Capítulo 16: Investigación e inquisición, Parte 2
ADVERTENCIA: Este capítulo contiene spoilers de Spirit of Justice.
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28 de septiembre, 11:34 AM
Azotea – Preparatoria Itan
Apollo evaluó la situación en la que estaba. Justo ahora, había diez estudiantes vestidos con ponchos, cargando armas, y uno de ellos acababa de amenazar su vida. Lo único que él tenía era su paraguas y su ingenio. Lo superaban en número diez a uno y estaba totalmente rodeado, con la única salida bloqueada por cuatro de los estudiantes.
Si fuera a describir su predicamento, iría con algo por las líneas de "completamente jodido" o "me arrepiento de cada decisión que he tomado hasta este punto".
Pelear contra ellos estaba fuera de la cuestión. Aunque había practicado Kendo en la escuela preparatoria, hacía mucho que lo había dejado, e incluso si tuviera algo mejor que su paraguas, dudaba que pudiera enfrentarse a todos a la vez, aunque estos no tuvieran entrenamiento. Todos lo miraban como una manada de lobos, esperando que hiciera el primer movimiento para que pudieran hacerle montón desde sus puntos ciegos. Si alguna vez hubo un momento que deseaba que Athena estuviera cerca, sería ahora. No había dudas en su mente que ella podría arrojar a todos estos Cultistas de Komi con sus habilidades de judo hasta el año próximo.
Por un momento pensó también en gritar desde la azotea para que lo oyeran los policías en el estacionamiento. Después de todo, su razonamiento inicial para verse con la profesora era que los policías seguían cerca en caso de que las cosas salieran mal. La situación actual le recordó lo tonto que fue por pensar eso: no había garantía de que todos los policías no estuvieran adentro o fuera del radio de escucha. Más aún, incluso si gritaba, los Cultistas de Komi probablemente harían algo todavía más drástico; e incluso si llegaban, todo lo que encontrarían sería su cadáver.
– Esperen un minuto, ¿me van a matar? ¿No creen que eso es un poco extremo? Quiero decir, ni siquiera sé quiénes son ustedes, o qué fue lo que hice para molestarlos. – dijo Apollo casi suplicando. Lo mejor que se le ocurría ahora era tratar de negociar. Quizás se conformarían con sólo darle una golpiza.
El estudiante con el parche en el ojo. – No te hagas el tonto, Justice. ¡Sabes muy bien lo que tú y tu maldita Agencia Polivalente Light han hecho para enfurecernos!
– Tranquilo, Kinshu. Yo estoy tan furioso con este abogado con pelos de demonio como tú, pero creo que está actuando más por ignorancia que malicia. Simplemente necesita que lo eduquen sobre cómo funcionan las cosas aquí... – Chiarai le puso una mano en el brazo a Kinshu para bajárselo. Luego dio un paso al frente para dirigirse a Apollo. – Quizás deberíamos presentarnos primero. Mi nombre es Shigeo Chiarai. Mi amigo con el que hablabas es Kinshu Ishioda. Puede ser un poco... intenso, pero eso se debe mayormente a su crianza... – le explicó Chiarai. Internamente, Apollo supuso que Ishioda debía ser el hijo de un jefe Yakuza.
– Ok... entonces ¿exactamente cuál es su problema conmigo? – preguntó Apollo. Ishioda parecía querer decir algo, pero Chiarai se le adelantó.
– Empecemos con lo más importante. Hay una estudiante aquí llamada Shouko Komi. No... estudiante no es la palabra correcta. Es una diosa. Es la diosa de la Preparatoria Itan... – declaró Chiarai.
– ¡Es absolutamente hermosa! – intervino Sonoda.
– ¡Tiene un aura de genialidad rodeándola! ¡Es demasiado buena para los inferiores como nosotros! – añadió uno de los otros chicos.
– ¡Si se parara encima de mí para pisotearme, mi vida estaría completa! – dijo otro fantaseando, causando que Apollo tratara desesperadamente de suprimir su reflejo de nauseas. [Kometani: El autor y el traductor están haciendo algo similar en este momento.]
– ¡Ella es la chica que todas nosotras aspiramos a ser! – dijo una de las chicas.
– El sólo pensar en ella... oooh, me provoca escalofríos en la espina... – dijo la chica que llevaba la bolsa con la cuerda, en un tono lujurioso que le recordó a Apollo el de Yamai.
– ¡Me siento indigno de estar en la misma clase que ella! – suspiró Shinobino.
– Para resumirlo, ¡Komi es absolutamente perfecta! – concluyó Chiarai.
(«¿Acaso estos tipos están hablando de la misma Shouko Komi que yo conozco?») se preguntó Apollo, mientras miraba entre ellos. Cada uno de estos sujetos se había pintado una imagen de que Shouko era una diosa inmaculada, intimidante, que sólo debía ser admirada desde lejos. El tipo de chica que siempre sacaba calificaciones perfectas, sobresalía en los deportes, y tenía un club de fans de chicos y chicas en igual medida siguiéndola.
Sin embargo, en su primera interacción con Shouko, ella tuvo problemas para decir oraciones completas en el teléfono, y se puso a llorar ante su incapacidad de comunicarse con él. Incluso cuando entró, tuvo que usar su libreta para transmitir su mensaje. También recordó que parecía ser algo tímida. Escuchar a estos fans demasiado entusiastas adularla de esa forma le hizo recordar cómo Trucy al emocionarse por conocerla provocó que se pusiera ansiosa e incómoda. Pero Trucy al menos era lo suficientemente consciente para darse cuenta de que sus acciones estaban mal. La enorme discrepancia entre la idea de Shouko que ellos tenían y su observación de ella lo dejó boquiabierto e incrédulo.
– ¿Qué? ¿Eres estúpido o algo? Creí que ustedes los abogados tenían que ir a la universidad. ¿Qué pasa? ¿Es que ya no reprueban a los tarados completos fuera de la escuela de abogados o algo? – Ishioda le hizo una mueca desdeñosa al abogado, haciéndolo volver a poner atención. – Bueno, déjame ponértelo en palabras más pequeñas para que hasta tú puedas entenderlo: ¡Komi es una diosa! ¡Está por encima de todos en esta escuela, y especialmente por encima de ti, Sr. Apollo Justice! – le dijo agresivamente.
– ¡Ya te oí la primera vez! – espetó Apollo furioso. No fue su intención sonar agresivo, pero algo sobre la forma en que Ishioda insultó su inteligencia, y la forma en que estas personas estaban malinterpretando grosamente la clase de persona que era Shouko lo estaba poniendo furioso.
– Bueno, ¿cuál es tu fallo, chico frentudo? ¿Es que no nos crees? – replicó Ishioda en el mismo tono agresivo. El resto del Culto de Komi parecía estar a sólo un paso de cargar contra Apollo de una vez y golpearlo hasta la sumisión. Apollo trató de pensar en una forma de expresar su pregunta sin ofenderlos, pero a juzgar por su amenaza de muerte anterior, supo que sería una tarea inútil.
– No, no se trata de eso. Sólo... creo que tal vez ustedes se han hecho una idea equivocada sobre ella. Que su percepción sobre ella está un poco distorsionada. – propuso Apollo, tímidamente jugueteando con los "cuernos" de su frente.
– Cuida lo que dices, chico abogado. Eso que estás sugiriendo está peligrosamente cerca de una blasfemia. – le advirtió Chiarai.
– Por supuesto, este tipo no conoce a Komi como nosotros. ¡Ni siquiera asiste a esta escuela! – intervino Sonoda. – ¡Probablemente lo único que sabe sobre ella viene de los engaños de Tadano!
– Hablando de eso, ¿qué es lo que tienen en contra de él? – preguntó Apollo. – Por alguna razón, ustedes parecen creer que ser parte de la misma agencia que su equipo legal merece ser castigado con la muerte.
– ¡Tadano es un pequeño y maldito hijo de perra que no sabe cuál es su lugar! Y no somos sólo nosotros los que pensamos esto. ¡Todos en esta escuela esperamos que ese pequeño pedazo de mierda termine tras las rejas, y si no es así, le daremos su merecido! – gruñó Ishioda, haciendo un gesto de cortar la garganta con el pulgar.
– ¿Pero qué les hizo para merecer su ira? – inquirió Apollo incrédulo.
– ¡Escucha, pedazo de mierda, no hemos venido a jugar a las veinte preguntas contigo! ¡Vinimos para darte una lección! – Ishioda estaba a punto de tirar un golpe, pero Chiarai volvió a levantar la mano.
– Tadano cree que sólo porque se sienta junto a ella, tiene derecho a su atención. Que es su amigo. Bueno, déjame decirte que no podría estar más equivocado. Ella en realidad no lo ve como un amigo. Diablos, la única razón por la que lo mantiene cerca es para lograr sus propios propósitos, lo cual puedo entender ya que es su derecho divino utilizarlo como lo vea conveniente. Por desgracia, Tadano ha confundido eso con amistad y no deja de pretender que nuestra Diosa Komi lo considera de algún valor. Y por eso, muchos de nosotros estamos hartos de él... – explicó Chiarai.
Apollo se llevó la mano a la frente y negó con su cabeza, suspirando con exasperación. – Déjenme ver si lo entiendo: ¿ustedes odian a Tadano porque se sienta junto a Komi? La última vez que escuché de mi hermana, que asiste a esta escuela, los asientos se asignan al azar, así que odiar a alguien por algo que no puede controlar es una de las cosas más ridículas que he escuchado. – replicó.
– ¿No estabas escuchando? ¡Lo odiamos porque no entiende que un perdedor ordinario como él no tiene nada que hacer siendo "amigo" de una Madonna divina como Komi! Además... – La voz de Chiarai empezó a cambiar, adoptando un tono más venenoso. – Yo lo odio por una razón más personal: ¡lo odio porque tuvo el descaro de golpear a mi novia! ¡La violencia contra las mujeres es un acto ya de por sí deplorable, pero el hecho de que haya golpeado a mi novia es absolutamente imperdonable!
– Espera, ¿tu novia? ¿De quién hablas? – se preguntó Apollo.
– Tú sabes bien quién es. ¡Estuviste acosándola anoche de la misma forma en que estabas acosando a Komi! – espetó Chiarai.
– ¿Yamai? ¿Ella es tu novia? – preguntó Apollo incrédulo.
– ¡Sí, ¿tienes algún problema con eso?! – Chiarai lo amenazó con un puño.
– Pfft... – Apollo apenas pudo contener la risa. Allí estaba: la declaración más delirante que había escuchado hoy. Ya de por sí estaba incrédulo de que estos estudiantes creyeran que una chica tímida con problemas para comunicarse era una diosa perfecta e inmaculada que debía ser adorada, pero esta revelación fue lo más hilarante de todo. Entre más pensaba en ello, más difícil se le hacía contenerla, hasta que...
»¡Je! ¡Jajajaja! ¡AH JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡OHHH WOW! – Apollo estalló en carcajadas fuera de control, dejando caer su paraguas al suelo. Esta gente tenía armas y un gran rencor contra él, y ahora estaba con las manos desnudas. Reírse de ellos era lo peor que podría haber hecho en ese momento, pero no pudo evitarlo. Esto era demasiado ridículo para soportarlo con una cara seria.
