—Te escucho. —le dijo con una sonrisa.

Minho trago saliva, realmente estaba dudando.

—Usted... es muy bonito.

El de cabello castaño se golpeo internamente, pero por alguna razón no le salían las palabras, sabía que solo alteraría a Felix.

—Bueno... gracias.

Las mejillas del príncipe estaban rosas, desde su última relación que nadie le decía algo lindo.

—No debería usar maquillaje, creo que opaca la belleza que esconde debajo de el. «¿Qué estas diciendo, Minho?» pensaba

—Si lo uso es por orden de mi padre, además a mi no me gusta mi cara, por eso la escondo con maquillaje, pero apreció tus cumplidos, me tengo que ir de lo contrario mi padre se pondrá como loco. —dijo para caminar rápidamente a la puerta.

—Alteza.

—¿Si?

—No es de mi incumbencia y espero no lo malinterprete, pero usted es lo suficientemente bello para opacar a cualquier mujer, además el maquillaje solo es una máscara, una muy pesada e incómoda, algún día me gustaría verlo sin ella, tal vez así pueda ver al verdadero príncipe. —le sonrió desde su cama. —Aunque se que no me decepcionara.

Felix sonrió.

—Yo también quiero que veas al verdadero Lee Felix, pero no es el momento. Hasta luego, Minho.

Justo cuando el príncipe salió, Minho se recostó pensando en todo lo que dijo, ¿De donde le habían salido esas palabras?

«Tal vez estar cerca de él me hace daño». pensó «Pero me temo que esta vez tendré que hacer algo por el, es muy malo lo que van a hacerle, incluso para mi»

La noche cayó y Minho estaba listo para irse.

Desde su balcón y asegurado de que la cuerda no se soltaría, comenzó a bajar lentamente y con cuidado hasta llegar al suelo.

Y de nuevo decidió salir por el bosque.

Ahora tenía dos opciones, iba por su objetivo o ayudaba en algo a Felix.

Suspiro derrotado sin saber que hacer.

«Lo echaré a la suerte.» pensó mientras sacaba una moneda. «Cara mató al conde que casi me mata, Sol ayudó a Felix con el duque».

Lanzó la moneda y cuando cayó en su mano se dirigió a la casa de su nuevo objetivo, el duque.

El balcón de la oficina del noble estaba cerrada, pero afortunadamente no con llave por lo que entró lo más silencioso posible y se escondió para esperarlo hasta que llegará el mejor momento.

Que fue rápidamente que entró a buscar unos libros justo delante de él joven asesino.

Sacó su daga y lentamente se acercó y la puso en su cuello.

—¿Qué cosa planea hacerle a su Alteza el príncipe? ¿Sabía que lo podrían acusar de traición si su Alteza se llegara a enterar? Le exigo que de por olvidado sus planes o lo mató aquí mismo.

—No se de que me habla, su Alteza es el diamante de nuestro Reino, jamás le haría algo malo, a ningún miembro de la familia real. —le explicó el hombre, temblando de nervios.

—¿Cree acaso que le creó? Los escuche, a usted y a Su Majestad, si algo le llega a pasar a su Alteza, dese por muerto. —lo amenazó para luego cortar levemente en la cara del duque.

El hombre grito del dolor y Minho salió rápidamente de la residencia para volver al Palacio, antes de que alguien se diera cuenta que no estaba.

Más tarde en la mañana, despertó después de su larga noche, aun tenía algo de sueño, pero decidío salir de sus aposentos para pasear un rato por el Palacio.

Lo que no esperaba era encontrarse con la reina, el rey y el príncipe, parecían esperar a alguien.

—Sus Majestades. —Los saludo con una reverencia. —Alteza. —Dirigió su saludo también al príncipe.

—Minho, te ves mejor, es bueno que te puedas levantar. —dijo el rey alegremente.

—Si, han pasado tres días de mi recuperación, pero vamos avanzando rápido, tal vez deba retirarme, supongo que están esperando a un noble.

—Oh no te preocupes, solo es el duque que viene a presentar una queja, ya que ayer alguien lo atacó en el nombre del príncipe. —le explicó.

—¿No puede ser? ¿Quien se atrevería a manchar el nombre de su Alteza? —Fingió su asombró.

—Es a lo que viene, tal vez vió al atacante y lo pueden arrestar, pero quédate no es un asunto importante como para que te tengas que ir, es sólo el duque. —Rió por lo dicho y Minho fingió hacerlo.

Las puertas del Gran Salón fueron abiertas, dejando ver al duque y a su hijo mayor, Hyunjin que entraron con una cara sería y al estar frente a los tronos de la familia real les hicieron una reverencia.

—Majestades, Alteza, siempre es un gusto verlos, pero esta vez no es algo bueno, ayer me atacaron en mi propia casa y mancharon el nombre de nuestro príncipe y mi dignidad, mi atacante dijo que yo quería hacerle algo a su Alteza. —les explicó con frustración fingida.

—Si lo dijeron fue por algo, ¿No lo cree, duque? —Hablo Minho.

—Tú... tú fuiste el que me atacó anoche. —lo acusó.

—Duque, eso es imposible, el joven Minho, esta bajo recuperación y no era posible que se moviera. —defendió Felix.

—Pero... Alteza, su voz es idéntica a la de mi atacante, ¿Le va a creer más a un pueblerino que a un noble?

—No estoy de parte de ninguno, pero creo que es injusto que lo ataque por algo que no es capaz ni de hacer. —Felix esta vez fue más severo con su tono de voz.

—Lo reto, entonces, mi atacante me corto en la mejilla por lo que sabe empuñar una espada, si este chico gana aceptó que no fue el, pero si yo ganó lo ejecutan por el intento de asesinato al cuerpo del Reino y por difamación.

El rey miro a su hijo que estaba preocupado, pero aún así asintió dando el permiso para que el reto fuera cumplido.

—Padre, ¿En serio va a pelear con un pueblerino? —pregunto Hyunjin que miraba a Minho de reojo.

—¡No es justo que pelee estando lastimando! —protestó el príncipe.

—Alteza, no se preocupe, tengo la fuerza suficiente. —le dijo el chico de caballo castaño para luego guiñarle el ojo.

A ambos hombres les fueron entregadas una espada para poder pelear y una vez en posiciones solo esperaban la señal del Rey.

«Felix, tengo muchos secretos que no puedo decirte, pero si demostrar, esto es sólo parte de mi nuevo plan para hacerte entender.»

Y bueno hasta aquí, el sábado les traere otro capítulo con más cositas y a darles respuestas, espero les haya gustado y no tenga errores. Sin más nos leemos después.
Chan les manda un Big hug 💕✨