«Capítulo Dos»
Los placeres violentos tienen fines violentos...
•°•°•
Laila peinaba sus rizos mientras los ataba en una media cola. No era tan difícil como parecía, pero debía darse prisa si quería empezar con su investigación. Ya sabía cómo empezaría, y lo haría con el collar de Ofelia. Saliendo de la habitación, puso su mochila al hombro, y se dirigió al salón de directivos para hablar con la directora.
La Universidad Ravenhill no solo era conocida por su prestigio académico, sino también por sus estrictas normas de convivencia. Al ser una institución que aceptaba estudiantes de diversas ciudades y países, ofrecía alojamiento en sus amplias residencias. Las habitaciones estaban divididas en dos alas principales: una para las mujeres y otra para los hombres. Cada ala era un mundo propio, con pasillos decorados con colores diferentes para reforzar la separación.La de las mujeres tenía tonos cálidos y un ambiente acogedor, mientras que la de los hombres era más sobria y funcional.
Una regla inquebrantable regía estos espacios: bajo ninguna circunstancia podían los hombres ingresar al lado de las mujeres, ni las mujeres al lado de los hombres. Carteles visibles en cada pasillo lo advertían claramente: "Zona restringida. Solo personal autorizado." Además, cámaras de seguridad en puntos estratégicos y rondas periódicas del personal de supervisión garantizaban que esta norma se cumpliera al pie de la letra.
Los estudiantes se acostumbraban rápido a esta división, aunque siempre había rumores de quienes intentaban cruzar al otro lado por alguna travesura o para entregar algo olvidado. Sin embargo, las consecuencias de ser descubiertos no eran leves: desde advertencias severas hasta el riesgo de perder el derecho a vivir en el campus.
––¡Oye, Laila! ––gritó una voz masculina detrás de ella.
Ella volteó, viendo al chico de cabello castaño acercarse a ella. Era alto, más alto que ella, musculoso, y deportista por lo que veía: pantalón corto oscuro con líneas doradas a los costados, y una camiseta ajustada de color granate con detalles dorados en los costados.
––Caleb ––dijo ella, mirándolo con una pequeña sonrisa––. ¿Pasó algo?
––Supe que estás trabajando con el caso de mi hermana.
––Oh, si, espero que eso no te moleste.
––No, no hay problema. De hecho es un poco raro, aunque dudo que puedas resolverlo. Si la policía no pudo, tú...
––¿No crees que pueda hacerlo? ––preguntó Laila, sonriendo de manera retadora.
––No dije eso ––Caleb le sonrió, cruzando los brazos––. Es solo que ya no encuentro esperanza en el caso.
––Yo sí, sé que Ofelia no era mala persona, y no merecía morir de esa forma. Pero también sé que puedo encontrar al responsable ––contestó convencida––. Por cierto, tengo que hacerte una pregunta.
––Claro, ¿qué necesitas saber?
––¡Caleb, el partido ya va a comenzar! ––gritó el entrenador al otro lado del campus.
––¡Ya voy! ––miró a Laila––. ¿Puede ser rápido?
––¿Sabes los horarios de los ensayos en el teatro? Me ahorrarías el viaje hasta la sala de profesores.
––Sí, empiezan a las ocho, y terminan a las diez. A veces se reúnen por la tarde a las cinco hasta las siete.
––Perfecto, muchas gracias, Caleb. Suerte en el entrenamiento.
––Suerte en el caso.
Se despidieron, y Laila continuó su camino. No iba a asistir a clases, iba directamente hacia el salón de teatro. Los universitarios iban y venían de un lado a otro, chicas hablando sobre sus novios, algunas sobre libros, reclamos sobre exámenes sorpresa. Chicos hablando sobre quién era la chica más atractiva en toda la universidad, futuras novias y sobre entrar en el equipo de fútbol. Tonterías que cualquier adolescente hablaría.
Sin embargo, no todo era tontería. Se decían rumores sobre Ofelia, sobre quién pudo haberla matado, posibles personas que no querían a Ofelia. Dudas que llegaron a Laila en cuanto llegó al teatro, las luces solo alumbraban el escenario donde todo los estudiantes estaban vestidos especialmente para la obra. Las bancadas estaban en oscuridad por la escasa luz que llegaba.
En la tercera fila, casi en medio, Laila vio a Nick sentado con las manos detrás de la cabeza. Frunció el ceño, escuchando a la profesora de teatro aplaudir llamando la atención del elenco.
––¡Atención alumnos! Muy bien, vamos a comenzar. Hoy comenzaremos con los ensayos oficiales. Acto uno escena uno:“En Verona, donde colocamos nuestra escena…”. Prepárense para meterse en el espíritu de esta trágica historia. Quiero sentir la pasión, el conflicto y la intensidad desde el primer momento. ¡Adelante!
Los estudiantes se pusieron en posición, y comenzaron a ensayar. Laila caminó hasta la tercera fila, sin despegar su mirada del escenario.
––Oye, Rulitos ––susurró Nick, haciendo que ella lo mirara––. Ven, siéntate. Disfruta del espectáculo.
––¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar en clases? ––preguntó Laila, más con un tono de reclamo que preguntando. Se acercó a él, sentándose al lado.
––Nah, los profesores no vinieron, y quería distraerme. ––Sonrió, inclinando la cabeza hacia ella––. ¿Y tú? ¿Qué hace la Rulitos responsable aquí?
––Estoy en mi investigación, quiero hablar con una de las amigas de Ofelia, Sienna Hayes.
