Capitulo 5.
"¿Podemos considerar esto una cita?"
Habían pasado tres días desde la última vez que hablo con Natalie y ¡demonios! sí que había pensado en ella. Había seguido el consejo de Ashton y Harry (no completamente el de Harry) y había comenzado a hablarse con algunas chicas, como no había visto a Natalie en unos días, decidió comenzar con la novia de Ashton, Alice. Una chica de cabello corto color rojo, no muy alta y de ojos azules; Ashton y Alice llevan saliendo un año y medio y Ashton la amaba demasiado, era muy simpática y demasiado risueña, a veces era un poco ruda. Se rio recordando la vez que había conocido a Alice.
Estaban en casa de Ashton, en la sala de estar y Ashton había pasado las últimas cuatro horas tratando de convencer a James de conocer a Alice.
—"Ella es amable, con un buen sentido del humor y además ¡le gusta el futbol!" — Ashton suspiro —"Ella es perfecta."— El rubio ya se había cansado de escuchar a Ashton decir lo perfecta que era Alice y las razones del por qué debía conocerla, incluso amenazo con dejar de hablarle si se negaba a conocer a su maravillosa Alice, en serio que el amor te volvía estúpido. Claro que no le dijo eso a Ashton. James suspiro exasperado.
—"Ya, está bien,"— dijo con cansancio —"preséntame a tu novia"—Ashton dio un saltito raro y golpeo a James en el hombro, justo después de eso había marcado el numero de Alice y le pidió que se viesen en su casa porque quería presentarle a alguien. Alice con gusto acepto y una hora después ella golpeaba la puerta, Ashton fue con una brillante sonrisa en el rostro y sus ojos se iluminaron en el momento en el que abrió la puerta. La pelirroja le sonrió con la misma intensidad y Ashton le beso, sin importar que James estuviese en la sala esperándolo. Y al finalizar el beso, la abrazo y la levanto.
—"Hola preciosa."— le susurro una vez que la dejo en el suelo —"Te extrañe, ¿Tu me extrañaste?" — dijo con un gracioso puchero en los labios.
—"Ashton cariño,"— dijo ella con ternura mientras acariciaba la mejilla del castaño —"nos vimos esta mañana en la escuela."
—"Lo sé, pero... te extrañe bastante en matemáticas"— Ella rio —"¿Qué es tan gracioso?"
—"Tu lo eres cariño."— Dijo ella riendo suavemente —"Solo han pasado..." — hizo un cálculo mental —"unas seis horas desde la última vez que hablamos, no ha sido demasiado."
—"Para un hombre enamorado es una eternidad"— dijo Ashton mientras besaba con suavidad los labios de Alice —"Ven cariño"— tomo la mano de Alice mientras la llevaba delicadamente a la sala de estar —"Hay alguien a quien quiero presentarte, tarde mucho tiempo en convencerlo, pero lo logré."— Llegaron donde James estaba de espaldas a ellos, el rubio los escucho y se levanto mientras se daba la vuelta, sonrió con amabilidad y ella le regreso el gesto. —"Cariño, el es mi mejor amigo, James"— dijo el castaño con orgullo —"James Alexander, ella es la mujer de mis sueños, la mujer más preciosa sobre esta tierra."— Alice se sonrojó un montón. —"Ella es... Alice, mi novia"
—"Un gusto James Alexander"— dijo Alice mientras se acercaba a darle la mano a James.
—"El gusto es mío."— dijo James mientras le sonreía —"Ashton me ha hablado maravillas de ti."— Ashton volvió a sonreír con orgullo. —"Y llámame James"
—"Claro James."— respondió la pelirroja.
—"Y bien, ¿quieren ver una película?" — sugirió Ashton.
—"Por mi está bien."— dijo James —"Solo si no se ponen extra-cariñosos"— advirtió.
—"No prometo nada."— dijo Ashton —"Bien, podemos ver 'Destino final 2' o 'Monsters Inc.' ¿Cual prefieren?”
Bien, si tenían 17 años y eran personas casi maduras. Pero miraron Monsters Inc. y habían reído hasta más no poder, había pasado un gran rato con Ashton y Alice, ella era agradable y hacia feliz a Ashton que era lo importante, ella había sido amable con James y no le había hecho preguntas incomodas. Bueno, eso era un avance, se dijo. Una chica a la vez.
