Capítulo 2: Un nuevo caso para la Agencia Polivalente Wright

26 de septiembre, ???

Archivos de la biblioteca – Preparatoria Itan

Hitohito abrió los ojos lentamente. Estaba tratando de procesar dónde se encontraba y qué había pasado, mientras al mismo tiempo intentaba reunir la fuerza para mover su cuerpo. Hasta donde pudo ver, todavía seguía en el área de archivos de la biblioteca, ya que lo enviaron allí a hacer un recado. Pero los eventos que lo llevaron allí seguían en blanco.

Mientras seguía allí tendido, sintió una corriente de aire frío invadirlo y comenzó a temblar. Fue entonces que se dio cuenta que la habitación estaba fría, como si acabase de despertar dentro de un congelador. Intentó abrazarse a sí mismo para calentarse, pero entonces notó que su mano derecha estaba inusualmente pesada. Cuando se la miró, vio que estaba sujetando lo que parecía ser un reloj de mesa antiguo. Sin embargo, cuando fue a leerlo, la hora decía "12:41". Casi entró en pánico hasta que se dio cuenta que el reloj se había detenido, y una parte de él todavía decía "26". Aún era el día 26, y probablemente, el reloj se había detenido antes.

Estaba también la pregunta de por qué estaba sujetando el reloj en primer lugar. Lo examinó más detenidamente, y vio una mancha roja en la parte de atrás cerca de una de las esquinas. Eso inmediatamente lo hizo levantarse sobre sus rodillas para verlo más de cerca.

(«Esto es... ¿sangre?») se preguntó. Una sensación de terror se apoderó de él. Inmediatamente se puso de pie y miró alrededor hasta que sus ojos vieron una figura en el suelo a poca distancia de él. Corrió para ver de qué o de quién se trataba.

Era Ren Yamai, desplomada boca abajo sobre el suelo e inmóvil, y había una notable herida sangrante detrás de su cabeza. Hitohito se congeló de terror, y su mente fue asaltada por un torrente de pensamientos.

(«¿Qué está pasando? Ren... ¡no se mueve! ¿Estará... muerta? Está sangrando por detrás de su cabeza. ¿Acaso será la misma sangre que está en...? ¡Oh Dios!»)

Cuando la realización lo golpeó, retrocedió. No sabía qué había pasado antes, lo que llevó a esto o por qué sucedió. Seguro, Ren no le caía bien, pero él nunca creyó ser capaz de hacer esto. Ni siquiera se imaginaba levantando una mano para golpear a nadie, incluso a la chica que lo secuestró y amenazó con matarlo antes. Sin embargo, sin importar lo que intentase para buscar una explicación racional de lo que pasó, la evidencia era clara: ella estaba en el suelo, posiblemente muerta, con una herida de golpe en la cabeza, y él estaba sosteniendo el arma que la infligió.

Su mente se quedó en blanco, y el resto de pensamientos se desvanecieron salvo por uno: tenía que huir, salir de aquí y alejarse de ella lo más rápido posible. Dejó caer el reloj y salió en carrera de la habitación. Ya había subido las escaleras desde los archivos y salió atravesando la biblioteca, ignorando todo y a todos los que estuvieran en su camino. Eventualmente salió de la escuela y siguió corriendo hasta que ya no reconoció por donde iba. Pero incluso así, siguió corriendo. No supo a dónde iba, ni por cuanto tiempo siguió corriendo, ni donde fue a parar, pero no le importaba.

Seguiría corriendo hasta que las piernas ya no le dieron para más. Para entonces, la ciudad a su alrededor se veía totalmente desconocida...

26 de septiembre, 4:00 PM

Gimnasio – Preparatoria Itan

Desde que Hitohito le dijo que estaba enfermo y necesitaba ir a recostarse, no pudo evitar sentirse preocupada por él. Su ansiedad se incrementó aún más cuando no regresó a clases después del almuerzo, al punto que ni siquiera pudo concentrarse en sus tareas. Una hora después que inició la clase de la tarde, se excusó diciendo que tenía que ir al baño para ir a verlo en la enfermería, pero él no estaba allí.

Esto provocó que su ansiedad se tornara completamente en pánico. Empezó a buscar frenéticamente por toda la escuela tratando de encontrarlo, sin éxito. Eventualmente, y sin ningún indicio de dónde podría haberse ido, regresó a clase. Lo único en lo que podía pensar era en esa vez que Ren lo secuestró y se preocupó aún más, especialmente porque Ren también había desaparecido.

Hacía unos quince minutos, oyó sirenas de policía afuera de la escuela. Varios estudiantes fueron a averiguar qué pasaba, pero Shouko sólo pudo sentarse allí, en un pánico silencioso. Si la policía estaba aquí, entonces sin duda algo malo debía haberle pasado. Cinco minutos después, escuchó el anuncio por los intercomunicadores de la escuela, ordenándoles a todos los estudiantes y el resto del personal que acudieran al gimnasio.

Shouko iba caminando con sus compañeros al gimnasio tal como se les dijo, en silencio y aterrorizada. Escuchó a varios estudiantes conversando cerca de ella, ofreciendo teorías del porqué había venido la policía. Sin embargo, Hitohito tampoco aparecía por ninguna parte. Con él ausente, se quedó tan cerca cómo fue posible de Najimi, que era la única otra persona con quien se sentiría cómoda.

