Capitulo 16.
"Duele menos cuando tu me tocas"
*Hoy día*
¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Horas? ¿Minutos? ¿Segundos? Se sintieron como segundos, el tiempo junto a ella pasaba demasiado lento, sin embargo sabía que habían pasado horas, por las cortinas se asomaban los rayos del sol, parecía estar en su punto más alto, ella estaba recostada en su pecho y lo abrazaba, las piernas enredadas y las respiraciones constantes. Se volteo a mirarla, era preciosa, más hermosa que cualquier otra mujer que hubiese visto en su vida. Incluso con esas horrorosas marcas y moretones en la cara lucia preciosa, ese pequeño lunar en su mejilla que calculaba esta a tres centímetros en diagonal de su ojo derecho, esa manera en la que su nariz se hacía más grande y más pequeña cuando respiraba, sus delgadas cejas de color castaño, la manera en la que su boca parecía estar intentando reprimir una sonrisa. La manera en la que su pecho subía y bajaba con cada respiración, la manera en la que coordinaba con su respiración, eso la hacía incluso mejor... le hacía desearla incluso más, la manera en la que un pequeñísimo hoyuelo aparecía en su rostro cuando sonreía, cuando lo hacía de verdad.
Con cuidado acaricio su espalda, sintió como ella se estremeció y de repente soltó un quejido. James se tensó y Natalie abrió los ojos de golpe, las lágrimas picaban en sus ojos, sus mejillas rojas y su respiración se acelero. James se tensó aún más. Miedo inundaba los ojos grises de Natalie, la respiración de James se aceleró, sin pensarlo más se levanto de la cama y se paro frente a ella. Había escuchado que las personas comenzaban a tener ciertos problemas después de experimentar algo como lo que le sucedió a Natalie. El aborrecimiento que tenían al tacto, las migrañas, la esquizofrenia, el llanto incontrolable, las alucinaciones. Las terapias intensivas a las que tienen que ser expuestos. Quizá Natalie comenzaría por el aborrecimiento al tacto. El corazón de James latió tan rápido que parecía que iba a explotar, el pensamiento de no poder tocarla nunca más le hacía daño, le quemaba la piel. Pero... ¿por qué ahora? La noche anterior ella parecía tan bien, ella quería su tacto, lo necesitaba. Ella dijo que lo necesitaba, ella quería su tacto.
-"James" - susurró ella, se arrastró por la cama hasta el, estiró la mano para alcanzarlo, James retrocedió un pasó y ella dejó caer su mano. Las lágrimas aún picaban en los ojos de Natalie, su vista se nublaba y el cuerpo le fallaba, tembló. Las manos de James ardían, lo único que quería hacer era acercarse y de una vez por todas estrecharla entre sus brazos, el problema era... el problema era, que ella no quería, nunca más. De pronto sus ojos azules se encontraron con la mirada gris de Natalie. Ella se acerco lentamente. -"Alex" - le susurró, colocó una mano en su pecho desnudo, la respiración de él aún era pesada. James dio otro paso lejos, ella dio un paso cerca. Dejó de tocarlo por un momento y le dio la espalda -"No es lo que piensas" - habló en un susurro -"Me duele" - le dijo y antes de que James pudiese preguntar qué, ella estaba sacándose la blusa. El rostro de James estaba pálido, la sangre se le congelo y dejo de respirar, ella estaba parada de espaldas a él en sujetador. Y lo único que él podía mirar eran esas siete líneas.
Siete líneas la destrozaban, tres estaban en diagonal, otras tres eran horizontales y la última era vertical, recorría casi toda su espalda, justo en la columna vertebral, unos cinco centímetros después del cuello y terminaba justo en su cadera. Sin saber cuándo o por qué James se acerco a ella y recorrió esa línea con sus dedos, ella se estremeció y de repente unos sollozos inundaron la habitación.
