🎀 Sexta entrega - vísperas |2|
Nuevamente dedicado a mi alma gemela y osita del corazón disculpa que lo haya dividido, pero sabes que no soporto explicar a medias.
Te amo darling pero KOI JA NAI.♥
🎀
Al final, los dos últimos cachorros de gato fueron regalados.
Tras un mes y medio cuidando de ellos y Miau, a Levi le habían llegado varias pedidas por los gatitos.
El siamés, de nombre Orión se fue con una alfa muy amistosa y que lo trataría como un hijo real.
Su pelaje blanquecino con toques marrones y grisáceos en los bordes, tenia unos ojos azules tan hermosos, que al mirarlo detenidamente el niño se encontraba con lila y violeta antes de llegar a la iris.
La hembra que fue bautizada como Pompom, por cierto personaje que alguna vez leyó y las calabazas por el color de su pelaje; fue entregada a una familia de betas que deseaban un gato.
Hizo la buena obra de un niño tras esforzarse con mucho esmero por todos los bebes, su madre se sintió orgullosa. Y sus hermanos estaban felices, cuando los dos gatos crecieran podrían verlos, ya que los nuevos dueños eran buenas personas.
Quien le diría al pequeño Levi que por cuidar unos gatos aprendería una valiosa información.
Quien creería que gracias a que mantuvo a recién nacidos con vida sin nadie pedírselo, le regalarían la oportunidad de también crearla.
Cuando su primer celo apareció en mitad de una clase le llegaron los recuerdos de sus cuidados y los mininos. ¿Por qué? No estaba seguro.
Pero luego de entender lo que era ser un omega, le agradeció al universo o al cosmos por haberle enviado a las crías de Miau.
Esa experiencia le hizo mejor persona aunque sonara trivial, le dio incentivos de paternidad.
Y volvería a las trasnochadas, solo por cuidar y verlos crecer otra vez.
Culminación de un recuerdo.
Levi durmiendo era un ángel.
Gracioso y cómico al ver quién era él que lo decía mentalmente. A no ser que Eren pensará de más y entendiera que nadie es lindo durmiendo, por excepción de los bebés.
Pero Levi si se veía esplendoroso mientras soñaba.
No tenía baba en los labios ni mejillas, se movía poco pero lo suficiente para siempre quedar en una posición favorable de modelaje, si el alfa pudiera sacarle una foto, la entregaría a cada museo de Alemania solo para exponer la delicadeza tras un demonio.
¿Un demonio...?
No, si fuera un demonio sólo seria una cuarta parte y ni eso.
Era un ángel con mal genio.
Un ser que se protegía con malas palabras y el entrecejo fruncido. Cuando por dentro era suave y dulce como un ponque.
Eren disfrutó del aroma avainillado sobre la cama, esos toques de coco que llegaban de repente. Escuchar los suaves suspiros que soltaba, el sube y baja de su respiración, mirar la piel de lirio a través de la oscuridad, notar lo delicado de su cabello oscuro, cada hebra más fina y azabache que la otra. Mirar como debajo de sus párpados los ojos se movían; él soñaba.
¿Se había enamorado?
Tal vez... Realmente el lazo lo confundía e igual saber que esperaban un bebé, él quería protegerlo, cuidarlo y mimar de mil y un maneras al omega. Pero sabía que eso era su alfa interno.
¿Entonces cómo diferenciaba las emociones reales?.
El querer hablar, reír y llorar junto a Levi era el mismo. Salir y comer, pasear, ir de compras y cada día estar ahí para el capitán era lo real. Regalar sonrisas tras un chiste o comentario, desear abrazarle sin ningún motivo al verlo contento, querer besar sus mejillas cuando estas están rojas.
¿Cuál es la diferencia de los sentimientos que le regala el lazo a lo que tiene dentro de él?
Casi ninguna.
Excepto que lo que él quería dar internamente era total y completamente incondicional. No esperaba nada a cambio de dar su amor.
Y si eso llenaba a su omega era lo único que le importaba.
— Buenos días Levi...
Estaba realmente feliz por saber que el azabache había crecido rodeado de amor.
Durante la semana Kuchel e Isabel la pasarían con ellos, al caer la noche regresarían al hotel.
El sol salio, y junto con él los Ackerman incluido cierto moreno a un mercado de ventas navideñas; ahí Kuchel compró los ingredientes para preparar diferentes recetas, inclusive les regalo por la ocasión algunos utensilios y bandejas. Levi aprovechó la oportunidad para comprar velas para la cena.
Tras eso, en el departamento se olía la mermelada de fresas y frambuesas. Galletas de mantequilla y azúcar horneadas mientras que Isabel conversaba con el alfa.
A Eren le hacia gracia ver como la omega madre le explicaba a Levi el porqué sus galletas quedaban mal.
O mucha mantequilla, o se pasaba de las tazas de harina. Y el de ojos azul platinado se irritaba arreglando la mezcla nuevamente.
El apartamento si parecía una residencia familiar, se sentía la alegría, el castaño sentía esa alegría. Y con ello los ricos horneados eran la gloria.
Habrían tres tipos diferentes de pan, Isabel quería preparar un postre frío; había mencionado hacer un pastel húmedo. Las galletas, ponche comprado —del cual Levi no podría beber por el alcohol— y un vino añejado de uvas.
