La música estaba a tope, el olor a alcohol invadía mis fosas nasales, al igual que el tabaco y la marihuana que algún que otro niñato estará probando en medio de la discoteca.
Miro a todos con desprecio, al fin y al cabo me creo con ese derecho. Bebo de nuevo un tequila, lo dejo bajo mi lengua un segundo, y luego a la garganta.
Quema bastante, pero sabe a Diosa. Rodeo con mi brazo a la hermosa morena que tengo a mi derecha, ella sabe quién soy, la verdad que todos aquí lo saben, el hijo bastardo del señor Eryx Brontë, por desgracia, para mí, para la gracia de ella.
Hijo menor, con el mismo porcentaje de herencia que mis otros cuatro hermanos, ¿La diferencia entre ellos y yo? Mi padre tuvo una aventura con la empleada, pero la señora Brontë no quería el divorcio, consideraba que era mucho estrés, nos acogió en la familia y obligó a mi padre a dar trabajo a mi madre fuera de la casa.
Así que ahí nació nuestra sociedad, ni un hermano mío jamás me trató mal, siempre hemos sido unidos, y me han dado las mismas oportunidades, pero para bien o para mal, soy la oveja negra de la familia... literal.
Y la razón por la que soy reconocido donde vaya, y así también el motivo por el que tengo éxito con las chicas. 22 años heredero de la fortuna Brontë, guapo, negro con ojos grices y rebelde, las chicas morían por mi.
La verdad, que hace un año, eso no me importaba, estaba enamorado, y era un chico bueno, de esos bien portados, que no montaría jamás un espectáculo, pero mírenme ahora, susurrando indiscreciones al oído de la morena.
Ella me sigue el juego, su mano sobre su cuello, acariciando su piel, es señal que va a caer, y es más, está buscando caer. Su respiración agitada en respuesta al leve toque que hice sobre su hombro con mis labios es mi bandera.
La música suena más fuerte, llenando mis oídos de ella, así que me acerco a la oreja de la chica, y con la voz más seductora posible, le susurro.
—¿Vamos?—pregunto cuando ella mueve la cabeza suavemente para decirme que si.
No lo voy a negar, ya le tenía ganas desde hace rato, así que me levanto del sofá y la estiro para que se ponga de pie.
—¿Dónde van? —La voz de mi hermano, Natanael, irrumpe mis pensamientos, el traía una copa en la mano, y a una hermosa mujer colga del brazo.
—Hermano-Respondo sonriendo—. Daremos un pequeño paseo.
Natanael sólo sonríe, mientras me muevo entre la gente, desde donde estoy puedo olerlos a todos, saber quién está fumado, borracho o herido.
No me dan pena, ni tristeza, por que yo soy así mismo, un ser vacío buscando llenar el hueco de su pecho.
Pero ahora, voy a probar llenar mi vacío, con sexo casual, no hasta ahora no me a funcionado, pero admitamoslo, es más que divertido, es placentero, delicioso.
Miro a ambos lados antes de pasar por los pasillos que nos lleva al baño, al darme cuenta que no está nadie, deslizó una de las paredes. Mi acompañante se ve bastante sorprendida y feliz, supongo por que no debe hacerlo en un baño, si no que en un lugar más cómodo.
Cierro de nuevo la pared cuando ella se tira contra el muro y hace movimientos suaves y sensuales para mi. Ja, no crean que esto se creó para que los hijos Brontë tengan aventuras. Este lugar en realidad debía ser un depósito de bebidas exóticas, por eso los aires acondicionados y la iluminación colocados estratégicamente, pero al final, Mi padre consideró descartar la idea, y ahí es que nosotros decidimos aprovechar el espacio, admitamoslo, somos muy creativos.
Un living, una tele, vídeo juegos, minibar y luces de colores. La música de la discoteca no se filtra aquí debido a la consistencia de las paredes, por lo que puse mi propia música.
Y allí sonó «Go Fuck yourself» con las palabras de hombre cantando, me tiré a los labios de mi invitada, de quien por cierto, no sé su nombre, y la verdad no será necesario por hoy.
Ella comienza a soltar pequeños suspiros cuando mis manos la recorren. Entre Besos y besos la llevo hasta el sofá dónde se sienta, y la iniciativa de ella, es genial. Sostiene mi cadera, para luego desabrochar mi cinturón y despojarse de mi pantalón.
Pasa su mano sobre mi boxer mientras la miro con lujuria, y ella sabe que ya me tiene listo.
Se deshace de todo, para tomarme con ambas manos y hacer magia con su boca.
Sus gemidos me encienden más, la verdad su lengua es mortal. Cuando ella me suelta, le agarro del mentón y la beso con fuerza. La levanto del sofá con la intension de desabrochar su vestido, y cuando lo logró, ella se lo quita todo, quedando sólo con unas bragas negras.
Sus pechos redondos me invitaron a besarlos, así que voy por ellos, paso mi lengua sobre sus pezones y ella gime de calor, con mi otra mano acaricio su clitóris debajo de sus bragas. Sus gemidos me pedían que continúe.
Me quito la remera, y todo lo que queda del pantalón, sólo bajo un poco más mi boxer.
Me separo de sus pechos y tomo su cabeza, pasando mis dedos en sus cabellos, la beso de nuevo, recorriendo con mi lengua la suya, ella suspiraba, gemia, jadeaba mi nombre, y su cuerpo desnudo se encorbaba más hacia el mío, ya me quería dentro, lo sé.
Me acerco hasta la mesita de luz, y quito un paquete de condón el cuál me lo quita ella, para colocarmelo. La miro fascinado por lo atrevido de su acto, me encanta.
Colocó el condón con ambas manos, la miré, y cuando terminó el trabajo la giré, puse su espada contra mi pecho. Acaricié sus pechos, y de ella sólo salían gemidos de placer.
—Te va a gustar, lo prometo-Digo cuando la apoyo contra el sofá y separo sus bragas.
Entro en ella, y con mucho cuidado comienzo a moverme lentamente, la música de fondo era más y más intensa, y eso en verdad hacia que quisiera disfrutarla más.
—Mmmmm-Ella sólo gime y goza, así que acelero mi ritmo, provocando que ella quiera más- Si, si, si, así-Su voz es un hilo de placer, ella está cerca la cima.
Me muevo más rápido para entrar profundo, mientras la escucho gritar de placer, la tomo del cabello y la traigo hacia mi, ella ya llegó al cielo, ahora es mi turno.
Le toco los pechos, mientras ella gime con locura, y eso me calienta más, me muevo saboreando sus labios, acariciando su cuerpo, embistiendola.
—Mmmmm voy a llegar de nuevo-Dice así que le aprieto los senos y beso sus labios, sus suspiros me indicaron que lo hizo, y con eso también lo hice yo.
Sí, podré tener el corazón roto, y un alma vacía, pero el sexo, lo hace más llevadero todo.
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