Chiarai, incensado ante las risotadas de Apollo, agarró furioso la corbata del abogado y lo jaló hacia él. – ¿Crees que eso es una maldita broma? ¡¿Crees que el que hayan hospitalizado a mi novia y que un pedazo de mierda de abogado como tú la haya acosado es un maldito chiste?!
– ¡No! ¡No! Es sólo que... ¡se me hace hilarante que creas que Yamai es tu novia! – replicó Apollo entre arranques de risa. En este punto, ya se permitió reír libremente, sabiendo que el resultado iba a ser desagradable de cualquier manera.
– ¿Qué, acaso crees que un tipo como yo no puede conseguirse una novia? Sí, tal vez no soy un casanova, ¡pero puedo enseñarte pruebas de que Yamai es mi novia! ¿No les encanta eso a ustedes los abogados? ¿Las pruebas? – replicó Chiarai bruscamente mientras sacaba su teléfono para enseñarle una conversación de texto entre él y Yamai.
> Ren Yamai: ¡Hey! ¿Estás despierto?
> Shigeo Chiarai: ¡Por supuesto! ¿Está todo bien? No he escuchado de ti desde que hablamos anoche.
> Ren Yamai: Sí, perdón por tardarme tanto en llamarte de nuevo. He estado sintiendo dolor constante desde anoche, y ningún medicamento me ayuda a que se vaya. (emoticono de dolor)
> Shigeo Chiarai: Lamento oír eso. Escuché que Tadano fue responsable de lastimarte. ¡Déjame decirte que no dejaré que se salga con la suya! ¡Si la ley no lo castiga, yo lo haré! (emoticono de rabia) Sólo desearía poder hacer más por ti.
> Ren Yamai: El sólo escucharte decir eso es suficiente. Me hace sentir... segura.
> Shigeo Chiarai: Wow... ¿lo dices en serio? (emoticono de sonrisa)
> Ren Yamai: ¡Sí! Escucha, cuando salga de aquí... ¿te gustaría salir conmigo a alguna parte?
> Shigeo Chiarai: ¿Salir? ¿Quieres decir, una cita?
> Shigeo Chiarai: (tres emoticonos de sonrisa)
> Ren Yamai: Sí. Sólo... prométeme una cosa.
> Shigeo Chiarai: ¡Lo que sea por ti!
> Ren Yamai: Prométeme que me mantendrás a salvo cuando salga del hospital. Yo sólo... no sé si me sentiré segura volviendo a Itan... especialmente si de alguna manera Tadano puede volver allí. No sé cómo resultará el juicio.
> Shigeo Chiarai: ¡No te preocupes! Tadano nunca volverá a poner un pie en Itan nunca más. Yo y mis amigos nos encargaremos de eso.
> Ren Yamai: ¡Gracias, Chiarai! (emoticono de sonrisa coqueta)
De repente, todo empezó a cobrar sentido para Apollo: Chiarai era un simp.
Nada en los mensajes de texto que Chiarai le enseñó probaba que Yamai lo considerara su novio. En todo caso, sus muestras de afecto estaban claramente diseñadas para explotar su deseo por compañía femenina. No sólo eso, sino que su persistencia en probar su progreso romántico lo llevó a seguir deslizando hacia abajo y le enseñó más del chat.
> Ren Yamai: Hay una cosa más. Komi-sama vino a visitarme hoy.
> Shigeo Chiarai: ¡Wow! ¡Eso es asombroso!
> Ren Yamai: ¡¿Verdad que sí?! (tres emoticonos de carita con corazones)
> Ren Yamai: ¡Ella es asombrosa! (tres emoticonos de carita con corazones)
> Ren Yamai: Es taaaaan hermosa, genial y encantadora. ¡La adoro tanto!
> Shigeo Chiarai: ¡Yo también la adoro! Nunca podría hacer algo como eso...
> Ren Yamai: Pero... no vino sola. Había otras personas con ella. (emoticono de miedo)
> Shigeo Chiarai: ¿Alguien malo?
> Ren Yamai: Bueno, Najimi estuvo aquí, y también Nakanaka y una chica con disfraz de maga que al parecer era amiga de Najimi. Pero estaba también este hombre espeluznante.
> Shigeo Chiarai: (tres emoticonos de rabia)
> Ren Yamai: Dímelo a mí. Se puso a hacerme un montón de preguntas intrusivas, y se la pasaba mirando fijamente a Komi haciéndola sentir incómoda.
> Shigeo Chiarai: ¿Esa maldita escoria? ¿Por qué le permitieron estar allí?
> Ren Yamai: Dijo que la chica maga era su hermana menor, y que era un astronauta, pero eso lo dudo mucho. No sólo eso, también estaba tratando de asegurarse que Tadano no vaya a la cárcel. No sé tú, pero eso no suena como trabajo de astronauta en mi opinión.
> Shigeo Chiarai: No claro que no. Casi suena tan malo como Tadano.
> Ren Yamai publicó una foto. IMG_2019-09-27_0004.jpg
> Ren Yamai: Este es el tipo que me estuvo acosando. Lamento la baja calidad de la imagen. Tuve que ser discreta para que no lo notara.
> Shigeo Chiarai: Está bien. Parece que es otro degenerado al que debo darle una lección. ¡Te lo haré saber si lo veo o averiguo algo sobre él!
> Ren Yamai: ¡Gracias, Shigeo! (emoticono de sonrisa sonrojada)
> Ren: Yamai: ¡Err... Chiarai!
> Ren Yamai: (tres emoticonos de sonrisa nerviosa)
Chiarai falló en darse cuenta que su indiscreción con los contenidos del chat probaba lo que él ya sabía: Yamai había decidido enviar a alguien tras él porque estaba tratando de conseguir información que ayudara a liberar a Hitohito. Por desgracia para Apollo, Yamai fue muy cuidadosa en sus palabras. Nada en el texto constituía una orden directa para que Chiarai atacara a Apollo y sus colegas, así que incluso si lograba cogerle el teléfono, no serviría de evidencia fuerte en contra de Yamai.
Por otro lado, ya había ganado casos antes con evidencia aún más débil, así que en la ínfima posibilidad de salir vivo de esta situación, quería mantener esa conversación en mente. Adicionalmente, el teléfono de Yamai podría contener incluso más información.
– ¿Y bien? ¿Satisfecho, Sr. Abogado? ¿Ahora sí me crees cuando te digo que Yamai y yo estamos juntos? – preguntó Chiarai con una mezcla de arrogancia e impaciencia. – Y tú creyendo que no puedo conseguirme una novia...
– Eso no fue lo que estaba diciendo. Sólo decía que... mira... no sé cómo decirte esto, pero... a ella no le atraen los chicos. – señaló Apollo.
– ¿Qué quieres decir con que "no le atraen los chicos"? – le gritó Chiarai a Apollo. – ¿Es que no viste lo que escribió en el teléfono? ¿Todos esos emojis con besos? ¡Está totalmente loca por mí!
– Sólo te dijo esas cosas para que hicieras lo que ella quiere. Ella sabe que todo lo que necesita es hacerte ojitos para que te pongas a bailar al compás de su tonada como ella quiera. ¡Te está utilizando para deshacerse de Tadano para que ya no sea un obstáculo para ganarse el afecto de Komi! ¡No hay forma de que esté saliendo contigo en serio! – explicó Apollo. Esto sólo hizo enfurecer a Chiarai aún más. A pesar de todo, en este punto, Apollo no tenía más opción que tratar de continuar con su persuasión. – ¡Mira, Tadano no es con quien deberías enfurecerte! ¡Es Yamai! ¡Yo estuve allí! ¡Ella estaba tratando constantemente de manosear a Komi, mirarle debajo de la falda, o aprovecharse de ella de una forma u otra! ¡Quienes me acompañaron anoche pueden respaldarme en eso! Si ustedes realmente se preocupan por Komi como dicen, deberían ir tras...
– ¡YA TUVE SUFICIENTE DE QUE CALUMNIES A MI NOVIA! – Apollo se vio interrumpido por el grito de Chiarai, seguido de su puño volando directo hacia su cara. Logró esquivarlo rápidamente, pero antes que pudiera procesar lo que estaba pasando, dos de los chicos del Culto de Komi se lanzaron hacia él y le agarraron los brazos, sujetándolo y evitando que pudiera contraatacar. Intentó librarse de su agarre, pero fue inútil, eran demasiado fuertes para él.
En lugar de lanzar otro puñetazo, Chiarai se aproximó al ahora restringido Apollo, levantando sus puños. – Sabes, por un momento, iba a dejar pasar el hecho de que acosaste a mi novia anoche y ofrecerte una oportunidad de ayudarnos. Iba a darte la oportunidad de que te asegures que tus colegas hagan que condenen a Tadano a cambio de dejarte en paz. Diablos, hasta te habría pagado... – le explicó. Luego agarró a Apollo por la corbata y lo jaló hacia su rostro. – Pero tuviste que andar de bocazas, ¡no sólo irrespetando a la chica que amo, sino diciendo mentiras sobre ella!
– La verdad duele, ¿no? – dijo Apollo desafiante. – En el fondo, tú sabes que su "amor" por ti es demasiado bueno para ser verdad, porque ella sabe que tú harás lo que sea que ella quiera mientras pienses que eso te dará una cita. No hay manera de que ella salga con...
Antes que Apollo pudiera seguir provocándolo, Chiarai le dio un puñetazo en la cara. Sangre chorreó de su boca en el piso de la azotea, donde la lluvia se la llevó escurriendo. – ¿No te detuviste a considerar que tal vez los dos queremos lo mismo? Incluso en la ínfima posibilidad de que no estés hablando un montón de mierda sobre ella, el hecho es que los dos queremos que Tadano se vaya. ¡Y nadie nos detendrá! ¡Especialmente no tú!
Ishioda entonces sacó un cuchillo de mariposa y lo puso frente a la garganta de Apollo. – ¡Vamos a ver cuánta sangre tienes, Sr. Abogado!
– Espera; tengo una mejor idea... – Chiarai desvió el cuchillo de Ishioda lejos de la garganta de Apollo. Luego le indicó a la chica que tenía la bolsa con la cuerda que se acercara. Los dos estudiantes que estaban sujetando a Apollo cogieron la bolsa que llevaba en el brazo y la arrojaron a un lado. Una vez que la chica con la cuerda llegó, le sujetaron los brazos detrás de la espalda y le juntaron las muñecas, mientras la chica cogía la cuerda para empezar a amarrarlo.
– ¡¿Q-qué están haciendo?! – gritó Apollo mientras empezaban a atarlo.
– Nos ayudarás a asegurarnos que Tadano salga culpable, quieras o no... – replicó Chiarai, cruzando los brazos.
– ¿Se han vuelto locos? – exclamó Apollo, forcejeando mientras la chica terminaba de amarrarle las muñecas. – ¿Se les olvidó que hay policías por toda la escuela? ¡No hay forma de que puedan secuestrarme sin que se den cuenta!
– ¡Hey, uhh, tiene razón en eso! – señaló Shinobino. – ¿Realmente deberíamos hacer esto? Darle su merecido a Tadano es una cosa, pero este tipo parece ser de los que tiene amigos reales que nos podrían causar problemas. Tal vez debamos dejarlo ir...
