🎀 Undécima entrega - familia

Dedicado a:
kylinLG4826 LauraVasquez933 wendyMG17
Chestercit1 Pokis7w7

Gracias por sus comentarios, me han hecho reír, en más de una ocasión.

¡muchas gracias por leer!

🎀

Su regordete cuerpo se removía de un lado a otro, aquella piel de porcelana tenía diminutas partículas de sudor a causa del movimiento.

Pobre de la cama, de tener vida se la pasaría enfadada por estar hasta altas horas de la noche sin quedarse quieto.

Pero aunque el ser humano sepa que la culpa es suya, es más fácil dejarle la carga a otra persona, y Levi lo reconocía.

Estaba agotado, fatigado, tan cansado... Sus pies removían las sabanas bajo de ellos, clavando a veces los dedos, tanto de ese par como los de sus manos.

Berlín estaba de lo mas fresca. Pero el bochorno que se apoderaba del omega no le dejaba mucho oxígeno.

Y jadeaba, tenia los ojos aguados la boca ensalivada, la espalda le dolía, cualquier posición solo le hacia gemir en susurros.

No pudo más.

Quito las cobijas casi que con una patada, su rostro estaba caluroso, la espalda de su alfa mostraba cuan calmado se encontraba. El reloj marcaba más de las tres de la madrugada, el calor en su estómago más movimiento molestoso.

¿Qué le ocurría a Levi?

Sencillamente podían ser dos cosas juntas. Una mala digestión por comer dulces hasta tarde mediante hacia un trabajo digital —ya no debía ir a la oficina, pero eso no evitaba entregar vía web—. O, que el engendrado estuviera tan desesperado por hacerle saber que estaba dentro de sí, que le provocó moverse sin piedad por primera vez a esas horas.

Tenia una semana sintiendo cólicos, como gases dentro de su panza que pasaban inadvertidos, pero las primeras patadas fueron cuando apago la computadora y volvía a la habitación para dormir plácidamente.
Aunque tampoco es que se hubiera quedado dormido tan temprano. A la media noche se recostó en su nido de amor. Entonces no había cerrado los párpados en todo ese tiempo, y Eren roncaban desde antes de comenzar el informe.

— Vamos bebé... Déjame dormir... — musitaba para su abultado tronco de veintisiete semanas. Tenia frustración, quería dormir.

Ya faltaba poco para que acabara el segundo trimestre de su embarazo, con veintisiete semanas y seis meses contando.

Existía un dicho. El cual Kuchel le gustaba utilizar cuando se presentaban ese tipo de casos durante las noches de desvela para cuidar a sus hijos enfermos «todos los males, se revuelven en la madrugada». Y tenía tanta razón en sus palabras, que el azabache maldecía a las supersticiones.

El ardor en el esófago le lleno la boca de saliva. Su cuerpo le estaba pidiendo vomitar.

Suspiro, casi que con ganas de llorar, pero no dejó ninguna lágrima afuera.

Odiaba, odiaba tanto las náuseas, detestaba la sensación que producía.

Y por otra parte batallaba por dejar dormir a Eren, no quería pedirle ayuda, su alfa tendría clases al salir el sol y no le regalaría el trasnocho que su rostro mostraba.

Se levantó, sus manos se aferraron a la cómoda camisa de unas tallas más grande, lo aventado de la pancita y el ombligo salido de manera adorable.
Nuevamente sus glándulas salivales producieron más líquido.

Abrió la puerta del baño casi que azotándole, la luz prendida. El retrete listo para la expulsión.

Una, dos, tres veces dio arcadas.

Las primeras fueron espuma con un olor ácido y dulce, el colorante de los caramelos. Las siguientes contenían la cena y el jugo gástrico.

Para lo último solo expulsaba la bilis.

Sus lágrimas no se retuvieron más, estaba arrodillado frente al trono, sentía el cuerpo pesado.

— ¿Por qué no me llamaste? — la voz adormilada del alfa le dio confort. Rápidamente fue ayudado a levantar, abriendo el grifo del lavamanos para limpiar su rostro y boca.

