Capítulo Trece
Wei Ying camino hasta llegar hasta donde estaba Xue Yang, el cual se encontraba sentando fumando.
—¿Qué pudiste averiguar? —preguntó Wei Ying sentandose frente a él
—Bien, el menor de los hermanos, no es un problema, él solo escribe cartas a tu hermana, el problema es el mayor Jin Guang Yao, el parece que quiere ser el nuevo líder del clan, pero terminará con todos a sus alrededor, sin importarle quien cruce su camino, al parecer algo grande se viene
—¿Algo grande?, explica
—El clan Jin y Wen, piensan alzarse contra el clan Jiang, no sabría decirte cuando, pero tiene que tener mucho cuidado
—Ya veo, te daré tu paga —saco un sobre y se lo dio para pararse
—No te vayas aún, tomemos algo —tomó su mano con fuerza —hoy no viene tu querido amigo, será cierto aquello que dicen, que uno sin el otro no son nada del otro mundo
—Oh, ¿Lo quieres comprobar? —Puso su otra mano en el mango de su espada, sacándola de golpe para ponerlo en el cuello de Xue Yang
—Ya veo, pero no solo soy yo.
Varios hombres sacaron sus pistolas colocándose a su alrededor, apuntándole a Wen Ying
—¡Maldita sea Jiang Cheng! —pensó para si mismo
—Dicen que sabes bailar muy bien, ¿por qué no bailas para mí?
—¿Por qué tendría que hacerlo?
—No creo que estés en la posición correcta para negarte
—Quizá puedan dispararme, pero antes que eso suceda, yo abre cortado tu garganta, ¿quieres saber quién es más rápido?
Wei Ying suplicaba poder salir de aquella situación, su respiración era calmada y su mirada fría y segura, pero dentro de él había mucho miedo.
—¡Bien!, bien, bajen sus armas
—Buena decisión, ahora me iré
—Wei Ying, recuerda que no siempre podrás salir bien librado, ahora en adelante tu y tus hermanos tienen que cuidarse, no confíen en todos, menos en esos dos policías
—¿Qué?
—Los hermanos Lan, son hijos de dos ex policías, que tienen un pasado unido con el antiguo líder del clan Jiang, por lo cual no dudaría que sea por eso que se han acercado a ustedes dos —sonrío fríamente —recuerda que, bajo el sub mundo todo se sabe, no puedes esconder nada si vives en la oscuridad
—¡Ok! —Alzo su mano moviendola marchándose después de haber guardado su espada.
Los pensamientos de Wen Ying, estaban dolorosamente confundidos, aquel hombre llamado Lan Zhan, estaba incrustado en su corazón como nadie lo había hecho, nunca tomo en serio las relaciones o sentimientos, con solo dormir y conseguir lo querías de otras personas era suficiente, no tenían que tener más allá de lo que necesitaba, sin relaciones o sentimientos, ahora sabia la razón de porqué se acercaba a él, solo quizá por información o venganza, era tan cierto lo que decía su padre, no había porqué relacionarse con alguien fuera del clan, nadie es sincero, nadie da nada si querer algo a cambio.
Maldijo una y otra vez mientras caminaba, su hermano lo había abandonado dejándolo expuesto a una situación peligrosa, su hermana estaba enamorada de un idiota, y dos clanes querían derramar sangre innecesariamente.
Se preguntaba si su madre lo hubiera dejado en la calle, sin ningún cuidado viviendo lejos de clan, quizá su vida fuera más fácil, pero lo único que le agradecía era que, pudo conocer a sus hermanos, a las personas que estuvieron a su lado en todo momento, que sostuvieron su mano, que nunca lo trataron diferente aunque fuera el hijo de la amante de su padre, para los de ellos siempre iba ser su hermano, por ello tenía que hacer todo para protegerlos.
Pareciera que el cielo podía interpretar sus sentimientos, una gran lluvia cayó mojando su ropa y dejando fluir sus sentimientos, no hizo nada más que caminar en la oscuridad, bajo la lluvia.
Mientras caminaba un auto se paró a su lado, el ignoró aquello para seguir caminado.
—Te resfrieras —una voz tranquila interrumpió sus pensamientos, una voz que conocía muy bien.
—De todas las personas, ¿tenías que ser tú?, el destino está jugando un juego muy cruel
—¿Perdón? —dijo el hombre con la sombrilla en mano, al bajarse del auto.
—Querido señor Lan Zhan, ¿qué quiere de mí?
—Ahora, que salgas de la lluvia, podrás tener un resfriado —indicó mirándolo
—¿Por qué no puedo negarme a usted?, bien, vayamos a donde sea.
Wei Ying se subió al auto de Lan Zhan, mirando por la ventana se quedó en un silencio.
—¿Donde es tu casa?
—No quiero ir ahí, llévame a un hotel
—Mnh —Asintió
Había una regla, la casa de los Jiang era un secreto, si bien al rededor había pequeñas casas donde vivían los integrantes del clan, la verdadera ubicación de la casa era un secreto solo los más allegados sabían de ella, principalmente los líderes de los clanes, pero fuera de ese mundo nadie podía saber aquello.
—Aquí esta bien —dijo Wei Ying, sin ánimos de hablar
—Ok
—Adiós Lan Zhan, gracias por el aventón
—Wei Ying...
—¿Quieres entrar al hotel conmigo? —bien si tengo relaciones contigo no habrá nada más, serás una persona mas, quizá mis sentimientos por ti, se desaparezcan como un capricho cumplido
—No, solo cuídate
—...
Se dio la vuelta moviendo la mano, para entrar al hotel, miró a que Lan Zhan se fuera, para salir del hotel, miró su celular y tenía muchas llamadas de Jiang Cheng.
—¡Pedazo de idiota!, ¡¿cuantas malditas veces te he dicho que no hagas reuniones sin mi?! —gruñó Jiang Cheng
—Estoy bien, gracias por preguntar hermano
—¡Mis huevos!, podrían haberte matado, ¿sabes como se sintiera YanLi?, ella es la líder
—Lo sé, pero no pasó nada, ahora tomaré un taxi para ir a casa, ¿tu donde estás?
—Iré a ver a Nie Huai Sang
—Ya veo, nos vemos
—Wei Ying, hablemos más al rato, ¿sí?
—Supongo que no importa que tan grandes seamos, siempre sabes cuando algo pasa
—Regresa con cuidado
—Si...
Wei Ying miro como la lluvia dejó de caer.
—Oh Lan Zhan, ¿por qué tenías que meterte tan dentro de mi?, pareciera que nuestras almas estaban destinadas a estar.
Créditos a su autor.
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