🎀 Duodécima entrega - retraso
¡Muchas gracias por leer!
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Eren suspiro.
Estaba algo... No, estaba muy cansado, le agradecía de sobre manera a la señora Kuchel por haberse quedado varios días junto a su pareja, ya que la universidad tomaba todo de él. Pero cuando su suegra tuvo que marcharse la rutina del día a día volvió, y el caso era que Levi iría para final de mes a la inauguración de aquel ferrocarril. Frente a alfas de gran poder, inclusive su hermano estaría.
Y él le acompañaría con todo gusto.
Había anochecido, al pasar por la puerta del departamento sintió aquellas fragancias tan cómodas que le satisfacían. El delicioso olor del omega gestante, casi como degustar un pudin de coco con tan sólo olfatear.
Pocas luces estaban encendidas, así que dejando las llaves y parte de sus macundales en la mesa donde comían, prosiguió a prender los focos, tanto de la sala como los del pasillo hacia la habitación. Se le hizo extraño que el azabache no apareciera, con bastante ruido, ya habría salido a saludar.
Pero con cuidado giro la perilla, todo estaba oscuro, menos por la lamparilla de su cómoda.
Entonces sus ojos acuosos brillaron. Con la imagen que se plasmaba fue suficiente para acelerar su corazón. El golpe de feromonas cariñosas y sobre protectoras le nutrió, no pudo evitar sonreír y menos volver a suspirar, pero esta vez por lo bien que se podía sentir.
Levi dormía, rodeado de mantas y almohadas, veía varias camisetas que utilizaba en casa como pijamas de su pertenencia por doquier, entre pequeños peluches que se le habían comprado a Noah. Como con varios de los conjuntos que el progenitor llevaría puestos al nacer.
Ese precioso bulto de siete meses. Tan blanquecino, suave, pero cálido.
Su omega estaba lleno, lleno de su cría, la cuál atesoraría como una parte de su propia vida. Y es que así era. El cachorro tenía gran parte de él.
Las manos de piel lechosa rodeaban el vientre, hecho un ovillo, con esponjosos almohadones entre las piernas y la espalda.
Levi había creado un nido.
¿Tal vez la ansiedad?.
¿Su instinto protector esta aumentando?.
No lo sabia. Pero la escena era enternecedora; y aquello aumentaba al ver la cuna armada hacia el lado de Ackerman.
El alfa sentía mariposas en el estómago, algo en su interior burbujeaba con algarabía. Las cortinas se mecían con una pasión paulatina, el viento berlinés les ayudaba con el vaivén.
Se acerco a pasos lentos, sin despegar la vista del cuerpo durmiente, la respiración de Levi era constante y en ocasiones se le escuchaba uno que otro suspiro, salido de esos labios rojizos y entreabiertos con delicadeza.
Sabia muy bien que no podía arremeter en esa adorable fortaleza por gusto propio. Debía esperar a que su omega le accediera el paso, de no ser así... No quería imaginarse una pelea. Menos con el carácter del ojiazul.
Llegó hasta el lado izquierdo de la cama, junto a la cuna y percibiendo como en ese sólo sitió la carga de feromonas empalagosas revoloteaban con insistencia.
Se arrodilló. Se acercó lo suficiente como para tocar a Levi y eso hizo.
Comenzando con besar sus brazos. Al estar de espalda el gestante, no podría observar el rostro de Eren, lo cuál podría asustarle. Pero mejor, un ataque sorpresa de mimos fue lo que se le ocurrió al moreno.
Entre beso y beso, logró llegar a las mejillas de lirio. Por supuesto su cuerpo se recostó de la colcha, rezando mentalmente para que el azabache no se enfadará.
Y así, varios soniditos comenzaron a brotar de la boca de Levi, frunciendo el ceño con ligereza, los nudillos frotaron los párpados cerrados. Hasta que volteo el rostro y se encontró con el castaño, mirando con ojos ansiosos, en sus labios una sonrisa sin necesidad de mostrar su perlada dentadura, pero, eso no evitó que los pómulos rosas se alzaran. La fragancia acanelada llegó a su nariz, por acto reflejo inhaló feliz.