— No quería molestar... Sabes que podía hacer esto solo — secó su rostro con la toalla que el moreno le pasó. En su espalda el abrazo cariñoso del alfa le calmó.

— Así no puedo ayudarte, ¿Crees que dormido podré apoyarte telepáticamente? — el reflejo en el espejo mostró la sonrisa cansada del omega.

Una que se borró al sentir otra patada dentro de su piel.

— Eren — su voz le fue sorpresiva a el moreno. Tomo las manos del más alto, las posicionó en el punto del movimiento y fue allí cuando el rostro del castaño cambio drásticamente.

— ¿E-es? ¡¿Se está moviendo?! — Levi cerro sus ojos, restregando su rostro en el hombro del joven— ¿Cuándo comenzó?.

— Tiene unos días tratando de hacerse notar, pero hoy esta alborotado — entonces los besos en parte de su mejilla izquierda al igual que en su oído no se hicieron esperar.

— ¿Por esto no puedes dormir, o debería recordarte no comer golosinas por las noches? - las palmas seguían acariciando la barriga.

— Ya no comeré basura. No quiero volver a pasar por esto — aquéllas feromonas al entrar por sus fosas nasales le provocaban ganas de sonreír— Vamos a dormir...

Y a paso lento, con un contoneó casi bailable volvieron a la habitación.

Aquello que había salido de su cuerpo le calmó bastante. Tener a Jaeger a su lado le daba fuerzas y la cría sólo le traía felicidad.

Oscuridad en el cuarto, el brillo del ventanal.

Ya no habían quejas de sus labios por el movimiento en su vientre y podría jurar escuchar un vals, de lo más romántico, mientras Eren besaba cercano a la glándula encargada de producir su dulce aroma.

Entonces se separan para acomodar nuevamente su desorden, pero cuando los dos cuerpos se reencuentran dentro del nido; el calor sobre protector aparece y los fuertes brazos del moreno le rodean.

Están de frente, pueden admirar los ojos del contrario, sentir sus pestañas contra la piel, rozar sus narices en un beso esquimal, ajustar sus respiraciones en sincronía.

El bebé vuelve a moverse. Y ahora el alfa le mima hasta pasar la patada.

— Sí vuelves a sentirte mal. Llámame.

— No quiero ser una carga. Debes dormir para la universidad — habla bajo, es de noche y no hay necesidad de subir su tono.

— No iré a estudiar sí te encuentras mal.

— No te despertaré — culmina.

— Pues entonces.... No cerraré los ojos hasta estar completamente seguro, de que duermes bien — sonrió. Pero la oscuridad no evita la armoniosa aura romántica que se plantea en la cama. Un suspiro por parte del omega y cierra sus ojos.

— Tienes el sueño pesado, no creó que hagas eso — ríe bajo.

— Por ti lo haría — entonces la mejilla del azabache es unida a unos labios, el sonido es gracioso y satisfactorio— ¿Te sientes mejor? ¿Quieres que vaya a la cocina por agua?.

— Quédate así... El agua llama al vómito, o eso decía mamá — se toma un momento recordando los consejos— Me siento — niega rápido— Se siente bien entre tus brazos, se a calmado...

— Quiero tenerle entre mis brazos — exclama su fantasía— Ya quiero saber sí es niño o niña. Pelear contigo por consentirle, estresarme por sus berrinches, escuchar su llanto al pedirte alimento, oler su fragancia, besar sus mejillas.... Te prometo ser un buen padre, pero tu debes prometer amarle tanto como o más de lo que yo lo haré.

El de ojos grisáceos abre sus párpados, su corazón late desenfrenado, es algo realmente hermoso — Lo prometo. Aunque no era necesario, se que al verle me enamorare a tal grado que sería capaz de dar mi vida.

— Entonces yo seré capaz de no solo dar mi alma, también toda mi vida para cuidarle.

— Tendrás que pelear contra mi. Porque estoy seguro que me querrá más...

— ¿Con lo cascarrabias que eres? No creó.

Levi bufa divertido y se esconde entre el cuello contrario — Así tu me quieres, ¿No?.