En frente de los demás estudiantes había varios oficiales, junto con un hombre de traje blanco y gafas de aviador. Pero la persona que más sobresalía para Shouko era un hombre de aspecto intimidante de largo cabello negro con una raya blanca. Llevaba puesto un traje negro con una chaqueta larga blanca y negra, y tenía los brazos sujetos con unos grilletes unidos por una larga y gruesa cadena. Sobre su hombro se posaba un halcón que llevaba un pañuelo blanco y negro. Pese a lucir como un prisionero, el hombre encadenado parecía ser quien estaba a cargo, dándoles órdenes a los oficiales, pero especialmente al hombre de traje blanco.

Luego de algún tiempo, cuando al fin todos se reunieron, el hombre de traje blanco se dirigió a la audiencia con un micrófono.

– Buenas tardes, estudiantes y profesores de la Preparatoria Itan. Soy el Detective Bobby Fulbright. Por favor no se alarmen. Tengo noticias muy importantes: un incidente de agresión ha ocurrido en esta escuela, ¡pero no teman! La policía ya está trabajando duro para encontrar y aprehender al sospechoso mientras hablamos. Necesitaremos tomar declaraciones de todos y cada uno de ustedes antes de que puedan irse. Dennos toda su cooperación y podrán volver a casa antes de la hora de la cena. ¡Gracias, y en justicia confiamos!

El detective mostró su placa a toda la multitud con entusiasmo. Najimi miró con confusión a Shouko.

– ¿Ese tipo acaba de decir "Injusticia confiamos"? – preguntó. Shouko escribió una respuesta.

[Creo que lo que quiso decir fue "En la justicia confiamos".]

– Pues yo sé lo que oí. No sé tú, Shouko, pero ese detective me da mala vibra por alguna razón. – replicó Najimi.

Ella no pareció notar nada inusual sobre el detective. Shouko decidió hacerle otra pregunta. [¿Has visto a Hitohito en alguna parte?]

– No, he estado buscándolo por todos lados, igual que tú. Por desgracia, no pude ir a ver en la biblioteca, porque Gorimi pensó que fui para causar problemas y me sacó corriendo de allí. – Najimi hizo un puchero.

Shouko se dio cuenta que de todos los lugares donde fue a buscar, se le olvidó la biblioteca. Pasó varias veces por allí, pero nunca entró. El hecho de que podría haber estado allí todo el tiempo la llenó de ansiedad y culpa. Pero ya era muy tarde para revisar; la policía ya había tomado control de toda la escuela, y no había forma de ir a ver ahora.

Uno de los oficiales regulares le preguntó a Shouko sobre sus movimientos entre las 12 y las 4 pm. Al principio estaba aterrada de escribir algo para el oficial, pero con algo de motivación de Najimi, le entregó una declaración corta por escrito. El oficial la revisó y dijo que ya era libre de marcharse. Ella trató de preguntarle al oficial si habría visto a Hitohito en alguna parte, pero el oficial le dijo que no podía hacer comentarios sobre eso. En lugar de eso, esperó a que Najimi diera su propia declaración antes de salir.

De camino hacia afuera, vieron a su profesora hablando con el hombre encadenado. No pudo evitar notar que la mujer parecía estar poniendo excusas para algo, mientras el hombre encadenado se ponía cada vez más y más impaciente. Por alguna razón, tuvo la sensación que se podría soltar de sus grilletes en cualquier momento y empuñar una espada furiosamente contra la aparente incompetencia de la profesora, así que rápidamente salió de la escuela junto con Najimi.

No dijo ni tampoco escribió ni una sola palabra por el resto del camino a casa, ya que estaba demasiado ocupada con sus preocupaciones. Sorprendentemente, Najimi también permanecía en silencio. Shouko supuso que sentiría la misma preocupación por Hitohito que ella. Permanecieron con ese mismo silencio hasta que Shouko llegó a casa.

El resto de la tarde pasó sin que sucediera gran cosa, pero no fue menos estresante para Shouko. Sus padres se mostraron preocupados luego de escuchar que alguien fue agredido violentamente en la escuela, pero se sintieron agradecidos de saber que su hija no estuvo involucrada. Ella no les dijo mucho, no que lo hiciera de todas maneras. Sus pensamientos estaban ocupados con Hitohito y preguntándose si estaría bien, si seguiría desaparecido, o algo peor.

(«¿Dónde está?»)

(«¿A dónde se fue?»)

(«¿Estará herido... o...? No... por favor, que estés bien, Hitohito...»)

Fue sólo más tarde aquella noche que supo de su destino gracias a un mensaje de texto de Najimi. Éste le confirmó lo que siempre presintió en su mente: que algo malo le sucedió a Hitohito.

[Najimi: Hey Shouko. Escuché de algunos de mis amigos sobre lo que pasó hoy en la escuela. Ren fue agredida y la llevaron al hospital, y Hitohito fue arrestado como el culpable.]

27 de septiembre

Cuarto de Shouko – Residencia Komi

Shouko se quedó tendida en su cama, sosteniendo su teléfono y pataleando sus piernas con ansiedad. Había estado tratando de llamar a un número en su teléfono durante la última media hora, sin éxito. Normalmente, estaría a medio camino de prepararse para ir a la escuela ahora, pero debido al incidente de ayer, las clases se suspendieron por el día de hoy debido a la investigación policíaca. Repasó los eventos de ayer en su cabeza, por dolorosos que fueran.