Cuando a las mujeres les llego la hora de irse, en la cocina no se sabía que guardar y que comer para los días restantes. Pero ese aroma seguía presente tras dormir.
El veintidós. Farlan, el hermano del medio; viajaba para llegar a Berlín desde Hamburgo.
Cuando fue contado el embarazo del omega lo primero que se vio en su rostro fue una gran sorpresa. Seguido de una mala mirada para el castaño. Que al final fue aceptado, siempre y cuando Levi estuviera cómodo y alegre. Si no era así, al beta no le importaría defenderlo contra un alfa.
Pero, el de ojos celestes al ver la dinámica y los tratos, entendió, que si su hermano mayor siguió adelante junto al cadete, era porque realmente se lo habría ganado.
Tomo la iniciativa de comenzar una amistad con Jaeger. A diferencia de la cobriza, Farlan era más calmado y muy profesional. El asemejaba más edad ante su personalidad, pero era otro mocoso como Eren, eran las palabras de Levi. Sólo que el mocoso de cabello claro, tenia un trato especial y de sangre.
El veintitrés llego y junto con eso las compras reales del día siguiente, faltaba preparar los obsequios y dos o tres platos salados. Nada que fuera difícil con Kuchel ahí.
Ver la química en esa familia era grata, el de piel acaramelada debía admitir que escuchó mas de una vez a Levi reír por algunas tonterías de sus hermanos y junto a eso trataba de ayudar en la cocina —cosa que asombraba, pues no era nada bueno. Pero la madre siempre le ayudaba y explicaba, haciendo que la creación quedara mejor—. Las bromas de Isabel más la explicación del momento que Farlan daba para entender de que rayos hablaba.
Cierto era que Eren conocía que los tres no eran del mismo padre, por excepción de Isabel y Farlan. Pero si la misma mamá, y el trío tenía algo parecido entre sí que era muy difícil evitar. Las buenas y realmente agradables personas que eran.
Los chistes de Isabel pasaron a ser más fuertes, mencionando que el único que heredó la altura del trigueño fue Farlan, así que él era el único en casa capaz de alcanzar un estante de especias. Por ello la omega no paraba de llamarle cuando cocinaba algo muy elaborado.
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Bajo el cielo de Berlín, la mañana del veinticuatro llegó. Nochebuena era ese día.
Pequeños montículos de nieve en las aceras se apreciaban. Los arboles sin hojas se mecían ante la brisa del invierno, copos y mas copos de cristal helado caen, los techos contienen la capa blanca de la temporada y las casas se visten para la ocasión con luces y adornos.
Varias luces en arbustos y troncos hacen presencia al caminar por las calles, música nostálgica que te recuerda a la niñez y muchas cosas mas.
La línea de la cama a sido pasada por una pierna infraganti y esta toca el otro cuerpo al extremo derecho.
Las mantas hacen entrar en calor, mientras la calefacción también trabaja, en las ventanas del departamento comienza a entrar los colores azules del cielo que iluminan. Las almohadas están tan suaves como un algodón y lo reconfortante de sus presencias les relaja.
Un movimiento del más pequeño hace que todo se vuelva más cariñoso, su rostro a centímetros del pecho del alfa, medio cuerpo fuera de su territorio. Eren se estira de apoco bostezando, y al ver al omega de su lado, le hace pensar si debería darle una suave y pequeña patada para despertarle.
Lo piensa seriamente mientras le llena de risa, pero entre el silencio dentro de la habitación y el canto de afuera prefiere dejarlo dormir.
Lo abraza, posa su brazo izquierdo tras la espalda del capitán y lo apega más a él. Su barbilla se acomoda en la cabeza del azabache, inhalando el aroma común que nutre su sistema. Siente la calidez que se apodera de su pecho, siente el lazo reforzarse. Cree poder volver a dormir sí sigue en esa compostura, aprisiona más al omega que tiene y en ese momento es cuando siente los latidos del contrario.
Sus dos pechos se tocan y el vibrante bombeo del órgano vital del azabache le hace enloquecer. Siente sus pómulos arder, los latidos no cesan, éxtasis del momento, cierra los ojos y sigue respirando profundamente el olor.
El cuerpo en sus brazos se siente tan pequeño, su piel lechosa esta caliente, al tocarla con sus brazos fríos se entibia y es reconfortante, se siente gloriosamente bien. No quiere despegarse, quiere quedarse así por las horas que pasen y pasarán.
La nariz no deja de oler. Besitos en la coronilla de la cabeza son dispuestos. Compara su altura desde su perspectiva y asiente gracioso al pensar que Levi es tan grande como un niño de primaria.
Compara su pigmentación con la de el omega. Y su piel es acanelada mientras el otro es tan blanco que cualquier toque fuerte dejara marca rojiza. Nota que tiene los labios rellenitos, su arco de Cupido parece un corazón aunque es mas fino que el suyo. Las cejas son delineadas, oscuras y no están gruesas. Las mejillas están comenzando a crecer y cada que las ve de rosa, algo se apodera de sus sentidos y no puede evitar sonreír al mirarlo.
Lo hace sentir tan lleno.
Quiere hacerlo sentir como él.
Va a llenarlo del sentimiento al amarlo.