Ella se volteo de inmediato y su corazón dio un vuelco, sintió como si le hubiesen arrancado el corazón, lo hubiesen arrojado desde un acantilado un par de veces, como si lo hubiesen masticado y escupido, así se sentía ver a James llorar.
Las lágrimas salían de sus ojos como ríos, James no se movía, la mano en la espalda de Natalie cayó justo en el momento en el que comenzó a llorar, sus mejillas y sus orejas estaban enrojecidas. Ese no era James.
-"Alexander...."- Natalie se acerco lentamente a él, pero él se alejó.
-"No quiero hacerte daño" - susurró, el dolor reflejado en su mirada, su respiración demasiado irregular y su rostro demasiado pálido.
-"Tú no me haces daño" - respondió, se acercó a él y tocó con delicadeza su pecho con ambas manos, lo acarició, hizo formas irregulares en su torso y su mano se dirigió a la cicatriz que estaba cerca de su V, la acaricio. James cerró los ojos. Su tacto le quemaba, sus manos realmente frías le hacían entrar en calor con un toque tan simple. El color volvió a él, sin embargo seguía llorando, en silencio. -"Esta cicatriz James, es como las que se van a formar en mi espalda," - acaricio la cicatriz de nuevo -"Quizá no todas esas líneas se queden ahí para siempre, quizá se vallan, quizá alguna se quede allí, quizá todas se vallan algún día. Quizá no." - subió la mirada, observando como James trataba que las lagrimas se detuvieran. Nunca lo hicieron. -"Pero sé que estuvieron ahí, sabré que están ahí. Esa noche me marcó James" - los ojos de James encontraron por fin los de ella -". Pero, esa es una cicatriz que está intentando sanar. De verdad quisiera olvidar esa noche, olvidar que conocí a alguien como..."- el nombre arañaba su garganta, la voz le salió estrangulada -"Alguien como Ron. Las heridas de aquella noche se quedaran ahí por mucho tiempo, el pensamiento de... el volviendo por mi aún está ahí. Aún está aquí. La manera en la que me tocó aún está presente en mí. Me di tantas duchas como pude, y aún así me siento sucia, me siento como alguien más. Pero cuando tú estás cerca, cuando me abrazas de la manera en la que lo haces, cuando me dices que las cosas van a estar bien, en realidad así se siente... Cuando, cuando... cuando Ron acabó lo que hizo jamás pensé que volvería a dejar que alguien me..."- la voz le tembló -"jamás pensé que dejaría que alguien volviera a tocarme..."- James se estremeció y dio un paso más atrás chocando con la pared, ella dio un paso hacia el -"Entonces llegas tú y me dices que todo va a estar bien, que no es mi culpa. Y por una vez en mucho tiempo lo creo. No porque simplemente tu lo digas, sino porque me haces creerlo. Las cicatrices van a ser muchas James..." - colocó su mano sobre la cicatriz de James de nuevo. -"Pero no quiero superarlas sola" - las lagrimas por fin salieron de sus ojos.
-"No quiero que lo hagas sola" - James encontró de nuevo su voz, verla, tan frágil frente a él, con esas siete líneas que interrumpían su perfecta piel lo había matado, las defensas de James se habían ido a la basura. La fortaleza que tenía se había ido a la basura. Ella iba a tener cicatrices, cicatrices que él quería sanar, cicatrices que él no quería que ella sanara sola. Deseaba ayudarla. Lo necesitaba. La necesitaba. Sin saber cuándo, o por qué, James la acerco a él. Coloco uno de sus brazos en su cintura y la acerco a él, su piel tocándose. No de una manera carnal, no con una intención diferente a la de sanarla. Con cuidado subió su mano libre a la espalda de Natalie y la acaricio, ella tembló -"¿Dónde te duele?" - preguntó.