No podía creerlo. No quería creerlo. Se rehusaba a creerlo. No había forma de que Hitohito le hiciera daño a alguien, él no. No el amable, gentil, amigable y dispuesto a perdonar a todos Hitohito. Incluso perdonó a Ren después que lo secuestró. Así que, en su mente, alguien estaba intentando inculparlo por un crimen que no cometió.

Najimi le ofreció llamar a la Agencia Polivalente Wright en la mañana para intentar solicitar los servicios, pero Shouko insistió en ser la que hiciera la llamada, incluso con su desorden de comunicación. Lo hizo parcialmente para ayudarse a superarlo, y porque quería ser personalmente la que conseguía ayuda para Hitohito. Sin embargo, sus intentos por contactarlos resultaron ser infructuosos.

Trató de convencerse a sí misma de llamar más tarde. Lo más probable era que todavía no hubieran abierto, y tendría más suerte llamando en cualquier otro momento. Además, creía que si les llamaba demasiadas veces, probablemente terminarían ignorándola. Esto duró por exactamente un minuto antes de empezar a marcar el número de la Agencia de nuevo. Y sorprendentemente, alguien le contestó.

<Agencia Polivalente Wright, habla Apollo Justice...>

Shouko se quedó en shock. Alguien contestó. Se sintió confusa por el nombre de la persona que había contestado. ¿El nombre de la persona a cargo de quien habló Najimi no era Phoenix Wright? A pesar de todo, supuso que este tal Apollo Justice podría ser de ayuda, especialmente considerando su apellido.

Si tan solo pudiera decir algo.

Antes de llamar a la oficina, había estado repasando en su cabeza varias veces cómo podría expresar la petición de un abogado para representar a su amigo. Sin embargo, toda esa preparación se fue por la ventana ya que no pudo hacer salir las palabras que quería decir.

<¿H-hola? Agencia Polivalente Wright, habla Apollo Justice...>

Esto provocó que Shouko sintiera todavía más pánico. Si no respondía rápido, le colgarían, y en su mente, probablemente le diría que no volviera a llamar e incluso bloquearía su número. Intentó forzarse a decir algo, cualquier cosa que saliera de su boca.

– H-H-H-H-H-H-H-H-H-H-H-H-H-H-H-H-H-H-H-H-H...

<¿H-hola? ¿Señorita? Este es un bufete de abogados. ¿Necesita ayuda médica? Si esta es una emergencia médica, por favor marque al 119.> [Kometani: 119 es el equivalente japonés del 911, excepto que es sólo para emergencias médicas o incendios.]

*¡CLICK!* Terminó colgando.

Shouko se sentó en su cama, sintiéndose derrotada. ¿Por qué colgó? Por supuesto, esta era una emergencia. Hitohito fue arrestado por un crimen que no cometió. Ahora mismo, en su mente, no había mayor emergencia en el mundo que esa. Enterró su cara entre sus rodillas de vergüenza y se agarró la cabeza.

(«¿Por qué no pude decir ni una sola palabra? Especialmente cuando más importaba. ¡Ahora este Apollo Justice seguro pensará que soy una chica loca o que hago bromas telefónicas o algo así! ¿Por qué no dejé que Najimi se hiciera cargo de esto? Ahora no conseguiremos ayuda, y Hitohito será condenado a la pena capital. Todo porque no pude hablar. Soy tan patética. Soy una amiga terrible para Hitohito...»)

Se quedó llorando entre sus rodillas, sintiendo lástima por sí misma antes de prepararse para enviarle por mensaje de texto a Najimi las malas noticias.

27 de septiembre, 7:47 AM

Agencia Polivalente Wright

Apollo estaba sentado en su escritorio, con varios papeles y fotografías esparcidos por todas partes. Tenía que asistir a un juicio en un par de horas y quería asegurarse de tener todo preparado antes de ir a la corte. Con eso en mente, vino temprano para revisar las notas de su caso. Supuso que se concentraría mejor aquí que en la mesa del desayuno.

Sin embargo, no podía dejar de pensar en esa llamada telefónica de antes. La chica al otro lado de la línea sonaba claramente angustiada, pero por alguna razón, no fue capaz de decir las palabras para expresarlo.

(«Espero que esa chica se encuentre bien. Me gustaría poder ayudarla, pero soy un abogado, no un operador de emergencias. Ni siquiera puedo devolverle la llamada ya que el sistema telefónico aquí sigue atascado en el siglo XX. Supongo que será mejor volver a mis notas, sería muy vergonzoso si termino quedando mal en frente de Winston Payne de todas las personas...»)

Pasaron unos diez minutos desde la llamada cuando el teléfono sonó de nuevo. Volvió a levantarse para contestarlo.

– Agencia Polivalente Wright, habla Apollo Justice.

< ......... ho........ ¿hola?>

Apollo se sobresaltó. Era la misma chica de antes.

– Sí, hola. ¡Esta es la Agencia Polivalente Wright! Mi nombre es Apollo Justice. ¿Necesitas ayuda? ¡Por favor llama al 119 si es una emergencia! – gritó en el auricular del teléfono.