– ¿Qué? ¡¿Ya te estás volviendo gallina?! ¡Si dejamos que se vaya ahora, podría causarnos problemas después! – replicó Ishioda. – Estaremos bien. Nosotros conocemos la escuela mejor que ellos; incluso si nos atrapan, todo lo que tengo que hacer es decirles quién es mi viejo, ¡y se echarán para atrás de una vez!
– Uhh... su... pongo... – Shinobino se quedó callado.
– ¿Y exactamente quién es tu padre? – inquirió Apollo.
– Escucha, amigo, todo lo que necesitas saber es que es prácticamente la mano derecha del Gobernador de Tokio. Si él dice que tenemos permitido encerrarte en una jaula, ¡entonces da por hecho que podemos, maldición! – Ishioda hizo una mueca mientras agarraba a Apollo por la barbilla. Se preguntaba si el hijo del Yakuza estaba sólo fanfarroneando. Sabía por las noticias que el Gobernador había estado aplicando mano dura al crimen organizado con sus leyes anti-Yakuza, así que no había forma de que este tipo estuviera diciendo la verdad. Por otro lado, la expresión del rufián le decía que tenía mucha confianza en poder sacar a Apollo de la escuela sin interferencias.
– Aun así... ¡su plan tiene una falla! – Apollo estaba desesperado por encontrar una forma de convencerlos de que secuestrarlo no valía el esfuerzo. – El juicio ya ha comenzado, y la comunicación por teléfono celular está estrictamente prohibida en la corte. Por lo que ustedes saben, para cuando logren contactar a mis colegas, ¡el veredicto ya podría haberse decidido!
– Bueno, en ese caso más te vale rezar por un veredicto de culpable. De lo contrario, ¡creo que tu futuro será muy oscuro, Sr. Abogado! – le advirtió Chiarai. Los otros Cultistas de Komi empezaron a tronarse los nudillos amenazadoramente, sonriendo diabólicamente frente al abogado amarrado.
– Bien. Supongo que no los puedo convencer de retenerme contra mi voluntad. Sólo respóndanme una cosa: si le preguntaran a Komi sobre esto, ¿realmente creen que esto es lo que ella querría? – les preguntó Apollo.
– ¡P-por supuesto que sí! Ella es una diosa. ¡Ella no quiere a malnacidos como tú y Tadano causando problemas por aquí! – respondió Sonoda. Sin embargo, Apollo no necesitaba el agudo sentido del oído de Athena para saber que no sonaba muy seguro de sí mismo. Ninguno de los Cultistas de Komi lo hacía. Estaban tan ocupados dejándose llevar por su belleza perfecta que ni siquiera se les ocurrió que ni siquiera sabían nada sobre ella.
– Tu titubeo lo dice todo: ni siquiera estás seguro de lo que ella quiere. Admito que sólo he hablado con ella dos o tres veces, pero eso son dos o tres veces más que cualquiera de ustedes. Si se tomaran el tiempo para hablar con ella en lugar de admirarla de lejos como si fuera una ídolo musical, sabrían que ella no querría que ustedes lastimaran a Tadano. Más aún, sabrían—¡MMMMPPPHHH! – se vio silenciado cuando Chiarai le puso un trozo de tela en la boca.
– ¡Ya fue suficiente, Sr. Abogado! – gruñó Chiarai mientras amordazaba a Apollo. La chica que antes lo había estado amarrando cogió un rollo de cinta adhesiva y empezó a enrollársela alrededor de la cabeza, amordazándolo aún más. Chiarai entonces se giró hacia los otros Cultistas de Komi, que empezaban a tener sus dudas.
– No se dejen engañar por las palabras de este abogado mentiroso. Se especializa en usar trucos de retórica y palabras endulzadas para hacer que todos crean cualquier falsedad que escupa. Recuerden nuestra meta: ¡proteger a nuestra sagrada Diosa Komi y asegurarnos que ese hereje de Tadano nunca más vuelva a mancillarla de nuevo! ¡No lo permitiremos!
– ¡Sí, sí! – empezó a vitorear la multitud al unísono. – ¡Por nuestra Diosa Komi-sama! ¡Haremos que este demonio pague!
Apollo suspiró a través de su mordaza. («Bueno, esto salió tan bien como podría haberlo esperado...») pensó para sí mismo mientras los Cultistas de Komi lo estaban maldiciendo. Cualquier discordia que pudiera haber sembrado entre ellos fue eliminada por un solo discurso de ese fanático idiota. («Bien, repasemos las decisiones estúpidas que te llevaron hasta este punto. 1. Seguiste una pista que te dio una individua claramente sospechosa que te llevó a una locación donde fácilmente te podrían rodear. 2. No le dijiste a nadie lo que ibas a hacer. Aunque Trucy estuviera en clase, podrías habérselo dicho a Athena o al Sr. Wright. 3. Cuando te acorralaron, te fuiste de bocazas a reírte de tus agresores. Aunque dado su semblante, probablemente me habrían hecho esto independientemente de lo que les dijera. Si es que salgo de esto, seguro que Trucy, Athena y el Sr. Wright nunca me dejarán olvidarlo. Asumiendo, que salga de esto...»)
A decir verdad, se esperaba que lo mataran o le dieran una paliza, pero este resultado no era mucho mejor. Y mientras seguían amarrándolo más y sus agresores se burlaban aún más de él, su mente comenzó a viajar por memorias antiguas y atormentadoras. Memorias de otra ocasión donde lo retuvieron contra su voluntad. Memorias que había suprimido cuando vino a vivir a Japón. Memorias de cuando solía vivir en el Reino de Khura'in.
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– Te lo voy a preguntar por última vez: ¿En dónde se oculta Dhurke Sahdmadhi?
Un Apollo Justice de nueve años estaba siendo interrogado por dos guardias reales vestidos de uniformes púrpuras y con machetes en las manos. La habitación era oscura, salvo por algunas lámparas de aceite que colgaban del techo iluminando una mesa de madera y la silla donde Apollo estaba sentado. El guardia le circundaba como un buitre, alternando entre lanzarle miradas amenazantes y golpear la mesa para recuperar su atención. Su memoria, sin embargo, estaba corrupta por el paso del tiempo, y no podía recordar sus rostros con claridad, salvo que uno de ellos llevaba un parche en el ojo en lugar de una máscara facial, y el otro tenía su cabello amarrado en una trenza.
– ¡N-no lo sé! ¡Ni siquiera sé quién es Dhurke Sahdmadhi! – suplicaba Apollo a sus captores, sólo para recibir un fuerte bofetón en el rostro.
– ¡No mientas! ¡Sabemos que tú eres uno de sus hijos! – lo regañó duramente el tipo del parche.
– Tal vez necesites un recordatorio de los crímenes que Dhurke ha cometido: incendio premeditado, asesinato, falsificación de evidencia, terrorismo y traición. ¡Ya asesinó a la antigua Reina Amara, y ahora busca hacerle lo mismo a la Reina Ga'ran! – El tipo de la trenza le apuntó con el dedo al aterrorizado niño sentado en la silla.
– ¡E-e-eso no es verdad! ¡Él nunca haría ese tipo de cosas! – protestó Apollo. Esto le ganó otra bofetada de Parche.
– Vamos a encontrar a Dhurke eventualmente. La pregunta es ¿qué tan fácil planeas ponértelo...? – preguntó Trenza. Se puso a tamborilear sus dedos en la empuñadura de su machete. – Todo lo que tienes que decirnos es dónde se esconde Dhurke Sahdmadhi, y una vez que lo capturemos, serás libre de irte...
– ¿S-seré libre de irme? – preguntó Apollo con miedo.
– Sólo una vez que arrestemos a Dhurke, así que no intentes engañarnos dándonos una ubicación falsa, ¡o lo sabremos! – le advirtió Parche, señalando el machete en su mano.
Apollo rompió a llorar tras esa amenaza. Lo habían estado interrogando por lo que parecían horas, y la única forma de salir de allí parecía ser delatar a su padre adoptivo. Sin embargo, no sabía qué le asustaba más: la idea de perder a Dhurke por su confesión, o lo que los guardias le harían si se quedaba en silencio.
– ¡Quiero irme a mi casa! – lloriqueó el joven Apollo. El arranque le ganó otra bofetada de Parche.
– ¡Ya sabes lo que tienes que hacer para que eso suceda! ¡Entréganos a Dhurke para que pueda enfrentar su castigo por sus crímenes! – repitió Trenza, agarrando la barbilla de Apollo y dirigiéndola hacia su rostro.
– ¡¿Q-qué le van a hacer?! – inquirió Apollo entre lágrimas.
– ¡Será ejecutado públicamente por sus crímenes, como merece un traidor como él! – declaró Trenza. Luego alejó la cabeza de Apollo mientras le apuntaba con el dedo severamente. – ¡Que sepas que si continúas guardando silencio en relación a su paradero, te enfrentarás al mismo castigo que ese rebelde Dhurke!
– ¡P-pero yo no hice nada malo! – protestó Apollo.
– Bajo los términos del Acta de Culpabilidad de la Defensa, a continuación: en el nombre de Su Eminencia, ¡aquellos que apoyen a criminales serán considerados igual de culpables! – explicó el guardia. – ¡Lo que esto significa es que, si continúas escondiendo a tu padre insurgente y el resto de sus mal llamados Dragones Desafiantes, una vez que lo encontremos y lo condenemos, tú también serás ejecutado!
Apollo comenzó a hiperventilar. («No quiero morir... no quiero morir...»)
– ¡Je, escuché que el Ministro Inga ha estado viendo algunas películas norteamericanas recientemente, y se encontró una gran inspiración! – dijo Parche sin darle mucha importancia. – Una vez le escuché decir que una vez que le ponga las manos a ese maldito traidor, le dará el tratamiento de "William Wallace", lo que sea que eso signifique...
– Yo tampoco estoy seguro, pero conociendo la mente creativa del ministro de justicia, seguro que Dhurke sufrirá bien y por un largo tiempo antes de morir... – Trenza se rio junto a su compatriota. Apollo no tenía idea de qué era eso del "tratamiento de William Wallace" que Parche había mencionado antes, pero sabía que tenía que ser doloroso. Más doloroso de lo que su joven mente pudiese conjurar.
Notando la expresión preocupada de Apollo, Parche de repente le lanzó una mirada. – No creo que este mocoso entienda la situación en la que está. ¡Sujétale el brazo sobre la mesa! – le indicó a su camarada.
Inmediatamente, Trenza agarró a Apollo de la muñeca y le sujetó el brazo sobre la meza como le dijeron.
– ¿Q-qué están haciendo? ¡Ayyy, eso duele! – lloriqueó Apollo.
El guardia del parche levantó su machete. – Ya que has decidido no responder a nuestras preguntas en relación a tu padre terrorista, te daré una muestra de lo que tenemos reservado para él una vez que lo hayamos aprehendido.
– ¡No! ¡No! ¡Por favor, deténganse! ¡Nooooo! – protestó Apollo. Empezó a forcejear ferozmente contra el agarre del guardia, pero no pudo mover ni un centímetro su brazo.
– Jejeje, con suerte, serás más cooperativo después de esto. De lo contrario, ¡esto te parecerá una picada de mosquito comparado con lo que te espera durante tu ejecución! – se burló sádicamente el guardia del parche.