Eren buscó las manos ajenas, con cautela el omega le invitó a unirse a su nido, entre una pequeña jalada y un entrelazó de dedos.
Y el de piel acaramelada sintió el corazón saltar, con movimientos torpes quitó su calzado, paso sobre el cuerpo contrario sin necesidad de colocar su peso y cayó directo en el colchón.
Pudo sentir como todas esas telas y cobijas volvían su sitió de descanso un glorioso sueño.
Acto seguido, el alfa abrazo al gestante con amor, los brazos del azabache comenzaron a cubrir sus hombros y él de manera viceversa movió sus grandes manos a la espalda del mayor.
Que cuerpo tan delicado el que se posaba entre su pecho y extremidades, relleno con su semilla latente. Creciendo con satisfacción en ese vientre que por algún tiempo fue plano.
El rostro de Levi se refugio entre el cuello de Jaeger, al igual que sus piernas sobre aquel cuerpo, y Eren imitando la acción entrelazó las de él.
Si el lazo se pudiera expresar en palabras, no podría utilizarse más que una.
Entrega.
Por que cada entrega era distinta, y sus significados eran montones. Pero todas y cada una de las entregas estaban rebosantes de emociones y sentimientos gratos. Llenos de amor, cariño y comprensión.
Los labios de Eren comenzaron a buscar con desespero aquel belfo color cereza. Y tan pronto lo encontró, sus besos fueron repartidos en los cremosos retazos de piel.
Nada lujurioso. Solo eran besos castos e infantiles, pero con diez o quizás quince más, podría comenzar a cambiar lo delicado por algo más mojado.
Se tomo un momento, admirando aquellas perlas azuladas y a la vez grisáceas. Y estas a su vez se comenzaron a perder en los ojos cían verdosos del alfa.
De pronto una risa se escuchó, algo que erizo lo piel de lirio y que también le invitó a reír.
Eren suspiro al culminar su risa, que fue la que primero se oyó.
— ¿Por qué fue eso? — el omega sonreía sin entender del todo.
— Me puse a pensar... Lo increíble qué fue, haber tenido mi primera vez contigo y que de ello todo esto que tengo es gracias a una sola acción — beso con rapidez la mejilla contraria.
— ¿Ya te había dicho que eres muy cursi?.
— Sip... Te faltó lo infantil, fastidioso, odioso y ególatra.
— Que conste que yo no lo dije — recalcó sonriendo—. Aunque puedes ser así, también eres leal, valiente, muy divertido y sobre todo determinado...
— ¿Y eso te gusta? — alzó sus cejas de modo coqueto.
— Creo que sí... Porqué entonces como puedes tenerme así.
— ¿Así como? — preguntó sólo para molestar.
— No lo se... Así de enamorado podría ser... — Levi tragó saliva—, me estas pegando lo cursi, ya no quiero tener este tipo de charlas — bromeó ocultándose nuevamente entre el cuello de Jaeger.
— Bueno... Pues a mi me gusta escucharte decir ese tipo de cosas — sus manos se posaron en la barriga semicircular, acariciando con gentileza sobre aquel suéter que solo dejaba ver a Levi aún mas rechoncho—. Te amo...
La palabra estremeció al omega. Aún más por haberla escuchado contra su oreja, aquel aire caliente que soltó el alfa fue cosquilleante.
— Yo también... Los amo...
Como deseaba detener el tiempo solo para quedarse así.
Eren sin tener que ir a la universidad, para disfrutar de su omega y sus impulsos paternales antes del nacimiento de Noah.
Y Levi... Levi deseaba quedarse así, solo por lo maravilloso que era sentirse entre brazos de su alfa. La seguridad y el amor que le otorgaba a él y a su cría.