La chica del otro lado se quedó en silencio. Apollo estaba a punto de repetir lo que dijo antes cuando la oyó que comenzaba a llorar.

(«Grandioso, empiezas el día haciendo llorar a una chica. Nada genial, Apollo. Nada genial...»)

Respiró profundamente. Por cualquier razón, la chica del otro lado no era capaz de hablar, o al menos de decir oraciones completas. Quería colgar y volver a su trabajo, pero no se sentiría bien dejándola así. Sólo necesitaba una forma de averiguar qué era lo que quería.

(«Ok, lo primero que necesito hacer es bajarle a las Cuerdas de Acero. Luego, creo que puedo intentar hacerle algunas preguntas para averiguar qué es lo que busca...»)

– Ok... empecemos de nuevo. Quiero ayudarte, así que te haré algunas preguntas de sí o no. ¿Crees que puedas manejar dar respuestas de sí o no?

< ..... sí.>

– Ok. ¿Es esto una emergencia médica?

<....... no.>

– Muy bien. ¿Necesitas un abogado?

< .......... sí.>

– ¿Necesitas un abogado ahora mismo?

< .......... sí.>

– ¿Sabes dónde se encuentra la Agencia Polivalente Wright?

< .......... sí.>

– Ok, podemos recibirte en la oficina a eso de... las 9 en punto. ¿Puedes venir a esa hora?

< .......... sí.>

– Gracias. ¿Sería posible que me dieras tu nombre?

Silencio. Después de eso sonó un *Click* y la línea se cortó.

Apollo colgó. Le decepcionó no haber sabido quién lo llamó, pero al menos ya sabía por qué lo hizo. La pregunta ahora era quién hablaría con el cliente. Lo haría él mismo, pero hoy tenía que presentarse en la corte. Athena sin duda llegaría a la oficina pronto, pero no estaba seguro si tenía suficiente experiencia para manejar un caso por su cuenta. Eso sólo le dejaba una persona, que normalmente llegaba más tarde, a pesar de ser el dueño del lugar. Cogió su propio teléfono y marcó.

< Phoenix Wright al habla...>

– Hola, jefe. Soy yo, Apollo. ¿Podría venir a la oficina antes de las 9? Tenemos una nueva cliente y por como sonaba, realmente necesita nuestra ayuda.

< ¿Te dijo por qué necesitaba nuestra ayuda?>

– Em... en realidad no habló gran cosa. Aunque pude darme cuenta que se sentía muy angustiada.

< ... Estaré allí en cuanto pueda.>

(«Espero que "en cuanto pueda" signifique que estará aquí antes de las 9. No puedo quedarme aquí para siempre, ya lo sabe...»)

27 de septiembre, 8:55 AM

Agencia Polivalente Wright

Phoenix subió las escaleras ya familiares que llevaban a su oficina. Un poco antes, había recibido una llamada de Apollo de que un nuevo cliente deseaba verlo. Le decepcionó que Apollo no tuviera información sobre ella, pero considerando el número de veces que había arrojado a su subordinado de cabeza a un trabajo con detalles mínimos, difícilmente tendría derecho a hablar.

Al llegar a la oficina, se encontró con una casa llena. Apollo estaba empacando las notas de su caso y preparándose para partir, Athena estaba limpiando y desempolvando la oficina para el cliente, e incluso Trucy andaba por allí, ocasionalmente fastidiando a Apollo por una razón u otra.

– ¡Buenos días! – saludó Phoenix a sus subordinados.

– ¡Buenos días, jefe! – Athena sonrió y le saludó con la mano.

– Por fin llega, Sr. Wright. – Apollo saludó también a su jefe mientras juntaba los archivos.

– Bueno, no todos los días recibimos dos clientes en la misma semana. – comentó Phoenix. («O incluso en el mismo mes, dado nuestro historial...»)

– ¿Estás seguro de que puedes manejar este caso tú solo? – preguntó Phoenix.

– ¡No se preocupe, estaré bien! – replicó Apollo con confianza. – Además, con lo que escuché por el teléfono, Athena podría serle de más ayuda con sus habilidades psicológicas.

Athena no pudo evitar ponerse a jugar tímidamente con su cabello al oír ese cumplido.

– ¡Yo puedo ayudar a Polly! – ofreció Trucy alegremente. En este punto fue que Phoenix se dio cuenta que su hija estaba en la oficina en lugar de la escuela.

– ¿Trucy? ¿No tienes que ir a la escuela? – preguntó Phoenix.

– Nop, las clases están suspendidas, ¿recuerdas? Por el incidente que ocurrió ayer.

Phoenix se puso a pensar, y recordó lo que Trucy le contó sobre lo que sucedió en Itan cuando volvió a casa ayer. Lo único que sabía era que hubo un incidente donde una estudiante fue agredida ayer, y que la policía se estaba guardando muy celosamente el resto de los detalles. Por desgracia para Phoenix, Trucy no estaba tan bien informada como Najimi.

– Ohh, sí, claro. – Phoenix se rascó detrás de la cabeza tímidamente. El hecho de que su hija salió de la casa con su atuendo de maga en lugar de su uniforme escolar debería haber sido obvio.