El castaño asiente con alegría, las caricias prosiguen y pasan los minutos, el silencio es grato, solo el sube y baja de los cuerpos. Lo caliente de las frazadas, la pijama suave de Levi. El calor del torso descubierto de Eren.

Y entonces duermen, todo se a calmado, es realmente agradable y gustoso esos momentos de paz, luego de la tormenta.

— ¡Levi! — la mujer le abrazo con mucho amor. Emocionada sin dudarlo— ¡Mírate cariño! ¡Estás tan gordito y lindo!.

— Mamá, por favor para — se ruborizó ante tanto pegote—, no a pasado mucho tiempo.

— ¡¿No a pasado mucho tiempo?! Hijo, estamos en abril y tu vientre esta enorme — luego cambio su tonalidad a una muy dulce y aguda—, en navidad estaba chiquito y planito.

— Sigue siendo chiquito — la voz grave de un alfa le hizo temblar.

— ¿Kenny? — preguntó perplejo.

Su madre estaba apunto de explicar, pero el entrecejo fruncido del omega la calló.

— Hola mocoso — esa sonrisa, el saco con olor a tabaco y el sombrero que parecía ocultar la calva.

— ¿Mamá? — le miro molesto, no entendía del todo.

— Vamos hijo, tu tío fue quién me trajo, además, quería verte. Isabel tenía muchas cosas que hacer y esta con Jackson, ¿Por qué no dejan sus líos de lado? ¿Sí?.

Kenny rió como solo el lo hacía, se acerco a el azabache y antes de darle el abrazo familiar —lo típico— Levi se alejó dando la mano.

— Gruñón — dijo el alfa del sombrero al saludarle.

La primavera era tan colorida.

El vestido informal de su madre moviéndose al caminar, su cabellera oscura con los brillos de pequeñas hebras plateadas, la piel maternal donde reposaba luego de la cena, la voz delicada y dulce que le cantaba nanas.

Era Kuchel, la mejor mujer en su mundo con Isabel después.

Y no es que le tuviera rabia a Kenny, pero algo debía dejar en claro.

Kenny era una mierda.

Muy molesto, muy fastidioso, le gustaba joderle la paciencia con cualquier cosa.
Claro que tenía sus razones; el único omega varón de la familia, además de Uri, un amigo muy cercano, que aunque no fuera de sangre, los años lo volvieron parte de los Ackerman.

Kenny quería que su sobrino; de la ultima casta de la jerarquía fuera fuerte, contra las criticas, los malos tratos y la negatividad por ser un omega varón « hubiera nacido mujer todo sería más sencillo». Pero no, el destino le regalo el poder de concebir vida dentro de él, de calmar o alterar a los alfas y ser un ser sumamente extraordinario.

¿Quién podría hacer cambiar la opinión del alfa más arrogante, dañino y orgulloso del mundo?

Solo un omega podría.

Pero eso no evitaba que por otra parte fueran débiles y sumisos. Por suerte esas partes los volvían aún más fuertes, ya que pelear contra eso que eres todos los días, te da experiencia, valor y sobre todo poder.

Claro, Kuchel le defendía, pero también comprendía las acciones de su hermano.
El abuelo era un alfa, casado con una beta ¿De donde salen esos genes tan extraños, sí nunca se presento un omega varón? Parte del padre fugitivo.

— ¿Qué tal se a comportado Eren? — su madre preguntaba. Luego volvía a sorber del vaso con el jugo natural del almuerzo.

Kenny le dio hambre luego del viaje.
Kenny los llevaría a comer.
Kenny paga la cuenta.

— Está muy... Atento — los ojos del viejo se pasearon por el rostro del azabache con una sonrisa.

— ¿Entonces te encontraste a un empalagoso alfa? ¿Y esos gustos sobrino? — voz molesta, de inmediato Levi arrugó los labios.

— No conoces a Eren, cuando le conozcas verás lo buen hombre que es Kenny — una Kuchel sonriente cortó la tensión.

— Pues pobre del chico, tener que vivir con Levi. Es vivir en un juego muy difícil.

— ¿Tu que sabes viejo embustero? — respondió entre dientes el de ojos azules.

— Solo digo por experiencia.