Aveces desear detener el tiempo es lo mejor que se podría pedir a una estrella fugaz.
La alarma para comenzar su rutina había sonado, eran aproximadamente las cinco de la mañana y tenía muchísima pereza.
Se estiró en la cama haciendo crujir sus extremidades y callando uno que otro jadeo de satisfacción.
Volteo su vista y ahí estaba. ¿Como se puede ser tan sexy con solo dormir? Aun mejor, ¿Como se puede ser tan sexy con solo dormir y estar en embarazo?.
¡Dios, Buda y Alah!. Ojalá lo perdonaran por pensar así de su pareja.
El frío que hacia a esas horas era apaciguado por las mantas. Pero debía colocarse las pilas y dejar la flojera. Tan pronto se levantó un hormigueo a causa del frío le despabilo. Y la mala maña de estar sin camiseta le cobraba.
La media erección que traía en sus pantalones de pijama paso a segundo plano cuando observó a Levi retorcerse entre las almohadas. Tal vez el cachorro se estaba moviendo y por ello gimoteaba bajito.
Añoraba tener a esa criatura entre sus brazos y de solo crearse la imagen mental, se plasmaba en su rostro una sonrisa tonta.
Iba a comenzar sus pasos para así dar una que otra caricia al Ackerman. Pero el celular volvía a vibrar y encendiendo la pantalla le recordó la hora.
No tuvo otra opción que tomar la toalla y adentrarse en el baño.
La ducha dejando caer aquella agua tibia y aunque antes estaba algo adormilado, con esa ráfaga de gotas término despertando.
En su mente pensó lo suficiente sobre lo que haría. Tal vez Marco le ayudaría a entender alguna que otra teoría, lo genial es que en poco tiempo había alcanzado a sus compañeros, en cuanto al desarrollo académico.
Ya terminada la ducha y "seco" volvió a la habitación. Sus largos mechones castaños comenzaban a gotear y eso significaba una buena regañada, así que buscó la toalla más cercana sin quitarse la que traía en las caderas y con rapidez seco las puntas de sus cabellos.
El aire madrugador le puso la piel de gallina.
— Eren...
— ¿Te he despertado? — susurró. Cerró un cajón en donde guardaba la ropa interior y poso sus ojos en el omega en la cama.
— No... — aquella voz se oía algo rasposa.
Con un simple ademán la toalla fue retirada, y haciéndolo a propósito se colocó el bóxer con una lentitud que parecía actuada.
De haber girado, habría observado como Levi miraba algo perplejo el escultural cuerpo de Adonis que se postraba a una distancia considerablemente corta.
Su sonrisa socarrona era para admirar, volteo el cuerpo y dicho y hecho, el omega mantenía un leve rubor, disimulando su buceó.
— ¿No puedes dormir? — preguntó el castaño.
— Cállate. Me haz mostrado el culo sólo para molestar.
— Que grosero señor Ackerman de Jaeger — volteó nuevamente su cuerpo para alistarse.
Escuchó el bufido que el azabache soltó y eso seguido a las mantas removiéndose. Sin más sacó una camiseta y pantalones para proseguir a vestirse, cuando sintió las delicadas manos del ojiazul en su espalda.
Casi masajeando su columna y moviéndolas hasta llegar a los omóplatos, de ahí toco los bien trabajados hombros de Eren. Y fue cuando el moreno volteo su cuerpo para admirar el rostro de su pequeño omega.
Las manos pararon en el pecho contrario, cerca de las clavículas. Los labios de Levi eran mordisqueados por él mismo incapaz de soltar palabra alguna.
— Por ti... Soy capaz de llegar tarde...
Los colores le subieron hasta llegar a sus orejas morenas. Ackerman se puso a pensar qué demonios estaba haciendo y se detuvo.
De puntillas regalo un rápido beso a los labios de Eren y seguido a eso se alejó paulatinamente.
— Ya no te quito tiempo — se mostró su sonrisa ladina—, te ayudaré en el desayuno al salir del baño.