Entonces pasan los minutos, y con estos los segundos, y los dos cuerpos se calientan entre sí mientras afuera sigue cayendo la nieve.
Un pestañeo es dueño del rostro de uno de los dos. Tan rápido pero suave como el aleteo de las mariposas en primavera, lo primero que notan los ojos azules son los cabellos desordenado del alfa, luego el brazo que le apega hasta su pecho y de ahí siente como el mentón del moreno esta en su cabeza.
Frunce las cejas al no entender por que Eren a traspasado la línea, pero cuando realmente observa bien; él es quién a sido arrastrado hasta la otra parte.
Posa sus manos en el pecho de Eren, tratando de alejarlo. Pero la voz grave del joven le hace asustar.
— Levi... — este se acomoda para verle el rostro. Sin dejar de abrazar al omega— Buenos días.
Al principio no entiende porque el alfa le saluda si se nota que habrá un regañó, pero el contrario solo sonríe liberándolo del agarré.
— Deberías dar gracias que no soy tan cruel como tú — refunfuña de manera chistosa Eren, ya separado totalmente toma asiento en la cama— Te hubiera despertado con un golpecito cuando pasaste tu lado.
Un bostezo se apodera de él antes de articular, tapa sus labios con la mano y prosigue — ¿No me arrastraste?.
— No — rápidamente exclama—. Tu solo llegaste.
Entonces la sonrisa sin cepillar del moreno se presenta, y Levi se apena un poco.
Y así comienza el día.
La señora Kuchel a ido a la misa mañanera junto a los hermanos del Ackerman. Pero por alguna extraña razón el omega no a querido ir —o eso es lo que le dice a Eren—. Mientras en el árbol de navidad se aprecian varios regalos, incluido el que él le a comprado al capitán, Levi arregla las cosas restantes para la salida junto a el alfa.
Es medio día, al caminar se nota la personalidad de la fecha. Se reencuentran a las afueras de un pequeño restaurante francés junto a Farlan y las mujeres Ackerman, sin embargo no entran a comer. Piensan caminar varias ferias navideñas locales y dejar el mercado navideño frente a el Palacio de la Ópera de último.
Nostalgischer Weihnachtsmarkt Opernpalais, o el Nostálgico mercado navideño frente a el Palacio de la Ópera; era un lugar para ir en la noche y disfrutar de sus decoraciones, luces y atracciones. Cada atardecer con música en vivo u obras artísticas, comida tradicional junto a los puestos de madera que contrastaban con el suelo de piedra tan característico. Ubicado en un lugar fácil de llegar y lleno de tanta historia como solo la Catedral le puede ofrecer.
Durante las visitas a los mercadillos locales han ido llenando el estomago con pasa bocas, una suerte el que no habían almorzado.
La nieve se hace presente, el frío es retenido por los abrigos que llevan, la bufanda roja del omega hace contraste con el beige de la suave chaqueta invernal.
Eren observa la sonrisa que se plasma en el rostro del azabache cada que prueba algo nuevo. A Levi todo lo que ve y entra en su organismo le recuerda a la niñez. Cierta canción triste se comienza a escuchar por el lugar.
Un niño que no tiene regalos de nochebuena le pregunta a su madre, el porqué das Christkind no se los trajo.
La madre le miente diciendo que tal vez el Niño Jesús le a visto haciendo algo malo.
Entonces le consuela con esperar el próximo año. Sin saber que fue la falta de dinero que sus regalos no estuvieran debajo del árbol.
El capitán recuerda haber llorado mucho de pequeño escuchando la letra. Preguntándole a su madre porque era tan triste y si el niño al final si logró tener su regalo de das Christkind.
Claro que ahora era un adulto y entendía.
Y Eren, lo mira. Tiene la nariz roja por el frío y las mejillas un tanto quemadas, el hidratante era bueno contra el clima. Pero la piel de porcelana era tan sensible que aunque tuviera todo el frasco, seguirían lugares enrojeciéndose ante el invierno.
No paran de hablar y visitar, comienza a verse el cielo rojizo, y Kuchel avisa que deberían volver y dejar el ultimo mercado para otra ocasión. Entonces el omega se niega y decide que hasta que no lleguen a ese, él no se irá.
Eren piensa que es algo infantil ante esa reacción. Pero entiende que es la fecha y el momento.
Al final cae el sol y junto a eso llegan mas luces y los focos, todo es tan brillante, acogedor. La comida huele mejor que nunca y las fotos del día serán un recuerdo de lo más grato. Un árbol enorme en el centro se aprecia, lo han instalado con tantos adornos que es el punto de varias personas para salir en la cámara. Árboles en hilera se presentan, de menor tamaño pero igual de decorados. En el fondo la estructura blanca del Palacio se ilumina, decena tras decena de focos. Las luces doradas resaltan contra lo blanco y armonioso de esta.
Entonces siguen las fotos saliendo, cada uno se toma de diferentes maneras e inclusive la comida tiene mucha presencia, un puesto vende vino caliente. Farlan compra una botella completa sin saber que en casa ya había.
Levi le regala el restante de papas fritas neerlandesas a Isabel, no le a gustado una especie en ellas. Pero su hermana se las devora diciendo que él es extraño.
