🎀 Quinta entrega - vísperas |1|
Dedicado a la Panquesita de mi corazón y co-autora de mis obras ¡Cariño! Te amo pero KOI JA NAI♥.
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Noche, y cuatro crías recién nacidas dentro de una bañera azul con varias mantas, lloraban.
El pequeño azabache les había limpiado con trapos húmedos, ya que la gata no se había dignado en hacerles absolutamente nada. Junto con su madre cortaron los cordones umbilicales que tenían a dos machos pegados, y uno que tenía las vísceras afuera; sonara asqueroso y realmente malo, pero no podían hacer nada con el que nació mal, ya que era muy tarde y tomando en cuenta que tendrían que viajar en transporte público, por lo que esperarían hasta el día siguiente.
Con guantes y ayuda de Farlan los alimento, leche tibia en un gotero, donde mamaban, ya había preparado las alarmas de la madrugada, pues ellos repetirían la comida cada cuatro horas. Limpios y llenos, procuro limpiar todo y desinfectarlo, guardar en un cajón los utensilios y a los gatitos los dejo bajo la mesa donde comenzarían a crecer.
Levi lloro un mar con mocos y rostro totalmente rojo hasta las orejas, no quería que le pasará nada, no quería que terminara mal, trataba de darle ánimos y hablarle, pero claro que no le entendía. Le estrujaba el corazón ver como peleaba por respirar, trataba de maullar pero no salia nada, no comía mucho.
El niño lloro bastante.
En la primera madrugada murió el herido. Le habían bautizado con Pretzel.
¿Y Miau que hizo durante ese tiempo?
La gata malagradecida se perdió, pretendía entrar en la casa algunas veces, pero Levi le había agarrado rabia, por lo que impidió siempre su entrada.
Ya tenia dos semanas con los bebes, dormía poco durante la noche y por el día aprovechaba de recargar baterías, lo agotaban, la hembra era tranquila siempre y cuando estuviera sobre el siamés, pero en cambio, el hermano de rayas naranjas podía delirar toda la noche hasta que le alimentarán tantas veces como fuera posible. El siamés era el mas grande y el que menos molestaba.
El aseo y cuidados de los bebes lo hacia Levi, sólo pedía ayuda cuando tenía en manos a los gatos o las tenia sucias. Isabel le gustaba ayudarlo durante las madrugadas, a Farlan le atormentaban los lloriqueos cuando trataba de jugar en la sala.
Con la toalla tibia la restregaba por las zonas íntimas de los bebés, ya que la madre no estaba debía hacer que orinaran y defecaran, de manera calmada y suave, hasta que vaciaban el tanque completo. Era muy necesario, a los cachorros de los gatos se les debe dar un incentivo o estimulación para que logren descargar sus vejigas y rectos.
Así los días pasaron, y Miau comenzó a molestar y rasguñar la puerta del patio. Kuchel hizo la prueba de dejarla pasar -pues molestaba como los mil demonios- y esta de manera inmediata fue a alimentar a sus hijos. ¿Que le ocurrió? Los abandonó durante dos semanas y de la nada quería nuevamente cuidarlos.
Los niños accedieron a que Miau tuviera nuevamente a sus hijos, más, la vigilarían.
Tristemente otro gatito murió, esta vez Ashu, el que más molestaba y lloraba. Además no comía bien y se veía deteriorado. El era uno de los trillizos idénticos. Además de la hembra que seguía con vida.
El siamés y la hembra si comenzaron a crecer y agrandarse con alegría.
Su madre le había recalcado que eso era tener hijos propios, desvelarse, sentirse cansado todo el tiempo, el querer que crezcan rápido para no escucharles llorar. Pero era una etapa hermosa.
Y Levi ya podía dormir durante las noches, bendita libertad.
Algo que adoraba de la temporada era la comida, sobre todo las galletas y bizcochos que se preparaban, rellenas con mermeladas y hechas de mantequilla, spitzbuben, plätzchen; durante octubre y noviembre ya se podían comprar postres y panes de la temporada, christstollen, früchtebrot, cosa que le encantaba.
