ecología?”— Volvió a negar —“Bien, eso es todo”— sin meter lo libros de nuevo a la mochila de James, la cerro y se la devolvió. Abrió su mochila y en esta metió los libros de James. Cerró ahora su mochila y se levanto con dificultad, sacudió la hierba de sus pantalones. Comenzó a caminar, pero James se quedó quieto en su lugar —“¿Qué pasa?”

—“¿Por qué hiciste eso?”

—“¿Hacer qué?”

—“Poner mis libros en tu mochila.”

—“¿Por qué no hacerlo?”— se encogió de hombros y camino nuevamente, James la alcanzó.

—“¿Pero por qué lo hiciste?”

—“Porque si”— contesto.

—“Esa no es una respuesta”

—“Si es una respuesta”

—“Natalie…”— amenazó.

—“Alex…”—Amenazó también y una sonrisa salió de los labios del rubio, le gustaba que ella lo llamase así.

—“Por favor dime”— comenzó a rogar, salieron del parque y se pararon a esperar el autobús, James checo su reloj. Las nueve treinta.

—“¿Quieres que te diga?”

—“Si”— exigió James.

—“Se porque traías todos esos libros”— afirmó, James se sonrojó por completo. —“Entonces quise devolver el favor, solo traigo tres libros en mi mochila, no pesa nada”— dijo como si nada —“Solo dime para cuando necesitas los libros y yo te los llevo”— una sonrisa bailo en los labios del rubio.

—“No tenias que hacer eso”

—“No tenía que hacerlo, lo hice porque yo quise”— dijo nada más. —“¿Cuándo los necesitas?”

—“El martes”— dijo él. —“Gracias”

—“Gracias a ti… por una buena tarde/noche”

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