No puedes ser así. No puedes ser tan perfecto. Me debilitas, eres algo contra lo que no puedo luchar. Eres la razón por la que me levantaría encadenada y aún así sonreiría. Eres tan insistente, también caprichoso. Te dejas llevar por un sentimiento proveniente de un encuentro casual en un ascensor, te dispones a que una desconocida desordene tus esquemas de vida, a quedar expuesto a cualquier dolor, algo tan simple te ciega ante la cordura. Por favor, intenta frenar esta pasión. Ámame, pero intenta moderar la intensidad de ese sentimiento, porque algo que empieza siendo complementario, puede acabar convirtiéndose en el núcleo de nuestra vida. Y si este llega a desvanecerse, el existir perderá sentido, por lo que se verá sumido en un caos total, impregnado de tristeza y añoranza, con saladas lágrimas como sustento para un alma perdida y vacía, llena de melancolía. Te digo esto porque me tientas y ansío sentirte, sentir lo que es tenerte, tenerte como mástil, para sujetarme. Quiero vivir esta experiencia, me parece que esta locura de dejarse llevar en una situación tan crítica es contagiosa, solo quiero lanzarme a la aventura, salir afuera y subirme a lo alto de una montaña para gritar lo que siento y oír el eco de mis sentimientos retumbar entre los edificios de la ciudad. Deseo sentirme viva, llevo demasiado tiempo reprimida en este mundo. Todo es oscuro¡Todo! Las luces están apagadas, contemplo una ceguera crónica. Sé que no puedes comprenderme, pero espero que tal vez un día entiendas una milésima parte de lo que me pasa. Recuerda, te dejo entrar, pero se prudente.

Tu pelirroja.

¡Actualicé! Es un milagro.