Estaba recostado en su cama con el libro en su pecho, hace un par de horas que había terminado de leerlo. No sabía qué hacer, miro a la derecha, donde se encontraba su reloj, las cinco menos veinte. La biblioteca de la escuela cerraba en una hora y veinte minutos. Se levanto y tomo el libro entre sus manos, cogió su chaqueta y su cartera y bajo las escaleras.
—"Ahora vuelvo mamá"— gritó mientras salía. Comenzó a caminar a la escuela y un trueno se escucho a lo lejos. Llegó a la escuela, entró y giro a la derecha, caminó hacia la biblioteca y cruzó las puertas, estaba casi vacía e excepción de 3 chicos que estaban estudiando, una persona que estaba de espaldas a él y dos personas en la fila para entregar libros. Se formo, como siempre y el recuerdo de Natalie frente a él volvió a su mente. Sonrió antes de darse cuenta.
—"Siguiente"— dijo una voz chillona frente a él. Camino hacia la señora de la biblioteca. —"Nombre"— dijo siguiendo el protocolo.
—"James Bentley."
—"Vienes mucho por aquí, muy bien."— Dijo ella como siempre, él le entrego su credencial y el libro a la anciana —"Bien, gracias. Aquí tienes."— dijo devolviéndole la credencial al estudiante —"Te invito a que leas más libros."— Esta vez no hubo sonrisa.
—"Gracias."—dijo el rubio y comenzó a caminar, pero no en dirección a los libreros, se dirigía a la salida, por alguna razón sentía que no había nada más que hacer allí y caminó. A penas toco la puerta para empujarla, la escuchó.
—"¿Ya te vas?" — Dijo ella —"¿Tan rápido?" — Volvió a preguntar —"Hace mucho que no te veía por aquí, ¿por qué no has venido? Creí que para hace tres días habrías terminado de leer el libro que te llevaste, he estado esperando todas las tardes aquí en aquella mesa."— hizo un gesto con la cabeza, pero él ni siquiera había volteado a ver a Natalie, estaba entre sorprendido y feliz, una sonrisa nerviosa se escapo de sus labios, y la felicidad era más que la sorpresa, hacía tres días que no escuchaba la voz de Natalie y había olvidado lo bonita que era, se dio la vuelta y la miró, estaba muy bonita, con esos jeans negros rasgados, aquella sudadera naranja y su cabello, que rosaba sus caderas. —"¿Y bien?" — preguntó sacándolo del trance en el que estaba —"¿Dónde has estado?" — Pregunto con más insistencia —"Te he esperado"— admitió de nuevo. Y él se volvió a congelar, ¿ella lo había esperado? ¡Vaya!, espera, ella lo había esperado tres días por la tarde, ¿Por qué? Su sonrisa se amplió aún más, parecía un imbécil (también un poco loco) así que se obligo a reducir el tamaño de su sonrisa.
—"¿Por qué?" — Dijo el rubio en un suspiro — “¿Por qué me esperaste durante tres días por la tarde aquí en la biblioteca?”
— “En esa mesa.” — dijo ella y señalo la mesa y James la miro mientras ella reía. Y sin saber por qué él rio y comenzaron a reír más fuerte.
— “¡SILENCIOOOO!” — grito la anciana de la biblioteca, ambos cubrieron sus bocas y se calmaron. Y ella dirigió al rubio hacia la mesa, en la que lo había estado esperando por las tardes los últimos tres días, no sabía la razón, pero sentía que debía darle el libro ella misma, además, no podía dejar de pensar en él y sus ojos azules, sentía una gran necesidad de verlo, de estar junto a él, aspirar su masculino perfume y hablar de todos los libros que habían leído. Compartir un momento con el rubio, eso era lo único que pedía. Y ahí estaban, mirándose incómodamente sin saber que decir. Al final ella hablo primero.
— “Yo, quería dártelo personalmente, que supieras que si termine de leerlo rápido” — sonrió y puso el libro sobre la mesa, leyó el titulo en la tapa: ‘Entrevista a Sergio por el tipo.’ — “Así que… aquí tienes Alex” — volvió a sonreír y con más fuerza. Y él se ruborizo simplemente porque ella lo había llamado Alex, se sintió de alguna estúpida manera… bien.
— “Gra-gracias” — dijo él, suplicando que ella no viese que él estaba sonrojado, siempre había odiado sonrojarse, se veía ridículo. Los hombres no se ruborizaban. — “¿Cuánto tiempo tardaste en leerlo todo?” — dijo con un poco de burla, no creía que ella hubiese terminado tan pronto de leer aquel libro, aún no se tragaba eso de que ella leía mucho.
