Capítulo 15: Investigación e inquisición, Parte 1
ADVERTENCIA: Este capítulo contiene menciones de agresiones sexuales. Ya están avisados los que sean sensibles a eso.
28 de septiembre, 10:40 AM
Oficina del Director Ichou – Preparatoria Itan
– ¡Adelante!
Apollo abrió la puerta con el nombre "Kazuo Ichou – Director". Adentro había una oficina de director adornada con un escritorio de madera de caoba en el centro de atrás de la habitación. A la izquierda había un librero y una mesa para café, con un juego de té en el medio, un sofá a un lado y sillas en el otro. Al otro extremo de la oficina había más gabinetes para archivos, y una pared llena de placas y fotografías, con otro escritorio que tenía una computadora. El escritorio del medio tenía dos sillas con cojines de terciopelo a un lado y un teléfono de mesa, con una placa que leía "Kazuo Ichou".
Al otro lado, sentado en una silla ejecutiva de cuero, estaba el director, Kazuo Ichou. Era un hombre de edad mediana algo barrigudo con un traje gris y cuyo pelo ya asomaba calvicie. En cuanto Apollo entró en la oficina, el hombre se levantó para saludarlo.
– ¡Buenos días! ¿Quién podría ser usted? – preguntó Kazuo con una sonrisa amigable.
– Buenos días. Mi nombre es Apollo Justice, abogado. Lamento molestarlo, pero me encuentro investigando un incidente que ocurrió aquí, y quería hacerle algunas preguntas al respecto. – replicó Apollo, haciendo una reverencia.
– Estaré feliz de ayudarle. – Kazuo le devolvió la reverencia. – Pero ¿el juicio ya no está en marcha?
– No me refería al incidente con Ren Yamai de hace dos días; mi colega ya se está haciendo cargo de ese caso. Estoy hablando de un caso que le ocurrió a su hermana, Takara Yamai, hace siete años. – le corrigió Apollo.
– ¡Oh! Ya veo... – La cara de Kazuo se hundió de preocupación. – Yo... supongo que puedo contarle lo que sé... – le dijo algo dudoso. Apollo rápidamente se dio cuenta que empezó a ponerse nervioso en cuanto mencionó a Takara Yamai. – Pero ¿por qué está investigando esto? La última vez que verifiqué, el caso estaba cerrado, y el culpable fue enjuiciado y ejecutado.
– Porque creo que ese incidente y el actual con Ren están relacionados. – replicó Apollo.
– Hmm, no entiendo cómo el hecho de que las víctimas de ambos casos sean hermanas conecta los incidentes, pero supongo que no hará daño que responda a sus preguntas... – dijo Kazuo, antes de volver a su disposición alegre de antes. – ¿Pero dónde están mis modales? ¡Ni siquiera me he presentado aún! ¡Kazuo Ichou, Director de la Preparatoria Itan! – anunció alegremente antes de sacar su tarjeta de negocios y ponérsela en las manos a Apollo. – ¡Aquí tiene mi tarjeta!
– Uhh, g-gracias. – Apollo algo reacio aceptó la tarjeta y se la metió en el bolsillo de su chaleco, antes de sacar una tarjeta propia. – Y aquí tiene una de las mías a cambio.
– ¡Muchas gracias, Sr. Justice! – Kazuo aceptó la tarjeta y la puso en su escritorio, antes de extenderle la mano hacia uno de los asientos frente a su escritorio. – ¡Por favor póngase cómodo! ¿Le gustaría algo de té negro?
– ¡No gracias, estoy bien así! – replicó Apollo mientras se sentaba en la silla que Kazuo le ofreció. Ya estaba sintiendo los efectos de la cafeína por las cinco tazas de expreso que se tomó antes, y en este momento no necesitaba más.
– Como quiera. – replicó Kazuo. Se acercó a la jarra de agua que estaba en la otra mesa y se sirvió un vaso. Luego de terminar, volvió a su silla de cuero con la jarra y se sentó, mirando de frente a Apollo. – ¿Qué desea saber, Sr. Justice?
Apollo sacó una libreta de notas y un lápiz. – Empecemos con la víctima, la Srta. Takara Yamai. ¿Qué clase de persona era?
– Takara era una estudiante maravillosa. No sólo era talentosa en los deportes y académicamente, sino que tenía un corazón de oro. – Kazuo tomó un sorbo de su agua. – Era amable con todos sus compañeros, incluso los que no eran populares, y siempre se esforzaba por cuidar de ellos y asegurarse que tuvieran éxito. Incluso ayudaba a varios de ellos a establecer y mantener amistades, y en cierto momento la llamaron "la Casamentera de Itan". – recordó con nostalgia.
Mientras Apollo escribía lo que le decía el director, se dio cuenta de que sonaba nostálgico mientras hablaba de ella. («Wow, Takara suena como una chica realmente agradable. Es difícil imaginar que estuviera emparentada con alguien como Ren...»)
– Aunque era amable con todos, la persona a quien más quería era su hermana pequeña, Ren... – explicó Kazuo, mientras Apollo asentía y el director continuaba contando la historia. – De hecho, recuerdo que durante su entrevista, cuando le preguntaron a Takara quién era su mayor inspiración, dijo que era su hermana menor. Dijo que Ren la motivaba a siempre dar lo mejor de sí, y le ayudaba a animarse cuando las cosas se ponían difíciles.
– ¿Tuvo la oportunidad de conocer a Ren de pequeña mientras Takara aún seguía con vida? – preguntó Apollo.
– Lo hice, y déjeme decirle, era una absoluta bolita de alegría. – replicó Kazuo, tomando otro trago de su agua. – Era muy educada y considerada, igual que su hermana. Podía ver por qué Takara la adoraba tanto.
– Ya veo... – Apollo asintió mientras seguía escribiendo. («¿Seguro que está hablando de la misma Ren Yamai?)
– Así que cuando Ren aplicó para esta escuela una vez que alcanzó la edad suficiente, fue aceptada de inmediato. Aunque... – Kazuo miró a su alrededor y se le acercó. – Durante este año, he notado cambios significativos acerca de ella. No puedo explicarlo, pero... bueno, déjeme pensar en cómo decirlo...
Se rascó la cabeza, mientras buscaba las palabras correctas para explicarse.
– ¿Recuerda lo que le dije al describirla, que era "educada y considerada"? – preguntó. Apollo asintió afirmativamente, y Kazuo tomó otro trago de su agua. – Bueno... aún lo es, pero mucho de ello pareciera... ensayado, si eso tiene sentido. Si tuviera que adivinar, diría que la muerte de su hermana mayor la golpeó más fuerte de lo que aparenta.
– No se preocupe, entiendo exactamente a lo que se refiere. – le aseguró Apollo. («Aunque se me dificulta creer que la muerte de una sola persona, incluso si se trata de un miembro cercano de la familia, pueda causar un cambio tan radical en la personalidad. Tiene que haber más en esta historia que el director o no sabe o no me está contando.») pensó.
Miró discretamente su brazalete mientras escribía, y notó que todavía no le reaccionaba. Por lo menos, podía tener algo de confianza en que Kazuo no le estaba ocultando nada intencionalmente.
Luego que Apollo terminó de escribir sus notas, levantó la mirada de nuevo. – Quisiera seguir adelante y hablar sobre el culpable, el Sr. Carl Pritt, y sus motivaciones para el asesinato.
– Hmm... supongo que habrá leído lo que se escribió sobre él en los periódicos. – inquirió Kazuo.
– Lo he hecho... – Apollo notó cierta intranquilidad en su voz. – Creo que el artículo se titulaba "Custodio espeluznante sentenciado en la corte". – La mención del nombre del artículo provocó que los ojos de Kazuo se iluminaran al reconocerlo. – Habla sobre que fue un monstruo que se aprovechaba de las jóvenes de esta escuela. Entiendo si se siente algo reacio a hablar de él...