-"En todas partes" - respondió con voz temblorosa, James intento apartarse cuando ella dijo eso. -"Pero duele menos cuando tú me tocas" - Sin soportarlo más se acerco a ella aún más y pego su frente a la de ella, las lagrimas caían por las mejillas de ambos -"No me gusta verte llorar" - y con su mano intento apartar las lagrimas de las mejillas de James.
-"Lo siento" - susurró cerca de sus labios -"También me duele menos cuando tú me tocas" - respondió con voz ronca y suave -"Mi corazón quiero decir" - y de repente una sonrisa se formo en los labios de ambos, una pequeña luz les ilumino los ojos a ambos. De ser posible, se apretó más a ella -"Voy a hacerte el desayuno" - y la soltó, salió de la habitación y ella se quedó, por una vez en mucho tiempo, sonriendo de verdad.
No pensó que ducharse de nuevo sería tan difícil, pero sin embargo lo fue. Se había duchado demasiadas veces desde que Ron se había ido. Había intentado no pensar en las heridas y moretones que tenia, en el porqué de que estas existieran. No podía, lo sucedido hace algunos días aún se repetía como flashes en su cabeza cada vez que se duchaba, cada vez que tocaba un moretón para saber si este estaba sanando, algunos ya no dolían... físicamente. El recuerdo de cómo se hicieron ardía en su mente, su cabeza daba vueltas y finalmente cerraba los ojos tan fuerte que parecía que sus parpados podrían romperse. Las imágenes de cómo cada moretón se hizo en su cuerpo se repetían una y otra vez, las manos de él sobre ella y la manera en la que la tocaba, las palabras e insultos que él le soltó una y otra vez. Cuando abría los ojos el miedo de que él podría estar esperándola fuera era más grande que nada, así que se ducho torpemente con los ojos cerrados, las lagrimas apenas pasando por sus ojos. Cuando terminó de ducharse se coloco una toalla alrededor del cuerpo y se vistió un suéter de cuello de tortuga manga larga y unos jeans azul marino, unos tenis. El olor de un omelette se filtro en sus fosas nasales y sonrió. Era James el que estaba allí. No había nadie más, no ese día, James estaba allí para ella. Se quito el suéter y se colocó una blusa de tirantes color naranja y cambio sus tenis por unas cómodas sandalias y con una tímida sonrisa bajó a encontrarse con James.
-"Huele bastante bien" - Natalie se sentó en un banco detrás de James, el estaba picando un poco de jitomate.
-"Hueles bastante bien" - Incluso aunque no la había escuchado bajar, sabía que estaba allí, su olor a vainilla había entrado por sus fosas nasales y lo había inhalado como una droga. James se dio cuenta de que había dicho aquello en voz alta y se sonrojo. Qué bueno que estaba de espaldas a ella. -"Yo... quiero decir, es un omelette a la Bentley"
-"¿A la Bentley?" - pregunto curiosa, también se había sonrojado como James, suerte que él estaba de espaldas a ella.
-"Mamá me enseñó como hacerlo" - se volteo a verla, y le sonrió como el sabia. -"Algún día te enseñare, quizá..."- sonrió de lado
-"¿Quizá?" - arqueo una ceja
-"Si, quizá" - se acerco a ella, la mesa entre ellos -"Quizá si eres digna de ello te mostrare el secreto"
-"¿Cómo puedo ser digna de ello?" - se acercó a él sobre la mesa, sus manos apoyadas firmemente sobre esta, una leve inclinación y rosaría sus labios con los suyos. Sus respiraciones se aceleraron, James se acerco aún más y sus frentes se tocaron, James cerró los ojos e inhalo su perfume. Ella avanzó un poco más hacia él, sus labios rosándose, sus respiraciones mezclándose, el sonido de sus corazones, todo era... perfecto. Solo tenían que inclinarse un poco y...