Eren tragó saliva.
¡Le habían timado!.
Cuando vio a Levi perderse en la puerta de madera, movió la cabeza de un lado al otro y siguió en lo suyo.
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Mientras terminaba de postrar las crujientes tostadas en un plato de cerámica, es qué escucho el bostezo que soltó su gestante pareja.
Parecía magia, pero de la buena. Las pocas oportunidades en las que despertaban temprano juntos, Levi parecía más hermoso; Eren no sabría explicarlo, pero el agua fría o tal vez la menta de la crema dental dejaba un rostro suave y de labios carmín antes de comenzar el desayuno.
— ¿Listo para comer? — Eren podría ser flojo en ocasiones, pero algo que nunca dejaría de realizar, era dejar listo el desayuno, tanto para él como para Ackerman.
— ¿Ya? — los ojitos grises se sorprendieron.
— Si — respondió—. Tostadas, revoltijo y tocino... Es realmente rápido — sonrió socarronamente.
Obviamente Jaeger sabía que para el contrario la cocina era "un campo minado", y es que no había mejor ejemplo que ese. Pero aunque fuera terrible cocinando, nunca moriría de hambre, lo primero que viera en la alacena trataría de ejecutarlo aunque quedara mal.
Sentados uno frente al otro se dispusieron a comer.
— ¿Tienes mucho que hacer hoy?.
— Pues, no creo llegar tan tarde. Si prestó la suficiente atención, puede que entienda todo y no ir buscando segundas explicaciones — exclamó.
La mermelada de durazno estaba sobre la mesa, la mantequilla, los vasos con yogur. Esos momentos triviales los atesoraba.
— ¿Qué dices tú? La inauguración debe tener a todos corriendo.
— Así es... Pero yo la tengo fácil — el rostro del capitán se mostró malvado—, mientras ellos se estresan con miles de cosas, yo podre llegar, como sí nada y acaparar mi puesto. Puede que Erwin se sorprenda al principio, pero todos los planos tienen mi nombre. Y que un niñato como Bertholdt haya tomado mi puesto no es razón para no arrebatarle la atención.
— Eres malo — rió bajo.
— Se lo merecen. Era el arquitecto encargado, me haré notar hasta el final.
Levi acomodo los trastes para luego lavarlos.
Eren ya debía irse, sí fuera por él, de verdad no dejaría ni un solo segundo a su omega, pero un sueño en proceso no se convierte en realidad al dejarlo a un lado.
— Listo... — los ojos verdes recorrieron completo al azabache. Ya debía irse— El fin de semana será solo para los dos, lo prometo.
El omega mostró una sonrisa ladina — Querrás decir, sólo para los tres... Tranquilo mocoso, anda a estudiar.
— Ya extrañaba que me llamarás así — sonrió.
— ¿En serio? — levantó una ceja extrañado.
— Claro, porqué se que me lo dices con cariño.
— Ya empezaste con tus cursilerías, vete — Eren rió, y Levi suspiró sintiendo el abrazo del alfa.
Uno, dos besitos tiernos y la puerta del departamento fue abierta para dejar al castaño irse.
Normalmente al llegar a la universidad lo primero que hacia era repasar el horario.
Llegaba a las siete y saldría máximo a las cinco, dos clases por la mañana y luego dos más al terminar el mediodía.
Primero Anatomía, seguido a eso Patología General y Propedeútica Clínica, Inmunología y para culminar Bioquímica y Biología Molecular.
Jaeger reconocía que la carrera era jodida, como cualquier otra. Pero la determinación para graduarse de medicina era más fuerte que el cansancio.
Ver sangre, el interior oloroso y extraño de los humanos. Ayudar a cualquier persona aunque no tengan una buena higiene, cortar, curar y limpiar heridas infectadas.
El doctor, médico o enfermero; debe tener un estómago de hierro al igual que emociones de acero para salvar vidas, ver cosas que nadie vería y tener que enfrentar perdidas.