– No, no se trata de eso... – le interrumpió Kazuo. – Es sólo que... bueno... el artículo está lleno de imprecisiones.
– ¿De verdad? Por favor elabore en ello. – solicitó Apollo, con el lápiz listo.
– Bueno, para empezar, "monstruo" no es la palabra que usaría para describir al Sr. Pritt. Al menos, no antes de que fuese juzgado y condenado, claro. Ciertamente era una persona inusual. Normalmente se mantenía aislado, hablaba de una manera algo tosca y simple, y tenía un semblante algo infantil. Sin embargo, tenía un problema de ponerse a mirar mucho... – explicó Kazuo.
– ¿Mirar? – preguntó Apollo.
Kazuo asintió. – Tenía un mal hábito de mirar a las estudiantes durante períodos de tiempo muy extendidos, al punto que recibí reportes de ellas diciendo que se sentían incómodas. Tuve que darle varias reprimendas, y él sabía que estaba mal pero tenía problemas para controlarse. Traté de ayudarle, enseñándole que cuando se diera cuenta que estaba mirando a alguien, se enfocara en otra cosa, y parecía estar funcionando. Creí que estaba progresando con él, pero entonces ocurrió ese incidente.
– Espere un segundo... – Apollo dejó de escribir sus notas por un momento. Kazuo volvió a tomar otro trago de agua. – Según este artículo, ya había varias acusaciones de acoso sexual de parte de las estudiantes, ¡y usted no lo despidió por miedo a que lo demandaran por despido injustificado!
– ¿Qué...? — Kazuo se sorprendió ante la repentina acusación, tanto que casi escupió el agua que tenía en la boca. – ¡Eso... yo nunca...!
– Suena sorprendido. ¿No leyó lo que dice el artículo? – replicó Apollo. Metió la mano entre su bolsa y sacó una impresión del artículo que hizo luego de salir de Markus & Ise, pero antes de llegar a Itan.
Kazuo cogió el artículo y lo leyó, desplazándose con el dedo en cada oración que leía. Mientras lo hacía, su expresión cambió de curiosidad a sorpresa, y luego a rabia a medida que avanzaba.
– ¿E-en el nombre de Itan qué es esto? Lo único que le dije al periódico fue que tenía algunos problemas respetando límites que intenté corregir, y que ni siquiera sabía que el Sr. Pritt había cometido agresiones sexuales hasta después de ser arrestado. De lo contrario, lo hubiera despedido allí mismo en el acto. ¡Hacen que suene como que permití que esas pobres chicas fueran victimizadas bajo mis narices, y que no hice nada hasta que la policía se involucró! Por qué... ¡eso es calumnia!
– Entonces tal vez quiera dejar las cosas bien claras sobre lo que sucedió, Sr. Ichou. – le ofreció Apollo. – Y para que conste, la calumnia es hablada, cuando es escrita se le llama difamación.
– ¡C-como sea que se llame, es difamación del más alto orden! – gritó Kazuo.
(«¡Whoa! ¡Y yo que pensaba que mi voz era muy fuerte!») Apollo se echó atrás ligeramente. – E-en cualquier caso, quiero escuchar su lado de la historia.
Kazuo respiró profundamente varias veces para calmarse. – Está bien... está bien... déjeme empezar de nuevo. Como mencioné antes, el Sr. Pritt tenía un problema de mirar demasiado, y eso incomodaba a las estudiantes. No quería despedirlo porque me dijo que realmente necesitaba el trabajo, pero tampoco quería que continuara con ese comportamiento sin castigo...
– Lo sé, eso ya me lo explicó... – replicó Apollo.
– Ahh, claro. – Kazuo rápidamente trató de cambiar el tema. – En cualquier caso, me quedé en shock tanto como todos los demás cuando escuché que Takara había sido asesinada, pero aún más cuando el Sr. Pritt fue arrestado como el culpable. Pensé que tenía que haber algún error. Sólo cuando me interrogó el fiscal a cargo supe lo que había ocurrido. No sólo fue acusado de asesinato, sino que varias otras estudiantes salieron a decir a la policía que fueron agredidas sexualmente por el Sr. Pritt mientras trabajaba aquí, e incluso entonces, a mí sólo me informaron de las alegaciones durante el juicio.
– ¿Está absolutamente seguro de esto? – inquirió Apollo. («Y también, ¿me estoy imaginando cosas o mi brazalete reaccionó antes?»)
– Positivo. Si hubiera sabido de las acusaciones antes de su arresto, ¡habría respondido de inmediato! – dijo Kazuo.
– Hmm... – Apollo continuó escribiendo sus notas. Todavía tenía algunas dudas con las declaraciones de Kazuo. – ¿Será que hubo alguna razón por la cual no acudieron a usted al respecto antes de hablar con la policía?
– No sabría decirlo. Siempre se quejaban de que las estuviera mirando, así que me imaginé que si el Sr. Pritt hacía algo peor, yo lo sabría. – Kazuo bajó su cabeza ligeramente. – Sé que probablemente usted estará pensando que debería haber hecho más por ellas, ¡pero el hecho es que no puedo hacer nada para resolver problemas de los que no sé nada! Eso fue lo que intenté decirle al fiscal entonces, pero por supuesto, no me escuchó. ¡Estaba más preocupado por hacerme ver como un imbécil mientras se pintaba a sí mismo como el héroe! ¡Ese bastardo!
– Está hablando de Gaspen Payne, ¿verdad? – aclaró Apollo. La sola mención del hermano de Winston golpeó un nervio en el director.
– ¡Ese es él! ¡Conociéndolo, probablemente se inventó todos esos cargos sólo para tener un crimen mucho más serio en las manos y hacerse quedar bien a sí mismo! – Kazuo apretó furiosamente algunos papeles suelos en su escritorio. – Se lo juro, la oficina de fiscales de esta ciudad tiene problemas muy serios. ¡Primero mandan a un asesino y después a un egomaníaco! – gruñó mientras volvía a tomar un trago de su agua para calmarse.
(«¡Un asesino! ¡Apuesto a que está hablando de Blackquill!») pensó Apollo. – Espere un segundo; usted acaba de mencionar que enviaron a dos fiscales. ¿Quién fue el primero?
– ¿E-eso dije? – La cara de Kazuo se puso roja de la vergüenza al darse cuenta de su desliz. – Ohh, debo haberme confundido entre el caso actual y de ese entonces. ¡Quise decir que enviaron al egomaníaco para el caso de hace siete años y al asesino para el caso de hoy! ¡Sólo un desliz de mi lengua! – dijo tartamudeando.
Empezó a bajarse el agua rápidamente.
*¡THA-THUUUUUUUUUMP!*
(«Ohh, ese sí fue un desliz de la lengua, pero no de la manera que usted cree...») Apollo se frotó la muñeca izquierda debajo de su brazalete. Miró fijamente a los ojos al director. – ¿Está seguro de eso? Acorde con el artículo, hubo dos...
Kazuo escupió el agua de su boca del shock y la rabia. – Por última vez, ¡ese artículo es CALUMNIA! – dijo mientras golpeaba con el puño su escritorio.
Apollo ignoró este repentino arranque de rabia y el agua que salpicó sus notas, y en lugar de eso se puso la mano en la muñeca. El mundo a su alrededor comenzó a ralentizarse mientras su concentración se amplificaba. En cuanto enfocó su percepción en busca de los tics del director, la oficina desapareció y fue reemplazado por remolinos que alternaban entre rojo y púrpura. Sus ojos empezaron a escanear el cuerpo del director, buscando cualquier tic nervioso que delatara sus mentiras ocultas.