-"El omelette se va a quemar" - James se separó de ella mientras aún respiraba con pesadez y se acercó a la estufa y la apagó, tomó un plato de la repisa y lo puso cerca de la estufa, puso el omelette en este y colocó una ramita de cilantro a un lado, tomó ahora un vaso de la repisa, se acercó al refrigerador y sacó una caja de jugo de naranja, le sirvió un poco. Tomó el plato y el vaso y lo puso frente a ella, le sonrió tímidamente y le paso un tenedor. -"Disfruta."
-"Más vale que sea más que bueno para que no quieras enseñarme como se hace Alex" - ella le sonrió mientras miraba su plato. Cortó una de las orillas del alimento, lo clavó en el tenedor y se lo llevo a su boca. ¡Cristo! Eso sabia exquisitamente bien, todos los sabores se mezclaban en su boca y al mismo tiempo podía sentir cada sabor de diferente manera. Diez minutos después su plato estaba vacío y su vaso estaba hasta la mitad.
-"Entonces..."
-"¿Entonces qué?" - preguntó ella dando un último trago a su jugo de naranja.
-"¿Fue tan bueno como esperabas?"
-"¿Bromeas?"- James arqueó una ceja -"Fue mejor de lo que esperaba" - admitió -"¿Cuándo me enseñaras como hacerlo?"
-"Paciencia pequeña saltamontes, paciencia. Algún día" - ella hizo una mueca chistosa
-"¿Algún día?, ¿por qué no hoy?" - se acercó de nuevo a él sobre la mesa, esta vez fue más rápido, sus frentes estaban juntas, sus respiraciones agitadas nuevamente, sus corazones latiendo fuertemente al mismo ritmo, sus miradas se encontraron y todo eso... en solo un par de segundos. James cerró fuertemente los ojos, por supuesto que quería acercarse aún más a ella, besarla por horas y abrazarla como si fuera suya, proclamándola como suya y pertenecer a ella de la misma manera en la que él deseaba que ella le dejara entrar. Ella le hacía sentir bien, mejor que bien... completo, pero sabía que últimamente las cosas no habían estado bien para ella, sus emociones eran una mezcla extraña y sus pensamientos eran confusos. No quería hacerle daño... así que lo único que dijo fue:
-"¿Estas lista para algo como esto?" - ella asintió, las manos de el temblaban mientras se acercaba a ella, puso sus manos en las mejillas de Natalie y se acercó aún más a ella -si era posible con la mesa entre ellos- la respiración de James, caliente, se sentía en los labios de ella, ambos tenían los ojos cerrados. Entonces, con los labios casi tocándose, James se alejo un poco de ella, la sostuvo por las mejillas y abrió los ojos al igual que ella. La miro, esos ojos grises, esos ojos cautivantes, aquellos que te hacen sentir bien con tan solo una mirada. Aquellos que esconden todo, la miró y se acercó nuevamente a ella. La besó en la frente. -"Esto es todo lo que puedo darte por ahora."
[Día treinta y seis de cuarenta] {Lunes}
-"No puedo creer que el señor Thompson y la señora Robinson vayan a casarse este fin de semana" - Natalie suspiró, James acarició su mejilla, estaban bajo un árbol, él estaba recargado en este y ella estaba recostada sobre sus piernas.
-"Yo no puedo creer que vaya a ser el padrino" - cerró sus ojos -"Tengo tanto que hacer."
-"Yo si puedo creer que ellos nos hayan elegido para ser su padrino de bodas y su dama de honor... somos muy buenos en esto" - sonrió.
-"Tu eres muy buena en eso... no se qué sería de la boda si no fuese por ti."
-"No lo sé, quizá sería mejor" - se encogió de hombros.
-"No lo creo" - afirmo -"Estas haciendo un trabajo excelente... ¿qué falta en la lista de cosas por hacer?" - ella saco un papel de su bolsillo y lo desdoblo.
-"Pues... falta recoger el traje de John, recoger y ajustar nuevamente el vestido de Grace...."