Y el castaño se asegura que bajo la nieve, con millones de luces coloridas, con las mejillas rojas y las orejas un poco más. Con gustos un tanto raros o ímpetu. El omega es extremadamente hermoso sea cual sea su escenario, solo por ser él mismo hace que su corazón lata como el galopeo de un caballo desenfrenado.
Le encanta...
Llegan a el departamento.
Velas son puestas por el de ojos azules grisáceos, las enciende dando ese toque familiar. No hay un reproductor de música así que solo les queda conversar y que Isabel haga algún acto como cuando era pequeña.
Kuchel calienta la cena mientras que Farlan toma el vino añejado comprado hace días y deja el de esa noche para mañana.
Eren se niega a beber.
La cena se sirve. Las velas son elegantes, afuera neva, el árbol con la decoración platinada da el aura especial.
Degustan la ensalza de patatas y salchichas, Frankfurter Würstchen und Kartoffelsalat. El pavo horneado, algunos pedazos de carpa y así hasta que, quedan satisfechos.
Cuando todo acaba, los regalos son abiertos, cada uno le entrega el obsequio a su destinado.
Tal parece que todos tienen un suéter de lana que Kuchel les regala. Una caja algo pesada es entregada a el alfa por Isabel. Un reproductor de música -era necesario-, Levi le entrega a Farlan unas botas algo costosas y el le agradece al saber que en una salida las había visto y deseado.
Y así todos abren con apuro los regalos, algunos lo hacen con cuidado, sin dañar el envoltorio para reutilizarlo, otros como Eren e Isabel no le prestan mucha atención.
Entonces el moreno toma el regalo que le dará a Levi y este es pequeño, tras entregarlo; el azabache lo abre y saca un hermoso collar de plata, encuentra al mirar más la cadena un dije con una pequeña perla. Eren se lo pone con cuidado y nota el rosa en los pómulos del omega.
Y llega el momento de la viceversa, el de ojos azules toma el regalo y se lo entrega, el alfa lo abraza agradeciéndole, cosa que les hace reír. Un álbum de fotografías, y lo entiende, llenarlo de recuerdos y momentos pasados, para en el futuro verlo con nostalgia y sonrisas.
Le encanta...
Entonces llega el veinticinco, y es el día especial de alguien.
Eren toma la mano del contrario mientras a un no abre sus ojos.
La observa detenidamente, es delgada a comparación de él, ve sus venas verdosas, que no están tan resaltadas. Sus dedos son delgados y mas cortos que los de el alfa, son delicadas. Sus uñas ovaladas, pero alargadas; cortadas de manera pulcra.
Tiene las manos de su madre, tiene las manos como una mujer. Con su palma la abre, y las compara, por pocos centímetros es más pequeña, pero la palma de Eren es mas grande. Sus propios dedos son mas gruesos, las de el alfa son un poco mas rústicas pero siguen teniendo ese toque elegante gracias a la higiene.
Acerca lo suficiente la extremidad del omega y la besa, besa toda la superficie hasta llegar al dedo del corazón.
Lo besa y luego puede comenzar el día sabiendo que hace veintinueve años, un ser que se volvería especial para el nació, bajo la lluvia de copos helados, con las festividades en pleno apogeo. Con el calor de la madera en el invierno. Y el corazón agitado por lo hogareño.
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Tarta de Selva Negra, el alfa puede observar las cerezas marrasquino sobre la crema, cada pico de mezcla blanca tiene una separación de algunos centímetros hasta encontrar la próxima porción. Alrededor del bizcocho maní y pepitas de chocolate endulzado se puede apreciar, pero solo es cercano a la base, ya que gotas de chocolate con leche caen gracias a una capa de cobertura brillante.
En la base una hilera de crema chantillí hecha con manga y una boquilla que dejo hermosas marcas. Esta fría y húmeda gracias al almíbar que contiene cada capa.
Farlan saca la botella de Kirsch que a comprado la noche anterior "Porqué la había dejado para algo especial". Tras calentarla para tomar el vino como té, sirve un poco para Eren y para Kuchel.
Además del pastel, ciertas comidas hechas con lo sobrante del día anterior. Pequeños aperitivos hechos con pavo, las galletas y panecillos, además de las gaseosas y bebidas endulzadas.
El moreno se detiene un poco mientras su reproductor a sido estrenado y en el se escucha música bastante agradable para el oído. Esta parado cercano a la entrada mientras con su mano sostiene la copa con vino de cereza, toma un sorbo y analiza seriamente.
¿Cuándo su departamento se volvió tan divertido?.
¿Cuándo se lleno hasta quedar cansado limpiando los desastres?.
¿Es la primera vez que tiene tanta comida casera que sí sera consumida y no desechada?.
Entonces sus ojos verdosos y entre cían, se posan en el omega que charla animadamente y un poco odioso con una chica de cabello cobrizo. Tal vez le explica algo. Ya que mueve sus manos, pero por un momento una reluciente sonrisa se apodera de los labios del azabache haciendo que el castaño también sonría a lo lejos.
— Eren.
Voltea su mirada y es la matriarca. También tiene una copa de Kirsch ya a medio tomar, el cabello liso y negro, realmente el primer hijo es la copia exacta de la señora.
— Te diré algo — se tomó un momento—. Es algo que nadie a podido hacer y tu lo haz logrado.
Jaeger vuelve a tomar un trago de su vino, el simplemente asiente escuchando con atención.