"¡H-a-b-í-a s-ó-l-o
u-n f-i-s-c-a-l
a c-a-r-g-o d-e-l c-a-s-o
h-a-c-e s-i-e-t-e a-ñ-o-s!"
En cuanto Kazuo mencionó al fiscal, los sentidos de Apollo inmediatamente captaron lo que estaba buscando. («¡Justo allí!») pensó.
– ¡Whaaaa! – Kazuo fue para atrás del shock, casi cayéndose de su silla. Sólo agitando sus brazos frenéticamente pudo recuperar el balance y no caerse. – ¡No me asuste así! ¡Esa voz suya es más fuerte que un concierto de los Gavinners!
– Lo siento, no fue mi intención. – Apollo cruzó los brazos y arqueó una ceja. Aunque su disculpa fue genuina, le molestó un poco que lo compararan a la banda encabezada por su rival en la corte. El hecho de que su libreta de notas estaba empapada por el agua que escupió el director tampoco ayudaba. – En cualquier caso, tengo una pregunta para usted: ¿el Fiscal Blackquill lo interrogó anteriormente?
– Pues ya que lo menciona, sí lo hizo. – Kazuo respondió con honestidad.
– Ya veo. Y cuando lo interrogó, ¿en algún momento lo atacó? – preguntó Apollo.
– Bueno, sin dudas quería hacerlo, pero por suerte esos grilletes en sus muñecas se lo impidieron. Sin embargo, ¡no puedo decir lo mismo de ese demonio emplumado suyo! – recordó Kazuo. Apollo notó que el rostro del director tenía algunas marcas que parecían de garras, indicando los lugares donde Taka lo atacó. – No sé qué hice para ofenderlo, pero de pronto y sin avisar trató de sacarme los ojos. Me dijo que yo estaba "ocultándole algo" y que mi comportamiento lo ofendió. ¿Puede creerlo? Que un pájaro de alguna manera sepa que usted oculta algo... – sacudió su cabeza incrédulo.
– Tuve el presentimiento de que ese era el caso, porque cuando usted mencionó al fiscal del caso hace siete años, sus brazos temblaron ligeramente hacia arriba, como si estuviera preparando para protegerse la cara de un ataque. – señaló Apollo.
– ¡¿Qué?! ¡No, eso no es cierto! – la acusación pilló a Kazuo por sorpresa. Intentó negarlo, pero la expresión de Apollo indicaba que no se tragaba su cuento.
– Mire, niéguelo todo lo que quiera, pero sé que usted hizo eso cuando mencioné lo de hace siete años, ya que usted recordó subconscientemente que Blackquill fue originalmente el fiscal de ese caso. De hecho, el artículo del Kanagawa Times señala al hecho de que hubo otro fiscal en el caso antes que Gaspen Payne se involucrase... – explicó Apollo, mostrándole el artículo. Kazuo estaba a punto de protestar, pero Apollo levantó el dedo para callarlo. – Y no se moleste en decirme que es calumnia, porque aunque la mayor parte sea difamación, todavía tiene algunos granos de verdad.
– Está bien... usted gana... – Kazuo bajó su cabeza resignado. Apollo desconectó su concentración, y el mundo a su alrededor volvió a la normalidad. Pudo escuchar el zumbido de la computadora corriendo a un lado, y de la lluvia que seguía cayendo afuera. El director se presionó la sien con las puntas de sus dedos, tratando de encontrar las palabras correctas para su explicación. Apollo se limpió como pudo el agua de su traje y su libreta, preparando el lápiz para seguir escribiendo sus notas.
– Tenía razón: el Fiscal Blackquill fue quien estuvo a cargo del juicio de Carl Pritt hace siete años, o así fue hasta que lo arrestaron. – explicó Kazuo volviendo a servirse otro vaso de agua. – No conozco los detalles específicos, pero sí sé que fue condenado por asesinato, y que al día siguiente ¡fue reemplazado por ese arrogante de Gaspen Payne!
– Entonces, ¿él también estaba tratando de condenar al Sr. Pritt? – preguntó Apollo. («Más le vale no escupirme en mis notas de nuevo...»)
– En realidad, no, no lo estaba. Bueno, al principio sí... – se corrigió Kazuo, luego se apoyó el mentón sobre la mano, pensativo. – Pero cuando me interrogó sobre el comportamiento del Sr. Pritt y posibles motivos para el asesinato, le expliqué mucho de lo que le estoy diciendo ahora a usted, y él me dijo que el Sr. Pritt era muy probablemente un chivo expiatorio para el verdadero criminal.
– ¿Un chivo expiatorio? – repitió Apollo.
– ¡Exacto! – asintió Kazuo. – Blackquill dijo que el arresto fue muy prematuro, y que los rumores que rodeaban al Sr. Pritt lo convertían en un sospechoso muy conveniente. No me dijo por qué, pero sí sé que estaba interrogando fuertemente a otro estudiante, y por lo que alcancé a ver, parecía sospechar de él.
– ¿Y quién era él? – preguntó Apollo.
– El estudiante que estaba saliendo con Takara en ese entonces: Koshiro Nakanaka... – reveló Kazuo.
Los ojos de Apollo se abrieron de par en par al reconocer el apellido. («¡Nakanaka! ¿No era ese el apellido de la amiga de Yamai? Esto no puede ser una coincidencia...») pensó mientras escribía rápida y furiosamente los detalles que el director había descrito. – C-cuénteme más sobre Koshiro Nakanaka...
– Bueno, era uno de nuestros estudiantes más brillantes. Primer lugar en las calificaciones durante los tres años que asistió, y también capitán del club de judo de Itan. No sólo eso, sino también era muy ambicioso, y muchos creían que llegaría a ser primer ministro, presidente de una compañía, o algún otro tipo de figura prominente después de graduarse. Dado lo mucho que se enfocaba en los estudios y sus actividades extracurriculares, muchos se sorprendieron cuando se enteraron que estaba saliendo con alguien. – explicó Kazuo. – De nuevo, considerando que Takara era la hija de uno de los hombres de negocios más poderosos de Japón, quizás la vio como un medio para casarse y entrar a una familia poderosa...
– Huh, yo creería que alguien tan talentoso como él no necesitaría recurrir a ser un cazafortunas... – señaló Apollo mientras borraba algo que escribió mal en sus notas.
– Bueno, no era otra cosa sino ambicioso. Era el tipo de persona que vivía del adagio "el fin justifica los medios". [Kometani: Apollo y Athena van a odiar esta frase dentro de un mes.] – Kazuo tomó otro trago de agua, provocando que Apollo reflexivamente protegiera sus notas. – Supongo que pensó que casándose con Takara eventualmente, tendría una oportunidad considerable de heredar Yamai Holdings después que el Sr. Yamai se retirara, ya que ella estaba más interesada en perseguir una carrera donde pudiera ayudar a la gente en lugar de dirigir el conglomerado.
– Ya veo... – Apollo asintió. – ¿Y por qué Blackquill sospechaba de Koshiro?
Kazuo tomó otro trago de agua, y volvió a rellenar su vaso. – No lo sé. Lo único que sé es que lo hacía. Fuera de eso, jugaba con sus cartas muy cerca de su pecho.
(«Por supuesto, no lo sabe. Eso haría las cosas demasiado fáciles...») pensó Apollo con una mirada de exasperación.
– Mire, si tiene tantas ganas de saberlo, ¿por qué no se lo pregunta usted mismo? – replicó Kazuo defensivamente ante la expresión molesta de Apollo. – Sólo... no le diga que yo se lo dije...