-"¿Ajustar nuevamente? Ya lo ajustaron tres veces, ¿por qué de nuevo?"
-"Porque las novias se ponen bastante locas con eso de su peso antes de su boda, entonces la Señora Robinson ha estado bajando de peso y eso..."
-"Vale... ¿qué más falta?"
-"Checar de nuevo el menú del banquete para confirmar, terminar de pagar el salón de bodas, recoger los anillos, recoger tu traje..."- James hizo una mueca graciosa.
-"¿Tengo que usar un traje? Me veo ridículo en esas cosas"
-"Si, tienes que usarlo. No creo que te quede mal" - sonrió tímidamente.
-"Esta bien ¿Eso es todo?"
-"Déjame ver... faltan las despedidas de soltero y encontrar el lugar perfecto para la luna de miel."
-"Te falto algo" - James reviso la lista que ella tenía en las manos.
-"¿Qué?"
-"Tu vestido" - sonrió de lado.
-"No te preocupes por eso" - sonrió dulcemente -"Ya tengo uno"
-"¿De qué color es?" - pregunto curioso.
-"Eso es un secreto" - sonrió de lado.
-"Pero... yo quiero saber" - hizo una mueca graciosa y después un puchero, ella rio un poco.
-"¿Por qué quieres saber?"
-"Solo quiero saber" - volvió a hacer un puchero, ella negó suavemente con la cabeza -"Esta bien" - frunció el ceño sin dejar de hacer puchero, parecía un niño pequeño, ella sonrió de lado y volvió a reír -"¿Qué es tan gracioso?" - la miró sin entender.
-"Aquí vamos de nuevo" - sonrió y concentro su vista al frente.
-"De que..."- James se detuvo a sí mismo cuando vio como Harry sostenía a Izamar por la cintura y la pegaba a un árbol cercano a ellos, solo distinguieron algunas palabras.
-"Suéltame Harry" - ella sonaba herida, Harry se acercó más a ella y acercó su frente a la de ella, Natalie y James ahogaron un gritito, era la primera vez que ella le llamaba así, y Harry lo sabía. Le susurró algo que ellos no lograron oír.
-"No" - le dijo más cerca -"No es lo que crees" - Ella lo empujó un poco.
-"La estabas besando" - le escupió en la cara, levanto su mano bien alto y antes de que él pudiera decir algo, su mano se estampo contra la mejilla de Harry, por supuesto que no le dolió, era bastante fuerte y había resistido golpes aún más fuertes que aquellos, Harry hizo una mueca y volvió a acercarse a ella, ella le empujo, el se acero, ella le empujo de nuevo, el se acerco de nuevo, soltó un lado de su cadera y sostuvo sus manos sobre ella.
-"Basta" - le gruñó, los ojos de Harry se cerraron, le susurró algo y ella le dijo:
-"No lo sé..."
-"Solo bésame" - le suplicó, murmuro algo cerca de sus labios antes de besarla.
-"Son bastante dramáticos" - susurró James a Natalie.
-"Supongo que sí" - ella hizo una mueca.
-"¿Qué sucede?"
-"No sé cómo podré explicarles esto."
-"¿Explicarles qué?... ¿A quiénes?" - murmuró cerca para que no les escucharan.
-"Qué están enamorados" - sonrió.
-"¿Ellos?" - pregunto, ella asintió. -"¿Entonces no crees que lo sepan ya?" - Ella negó -"Parece que han tenido una especie de pelea, ¿crees que lo solucionen?"
-"No veo porque no... irán juntos a la boda" - afirmó -"Y si no llegan juntos estoy segura que de ese lugar salen juntos" - James suspiró.
-"Hay algo que debo preguntarte" - James suspiro pesadamente, ella hizo una mueca y se levanto bruscamente, volvió a sentarse junto a James y acerco sus piernas a su pecho, las abrazo y escondió su cara en las rodillas.
