Capitulo Veintinueve

Lan Qi Ren los miro para señalarlos con molestia.

Lan Zhan siempre fue el chico que obedecía todo lo que decía su abuelo, aquel también demostraba odio hacia la mafia, aquel que se la pasaba culpado aquellos que mataron a sus padres, hundiéndose en el odio, su hermano por su parte siempre fue neutro, nunca pensó que la venganza o hace algo, por lo cual solo simplemente se alejó.

—¡Principalmente, tú!, Lan Zhan, no pensé que fueras tan tonto para no poder hundir a una bolsa de basura —dijo para sentarse en la silla de Lan Zhan

—Abuelo, perdón, General, déjame explicarle algunas

—Me dirás que, ellos limpiaron su dinero, los nuevos líderes o que Feng Mian les contó su versión —corta su puro

—¿Feng Mian? —hablo Xichen

—Si, conozco a esa persona, así que no me dirás esas estupideces —prendio su puro

Lan Zhan miro a su hermano, para luego mirar hacía abajo, sintiendo algo de presión ya que dentro de su corazón había una mezcla de sentimientos, amaba a Wei Ying eso era claro, pero aún están divididos por el odio y la venganza del pasado.

—¡Ahora harán todo lo que yo les diga! —pronunció el General Lan Qi Ren.

—Si señor —dijo Lan Zhan sin mucha opción

—Esta bien, pero mi libertad no está en juego, las cosas la haré a mi tiempo y a mi modo —dijo firmemente Xichen

—¡Bien!

Las cosas se habían calmado, en los clanes, aunque no era de todo bueno, era claro que el clan Lanling Jin no estaba conforme con las nuevas maneras de actuar de la nueva líder.

Jiang Cheng fue operado, para curar su cuerpo, la herida de bala y la costilla rota, quienes estuvieron a su lado fueron sus hermanos pero sobre todo Nie Huai Sang, quien todos los días le traía sopa, como fruta, le leía y se quedaba a su lado.

Se decía que el temperamento frío de Jiang Cheng solo se calentaba con la paciencia y la amabilidad de Huai Sang, si bien era cierto parecía que su situación no estaba del todo bien.

—WanYin —dijo Huai Sang al hombre que solo miraba la ventana

—Oh, lo siento Huai Sang, están pasando tantas cosas con los clanes que debido a esto me siento inútil, mi hermana tiene que esforzarse y Wei Ying se que esta herido

—¿Herido? —preguntó el joven quien peleaba una manzana con mucho cuidado

—Su corazón fue herido, si bien siempre supo que fue adoptado, creo que paso algo más en ese lugar, no está presente, puedes verlo y pensar que es feliz, que sigue siendo el mismo desvergonzado chico, pero se que dentro de él, hay una espina en su corazón

—La forma en la que ustedes 3 se conocen y se aman, siempre me han hecho sentir celos, mi hermano solo sabe gritarme y enojarse conmigo, siempre me ha gustado la manera que los proteges, sentía que estando a tu podría estar seguro

Le da un pedazo de manzana y sonríe.

—Tú no necesitas que te protejan, eres inteligente y sobre todo hábil —toma el pedazo y lo come —dulce

Huai Sang juega con su ropa mientras contiene las lagrimas.

—Yo, lamento... haberte... alejado... yo... quiero

—Somos amigos, no te lamentes —le sonríe 

—¡Yo quiero volver a ser tu novio! —lo miro con lágrimas contenidas

—Huai Sang...

—¡Déjame de cuidar de ti!, ¡yo mismo hablaré con mi hermano!, ¡por favor déjame estar a tu lado!

El corazón estaba herido, se sentía oprimido, dolía en cada latido y se ahogaba con solo existir, Lan Xichen estaba dentro de él, pero los errores que había cometido, los tenía claro, al final de esta guerra, se entregaría, pero sin embargo, se sentía tan confundido, Huai Sang era para él su primer amor, ahora en su corazón estaba aquella ahogante y desesperada necesidad de ver aquel tonto, que se burlaba de él.

—...Yo...

La puerta se abrió de golpe, ahí estaba Wei Ying con fruta y cosas para Jiang Cheng.

—¿Cómo te sientes hermanito? —dijo con una sonrisa

—Peor ahora que llegaste.

—¡Me voy! —pronuncio en una huida Huai Sang

Wei Ying solo lo mira irse y mira a Jiang Cheng quien solo deja salir un suspiro ahogado.

—¿Pelearon? —preguntó Wei Ying pelando una mandarina

—No, él quiere volver

—¿Eso es bueno?

—Wei Ying, ¿cuándo dejaras de fingir que estás bien?  —pronunció tomando la muñeca de su hermano —cuando quieras llorar ven a verme, yo limpiare tus lágrimas, sin preguntar nada, pero regrésame a mi hermano, a ese idiota y tonto, necesitamos ayudar a YanLi ¿si?

Wei Ying asintió y luego sonrió para comer la mandarina.

—¡Ey, esa es mi fruta!


Un mes entero pasó, los hermanos Lan habían estado ocupado tras las ordenes de su tío, quien investigaba cada minúsculo detalle lo que hacía los clanes de la mafia, principalmente el clan principal Yunmeng Jiang.

Después de una noche agotadora Lan Zhan camino por los bares y se sentó en la barra de uno, donde sin saber que pedir, con solo recordando aquella persona pidió, la especialidad de la casa: "La sonrisa del emperador", tomó un poco y dio un suspiro profundo.

Su mente comenzaba a nublarse, fue cuando alguien se sentó a su lado, no podía verle, solo miraba su sonrisa.

—No debes de tomar si no lo toleras. —pronunció la persona mientras tomaba del licor.

—¡Eso es mío!, no lo toques, eso me recuerda a él

—¿A él?

Lan Zhan tomo la botella y bebió de esta.

—Esa persona que tanto odio.

—¿Entonces por qué tomas si tanto lo odias?, ¿no lo recordarás más?

—Lo odio, odio cuando sonríe, cuando dice mi nombre, cuando me toma de la mano, cuando me arrastra, lo odio tanto... eso quisiera odiarlo con mi corazón, para que no me doliera, para que, no me doliera en cada latido, en cada noche cuando solo puedo escuchar su voz decir mi nombre...

Lan Zhan cayó sobre la barra inconsciente.

El hombre tomó a Lan Zhan y lo llevo a fuera, donde tomo un taxi, lo arrastro a un hotel.

Con las fuerzas que le quedaban, lo subió a la habitación lo dejo caer, quito sus zapatos y lo acostó, tomo una toalla y limpio su rostro con suavidad.

—Wei... Ying... —dijo Lan Zhan antes de darse la vuelta.

Tomó el celular de Lan Zhan usando su dedo lo desbloqueo hizo una llamada y espero.

Cuando la puerta sonó, se levantó de la cama sin antes besar los labios de Lan Zhan.

Abrió la puerta para ver a Lan Xichen.

—¿Wei Ying?

—No le digas que estuve aquí, cuídalo esta muy ebrio.

Hizo una reverencia y se marchó.

Lan Xichen no pudo decir nada, solo ir a ver a su hermano quien dormía profundamente.

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