– ¿Creen que el cliente que viene a vernos tiene algo que ver con ese incidente? – preguntó Athena mientras jugueteaba distraídamente con su arete.

– Podría ser, o quizás sea coincidencia. – replicó Apollo.

– Bueno, de cualquier manera, el inodoro se quedará sucio hoy, ¡sin nuestro especialista en limpieza para hacerlo brillar! – bromeó Trucy, causando que Apollo suspirara.

– Estoy segura que el inodoro puede sobrevivir sin que yo le dé toda mi atención por un día completo. – comentó secamente. Sus ojos se fijaron en el reloj. Ya eran las 9:01 y su cliente seguía sin llegar. – Probablemente llegue algo tarde. Yo tengo que ir a la corte. Los veré más tarde...

Pero antes que Apollo pudiera salir, alguien tocó a la puerta. Al ser el que estaba más cerca, Phoenix fue a abrirla.

Al otro lado había dos individuos en edad escolar. La primera era una chica de cabello negro y largo y una expresión aparentemente fría e intensa. El otro era un individuo de cabello lavanda que Phoenix no estaba totalmente seguro si era un chico o una chica, aunque no tenía muchas ganas de averiguarlo. Ambos llevaban el uniforme de la Preparatoria Itan, aunque el individuo andrógino llevaba lo que parecía ser el uniforme masculino de cintura para arriba, y debajo la falda.

Eran Shouko y Najimi. La primera levantó una libreta en la cual había un mensaje escrito.

[¿Usted es Apollo Justice?]

Phoenix leyó el mensaje. – Erm, no. Soy Phoenix Wright. ¿Por casualidad tú eres la cliente que llamó más temprano que necesitaba un abogado?

Shouko asintió.

– Bueno, ¡llegaron al lugar correcto, pasen adelante! – Se hizo a un lado para dejar que los dos estudiantes pudieran entrar.

Apollo ahora pudo darle un buen vistazo a los dos que acababan de entrar. Le sorprendió que hubiera dos personas, pero lo más importante, ninguno tenía el aspecto de ser la chica con la que habló por teléfono.

La chica tenía el aura de una belleza orgullosa e intimidante, que seguramente tendría a todos sus compañeros en la escuela rendidos a sus pies. El otro, u otra, parecía el tipo de persona que no tenía problemas en hacer amigos, y probablemente se metía en toda clase de problemas. De nuevo, en su línea de trabajo, había aprendido a no juzgar a un libro por su portada.

Shouko, entretanto, se sorprendió al ver la oficina. Había un escritorio atrás en frente de un estante de libros, junto con algunos sofás y sillas frente a una mesa de café que estaba frente a ella, el tipo de cosas que se esperaría de una oficina de abogados. Sin embargo, a su derecha había varios otros objetos, incluyendo aros, juegos de cartas, una caja mágica, y un plato de espagueti con el tenedor levitando. El tipo de cosas que se esperaría ver más bien en un show de magia que en un bufete de abogados.

Terminó concluyendo que Phoenix y Apollo seguramente eran magos profesionales que también ejercían abogacía.

Phoenix señaló a Apollo frente a Shouko. – Él es con quien hablaste por teléfono antes.

Apollo fue a presentarse. – Hey, Soy Apollo Justice. Lamento la confusión cuando hablamos antes.

Shouko lo miró, y él no pudo evitar empezar a sudar nerviosamente. («¿D-dije algo que la ofendió?») se preguntó. Ella le envió un mensaje a través de su libreta.

[Lamento mucho no haber dicho nada antes. Seguramente le hice que se preocupara.] Ella desvió la mirada evitando a Apollo con algo de vergüenza mientras le presentaba esto.

– Erm... bueno, claramente ya estás bien, así que... ¿no hay ningún daño? – Se rascó detrás de la cabeza, también mientras desviaban la mirada.

Ambos estaban demasiado avergonzados con lo que pasó antes para seguir hablándose uno a la otra. Phoenix optó por romper el silencio señalando el sofá a ambos estudiantes. – Como sea, tomen asiento, y podremos discutir su caso.

Shouko y Najimi se sentaron, y Phoenix tomó el sofá que estaba en frente del suyo, junto con Athena. Trucy trajo algunas tazas para empezar a servirles té.

– Empecemos con las presentaciones. Como mencioné antes, mi nombre es Phoenix Wright, abogado. La chica a mi izquierda es Athena Cykes. También trabaja aquí como abogada, y es una excelente psicóloga analítica además de eso. – Extendió la mano para señalarla.

Athena se golpeó la palma con el puño y sonrió ampliamente. – ¡Gusto en conocerles! – les dijo con entusiasmo.

– Ya conocieron a Apollo. Y finalmente, esta señorita... – señaló a Trucy – ... es Trucy, mi hija. Es la jefa de...

– ¿Trucy? – interrumpió Najimi con emoción. – ¿Eres Trucy Enigmar? No puedo creerlo, cuánto tiempo ha pasado. ¿Te acuerdas de mí, hicimos amistad en la infancia?

Phoenix se sorprendió. («Un momento, ¿en la infancia? ¿Debería conocer a esta persona?») Volteó a ver a Trucy, que parecía estar pensativa, mirando a Najimi, antes que sus ojos se iluminaran.