-"No" - susurró -"Por favor" - Y eso... ahí estaba, la manera en la que ella se volvía tan frágil en un segundo, la manera en la que sufría. Le partía el corazón. Pero tenía que preguntar, así que se acercó a ella y la rodeo con ambos brazos.
-"Lo siento" - le susurró en el cabello -"Tengo que saberlo" - le besó el cabello -"¿Has sabido...? ¿Has sabido algo de..."- tragó saliva -"de él?" - ella se estremeció.
-"No" - susurró tan bajito que casi no se escuchó, negó levemente con la cabeza -"No desde... no desde que..."
-"Esta bien" - volvió a susurrar él -"Lo siento... pero tengo que seguir preguntando" - pequeños espasmos recorrieron el cuerpo de Natalie, la respiración era más acelerada y James la apretó más fuerte contra él, ella se sujeto de su camiseta y con un pequeño movimiento de cabeza le indico que continuara -"¿Le has dicho a alguien Natalie? ¿Lo has hecho?"
-"No" - respondió con voz ahogada.
-"¿Y tus padres?" - Su mano recorrió suavemente la espalda de ella y continuo hablando -"Tienes que hacerlo... sé que no quieres hablar de ello, y que decírmelo fue difícil, pero, ese gilipollas esta libre Natalie, no quiero que la persona que te hizo daño siga libre... Tengo..."- trago saliva -"Tengo miedo de que vuelva por ti" - confesó con voz ahogada -"No estoy contigo todo el tiempo y no puedo protegerte como a mí me gustaría... ¿Qué pasa si tus padres lo dejan entrar?" - un escalofrió recorrió sus columnas -"Por lo menos diles a ellos la verdad... harían algo al respecto."
-"Tengo miedo" - sus palabras ahogadas por el pecho de James - ¿Y si no me creen? ¿Y si ya no me quieren? ¿Y si ahora les doy vergüenza?" - sollozó en su pecho.
-"Natalie mi amor..."- le dijo acariciando su espalda, se detuvo esperando que ella no hubiese escuchado eso -"¿No lo entiendes? Tus padres te aman. No dejaron de amarte cuando Jake murió y no lo harán ahora. No fue tu culpa, esto no ha sido culpa tuya."
-"Gracias" - murmuró entre sollozos, se alejó de James un poco y miró a James a los ojos, estaban conteniendo las ganas de llorar, ella lo sabía, pero él no quería ser débil frente a ella, no de nuevo, no ahora que ella necesitaba de él como el necesitaba de ella. No cuando lo que necesitaba hacer era protegerla y demostrarle que con él estaba segura, no quería llorar frente a ella, quería que ella se apoyara de él como un salvavidas y él quería aferrarse a ella de igual manera. -"He arruinado tu camisa" - miro las manchas del rímel sobre la camiseta del, naranja. Hizo una mueca, de seguro esa era una de sus camisetas favoritas.
-"Solo la has hecho mejor" - susurró esperando que ella no le escuchara. Lo hizo.
-"Por cierto" - dijo ella con una sonrisa, inmediatamente una sonrisa ilumino el rostro de James -"¿Quieres ser mi cita en la boda de Grace y John?"
Unos veinte minutos antes de que la campana sonara una chica de cabello largo y negro como la noche iba caminando hasta su casillero con su bolsa colgando sobre el hombro y el cabello cayendo en cascada sobre su espalda, sus labios rojos resaltaban en su blanca piel y el rímel hacia que sus pestañas lucieran más largas. Estaba segura de que a Harry le gustaría aquello, quería dejarle marcada la cara con su labial, no se le quitaría en un par de horas. Hizo una mueca que después se volvió una sonrisa. Había estado pagando la apuesta con Harry desde hace tres semanas y tan pronto como él le mostro su lado más humano, la apuesta simplemente se volvió una costumbre, las citas entre ellos la última semana aumentaron, ya no era simplemente un beso obligado... ya no era solo un beso al día. Ya no era una obligación. Y a Harry le gustaba eso. E Izamar disfrutaba de ello. A ambos vivían felizmente enamorados sin saberlo, compartiendo todo sin entender porque... siendo ellos mismos con el otro. Desnudando su alma sin desnudar su cuerpo. Una chica rubia choco contra ella.