En su familia siempre han sido tradicionales, ir a la misa en nochebuena. Aunque no fuera algo muy tradicional a su madre le gustaba comprar el árbol natural unas semanas antes del día de navidad; así lo decoraban y disfrutaban con mas tiempo. Las luces eran doradas y compraban otra caja de colores, la estrella era también dorada, ángeles pequeños, osos con cajas de regalos colgantes y las piñas blancas que siempre colocaban para rellenar los espacios sombríos. Aunque era cierto que poca decoración tenía, se veía limpio y ordenado.
Los mercadillos eran en extremo geniales. Recuerda que una vez cuando era pequeño, una amiga de su madre les había invitado en su automóvil a un mercado navideño, las luces estaban por doquier, anochecía y con ello el frío de afuera reflejaba en los paneles de vidrio la alegría de adentro. Paredes blancas y techos altos. Por doquier juguetes, puestos de madera con olores deliciosos, Santa Clous y muchos rojos, verdes y blancos. Decoraciones colgantes, las luces que rebotaban en cristal y bombillas reflejaban un aire invernal extraordinarios, el olor a chocolate y café, especias y masas preparadas. Todo era tan apegado a la víspera. Esa visita la recordaría cada vez que llegara la temporada.
Pero el comienzo de la vibra navideña que se apoderaba de los cielos con copos de nieve, no fue nada grato para el omega.
Aquel jueves había aparecido el comunicado en varias partes de la brigada, inclusive antes de comenzar a trabajar Erwin charlo con todos, claro, exceptuando a Levi, en la recepción.
Los superiores reprocharon de inmediato, pero la mayoría acepto, claro que otros se enfadaron; regañando a Smith y buscando cualquier manera de multar al capitán.
Pero lo que venía al caso era Mikasa, sus feromonas le daban arcadas al omega desde que puso un pie frente al umbral de la sala de conferencias. Y es que esta lo estaba apuñalando de mil y un maneras con la mirada y Eren no había llegado, mientras que Armin era el único que trataba de controlarla, diciendo cosas que, a decir verdad, ninguno entendía, pues las demás personas estaban excluidas de la razón por la que la alfa estaba tan molesta.
Nunca le cayó bien a la susodicha, quien tenía su mismo apellido pero no tenían ningún lazo familiar. Era otra Ackerman del mundo donde lo único parecido era su apellido, y coincidencias de la vida, sus cabellos eran negros.
Así que Levi tampoco estaba seguro porque lo miraba de esa manera, mientras empalideció al sentir de nueva cuenta otra ráfaga del aroma con alcohol y acetona.
— ¿Se siente bien? — aunque el embarazo cierto era que nadie se lo podía creer, Historia, otra omega que trabajaba en ese batallón, fue la que preguntó mientras noto su arcada— ¿Quiere que le de agua?.
— No, tranquila... — respiraba profundamente mientras la conferencia seguía en la pantalla digital.
Pixis terminaba de expresar sus felicitaciones al haber inaugurado una obra que por poco tiempo estuvo en manos de ese batallón, pero que con sus indicios término siendo muy fructífera, al final la entregaron a otra brigada pues el ferrocarril era de mayor importancia.
El general Pixis aprovechaba para también mostrar su optimismo al recibir un informe donde indicaba que la construcción de las vías comenzó, apoyándoles y dejando de lado la noticia de Levi.
Tras terminar la conferencia todos salían del salón, pero la alfa se había tardado mas de lo debido ¿Iba a encararlo? ¿Por qué demonios lo haría? ¿Qué ganaba sí era un superior? ¿Qué sabía Mikasa que Levi no?.
— Mikasa, vamos — Armin nuevamente le llamaba, el omega simplemente tomaba su maletín— Si planeas hacer algo hablalo con Eren, pero vamos.
Y así como si nada hubiera pasado Levi se aproximaba a la salida, luchando contra el ardor en el esófago, sintiendo que el líquido quería subir y ser expulsado.