Si no interviene de seguro se arma la batalla — Bueno ustedes dos, tranquilos, vamos a comer para poder seguir ¿Vale?.

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— ¡¿Aún no saben el género de la criatura?! — Kuchel estaba sorprendida, algo dramática. Pero más que nada triste, quería comprarle tantas cosas a su primer nieto, y no podría hacer eso sin saber el género.

— En la ultima consulta no se dejó ver... Pero tienes suerte, esta semana tenemos que ir — mostró una sonrisa ladina.

— ¿Han pensado en nombres?.

— Claro mamá.

— Es que aún no puedo creer que mi bebé tendrá un bebé — mostró un pequeño puchero en modo de juego mientras acariciaba los cabellos de su primogénito.

— Mamá...

— ¿Y bien? ¿Cuáles son los nombres? — Kenny parloteo. Estaban dentro de la camioneta de su tío, el manejaba entre las calles de la ciudad para realizar una diligencia personal.

— Sí es niña, Eren quiere llamarla Louis... — responde.

— No suenas muy convencido con ese nombre, cariño — la omega le hace ver su tono.

— Bueno, es qué, no me gusta... Y de ser un varón, quiero llamarlo Noah.

— Está bonito — sonríe la copiloto— ¿Qué dice él?.

— Si le gusto...

— "Noah" tiene un gran significado — retumban las palabras del Ackerman. El semáforo esta en rojo y comienza a articular— Es paz, tranquilidad, un sentimiento reconfortante y grato. Es un buen nombre.

— Pues... Dentro de mi no se a comportado como debería — el sarcasmo corta lo que decía su tío, y el ambiente poético es arruinado.

— Tú tampoco eras para nada tranquilo Levi — habla Kuchel—. Pero mírate, que relajado eres al crecer.

— ¿Relajado? Cuando le conviene.

— No digas ese tipo de cosas Kenny — le regaña la azabache.

— Dejando el nombre de lado. Mamá, no necesitas regalarme nada, es bastante bueno de tu parte, pero sabes que no me gustaría verte gastando dinero.

— ¡Oh, hijo! De eso también quería hablarte ¿Ya tienen todo preparado? ¿Compraron todo?.

Y podría decirse, que internamente Levi se estaba preparando para las quejas de su madre. Porqué él sabía que de seguro no tenia ni una cuarta parte de lo que la omega imaginaba.

Mucho crecimiento personal como físico, lazos de pareja mejorados y comodidad hogareña.

¿Y el ferrocarril?.
El trabajo lo tenía sencillo. Todo lo hacía en el departamento y enviarlo por correo era lo más cómodo. Pero para finales de mayo sería la apertura. Y el tendría que ir a dar la cara como el arquitecto encargado de la obra, o en cierta parte, pues muchos de sus puntos fueron encargados a otro militar.

Independiente de eso, la inauguración era un tema muy importante y el iría para ver que tan genial había quedado su proyecto, y sí, su rostro estaría en lo alto, mostrando su orgullo y diciendo cosas como «yo hice esto» se lo merecía.

Los libros de medicina de Eren hacían una pequeña pila en el comedor.
Empezó "tarde" las clases, pero si se lo proponía podía alcanzar a los de su curso, y es que prefería mil veces eso, a tener que esperar el año siguiente el lote que comenzaría la carrera.
¿Estaba difícil? Por supuesto. El chico dormía durante la noche con un cansancio infinito, lo cual parecía una batalla contra Levi, por ver quién de los dos estaba más exhausto. Pero en el día no había un momento donde no estuviera haciendo algo, estudiaba, entregaba, se reunía con varios de la facultad, volvía a salir, llegar al departamento y seguía con los deberes o ayudaba a el gestante con cualquier petición. Así hasta llegar a la cama y quedar rendido esperando con ansías los fines de semana para estudiar con más calma.

Lo único que le provocaba fatiga. Es que tenía que hacer muchos trabajos de campo; es decir, no quedarse en un solo lugar. Era medicina ¿Qué se podía esperar? Y la teoría era compleja, suerte que varios de sus compañeros le ayudaban, tal como Marco Bott e Ymir.

