Capitulo 26.

"Una palobrota, un mensaje y una patada en las bolas"

Noviembre 22 [Sexto día] {8:47 pm}

No seas un héroe, encontrare la manera de regresar. Natx

El mensaje había llegado cinco minutos atrás, estaban los cuatro en silencio. James, Izamar, Harry y Ashton. James había abierto el mensaje en cuanto le llegó, aunque normalmente no abría los mensajes desconocidos sintió un enorme dese de abrir ese en especial. Cuando seleccionó el mensaje, su corazón se detuvo y las manos le temblaron, su cara se puso pálida y apretó el teléfono mientras dirigía una mirada desolada a todos. Todos se volvieron de inmediato a él.

—“Es ella” — simplemente dijo. Miró la pantalla una vez más y le pasó el teléfono a Izamar. Ella ahogó un grito de sorpresa y le pasó el teléfono a Ashton quien se lo paso a Harry segundos después. James le lanzó una mirada a Izamar y ella se la devolvió mientras arqueaba una de sus delgadas cejas, cuestionándolo. —“Aún iremos.”

Ella se levantó de inmediato y se quedó quieta junto a James, levantó una ceja hacia Harry y en segundos el también estaba allí. Los tres miraron a Ashton y él no dudó en pararse junto a ellos. No llevaban nada en los brazos, Izamar no llevaría una bolsa, pero todos llevaban el teléfono celular. Iban vestidos discretamente. Colores obscuros pero sin llegar a parecer que iban a un velorio. Izamar no llevaba como siempre sus zapatillas. “Por si tenemos que correr” — había dicho. Además, llevaba en el bolsillo interior de su chaqueta un pequeño frasco de gas pimienta. Sin embargo Harry le había enseñado algunas técnicas para usar en defensa propia. Habían acordado usar los tres vehículos que tenían disponibles. El de Harry, el de Ashton y el de Izamar. James iría a pie, como indicaba todo el plan. Recordaron poner sus números en marcación rápida y acordaron un lugar para verse  a cierta hora.

Era viernes, y según habían podido averiguar en las últimas veinticuatro horas, el lugar estaba más que repleto de extraños, se organizaba una fiesta y era allí cuando sus ganancias subían. Sin embargo, tenían un poco más de seguridad, por aquellos que no pagaban o que creían ser más listos que el jefe.

Habían acordado que quien la buscaría seria Ashton, sería demasiado obvio enviar a James o a los otros dos. Puesto que él ya conocía a Izamar y por supuesto se encontró una vez hace bastante tiempo con Harry. Ni decir de James, ambos se conocían bastante bien. No se habían mirado más que un par de veces, no habían cruzado más de un par de palabras. Pero había bastado.

Según Ron él era un gilipollas coqueto. Según James, sencillo, un hijo de la gran puta. Aquellas tres veces que se habían cruzado, ambos se habían lanzado un par de miradas, habían fruncido el ceño y se habían dado la vuelta p ara no cruzarse, mientras susurraban bajito sus insultos.

Realmente no se conocían, pero por las miradas de odio que se lanzaban cada vez que tenían el disgusto de verse, parecían conocerse de años.

James tenía que irse primero, para llegar con una ventaja de diez minutos, después le seguiría Ashton y Harry, al final llegaría Izamar, intentando no llamar demasiado la atención de los hombres de Ronald. Le habían advertido a James más de un par de veces que no se precipitara a hacer nada. No querían que corriera el riesgo de ser herido; no estaban realmente seguros de que es lo que hacían allí dentro, lo que si sabían era que aquello iba a ser peligroso. También le habían dicho a James más de cuatro veces, que caminara a una velocidad normal y que no estirara tanto el cuello tratando de buscarla, porque eso le haría llamar la atención. Sin embargo, no pudo controlar por mucho tiempo la velocidad de sus pies y estaba prácticamente trotando, cuando llegó al lugar, estaba respirando con dificultad, aunque no precisamente por el esfuerzo realizado. Ella estaba allí, en algún lugar de ese asqueroso cuchitril.