Al final siempre serán humanos como cualquier otro, pero deben mantener resistencia.
Su compañero Marco añoraba especializarse en pediatría.
Ymir a comparación prefería las cirugías plásticas.
Y Eren...
Él no estaba seguro.
Varios le conocían, varios le agradaban, con otros ya tenía malas fricciones. Pero, se encontraba a la altura de la carrera.
Cuando se mantenía anotando las clases o aplicando lo aprendido en las pruebas prácticas, no podía evitar pensar en su madre. Sí tan sólo ella le viera ahora, ¿Estaría contenta? ¿Se emocionaría al saber que tendría un nieto? ¿Le apoyaría aunque hubiera peleado con su padre y hermano por la nueva familia que estaba creando?.
Añoraba una respuesta, tan solo alguna señal para entender que ella se encontraba orgullosa de sus acciones.
Pero no lo sabía.
Y tendría que llevar esas dudas de por vida.
Carla no estaría en su boda, ni en su graduación, menos en el nacimiento de alguno de sus hijos. No estuvo para verlo madurar, ni crecer, Carla le hacia mucha falta.
Luego volvía a su hogar y todo aquello que le agobiaba durante el día se esfumaba, cómo si de aire se tratase.
Alguna vez leyó en un panfleto, que las personas con más problemas, tristezas y retención de dolor sonreían sin importar que.
Eran las personas con la más preciosa sonrisa, al igual que con mejor sentido del humor.
Tal vez su vida no era un infierno, pero ¿De eso se trata. No? Sentir que el mundo gira a nuestro al rededor y hacer feliz a los seres que de corazón valoramos.
Viernes, última clase de la tarde.
A el moreno se le dificultaba respirar, la mirada nublada evitaba que pudiera escribir palabra del pizarrón. Olvidando notas y toda la charla del profesor.
Estaba muy bien durante el día, salio del apartamento fresco cuál lechuga, tomo su almuerzo con optimismo.
Cuando comenzó el cuarto bloque de estudio no podía negar, cierto dolor de cabeza que comenzaba, luego el ardor en el esófago y ahora, eso.
En el aire las feromonas del castaño aprisionaba a muchas personas, lo interesante, es que no estaba malhumorado, tampoco era picante ni doloroso el respirar aquel anís estrellado.
Las perladas gotas de sudor comenzaban a crearse en la frente acaramelada; al igual que la necesidad de tener a Levi entre sus brazos, sobre su regazo, expulsando hasta no mas poder su esencia dulce.
No podía ser...
... Pero era.
Un joven alzó su mano. Interrumpiendo a el odioso profesor que trataba de informarles las malas prácticas al inyectar a una persona.
Este calló de inmediato.
— Adelanté Falco.
Un adolescente prodigioso que con méritos había ingresado a la universidad.
— Disculpe que le este deteniendo profesor Gloss — luego de bajar su brazo siguió articulando—, pero ¿No cree que deberíamos ayudar a aquel estudiante?.
Varios entre sí comenzaron a susurrar. Ya lo habían notado, pero el único que no se había percatado hasta ese instante era el propio castaño.
Gloss suspiro; pronto asintió con la cabeza y el joven Falco termino levantándose prontamente hasta el asiento donde el alfa suprimía el olor.
Ironía pura.
Un estudiante de medicina, olvidando sus calores.
Tan pronto como el beta llegó hasta el ojiverde le extendió la mano. Eren sintiendo la fiebre subir obtuvo la ayuda para guardar sus objetos y junto a eso salir del salón.
— Mucho gusto, Falco Grice — el alfa solo seguía a el niño hasta quién sabe dónde.
— Eren Jaeger... — contestó, terminando por toser ante lo reseco de su garganta.
— Podría suministrarle un inhibidor disponible en la enfermería. Pero usted sabe que si su cuerpo no esta acostumbrado a la marca terminara pasando el efecto prontamente — se tomó un momento— ¿Tiene algún número de confianza?.