La chica de pecas y Marco, obviamente estaban más adelantados que el alfa. Pero eso no impidió que Eren se hiciera amigo rápidamente del beta. Ymir era un poco... Más... Jodida para crear amistad.

¿Y la tía Hanji?.

Levi estaba agradecido con los dioses y el universo por no tener que ir al plantel, no tenía que ver a la loca de anteojos molestándole y haciéndole enfurecer con sus chácharas, preguntas y fastidio por el cachorro.
Pero eso no evitaba los mensajes que ciertas veces leía en su buzón. Y ciertas veces era dejarle en visto y olvidarse de ella.

Realmente era bastante malo, y por supuesto que el omega lo reconocía. Le daba mucha fatiga tener que lidiar con los demás y estar encerrado en la casa era la mejor forma de mandar una indirecta muy directa.

Además, también en su mente se encontraba el supuesto viaje de verano a Warnemünde, no quería playa pero no tenía otra opción.

Pero en ese momento no se encontraba en el departamento. Encerrado y acostado entre un nido de sábanas, almohadas y cobijas.

Estaba recostado en la silla que le hacia sentir extraño, con la mirada de su madre colocándolo nervioso y un Eren sonriente sosteniéndole la mano.

— Bueno, ya saben como es esto — Gregory exclamó divertido. El gel en el vientre y la maquina de ultrasonidos prendida.

Era el momento de la verdad.

¿Se dejaría ver la cría?.

¿Podría por fin saber Kuchel si sería una nieta o nieto?.

Sonido distorsionado. El frío de la sustancia, movimiento repetitivo sobre la piel y el grisáceo apareció.

— Oohh — la voz de la fémina capturó la sala— esta formado y chiquito... La nariz y... ¡Mira! ¡Las manos! — tal parecía que la abuela sería la primera en llorar.

— Si prendó la otra pantalla se podrá observar con más detalle.

— Si por favor Doctor — inmediato respondió la Ackerman.

Un botón y la imagen marrón con distintos tonos cobrizos aparecieron.
Las mejillas, la formación de sus labios entre abiertos. Los movimientos que comenzaba a ejecutar.

— ¿Ya quieren saber? — Gregory sonrió, en realidad le daba mucha felicidad ver a la madre del azabache en la sala. Pues al conocerla entendió que la señora era una persona increíblemente honesta y buena.

— S-si — afirmó Levi a la pregunta.

— Bueno... — removió el objeto en la panza— Están, de suerte, se ha dejado ver.

Apuntó con su dedo sonriendo, los latidos de Eren retumbaban cual tambor, mantenía una sonrisa algo tonta.

— ¿Ven eso? Pues niña... — se tomó un momento—... Niña no es — sonrió.

Levi río ante el nerviosismo.

Kuchel se emocionó lo suficiente como para llorar. Al igual que cuando descubrió que sería abuela.

— Felicitaciones. Tendrán un niño — el beta le dió la mano a Jaeger como muestra de felicitación.

Luego de limpiar el estómago del omega se levantó para escuchar los comentarios del doctor.

— Estoy bastante alegre por ustedes, su embarazo es muy sano y usted mismo puede notarlo al ver el cambio físico. También me parece extraordinario que se hayan acabado la guía, pero eso no evita que se siga cuidado — recalcó— no pierda lo que a conseguido. Siga tomando las vitaminas y pastillas que le recete, procure seguir comiendo cosas saludables — en ese momento Eren tocó el hombro de Levi disimuladamente. El más que nadie sabía los aperitivos de su omega.

— Muchas, muchas gracias — Kuchel sonriente hablaba— Yo estaré al pendiente durante mi estadía que él siga cada paso, y de irme dejaré a mi yerno al cuidado tanto como yo.

Al escuchar la palabra "yerno" un muy notable sonrojo se instaló en el alfa.
Rayos señorito Jaeger, pocos adulos le hacen avergonzar con rapidez.

— Podríamos comenzar a planificar la cesárea — comentó el doctor—, por lo previsto nacerá a mitad de julio.

— Suena muy bien — le respondió el omega.

Unas cuantas palabras más, unas menos.
Pero la felicidad que sentía el pecho de los padres era mutua.

