Capitulo 2.

Un buen libro te aleja de la realidad

Capitulo 2: "Un buen libro te aleja de la realidad"

—Me lastimas — la castaña dijo en un susurro, Ronald había estando tirando de ella con más fuerza de la necesaria desde que salieron de la biblioteca, era muy probable que quedara alguna que otra marca allí.

—Súbete —murmuró él con autoridad, había estado ahí afuera de esa espantosa biblioteca esperando a su novia  cuando finalmente se hartó, entro, para ver a SU NOVIA con el rubio ese -o nerd como lo había llamado ahí dentro- y estaba inclinada, como si fuese a ¿besarlo? Suspiro pesadamente. Y una vez que su novia entro en el auto, lo rodeo y se subió en el asiento del piloto.  Durante el trayecto a su casa, ninguno pronuncio palabra alguna. —Llegamos — murmuró entre gruñidos, pero ella no se inmuto y lo miró —Que ya llegamos — volvió a decir, pero esta vez con voz dura.

—Bien — escupió ella —Hasta mañana. Y... —lo pensó un poco —Por favor no vengas a buscarme mañana por qué Iza me llevara, mi amiga. — recalcó la palabra amiga, como si hubiese necesidad de hacerlo. Se bajo del automóvil sin decir nada más, él la miro, atónito. Estuvo a punto de decirle algo, pero ella ya había entrado a su casa, se encogió de hombros, mañana solucionaría esto. Siempre podía solucionarlo.

Comenzó a subir las escaleras, bufó estaba harta de los malditos celos de Ron, se detuvo a mitad de camino. Pero, los excesivos celos de Ron eran porque le quería mucho ¿cierto? Si, así era... él le quería y no deseaba que nadie más se le acercara porque quería estar con ella para siempre. Quizá sonara posesivo, pero a ella le pareció un poco romántico. Nada le importaba en realidad, dejaría pasar esa tontería, quizá el se disculparía mañana y volverían a la normalidad, como siempre, si, así sería. Continuó subiendo las escaleras sin decir nada, ¿A quién avisaría de su llegada?, sus padres nunca estaban. Siempre estaban en alguno de sus viajes de negocios alrededor del país. Al principio se sentía sola y abandonada, lloraba incluso hasta quedarse dormida porque ellos no estaban allí, aunque normalmente cuando estaban allí, solo estaban de paso, solo por la noche cuando ella ya estaba dormida y cuando ella despertaba para ir al colegio, ellos ya no estaban. Con el paso del tiempo había se había vuelto una costumbre. Pero, al menos lograba verlos para Navidad y alguna que otra festividad, y eso era mejor que nada ¿No es así?

Miro su habitación por un momento.

Las paredes eran de un color azul turquesa y los pocos muebles que tenia, estaban esparcidos estratégicamente por toda la habitación; estaba su cama  justo en medio de la pared contraria a la puerta, a un lado de esta estaba un pequeño buró, donde se encontraba su lámpara y el lugar en donde colocaba su libro antes de dormir. En otro lado de la habitación había un escritorio, color blanco, con un ordenador, que casi no usaba,  en realidad no le interesaban mucho las redes sociales y las únicas veces que la usaba era para un trabajo escolar o una video llamada con sus abuelos que se encontraban en Japón. Justo a unos metros del escritorio se encontraba su armario, tendría allí dentro más que nada pantalones y blusas holgadas –su clase de blusas preferida- ¿vestidos? Tenía al menos unos cinco o seis vestidos, incluso algunas faldas todas de colores pasteles,  escondidos allí hasta el fondo donde colocaba las cosas que odiaba usar. ¿Por qué los tenia? Su abuela. O si, la abuela creía que usar pantalones todos los días era demasiado masculino. Así que le enviaba cada navidad alguna prenda femenina.

Suspiro pesadamente. Y el silencio lleno la habitación por completo. Unos segundos después un gruñido se escucho. Se levanto bruscamente de la cama. Como si su vida dependiera de ello bajo corriendo las escaleras. ¿Cómo había olvidado algo así? Uno no olvidaba cosas así ¿Verdad? Golpeo su frente con la palma de su mano.

Terminó de bajar las escaleras y se dirigió a la habitación que estaba continua a la sala de estar, la cocina.

Su estomago rugió una vez más. Había comido muy poco en la escuela, todo por haber estar terminado leer un libro y se había dicho a si misma que comería inmediatamente al llegar a casa, pero con todo lo del Rubio y lo de Ron lo olvido. Se dirigió a la nevera  y sonrió para sí misma cuando confirmo que había un poco de lasaña de ayer, la metió al horno de microondas y espero a que a que el reloj sonase. No era que no supiera cocinar, si sabía, pero la verdad era que la pereza siempre le ganaba a la hora de querer cocinar algo. El horno hizo el ruido que ella estaba esperando hiciera, lo abrió y agarro el plato, soltó una maldición cuando se quemo, tomo el primer trapo que encontró y sostuvo el plato con este, se sentó en uno de los taburetes y antes de comenzar a comer, se estiro hacia uno de los cajones y saco un tenedor, por fin, después de dos minutos comenzó a comer  pero después de dos bocados se detuvo, un par de lagunas.