— Levi hace algo contigo que jamas había hecho con nadie — salió una risilla algo baja—, a él le brillan los ojos contigo.
— Yo... No entiendo disculpe — se rasca la nuca sintiendo el moño que aprisiona su largo cabello.
La omega se carcajea por lo bajo y vuelve a sonreír — Te explicaré, cada vez que hablan, cuando están juntos. Hay ocasiones en donde le haces reír o el te responde de mala forma... Simplemente por tu sola presencia los ojos de mi niño brillan — y ella cierra los párpados como si pudiera sentir las emociones del primogénito—. Sonríe sin darse cuenta y su brillo es real, se siente en confianza contigo Eren, pero sólo no se a dado cuenta.
El alfa recibe el olor a coco, de una manera tan maternal y nostálgica que entiende el aroma de Levi por encontrarse en estado.
— Me siento alagado... Pero... Realmente el sigue siendo bastante repelente — su rostro hace una mueca de resignación extraña.
— ¿Repelente? No te haz dado de cuenta... Dale tiempo y notaras la diferencia, solo te pido algo — Eren presta suma atención—. Cuídalo ¿Sí? No le hagas daño.
— Se lo aseguró. No haré nada que lastime a Levi.
Afuera ya no caía nieve, cierto era que las calles estaban limpias y aún se notaban algunos montículos, pero de a poco todo volvía a ser tranquilo y acogedor.
El arbolito con sus luces parpadeantes era maravilloso, sus ramas verdosas y oscuras hacían contraste con las paredes color pastel, sus focos brillaban resplandeciendo los suelos. El cielo se tornaba de colores cálidos y rojizos.
El momento de cantar y partir la tarta llegó.
La vela se encendió, junto aplausos y melodía de las cuatro voces exceptuando a el cumpleañero. Tras unos minutos y la culminación de la canción, la vela fue apagada por un soplido, las luces fueron encendidas y el cuchillo en manos de el azabache corto la primera rebanada.
El bizcocho era delicioso, dulce gracias a el almíbar. Era cremoso por la chantillí, el chocolate crocante y las cerezas brillantes gracias a su jugo.
El vino se término, y la nariz de Eren se encontraba algo roja.
No soportaba el alcohol ni porque fueran pocas copas.
Farlan admitió que no fue buena la idea de haber comprado Kirsch si el alfa se lo tomaría todo casi solo, y en realidad no era la culpa del moreno que fuera tan dulce la bebida.
¿Algún regalo?
Si. Uno que otro obsequio pequeño, más Kuchel comenzaba a jugar comentando que pronto tendrían que regalarle a el cachorro que se aproximaba y no a los padres.
Entonces se despidieron de los Ackerman. juntos arreglaron el desorden, Eren recordó entre su estado de embriaguez una sortija, algo diminuto que había comprado solo para que hiciera juego con el collar.
Fue a buscarla, encontrándola en un cajón de la mesita de noche. El exterior era oscuro y suave, adentro había una almohadilla. Y volviendo sus pasos a la cocina, de manera desprevenida abrazo a el omega.
— Feliz cumpleaños... — la voz la tenía cansada. Era sueño. Entre su mano derecha la cajita fue mostrada, Levi la tomo un tanto indeciso.
— ¿La debo abrir? — lo miró. El moreno sonrió asintiendo con la cabeza, soltando el abrazo y mirando como de apoco sacaba el anillo.
Brillante plata. Las mismas piedrecillas del collar, sólo que esta en cantidad y junto a esto figuras elegantes plasmadas en la preciosa plata.
El color azul de las joyitas era hermoso.
— Anda... — hizo un ademán con las manos, refiriéndose a que probará el anillo.
— ¿Estás tan borracho que no me lo puedes colocar? — río bajo.
— Primero, nunca tomó por eso. Segundo, esta bien yo lo coloco — y arrebatando la sortija de sus manos prosiguió a tomar la mano izquierda—. Y para último, es impresionante que seas tan lindo.
El capitán puso una mueca extraña, entre confundido y avergonzado. Atribuía a la embriaguez del joven para que soltará cumplidos al aire.
El anillo paso el dedo del omega y Eren sonreía con satisfacción.
— Muchas gracias, es muy hermoso el regalo — le miraba con alegría.
— Y caro, no lo pierdas.
Levi soltó una pequeña risa — No lo perderé.
El alfa tenía la altura suficiente para verlo desde arriba, era afortunado. Se inclinó un poco y beso la frente del omega. Seguido de un ademán despidiéndose, tal vez ya no soportaba el sueño, pues sus ojos se achicaban cada segundo.
El azabache se tomo unos minutos observando el anillo dejando la cajilla en el mesón. Prosiguió a guardar las últimas cosas, asegurándose que azúcar ni salsas estuvieran regadas. Limpiando con detenimiento y por fin quedando satisfecho con su trabajo.
Realmente desde que comenzó la navidad podía admitir que dio mas giros que trompo, y varias cargas fueron liberadas. Estaba tan feliz.
Su familia le apoyaba, estaban iguales o hasta mas contentos por el bebe que crecía dentro de él, se llevaban de lo mejor con Eren. Se acercaban cada vez mas y la convivencia era grata. Estaba muy muy feliz.