-"Oye" - dijo firmemente la rubia, Izamar le miró, los zapatos altos, la falda corta, el maquillaje en exceso, definitivamente era una de esas huecas. -"¿Estas saliendo con Harry Stevens?" - Izamar hizo una mueca antes de contestar, pensó su respuesta un poco y finalmente dijo:
-"Mantente alejada" - gruñó. Y siguió su camino, la rubia no se quedo allí y la siguió por el pasillo.
-"Tomare eso como un si... aunque no creo que él lo sepa" - ella se detuvo en seco, la rubia se paro frente a ella.
-"¿Qué quieres decir?" - gruñó.
-"Solo digo que deberías ir a la enfermería justo ahora, una sorpresa te espera" - y con un guiño, la rubia se dio media vuelta y desapareció. Ella se quedó allí unos segundos antes de reaccionar. ¿Debía ir? ¿Debía esperar?
Oh maldita sea su mente curiosa. Se dio la vuelta furiosamente y comenzó a caminar por el pasillo, derecha, izquierda, izquierda. La enfermería, maldijo por lo bajo y caminó lento hasta la puerta, unos dos pasos antes se detuvo. ¿Pero y si no era verdad? Maldijo de nuevo su mente curiosa y con la mano temblorosa abrió la puerta de la enfermería, solo un poco. No vio nada. Suspiró aliviada. A punto de cerrar de nuevo la puerta, el sonido de un cuerpo siendo estrechado contra otro llamo su atención. Maldijo de nuevo su mente curiosa y abrió la puerta por completo. Se acerco lentamente a la cortina que la separaba de lo que podría o no ser su perdición. Con las manos temblorosas empujo violentamente la cortina... ¡Oh maldita mente curiosa!
Harry era sostenido por la cara por una chica rubia con un exceso de maquillaje, tenía el tobillo vendado y la falda levemente levantada sobre los muslos, Harry mantuvo sus manos en el aire todo el tiempo, sus ojos abiertos mientras ella le clavaba las uñas en la cara. Ella se alejo un poco de él, pero sin soltarle la cara, se volteo a ver a la pelinegra y le grito:
-"Un poco de privacidad por favor" - gruñó, Harry intento voltearse lo más que pudo hacia la dirección en la que Amanda estaba gritando. Abrió aún más los ojos cuando vio de quien se trataba. Intentó alejarse, pero ella le clavo aún más las uñas.
-"Tu chica ¿Eh?" - le escupió a Harry. Harry iba a hablar pero ella le cortó -"No me digas que no es lo que creo" - volvió a escupir sus palabras hacia Harry -"Que te den Stevens" - salió dando un portazo. Harry intento librarse de Amanda pero ella se aferraba más fuerte a él. Harry no quería hacerle daño, pero ella se iba y el no estaba yendo tras ella. Un nudo se formo en la garganta del rizado ante el pensamiento de perderla. Sin pensarlo aún más le escupió las palabras a Amanda.