– ¿Y eso por qué? – Apollo cruzó los brazos. – ¿Por qué intentaba ocultarme el hecho de que Blackquill fue el fiscal inicialmente a cargo del caso de Takara Yamai?
Kazuo apretó nerviosamente su vaso de agua en respuesta a la pregunta. – Bueno... me dijo específicamente que no divulgara el hecho de que está volviendo a investigar el caso con nadie. Creo que sus palabras fueron las siguientes...
**************************
– ¿Conoce la frase "los labios sueltos hunden barcos"? – le preguntó Blackquill al director.
– Umm... sí... – Kazuo se ajustó nerviosamente su corbata. – ¡Creo que fue una frase usada como propaganda por Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial!
– Muy bien. Entonces usted entiende... que a menos que quiera sufrir el mismo destino que esas naves, le sugiero que no discuta mi investigación con nadie, no importa cuánto confíe en ellos... – lo amenazó Blackquill. Taka siguió la amenaza del fiscal con un fuerte chillido.
**************************
– Algo así. Pero seguramente no lo hará. Quiero decir, usted también está buscando la verdad, igual que él. Estoy seguro de que no le importaría tener a otra persona más ayudándolo, ¿verdad? – Kazuo comenzó a deslizar el pulgar con ansiedad de arriba abajo en su vaso de agua, al punto que Apollo sabía que, si estuviera ocultando algo más, su brazalete lo habría captado.
– Bueno, una vez en la corte me dijo que no mata a cobardes, así que usted debería estar a salvo... – comentó Apollo.
Kazuo exhaló un suspiro de alivio. – Fiu, qué bien. Espere un minuto... ¡oiga! ¡Yo no soy ningún cobarde! – protestó, golpeando su bebida contra el escritorio y salpicando parte de ella. Apollo levantó una ceja y le lanzó una mirada poco impresionada. – Pero ya sabe lo que dicen, a veces la discreción es la parte más importante del valor. – dijo echándose para atrás.
(«En efecto, y a usted ciertamente le faltan ambas cosas...») pensó Apollo sarcásticamente. De manera discreta cogió su teléfono plegable y miró la hora. Ya habían pasado diez minutos después de las once. Aunque no tenía ningún lugar en particular a donde necesitara ir, tuvo la sensación de que esta entrevista ya había corrido todo su curso.
Sin embargo, tenía una última pregunta. – Antes de cerrar este asunto, tengo una pregunta más para usted: ¿Koshiro tenía una hermana menor?
– ¡Sí! ¡Ya que lo menciona sí la tenía! ¿Cómo lo supo? – inquirió Kazuo.
– Ella... es compañera de clases de mi hermana menor... – replicó Apollo. Era verdad en parte. Omoharu estaba en el mismo año que Trucy, pero no estaban en la misma clase, ni tampoco Trucy era su hermana menor, hasta donde sabía [Kometani: Por el amor de Dios, Phoenix, ¿por qué todavía no les has revelado que son hermanos?]. Sin embargo, eso era mejor que admitir que la conoció mientras trataba de sonsacarle información a Yamai.
Por suerte para él, Kazuo no parecía escéptico con esto. – En efecto. Koshiro tenía una hermana menor llamada Omoharu, que casualmente asiste a esta escuela junto con la hermana menor de Takara, Ren. Aunque... – Se quedó en silencio de pronto.
– ¿Aunque...? – repitió Apollo intrigado.
– Aunque ya no parecen llevarse tan bien como solían hacerlo. Escuché que cuando Takara y Koshiro asistían a esta escuela, eran las mejores amigas. Ahora, todo lo que oigo de ellas es que no pasa un día sin que se la pasen peleando. Me pregunto qué podría haber ocurrido para que se amargara tanto su relación. Quiero decir, sé que sus hermanos murieron, pero seguramente eso no debería haber afectado las cosas entre ellas, ¿verdad? – explicó Kazuo.
– Espere, ¿ambos hermanos murieron? – Apollo parpadeó ante la última declaración. – Creí que sólo Takara había sido asesinada.
– Ohh, diablos, debí olvidarme de mencionar eso... – Kazuo se golpeó la frente y sacudió su cabeza. Fue a servirse otro vaso de agua. Apollo encontraba muy extraño que no se hubiera excusado para ir al baño a pesar de toda el agua que se había tragado el director. – Aunque la persona responsable por matar a Takara fue juzgada, condenada y eventualmente ejecutada, Koshiro nunca más volvió a ser el mismo. No hablaba con nadie, sus calificaciones bajaron, y eventualmente, desapareció...
– ¿Desapareció? ¿No dijo usted que había muerto? – preguntó Apollo confundido.
– Bueno, un día, sus padres encontraron una nota suicida en su habitación, con una sola oración: "Koshiro Nakanaka elige la muerte". Aunque nunca encontraron su cuerpo, un testigo ocular lo vio saltar desde el Puente Dusky hacia el Río Eagle. Suficiente decir, nadie que salte en ese río es hallado de nuevo, especialmente durante el invierno. – explicó Kazuo, tomándose otro trago del agua.
– ¿Es decir que la policía nunca recuperó el cadáver? – preguntó Apollo.
– ¿Cómo voy a saberlo? Sólo escuché relatos de segunda mano de los padres de Koshiro cuando me enseñaron la nota. Ciertamente me conmocionó cuando me enteré por boca de ellos. Sabía que la muerte de Takara fue una gran pérdida para ella, pero no esperaba que se lo tomara tan mal...
(«Hmm... algo con todo esto no encaja bien, pero creo que esa es toda la información que podré sacarle...») pensó Apollo, terminando sus notas. – Ya veo. Bueno, esas eran todas las preguntas que tenía.
– Muy bien. Y me disculpo por haberle gritado antes. He estado muy al filo con todo lo que ha estado sucediendo recientemente. – Kazuo se rascó detrás de la cabeza. – Y también, lamento haberlo salpicado con el agua.
– Ehh, cosas que pasan. Por lo menos no fue café o té. – replicó Apollo. A decir verdad, todavía estaba un poco molesto, pero ya que Kazuo se disculpó y le dio información valiosa que podría hacer que Blackquill se abriera sobre lo que sabía, estaba dispuesto a dejarlo pasar.
– En efecto. Aun así, ¿para qué planea usar esa información? El caso ya está resuelto, y todas las partes involucradas en el incidente ya están muertas. – se preguntó Kazuo, terminándose el último trago de agua en el vaso.
– Bueno, claramente Blackquill no piensa lo mismo, o sino no estaría investigando todo el incidente de nuevo. Además, no creo que sea coincidencia que la víctima del caso de hoy y la del de hace siete años sean hermanas. – replicó Apollo, antes de guardar su libreta y su lápiz en su bolsa. – Le prometo que no lo mencionaré a usted cuando le pregunte a Blackquill al respecto.
– Lo apreciaría mucho. Si habla con él, ¡tenga mucho cuidado! Aún con esos grilletes, es un hombre muy peligroso. Escuché que mató a una mujer inocente a sangre fría, y se rio como un loco mientras la policía lo arrestaba. – le advirtió Kazuo. De repente, sintió algo en la parte inferior de su cuerpo, y se levantó de su silla. – Ahora, si me disculpa, debo usar el tocador de los niños grandes. Toda esta agua ya llegó a su límite. ¡Lo veré después, Sr. Justice!
Antes que Apollo pudiera decirle adiós, Kazuo rodeó el escritorio y salió en busca de un baño, dejándolo a solas en la oficina. Sin nadie más allí, lo único que podía escuchar era el ruido del diluvio afuera sobre el zumbido de la computadora en la esquina. Se imaginó que si Trucy o Athena estuvieran aquí, estarían ansiosas de registrar todo, espiar en la computadora en busca de pistas, y obligarlo a él a seguirles el juego.