– ¿Najimi? ¡Eres tú! ¡No te había visto desde... segundo grado! Ahora soy Trucy Wright, pero... ¡ha pasado mucho tiempo, ¿cómo has estado?! – Trucy corrió para saludar a su amigo o amiga, lo que fuera. Todos los demás parecían igual de sorprendidos que Phoenix durante esta revelación. Shouko, mientras tanto, intentaba descifrar por qué Najimi la llamó Trucy Enigmar, cuando su padre se llamaba Phoenix Wright.

– Chicos, les presento a Najimi Osana. Nos conocimos en la escuela primaria, pero luego... me tuve que mudar. – Pareció tomar un tono de voz más triste. Phoenix inmediatamente entendió a lo que Trucy se refería, por lo que trató de desviar la conversación a otra parte.

– Un placer conocerte, err... – Phoenix se notaba visiblemente teniendo problemas para decir algo.

– ¡Con Najimi será suficiente! – dijo sonriendo.

– Claro. Un placer conocerte, Najimi. – Phoenix le extendió su mano a Najimi para un apretón, quien lo aceptó con entusiasmo. («Esquivé esa bala de incomodidad...»)

– Lo mismo digo, Sr. Wright... nahh, eso es aburrido... ¿qué tal si lo llamo Nick? O... Sr. Nick si lo prefiere.

– Eh... "Nick" está bien. – replicó Phoenix. Parecía un poco nervioso por el hecho de que Najimi de alguna manera había adivinado el apodo que dos de sus amigos más cercanos solían usar para él, y que decidiera usarlo, pero a juzgar por experiencias pasadas, sería mejor no presionarlo.

– ¡Muy bien, Nick! – Najimi soltó la mano de Phoenix y volvió a sentarse.

[Es un placer conocerlos, Sr. Wright, Srta. Cykes, Sr. Justice y Srta. Wright] Shouko levantó su libreta para ellos.

– ¡No tienes que ser tan formal conmigo, con Trucy es suficiente! – sonrió ella. – ¿Cómo te llamas?

Shouko cogió su libreta y volteó una página. Estaba dudosa al principio. Incluso con Najimi a su lado, todavía se sentía incómoda con extraños. Luego pensó en Hitohito y cómo estaba haciendo esto por él y se armó de valor para escribir su nombre en la página. Luego se las presentó, como si fuera una niña presentándole un dibujo a uno de sus padres.

[Mi nombre es Shouko Komi]

Trucy leyó el nombre en la página. Tuvo que darle un segundo vistazo y luego miró a Shouko, después al papel, y después a Shouko de nuevo. – N-N-No puede ser. ¿Tú eres ESA Shouko Komi? La diosa de la escuela. ¡OH DIOS MÍO, ES ELLA, DE VERDAD ES ELLA! – empezó a chillar emocionada y corrió hacia Apollo, agarrándolo del brazo mientras empezaba a saltar. – ¡Polly! ¡Polly! ¡Polly! ¡Polly! ¡Es Shouko Komi! ¡Es Shouko Komi! ¡Es Shouko Komi! ¡En verdad, en verdad es Shouko Komi!

– ¡¿Quieres dejar de hacer eso?! – Apollo se quitó de un tirón el brazo para soltarse del agarre de Trucy, dándole una mirada exasperada. – ¿Qué fue todo eso? ¿Qué hay tan especial sobre Shouko?

– ¿No lo sabes? – preguntó Trucy. – Supongo que tiene sentido que no lo entiendas, ya que no estás más en la escuela, pero ella es... ella es... – Se le hacía difícil encontrar una razón por la cual Shouko era considerada una diosa que merecía ser adorada por toda la escuela. – Uhh... ella es realmente, realmente genial, ¿sabes? El tipo de chica que... todas las demás chicas quieren ser, con la que todos los chicos quieren salir... e incluso algunas chicas también quieren salir con ella... – Siguió hablando hasta perderse.

Apollo se sacudió el brazo que Trucy le estaba agarrando. – Bueno, no veo cómo eso es una razón para emocionarse tanto por ella.

– ¡Ella es lo más genial desde el pan en rebanadas, si asistieras a la Preparatoria Itan lo entenderías!

– Umm, chicos, odio interrumpirlos, pero... ustedes dos parecen estar haciéndola sentirse incómoda. – Athena señaló hacia Shouko. Trucy y Apollo voltearon a verla, notando que estaba temblando de nervios y mirando a todas partes, claramente sin disfrutar de la atención extra dirigida a ella.

Trucy le dio un codazo a Apollo en el brazo. – ¡Mira lo que hiciste, Polly!

– ¿Qué? ¡Tú fuiste la que se puso loca por ella como una fanática en un concierto de los Gavinners! – le gruñó Apollo.

Athena les lanzó una mirada a ambos, e inmediatamente cesaron de discutir. Apollo especialmente pareció sentirse mal ya que era la segunda vez que se portaba como un tonto en frente de Shouko. Athena se volteó entonces hacia Shouko.

– Perdón por eso. A veces se... nos dejamos llevar un poco por la emoción aquí.

(«Hablen por ustedes...») pensó Phoenix. Shouko le respondió escribiendo.

[Está bien. Me disculpo por no cumplir sus expectativas.]