Viendo directamente a los ojos de Mikasa y pasando a su lado como sí fuera un ser inferior.
De inmediato la alfa se cabreó aún más, el azabache analizó la situación en la conferencia y sabía que producía las feromonas solo para fatigarlo e irritar, pero aunque en la sala los demás también sintieran esa aura, no hicieron nada.
— ¡¿Y piensas irte así?! — dijo de la nada.
— ¿Disculpa? — otra arcada al dar la vuelta, maldito olor asqueroso, odiaba el aroma a acetona.
— "¿Disculpa?" — respondió con sarcasmo— No te hagas el tonto, Eren no me a hablado sobre que ocurrió, pero yo estoy segura que si paso. Le he tratado de sacar la información y aunque no quiere decírmelo, encontré suficientes pruebas como para darme cuenta de que estás... — se detuvo, el aroma era mas fuerte, Armin trataba de pararla pero el labio de la alfa comenzó a temblar— Estás... Preñado... — sus ojos se aguaron— Eren te preñó.
— ¡Mikasa, no digas esas cosas! — Armin intervino, él tampoco estaba seguro de la situación, pero se daba una idea— Habla con Eren, te equivocas, sabes que él no sería capaz.
— ¡Claro que lo hizo! — soltó de repente— ¡Este enano se aprovechó! Eren no responde cuando le preguntó, pero ¿Sabes? Lo conozco lo suficiente para saber cuando tiene el aroma pegado de este omega, su actitud, como parece un perro faldero tras él — de inmediato le señaló, lágrimas estaban estancadas debajo de sus párpados.
El de ojos grisáceos trataba de mantenerse serio, sentía la marca distinta, tal vez los nervios del momento, las feromonas de la alfa molesta y las ganas de salir para expulsar lo que traía en el estómago. Si lo pensaba bien, podía deducir que Mikasa sentía algo más que amistad por Jaeger, también era terrorífico ver como la chica conocía totalmente al castaño y eso era un poco obsesivo, pero dejando de lado eso, de verdad se estaba sintiendo como la mierda. Necesitaba salir de esa ¿Y dónde estaba Eren?.
— Si tienes preguntas habla con Eren, tengo cosas que hacer — salir del momento, no encararlo. Quería vomitar.
— ¡¿Dónde rayos vas?! ¡Dímelo tú!.
— ¡Mikasa para, es el capitán!.
— ¡Al diablo que sea mi capitán. Es un omega!.
Y eso sí que rebasó el vaso.
Debe admitir que sintió ira, casi que planeaba ir y gritarle hasta quedarse ronco, pero por el pasillo se aproximaba el castaño. Venía totalmente serio y hasta un poco molesto, al notarlo Levi de inmediato no supo como reaccionar, pero Mikasa fue mas rápida. Preguntando y hasta derramando lágrimas cuando Eren le explicaba que era cierto.
Levi no podía quedarse más tiempo, así que ahora expulsaba todo su desayuno en el retrete mientras sentía que gotas saladas salían de sus ojos.
Odiaba vomitar.
Lo odiaba con todo su corazón, cuando era pequeño a veces al viajar grandes distancias en auto se mareaba, la mayoría del tiempo porque el aire acondicionado más el mal conductor le revolvían el estómago. Su madre siempre llevaba bolsas con ella en su cartera, así que cuando comenzaba a darle las arcadas comenzaba a llorar, lloraba demasiado cuando el líquido le quemaba la garganta y la nariz.
Pero poco a poco los mareos se fueron, dejando el trauma del recuerdo.
— ¿Te sientes mejor? — la voz de el moreno. Sentía como en su espalda la palma recorría un camino.
— S-si... — se levantaba para salir del cubículo, quería lavar su boca y rostro.
— Tienes los ojos llorosos — a través del espejo miraba la sonrisa ladina del alfa.