— Mamá ya no llores — el ojiazul prestaba un pañuelo para que las lágrimas de cocodrilo que soltaba su madre se desvanecieran.

— Es que estoy feliz hijo, le contaré a Kenny cuando pase por mi, y verás como también se emociona — se tomó un momento mientras secaba las gotas— ¡Imagina como estará Isabel y Farlan! ¡Oh, cariño!.

Ya no estaban en el consultorio y era bastante liberador, la omega de cabellera negra tenía varios días en Berlín. Y tuvo la grandiosa suerte de poder participar en esa revisión.

Sí bien todo era alegría y felicidad. La pareja no se salvo del regaño bien merecido por no tener todos los elementos que utilizaría un bebé en la casa, luego de eso la misma Kuchel salió con ellos a comprar y así hasta que llegó el día de la consulta con Gregory.

Eren adoraba a esa señora. Era un "no sé qué" que le provocaba. Tal vez la falta de una madre, pero ver a Kuchel le recordaba a Carla, el amor incondicional de su madre. Aúnque Kuchel era un precioso bizcocho al lado de su fuerte beta. Porqué Carla si era estricta, pero eso no evitaba el extrañarle y estar agradecido con Kuchel por ser una mujer perfecta.

Y era cierto, cuanta falta le hacía Carla. Porque al final era su mamá y fuera difícil o no, era esa persona que le cuidaba y con tal de verle a salvó daría la vida. Lamentablemente no estuvo con ella en su desarrolló y en los momentos más difíciles, horribles y duros de su vida. Pero con los fragmentos de la infancia y las sonrisas al sol era más que suficiente, ahora podía ver aquélla química maternal en Kuchel y Levi. Y le nutria el corazón.

— Noah... — susurraba el omega al acariciar su panza en el sofá de la sala— Te llamarás Noah Ackerman Jaeger. ¿Te gusta?.

— Dirás Noah Jaeger Ackerman — llegó de improvisto el castaño. Se arrodilló para poder postrar su rostro en el inflado bulto y sonreír—. Tu te casarás conmigo y llevarás mi hermoso apellido.

El de piel lechosa bufo — Ya quisieras. Si nos casamos olvida que llevare tu apellido. Llamarme igual que Zeke es una deshonra.

— Uy, pero que vengativo — bromeó besando la panza— Sí Noah escuchara, lo cuál hace, te reprendería por llevarte mal con la familia de papá.

— ¡Pufff! ¡¿Por qué ser flexible?! Que se vaya a la mier-

— No seas grosero — calló con su dedo la boca del ojiazul—, hay menores. Debes respetar.

— ¿Lo dice quién me hizo el amor embara-

— Nop, nop, nop — sonreía—. No sigas, hay que usar filtro de bebés.

Eren a veces se podía comportar tan infantil. Otras muy serio, pero cual sea su comportamiento era realmente divertido estar con él.
El capitán sólo rodó los ojos divertido.

— Cielo... Deberías cantarle — el comentario de su madre, hizo que detuviera el dobles de los conjuntos del bebé.

— ¿Cantarle? ¿Para...?.

— Yo lo hacía contigo, es importante estimular a la cría con música y que escuche tu voz — las mejillas rosadas de la matriarca se elevaron.

Las cajas de varios objetos estaban en el suelo de la sala. El sofá estaba repleto de ropita y el olor a nuevo en las telas era un poco desagradable.
Luego las lavaría, así quitando el aroma a tienda, para poder acomodarlas en algún cajón.

Parecía que la cuestión del embarazo hacía más emoción a la abuela que al propio papi. Pero no era que negará la alegría que llegaba a sentir, también debían entender que muchas emociones eran agobiantes y su espalda baja dolía un poco.

Y Eren escuchaba la conversación mientras detenía su andar por el pasillo del departamento, la pared no dejaba ver su cuerpo, así que de seguro ellos creerían que seguía en la habitación.

— ¿Y que podría cantarle?.