La música estaba a todo volumen, los autos mal estacionados abarcaban casi todo el jardín, las luces parpadeaban con ritmo y las personas reían a carcajadas. Había algunas personas en la entrada, recargadas en los autos, bebiendo un poco o besándose sin control, incluso aunque apenas eran las nueve de la noche. Cuando entró a la casa (cosa que no supuso mucho problema) observo a todos alrededor, tratando de ser discreto, pero no podía evitarlo, lo único que importaba, era encontrar una larga melena castaño claro. Continuo caminando a trompicones entre las personas y se dirigió (justo como el plan lo decía) a la cocina. Tomó una cerveza de las que ofrecían, no sin antes asegurarse de que la destaparan frente a él. Cuando salió de la cocina, paso junto a unas escaleras y vio a un par de personas salir de la puerta que estaba bajo estas. La chica que tenía los ojos desorbitados le dijo con voz demasiado alegre:

—“La verdadera fiesta es ahí abajo.” — le sonrió a su acompañante.

—“Esta vez trajeron LSD.” — se rio con fuerza mientras abrazaba a la chica por la cintura. —“Están haciendo descuento si llegas antes de las diez.”

—“Si, el jefe está muy feeeeeeliz” — la chica abrazó al chico.

El cuerpo de James se estremeció mientras dedicaba una sonrisa a los chicos y se alejaba rápidamente. Comenzó a buscar con desesperación, hasta que la vibración en sus pantalones le distrajo.

Discreción.

Izx

Eran las diez con treinta minutos, no se había dado cuenta que el tiempo había transcurrido tan rápido, incluso Izamar estaba allí. “Acátate al plan” se recordó a sí mismo una y otra vez. Continúo buscando con discreción.

Entonces sucedió, lo vio justo a tiempo, una melena que siempre reconocería, estaba dando la vuelta hacia otra habitación, se apresuro a encontrarla, empujó a las personas que parecían meterse en su camino a propósito, y cuando llegó a esa habitación, la vio de espaldas. Se acerco a ella con paso inseguro y le tocó el hombro con timidez.

—“¿Sucede algo?” — la chica preguntó. La decepción en la cara de James fue evidente. La chica hizo una mueca de disgusto ante la reacción de James y se dio la vuelta golpeándolo con su cabello, que ahora se veía rubio y estaba aún más corto que el de Natalie, llevaba zapatillas y por eso lucia de su estatura. Se estaba volviendo un poco loco. Una mano se colocó sobre su hombro haciéndolo saltar.

—“Mierda. James, se más discreto y cuidadoso, creo que algunos de los hombres te conocen.” — Harry se pasó la mano por el cabello. —“Hemos revisado la planta baja, toda. El sótano lo está revisando Ashton, pero creemos que ella puede estar arriba, no estamos seguros de si podría estar en alguna habitación o de si esta en el ático. De cualquier manera, fue tonto de parte de nosotros buscarla aquí, él no la dejaría estar libre.” — volvió a pasar la mano por sus chinos.

—“Lo sé.” — James gruñó.

— “No te desesperes.” — Ashton llegó a su lado casualmente después de un par de minutos.

—“En el sótano solo están vendiendo un poco, pero no la vi allí. Tampoco a Ron.” — suspiró con cansancio.

—“¿Dónde está Izamar?” — preguntó Harry.

—“No la he visto.” — Ashton se encogió de hombros.

—“Ni idea.”

Izamar rosó una vez más su rodilla con su mano y el chico sin nombre se estremeció. Retorció su cabello en el dedo índice de manera sensual y le susurró:

—“Pero creo que estoy algo perdida.” — el chico sonrió nerviosamente. —“No sé dónde está el jefe y de verdad necesito encontrarlo” — acarició sensualmente la rodilla del chico. —“¿Me harías ese favor?” — susurró cerca de su oído.