Enjuago tres veces su boca, quitando cierta parte del sabor del vómito, mojando sus ojos. Noto su nariz roja y sus orejas. Su piel de lirio no podía mentir.
— Tranquilo, hable con ella.
Levi tomaba unas toallas de papel para secarse — ¿Qué dijo? — nuevamente mostraba molestia.
— Es cierto que ya había tratado de hablarlo conmigo, pero la trate bastante mal cuando lo hacía.. — decía tranquilo— Pues... Le pedí que lo mantuvieran entre nosotros. Pero se molesto bastante, Armin es distinto, piensa que no esta tan mal, pero es riesgoso si hay multa.
— No sabia que eras un perro faldero tras de mi — se cruzó de brazos.
— ¿Quién dijo eso? — levantó una ceja.
— Tu amiguita — respondió sarcástico— Me parece que también gusta de ti.
— No es así — sonreía—. Es que... Armin y Mikasa son mis amigos desde hace mucho tiempo, cuando mi madre murió, todo el tiempo eramos los tres juntos.
— ¿T-tu madre murió? — algo que no sabía de él—, no lo sabia... Perdón.
— Tranquilo, tendremos tiempo para eso, ahora, deberíamos salir del baño.
Su vientre tenia dos meses y en cinco días sería Heiligabend, nochebuena.
La cocina era de concepto abierto pero no lo suficiente, pues solo se vía la entrada, y el comedor era pequeño. No llegaba a verse la sala culpa de una pared donde estaba el refrigerador, tras esa pared un pasillo con armario hasta llegar a la habitación y dentro de esta el baño propio. Realmente no era un buen lugar para tener a toda la familia o sí quiera invitados.
El departamento de Eren sin embargó, era cómodo, ya tenía una semana "viviendo" con él.
La primera noche fue todo un caso, ya que Levi pretendía dormir en el sillón. Pues "no era el dueño de la casa" pero el alfa le obligó a ir y recostarse en su cama. Sí bien era orgulloso Eren, nunca le dejaría a la visita dormir incómodo.
Esa primera noche pudo disfrutar nuevamente de la cama donde tiempo atrás habían concebido al cachorro, la sentía cómoda, suave, caliente y el olor impregnado del moreno en las sabanas le era embriagante, la calma y las feromonas llenaban la necesidad del embrión. Pudo dormir tan complacido que al día siguiente cierto alfa menciono escuchar ronquidos, cuando este de inmediato negó hacer tales sonidos.
Pero tras una semana durmiendo en el mueble de la sala, la espalda de Eren ya comenzaba a quejarse. Así que no pretendía seguir formando una nueva habitación a mitad de su departamento.
— A partir de hoy dormiré contigo — soltó, mientras masticaba un trozo de tostada.
— ¿Por qué? — el rostro del omega mostró sorpresa, dejando de lado su taza humeante.
— Ya mi columna no soporta eso — señalaba con su dedo engrasado el montículo de cobijas con una almohada— Si hubiera sabido que dormir en ese sofá era tan incómodo, lo habría cambiado por el de piel de cuero, ese sí era para dormir en él.
— ¿Y piensas dormir en la misma cama? — seguía indignado. Algo cómico e irónico si ya habían tenido sexo.
— ¿Qué preguntas? Claro, es mi cama ¿No? — alzó una ceja, llevando otro bocado del huevo frito a sus labios— Pero... Creo, que así sera mejor, osea, mientras más cerca este de ti, mejor sera el progreso de él — hacia énfasis al cachorro.
Levi siguió comiendo mientras solo pudo suspirar. Era casa del alfa, ya había dejado su departamento de manera definitiva y parte de sus cosas estaban en el lugar mientras lo menos importante en un garaje — Bien... Pero, haré una linea que no podrás pasar.
— ¿Por qué? — dijo divertido— ¿Y sí quiero rodar en ella? ¿Y sí me estiro y mi cuerpo la cubre toda?.
— Puedes hacer lo que quieras mientras no este en ella, pero si estoy yo y siento que pasaste la franja, que no te altere recibir una patada a mitad de la noche.