— Claro... Cuando lleguemos a la enfermería te daré mi celular y podrás llamar...
El camino no fue ni corto ni largo, algo común. Pero para Eren que sentía la necesidad crecer comenzaba a costarle.
— Y... ¡Llegamos! — unas cuantas personas más, entre dos enfermeras y tres estudiantes. Eren se acercó a la camilla tomando asiento, sacando su celular de uno de los bolsillos.
Extendió el móvil, el cuál Falco tomo con rapidez — Llama a Levi, es mi pareja; dile lo que a sucedido sin dramatizar de más.
Tan pronto como termino de exclamar, un Falco sonriente salió de la enfermería, dejando a Jaeger en manos de una enfermera.
Mientras la mujer buscaba la cápsula el moreno se puso a pensar.
¿Estaba atrasado? Sí, desde la creación del lazo vía mordida habrían pasado mas de seis meses, y el calor no llegaba. No le dio importancia, muy antiparabólico para prestarle atención a pequeñeces, además no sintió los síntomas comunes de su celo. Era algo intenso y hasta peligroso; ahora solo se asemejaba a un resfriado con ansias de ser calmado.
¿El estar enlazado era un cambio en su ciclo? Lo mas seguro, tendría que hacerse algunos exámenes luego de culminar este. Pero el haber leído y estudiado no era en vano, lo más acertado era que su alfa supiera de la espera del cachorro, bajando la intensidad y agresividad. Dejando un rastro de lo que realmente es el calor del primero en la jerarquía; en caso de no existir la cría el ciclo hormonal se ajustaría entre la pareja, haciendo las cosas mas sencillas y la "fuerza" del celo sería la que comúnmente tenían en su pasado. Pero esto podía variar, el omega podría entrar en celo sí el alfa lo estaba y viceversa.
Al esperar a su querido Noah las cosas cambiaban, dejando algo más manejable.
Mientras tanto Grice marcaba el número que Eren le indicó.
Repicó dos veces y tan pronto dio el sonido de la llamada en progreso, comenzó a hablar.
— Buenas tardes, disculpe las molestias. ¿Me comunicó con la pareja de Eren Jaeger?.
— Con él habla.
Falco pestañeo varias veces.
¡Era un hombre! y ciertamente eso no lo esperaba, menos de un alfa de tan imponente aura.
— ¿Qué haces con el celular de Eren? ...¿Ocurrió algo?.
— Bu-bueno, cómo le venía diciendo... Él no se a sentido bien, tal parece que su calor a llegado y le llamaba para saber... Si tenía la posibilidad, o la manera de venir y así usted llevarlo.
— Tonto... — musitó el azabache al otro lado de la línea— Claro, no te preocupes. Llegaré lo más rápido qué pueda.
— Se lo agradezco mucho.
La llamada acabó, el de cabello cenizo suspiro. Dando media vuelta y volviendo sus pasos hasta la enfermería, donde después de pasar el umbral un castaño con ganas de morirse estaba recostado.
— Señor.... — dudo de como llamarle— ¿Señorito Eren? Ya puedo entregarle su teléfono.
— Falco, llámame Eren.
El adolescente llegó hasta la camilla entregando así el aparato. Eren mantenía un brazo bajo su cabeza y de lado recibió lo que le extendían.
— ¿Qué dijo. Se escuchó preocupado?.
— Yo diría que un tanto, vendrá en poco tiempo, creo... — carraspeo tratando de disimular la incomodidad que sentía. El beta moría por indagar— No sabía que era un chico su pareja.
— Aah.... Si — el moreno movió los hombros restándole importancia— Puede que me case antes de que termine este año.
— ¡¿Se comprometieron?!.
— Podría decirse que sí se lo llegué a pedir... Así que si.
— Wowow... Es usted un poco joven ¿No lo cree Eren?.