– ¡No no no no no no no no! – replicó Trucy nerviosa. – Es sólo que... he escuchado a la gente hablar sobre ti en la escuela y... creo que mejor me callo...

Trucy se dejó caer contra la pared, deprimida. No quería decir otra cosa que pudiera potencialmente incomodar aún más a Shouko.

– Bueno, nos alegra ya conocerles, Najimi y Shouko, y queremos escuchar lo que tienen que decirnos. – intercedió Phoenix, esperando poder mover la conversación. («Probablemente deba hablar con Trucy de eso más tarde. Parecía muy incómoda por haber avergonzado a la Srta. Shouko.»)

Najimi estuvo a punto de hablar, pero Shouko levantó una mano. Luego cogió su libreta y escribió una petición muy simple para la Agencia Polivalente Wright.

[Mi amigo Tadano fue arrestado por un crimen que no cometió, y quiero que ustedes lo defiendan.]

Phoenix y Athena leyeron la nota. Los ojos de Athena inmediatamente se fijaron en el nombre "Tadano".

– ¿Tadano? ¿Por casualidad tu amigo se llama "Hitohito Tadano"? – preguntó Athena. Shouko asintió con entusiasmo.

(«¿Fue mi imaginación, o a la Srta. Shouko le salieron orejas de gato cuando respondió a la pregunta de Athena?») se preguntó Phoenix. Por su parte, los ojos de Athena se iluminaron al instante.

– ¡Es el chico que me ayudó a encontrar mi distintivo ayer! – exclamó.

(«Quizás ahora por fin pueda pagarle por ayudarme,») pensó. También recordó esa discordia que pudo oír en su corazón ayer. Con suerte, también podría ayudarle con eso.

– ¡Tenemos que tomar este caso, jefe! – suplicó Athena, juntando sus manos en posición de ruego.

– De acuerdo, de acuerdo. Entiendo por qué quieres tomar este caso, pero primero, necesitamos oír su lado de la historia: ¿qué estaban haciendo durante el incidente? – sugirió Phoenix antes de volverse hacia sus invitados. Cogió una pluma y papel para tomar notas, mientras Athena cargaba el app de blog de notas de Widget para hacer lo mismo.

Najimi inmediatamente comenzó a hablar. – Bueno, Hitohito mencionó que no se sentía bien durante el almuerzo, así que se fue. Todavía no había regresado una o dos horas después, así que Shouko y yo salimos a buscarlo por la escuela. Yo fui a chequear en la biblioteca, pero Gorimi, la Cancerbera de la Biblioteca, inmediatamente me vio y me corrió de allí sin razón, probablemente porque no le caigo bien. No vi nada después de eso hasta que la policía nos hizo ir a todos a la biblioteca para tomar nuestras declaraciones. Fuera de eso, no hay mucho más que decir, aunque fue muy gracioso ver a nuestra profesora de orientación siendo regañada por ese tipo con aspecto de samurái con cadenas y un pájaro en el hombro. Luego de eso me enteré que Hitohito había sido arrestado.

Phoenix anotó lo que pudo. – Ya veo, ya veo. – dijo mientras digería la información. («El sólo hecho de haber puesto un pie en la biblioteca fue suficiente para hacer enfadar a la bibliotecaria. O es que esa biblioteca tiene reglas draconianas, o esta persona causa problemas en serie. Además, mencionaron a un samurái encadenado. Parece que probablemente nos enfrentaremos de nuevo a Blackquill si asumimos este caso...») – Entonces, ¿cómo supieron que Hitohito había sido arrestado?

– Fácil, algunos de mis amigos me lo dijeron. Tengo muchos amigos. De hecho, apostaría que tengo al menos quince millones de amigos sólo en esta ciudad. – se jactó Najimi.

(«¿Q-QUINCE MILLONES? ¿Acaso hay esa cantidad de gente en esta ciudad?») Phoenix se quedó en shock al oír ese número tan exagerado. – Umm, ¿sabes quién de tus amigos te dio esa información?

– Bueno, son amigos de la escuela. ¡Están muy bien informados!

*¡SLAM!*

Phoenix inmediatamente vio que un montón de cadenas rodeaban a Najimi, sujetadas por dos candados rojos. Pero no le sorprendió; sabía exactamente lo que esto significaba.

("Psico-candados... qué bueno que hice que recargaran mi Magatama en julio. Supuse que me toparía con esto tarde o temprano, ¿pero ahora mismo, incluso antes de que conozcamos a Hitohito? Sé que Najimi también quiere ayudarlo, ¿pero por qué de pronto se pone tan a la defensiva sobre cómo averiguó sobre el arresto de Hitohito?»)

– Umm... ¿estás bien, Nick? Estás como mirando al espacio. – La pregunta de Najimi lo trajo de vuelta a la realidad, y también el hecho de que era el único que podía ver las cadenas y los candados.

– Umm... no es nada, sólo procesaba el testimonio que acabas de darme. – replicó Phoenix. – ¿Qué hay de ti, Srta. Shouko?

Shouko estaba escribiendo su propia declaración todo el rato que Phoenix hablaba con Najimi. Athena estaba manteniendo un ojo en ella mientras escribía.