Al apagar las luces de la cocina prosiguió a caminar al pasillo que llevaba a la habitación. Pero las luces del árbol navideño alumbraban la oscuridad de la sala dejando ver a un cuerpo sobre el sofá.
Jaeger dormía de manera plácida sobre el sofá que antes odio.
Con una mano sobre su estómago, y otra tocando el suelo. Con sus pantalones de pijama de rayas y una camiseta blanca.
Tenia un pequeño hilo de saliva por la comisura de los labios, su cabello estaba desatado de lado, y la liga que utilizaba estaba en el mismo lugar donde estaba su mano caída.
Bajo la oscuridad de Berlín. La noche fría del veinticinco, con el resplandor de focos navideños y el calor de unas mantas, omega abrazaba a su alfa.
Levi se acomodo sobre el cuerpo dormido del moreno, trayendo consigo varias cobijas. Recostando su rostro sobre el pecho del joven, escuchando sus latidos y sintiendo sus feromonas aprisionado cada rincón de su cuerpo.
Se abrazo a el. Sintiendo la tela de la camiseta por sus dedos, mientras la nariz fría se restregaba en la mejilla del castaño. Acariciando la suavidad de su cabellera, que contenía el mismo olor acanelado que portaba Jaeger.
Junto el brillo que rebotaba en su anillo gracias a las pequeñas bombillas.
Entre el cuerpo dormido y las mantas oscuras Levi cayó dormido.
Al día siguiente se la pasaron disfrutando de las vistas que Berlín podía ofrecerles.
Farlan tuvo que volver a Hamburgo y de la misma manera Kuchel e Isabel a Brandeburgo. El año nuevo tal parecía que la pasarían solos y juntos.
Pero algo que le pareció extraño a el capitán. Era que en ningún momento Jaeger comentó sobre su familia ni compañeros, sabiendo que ellos eran importantes en la vida del alfa.
— Oye, Eren.
— ¿Sí? — dejaba de lado una camiseta que doblaba.
— ¿No piensas hablar con tus familiares...? — ayudaba con otras prendas.
— ¿A que te refieres?.
— Bueno... Que pasaste toda navidad conmigo, mis hermanos y madre. ¿Qué hay de tu papá? ¿El cadete Arlert y... esa alfa? — cuando se refirió a Mikasa, lo hizo de la manera mas odiosa e irritante posible.
Eren se carcajeó un poco
— "Esa alfa" — repitió las palabras con el mismo tono de voz que el de ojos azules utilizó— Bueno... No negaré que me han llamado y escrito, en realidad padre se enfado bastante cuando dije que no iría.
— Eso no lo sabia — abrió los ojos deteniendo el pliegue.
— Son cosas que no interesan tanto. ¿Para qué ir sí estará Zeke?.
— ¿Zeke...?
— Hermano mayor... Bueno. El punto es que preferí pasarlo contigo, Armin y Mikasa también estuvieron con su familia.
— Creo que deberías pasar el Fin de Año con ellos — acomodo las camisetas en una pequeña torre.
— Querrás decir deberíamos.
— ¿Deberíamos? — preguntó.
— Claro, ¿Por qué te dejaría solo? Además, ya conocí a las personas importantes de tu vida, tu conoce a mi sangre.
— ¿No sería.... Incómodo? — arrugó la nariz.
— ¿Y qué sí lo es? Solo espero que no haya alguna discusión.
— Por la forma en que describes a tu padre tengo dudas...
— Tal vez... — respondió divertido—, tendremos que viajar.
— Esta bien.
Año nuevo era conocido como Silvesternacht, nombre que acreditó la muerte del Papa Silvestre. Pero teniendo en cuenta que el día de Silvester no era un día navideño, no se sentía la víspera tan abrupta como los días anteriores.
Las decoraciones de noche buena pronto tendría que irse y junto a eso de apoco el invierno que daría paso a primavera.
Entonces las plazas y casas se llenan de pólvora, comidas y alcohol, cohetes y petardos que serán disparados. Hasta que las doce campanadas del año nuevo sonaran y docenas de luces en el cielo se encontrarán, producto de flamas, tras sonidos aturdidores.
Y Eren recordaba los momentos de su niñez corriendo junto a sus mejores amigos, con luces de bengala en las manos, haciendo giros y observando como el palito con polvora se consumía hasta dejar oscuridad.
Ver junto a su madre Dinner for One, sin entender el chiste, pensando, que en realidad era muy triste que Miss Sophie no tuviera a sus amigos y compañeros con vida.
Recordaba también como lo mandaban a dormir, pero el se levantaba justo a las doce en total silencio para ver a través de la ventana el espectáculo que se plantaba afuera.
Miles y miles de recuerdos, antes y después de la muerte de Carla se presentaban en su mente.
Y ahí estaban, muy al sur de Berlín pasando un jardín decorativo para entrar a la casa.
El omega se preguntaba si de verdad Eren era tan humilde como aparentaba. Ante las rejas altas y los jardines nevados bien cuidados. Ante una casa enorme que podría bien contener dos familias con seis hijos cada una.
Paredes blancas y suelos de granito. Ventanas con vistas excesivas y puertas de madera.
La chimenea es lo primero en que se fija el azabache al entrar a la sala, hermosa, olor a madera de durazno. Sus botas negras resuenan en los suelos mientras aprieta las mangas de su suéter cómodo. Eren también se a vestido de manera formal, pero igualmente holgado y caliente por el frío en las calles.