— Cualquier canción cariño, al tenerlo debes recordar que no estás solo, inclusive podrías comentarle tus inseguridades... aunque no recibirás respuesta — dio una risa baja—. Siempre eres tan serio y algo despistado, pero desde chiquito eras inseguro y muy sentimental, lo malo, es que no lo demuestras hijo... Como madre aprendí a leer tú humor ¿Crees que hay otra persona en este mundo que pueda saber cuánto miedo interno sientes?.

El alfa se sorprendió un poco, realmente el carácter de Levi no dejaba caer su rostro y el lazo demostraba muchas cosas, pero el miedo no fue una de ellas. ¿Sería insensible de su parte pensar eso?.

— ¿Qué tienes en la mente? — la caricia de la omega le hizo cristalizar los ojos.

— A veces no entiendo, cómo puedes saber lo que pienso.

— Soy tu mamá, eres mi precioso bebé omega, y lo que sentí al tenerte en mis brazos, la primera vez, ver esa bolita de nieve entre mantas suaves es algo... Inefable... Cuando Noah nazca entenderás.

— Ja... — suspiró. Sentir ese olor a coco suave, el pulgar de su madre en el pómulo derecho—... Sí tengo miedo, nervios e inseguridad, pero dudas no. No dudo de tenerlo o algo por el estilo, tengo miedo de cuan bueno puedo yo ser ¿Tú piensas que podré darle todo lo que necesite? ¿Qué me querrá lo suficiente y seré un buen ejemplo? ¿Seré un buen papá?.

— Hijo... ¿Yo fui una buena mamá? — respondió su pregunta con otra pregunta.

— Obviamente. Por supuesto que sí — el ojiazul contestó.

— Yo pienso que pude darles a ustedes tres, hablo de Farlan, Isa y tú, una mejor vida. No me arrepiento de nada, ni si quiera de haber estado con tu padre, porque de una entrega por amor naciste tú — ahora era el turno de Kuchel para lagrimear— Ok, me dejó al enterarse. Pero que hermosura salió de aquel alfa callado y picarón.

— Que hables de mi padre como algo bueno siendo malo, hace que no pueda tomarme esto enserio — mostró una media sonrisa.

— Es que fue bueno — recalcó— Solo tenía miedo y yo también lo tuve. Pero quería mirar estos ojitos llenos de vida, cargar un pedacito de mi primer amor. Y no lo hice tan mal, porqué hasta el primer nieto me darás — tragó saliva— ¿Tienes miedo? Es normal. Y esas preguntas que se debaten dentro de ti están respondidas, si lo amas y quieres, serás lo mejor que Noah podrá tener... ¡Ah! ¡Pero tú la tienes aún mas fácil que yo!.

— ¿De qué hablas? — respondió divertido.

— Tienes pareja, te ama, ama al cachorro y velará por los dos. La responsabilidad no esta sólo en tu espalda, también en Eren, y él se a entregado totalmente a ti. Yo fui papá y mamá la mayor parte, Levi.

— Razón tienen tus palabras... — contestó.

Kuchel quito su mano del rostro contrario para acariciar el hombro — Pues ya despeja la inseguridad y miedo, no digo que no lo sientas, pero siempre recuerda que no estás solo. Eren te apoya y tú lo apoyas, sí los dos están motivados ¿Qué no pueden lograr?... Te quiero mucho hijo y también quiero a las parejas de mis bebés, siempre y cuando sean buenos — una sonrisa socarrona hizo reír al capitán.

— Yo también te quiero mamá.

Y sí, la señora Kuchel era la madre creadora de aquel ángel que por nombre llevaba Levi.
O eso pensaba el moreno.

Y sentía admiración por aquella omega.

A tres meses de tener a la cría en brazos y si el departamento seguía llenándose de cositas de bebé, alguno de los dos terminaría peleando por el amor de un ser que aún no nacía.

Sea castaño o azabache. De piel acaramelada como el alfa o pálida como el omega, de ojos cual esmeralda acuosa o zafiro platinado.
Gordito o flaquito, callado o parlanchín, cascarrabias o muy relajado.

al crecer su casta es distinta a la de sus papás.

Sea como sea Noah sería amado no solo por sus padres. También por familia y amigos.

Porqué ese bebé, merecía el amor con el que se fue forjando la relación.

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