El castigo de la bruja.
A pesar de la insistencia de Seok Jin en confeccionar disfraces de Mario Bros y la princesa Peach para la noche de Halloween, Amy no dio su brazo a torcer. Con un juego de azar y unas cuantas copas, le ganó la apuesta; se disfrazaron de elfos.
Como gran fanática del señor de los anillos, le hizo vestirse de Legolas y ella de Galadriel.
Se presentaron como habían acordado, al concurso de disfraces. Ella estaba segura que ninguno de los presentes llevaba disfraces más originales que los suyos.
—Prepárate para ganar —le susurró a Seok Jin.
El metió una paleta a su boca mientras elevó los hombros.
—La pareja ganadora de esta noche —anunció la anfitriona—, son Mario Bros y la princesa Peach.
La mandíbula de Amy por poco y rozó el suelo. Se quedó de piedra viendo a un par de niños subir por su premio.
—Ya ves —le fastidió su novio—, te dije que nos vistiéramos de ellos.
—El jurado debe ser infantil como tú.
—¿Me estás llamando infantil?
Sin miramientos empezaron a discutir acalorados, hasta que la organizadora se les acercó y les ofreció dulces para apaciguar su furia, dos gomitas en forma de gusano. Ambos lo aceptaron gustosos y se lo comieron de un bocado. Sin embargo, al instante los atacó un profundo sueño acompañado de un leve mareo.
—Vesna, Vesna...
Amy escuchó que susurraban ese extraño nombre cerca de su oído. Sus párpados pesaban, pero la conciencia pronto la acompañó; cuando lo hizo quedó trastornada. Los preciosos seres que la rodeaban tenían las orejas puntiagudas, los rostros alargados y el cabello largo. Acaso eran... ¡¿elfos?!
—Vesna, al fin despertaste —le susurró una elfa de cabello marrón y trenzas en la coronilla.
Pero... ¿por qué le llamaban Vesna?
—¡Antreklik, Vesna ya despertó! —Un elfo vociferó a gran voz.
Su consternación creció cuando el nombrado se aproximó hacia ella, portando en la espalda muchas flechas y un arco. No era nada más y nada menos que su novio.
—¿Cómo te encuentras cariño?
—Seok Jin, ¿qué está pasando?
—No sé qué ha pasado, pero hemos reencarnado en un elfo guerrero, y una elfa hechicera.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque llevábamos esos disfraces.
—Pensamos que habían muerto. —Otra elfa de largo cabello azabache se aproximó. Su rostro era tan blanco como la nieve, y sus pestañas gozaban de ser enormes. Era la chica, o elfa más hermosa que había visto jamás.
El elfo de largo cabello castaño le ayudó a Amy a ponerse de pie.
—¿Puedes montar, Vesna? Tenemos que continuar.
—Creo que sí.
Amy miró la preciosidad a su alrededor, la amplia vegetación cargada de flores y praderas. ¿Así era la tierra de los elfos?
Seok Jin le ayudó a montar en su blanco caballo. Su novio de por sí era guapo, pero convertido en elfo traspasaba los límites de la hermosura. Su cabello largo y sus orejas puntiagudas le daba un toque angelical.
—¿Me puedes explicar qué está pasando? —le preguntó cuándo él sostuvo las riendas del animal.
—Somos una especie de héroes en esta historia. Estamos dirigiéndonos a la montaña blanca en busca del Antares. Si te preguntas qué es eso, no lo entiendo muy bien, pero es el aparato que los elfos intentan alcanzar para salvar a su raza. El Antares les otorgará el máximo poder de protección frente a los licántropos que han atacado y matado miles de elfos.
—¿Hay hombres lobos en esta historia?
—Y son altamente salvajes y sanguinarios.
—Entonces Vesna y Antreklik están detrás de esta misión... Pero tú y yo no somos ellos, ¿qué les ha pasado a los originales?
—No lo sé, ¿tal vez están en nuestro mundo?
—Hemos intercambiado cuerpos. ¿Qué podemos hacer para regresar Seok Jin?
—No lo sé, pero ese tal Antares contiene mucho poder, tal vez podemos pedirle que nos regrese al mundo de los humanos.
Con un suspiro Amy se recostó sobre su pecho. No tenía idea de cómo se habían metido en eso, pero no le quedaba más alternativa que enfrentar su realidad.
Seok Jin le explicó que la elfa de cabello marrón era la hermana de Antreklik, llamada Jahar, mientras que el elfo alto y castaño era el hermano de Vesna, de nombre Tasnis. La preciosa elfa de cabello azabache era una hechicera de menor rango llamada Irir.
Tras un largo trecho de camino cayó el crepúsculo; la oscuridad invadió las tierras, el resplandor de la luna y las estrellas los acompañaron en su velada. Tasnis y Antreklik se turnaron para hacer guardia mientras ellas dormían. En su sueño, Amy escuchó una voz extraña que le dijo lo siguiente:
"Antes de la media noche en la tierra de los humanos, deberéis recuperar su forma, de otro modo, permaneceréis por siempre en sus nuevos cuerpos".