—“El jefe no está ahora” — susurró con voz ronca. —“Pero yo puedo ayudarte con lo que sea que necesites” — se acercó a ella.

—“No ahora.” — dejo de acariciarlo —“Nos vemos en treinta minutos.” — dicho esto se fue.

¡Maldito! Había intentado sacarle información los últimos veinte minutos, había tenido que coquetear descaradamente con él y no le había dicho nada relevante. Se tragó toda la furia y localizó su siguiente objetivo. Lo encontró cuando salió del sótano, al parecer estaba cuidando la entrada del sótano, supuso que era por si había problemas con los compradores. Se acercó a él sigilosa y sensualmente. Pasó junto a él dejándole probar su perfume y cuando supo que su plan funciono regresó y le dio una sonrisa, el chico le siguió de inmediato y ella sonrió victoriosa y dio la vuelta en un pasillo que estaba aparentemente solo. Que iluso.

—“Hola” — el muchacho dijo con voz ronca.

—“Hola.” — susurró con voz sensual mientras lo jalaba por la chaqueta. —“Necesito un favor.” — acarició sus hombros despacio y llevó sus manos a su cuello. El chico cerró los ojos y asintió. —“¿Dónde está el jefe?” — Se acerco a su oído y le susurro —“Lo necesito ahora.” — el chico la rodeó por la cintura.

—“No está” — comenzó con voz ronca y abrió los ojos —“además tiene nuevo juguete” — ¡bingo! —“no te prestaría la atención que yo te daría.” — la acarició.

—“Hagamos un trato” — susurró con voz sensual. El emitió un pequeño gemido y asintió —“Dime donde está el juguete nuevo del jefe y nos reuniremos en media hora para terminar con esto.” — le dio un guiño y pegó su cuerpo aún más al de él. Un gemido ahogado se escapó de sus labios y se acercó a ella.

—“Esta en la habitación principal, en el piso de arriba, Nell la está cuidando.” — le mordió el lóbulo y ella intentó no estremecerse demasiado.

—“¿Cuál es la habitación principal?” — le devolvió el gesto y roso su muslo con una de sus manos.

—“Eres muy curiosa.” — el acaricio su trasero y ella intento con todas sus fuerzas no patearlo en las bolas.

—“Así es.” — el la acorraló por fin contra la pared.

—“No estoy seguro de querer darte esa información.” — su aliento caliente le dio directo en los ojos a ella.

—“No estoy segura de querer seguir con esto entonces.” — él le sonrió. —“¿Qué dices?” — se pegó aún más a él.

—“Esta bien” — apretó su trasero. — “La habitación principal es la que está junto al baño. ¿Por qué quieres saber?” — ella iba a articular la respuesta cuando alguien interrumpió.

—“¿Pero qué carajo?” — Harry agarró al chico por el hombro y lo encaró.

—“¿Qué quieres?” — gruñó el chico sin nombre.

—“¿Tu qué carajo quieres con mi novia?” — Harry se impuso ante él, aunque no era difícil, Harry con su metro ochenta y cinco le sacaba al menos media cabeza. Sin embargo el chico no se dejo intimidar y le dijo con la voz más neutra que encontró:

—“Pues esta noche es mi puta.” — Izamar frunció el entrecejo. Y lo tomó por el hombro haciéndolo volverse de nuevo hacia ella.

—“¿Tu qué?” — preguntó, sacó su frasco de gas pimienta y lo roció en sus ojos. Y tres segundos después empujo con fuerza su rodilla a los testículos del chico. El chico gimió de dolor y maldijo unas tres veces. Antes de caer al suelo.

—“Puta” — rugió mientras se agarraba la parte baja. Harry extendió su mano hacia ella y ella la recibió con gusto.