Un hermoso candelabro de cristal llega a los ojos azules platinado de Levi, y sigue caminando al lado de su alfa. Puede sentir diferentes feromonas. Unas más fuertes que otras, pero todas son Alfa.
Entonces se topa con el gran árbol navideño y esta repleto con decoraciones, un tanto excesivo ante los gustos del Ackerman.
— ¡Eren! — la voz chillona de un beta les hace voltear— Pensamos que no vendrías... — se sorprende lo suficiente como para que los ojos azules del rubio se abran— Capitán...
— Armin — el castaño le sonríe—. Deberías dejar las formalidades, estamos fuera del trabajo.
— No. Tiene razón, sigo siendo el capitán — el azabache responde rápidamente.
— Bueno ¿Y que tal todo? — Eren pregunta con algarabía, pero el rubio esta incomodo y con una cara difícil para describir—, ¿Qué pasa, te duele algo?.
— No Eren es solo...
— Con esa cara que tienes. Habla — nuevamente sonríe.
— Es que... Aquí esta tu hermano.
Entonces Levi nota como el alfa se tensa y da un bufido. Su sonrisa se desvanece y lo entiende gracias a la marca.
Carla era una beta de lo más hermosa, su cabello oscuro, sus grandes ojos color miel. Era de clase media, tenia buena reputación gracias a su familia independiente, trabajadores sociales y demás.
Por otra parte Grisha se había divorciado de Dina, una omega que si bien era bella, tendía a traicionar y ser como una víbora, tras su faceta tímida y sumisa. El lazo se rompe y miles de peleas se presentan. Para nada fue un buen matrimonio entre la omega y el alfa militar, pero de esa unión nació su hijo mayor.
Los Jaeger eran militares, algo que Grisha siguió de su padre y este de él; tenían puestos cercanos al gobierno, oradores del presidente, ministros de leyes y defensa, amigos de la aristocracia aunque todo ganado a base de su esfuerzo. Pero claro, las personas olvidan de donde vienen cuando el dinero sube a su cabeza.
Zeke, el rubio era un coronel de las fuerzas armadas, nunca fue un hijo fácil, gracias a que Dina le llenaba la cabeza de ideas contra su padre. Y en más de una ocasión fue llamado "la oveja negra" de la familia. El alfa recibía más peso en sus hombros por su linaje y clasificación. Era un ser incomprendido que resultó seguir la tradición y enlistarse.
Entonces Grisha conoce a Carla y se enamora. Se casa por segunda vez y esta seguro que es lo mejor que a tenido en su vida, la beta es dura pero cariñosa, gran ama de casa y sus consejos económicos son maravillosos.
Nace Eren, con el tiempo demuestra ser la luz de sus ojos, en pocas palabras, el consentido de papá y mamá. Y Zeke quien a trabajado duro para recibir un halago atrae la envidia. Su trató con la beta es indiferencia, mientras que con su hermano menor es molestia.
Carla fallece en un accidente de tránsito, cuando apenas Eren esta a sus inicios de la pubertad y con ello su segundo genero que surge.
Al saber que el moreno de ojos verdes a dado positivo para alfa en su examen de género, Grisha se llena de un orgullo gutural, enorme felicidad y comienza a inculcarle los pasos a seguir, para hacer crecer el nombre y su estatus en la vida.
Pero los malos tratos de Zeke más las lecciones de su padre, la falta de presencia maternal de Carla, y sus deberes como primero en la jerarquía; le estresan y agobian.
— Mikasa compórtate — le musita Armin al sentarse a su lado. La chica tiene unos ojos cuales dagas mientras mira al omega.
La sala esta silenciosa, pero el sonido de la madera en la chimenea es lo único que en ocasiones cruje, se huele el esmalte de uñas a lo lejos y demás especies picantes. Entonces el omega comprende que los olores fuertes son de familia, la canela de Eren, y los cominos que se aproximan a la sala.
— ¿Ya visitaste la cocina Eren? Deberías probar los deliciosos bocadillos y sumergirlos en Fondue — exclama el joven de ojos azules. Trata de calmar la tensión.
Levi mira su anillo mientras juega con él para no ver a la azabache que lo asesina. Eren espera a que entren a la sala su padre y hermano. Armin sabe que habrá una discusión.
Mikasa por otra parte esta más que rabiosa, pero su amor por el moreno es más grande para detenerla de ir y dar con el chisme de quien es el padre del feto. Sabe que multaran a el omega -claramente le importa poco- pero podría meter en líos al castaño. Así que se abstiene.
Entonces pasos se aproximan y las dos voces graves surgen — Buenas tardes — la sonrisa de Zeke es enorme, su barba rubia esta delineada y bien arreglada. Después se nota Grisha, el olor a cúrcuma es impresionante.
A Levi se le ponen en blanco los ojos cuando su vista se posa en Zeke.
¡Lo conoce!.
Eren se levanta y de buena manera pretende saludar a sus familiares.
— Hermano, padre ya iba a buscarlos si no llegaban — un apretón tras varias palmadas en la espalda y de ahí a Grisha.
Entonces el coronel abre la boca y la cierra por instinto al ver al azabache. Este también se a levantado, suspira fuertemente el rubio y sale una risa.