— Eso es muy cruel de tu parte Levi.
La conversación terminó cuando el sonido de un celular se comenzó a escuchar, el sonido repetitivo le pertenecía al omega, limpió sus manos con una servilleta de papel, este se levantó de la silla; dejando el plato con desayuno a medio comer en el mesón.
Camino por el pequeño pasillo hasta llegar a la habitación, y encontrar sobre la mesita de noche como la llamada pérdida se titulaba "Mamá" y cinco mensajes sin leer del mismo chat, dos de uno distinto.
Primero leyó los mensajes. Varios que no entendía "Estoy afuera" "¿Estás dormido?, abre la puerta hijo" "Ya Isabel saco la llave de emergencia, pero no entra ¿Cambiaste de llave Levi? Quería que esta visita fuera sorpresa" tras esos mensajes varias caritas tristes.
Levi sabia lo que sucedía. Su madre estaba en Berlín con Isabel. De seguro frente a su ex residencia y esperando a que él se digne en llamar o avisar que esta adentro.
Casi que temblando marco el número.
— ¿Aló? ¿Hijo? ¡Por que rayos no contestas! Así ocurre un accidente y tu no te enteras por no tomar la llamada.
— Mamá... — contestaba irritado.
— Bueno, bueno. ¿Dónde estás? Vi que nadie estaba adentro así que preferí irme con Isabel a tomar las llaves de la habitación del hotel. Disculpa si no te avisamos, quería que fuera sorpresa.
— Mamá, no estoy viviendo ahí.
— ¡¿Te mudaste?! ¡Con razón la llave que tenemos no funciona! ¿Dónde fuiste? ¿Por qué no me contaste nada?.
— Sólo llevo una semana, pensé que no seria importante... — sentía incómodo informarle dónde estaba, y tomando en cuenta que aún su familia no se enteraba— ¿Y qué hacen por aquí?.
— Decidí pasar esta navidad en Berlín. Siempre tienen que viajar hasta llegar a casa todos los años, el pasado no pudiste estar por culpa del trabajo, ¡Quiero que sea especial este año!.
— ¿Estás con Isabel? — preguntó.
— Si, aquí esta hablando con el encargado de la recepción mientras muestra los pagos de la habitación.
— Ok, le enviaré la dirección de donde estoy.
— ¡Perfecto hijo!.
— Y mamá, por favor mantén la mente abierta ¿Si?.
— No me asustes Levi Ackerman, esta bien. Nos vemos.
Colgó la llamada mientras entre sus manos aún tenia el celular.
— ¿Ahora... Vendrán...? — la voz del alfa le hizo temblar, dio la vuelta mirando a Eren en el umbral. Los pantalones de pijama holgados y la camiseta, sus largos cabellos desordenados amarrados en un pequeño moño, descalzo.
— Si... Quiere celebrar navidad conmigo, pero recibió ella la sorpresa de que no vivo en el mismo lugar.
Se fue acercando de apoco a la salida de la habitación, pretendía seguir comiendo antes de charlar.
— Oye — Eren le detuvo tocando su hombro con suavidad, mostró una gran sonrisa casi como un idiota— ¿Está mal qué me emocioné conocerles?.
— Por supuesto que no — una pequeña risa— Pensé que estarías nervioso y con miedo.
— ¿Por qué debería? Me alegra mucho, realmente quisiera apoyarte para que tu no sientas ninguno de los dos sentimientos — sus ojos de color verde brillaban, Levi estaba hipnotizado, la sonrisa, sus cejas delineadas, pestañas oscuras, ojos acuosos; verdes menta, dorados alrededor y pequeñas líneas oscuras como la de una alga. Tenia un cuerpo de Adonis, tenia emociones fuertes pero era tan honesto y amable.
— Gracias — le abrazó. Eren quedó congelado ante la acción, pero pronto término cuando el capitán siguió su rumbo para terminar el platillo.