Cuando por fin estuvieron lejos del chico que aún seguía sosteniendo sus testículos ella le dijo:

—“Justo a tiempo.”

—“Siempre nena.” — la acorraló contra una pared. —“Ya sé que era parte del plan pero me cago en la puta si no me enoje como la mierda cuando ese hijo de puta te toco el culo.” — ella lo miro mal.

—“Sueltas demasiadas palabrotas Stevens.” — gruñó.

—“Lo sé.”

—“Voy a hacer un frasco de malas palabras para ti.” — le guiñó un ojo. El asintió.

—“¿Lo conseguiste?”

—“Siempre Stevens.” — le guiñó un ojo. Lo tomo de la mano y se dirigió a donde estaban los otros dos. Cuando llegaron James le miro desesperado. —“Se donde está.”

—“¿Dónde?” — Ashton se apresuro a preguntar.

—“Habitación principal. Junto al baño, planta alta.” — Los tres sonrieron al mismo tiempo. James soltó un juramento.

Pronto podría tenerla frente a él, poner sus brazos sobre su suave piel y abrazarla, mirarla a los ojos y decirle las cosas que debería haberle dicho antes, pronto podría aspirar ese olor tan suyo a vainilla, podría volver a verla leer; como arrugaba la frente, murmuraba o hacia muecas cada vez que algo no le parecía en un libro, como intentaba cambiar de posición para poder leer cómodamente, como cruzaba los pies cuando el libro estaba a punto de terminar o a veces, como se quedaba dormida cuando estaba muy cansada. Podría escucharla reír, verla sonreír todo eso que le gustaba de ella. Podría observar cosas que incluso no había visto antes.

—“Tengo que ir por ella.” — suplicó.

—“No.” — Ashton negó rápidamente. —“Es peligroso.”

—“Debemos seguir el plan.”

—“Les dije que no lo trajéramos” — gruñó Izamar —“solo alborota.”

—“Si no lo hubiésemos traído, él hubiese venido por su cuenta.” — Harry atacó. —“Además es parte del plan.” — ella gruñó en asentimiento.

—“Ashton es tu turno.” — Izamar lo miró. —“Por favor” — suplicó —“tráela de regreso.” — su labio tembló, pero no permitió que las lagrimas salieran. Le dedicó una sonrisa triste antes de ir a ocupar su lugar (como decía el plan).

—“Te veremos allí.” — Harry palmeo su espalda.

Fue James el más difícil, se acercó a él con la mirada llena de suplicas no habladas y le dijo:

—“Gracias por hacer esto.” — Y se fue.

Ashton no se apresuró demasiado a subir las escaleras, no quería llamar la atención. Cuando llegó a la planta alta, miró hacia ambos lados y localizo rápidamente el baño, era la única habitación que tenía una larga fila de mujeres fuera. La habitación de al lado tenia la puerta cerrada, respiro profundo y recordó el plan.

Cuando llegó a la puerta, no se molesto en llamar y por fortuna, la puerta estaba abierta. Entró por completo lo más rápido que pudo y cerró la puerta despacio, lo que vio a continuación fue algo que no esperaba.

Por fin, allí estaba ella.

—“¿Ashton?” — la voz de ella sonó algo rasposa.

Estaba tendida en el suelo con las piernas cruzadas, había un chico delante de ella, a quien no pudo identificar y miro las cartas esparcidas en el suelo frente a ellos.

—“¿Natalie?” — ella se quedó quieta en su lugar.

N/A: 

¡Hola! Pequeñas y hermosas criaturitas fruto del amor entre mamá y papá. 

Como ustedes saben, este es el penultimo capitulo de El chico de la biblioteca. 

Agradezco mucho a los que estan leyendo (: Incluso si no comentan, ver que las visitas aumentan, me pone muy feliz. 

¡Muchas gracias a los que han seguido esta historia desde el comienzo!

Y gracias también a los que recien han comenzado a leerla :D

No se olviden de votar y comentar :3

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