— “Uhm veamos” — dijo ella pensativa, ya había hecho la cuenta, sabía que el rubio iba a preguntarle aquello y estaba preparada para cualquier cosa que él le lanzara — “Tardé dos días y medio”—dijo mofándose de él y mostrándole la lengua en señal de burla.
—“No te creo”— dijo él con firmeza.
— “Pues créelo mi querido Alex, porque ese maravilloso libro que estas por leer lo he acabado en dos días y medio.” — Dijo la castaña — “Allá tu si no me crees, pero es la verdad y hubiese terminado antes si no fuese por que tenia algunos asuntos pendientes.” — le dio un guiño coqueto y se rio de él.
— “Bien, quizá ahora te creo, quizá.” — dijo él, no muy convencido — “No pareces de esas personas que leen mucho.” — un trueno sonó a lo lejos.
— “No tengo que probarte nada.” — se encogió de hombros — “Leo quizá más que tu cerebrito.”
— “No soy un cerebrito.”— dijo él un poco molesto — “¿Qué te hace pensar eso?”
— “Quizá el que eres el mejor promedio de la escuela me dijo todo, ‘señor soy muy listo y creo que leo más que Natalie’ ”
— “¿Cómo sabes eso?” —dijo el asustado
— “Eso no es ningún secreto Alex” —dijo ella riendo un poco — “Estas en el cuadro de honor, una cabeza sobre mi mejor amiga.”
—“¿Tu mejor amiga es Izamar?” — dijo el sorprendido, Izamar era uno de los mejores promedios y había intentado superarlo más de un par de veces, tenían una especie de rivalidad, pero él nunca dejaría que ella lo hiciera bajar de lugar de nuevo.
— “Si.” — Dijo ella confundida, la respuesta de James la había desconcertado un poco — “¿Qué hay con eso?” —Se encogió de hombros — “Pero, no porque tenga una amiga MUY MUY lista significa que yo soy la amiga tonta, eso sí que no, porque normalmente en los libros o en las películas o series la amiga lista tiene una amiga tonta, lo que se me hace realmente ridículo, es decir. ¿Quién querría una amiga tonta? Yo no por supuesto.”
— “Ella no es TAN lista.” — Dijo él con burla — “Yo estoy arriba de ella en el cuadro de honor.”—dijo con un deje de soberbia.
— “Tranquilo señor soy más listo que todo el mundo.” — dijo ella mientras reía. James frunció el ceño.
— “¿Qué es tan gracioso?”
— “¡TU!” — dijo la castaña
— “¿Yo?” — Repitió el rubio — “¿Por qué?”
— “Sabia que te expresarías así de Iza.”—dijo ella con una sonrisa, de esas que casi dejaban al rubio sin respiración.
— “¿Qué? ¿Cómo? Es decir… ¿Por qué?” —dijo James sin entender nada.
— “Porque ella se expresa así de ti, que tú no eres muy listo, que solo se descuido en una materia y que si no hubiese sido por eso te hubiese ganado, pero que ya verías, por que pronto ella estaría a la cabeza y bla, bla, bla. Es lo mismo cada parcial”
— “Yo soy más listo.” —Murmuro — “Si no ¿por qué estoy arriba de ella?, no es porque se haya descuidado, es que yo soy más listo y… ¿Por qué te sigues riendo? ¡Basta!” —susurro grito
— “Eres muy gracioso Alex.” — Dijo ella — “Debería presentarte con Iza.” — dijo tratando de calmarse.
— “¡Nunca!” — Susurro/grito el rubio —“¿Para qué te burles de nosotros mientras nos odiamos mutuamente? No, gracias.”
—“Definitivamente lo haré.”— sonrió de la manera que a James le gustaba, se miraron y el sonrió y ella amo esa sonrisa, como si no hubiese visto una igual, porque la sonrisa que él le estaba dando en ese momento, era especial, porque era una de las mejores y más sinceras sonrisas que él le había dado a una chica en mucho, mucho tiempo. —“Eres mi amigo y ella también, así que lo haré pronto.”— ¿amigo? ¿Ya era correcto llamarle así?