Afuera Berlín se esmeraba en transformar ese invierno en navidad resplandeciente y hogareña.
El departamento tenia calefacción pero realmente estaba tibio ante el frío de la calle, las pocas decoraciones navideñas dentro de este eran una corona decorada con un Papa Noel y Rodolfo el reno sobre la puerta de entrada, el tapete de bienvenidos navideño y pequeñeces sobre la mesa del comedor.
Eren no decoraba su hogar mientras Levi solo colocaba cosas pequeñas y el árbol en su antigua sala, pero este año no había árbol, la caja estaba en el armario —una suerte de no haberla llevado al garaje— y no habían puesto manos a la obra. Si bien lo más común eran árboles naturales, Levi tenia un árbol falso de calidad que guardaba y sacaba todos los años, no pensaba llevarlo a la basura era muy útil.
¿Y las decoraciones de este? Esas si estaban en el garaje, e ir por ellas era fácil, estaba en el subterráneo del edificio y solo tendrían que llevarlas al departamento y arreglar todo. Sería algo valioso para su madre.
— ¿Está bien si yo adelanto colocando el árbol? — la cocina ya había sido arreglada por Levi. Realmente el no había cocinado ni una sola vez durante la semana y sólo lavaba los trastes al terminar.
— Claro, no te preocupes, yo traeré los adornos — sonreía ampliamente, este día estaba mas risueño de lo común y el omega solo podía mirarlo con un poco de extrañeza— No sabía que te gustará navidad.
— Mamá siempre lo celebraba de manera tradicional, al comenzar diciembre hacíamos Candelabros de Advento y cuando llegaba el ultimo día íbamos a la Misa de Gallo por la mañana — acomodaba los últimos platos mientras que con otra mano secaba uno por uno.
— Suena lindo... Cuando mamá estaba visitábamos a diferentes tíos, cada casa era parecida pero diferente, era genial pasar las festividades en un lugar distinto cada vez. ¿Lo malo? Era agotador, cuando murió comencé a celebrarlo con Armin y Mikasa más seguido.
— ¿Aprendiste a hacer alguna receta? — le sonrió.
— Si — rió bajo—. A mamá le encantaba que metiera las manos en la cocina mientras me decía que hacer, pero papá no me lo permitió luego, así que durante los años restantes no podía entrar a cocinar mientras el comandante Grisha estuviera en casa — fingió de manera infantil la voz de su padre.
— Grisha... Oye mocoso ¿Se te olvidan las decoraciones?.
— ¡Ah! Claro, ya vuelvo.
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El árbol estaba armado a una esquina de la sala, frente al mueble y cerca de un conector de electricidad. Levi había sacado la caja y lo había acomodado con calma siguiendo las instrucciones que año tras año seguía, ya era un ritual.
Para cuando Eren llego estaba totalmente hecho, las ramas verdes desplegadas, un pino falso que parecía real por la buena calidad que tenía y claro, el cuidado que el azabache le tenia a sus cosas.
Habían tres cajas de luces, focos multicolor, azul brillante y doradas. Piñas blancas como las que Kuchel utilizaba, un largo tejido de finos hilos brillantes plateados, que al tacto cambia de forma. Circunferencias colgantes de colores platinados y no tan extravagantes.
De apoco los rollos de luces fueron pasados por el pino, hilera tras hilera, las piñas las colocaba Eren.
Eso era convivencia, mediante hacían el árbol navideño Jaeger comentaba vivencias y recuerdos gratos. Levi contestaba alegre.
Roces de las manos cuando se pasaban algún adornillo, risas bajas al decir tonterías, afuera copos caían suavemente y adentro el olor de vainilla y anís envolvía la sala.
— ¿Qué tal se ve? — preguntó el omega cuando habían terminado de colgar.
— Muy bien — el castaño se alejó un poco para verlo mejor— ¿La estrella?.
— ¿No esta en la caja?.
— No — revisó Eren—. Esta vacía.
— ¡Claro! El año pasado tuve que deshacerme de ella — se rasco la nuca.