Parecía estar saboreando el forcejeo inútil del niño, lamiendo su hoja con anticipación ante el horrible acto que estaba a punto de cometer. Una vez que estuvo listo, usó la mano libre para ayudar a su compañero a sujetar la muñeca de Apollo y levantó la hoja lentamente con su otra mano.
– ¡Ur di'hara Ga'ran!
Parche rugió con gran furia, preparándose para bajar rápidamente la hoja para cortarle la mano a Apollo en la muñeca. Afortunadamente para Apollo, el machete no logró conectar con su objetivo, ya que una mano fuerte agarró a Parche de la muñeca y de un tirón le alejó el brazo.
– ¡Hey! ¿Cuál es tu idea? – se quejó Parche, volteándose para ver quién fue la persona que le impidió completar su tarea. Su furia rápidamente se convirtió en miedo al darse cuenta de la identidad de la persona que le sujetaba el brazo.
Dhurke Sahdmadhi en persona.
– ¡T-t-t-t-tú eres...!
– ¡¿Te atreves a amenazar a un niño para llegar hasta mí?! – le gruñó el líder rebelde al guardia.
Parche se soltó el brazo del agarre de Dhurke y le apuntó con su hoja. – ¡Atrás! ¡Te están buscando vivo o muerto!
– ¡S-sí! ¡Más vale que te rindas! ¡O-o sino el mocoso lo pagará! ¡Sabemos que es tu hijo! – intervino Trenza, agarrándose a su machete como si su vida dependiera de ello.
Dhurke cerró los ojos y apretó los puños. Sabía que la Guardia Real de la Reina Ga'ran era despiadada, pero nunca se imaginó que caerían tan bajo como para amenazar a un niño. Hizo una pausa momentánea, permitiendo que la ira se acumulase dentro de él por lo depravado que estaban a punto de hacer Parche y Trenza.
– Si se atreven a ponerle un dedo encima a mi hijo... – les advirtió en un susurro bajo, pero amenazante – ¡SABRÁN LO QUE SIGNIFICA ENFURECER A UN DRAGÓN!
Dhurke abrió sus ojos de golpe, lanzando su característica Mirada del Dragón sobre los dos guardias.
Trenza y Parche se quedaron blancos como sábanas antes de soltar sus machetes y desplomarse en el suelo en pánico. Toda la bravata que actuaron antes sobre lo que le harían a Dhurke fue reemplazada al instante por terror e instinto primigenio de pelear o huir. No importaba que fueran soldados entrenados; contra Dhurke, se sentían como simples aldeanos lanzándole piedras a un poderoso dragón. Por la esquina de su ojo, Parche vio una ruta clara hacia la puerta que llevaba fuera de la habitación, y agarró a Trenza del brazo para sacarlo de allí.
– ¡Suenen las alarmas! ¡El líder rebelde Dhurke está aquí! ¡A las armas! ¡A LAS ARMAS! – gritó Parche mientras él y Trenza salían a toda prisa de la habitación, dejando atrás sus machetes.
Inmediatamente, Dhurke recogió en sus brazos al joven Apollo y lo cargó fuera de allí. – Tenemos que irnos, Apollo. La Guardia Real de Ga'ran pronto estará sobre nosotros, y me temo que serán más disciplinados que ese par de cobardes...
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Los recuerdos se desvanecieron y Apollo regresó a la realidad. El Culto de Komi acababa de terminar de atarlo y se preparaban para llevárselo de la azotea a quién sabría dónde. También le habían puesto una bolsa sobre la cabeza para evitar que pudiera ver a dónde iría, dejándolo casi totalmente a merced de ellos.
Apollo no recordaba mucho más después de haber sido rescatado, pero sí recordaba que unos días después, Dhurke decidió enviarlo a vivir en Japón, citando que era demasiado peligroso que él se quedara en Khura'in. Apollo también recordó que, antes de irse, Dhurke le prometió que volvería un día por él una vez que cumpliera con su objetivo.
Sin embargo, de eso ya habían pasado catorce años, y Apollo no había escuchado nada de él durante ese tiempo. Lo más probable era que Dhurke ya estuviera muerto o hubiera sido encarcelado por el Gobierno. Por lo que él sabía, podría haber sido asesinado una semana luego de que lo enviaron a Japón, y él no habría notado la diferencia. Como fuera, Apollo sabía que una cosa estaba clara: las posibilidades de que su padre adoptivo viniera a salvarlo de nuevo eran tan bajas como sus posibilidades de ganarse la lotería.
Por ahora, no le quedaba más que aceptar su estatus como prisionero del Culto de Komi.
Apollo escuchó el ruido de la puerta de la azotea abriéndose. Al principio pensó que se estaban preparando para moverlo, pero de repente, lo dejaron caer al suelo, y todo el Culto de Komi lanzó un jadeo de sorpresa.
– Qué demo... ¡hey! ¡Es Komi! ¡Y está...! – gritó Chiarai, señalando hacia la puerta. Tal como dijo, Shouko estaba parada dentro de la puerta, pero una figura sombría, cubierta con una capa y sombrero de copa, la estaba sujetando como rehén. Dicha figura la sujetaba con un brazo, y con el otro le estaba poniendo un cuchillo en el cuello.
– A-A-A-A-A-A-A-A-A-A-A-A-A-A... – Shouko estaba temblando de miedo, incapaz de pronunciar una sola palabra. El Culto de Komi se olvidó de Apollo, y se quedaron con las quijadas colgando al ver al objeto de su admiración siendo amenazada por un asaltante encapotado.
– Buen día, chicos y chicas... – les dijo la figura en las sombras, usando una voz aguda, nasal y que fingía ser cortés para burlarse.
– ¡¿Quién eres tú?! ¿Estás con ese abogado de allí? – Chiarai apuntó con su dedo primero a Apollo y luego a la figura que sujetaba a Shouko.
– ¡Quién soy yo no tiene importancia! Lo único que necesitan saber es que, o hacen lo que les digo... – La figura les apuntó con el cuchillo al Culto de Komi. – ... ¡O ésta linda señorita pagará las consecuencias! – La figura volvió a mover el cuchillo hacia el cuello de Shouko.
– ¡Más te vale que dejes ir a Komi, o te vas a arrepentir, maldito sombrerero loco! – Ishioda sacudió su puño contra el captor de Komi.
– No lo provoques... – le advirtió Shinobino.
– ¿Cómo sabes que es un hombre? – se preguntó Sonoda. – Podría ser una chica, o lo que sea que es Najimi...
– ¡No lo sé, sólo estoy especulando! – Shinobino se encogió de hombros.
– ¡EH-JEM! – La figura se aclaró la garganta. – Aquí yo soy el que tiene al rehén, así que seré yo el que hable. Más les vale que obedezcan mis demandas, o de lo contrario, la Srta. Komi será rebanada como sashimi. ¡Y lo primero que quiero que hagan es que todos ustedes se pongan de rodillas!
– ¿De rodillas? – preguntó Sonoda incrédulo, notando que todo el suelo estaba repleto de charcos.
– ¿Me oíste tartamudear? Pónganse. De. ¡Rodillas! – repitió la figura, mientras Shouko miraba al Culto con los ojos muy abiertos, suplicándoles.
Los estudiantes obedecieron, colocándose sobre sus manos y sus rodillas. Ishioda, sin embargo, fue más lento en hacerlo que el resto. – Hey, uh, ¿no les parece que esto es un poco extraño?
– ¡Viejo, le puso un cuchillo en el cuello! ¡Ahora no es momento de escepticismo...! – lo regañó Chiarai.
– ¡Deberías escuchar a tu amigo, parches! – le aconsejó la figura sombría.
– Hmph... – Ishioda volteó resoplando. La figura sombría negó con su cabeza, claramente decepcionado.
– Necesitan aprender algunos modales. ¡A partir de ahora, obedecerán todas mis órdenes! ¡Ahora, ladren como perros! ¡Todos ustedes! – les ordenó la figura sombría.
Los Cultistas de Komi se miraron unos a otros perplejos, preguntándose si la figura sombría hablaba en serio. La figura empezó a agitar el cuchillo con impaciencia. – ¡Estoy esperaaaaaando!
– P-P-P-P-P-P... – Komi empezó a tartamudear asustada.
Eso fue todo lo que hizo falta, y los Cultistas de Komi empezaron a ladrar, siguiendo las órdenes de la figura sombría. Entre la lluvia torrencial empapándoles la ropa y la petición tan humillante, se sentían como tontos, pero todos consideraron que su dignidad era un precio pequeño a pagar a cambio de la seguridad de su diosa.
Todos menos uno.
(«Esto es una maldita estupidez...») pensó Ishioda. Todavía tenía sospechas de la figura y sus motivos, y la única razón por la que no se le había abalanzado encima era por la posibilidad de lastimar a Komi y enfurecer a sus colegas.
Luego de un minuto o dos de forzar a los Cultistas a actuar como perros, la figura tenía una nueva orden. – ¡Ahora cacareen como pollos!
– ¡¿Q-qué?! – tartamudeó Chiarai.
– ¡HÁGANLO AHORA! – repitió la figura. – ¡O LE DEJARÉ UNA MARCA A KOMI!
– Bawk, bawk, bawk... ¡bawk-KAAAAW! – Los cultistas comenzaron a hacer ruidos de pollos. Algunos incluso empezaron a agitar los brazos como alitas de pollo, esperando aplacar a la figura y salvar a su ídolo.
Cerca de allí, Apollo yacía sobre un charco, todavía amarrado, amordazado y vendado. Sin embargo, considerando la estupidez de lo que estaba oyendo, se alegró que lo hubieran vendado para no tener que ver lo ridículos que seguramente se veían. Él y el Culto tenían una cosa en común: ambos esperaban que Komi estuviera a salvo.
(«Me pregunto quién está tomando de rehén a Shouko con un cuchillo. Por lo que alcancé a escuchar, esa persona debe llevar un sombrero. Esperen un minuto, esto ya lo viví antes. ¿Será posible que...?»)
– ¡Esto es una maldita estupidez! – Ishioda se levantó indignado luego de varios minutos de cacarear. – ¿Qué diablos quieres, maldito degenerado? ¡Seguramente no habrás secuestrado a Komi sólo para obligarnos a imitar animales de granja, ¿verdad?! – dijo mientras agitaba sus puños furioso hacia la figura.
– Kinshu... ¡por favor cierra tu maldita boca! – le dijo Chiarai a su compañero.
– Sí, Kinshu. Si sigues de boca floja, ¡la pequeña Komi aquí terminará muy mal! Y estoy seguro que tus amigos no se tomarán bien si su ídolo termina cortada en pedacitos porque no te pudiste quedar callado... – le dijo la figura al Cultista de Komi con el parche.
– Tch... – Ishioda desvió la mirada furioso. Quienquiera que fuera esta figura sombría, sabía cómo utilizar su fanatismo hacia Komi en su contra.
– Ahora, quiero que todos y cada uno de ustedes abra sus billeteras, bolsos, monederos, o lo que sea que tengan, y vacíen los contenidos en el suelo frente a mí. Si quieren que su preciosa Komi viva, ¡me PAGARÁN en tributo! – exigió la figura, apuntándoles con el cuchillo.
