El Casino en el bosque

Primero que nada, quiero decirles que esto no tiene nada que ver con mis historias anteriores, esto es totalmente aparte. Solo espero que les guste y me den su opinión sincera, siempre me ayuda ^_^

Nuestra historia comienza en una ciudad habitada por toons, situada a unos metros de un misterioso bosque. Se decía que muy poco de aquellos que se atrevían a entrar volvían y los que no, eran completamente olvidados en la ciudad. Como si nunca hubieran sido creados. Muchos toons entraban por curiosidad pero volvían sin encontrar nada, otros simplemente entraban para sacar frutas o flores preciosas pero nuestros protagonistas, o por lo menos uno de ellos, entraba solo para hacerle la contra a su familiar.

-¡Cuphead, en serio, debemos volver!- hablo un toon con cabeza de taza, con una nariz azul algo grande y un sorberte a rayas de color blanco y azul sobresaliendo de su cabeza, vestía una camiseta manga larga negra, con pantalones cotos azules, guantes blancos y zapatos marrones. Estaba persiguiendo a su hermano mayor, suspirando al ver que no se detenía.

-Vuelve tu si quieres, yo no lo hare Mugman- gruño el mayor caminando rapidamente. Era igual al otro pero con la nariz más pequeña y de color roja, con un sorbete ligeramente más largo a rayas de color rojo y blanco, junto a pantalones cortos de color rojos.

-Esta bien, esta bien. No debemos volver a casa si no quieres- hablo Mugman rapidamente, corriendo para alcanzar a su hermano. -Solo...vayamos lejos del bosque, ¿si?- miro a su alrededor, sudando al ver que empezaban a adentrarse cada vez más al bosque. -Recuerda lo que nos dijo el abuelo: no muchos vuelven a salir de aquí-

-Me importa muy poco lo que dijo o no el abuelo en este momento- gruño Cuphead con enojo y sin detener su rápida caminata, apretando los puños. Ignoro por completo las suplicas de su hermano, simplemente apurando ligeramente el paso.

-Cup...Cup...¡Cup!- Mug corrió, frunciendo el ceño al ver que su hermano no le respondía. -¡No seas así!- gruño con un puchero infantil. -¡Estás enojado con el abuelo, no conmigo!- se cruzo de brazos y desvió la mirada, soltando un quejido al chocar contra la espalda de su hermano. -¡Oye!-

-Mira...- señalo hacia adelante. Mug miro con el ceño fruncido, cambiando su expresión a una de sorpresa pura al ver lo que tenia enfrente: era un edificio bastante algo, con cuatro cartas de diferentes palos en la cima y con un rostro algo macabro de color negro con una enorme sonrisa con colmillos sobre esta, unos enormes y filosos cuernos sobre la cabeza. Mug trago saliva, sus ojos recorriendo la palabra "Casino" un poco más arriba de la puerta.

-Esto es taaaan raro...- miro hacia ambos lados pero solo se encontró con más arboles.

-¿Que hace un Casino aquí en medio del bosque?- Cup se cruzo de brazos.

-No sé y no quiero saber- negó Mug rapidamente. -Yo creo que...es mejor que nos vallamos de vuelta la ciudad- agarro el brazo de su hermano e intento dar un paso pero los pies de Cup estaban fijos en su lugar. -¡Cup!-

-Entremos- el mayor sonrío.

-¡No!- negó rapidamente. -¡El abuelo nos dijo que no debíamos entrar en lugares desconocidos!- empezó a tironear del brazo de su hermano sin conseguir que se mueva. -¡Y menos si está en medio de un misterioso y aterrador bosque!-

-No seas gallina, hermano- sonrío Cup.

-¡No lo soy!- gruño. La puerta se abrió de golpe, sobresaltando a los hermanos. Escucharon gruñidos, seguido de un grito que poco a poco se perdía en la distancia.

-¡Y no vuelvas!- un conejo de pelaje negro y traje estaba parado en la puerta, sacudiéndose las manos con expresión seria. Los miro de reojo, haciendo temblar a Mug. Cup escondió a su hermano tras el, sosteniendo la mirada con el conejo. Él solo rodó los ojos, bufando y dándose vuelta, entrando nuevamente y dejando la puerta abierta.

-Vamos yo...- Cup se callo, escuchando múltiples risas y gritos venir desde dentro del lugar. -...yo quiero entrar-

-¡No Cup!- su hermano gruño, intentando resistirse pero sin lograrlo, terminando por ser arrastrado hasta la puerta. -Cuanta gente...- murmuro al ver lo lleno del lugar, todos hablando entre ellos y con cartas en las manos.

-Este lugar es...¡increíble!- sonrío el mayor. Mug miro a su alrededor, algo llamándole la atención: una figura saltaba de mesa en mesa, dejando vasos llenos frente a las personas y desapareciendo rapidamente. Solo pudo ver quien hacia eso cuando aterrizo a poco metros frente a él: era una coneja de pelaje negro, con un vestido rojo largo hasta las rodillas, con los hombros libres y una cinta negra atada a su cintura, tenia puestas unas chatitas rojas, sus orejas muy largas y caídas atadas con un moño rojo, con guantes rojos sin dedos en las manos. Pero lo que más le llamo la atención a Mug, era su expresión.

-Se ve muy...triste- pensó. Ella tenia una expresión seria y sus ojos se veían tristes, totalmente vacíos. Ella suspiro, rascándose la nuca.

-¿He?- ella se fijo en ellos y se les acerco, sin siquiera cambiar su expresión. -Hola, mi nombre es Ink y soy la mecerá de este lugar- sonrío ligeramente pero el gesto no llego a sus ojos. -Bienvenidos al "Casino del Infierno"- la sonrisa de Cup se agrando, mientras que Mug tragaba saliva. Tenia un muy mal presentimiento de ese lugar.

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