— ¿Se puede utilizar otra cosa para colocarla como estrella? — interrogó esta vez el alfa.
— Si. ¿Tienes...?
— Eso creó.
Un escudo brillante, toques dorados, plumas grabadas sobre este, azul el lado derecho, blanco el izquierdo. Arriba del pino, la estrella era el escudo de la brigada, algo nacionalista desde la perspectiva de Levi, pero aunque era interesante, resultó una buena jugada. El contraste término siendo una muy linda decoración.
Prendió las luces y los diferentes colores en él eran significativos, hermosos. Tras tomar las cajas y nuevamente guardarlas —se volverían a utilizar al acabar navidad—. Se quedaron sentados viendo como los patrones cambiaban y una cajita reproducía música navideña que le atormentaría al capitán escuchar una y otra vez. Así que antes de hacer cualquier otra cosa detuvo la sinfonía.
El timbre sonó, y los latidos del omega se intensificaron, Eren le sonrió a el de ojos grisáceos, dándole a entender que estaba muy feliz.
Caminó hasta la puerta y antes de abrirla suspiro, tomo valor — Hola mamá.
— ¡Hijo! ¡Pero que lindo edificio en el que vives! ¿Cómo estas? — Kuchel vestía un abrigo oscuro que le cubría del frío y se notaba su nariz enrojecida por la brisa, su cabello negro estaba suelto y la ropa que traía era cómoda— Levi.... — se detuvo al abrazarlo— ¿Qué es ese aroma, Levi?.
— "Hola hermana yo también te quiero" — exclamaba Isabel al abrazarlo y pasar la puerta— Levi...
— Mucho gusto, mi nombre es Eren, señora y señorita Ackerman — el alfa estaba parado a unos metros de la entrada, la primera en verlo fue Isabel, ya que Levi le cubría la visión a su madre, al ella entrar entendió el repentino cambio de aroma.
— ¡¡Levi!! — su madre producía una voz muy escandalosa— ¡¿Por qué no me dijiste que estabas saliendo con un alfa?! Mucho gusto — Kuchel se acercó elevando su mano, sonriente— Kuchel Ackerman, madre de Levi.
— Es un placer, Eren Jaeger — le estrecho igualmente cortés.
— Yo soy Isabel, la hermana menor — la joven de ojos verdes estrechaba de manera extrovertida la mano de el alfa.
— ¡De ti sí escuché! — rió bajo—. El gusto es todo mío.
— Farlan piensa viajar el veintidós — exclamaba su madre mientras tomaba café— Por el momento sólo seremos Isabel y yo... Me gusto como quedo el árbol cariño — Kuchel le sonreía.
— Gracias mamá... — estaba nervioso y eso se notaba en su rostro.
— Bien, hablemos de cosas mas serias hijo — la omega dejó la taza sobre la mesa del comedor.
Ya tenían unas cuantas horas en el departamento, y en toda la habladuría entre Eren, Isabel y Kuchel, el azabache no encontraba el momento indicado para sacar el tema. Bien era cierto que su madre preguntó el tiempo de la relación, como se conocieron y varias cosas más, pero ella habría notado su aroma distinto o frutal. Y el esperaba a que ella se atreviera a preguntarle o que Eren comenzará a comentarle.
El momento llego y Levi quien estaba sentado al lado del moreno se tensó, estaba seguro que su cuello sudaba frío.
— Cariño, dime si mis sentidos están mal... Pero... — Levi esperaba la bomba mientras sus manos apretaban el pantalón— ¿Estás enlazado?.
— Si — abrió los ojos, creía que preguntaría sobre el crió.
— ¿De verdad te dejaste marcar? ¿Así de serio es esto Levi? — la de cabellos rojizos no se lo creía, conocía a su hermano y sabía muy bien que jamás se dejaría marcar y menos con tan poco tiempo de relación.
— Si, Isabel — decía tranquilo, sentía la mirada de Eren, era tan reconfortante tenerlo cerca y así el podía tomar fuerzas—. En realidad... Hay más que eso...