Quizá si lo pensaba no, porque no le conocía bien, lo único que sabía de ella era que le gustaba ‘leer’ y que su mejor amiga era su rival. Pero no lo pensaría, por que el sentía que ya era correcto llamarle así y que ella le llamase así. Eran… amigos.
— “Si, somos amigos.”— dijo y le sonrió, se sentía bien llamarla así. Y ella se levanto bruscamente de su asiento y lo miro a los ojos.
—“¿En serio?”— Dijo ella con sorpresa —“El señor ‘nadadechicasporrazonesx’ ¿Me llamo… amiga?”
—“Wow… ¿Cómo sabes eso?”— sorprendido de que alguien que no fuese Harry o Ashton supiera sobre su pacto ‘nada de chicas’ —“¿Cómo sabes eso?”— pregunto con más insistencia.
—“No es ningún secreto.”— Dijo ella con naturalidad —“Algunas personas lo saben. Además nadie te había visto con una chica hace tiempo.”—continuo diciendo: —“No hablas con chicas y…”
— “Hablo con las profesoras y…”— ella lo corto.
—“Exacto con las Profesoras, ellas no cuentan como chicas, ellas ya son… viejas para ser chicas”— dijo con un poco de burla —“Y tu mamá no cuenta como ‘chica’ porque es tu mamá y tienes que hablarle, así que saque mis propias conclusiones dejando de lado los rumores.”
—“¿Rumores?”— dijo el rubio con desagrado.
— “Si, rumores.”— dijo mientras volvía a tomar asiento, los últimos dos días había paseado con Izamar durante los descansos para averiguar sobre él y su rara conducta, al principio su amiga se había negado, pero no le gustaba usar los descansos para estudiar, así que siguió a su extraña amiga por la escuela en busca de información sobre el rubio y cada cosa les sorprendía más que la anterior, lo primero que escucho lo creyó, hasta que escucho la siguiente, y la siguiente. Cada historia era más absurda que la anterior. Entonces decidió sacar sus propias conclusiones.
—“¿Qué clase de rumores?”— dijo él con desagrado notable en su voz.
—“¿Realmente quieres saberlos?”— dijo ella con inseguridad, el asintió inseguro también —“Bien.”— suspiro y comenzó —“Primero escuche que eras gay, lo que quizá no me pareció extraño, porque estamos en una época diferente a las anteriores pero, después escuche que durante el verano te habías unido a una especie de club de hombres en la que te comprometías no hablar con las chicas por que podrías quedarte sin voz. Pero eso no fue lo más absurdo que escuche. También escuche que no hablabas con las chicas porque te habías unido a una especie de pandilla en la que mataban a cada chica con la que hablabas. Otro muy raro que escuche fue: ‘El no habla con las chicas, sola las mira de lejos y por las tardes las persigue a casa y las mata, después bebe su sangre’ y de verdad espero que eso sea mentira porque mi sangre sabe realmente mal.”— ambos soltaron una carcajada.
—“Bien, eso quizá sea verdad.”— dijo él con más seriedad de la necesaria. Ella se asusto un poco y dijo:
—“Dime que eso se queda como un rumor.”— dijo mientras se encogía en su silla.
—“Claro que si.”— Dijo soltando una carcajada —“¿Qué clase de persona haría algo así?”—pregunto horrorizado.
—“Hay cada loco en este mundo.”— dijo Natalie con voz de anciana. —“En mis tiempos todo era mejor, no había tanto criminal por las calles y las señoritas se comportaban como tales y los jóvenes salían a pasar un buen tiempo con sus amigos sin necesidad del alcohol.”— continuo con el juego.
—“Ahora los jóvenes se la pasan encerrados en su habitación con su televisión y sus juegos de video.”— dijo James imitando a Natalie. Ambos comenzaron a carcajearse llamando la atención de las siete personas que se encontraban en la biblioteca.
—“¡SILENCIO!”— les grito la bibliotecaria desde su escritorio.
—“Lo sentimos.”— dijo James avergonzado.
—“Como sea. Solo cállense.”— dijo la bibliotecaria con notable enfado.
—“Insisto, la mujer debería retirarse.”— hablo Natalie susurrando.
—“No es tan vieja como para retirarse. Además no creo que ella quiera hacerlo nunca.”
—“¿Por qué no querría irse?, se ve a kilómetros lo mucho que odia su trabajo o quizá solo a los estudiantes. Me inclino más por lo segundo.” — Natalie susurro lo más bajo que pudo.
—“No tiene a nadie más.”