Sin embargo, en este momento sentía que ya tenía todo lo que necesitaba, y quedarse más tiempo aquí del necesario le haría arriesgarse a que el director lo pillara cuando volviera del baño.
Mientras Apollo salía de la oficina, su mente se dirigió hacia el puente de donde Koshiro supuestamente había saltado, el Puente Dusky. Recordaba el nombre del puente cuando Phoenix le contó sobre él. Phoenix se encontraba recordando un viejo caso suyo, y le contó a Apollo sobre cómo intentó cruzar ese puente mientras estaba en llamas para salvar a su asistente Maya. Sin embargo, el puente colapsó, causando que se cayera hacia las aguas gélidas del río que corría debajo. De alguna manera, logró sobrevivir a esa experiencia con apenas un resfriado a pesar de que ocurrió en medio del invierno. Apollo teorizaba que, igual que su jefe Phoenix, tal vez Koshiro habría sobrevivido a la caída y se estaba escondiendo en alguna parte. Era la única explicación lógica del porqué Blackquill todavía estaba persiguiendo este caso.
– ¡Oiga usted!
Apollo vio sus pensamientos interrumpidos por la profesora de gafas opacas Kozue Taida. La miró con confusión en sus ojos. – ¿Se refiere a mí?
– ¡Sí! ¿Es usted Apollo Justice? – le preguntó.
– Umm... s-sí, yo soy Apollo Justice. ¿Por qué lo pregunta? – respondió sin pensar.
– Tengo información muy importante para usted concerniente a su investigación, pero... – Taida miró con cautela alrededor a los otros miembros del personal que trabajaban en el área de administración. Se le acercó más para susurrarle. – Necesitamos vernos en un lugar más discreto...
– ¿Qué? ¿Usted sabe algo sobre el caso de Takara Yamai hace siete años? – susurró Apollo.
– ¿Huh? – preguntó de pronto. – Uhh... ¡oh, sí! ¡Sí! Yo estuve allí hace siete años, y puedo darle información adicional sobre lo que pasó, pero necesito ir a recoger... algunas notas primero. Sería mejor si las viera para tener el panorama completo. Lo veré en la azotea de la escuela en unos... – miró su reloj. – ¡Veinte minutos!
– ¡¿La azotea?! – Apollo parpadeó. – ¡Pero si afuera está lloviendo a chorros!
– Exacto. Nadie nos interrumpirá allá. ¡Ahora váyase! ¡Lo veré allá! ¡Recuerde, no le diga a nadie sobre esto! – le aconsejó Taida antes de irse por su cuenta.
Apollo miró como la profesora se iba de la oficina a otra parte del edificio. Se preguntó si podía confiar en ella. Parecía lo bastante mayor para haber trabajado aquí por un largo tiempo, podría haber estado hacía siete años, y podría concebiblemente saber algo.
Por otro lado, ese breve titubeo cuando respondió a su pregunta le alzó una bandera roja en su cabeza, lo que le hizo recordar el mensaje de texto que Trucy le envió, advirtiéndole que tuviera cuidado durante su investigación. Abrió su teléfono para leerlo de nuevo.
> Trucy Wright: ¡Hey, Polly! Escuché a unos tipos en la escuela hablar sobre ti. No sé qué estaban diciendo, pero sonaban a que no les caías bien por alguna razón. Así que si tienes que venir a investigar en la escuela, ¡por favor ten mucho cuidado!
Se preguntó si esa mujer era una de ellos. Si ese era el caso, probablemente intentaba guiarlo hacia una trampa, y su mejor curso de acción sería abandonar la escuela en el acto. Guardando su teléfono, se dirigió hacia el pasillo.
Mientras navegaba los pasillos hacia la salida, vio a dos oficiales de policía conversando entre ellos pasar junto a él. Se acordó que todavía estaban investigando el incidente de la biblioteca. Luego se le ocurrió que, como todavía había presencia policíaca en la escuela, aunque hubiese gente que deseaba lastimarlo, era menos probable que actuaran a riesgo de ser descubiertos.
Más todavía, por el mensaje de Trucy, supuso que quienes tenían algo en su contra probablemente fuesen estudiantes, y por lo tanto, era improbable que esa mujer, que tenía aspecto de profesora, estuviera con ellos.
En última instancia, cambió de parecer y se dirigió a la azotea. [Kometani: Esa es una pésima idea. Si parece una trampa y huele como una trampa, probablemente sea una trampa.] Sacó su teléfono y por un momento consideró mandarle un mensaje a Trucy sobre sus acciones por si algo salía mal. Mientras tecleaba las letras, levantó la mirada, y al notar que las clases estaban en sesión, decidió que mejor no. Lo último que necesitaba hacer era sonarle el teléfono durante las clases y hacer que se metiera en problemas, lo que la molestaría tanto a ella como a su padre. Supuso que si algo salía mal, siempre podría gritar para llamar a los policías.
Poco sabía que estaba siendo observado por un estudiante bajito, de cabello negro y expresión estoica, que simplemente sacudió su cabeza al ver la decisión de Apollo.
– Apollo no pudo escuchar los gritos de miles de lectores, vociferando a sus monitores que no vaya a esa azotea. – declaró el estudiante antes de darse la vuelta y volver a su clase. [Kometani: Sí, soy yo. Pero por desgracia, tengo prohibido usar mi conocimiento para interferir...]
28 de septiembre, 11:15 AM
Automóvil de Asano – En ruta hacia la Clínica Hickfield
– Sr. Wright, Sr. Wright, Sr. Wright. ¿Por qué, oh, por qué tiene que hacer siempre las cosas de la manera difícil?
Junichi Asano gruñía mientras conducía su Parsche 119 negro por las calles lluviosas de Kanagawa streets. Había decidido salir de la galería durante el receso de cinco minutos cuando Athena se llevó a Tadano para hablar con él, y eligió seguir viendo el juicio vía streaming en su teléfono. La decisión resultó ser sabia, pues Tadano había hecho algunas declaraciones muy condenatorias en relación a él y a Yamai, identificándolo como un hombre de gafas y guantes. Si se hubiera quedado en la galería, era más que probable que Phoenix lo hubiese identificado y obligado a subir al estrado, algo que en este punto no se podía permitir.
Una vez que Asano escuchó esas declaraciones, abandonó la sala y fue a subirse a su auto para reunirse con la Srta. Yamai en el hospital. Por cómo iban las cosas en la sala, pudo ver que Blackquill se estaría dirigiendo hacia allá para recoger a la chica, y quería llegar primero para poder preparar sus coartadas y posiblemente moverla a una locación más segura para mantenerla lejos de las garras de Blackquill.
Por desgracia para él, el tráfico pesado hizo que tuviera problemas con eso.
– ¡Ohh, por los mil demonios! ¡Ni siquiera es un día de fiesta! ¡No debería haber tanto maldito tráfico! – gritó hacia el parabrisas mientras golpeaba con su mano el volante, sonando su claxon hacia los otros vehículos. Por desgracia, no había nada que pudiera hacer que no despertara la ira de los policías patrullando cerca.
Suspirando, presionó el botón de reconocimiento de voz en el volante de su auto.
– ¡Llamar a Ren Yamai! – le ordenó Asano a su auto.
– Llamando a Ren Yamai... – respondió el auto, marcando el número usando la conexión de Bluetooth entre su teléfono inteligente y su auto deportivo. El tono de repique sonó unos cuantos momentos antes que Yamai contestara.
<¿Qué sucede, Sr. Asano?> le gruñó desde el otro lado de la línea.
– Lamento molestarla mientras se está recuperando en el hospital, ¿pero ha estado viendo el juicio? – preguntó Asano. Escuchó un suspiro de exasperación proveniente de los altavoces del auto.