—“El chico también es guapo” —se respondió a sí misma, y lo recordó, el ahí en el piso de la biblioteca, confundido, con su cabello rubio un poco revuelto.

~

Escucho como algo caía y rápidamente se dirigió a ver qué era lo que sucedía, el chico que había intentado robarle su libro estaba ahí tirado, rio un poco y volvió a centrar su atención en él, rubio, de piel blanca y muy bonita, miro sus brazos y se mordió el labio inferior, parecía que el chico se ejercitaba, aunque no lucia como un aficionado al deporte, sacudió la cabeza y volvió su vista hacia él, tenía los ojos cerrados, pero a la vez levemente fruncidos, quizá estaba molesto con ella por haber tomado el libro, pero ella ya había decidido antes que leería ese libro, solo había entrado a la biblioteca a por él. Volvió a sacudir la cabeza, y se acerco un poco a él, él miraba el libro que posiblemente se hubiese caído en su cabeza, ¿le dolería? se coloco delante de él.

—“¿Estás bien?” —Había preguntado con amabilidad, esperaba que el rubio no la odiase, el chico pareció estremecerse, y ella pensó que en verdad se había hecho daño por lo que se acerco un poquito más —“¿Estás bien?” —repitió la pregunta, ahora si estaba preocupada, quizá tenía una contusión en el cerebro y tendría que llevarlo al hospital, probablemente la odiaría después de eso. Ningún chico quería ser llevado al hospital por una contusión que había sido causada por un libro y encima una chica lo había hecho resbalar. Nop, eso no se vería cool frente a sus amigos. Hizo una mueca y se pregunto a sí mismo si los chicos –hombres- aun utilizaban el término cool. De pronto volvió su atención de nuevo al chico y vio que este levanto su cabeza, le miró, esos ojos, eran demasiado azules y... bonitos, ¡Qué bonitos ojos tenia! y no le importaría... se puso en cuclillas le dedico una sonrisa y nuevamente pregunto: —“¿Estás bien? escuche un golpe así que vine a ver qué sucedía con el que había intentado robarme este precioso libro” —había sonreído victoriosa, y nuevamente  miro los ojos del rubio, tan azules…

~

Sacudió la cabeza y sonrió, aún pensando en aquellos ojos azules.

—“James” —susurró —“James ojos azules Bentley” —rio un poco, aquello sonaba tan estúpido. Por un momento se imaginó al rubio frente a ella y sonrió, una costumbre este día al pensar en el, definitivamente conocería al rubio y pronto serian buenos amigos... si.

Mañana comenzaría con ello....

Cerró la puerta, y dejó sus libros sobre su pequeño escritorio de mármol, por fin había terminado su tarea, y si sus cálculos eran correctos obtendría una buena nota. Se sentó en su cama, estaba un poco cansado sí, pero no demasiado, nunca estaba lo suficientemente cansado para leer, pero, no sabía por qué se sentía tan cansado, había salido de la biblioteca después de que el tipejo se llevase a la castaña -sonrió automáticamente al recordarla- y regreso a casa, comió con su madre, puesto que su padre llegaba más tarde de trabajar, después de eso subió a por sus libros en su habitación y después hizo sus tareas, habían sido tan sencillas, y había estudiado un poco, mañana tendría examen de cálculo. Fácil. No había hecho la gran cosa, entonces... ¿por qué estaba tan cansado? No lo sabía, lo dejaría pasar, quizá mañana tendría más animo que ese día. Se levanto y camino hacia un pequeño rincón, tomo su mochila y sacó su librito, "Los miserables" suspiro pesadamente, no era el libro que quería, pero tendría que conformarse esa semana con ese libro en el que NO había puesto sus ojos. Si no su cabeza. Más le valía a la bonita castaña.... —“No es bonita” —murmuro molesto consigo mismo —“Bueno si lo es” —dijo un poco confundido —“No es bonita, bueno si lo es, esos ojos grises son bonitos, pero no es bonita, aunque su cabello es bástate bonito, pero sigue sin parecerme bonita, y su sonrisa ¡valla que era bonita!” — Se cayó  —“¿qué estoy diciendo?” — se rio —“Ahora me parece atractiva, pero si su novio supiera que pienso eso de la castaña, no viviría para contarlo, aquel chico luce demasiado celoso aunque tiene razones para serlo. “— miro nuevamente el libro en su mano y suspiro, al menos lucia interesante... y Seguro mañana olvidaba todo ese lío. Aunque.... quizá no.

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