Todos obedecieron y rápidamente empezaron a vaciar todo el dinero en su posesión y arrojarlo hacia el suelo tal como se les exigió. Varias monedas se esparcieron por el suelo mojado frente a la figura sombría, mientras que sólo Ishioda y una de las estudiantes chicas dejaron billetes de yenes en medio de la pila de monedas.
– ¿Eso es todo? – La figura sombría suspiró con decepción ante el pobre monto de moneda que el Culto de Komi había colocado en una pila como rescate. – Este cambio de bolsillo apenas serviría para comprar golosinas en una tienda de conveniencia. Supongo que realmente no les importa esta chica si sólo me dan una ofrenda tan miserable.
– ¡M-mira, sólo somos estudiantes de preparatoria, no tenemos mucho dinero! – intentó suplicar Sonoda, enseñándoles su billetera vacía.
La figura negó con su cabeza decepcionada. – Creo que se están poniendo muy agarrados. ¡Especialmente tú, Kinshu Ishioda! – La figura apuntó el cuchillo contra Ishioda.
– ¡¿Qué... cómo diablos sabes mi nombre completo?! ¡¿Quién demonios eres tú?! – Ishioda dio un pisotón y amenazó con su puño a la figura.
– ¿Cómo te gustaría saberlo? – replicó sardónicamente la figura, causando que se enojara aún más. – Sé toooodo acerca de ti. Y también sé que tu papá es un jefe Yakuza. Ser un jefe Yakuza significa mucho dinero. ¿Estás seguro que tu viejo no te dio más dinero de bolsillo? La vida de ella depende de eeeeello. – La figura dijo la última parte en una voz cantarina, agitando el cuchillo antes de volver a apuntarle con él a Ishioda. – ¿O es que el viejo Reiji no le da más mesada a su muchacho?
– Sí, ¿y qué mierda con eso? Mi viejo no me da mucho dinero de bolsillo. ¡Demándame, maldita sea! – le gruñó Ishioda, cruzando los brazos desafiantemente.
– Tsk, tsk, tsk. Esa es una lástima. Esperaba realmente un tributo mayor, pero debido a la falta colectiva de fortuna, la única forma en que les devolveré a Komi... – La figura volvió a colocarle el cuchillo cerca del cuello, haciendo que lloriqueara de miedo. – ... ¡será por partes!
– ¡Espera! ¡No hagas esto! ¡Lo sentimos! ¡Disculpa la grosería de mi amigo! – suplicó Chiarai juntando las manos en posición de ruego. Ishioda le dio a Chiarai una mirada malvada al ser llamado "grosero" por su amigo. – ¡No quisimos ofenderte! ¡Por favor! ¡Sólo déjala ir!
– Si quieres probar cuánto lo sienten tú y tus secuaces, entonces quiero que vuelvan a ponerse todos de rodillas. Después, quiero que pongan las caras firmemente en el suelo y con los ojos fijos en el concreto. Finalmente, quiero que todos ustedes digan "Lo siento, lo siento" cien... no... que sean mil veces. ¡Sólo entonces consideraré dejar ir a Komi con todas las partes de su cuerpo intactas!
Los Cultistas de Komi se miraron perplejos. Ya se estaban cansando de las órdenes de la figura, y el agua se les estaba metiendo en los zapatos, empapándoles los calcetines. Sin embargo, al mirar a Komi, todos recordaron por qué estaban soportado esto: la vida de su diosa estaba en riesgo. Lentamente, reasumieron sus posiciones en el suelo y fijaron las miradas en el piso gris. Chiarai notó que Ishioda seguía dudando y maldecía entre dientes, pero el estudiante del parche finalmente suspiró y se unió a los demás en el suelo.
– ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ... – Los cultistas de Komi comenzaron a repetir las palabras como un cántico.
– ¡Más fuerte, y con más convicción! – ladró la figura. El cántico continuó. – Asegúrense de mantener esas caras plantadas en el suelo. Si veo a uno solo de ustedes levantar la mirada, ¡será bye-bye para la Srta. Komi aquí! – les ordenó la figura.
Los Cultistas obedecieron. Continuaron recitando su mantra, desesperados por la vida de su ídolo.
Sin embargo, la figura estaba insatisfecha con el cántico monótono en que se había convertido su "disculpa". – ¿A esto le llaman una disculpa? ¡Los políticos dan disculpas más convincentes de ustedes! ¡Ahora discúlpense con sinceridad! – los regañó la figura.
Los Cultistas de Komi estaban perdiendo la cuenta de las veces que se habían disculpado. Entre la voz fuerte de la figura y los gritos de sus colegas. No tenían idea de cuánto les llevaría hasta que la figura estuviera satisfecha. Sin embargo, ninguno se atrevió a detenerse por miedo a las amenazas de la figura.
Luego de lo que pareció una eternidad, Chiarai notó que la figura ya no les estaba gritando. Algo dudoso, levantó la mirada, preguntándose si ya estaría satisfecho.
Sólo para darse cuenta que la figura no sólo se había ido, sino que la puerta de las escaleras estaba cerrada.
– ¡Hey! ¡Se fue! – gritó Chiarai al resto de los Cultistas. – ¡Y se llevó a Komi con él!
– ¡¿Qué...?! – replicó Sonoda, levantándose junto con el resto de los Cultistas de Komi. – ¿A dónde se fueron?
– ¡Miren! – Shinobino señaló al suelo. – ¡Nuestro dinero aún sigue aquí!
– Huh... tengo un mal presentimiento sobre esto... – respondió Chiarai nerviosamente.
– ¿De casualidad tú sabes algo de esto, Sr. Abogado? – le preguntó Ishioda a Apollo. Sin embargo, al girarse para encararlo, vio que Apollo ya no estaba tampoco. – ¡HEY! ¿Qué diablos? ¡Ese maldito abogado también se fue!
– ¡Ok, ya estuvo! ¡Vamos tras ellos! – Chiarai se dio la vuelta y rápidamente se volviò hacia la puerta de la azotea. Agarró la manija y trató de abrirla, sólo para darse cuenta que no se movía. – ¡Maldita sea! ¡Está atrancada! ¡Nos dejaron atrapados aquí!
– ¡MIERDA! – Ishioda empezó a pisotear en el suelo, provocando que un charco de agua salpicara a sus compañeros. – ¡Sabìa que habìa algo muy extraño con ese maldito sujeto! ¡Apuesto a que él y el abogado estaban juntos, y ese tipo nos estaba distrayendo mientras el abogado se nos escapaba! ¡Y ahora ambos han secuestrado a Komi!
Chiarai se apoyó contra la puerta y sacó su teléfono. – Tenemos que esparcir la voz de que este sujeto Apollo Justice no está trabajando solo. Tiene un cómplice desconocido, y ambos han secuestrado a Komi, sin duda para usarla como palanca para que absuelvan a Tadano. Tenemos que encontrarlos, y cuando lo hagamos, asegurarnos de que no se metan más en nuestro camino. – les explicó mientras empezaba a mandar un mensaje de texto al chat grupal del Culto de Komi. Mientras lo hacía, se dio cuenta que varios de sus colegas estaban rondando sobre la pila de dinero que la figura dejó atrás.
»Bueno... sin duda que nos vio la cara... esta vez... – Chiarai suspiró mientras observaba a sus camaradas discutir sobre quién dejó cuánto dinero en la pila.
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Justo como dijo Ishioda, Apollo se había escapado de sus captores mientras estos tenían su atención ocupada.
O más precisamente, alguien lo levantó y lo guio mientras los Cultistas de Komi estaban ocupados dando disculpas desesperadas. Se sorprendió cuando lo ayudaron a levantarse y casi se tropezó. Sin embargo, quienquiera que lo había levantado le ayudó a estabilizarse y lo guio hacia la puerta de la azotea.
Una vez que llegaron al interior de las escaleras y ya no sintió la lluvia empapándolo, le quitaron la bolsa de la cabeza, revelando que la persona que lo guiaba era Najimi.
– ¿Mmmph? – Apollo murmuró con curiosidad.
– ¡Shhh, baja la voz! – Najimi señaló hacia la izquierda de Apollo, donde vio una imagen muy familiar. La figura que el Culto de Komi vio tomándola como "rehén", era en realidad el Sr. Hat siendo controlado y proyectando su voz por Trucy, con Shouko en las garras de la marioneta.
(«¡Lo sabía!») pensó Apollo mientras Najimi empezaba a cortarle las cuerdas que lo ataban. Trucy había hecho el mismo truco un año antes, para ganarle algo de tiempo durante uno de sus juicios. Sin embargo, esta vez utilizó a Shouko para que hiciera el papel de la "rehén" en lugar de a sí misma. La escasa iluminación en las escaleras le sirvió muy bien para su engaño, al mantener tanto a la marioneta como a sí misma en las sombras.
Una vez que Najimi terminó de cortarle las cuerdas, le quitaron la venda y la mordaza de cinta adhesiva que tenía en su cabeza. Najimi primero cortó un trozo de la cinta con cuidado, y luego lo arrancó de un tirón para empezar a quitarle la mordaza.
– ¡MMMMPH! – Apollo gritó a través del trozo de tela que le metieron en la boca, al sentir que le jalaban el pelo mientras le quitaban la cinta.
– ¡Cállate! – le urgió Najimi, antes de quitarle el resto de la cinta.
Una vez que lo hizo, Apollo escupió la tela que le metieron en la boca, y se frotó la mano ahora libre por la cara, donde antes estaba la cinta. – ¿No podrías haber tenido un poco más de cuidado con eso? – le preguntó.
– ¡Ohh, no seas un bebé! ¡Sólo te dolió por un segundo! – le susurró Najimi mientras recogía la bolsa empapada de Apollo y se la devolvía.
(«Fácil para ti decirlo. No fue a ti a quien amarraron y amordazaron en medio de un monzón...») pensó Apollo.
– ¡Vamos, Trucy, Shouko, salgamos de aquí! – le dijo Najimi a Trucy, que estaba en medio de ladrar una orden. Inmediatamente las dos se retiraron hacia las escaleras y cerraron la puerta, atrancándola detrás de ellas y dejando a los Cultistas de Komi atrapados en la azotea.
– ¡Ahí estás, Polly! ¡Me alegro que no hayamos llegado demasiado tarde! – dijo Trucy, plegando de nuevo al Sr. Hat y guardando sus accesorios mágicos. Shouko estaba sacudiéndose y tratando de quitarse encima los nervios tras la actuación.
– Gracias por venir, pero... ¿cómo supiste dónde encontrarme? – preguntó Apollo. Luego se giró hacia Shouko y Najimi. – ¿Y qué hacen ustedes dos aquí?
– ¡Mejor vámonos antes que esos Komaniáticos se den cuenta de lo que pasó! – Najimi se puso a jalarle la chaqueta a Trucy.
– ¡Tienes razón! – asintió Trucy, que agarró a Apollo de la muñeca. – Lo siento, Polly, pero tenemos que irnos. Te lo explicaré cuando escapemos de la escuela.
– O-Ok... – respondió Apollo algo dudoso, dejándose arrastrar por la joven maga junto con Shouko. Su mente seguía ardiendo de curiosidad por respuestas a sus preguntas, pero si había más gente como esos locos de la azotea en la escuela, no quería seguir arriesgándose a permanecer aquí, especialmente con la revelación de que los profesores también andaban metidos en ese complot.
