Un día intenso.

La noche fue agotadora, los médicos nos habían dado una mala noticia, Dan debería ser operado de urgencia para erradicar el problema con su arritmia, eso significaría que la operación podría salir o muy bien o muy mal y el miedo invadía cada parte de mi cuerpo.

Me despedí de él mientras lo llevaban a quirófano. Estuve durante unas horas hablando con su hermana y sus padres para presentarme y explicarle de cierta forma mi relación con Dan, su hijo, luego de ello gracias a que Dan había dado todo a Martha decidí que era el momento de plantarle cara a Lara y decirle toda la verdad.

Iba con una idea clara y era el hecho de que no podíamos ser más amigas, Alfred se había tomado la molestia de quedar con ella y contarme todo lo que pasó con Emma, una antigua amiga, y que por supuesto pensaba decirle a Lara que era una mala amiga y pero aun, mala persona.

Cuando llegamos al piso de Lara y Alfred, ella se sorprendió de verme ya que Alfred no le había dicho que iba con él.

—¿Sorprendida de verme?—Pregunté borde y con una mala cara.

—No, solo que Alfred no me dijo nada.—Hizo una breve pausa.—¿De que querías o bueno queréis hablar?

—No crees que eres tú quien nos debe una explicación Lara.—Dijo Alfred enfadado y sentándose en una silla.

—No sé de que hablas Alfred.

—Yo creo que sí.—Comencé a enseñarle capturas de conversaciones que Martha me había pasado de Dan.

En ese momento su rostro cambió, comenzó a tragar saliva nerviosa y a decir excusas sin sentidos y como no, a intentar hacerme chantaje emocional, por supuesto no me deje y le dije absolutamente todo lo que pensaba de ella y como me parecía lo mala amiga y persona que era.

Luego de ello y por supuesto dejar claro que no pensaba volverle a hablar me fui a casa con Alfred a descansar un poco antes de volver ir al hospital, estaba muy cansada y en la pelea con Lara había llorado, lo cual me agotaba también pero tenía la suerte de tener a Alfred apoyandome.

—Alfred siento mucho las veces que me enfadé.—Hice comillas en la palabra "enfadé"—Cuando me intentabas decir la verdad sobre Lara.

—No te preocupes pequeña.—Me acarició la cabeza.—Sé que era tu mejor amiga y es difícil creer que alguien tan importante sea así de mala persona.

—Es cierto que no me lo esperaba, pero sobre todo me arrepiento de todo lo que le dije a Dan.—Comenzaron a salirme lágrimas.—Espero que me perdone.

—El siempre te ha perdonado Aria, no te lo he contado pero el contacto conmigo para ayudarle a poder recuperarte y estar contigo.

Cuando Alfred pronunció aquello se me iluminaron los ojos, nunca nadie había estado tanto para mí de una forma amorosa y me agradaba poder decir que Dan si era un chico que mereciese la pena querer estar con él.

Por otro lado había estado un día entero sin hablar con Marc y quería darle una explicación así que opte por mandarle un mensaje, ya que actualmente no tenía ánimos para nada.

Yo:
Marc, perdona por estar desaparecida pero ha habidos varios problemas en mi vida que requieren mi completa atención. Me lo pasé bien el otro día pero no puedo negar mis sentimientos hacía Dan y solo quiero que seamos amigos.

Marc contestó al momento,

Marc:
No te preocupes Aria, Alfred habló ayer conmigo y me explicó cierta parte, encantado de ser tu amigo, ya nos vemos y me cuentas que tal todo.

En ese momento miré a Alfred agradeciéndolo por todo y me quede profundamente dormida. Luego de varias horas que parecieron una eternidad desperté y eché un vistazo al móvil donde Martha me había enviado algunos mensajes diciendo que la operación iba a empezar en varias horas, por suerte los leí a tiempo y me puse en marcha hacía al hospital luego de tomar una ducha rápida.

—Hola.—Saludé a la familia de Dan.—¿Puedo entrar a verle antes de la operación?

—Claro guapa, entra.—Me dijo su madre haciendo un gesto con la mano para que pasase.

—Hola Dan,¿Como te encuentras?—Le abracé suavemente para no hacerle daño.

—Hola bonita, un poco adolorido y nervioso pero todo controlado y contigo aquí mucho mejor.—Guiño el ojo.

Sonreí por su comentario y no pasó mucho cuando vino el médico a decir que la operación iba a comenzar, una operación entre la vida y la muerte que no sabíamos como iba a salir.

Bese rápidamente sus labios y me despedí dándole ánimos aunque por dentro el miedo se apoderaba de mí.