El de ojos verdes se río, pensando en que respetuoso era el jovencillo, y en la pregunta que le hacia — Cuando te enamores, podrás creer que todo esta en tú contra para lograr llegar hasta esa persona. Pero también te sentirás valiente y cada que una de tus acciones le haga feliz creerás volar ante su sonrisa. No interesa si mi edad es fuera de lo común para casarme, valdría la pena solo por estar a su lado y escuchar su voz malhumorada.
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— ¿Eren? — el omega camino rápidamente. En su cara se notaba la preocupación, pero su cuerpo estaba calmado al igual que el tono de voz.
Las botas de cuero se hicieron escuchar, el saco terracota con movimiento suave a la fricción de sus brazos, los jeans elásticos delineando las piernas, y la abultada panza tras una camiseta blanca con el logo de esas marcas comerciales conocidas; la vainilla apareciendo a cada paso hasta llegar a la camilla. Y Falco se sorprendió al aspirar las feromonas del azabache.
— Eren, ¿Cómo te encuentras? — el de cabellos cenizos fue dejado de lado, ante el capitán quién no le prestaba atención.
Paulatinamente alfa tomo asiento, formando una sonrisa pues el interés de Ackerman sobre él, era grato y especial.
— Mejor ahora que tú éstas.
— No seas idiota. ¿Por qué demonios no estuviste pendiente de tu ciclo? — este cruzó los brazos, volteo la mirada encontrando a un Falco incómodo—. Supongo que eres el niño que me llamo, Levi Ackerman.
— Ah, Sí — el de ojos verde aceituna extendió su mano, pronto el gestante correspondió con rapidez— Falco Grice...
— ¿Entonces mocoso? — nuevamente regaño al castaño.
— Simplemente se me olvido, estaba atrasado ¿Qué esperabas? No tenía idea cuando podría aparecer.
— ¿Ya tomaste un inhibidor? — los pálidos dedos acariciaron los mechones sobre la frente del alfa.
— Si, no debes preocuparte.
— Entonces hay que darnos prisa y llegar a casa, no quisiera tenerte mal en la calle.
Las lechosas manos acariciaron con parsimonia los rojizos pómulos contrarios. Levi sentía la serenidad de los aromas que Jaeger soltaba, también el cambio de actitud a la última imagen que tenía del calor de el moreno.
Su lazo expresaba adoración y un amor empalagoso, todo lo contrario a lo que fue su primera vez compartiendo cama.
— Estoy... Te agradezco lo que hiciste por Eren, Fo- Falco — recordó el nombre del rubio cenizo con un chasquido—, deberías pedirle mi número a él la próxima vez que se encuentren, por sí llegase a pasar algo más — y conociendo a Jaeger era lo más seguro.
— Por supuesto. No agradezca nada, lo ayude con todo gusto — hizo un ademán con las manos tratando de negar los halagos a la par que movía la cabeza.
— Bueno Falco, nos vemos luego. Cuídate — un pequeño apretón en el hombro contrario, y se levantó de la camilla.
— Adiós — sonrió en respuesta el menor.
Cuando salieron al pasillo, varios ya salían de sus clases, llegando los estudiantes de la hora nocturna.
¿Ver a Eren Jaeger junto a un omega preñado? Que escándalo.
Obviamente la familia del moreno era conocida, en la televisión se mostraban junto al gobierno, en ocasiones se podía leer por el periódico y las noticias los nombres Jaeger. Así que verle junto a Levi era interesante.
Para los que sabían reconocer, notar la presencia de reclamación sobre el cuerpo Ackerman era un chisme enorme, la fama familiar era culpa de Grisha y Zeke, pero no evitaba que el menor se conociera.
Entonces terminaban deduciendo que Eren tenía a su pareja en espera, y por la condición de calor retenido; el de hebras negras le habría ido a buscar.
Entre la gente unos se quedaban mirando, a otros no les interesaban y estaban también los sorprendidos ante aquella escena.
— Llegaste rápido.
— Tomé un taxi.
— ¿Estabas ocupado?.
— No.