Ahora mismo, lo único en lo que se estaba concentrando era salir pitando de allí a toda prisa.
28 de septiembre, 11:56 AM
Afuera de la Preparatoria Itan
Los tres estudiantes y Apollo salieron de la escuela a toda prisa y se retiraron hacia las calles de la ciudad. La lluvia seguía cayendo fuertemente mientras los cuatro buscaban protegerse del diluvio, con sólo Trucy y Shouko teniendo Komi teniendo acceso a sus paraguas y los otros dos tenían que taparse inútilmente con los brazos. Las calles estaban vacías, excepto por el auto ocasional que pasaba y salpicaba agua de los charcos que llenaban la carretera inundada.
Una vez que el grupo sintió confianza de haber puesto suficiente distancia entre ellos y la escuela, siguieron adelante hasta que encontraron un paso superior donde pudieron refugiarse de la tormenta y recuperar el aliento.
– Bueno, estoy totalmente empapado... – comentó Apollo mientras se apoyaba contra la pared para relajarse un momento. Se pasó los dedos por el pelo para escurrirse el agua. – Gracias por sacarme de allí.
– ¡No hay problema, pero no podría haberlo hecho sin la ayuda de Shouko y Najimi! – replicó Trucy con una sonrisa alegre.
– Por supuesto. ¡Acepto gratitud en efectivo o tarjetas de Amezone! – añadió Najimi en tono triunfante, lo que le ganó una mirada molesta de Apollo. Shouko bajó la cabeza pensativa, sin estar muy segura de merecerse algún halago por el rescate cuando ella casi no hizo nada.
– ¡Claro, fuiste de gran ayuda, Shouko! – Trucy se giró hacia Shouko, notando su aprehensión. – ¡Tu actuación fue digna de un Oscar! ¡Deberías considerar protagonizar una película, o al menos, una obra escolar durante el festival cultural! – Aunque lo que le dijo era para reconfortarla, el solo pensamiento de protagonizar una obra la hizo temblar de miedo.
(«Supongo que el mundo del espectáculo no es para todos...») pensó Apollo. – Como sea, volviendo a lo que les pregunté en las escaleras, ¿cómo supieron dónde encontrarme, y por qué están todas juntas?
– Bueno, si te soy honesta, te encontré por pura casualidad. Te vi pasando cuando estaba saliendo del baño. Pensé que estarías ocupado, así que no te habría prestado mucha atención, pero entonces me di cuenta del grupo que te estaba siguiendo. No me gustó nada su aspecto, así que los seguí para ver a dónde ibas. Cuando me di cuenta de que iban hacia la azotea, traté de advertirte, pero... ya habían llegado allá, así que tuve que ir por mis accesorios de magia para ver si podía improvisar un rescate. Y fue entonces que me encontré con Shouko y Najimi... – explicó Trucy mientras señalaba al resto. Bajó la mirada hacia el suelo con algo de tristeza. – Si no nos hubiéramos encontrado... no sé si hubiera podido salvarte. Lo siento... ¡debí haberte advertido antes, Polly!
– No te castigues por eso. Yo tampoco estaba exactamente tomando buenas decisiones. Además, sí me lo advertiste, y fui yo quien lo ignoró... – señaló Apollo. – Como sea, lo importante es que pudiste ayudarme y permanecer a salvo. Lo último que habría querido sería que te secuestraran a ti también junto conmigo...
– ¿Qué, crees que yo no podría haberme soltado de esas ataduras yo sola? ¿No sabes con quién estás hablando? – Trucy se puso a mover su dedo guiñando pícaramente el ojo.
(«No es la parte de liberarte de lo que me preocupaba. Más bien, era cómo ibas a escapar después lo que realmente me tenía al filo...») pensó Apollo.
– Ohh, vamos, ¿en serio crees que yo no sería capaz de escaparme de esos degenerados? ¡Dame un poco más de crédito que eso! – Trucy puso los brazos en jarras e hizo un puchero, haciendo que Apollo temblara de nuevo ya que volvió a leerle la mente.
– C-como sea, ¿dónde te encontraste con Shouko y Najimi? – preguntó Apollo, queriendo desviar la conversación rápidamente hacia un tema menos incómodo.
– Estaban saliendo de la enfermería, aunque no estoy segura por qué. – replicó Trucy. Apollo miró a las otras dos con algo de preocupación. Físicamente parecían estar bien, salvo porque Shouko estaba temblando de nervios, y con los ojos mirando a todos lados.
– Shouko tuvo un ataque de pánico y se desmayó a mitad de la clase, así que yo y otra estudiante la llevamos allí. – explicó Najimi, causando que Apollo y Trucy abrieran los ojos del shock.
– ¿Qué? ¿Te encuentras bien? ¿Sucedió algo? – preguntó Apollo en tono preocupado. Shouko instintivamente cogió una libreta y un bolígrafo para responderle. Sin embargo, la mano le temblaba mientras escribía.
[Ya estoy mejor, ¿pero qué hay de usted, Sr. Justice? ¿Se encuentra bien? Parecía estar en una situación muy mala. Espero que no lo hayan lastimado...] le escribió. Su caligrafía estaba más desordenada de lo usual debido a los nervios que la tenían temblando.
– Ya estoy bien ahora, gracias a ustedes. Un poco empapado, pero me las arreglaré. – replicó Apollo, tratando de tranquilizar a Shouko con una sonrisa. A pesar de eso, podía ver que había algo que todavía la estaba molestando, pero antes de poder explicarle, Najimi intervino.
– Bueno, me alegra que pudiéramos salvarte. Como sea, estábamos... – Najimi procedió a explicarle lo que estaban haciendo en la enfermería. Sin embargo, la mente de Apollo comenzó a volar por su cuenta.
A pesar de su fachada estoica, Apollo todavía estaba muy sacudido por el incidente. Todavía no podía creer que esos estudiantes fueran tan imprudentes como para secuestrarlo en una escuela donde todavía había presencia policíaca significativa, sólo para conseguir una palanca en un juicio contra un compañero de clases al que odiaban. No sólo eso, sino que era aún más indignante que al menos una de los profesores estaba metida en ese complot.
Adicionalmente, estaba el hecho de que el incidente le hizo recordar una memoria muy traumática de su niñez. Todavía podía ver a esos guardias reales de Khura'in y la brutal interrogación que le hicieron en los ojos de su mente, y se dio cuenta de lo similar que era la situación en la que estaba antes: lo querían utilizar como palanca en contra de alguien más, y en ambos casos, sólo se salvó gracias a la intervención de otra persona justo a tiempo. Se preguntaba qué podría haber pasado si Trucy, Shouko y Najimi no hubieran aparecido, y se imaginó que estaría amarrado en una bodega abandonada o en un closet oscuro y sucio durante quién sabría cuánto tiempo, para que luego se deshicieran de él una vez que ya no les fuera más de utilidad.
También se preguntaba lo que habría pasado si Dhurke hubiese llegado segundos después de lo que lo hizo, hacía todos esos años. ¿Cómo habría lidiado con la pérdida de una mano? Se preguntaba si habría elegido la misma carrera y tomado las mismas decisiones sin ella, o si lo habrían rechazado y visto con lástima por no tenerla. Intelectualmente, sabía que ni había una buena razón para pensar en escenarios hipotéticos de sus experiencias cercanas con la muerte, pero esos recordatorios seguían atormentándolo, y su reciente encuentro cercano con el peligro los había traído de vuelta a su mente.
– ¡Hey, Polly! ¿Estás allí? ¿Entendiste todo eso? – La voz de Trucy lo sacó de su trance. Se dio cuenta que no había escuchado ni una sola palabra de la explicación de Najimi, y su ansiedad fue reemplazada rápidamente con vergüenza.
– Ohh, claro, uhh... lo siento, es que me distraje por un segundo. – Apollo se rascó detrás de la cabeza tímidamente. Najimi suspiró mientras Shouko y Trucy lo miraban preocupadas.
– ¿Hay algo en tu mente de lo que quieras hablar, Polly? – Trucy ladeó la cabeza, gesto que Shouko copió también.
– ¡Oh! No, no, no es nada; ¡estoy bien! ¡No quería que se preocuparan! – Apollo agitó sus manos frente a ellas. Trucy levantó una ceja y lo miró directamente a los ojos algo escéptica. – Ok, admito que estoy algo sacudido por el incidente, pero ya estoy bien. Como sea, ¿de qué estaban hablando? – decidió cambiar rápidamente el tema.
Trucy suspiró y negó con la cabeza. Ya tendría tiempo de preguntarle al respecto en otra ocasión. Por ahora, su mente era ponerlo al tanto con lo que sucedía.
– Bueno, Najimi me dijo que junto con Shouko se estaban preparando para ir a investigar el apartamento de Yamai, para buscar evidencia de la vez que Yamai secuestró a Hitohito. Eso fue antes de que yo apareciera, y...
– Espera, vuelve atrás un segundo. ¿Yamai hizo QUÉ COSA? – exclamó Apollo. Sabía que Yamai estaba dispuesta a hacer cosas horribles con tal de ponerle las manos encima a Shouko y para deshacerse de Hitohito. Hasta le dio una ominosa amenaza de muerte antes de que se fueran del hospital anoche. Pero a pesar de todo este comportamiento, la revelación de que Yamai realmente lo había secuestrado lo dejó conmocionado.
– Yo tampoco lo creía al principio, pero Yamai secuestró a Hitohito de camino a la escuela, hace unos cuatro meses. Lo encontraron amarrado y amordazado en su closet cuando fueron a visitarla... – explicó Trucy. Sus palabras de la otra noche hicieron eco en la mente de Apollo.
...
– "Pero si su meta es deshacerse de Hitohito, ¿por qué no hacer algo más directo, como tratar de secuestrarlo o asesinarlo?"
...
(«Santo infierno... y yo que pensé que sólo estaba exagerando. Yamai de verdad es una amenaza...») pensó Apollo.
– Sabía que algo andaba mal ese día cuando Hitomon no apareció en la escuela. – intervino Najimi. – Y las banderas rojas sólo iban en aumento. Número uno: la forma en que Ren se sentó en el escritorio de Hitomon como si fuera a reclamarlo y empezó a tratar de ligar con Shouko. Número dos: la forma en que me amenazó aquel día. Número tres: la forma en que a pesar de que le mandé varios mensajes de texto a Hitomon, ni siquiera me dejó en visto. Así fue como, cuando sugerí que visitáramos la casa de Ren después de la escuela, supe que estaba tramando algo, y tuve razón...
– Y que después que lo encontraron, ella los amenazó con un cuchillo... – agregó Trucy sombríamente.
– Wow, debe haber sido muy aterrador para ustedes. – comentó Apollo. – ¿Le contaron a alguien sobre esto?
Shouko y Najimi negaron con la cabeza. – Lo consideré, pero Hitomon dijo que no quería que lo hiciéramos. Dijo que no quería causar un alboroto, y que incluso si decía algo, nadie le creería. Tuve mis dudas, pero Ren dijo que quería disculparse y llegar a un compromiso: a cambio de no antagonizarlo más, Ren se volvería amiga de Shouko. – explicó Najimi.
– He de suponer por el tono de tu voz, y la situación en la que Hitohito está ahora, que ella no cumplió su parte del trato... – respondió Apollo a la amargura en la voz de Najimi.