Isabel nuevamente tomo café, las manos de Levi sudaban en la tela, trataba de mantener el rostro sereno. Eren tomo una de sus manos enlazándola, sonriéndole, dándole apoyo incondicional. Kuchel esperaba ansiosa lo que fuera que dijera su hijo mayor.
— Mamá, Isabel — suspiró— Yo... Yo estoy preñado... — apretó mas fuerte la palma del castaño— Disculpen si no era lo que esperaban, realmente nunca les digo mis problemas personales y trató de alejarles de lo que me aflija o me estresa. Prefiero tener todo eso para mi, pero esto va más allá de decirles o guardarlo... Realmente quiero... Realmente deseo tener a este bebé, el cual es hijo también de Eren — Isabel miraba todo sorprendida, Kuchel no decía ni una palabra mientras con una mano tapaba su boca—. Hace dos meses no hubiera pensado en traer una vida al mundo, pero esta adentro de mi y... Y yo... — se tomó un momento— ¿Están molestas? ¿Era lo que esperaban? ¿Es muy rápido?.
Kuchel mostró su rostro con los ojos cristalizados, cosa que alertó a Eren. La beta de apoco se lo creyó formando una gran sonrisa extraña.
— ¡Le-levi! — se levantó de la silla posándose frente a la de el omega, tenía ya las mejillas rojas y lágrimas las humedecieron— Hijo... No estoy molesta, claro que me hace feliz y lo que tu esperes de ti mismo es lo que yo también esperó que logres... — le abrazó fuerte, besando sus mejillas y tomándole el rostro entre las manos— ¿Qué si es rápido? A lo mejor, pero ya conoces a el muchacho desde hace tiempo, y se ve que es responsable aunque joven — las manos de su madre eran igual de frías que las de Eren, eran frías pero al contacto se volvían cálidas, el olor dulce de crema de coco que desprendía la omega era nostálgico para el capitán— Ya vas a cumplir veintinueve y sin pareja, me tenías preocupada — río.
— ¡Y tu! ¡Felicidades! — Isabel abrazaba a Eren de manera amistosa— ¿Debo llamarte cuñado? ¿O acaso hermano?.
— No digas ese tipo de cosas Isabel, es vergonzoso — exclamaba Levi mientras se alejaba de Kuchel.
Los miedos que traía encima se esfumaron con una simple charla.
Su madre estaba más que feliz, Isabel también, aunque era de mente más extensa.
Para el atardecer, habían hablado lo suficiente para colocarse al corriente de lo último en el trabajo y cualquier trivialidad que les interesará. A Kuchel le pareció que el alfa —aunque era joven— era muy maduró y bien parecido. El cadete fue el que más hablo con las mujeres Ackerman y por ello se las ganó de inmediato, la beta se parecía un poco en la manera divertida de comentar sucesos y a Kuchel le encantaba ver que fuera tan espontáneo y humilde. Algo que era difícil de creer por el lugar dónde vivían, una buena zona y edificio más caro que el antiguo de Levi.
Independiente de eso, para ella Eren era un amor y estaba segura que se había enamorado del capitán; mientras el azabache estaba en el proceso de pasar el "gustar" a "amar". Y creía, que con el bebé entre ellos lo mejor fue mudarse y vivir juntos, punto para los militares.
Tras planear la semana y parte de noche buena, la celebración sería tradicional.
Irían a comprar ingredientes para hacer postres y la cena, aprovecharían para pasear en las plazas y mercados navideños, y para cuando Farlan llegara estarían planeando el cumpleaños de Levi junto a noche buena.
— Listo — terminaba de arreglar la cama mientras una manta era el separador de cada lado donde dormirían el alfa y el omega.
— ¿De verdad hiciste una línea? — Eren secaba su cabello al haber salido de la ducha.
— Si — se metió bajo las sábanas del lado izquierdo—. La traspasas y no respondo.
— Feliz noche también para ti Levi.
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