-"Suéltame ¡Maldita sea!" - Gruño un poco -"La mujer que amo se está alejando de mi" - las manos de ella soltaron sus cara en cuanto escucho aquellas palabras y el corazón de Harry se detuvo cuando analizo las palabras que había pronunciado. Pero... ¿por qué lo negaba? ¿Por qué lo callaba? Ella había sido todo lo que el necesitaba. Ella era todo para él ahora. Fuerte e independiente, hermosa y sensual. Oh y como olvidar que decía todo lo que pensaba en el momento en que lo pensaba, fuera bueno o malo. Harry se alejó de Amanda y sin esperar nada más corrió tras la única mujer que amaba. Izquierda, derecha, izquierda. ¿Cómo rayos era el camino? Maldijo cuando se detuvo frente al gimnasio. ¿Cuál era el camino? Su mente se ilumino, el camino desde el gimnasio hasta la salida era: Derecha, Derecha, Izquierda, Derecha. Y así lo hizo, corrió lo más rápido que pudo y a penas llego a la puerta vio como la pelinegra caminaba rápidamente, cuando escuchó los pasos de Harry comenzó a correr. Ella sabía que él lo alcanzaría, sin embargo siguió corriendo, cuando él estaba pisándole los talones, comenzó a correr hasta los arboles, quizá allí lo perdería. Se maldijo por centésima vez en el día cuando Harry la tomo por la cintura y la pego al árbol más cercano a ellos.
-"Suéltame Harry" - ella cerró los ojos, era la primera vez que le decía Harry, Harry hubiese sonreído si la situación hubiese sido diferente. Su voz había sonado herida, Harry se maldijo así mismo por hacer que ella se sintiera así.
-"No" - le dijo más cerca -"No es lo que crees" - Ella lo empujó un poco y le soltó un par de insultos antes de recobrar la calma y decirle:
-"La estabas besando" - le escupió , levantó su mano bien alto y antes de que él pudiera decir algo, su se estampó contra la mejilla de Harry, por supuesto que no le dolió... físicamente, era bastante fuerte y había resistido golpes aún más fuertes que aquellos, pero que ella lo golpeara por la razón equivocada hizo que su corazón se rompiera un poco, Harry hizo una mueca y se volvió a acercar a ella, ella le empujo, el se acero, ella le empujo de nuevo, el se acerco de nuevo, soltó una lado de su cadera y sostuvo sus manos sobre ella.
-"Basta" - le gruñó, los ojos de Harry se cerraron -"No lo hice" - le susurró-"... créeme" - le suplicó, ella cerró los ojos y contuvo la respiración. -"Solo estábamos pasando por ahí con Ashton cuando Amanda tropezó y parecía bastante herida, estaba sollozando y me pidió ayuda... no soy esa clase de persona. Así que le ayude a levantarse pero tenía el tobillo lastimado. Cuando llegamos, la enfermera le vendó el tobillo y salió a buscar unas pastillas, justo antes de irme su celular sonó y me dijo que me acercara, que quería darme las gracias, cuando me acerque solo un paso, ella me enterró las uñas en la cara y comenzó a besarme..."- suspiró cansado, colocó una mano en la mejilla de Izamar y continuo -"No la empuje, porque solo un cobarde hiere así a una mujer. Lo único que recuerdo es que estaba esperando a que dejara de besarme o algo así, para decir... para decirle que estás conmigo... Que estoy contigo. Solo contigo. ¿Lo entiendes?"
-"No lo sé..."- susurró, insegura sus manos cayeron a sus costados y miro a Harry con dolor.
-"Mis heridas duelen menos cuando me besas, solo cuando tu lo haces... Solo bésame" - le suplicó-"Ahora" - susurró cerca de sus labios. No porque fuera parte del pago de la tonta apuesta, no. Porque era la única manera en que podía convencerla de lo que sentía, Harry cerró sus ojos al instante, ella rodeo su cuello y lo acercó a ella. Él la estrechó entre sus brazos. E intentó acercarla más, mucho más. La necesitaba, la deseaba. Pero... ¿qué iba a hacer cuando terminara el trato? ¿Cuándo hubiesen ya pasado los cuarenta días? ¿Ella le permitiría seguir besándole? ¿Seguirían siendo lo que son ahora? ¿Dos personas que se besan todo el tiempo y que salen en citas, comparten sus secretos y se entregan el uno al otro casi por completo... pero sin ningún compromiso?
¿Quién querría ser más primero? ¿Quién diría que no?
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