Najimi soltó un suspiro y sacudió su cabeza con decepción. — Sí... ella logró poner un buen acto. Fuera de ocasionalmente tratar de hacer algo pervertido con Shouko, parecía estar llevándose bien con Hitomon, o al menos, no estaba siendo tan antagónica con él. De hecho, no noté ningún cambio en su comportamiento hasta inicios de septiembre. Cuando le pregunté al respecto, me dijo que no le pasaba nada, que estaba bien. Por supuesto, con lo que terminó revelando durante el juicio... – Najimi se llevó las manos a la cabeza de frustración. – Ugh, si tan sólo hubiera dicho algo antes. Si lo hubiera presionado un poco más para que hablara...
– Bueno, es inútil culparte ahora por lo que no hiciste. ¡Lo importante en este momento es que ahora ya lo sabes y puedes estar allí para él! – le dijo Apollo.
– Cielos, ¿no estás siendo muy duro, Polly? – preguntó Trucy, cruzando los brazos.
– ¡Bueno, es la verdad! – Apollo agitó las manos defensivamente.
– No, él tiene razón... – intervino Najimi, mirando al suelo. Después de unos momentos de sentir lástima por lo que no hizo, volvió a levantar la mirada. – Luego de que Shouko y yo terminamos de ver el juicio, decidimos que teníamos que encontrar pruebas de lo que Ren le hizo a Hitomon. Con algo de suerte, quizás quede alguna evidencia en su apartamento...
– ¿Planeas irrumpir en su apartamento? – preguntó Apollo incrédulo, a lo que Najimi asintió. – Sí te das cuenta que lo que sugieres es invasión de la propiedad, ¿correcto? Lo cual, permíteme recordarte, ¡es ilegal!
– Ohh, vamos. ¡Como si ustedes los abogados nunca tuvieran que meterse en alguna parte para buscar evidencia y salvar a sus clientes! – replicó Najimi defensivamente.
– Es cierto. ¡Papá una vez tuvo que meterse a escondidas en la oficina del jefe de policía para probar que la hermana de su amiga era inocente! – Trucy sonreía con orgullo.
(«No creo que tu padre o la Detective Skye quisieran revelar ese tipo de cosas en voz alta...») pensó Apollo, levantando una ceja. Trucy simplemente se golpeó la cabeza poniendo una cara de "tonta de mí" como respuesta. Suspirando, el abogado miró de nuevo a Najimi. – E-en cualquier caso, incluso si Yamai de alguna manera dejó pruebas del secuestro en su apartamento, ¿qué lograremos? Pienso que la fiscalía podría utilizar eso como motivo para que Hitohito la haya agredido.
– Lo sé... – Najimi gruñó, apretando sus puños. – Pero... esto no está bien. No está bien que Hitomon vaya a la cárcel mientras Ren anda libre para hacer lo que le da la gana. Sé que no siempre lo demuestro o lo trato como se merece, pero... ¡Hitomon es mi mejor amigo! – declaró Najimi con lágrimas. Los ojos de Apollo, Trucy y Shouko se iluminaron del shock ante este repentino arranque. – Sí, tal vez no siempre lo trato como un mejor amigo. Sí, sé que tal vez me meto con él a menudo para sacarle una reacción. Y sí, tal vez tenga miles de amigos sólo en esta ciudad, pero... Hitomon es especial para mí, y si lo pierdo... no sé qué haría... – Najimi se dejó caer contra la pared y se deslizó hacia el suelo, antes de hundir el rostro entre las manos y llorar.
Decir mejor amigo era quedarse cortos. Para Najimi, Hitohito Tadano era como un hermano.
Najimi recordaba todos los días festivos y reuniones especiales: Navidad, Año Nuevo, viajes de verano, Obon, y otros. Típicamente, alguien como Najimi no sería capaz de disfrutarlos con una familia, pero los Tadano siempre le permitieron acompañarlos sin tener objeciones. Incluso aunque Hitohito ocasionalmente señalaba lo raro que era que se les uniera, siempre aceptaba dejar que los acompañara como si fuera parte de la familia.
Muchos de los otros miembros de las Tadano prácticamente consideraban a Najimi como miembro honorario de la familia. Jeanne y Hitoshi una vez admitieron que, si tuvieran el ingreso para mantener a tres hijos, con gusto habrían adoptado a Najimi. A pesar de todo, Najimi siempre podía fingir que era parte de la familia durante esas ocasiones especiales que le dejaban acompañarlos.
Aún con el amor y la aceptación de la familia Tadano, las cosas no serían iguales sin Hitohito. Más que nada en el mundo, Najimi tenía miedo de perderlo, y sentía que las oportunidades de salvarlo se hacían escasas con cada segundo que pasaba.
(«Si ese Fiscal Patánquill no lo encierra en prisión, entonces Ren volverá a tratar de matarlo de nuevo. De cualquier manera...») Najimi sollozaba entre las palmas de sus manos.
Shouko estaba en un estado similar de melancolía. Durante toda la conversación, no pudo sacarse de la mente la imagen de Hitohito amarrado y amordazado en el closet de Yamai, y por supuesto de Yamai blandiendo un cuchillo y amenazándolos. La memoria permaneció grabada permanentemente en su mente, junto con el oscuro recordatorio de que ella no había cambiado nada desde aquel horrible día, sino que simplemente se había vuelto más sutil en sus métodos para deshacerse de Hitohito.
En aquel momento, Shouko había aceptado la disculpa de Yamai, y ofreció ser su amiga por bien de paz. Pese a las apariencias, ella era consciente de que Yamai quería más que sólo ser amigas con ella, pero estaba dispuesta a soportar el acoso de la otra chica si eso significaba que Hitohito permanecería a salvo. Ingenuamente había creído que tal vez Yamai, luego de ver lo cercanos que eran ellos dos, superaría su enamoramiento eventualmente y aceptaría que Hitohito era su amigo y que ella disfrutaba de su compañía.
Tristemente, todo lo que Shouko había hecho era habilitar los peores comportamientos de Yamai. No sabía precisamente cuánto tiempo había estado atormentando a Hitohito, pero a juzgar por su comportamiento autodestructivo hoy en la corte, era el tiempo suficiente como para considerar que la cárcel era una alternativa preferible a lidiar con ella. Aunque su regalo de hoy lo había convencido de retractarse, ella sabía que Yamai nunca dejaría de abusar de Hitohito hasta que ya hubiera desaparecido por completo de la imagen.
Y también estaba el asunto de los que intentaron secuestrar a Apollo. Shouko reconoció a varios de los estudiantes involucrados en el altercado: sus compañeros de clase Chiarai, Sonoda y Shinobino. No sabía del resto de los estudiantes que estaban allí, pero no se le ocurría ninguna razón por la que tuvieran algún rencor hacia Apollo, considerando que jamás había conocido antes a ninguno de ellos. Mientras pensaba en sus motivos, su mente volvió atrás, a lo que pasó antes durante la clase.
Su profesora acababa de anunciar que Hitohito ya no volvería a clases, sin importar cuál fuera el resultado del juicio. Recordó que varios de los estudiantes se alegraron de esta noticia, incluyendo a los tres que estaban involucrados en el secuestro. Esto le provocó que se diera cuenta que, si esos tres odiaban tanto a Hitohito, sin duda los otros estudiantes que intentaron secuestrar a Apollo tendrían motivos similares: usarlo como palanca contra el equipo legal de Hitohito para que lo declararan culpable.
Todo esto la llevó a una horrible pregunta que lentamente se volvía cada vez más prominente en su mente: ¿Acaso ellos estaban haciendo todo esto por ella, igual que Yamai? ¿De verdad había tanta gente en la escuela que quería deshacerse de Hitohito, creyendo que eso la complacería? La pregunta provocó que se sujetara la cabeza con agonía.
(«¿Por qué yo? ¿Qué hay de especial conmigo que amerita este tipo de atención? ¿Por qué la sola idea de que Hitohito sea mi amigo es una amenaza para ellos? ¿Cómo pueden odiar a alguien tan amable, gentil, servicial y amigable como él? ¿Cómo puedo ser alguien tan horrible como para convertirlo en blanco de un odio desmedido que no se merece..? Todo lo que le ha pasado... durante estos últimos días... es por mi culpa...»).
– ¡Vamos, Polly, diles algo! – suplicó Trucy, señalando a las otras dos.
– ¿Algo como qué? Yo no soy exactamente bueno con este tipo de cosas. – Apollo se encogió de hombros.
Trucy lo agarró de las mangas y se puso a zarandearlo para obtener su atención. – ¿Qué quieres decir con que no eres bueno con este tipo de cosas?' ¡Eres un abogado! ¡Este tipo de cosas están prácticamente en la descripción de tu trabajo!
– Sí, pero hay una diferencia entre... — Apollo empezó a protestar, pero Trucy lo cortó.
– ¿Qué tal si fuera tu mejor amigo Clay a quien Yamai estuviera atormentando? ¿No harías todo lo posible por ayudarlo? – argumentó la maga. Esto fue suficiente para que Apollo se detuviera.
Trucy sólo había conocido a Clay Terran una vez, cuando los dos mejores amigos tuvieron una cena de celebración por una victoria, y ella los acompañó. Sin embargo, esa única interacción fue suficiente para deducir lo cercanos que eran, al punto que Trucy se preguntaba si Apollo tenía tendencias BL. [Kometani: Dos hombres pueden ser amigos perfectamente sin ser pareja, ¿saben? No es que haya algo malo con eso ni nada...]
A pesar de la imaginación activa de Trucy, tenía razón en que Apollo haría cualquier cosa por Clay. El apoyo constante de su amigo fue uno de los factores críticos que le ayudaron a seguir sus sueños de convertirse en abogado, y de recuperarse tras las secuelas de su primer juicio que lo dejaron sin trabajo. Si algo le llegara a pasar a Clay, no estaba seguro de cómo se sentiría.
(«Si Shouko y Najimi se sienten igual con Hitohito que yo con Clay, sería muy hipócrita de mi parte no ayudarles, aunque no esté de acuerdo con el plan.») pensó. («Muy bien... tú ganas, Trucy...»)
Tras algo de consideración, se aproximó al dúo de estudiantes que lloraban en el suelo.
– Ustedes realmente se preocupan por Hitohito, ¿verdad? – Apollo se dirigió a Shouko y Najimi, forzando la mejor sonrisa que podía mostrar. No estaba 100% seguro de cómo iniciar su intento de levantarles el ánimo, ni si podría lograrlo.
– Sí... – replicó Najimi, mientras Shouko asentía sin decir palabras. Este era un comienzo aceptable, fue lo que pensó.
– Eso es bueno. Escuchen... he estado pensando... y creo que tal vez fui un poco duro antes... –Apollo descansó su mentón sobre la mano mientras pensaba. – Al escucharles hablar a ustedes dos sobre él... me hizo pensar en mi propio mejor amigo, y que si estuviera en los zapatos de Hitohito, yo también estaría muy angustiado por él.
»Lo que estoy tratando de decir es... que quiero ayudarles. ¡Quiero ayudarles a demostrar que Yamai fue responsable por secuestrar a Hitohito! – concluyó Apollo.
Los ojos de Najimi y Shouko se iluminaron brevemente.
– ¿Lo dices en serio? – preguntó Najimi con una mezcla de esperanza y escepticismo.