<¡¿Qué diablos?! ¡Usted me dijo que tenía todo bajo control, y que ese mal llamado "equipo legal" de Chudano no serían un problema! ¡No sólo decidió retractarse de su confesión, sino que está haciendo declaraciones falsas sobre mí, como que lo he estado acosando o que lo secuestré!> gruñó ella.
– A-acerca de eso... – Asano tartamudeó y suspiró de nuevo al teléfono. – Yo... subestimé la determinación del Sr. Wright y su protegida. Pensé que con un incentivo financiero y su propia falta de ellos, incluso alguien de su... calibre moral estaría dispuesto a jugar en nuestro equipo, y combinado con la falta de experiencia de esa chica, el juicio se ganaría solo...
<¡Y aun así, usted se equivocó! ¡¿Necesito recordarle que se le paga por CUIDAR DE MÍ?! ¡No pienso meterme en problemas por culpa de su incompetencia! > gruñó Yamai. Asano podía escucharla golpear su puño en la cama de hospital.
– ¡Relájese! ¡Todas son declaraciones sin base alguna! – trató de tranquilizarla. – Pfft, secuestrar a alguien. No hay forma de que usted hiciera algo como eso, ¿verdad?
Hubo un breve momento de duda al otro lado de la línea.
– ¿Verdad? – volvió a repetir.
<¡P-Por supuesto que no! Todo son mentiras...> declaró Yamai rápidamente. Asano, sin embargo, no se lo tragaba.
– ... Usted lo secuestró, ¿verdad...? – le preguntó en tono monocorde, reclinándose sobre su asiento.
<... ¿Por qué dice eso? ¡Usted no tiene pruebas de que lo haya hecho!> Yamai sonaba muy ansiosa al otro lado de la línea. Esta vez, fue el turno de Asano de suspirar.
– El hecho de que haya dudado antes de responder es toda la prueba que necesito. Mire, voy a necesitar que sea honesta conmigo. Conociendo al Sr. Wright y su pequeña banda de abogados justicieros, irán a buscar evidencia para respaldar esas declaraciones. Y lo mismo va para ese renegado, el Fiscal Blackquill, así que a menos que me diga de frente lo que hizo, ¡no podré deshacerme de ninguna evidencia antes que ninguno de ellos la encuentre! – explicó Asano.
<... Está bien, de acuerdo, lo hice. Pero se lo merecía. ¡Él iba a violar a mi preciosa Komi-sama! Seguramente no es ilegal que una chica secuestre a un chico que iba a lastimar a otra chica, ¿verdad?> preguntó en un tono dulce y enfermizo.
Asano se golpeó la cabeza con la palma. La enorme estupidez de la pregunta, combinada con el tráfico congestionado afuera de las ventanas de su auto, estaban poniendo a prueba su paciencia que ya iba disminuyendo. – ... Puedo asegurárselo, ciertamente lo es. – replicó, apenas esforzándose por ocultar su molestia.
< Bueno, pues no debería serlo. ¡Sólo intentaba protegerla de un depredador! >
– Mire, no me importa lo que le haya hecho ni por qué. Lo único que me importa es asegurarme de que no se meta en problemas por culpa de ese niño tonto y la perra de su abogada si se van de bocazas en la corte. Si eso sucede, eso complicará las cosas para nosotros, ¿capisce? – le preguntó impaciente.
< Bien... ¿qué debo hacer? >
– Resista allí. Ya voy camino para allá a recogerla del hospital. Eventualmente la van a llamar para que testifique en la corte, y tenemos que asegurarnos de que sepa exactamente lo que va a decir antes que la suban al estrado. Por desgracia, el Fiscal Blackquill también va camino hacia allá para recogerla, y si le pone las manos encima antes que yo pueda ayudarla a armar su historia, las cosas serán... problemáticas... – explicó Asano.
<¿Qué? ¿Qué el Fiscal Blackquill no es el tipo que está tratando de poner a Tadano en prisión? ¿No está de nuestro lado?>
– Al contrario, el único lado del cual está ese hombre es el suyo propio. Si siquiera llega a oler lo más mínimo de corrupción en usted, la destrozará sin pensarlo dos veces. Lo que sea que haga, no le diga nada sin mí presente, y si de alguna manera llega allí antes que yo, no vaya con él. ¿He hablado claramente? – le preguntó severamente.
Un suspiro muy audible resonó al otro lado de la línea. <Seeeeeh, Sr. Asano...>
– Me tomaría esto con mucha más seriedad si fuera usted. Si acaso les da al Sr. Wright o al Fiscal Blackquill un centímetro, ellos tomarán un kilómetro. Sólo espere hasta que yo llegue antes de decirle nada, y trataré de retrasarlo una vez que llegue. Se dará por vencido si se da cuenta que es muy tarde para llevarla a usted. – le recordó.
<Bien... ¿pero qué hay de nuestra visita al centro de detención anoche? ¿No había una cámara de vigilancia allí? ¿No va a verificarla este tal Fiscal Blackquill?> le preguntó.
Asano sonrió. – De eso ya me encargué. ¿Sabía usted que los circuitos cerrados de vigilancia en la estación de policía son grabados fuera del sitio por una compañía externa?
< ...¿Lo que significa...?>
– Significa que otra compañía es la que tiene el metraje de vigilancia del centro de detención, y no sólo resulta que esta compañía es propiedad de Yamai Holdings, sino que tengo muchos amigos cercanos que trabajan allí. Ya se han ocupado de alterar el metraje, así que incluso si la policía le echa la mano encima, todo lo que verán será la sala de visitas totalmente vacía... – explicó con orgullo. El poder fanfarronear de esto mejoró su humor considerablemente.
< Bien. Lo veré entonces cuando llegue. ¡Más le vale no meter la pata, o me aseguraré que usted termine igual que Tadano!>
– No lo haré... la veré entonces. Adiós.
Asano colgó con un suspiro. Ese último comentario de Yamai había destruido el buen humor que su fanfarroneo de antes le había devuelto.
– ¡Perra estúpida! ¡Por cosas como esta las chicas adolescentes deberían ser ilegales! – gruñó, agarrándose de su volante con fuerza. Si no fuera por el hecho de que Yamai era la hija de su jefe, con gusto la habría abandonado a su destino a manos de Blackquill.
La lluvia comenzó a arreciar aún más mientras conducía. Los limpiadores en el parabrisas de su auto apenas podían con el diluvio torrencial que obscurecía su visión del tráfico que lo rodeaba. Tuvo que poner los frenos para ralentizar su auto mientras iba. En este punto, apenas podía ver el tráfico por delante de él, y lo último que quería era terminar embistiendo al auto que tenía en frente y causar un accidente, lo que la retrasaría aún más.
Sin embargo, supuso que el tráfico también estaría de su lado, ya que retrasaría también a Blackquill. Por supuesto, eso no le impedía ponerse ansioso cada vez que se detenía debido a estar atascado en las partes más lentas. Por todo lo que sabía, el fiscal podría conseguir una ruta alternativa libre de congestionamiento, y de alguna manera ganarle en llegar allá. Luego recordó que tenía un plan de respaldo, en caso de que su plan para manipular al equipo de la defensa de Tadano fallara.
Volvió a presionar su botón de activación de voz en el volante de su auto nuevamente.
– Hacer una llamada anónima a Lucretia Augustus... – le ordenó Asano al auto.
– ¡Llamada anónima a Lucretia Augustus! – repitió el auto. La función de llamada anónima era una opción personalizada para su auto y su teléfono. No sólo ocultaba su nombre y número en el identificador de llamadas, sino que proveía de un filtro que obscurecía su voz mientras hablaba, para evitar que la persona del otro lado lo reconociera.