— Ya decía yo porque olía a omega — se nota el sarcasmo en su voz.
— Tranquilo, tampoco es grato verte.
Eren voltea y no entiende el escenario — ¿Se conocen? — pregunta.
— Por supuesto que lo conozco — la sonrisa del alfa se desvanece totalmente cuando responde— Sí bien recuerdo que era de lo más molesto, ¿Qué hace aquí? ¿Andan trabajando juntos?.
— Zeke, no se que líos hayas tenido con él — habla el padre—. Te recuerdo que estamos en el día de Selvester.
Se quedan incómodos, el moreno inhala para relajarse y soltar el aire, tiene que presentarlos.
— Zeke. Padre — sus manos hacen un ademán— Levi Ackerman, mi pareja.
Y esas son suficientes palabras para hacer explotar la bomba. El rostro de Grisha ya no es risueño, y el rubio con barba no se lo traga.
— No estés jodiendo y di la verdad — sus brazos se cruzan por sobre su pecho mientras se dirige a Eren.
Mikasa y Armin también están viendo todo, mientras están a unos metros al igual de levantados. Mikasa siente arder ante la escena, y Armin siendo el único beta esta siendo aplastado por la tensión.
Levi tenía la cara sería, pero no paso mucho hasta que las feromonas de agresión se hicieron presentes colocándole en alerta y su expresión era total enfado.
— No estoy jugando Zeke — luego mira a su papá—. Estamos esperando un hijo.
La gran noticia es soltada. Ya hay un gran cráter en donde la bomba explotó y las ondas expansivas han destruido los alrededores.
— ¡¿Cómo osas meterte con un omega de cuarta?! — gritó el hermano mayor
— ¡¿Cómo me llamaste?! — Levi ya había esperado lo suficiente, estaba cansado de quedarse callado y era tan molesto tener que ser defendido.
— ¡Como escuchaste, vil muerto de hambre!.
— ¡Vete a la mierda Zeke! ¡No pedo creer que sigas dolido por cosas del pasado, tú eras el que me hacia la vida imposible para que no pudiera ingresar en la milicia! — eso no era esperado por nadie. Levi se defendía fuertemente.
— ¡Hijo ni siquiera te haz casado! — Grisha sentía frustración— ¡Arruinaste tu futuro!.
— ¡Padre no lo conoces! ¡Dale una oportunidad y te darás de cuenta que habrás ganado algo!.
— ¡Si fuera una mujer lo aceptaría Eren! ¡¡Pero es un hombre!! — la baja cantidad de omegas era un caso serio, inclusive era una rareza el que fueran varones. Pero Levi era un omega varón.
— ¡¡¿Y eso que importa?!!.
Gritos por aquí, algunos gruñidos por allá, cuando los olores se intensificaron y el omega comenzaba a quedarse callado.
No porque lo quisiera. La fuerza e intimidación hicieron reaccionar a su lado sumiso.
— ¡¡Eres una puta!! ¡Solo le abriste las piernas a mi hermano para aprovecharte!.
— ¡Zeke! — Grisha trató de detenerlo, tampoco debía ser tan vulgar con su vocabulario.
— ¡¡¡Responde!!! — uso la voz de mando. Levi se le estrujó el estómago y sintió flaquear.
Zeke paso la línea, Armin se tapó la boca al escuchar sus palabras. Eren levantó su mano para abofetearlo.
— ¡¡Anda golpeame!! — gruñó a todo pulmón Zeke.
Eren bajo la mano, su rostro estaba más que carmín en pura cólera.
Mikasa tenia una sonrisa ladina mientras se cruzaba de brazos satisfecha.
Levi retenía el nudo en su garganta y los olores le daban mareos tremendos, se recargaba del brazo izquierdo del moreno apretando con fuerza cada que las ganas de gritar se hacían presentes.
Eren ayudó a caminar a el omega fuera del salón mientras Zeke no creía que estuviera alejándose de la disputa.
El alfa de olor a cúrcuma comenzó a gritar un sermón a su hijo mayor.
¿Como osaba a usar su voz en un omega? Y más importante aún, estaba preñado...
— Eren... ¿Estás bien? — miraba los ojos cristalinos del moreno, la rabia por más que la retuviera, no podía controlar sus ojos.
Tenia los pómulos ardiendo, estaban en la antigua habitación del alfa.
— Perdóname... No sabía que... Realmente no creía que reaccionarían así, menos que utilizara su voz contigo... — lo abrazo fuertemente— ¿Tú te sientes mejor? Vi que vomitaste bastante...
— Si... Estoy bien... No hay nada que perdonar ¿Tranquilo, sí? — sintió como varios pesos se quitaban, ya no había tanta presión en su tórax y realmente se sentía la emoción del otro calmar— Quiero decirte que jamás, jamás, jamás pensé en aprovecharme de ti. Ni siquiera sabía que ese Zeke era tu hermano.
— ¿Alguna vez pregunte si querías algo de mi?.
— No — respondió aun en el calor de los brazos de el de ojos acuosos.
— Entonces no te alteres. Ten por seguro que no pienso así de ti...
El capitán suspiró, había pasado tanto tiempo desde que no estuvo frente a un alfa que utilizará su voz con alguien. Y esta vez fue con él.
— Vámonos de aquí.
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