Apollo asintió como respuesta. – Sí. Para que conste, todavía estoy en contra de meternos en su casa ilegalmente para buscar evidencia, pero... si tienes tantos deseos de salvar a tu amigo, estoy dispuesto a dejarlo pasar y ayudarles...
– ¡Cuenta conmigo también! ¡Siempre estoy lista para entrar a lugares no autorizados para investigar a la antigua! Además, traigo conmigo las herramientas forenses de ayer, y podrían sernos de mucha utilidad. – Trucy se puso las manos en las caderas con confianza.
(«Normalmente, cuestionaría tu entusiasmo por invadir propiedad ajena, y también por qué traes herramientas forenses en tu bolso escolar, pero ahora mismo no me siento con ganas de quejarme...») pensó Apollo.
La boca de Najimi lentamente se curvó en una sonrisa al oír estas noticias. – Eso es... ¡muchísimas gracias! ¡Con ustedes de nuestro lado, seguro que podremos exponer a Ren como se merece!
– ¡Sí! ¡Vamos! – Trucy apretó los puños. Sin embargo, Apollo se dio cuenta que Shouko seguía algo aprehensiva.
– ¿Todo está bien, Shouko? – inquirió Apollo.
[¿De verdad podremos ayudar a Hitohito de esta forma?] escribió Shouko. Estaba temblando mientras sostenía su libreta.
– ¿Qué quieres decir? ¿No quieres detener a Yamai para que ya no lastime más a Hitohito? – preguntó Apollo, cruzando los brazos.
Shouko pasó la página y empezó a escribir de nuevo. Aunque esta vez, estaba escribiendo mucho más de lo usual. Apollo ladeó su cabeza confundido al verla escribir varias páginas. Luego de varios minutos de escribir, ella le enseñó el contenido de su libreta a Apollo.
[Sí quiero, pero Yamai no es la única que quería lastimar a Hitohito. Tres de las personas que lo atacaron a usted eran mis compañeros de clase. Hablaron de que querían deshacerse de Hitohito junto con varios otros en mi clase. Creo que lo atacaron porque querían usarlo a usted como palanca en contra de la Srta. Cykes y el Sr. Wright para que Hitohito sea declarado culpable.]
[También creo que los otros estudiantes tenían motivos muy similares. Si ese es el caso, entonces la razón por la que quieren que Hitohito se vaya es porque creen que él no es lo suficientemente bueno, y que deshacerse de él sería lo mejor para mí. Pero se equivocan. Hitohito es la razón por la que he podido abrirme y hacer muchos amigos, y estar con él me da el valor para ir por la escuela y asistir a eventos sociales que antes no podía debido a mi ansiedad. Si se deshacen de él permanentemente, yo—] El resto de la línea se cortó. El discurso continuaba en la línea siguiente.
[Quiero decirles que dejen de tratar de lastimar a Hitohito y que sean buenos con él. Pero tengo miedo de que no me escuchen. Ya me di cuenta que Yamai no respetó mis deseos, así que ¿por qué iban los demás a escucharme? Por culpa mía, usted y Hitohito se han convertido en sus objetivos. Ambos merecen ser tratados de mejor manera que ésta.]
Escribió un último mensaje en la página siguiente y la sostuvo frente a su rostro.
[Siento mucho haberlo lastimado, Sr. Justice...]
– ¡Tú no me lastimaste en absoluto, Shouko! – declaró Apollo con su característica voz en alto, y apuntando con su dedo.
Shouko casi dejó caer su libreta, al ser sorprendida por las Cuerdas de Acero de Apollo.
– Perdón, eso fue demasiado fuerte... – Apollo se rascó tímidamente detrás de la cabeza tras asustar a Shouko con su grito. – Pero lo que quería decir, es que los únicos responsables de lastimarme son esos estudiantes que me agredieron en la azotea. Tú no tienes por qué sentirte culpable por las acciones de ellos. ¡Ellos eligieron atacarme, no tú!
– ¡Polly tiene razón! – intervino Trucy. – No puedes controlar las acciones de otras personas. Aunque puedas influenciarlas hasta cierto punto, en última instancia son ellos los que deciden asumir ese comportamiento deplorable. Aparte, por lo que pude entender durante el juicio, el regalo que le enviaste a Hitohito fue la razón que le dio la fuerza para decir la verdad sobre lo que le pasó. Así que date algo de crédito. Eres una gran amiga para Hitohito.
[Si de verdad fuera una gran amiga para él, no habría inspirado a tanta gente a odiarlo...] Shouko volvió a escribirle, con una expresión de culpa.
– ¿En serio crees que la gente de verdad lo odie? – preguntó Apollo. Shouko lo miró con una expresión confusa. – La verdad, aunque todavía no he conocido a Hitohito en persona, si es la mitad de maravilloso como lo hacen sonar tú y Najimi, no hay forma de que tanta gente lo odie.
– P-P-P-P -P... – Shouko empezó a tartamudear.
– Apostaría todo mi salario del mes que viene que sólo es una porción muy pequeña de tus compañeros de clase los que tienen un problema con Hitohito, y ellos son los que alborotan al resto. Sé con certeza que uno de ellos, que se hace llamar Chiarai, está intentando impresionar a Yamai. De hecho, ¡llegó al punto de decir que ella era su novia!
– ¡Pfft! – Najimi tuvo que reprimir una risa. – ¿Él? ¿Y Ren? Ese tipo es muy delirante, ¡se tragará cualquier cosa que le diga una chica haciéndole ojitos!
– Dímelo a mí... – Apollo sacudió su cabeza. – En cualquier caso, el problema principal ahora mismo es Yamai. Ella está tratando de convencer a otras personas para que vayan tras Hitohito. Si podemos evitar que siga alborotando a la gente todo el tiempo, tal vez los otros también despierten y vean la gran persona que es, y acepten el hecho de que es tu mejor amigo. ¿Qué dices a eso, Shouko?
Shouko, por supuesto, no era capaz de decir mucho. Sin embargo, la idea de Apollo le resultaba muy atrayente. Yamai claramente le guardaba un fuerte resentimiento a Hitohito, y sus acciones demostraban que estaba dispuesta a usar cualquier medio necesario para deshacerse de él. En el fondo de su corazón, Shouko deseaba que aún quedase algo de bondad en Yamai, y poder convencerla de dejar de lado su vendetta y que todos pudieran ser amigos.
Si eso fallaba, entonces al menos se aseguraría de que ya no pudiera lastimar más a Hitohito, si podían encontrar evidencia de sus fechorías. En cualquier caso, todos se estaban esforzando al máximo para ayudarlo, y ella también debía hacerlo.
*Pomph*
Sus orejas de gato regresaron, y la culpa y ansiedad en su rostro se apagaron. Ya estaba lista para partir.
– ¡Parece que Shouko ya está encendida! – Trucy alzó sus puños. – Te dije que eras bueno para hablar con la gente, Polly.
– Sí, supongo que sí. ¡Creo que toda esa práctica de las Cuerdas de Acero por fin ha dado sus frutos! – Apollo se rascó detrás de la cabeza. – ¿Cómo te sientes, Shouko?
– Estoy... ¡bien! – dijo Shouko, haciendo sonreír a Apollo.
– ¡Eso es suficiente para mí! – replicó Apollo. – Bueno, ¿nos vamos de una vez?
– Suena bien. Yo sé dónde está su casa, ¡así que síganme los buenos! – declaró Najimi.
Los cuatro salieron del paso y comenzaron a caminar por la acera. Al ver que Apollo dejó atrás su paraguas en la azotea, Trucy le prestó el suyo y se aferró debajo del de Shouko junto con ella. El abogado no pudo evitar notar que la maga se sonrojaba de poder compartir el paraguas con Shouko. Él por su parte, se alegraba de tener algo de protección contra la lluvia.
Aún seguía sin poder creer que su discurso le hubiera ayudado a Shouko a mejorar su humor, y darle la fuerza para ayudar a Hitohito. En privado pensó que la mayoría de lo que dijo fue un invento suyo, y que no había forma de saber si había más detrás del rencor de los estudiantes hacia Hitohito aparte de los chismes maliciosos de Yamai. Sin embargo, Shouko se había convencido, así que por lo menos debía mantener una actitud positiva. Siendo el único adulto del grupo, sentía que era su responsabilidad cuidar del bienestar emocional y físico del resto, y que tenía que dejar sus problemas de lado por el momento para ayudarles.
(«Además, puede que haya algo de información sobre Takara Yamai en esa residencia. Considerando lo mucho que Ren adoraba a Takara, no hay forma de que no tenga guardado algún recuerdo de su hermana fallecida en alguna parte...»)
**************************
Al otro lado de la calle, el cuarteto estaba siendo observado por una chica que llevaba piezas de una armadura sobre el uniforme de la Preparatoria Itan. Colgando de su cintura había un par de espadas de bambú envueltas en unas fundas ornamentadas, y su mano sin armadura sostenía un teléfono celular.
Dicha chica se encontraba leyendo un chat grupal que zumbaba como loco. Varios de los participantes andaban preguntando si alguien había encontrado a Apollo Justice o a la figura misteriosa que había secuestrado a Komi. Al ver a Komi y Apollo, la chica con armadura se acercó con cautela a observarla antes de reportarse en el chat.
Sin embargo, lo que vio la dejó confundida. Komi estaba allí, pero no estaba siendo amenazada o cautiva. De hecho, la figura misteriosa había desaparecido por completo, y se encontraba con Apollo, Najimi y Trucy en su lugar. Recordó que Yamai le había dicho que Apollo la había estado acosando y haciendo sentir incómoda a Komi, pero por sus observaciones, pudo notar que Komi pareció tranquilizarse con sus palabras y lo estaba siguiendo por voluntad propia. Más aún, la chica con armadura se quedó aún más confusa de ver allí a Najimi, preguntándose por qué estaba con ellos, y también a Trucy, a quien sólo había visto hablando con Komi aquella mañana.
Una vez que el grupo estuvo listo para irse, la chica cogió su teléfono y comenzó a teclear.
>Himeko Kishi: ¡He encontrado a Lady Komi! Está con Apollo Justice, Najimi y otra chica a la que no reconozco.
Kishi se detuvo antes de presionar el botón de enviar, con el pulgar flotando sobre la pantalla. Una pequeña vocecita en los rincones de su cabeza le decía que no debía advertir al resto del Culto de Komi de su ubicación. Aunque sabía que Yamai podía ser muy insoportable alrededor de Komi, seguía queriendo creer en su amiga, especialmente luego de que fue agredida. Sin embargo, la diferencia entre lo que le dijeron sobre Apollo y Komi y lo que acababa de atestiguar era demasiado extrema para aceptar las palabras de Yamai sin más.
Miró hacia su cintura, y las espadas que colgaban de ella. Necesitaba saber las motivaciones reales de Apollo, y la razón por la que Komi y Najimi lo estaban siguiendo. Borró el mensaje que estaba a punto de enviar y guardó el teléfono en su bolsillo. Luego procedió a seguir al grupo, a distancia segura.
(«¿Eres amigo o enemigo, Apollo Justice? Voy a descubrir tus motivaciones, y si acaso eres una amenaza para Lady Komi, yo misma acabaré contigo...»)
Esta historia continuará...
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