Tras algunos tonos de llamada, Lucretia contestó del otro lado.
<¿Hola?>
– Habla el Sr. Smith... – le dijo Asano, asumiendo el alias de su villano de películas favorito. – ... y tengo un trabajo importante para ti y tu hermano. ¿Estás en alguna parte lejos de ojos y oídos indiscretos?
<¡Ohh! ¡Jefe! Sí, no hay nadie. ¿Cuál es el trabajo?>
– Quiero que vayan y secuestren a Shaun Fenn y lo lleven al escondite por seguridad... – le indicó.
<¡¿Shaun Fenn?! ¿Se refiere al actor?> replicó la voz del otro lado de la línea, haciendo que Asano suspirara de frustración.
– ¡No, el bandido de la historia norteamericana! ¡POR SUPUESTO QUE EL ACTOR, RUBIA TERMINALMENTE ESTÚPIDA! ¡SÓLO ES LA ESTRELLA DE UNA DE LAS SERIES DE PELÍCULAS DE KAIJUUS MÁS TAQUILLERAS DE TODO JAPÓN! – gritó Asano, estampando su puño sobre el volante.
< ¡Whoa, whoa, tranquilo, jefe, tranquilo! Sólo quería confirmarlo. P-por supuesto que podemos hacer eso, no hay problema. ¿En dónde lo encontramos, y para qué lo necesitamos?> preguntó Lucretia tartamudeando.
– En serio... ¿tengo que explicarles todo, payasos? – se preguntó Asano. Se reclinó en el asiento de su auto y se rascó la cabeza ante lo imbécil que era su subordinada. – Muy bien... – Respiró profundamente y se recordó mentalmente que tenía que permanecer calmado y no perder el control por completo. – Shaun Fenn es el hijo de la jueza que preside el juicio de Hitohito Tadano, Verity Gavèlle. Estará en Estudios Global hoy filmando sus escenas para El Retorno de Taurusaurus. Si lo tomamos como rehén, tendremos palancas para mover a la Jueza Gavèlle y hacer que pase el veredicto que deseamos.
< Estudios Global. Shaun Fenn. ¡Entendido! Fingiremos que tenemos que interrogarlo en la estación, y luego que podamos llevarlo a alguna parte fuera del camino, lo noquearemos y lo amarraremos.>
– No importa lo que hagan con él mientras lo hagan de manera discreta. Si la policía o los medios llegan a enterarse que el Sr. Fenn fue secuestrado, cualquier veredicto que tratemos de conseguir será invalidado, y nuestro plan quedará arruinado. Una vez que el trabajo esté hecho, mándenme evidencia fotográfica de que lo tienen cautivo. Si podemos hacer esto y obtener el resultado deseado, todos seremos mucho más ricos gracias a ello... – le dijo Asano.
<¿Y cuál sería ese resultado, jefe? ¿Planea que le den la pena capital o algo así?>
– Si eso es lo que hace falta... – replicó Asano fríamente. – Miren, lo único que deben preocuparse es de capturar al Sr. Fenn; yo después me preocuparé de qué hacemos con él. ¡Ahora muévanse! ¡El tiempo es esencial, y si la pandilla del Sr. Wright logra conseguirle a Tadano un veredicto de no culpabilidad antes que logren atrapar al Sr. Fenn, pueden apostar sus traseros que un recorte de salario será la menor de sus preocupaciones. Sr. Smith fuera... – Presionó el botón de finalizar llamada con su dedo.
Asano miró el camino que tenía delante. El tráfico no mejoraba, ni tampoco el clima que caía sobre su vehículo. Se reclinó en su asiento y suspiró, tamborileando sus dedos impacientemente sobre el volante. Con su otra mano, empezó a navegar por la pantalla de menú del reproductor multimedia de su auto, y se puso a reproducir música de su teléfono.
– No quería tener que hacer esto, Mr. Wright, pero usted ha forzado mi mano... – dijo Asano mirando al parabrisas. – El Sr. Yamai no es de los que perdonan, especialmente en lo que concierne a sus hijas, y si el cadáver de Tadano como ofrenda de paz es lo que hace falta para aplacar su ira, que así sea...
28 de septiembre, 11:21 AM
Afuera de la enfermería – Preparatoria Itan
– ¡Es Polly! ¡Está en problemas!
Najimi y Shouko se miraron entre sí con los ojos muy abiertos. El hecho de que Apollo estuviera en Itan fue una sorpresa enorme, pero escuchar que estaba en peligro fue suficiente para prenderles todas las alarmas.
[¿Qué le pasó?] Shouko escribió en su libreta y se la enseñó a Trucy.
– Esperen. ¡Salgamos de aquí y busquemos un lugar más discreto! – Najimi agarró del brazo a Shouko y señaló hacia el pasillo. Trucy y Shouko asintieron y siguieron a Najimi a una escalera donde no había nadie.
En ella había una esquina con una puerta en la cual el trío pudo meterse para mantenerse fuera de la vista de profesores o los vigilantes de los pasillos. Trucy notó que parecía el tipo de lugar donde las parejas podrían esconderse para besarse en secreto.
– Ahora, ¿qué estabas diciendo sobre que Apollo estaba en problemas? – preguntó Najimi.
– Bueno, mientras estaba en clase, salí para usar el baño y vi a Polly caminando por el corredor... – les dijo Trucy.
– ¿Le dijiste hola? – preguntó Najimi. Trucy negó con la cabeza.
– No, me imaginé que estaría ocupado, así que decidí mejor no estorbarle. No le habría prestado más atención, pero entonces vi a un grupo de estudiantes ir en la misma dirección que él.
– ¿Qué aspecto tenían? – inquirió Najimi.
– Era un grupo compuesto por unos siete chicos y tres chicas. Todos llevaban ponchos impermeables, tenían miradas intensas, y con armas colgando de sus uniformes. Hasta vi una cuerda asomándose de la bolsa de una de las chicas. De hecho, creo que algunos de ese grupo estaban en tu clase, Najimi...
Shouko empezó a temblar de miedo mientras se preguntaba qué planeaba hacerle ese grupo a Apollo. («¿Acaso van a golpearlo? ¿O secuestrarlo? ¿O... algo peor?») pensó. Más importante aún, se preguntaba por qué querrían ir tras Apollo.
Najimi, por otro lado, inmediatamente supo quiénes eran: el Culto de Komi. Se imaginó que Yamai probablemente les dijo sobre su visita al hospital anoche, y se ofendió porque Apollo evitó que manoseara a Shouko y expuso sus verdaderos colores. Con sólo eso, Najimi sabía que Apollo sería carne muerta si no actuaban ahora mismo.
– ¿Sabes a dónde se fue Apollo ahora? – preguntó Najimi.
– S-sí. – Trucy asintió con miedo. – Cuando vi a ese grupo, los seguí a distancia. Por lo que vi, se dirigían hacia la azotea. Quise intervenir, pero con ocho de ellos, no sería rival para ellos si se pusieran violentos, así que corrí hacia mi casillero para sacar mis accesorios de magia, esperando usarlos para alguna distracción. Fue entonces que me topé con ustedes dos.
– ¿Accesorios de magia? – preguntó Najimi con curiosidad.
Trucy se quitó la bolsa de su hombro y la abrió. Adentro había una gran variedad de objetos usados en shows de magia, incluyendo juegos de cartas, varitas, dados, pañuelos, monedas, cuchillos, aros, pelotas, e incluso la marioneta plegada del Sr. Hat. [Kometani: Los niños buenos no llevan cuchillos u otras armas a la escuela, aunque sean utilizados estrictamente para trucos de magia.] Tanto Shouko como Najimi se impresionaron de ver la colección de objetos, aunque Shouko se sintió confundida e incluso un poco aterrada ante la presencia de los cuchillos.