—“¿Qué quieres decir Alex?”
—“Que yo sepa ella no es casada, mucho menos tiene hijos, ella es la hija menor de una familia de 4 y todos fallecieron.”— dijo comprendiendo a la vieja bibliotecaria.
—“Eso es horrible.”
—“Bastante.”— afirmo el rubio —“Y quizá es por eso que no quiere retirarse, teme pasar el resto de su vida sola en casa.”
—“Igual que el señor Thompson.”
—“Deberíamos hacer que salgan.” – sugirió James con sarcasmo.
—“No suena tan mal.”— dijo mientras se frotaba la barbilla.
—“Dices que… ¿deberíamos hacer de Cupido para la horrible bibliotecaria y el horrible profesor de historia?”
—“Si, eso es lo que digo.”— Dijo seriamente la castaña.
—“Debe ser una broma.”
—“¿Por qué? Ambos están solos, son gruñones y pretenciosos, son perfectos el uno para el otro.”— Dijo sonriendo —“¿Me ayudaras o qué?”
—“No lo sé…”— dijo él indeciso.
—“Con o sin tu ayuda, lo haré.”— Se levantó.
—“¿Te enojaste por qué no te ayudare?”— Dijo James preocupado —“Te ayudare, te ayudare”— dijo desesperado.
—“Bien.”— pero no detuvo su andar. El la imito y caminó para llegar a ella.
—“¿Sigues molesta?”— dijo el situándose frente a ella.
—“No.”— le sonrió
—“Entonces… ¿Qué sucede?”
—“Bueno, tu mejor que nadie debería saberlo.”— dijo sin parar de sonreír.
—“No comprendo nada.”— él se corrió y la dejo pasar. Caminaron juntos.
—“¿No lo sabes? ¿De verdad?”
—“No.”— dijo sincero.
—“Bueno, la biblioteca cierra en cinco minutos Alex, ya está vacía. Solo quedamos nosotros y la bibliotecaria.”
— “Y solo estoy esperando a que ustedes se larguen.”— apareció la bibliotecaria junto a ellos. Casi gritaron, ella podía ser demasiado sigilosa.
—“Ya nos íbamos tranquilícese.”— Habló con voz amable —“Hasta mañana.”
—“Como sea.”
— “Vamos Alex.”— Le dio una sonrisita. Caminaron fuera de la biblioteca, James se puso su chaqueta y puso sus manos en los bolsillos cuando el viento lo golpeo al salir, Natalie entrelazó su brazo con el de James y él se tensó. Ella lo noto, y saco su brazo —“Lo-lo siento.”—Dijo con vergüenza — “Hace frio.”
—“¿Tienes frio?”— Le preguntó, incluso aunque fuese una pregunta muy estúpida, había sido muy desconsiderado, Natalie no estaba bien abrigada, así que se saco su chaqueta —“Toma”— le ofreció con una sonrisa.
—“No-no te preocupes”— dijo con la cara aún roja de la vergüenza avergonzada, el insistió.
—“Vamos, te vas a congelar y entonces tendré que vender un par de paletas de sabor Natalie… se venderán rápido, ¿Qué tanto debería cobrar por ellas? Quizás me haga millonario.”— ambos rieron y ella aceptó la chaqueta del rubio.
—“Gracias.”— sus mejillas se colorearon de rosa y bajó la mirada esperando que James no la viese. Sería bochornoso si el viese que ella se sonrojo por algo tan ridículo como eso. Pero él la vio y le pareció la cosa más adorable. Caminaron un par de cuadras más en silencio, pero no era un silencio incomodo, era uno… agradable. Ella se detuvo.
—“¿Qué sucede?”
—“Aquí vivo Alex.”— ella le sonrió.
—“¿En serio?”— Se asombró — “Vivo a una cuadra y jamás te había visto.”
—“O jamás me habías puesto atención, me inclino por lo segundo.”— Rieron —“Bueno… yo, es decir esto… fue lindo, nos vemos.”— se acerco despacio al rubio y le dio un beso en la mejilla, James se estremeció y ambos se sonrojaron violentamente.
—“¿Hasta mañana?”— había cierta ilusión en su voz, porque quería verla pronto y mientras más pronto mejor.
—“Hasta mañana Alex.”— se sonrieron y ella comenzó a caminar a la puerta, James espero a que llegara a la puerta y comenzó a caminar, había sido una buena idea ir a la biblioteca ese día después de todo.
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