––Uhm, creo que es una de las bailarinas ––señaló, y ambos vieron a un grupo de chicas con otro profesor de teatro.
Laila asintió, viendo una chica alta y delgada de cabello negro azabache. Puso su atención en el escenario, viendo a los alumnos actuar y decir sus líneas de manera profesional.
––Rulitos ––la llamó Nick, y ella miró––. ¿Puedo ayudarte en la investigación?
Ella frunció el ceño, mirándolo escéptica. ––¿Por qué?
––Me pareció interesante que alguien quisiera estar en el caso de Holland, así que quiero ayudarte. Además, conozco a varios de los alumnos con los que necesitas hablar.
Laila y Nick cruzaron miradas por un momento, pero enseguida su contacto visual fue roto cuando escucharon al profesor quejarse.
––No, no, no. Vamos Sienna, puedes hacerlo mejor que eso. ––Dijo el profesor Alexander Rowan, apoyando su mano en su frente.
––No puedo hacerlo más alto ––se quejó Sienna, en un tono molesto.
––Se trata de esfuerzo, Sienna, sé que puedes.
––No, no puedo, pídeselo a Cassandra, ella lo hace mejor que todos ––reprochó molesta la pelinegra.
––Okey, un momento de descanso ––anunció la profesora Margaret Conway.
Los estudiantes se dispersaron por el escenario, algunos ensayando sus líneas, otros hablando con sus compañeros, y algunos yendo a los vestidores. Laila vio que Sienna recogió una mochila, yéndose a los vestidores. Laila se levantó, dándole un manotazo a Nick quien frunció el ceño por el golpe.
––Sígueme.
Él se levantó, siguiéndola. Subieron al escenario, pasando desapercibidos por los profesores. Evadieron a los estudiantes, entrando al vestidor. Por suerte no había nadie cambiándose de ropa. Nadie excepto, Sienna.
––Fue un buen ensayo. ––Dijo Laila una vez que estuvieron detrás de la pelinegra.
––Claro que no, fue horrible… ––Sienna giró hacía ellos, sin remera, completamente expuesta.
Laila miró hacia otro lado, y Nick bajó la mirada girando hacia la puerta para no ver a la chica. Sienna los miró un momento, para luego agarrar una camiseta con una ligera sonrisa.
––No son de aquí, ¿eh? ––dijo ella, colocándose la camiseta.
––Nosotros no… ––murmuró Nick, con la cabeza baja.
––¿Puedo ayudarlos? ––preguntó Sienna, sacando una toalla de su mochila.
––Estamos investigando el caso de Ofelia para una exposición, queríamos hacerte unas preguntas ––contestó Laila, ahora mirándola––, si no te molesta, claro.
––Aaah, así que tú eres la famosa Laila Croft ––Sienna sonrió––. Te has vuelto famosa al aceptar el caso, todos hablan de tí.
––Lo… tomaré como un cumplido. ––Sonrió Laila, ligeramente––. ¿Puedo hacer las preguntas?
––Claro.
Sienna se sentó en una banca, colocando la toalla alrededor de su cuello. Nick levantó la cabeza, apoyándose en la pared mientras Laila comenzaba con sus preguntas.
––¿Cómo era Ofelia?
––Maravillosa ––respondió Sienna sin dudarlo––. Era una buena persona, tenía una personalidad que te hacía sentir especial cuando estabas con ella.
––¿Ofelia tenía pareja?
––Sí, tuvo dos novios. Ethan Grayson era su novio actual.
––¿Y su otro novio? ––preguntó Nick.
––Jordan Bellamy ––respondió––. Ex novio, en realidad.
––¿Sabes por qué terminó con Jordan? ––interrogó Laila.
––Cuando Ofelia se encargaba de otras cosas se sentía frío, te sentías solo ––contestó Sienna levantando los hombros––. Supongo que Jordan no soportó que ella estuviera en otra parte que no fuera con él.
––¿Discutían?
––No, Jordan siempre la había tratado como su princesa. Pero era un poco controlador.
––Si ellos discutían, ¿crees que Ofelia te lo habría dicho?
––Nos contábamos todo, por supuesto que sí.
Laila asintió lentamente, entendiendo. ––¿Qué me dices de Ethan?
El rostro de Sienna cambió por completo, su mirada ya no reflejaba colaboración como hace unos segundos, su expresión cambió a seriedad totalmente. Sus ojos adoptaron un brillo oscuro, lo cual hizo dudar al par. Sienna agarró su mochila, metiendo la toalla para luego acercarse a Laila.
––Escucha, Croft. Pareces ser buena persona, no te metas tanto en el caso de Ofelia. Todo podría ser peligroso y terminar mal.
Sienna abandonó el vestidor, dejando un silencio pesado entre Nick y Laila. Ambos se quedaron un momento en silencio, esperando que algo rompiera la tensión en el lugar.
––Eso sonó como una amenaza, ¿no te parece? ––comentó finalmente el pelirrojo.
––¿Por qué no quiso hablar de Ethan? ¿No te parece extraño?
––Sí, ¿crees que Ethan también esté siendo parte de este caso?
––Sea como sea, es un sospechoso. Y debemos hablar con él.
––¡Perfecto! Rulitos y Mr. Bennett están listos para la misión. ––Bromeó Nick pasando su brazos alrededor del cuello de ella.
La castaña lo miró con seriedad, y él se rió. «Será un largo día» pensó Laila, alejando a Nick de ella.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top