Por otra parte, los engranajes en el cerebro de Najimi ya estaban andando a toda marcha, formulando un plan para rescatar a Apollo. Estaba experimentando con varias combinaciones de accesorios en su mente que pudieran servir para crear una distracción que engañara al Culto de Komi mientras sacaban a Apollo de ahí.
– Honestamente, no estoy segura de cómo usar estos para salvar a Polly... – comentó Trucy algo sombría. Se puso a tantear la bolsa antes de poner la mano sobre el Sr. Hat. – Recuerdo que una vez utilicé al Sr. Hat para fingir que me estaban tomando como rehén y ganarle algo de tiempo a Polly durante un juicio, y pensé en hacer exactamente eso, pero dudo que a esos tipos les importe si alguien me tuviera a punta de cuchillo.
– ¡Espera! ¡Acabas de darme una idea! – los ojos de Najimi se iluminaron. Tanto Shouko como Trucy le dieron miradas de confusión. – Creo que sé cómo podemos salvar a Apollo, pero necesitaré que las dos me ayuden.
Shouko le miró con los ojos muy abiertos y empezó a sacudir su cabeza con miedo. Ella quería ayudar a Apollo, pero al mismo tiempo, no estaba segura de qué podría hacer. Najimi le dio un pulgar arriba.
– ¡Puedes hacerlo! De hecho, tú tendrás el papel más importante de todos... – Najimi entonces sacó la marioneta del Sr. Hat de la bolsa de Trucy. – Esto es lo que necesito que hagan...
28 de septiembre, 11:25 AM
Azotea – Preparatoria Itan
Apollo estaba parado impaciente en medio de la azotea de la escuela. Lo que comenzó como una lluvia intensa cuando entró a la escuela se había convertido en un diluvio total, y sus únicas líneas de defensa contra el inclemente clima eran su chaqueta impermeable y su paraguas. Sin embargo, ninguno de ellos era suficiente para mantenerlo seco en contra de las ráfagas de viento que se desviaban debajo de su paraguas y le empapaban la cara y el pelo. Trató de protegerse de ellas con el brazo sin mucho éxito, pero el diluvio seguía empapándolo.
– ¿En serio? ¿Por qué tuvo que elegir aquí arriba para vernos? – se quejó mientras intentaba limpiarse el agua de la cara. La profesora que se le acercó antes le explicó que tenía información importante para él, pero tenían que verse en una locación discreta para poder entregársela. Apollo entendía la necesidad de discreción, pero seguramente habría otros lugares en la escuela que no necesitaban que él estuviera esperando afuera en medio de un tifón. [Kometani: En realidad no es un tifón. Apollo sólo está siendo algo dramático.]
Mientras el diluvio continuaba empapando a Apollo a través de su chaqueta, tuvo que aferrarse más a ella en busca de calor. Esperó por varios minutos de esta forma antes de mirar alrededor impacientemente. – ¿Cuánto tiempo le lleva recolectar unas notas? ¿No debería estar aquí ahora? – se preguntó sin hablar con nadie en particular.
Sacó su teléfono para ver la hora. 11:30 AM. Al ver esto, Apollo empezó a preocuparse. Recordó que ella le dijo que lo vería en veinte minutos luego de que se le acercó. A decir verdad, no verificó la hora en el momento, pero tenía el presentimiento de que a estas alturas ya debería haber venido a la azotea. El agua de lluvia que le estaba empapando los calcetines a través de sus zapatos tampoco ayudaba. Cuando, y si acaso finalmente llegaba a aparecer, él tendría algunas palabras para decirle.
Abrió su teléfono para verificar la hora. Esta vez, se dio cuenta que había un mensaje de texto para él. («¿Estaba aquí antes?») se preguntó mientras lo abría.
> Trucy Wright: ¡Tienes que salir de la escuela PERO YA! ¡Unas personas de aspecto muy peligroso te están siguiendo, y parece que quieren lastimarte!
Justo en cuanto Apollo terminó de leer ese mensaje, la puerta de la azotea se abrió, desviando su atención del teléfono. Vio a Chiarai atravesar la puerta con un poncho y con una mirada maliciosa, seguido de varias otras figuras que también llevaban ponchos impermeables, incluyendo a Sonoda y Shinobino.
Cada persona que entró tenía la misma mirada amenazante que el de cabello naranja, y todas ellas estaban enfocadas en Apollo. Al inspeccionar más de cerca, se dio cuenta que todos llevaban el uniforme de la Preparatoria Itan, y que eran siete chicos y tres chicas.
Cuatro de ellos permanecieron en frente de Apollo; Chiarai, Sonoda, Shinobino, y uno que llevaba un parche en el ojo. Los otros seis se movieron para rodear a Apollo en una formación de círculo. Debajo de sus ponchos, Apollo notó que llevaban lo que parecían ser armas improvisadas, y una de las chicas tenía una bolsa que le colgaba del hombro con un trozo de cuerda saliendo de ella. Se preguntó cómo supieron que estaría aquí. Si lo estaban siguiendo, tendría que haberlos notado fácilmente.
(«Un minuto... ¡esa mujer debió decirles que yo estaba aquí arriba! ¡Así que sí me estaba guiando hacia una trampa! ¡Maldición! ¡Sabía que era una mala idea venir aquí arriba! ¡Si hubiera escuchado a mi instinto, o al menos le hubiera dicho a Trucy a dónde iba!») Apollo maldijo su suerte y también su propia estupidez en su cabeza. [Kometani: Les dije que esto era una mala idea...] Miró alrededor buscando una ruta de escape desesperadamente, pero la única salida que encontró era la puerta por donde entraron los estudiantes, y cuatro de ellos la estaban bloqueando. Más aún, los otros seis terminaron de circundar a su alrededor, y lo tenían totalmente rodeado.
El Culto de Komi había encontrado a Apollo Justice, y ya estaban listos para enseñarle una lección. Chiarai dio un paso al frente con una mirada de puro odio hacia Apollo. – Entonces, tú debes ser Apollo Justice. Debo decirlo, este no parece el tipo de lugar por el cual estaría merodeando un astronauta...
(«Astronauta... por supuesto... Yamai debe haberles dicho a estos guasones sobre mí... ») pensó Apollo para sí mismo.
– Bueno... tengo una hermana que estudia aquí, dejó algo en casa y venía a traérselo. – replicó Apollo. Su voz traicionaba el hecho de que incluso el mismo sabía que era una excusa patética y el Culto de Komi no se la tragaría.
– Si venías a traerle algo a tu hermana, ¿qué estás haciendo aquí arriba? – preguntó Chiarai. Antes que Apollo pudiera responder, Chiarai levantó la mano. – No respondas, es una pregunta retórica. Todos sabemos que en realidad eres un abogado, y que trabajas para la Agencia Polivalente Wright. Un nombre muy sospechoso para una firma legal igualmente sospechosa, debo decirlo. Y aquí estás, tratando de buscar pistas para hacer que absuelvan a Hitohito Tadano en la corte.
– Bueno, tienes razón en la mayor parte... – concedió Apollo. A decir verdad, estaba aquí para averiguar más sobre el caso de Takara Yamai, pero no iba a revelarles eso a un grupo de gente que claramente tenía intenciones malvadas. – Aunque no veo cómo eso es un problema.
El estudiante con el parche dio un paso junto a Chiarai. Hablaba en un tono que sonaba como un gruñido bajo y amenazante.
– Es un problema, porque no podemos permitir que Hitohito Tadano regrese a esta escuela. Y como resultado, tú tampoco tienes permitido salir con vida de esta azotea...
Esta historia continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top