Comprendió entonces lo que iba a suceder si no cumplían su misión lo antes posible. Intentó despertarse para comunicárselo a Jin, pero el llamado del que supuestamente era su hermano, le hizo levantarse de un sobresalto.
—¡Vesna, utiliza tu poder para escondernos! —gritó Tasnis—. ¡Los licántropos nos acechan!
Amy miró horrorizada hacia el norte. Una manada de lobos de gran tamaño se aproximaba a toda velocidad. Sus ojos elficos y aguda audición le permitió reconocerlos a millas de distancia. Pero... ¿cómo podía utilizar su poder para protegerlos?
—¡Vesna, rápido! —vociferó Jahar.
Ella acudió a su novio en busca de alguna solución, pero él le miró con la misma incertidumbre.
—No...no puedo hacerlo —sollozó.
La velocidad con la que los licántropos corrían, era descomunal. Desde ya pudo ver sus colmillos afilados y sus miradas asesinas. Sus hocicos manchados de sangre le revolvieron el estómago.
—¡Vesna! ¿Qué te sucede? —increpó Tasnis.
Negó sin saber qué hacer, el miedo y la frustración de no saber usar su poder la dejó muda.
Irir dio un paso al frente.
—Yo lo intentaré.
Cerró sus ojos; al instante una esfera invisible los acogió. Los lobos ya habían llegado. Eran demasiado en comparación de los cinco elfos.
Los licántropos poseídos por su sed de matanza los olfateó de canto a canto sin poder hallarlos. Sabían que estaban allí, pero la esfera los protegía de sus miradas asesinas.
El líder de la manada se aproximó demasiado a Jahar rozando su cola con sus pies. Tasnis le indicó con la mirada que aguantara lo que pudiera, pero por más esfuerzo que hizo, no lo pudo contener. La esfera se rompió con su grito.
Los lobos los enfocaron hambrientos, les rodearon sin dejar un centímetro de espacio para huir.
Un lobo marrón tuvo intenciones de atacar primero a Amy, saltó sobre ella con furia, pero Seok Jin se interpuso al ataque. Su fuerza élfica hizo rodar al licántropo que al instante se puso de pie para atacar nuevamente, sin embargo, esta vez él tuvo el tiempo de lanzar una flecha de plata directo a su corazón.
El líder de la manada dio la orden de atacarlos. Afilaron sus garras y colmillos. Los tres elfos guerreros no dudaron en utilizar sus flechas.
Amy se quedó paralizada pasando su mirada de Jahar a Tasnis y luego a su novio. Los tres se desenvolvían con los arcos de manera magistral. Seok Jin había dejado que su cuerpo élfico lo guiara. Ella también quería ayudar, pero no sabía cómo. Miró hacia Irir, ella usaba su poder para acabar con los lobos; de uno en uno los congelaba o los incineraba.
Sintió la mano de su novio, él la estaba jalando hacia un lugar seguro, pero al instante fue testigo de la embestida de un enorme lobo gris.
—¡Seok Jin! —gritó horrorizada.
Cuando se giró, el animal ya estaba sobre él. Con un zarpazo le hizo caer. Llena de miedo, y con la desesperación a flor de piel, elevó su mano con la finalidad de exterminarlo. Se quedó sorprendida cuando una filosa ráfaga de hielo cubrió el cuerpo del licántropo.
Su novio la miró con aprobación, pero como no tenía tiempo para decir nada, inmediatamente se puso de pie para seguir con la lucha.
Amy tampoco se detuvo a halagarse, comenzó a utilizar su poder para exterminar a cuanto lobo pudiese.
—¡Vesna, encuentra el Antares! ¡Son demasiado para nosotros! —gritó Tasnis desde el tumulto—. ¡Pide la salvación de nuestra raza!
Ella buscó con la mirada a su amado quien se dio el tiempo para asentir a esa petición.
—Ve mi amor, puedes lograrlo.
Él le abrió paso entre los lobos para que ella pudiera montar.
Confiando en su instinto de elfa cabalgó cuesta arriba hacia la montaña. El pánico le hacía girar vez en vez hacia el lobo negro que la seguía. Cuando llegó al pie de la montaña, marcó una línea de fuego para que él no pudiera pasar.
Rápidamente escaló la montaña. Grande fue su sorpresa al encontrar una piedra brillante en la cima. Al momento de tocarla, un espectro apareció ante sus ojos. La gran protectora de todos los elfos.
—Lo has logrado, valiente Amy —le dijo sonriendo.
Se sorprendió al reconocer su nombre de humana.
—Por haberme encontrado y salvar a los míos, te concederé un deseo, aunque claramente creo saber qué es.
Ella asintió emocionada.
—Vuelve con los tuyos...
Después de pronunciar aquellas palabras, fue transportada a la tierra de los humanos. Al abrir sus ojos, ella y Seok Jin se hallaban nuevamente en la casa de la anfitriona. La mujer les recibió con una sonrisa.
—Espero que después de esta experiencia se mantengan más unidos que nunca —les susurró—. No discutan por cosas frugales.
Con lágrimas en los ojos, la pareja se abrazó fuertemente.
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