(«No ha dicho ni una sola palabra desde que entró, y apenas pudo decir palabras cuando habló por teléfono con Apollo. He leído sobre esto antes. Probablemente tenga algún desorden de comunicación que provenga de ansiedad en el pasado. Esto es preocupante. No puedo oír la voz de su corazón si no dice ni una palabra. Espero poder ayudarla también.»)

[Como dijo Najimi, Hitohito nos dijo que no se sentía bien, así que iría a recostarse un rato en la enfermería. Después del almuerzo, Hitohito todavía no había regresado, así que fui a la enfermería para ver cómo estaba, pero no lo encontré allí. Me preocupé y empecé a buscar por toda la escuela como pude. A diferencia de Najimi, no se me ocurrió ir a ver en la biblioteca, así que no lo encontré allí. Volví a mi clase después que no sirvió de nada mi búsqueda. La policía llegó como a las 4 en punto, tomaron nuestras declaraciones y nos enviaron a casa. No supe nada de lo que había sucedido hasta que recibí una llamada diciendo que Ren Yamai había sido agredida, y que Hitohito fue arrestado como sospechoso. Lo siento mucho si eso no sirve de mucha ayuda.]

Shouko levantó su libreta mostrando la página frente a su cara, temblando. Athena la leyó y supuso que toda esa atención que recibió del fangirleo de Trucy probablemente la puso aún más nerviosa, y que seguramente incluso el sólo hecho de escribir esta información debió de ser muy difícil para ella.

– Hey... ¿Shouko? – la llamó Athena. Shouko lentamente bajó la libreta, y miró a Athena, que hizo su mejor esfuerzo para animarla. – Gracias por tu información. Hiciste un buen trabajo escribiendo eso. Con esto, tenemos una mejor idea de lo que sucede.

Phoenix salió al paso para ayudarle. – Sí, creo que con esto tenemos suficiente información para empezar. Gracias por tu declaración, Srta. Shouko. («Entonces, ninguno de los dos entró en la biblioteca. Lo más probable es que el incidente haya ocurrido allí. Y también, parece ser que el nombre de la víctima es Ren Yamai. Siento como si ese apellido me resultara familiar...»)

Shouko se sonrojó y volvió a brotar unas orejas de gato de su cabeza. Le alegró poder ayudar y se sintió feliz de oír sus halagos.

(«Definitivamente no estoy imaginándome esto. Sacó unas orejas de gato, por favor díganme que no soy el único viendo esto...») pensó Phoenix para sí mismo. Luego se dirigió hacia Athena. – Bueno, las horas de visitas empezarán pronto, así que ¿por qué no vamos a conocer al hombre que vamos a defender?

No problem! ¡Hagámoslo! – Athena se golpeó el puño contra su palma. – Ustedes dos pueden venir si lo desean. ¡Estoy segura que Hitohito se sentirá feliz de ver a sus mejores amigos!

Shouko asintió con entusiasmo, volviendo a hacer brotar otro par de orejas de gato por una razón. Al parecer sólo Phoenix y Shouko parecían ser conscientes de ellas. [Kometani: Todos los demás las notan, sólo eligen no pensar demasiado en ellas.] Najimi asintió también.

Apollo miró la hora. – Oh diablos, se me fue la noción del tiempo mientras los escuchaba. ¡Disculpen, ya me tengo que ir! – Se dirigió hacia la puerta, pero no sin antes detenerse frente a Shouko. – Fue un gusto conocerte. Perdón por lo que dije antes, sobre que no eras nada especial. Yo... no quise decirlo de esa forma. Espero que puedas ayudar a tu amigo.

Pensó que debía disculparse antes de irse. Desearía tener más tiempo para decir una disculpa mejor, pero en la corte difícilmente toleraban a los que llegaban tarde, especialmente a los abogados defensores.

Phoenix notó que Trucy todavía seguía decaída. – Hey Trucy, ¿quieres venir con nosotros? – le preguntó.

– Ustedes vayan adelante. Voy a limpiar la oficina mientras estén fuera. – Parecía sonar todavía algo culpable por lo que dijo antes.

Phoenix se acercó a su hija y colocó una mano sobre su hombro. – Hey, sé que te sientes mal por lo que pasó antes, pero está bien. Todos a veces cometemos errores. Diablos, probablemente yo he metido la pata más veces en la corte de las que puedo contar, pero necesitaré toda la ayuda que pueda conseguir en este caso. Y me gustaría que vinieras también. Seguramente todos los demás querrán que los acompañes.

– ¡Sí! Hitohito necesita tantos amigos como sea posible ahora, y me sentiría mal por dejar a mi amiga de la infancia aquí sola mientras visito a mi otro amigo de la infancia. – Najimi salió al paso para animarla también.

– ¡Vamos, Trucy! – añadió Athena. Y viendo que todos estaban tratando de animar a la maga, Shouko también dio su respuesta con su libreta.

[También me gustaría que nos acompañaras, Trucy. Me agradaría conocerte mejor también.]

Al ver todo esto, el espíritu de Trucy volvió a levantarse. – De acuerdo... ¡cuidado mundo, porque Trucy está en el caso! – dijo mientras se sostenía el ala de su sombrero con confianza.

– ¡Buena chica! – sonrió Phoenix, sujetándole el hombro a su hija con afecto.

Todo el grupo salió de la oficina, esperando ver cómo estaría Hitohito.

Esta historia continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top