— ¿Seguro que no dejaste algo a medias por venir? — corroboró.
— Una cosa. Pero no es mucho.
— ¿Te preocupé? — el de mayor altura se fijo en el rostro de Levi, le dolía la cabeza y sentía el cuello arder ante la fiebre.
— Sólo... Sólo un poco...
Luego de pagar otro automóvil y llegar a su hogar, Eren pudo tomar todo el agua que su cuerpo le rogaba. Casi lanza bolso y zapatos al aire, pero junto a el omega con cuidado y paciencia fue dejando cada objeto en su sitio.
La garganta comenzaba a picarle al igual que el estómago, y que decir del calor que en el pecho se aglomeraba. Levi decidió que lo mejor era llevarlo a la habitación, pues estaba sentado en la sala quejándose de lo que traía puesto.
Cuando la comodidad de su cama matrimonial fue sentida, es que tomó la iniciativa de quitar camiseta y pantalón, mucho sudor como para estar con ropa de salir.
— ¿Qué dirías que sientes distinto? — Levi consultaba. En sus manos traía una toalla fría y húmeda, estaba arrodillado sobre el colchón y frente del castaño; limpiando de a poco el rostro ajeno.
— Todo... — soltó una risa—. El cuerpo me pesa, es como sí tuviera gripe.
— ¿Entonces supongo que no quieres clavarte?.
— ¡¿Qué?! — abrió los ojos con vergüenza—, no sea grosero señor de Jaeger... Para su información lo único... Que realmente desearía es que me mimara sin segundas intenciones. No sabría explicar la opresión que siento... Tampoco niego que quiero tenerte cerca...
— ¿Entonces esto no es como un calor común?.
— Tú tienes mas años que yo, ¿Cómo no lo sabes?.
— ¿Acaso soy un alfa? Que yo recuerde en las clases jamás tocaron el tema de "el calor en un alfa enlazado con un omega en embarazo".
— Pues... Ya vez como funciona...
Hubo un silencio entre ellos.
Levi dando sus feromonas al cuerpo calórico de Jaeger, mientras este se acercaba de a poco al pequeño.
— Entonces... Te preocupaste sólo un poco por mí — ni era una pregunta, lo afirmaba.
Pronto su rostro término en el regazo de el de piel blanquecina.
— Si solo hubiera sido "un poco" no habrías llegado tan rápido...
— Eren, ¿Soy el preñado y tu estás sentimental?.
— Necesitó amor el día de hoy... Deberías consentirme.
Levi rió, recorriendo con sus manos los brazos y rostro de su pareja. Estiró las piernas con cuidado para estar más cómodo; y eso fue la invitación suficiente para que el ex-cadete tomara confianza y comenzara a besar las manos contrarias en busca de más contacto.
— ¿Mimarte? No debería hacerlo, ya eres un mimado.
Ladeo la sonrisa el alfa.
— ¿Qué ocurriría si muriera de falta de afectó? Le explicaras al bebé que por culpa de su papi, su padre falleció pidiendo caricias...
— A veces no entiendo por qué juegas con eso...
Con sus dos manos atrajo la cara rojiza de Eren hasta la suya.
Sus labios se encontraron, besándose con un toque delicado. El castaño abrió la boca subiendo el nivel, Ackerman le remedo, pronto las lenguas se encontraron rozándose con lentitud, dando caricias entre ellas que transmitían saliva y humedad, hasta que la mano del ojiverde tomó la nuca del omega, moviendo con pasión y entrega sus labios, pero siendo cuidadoso con la barriga semicircular.
Sus bocas se separaron. Escuchándose el sonido del chupete entre belfos; los ojos del alfa estaban perdidos mientras Levi sólo podía demostrarle un amor sincero y las ganas de protegerle al saber que no se sentía dispuesto.
El azabache dejó a un lado la toalla mojada, admirando las preciosas esferas cían que le miraban.
— Claro que me preocupé... Tuviste tanta suerte que ese chiquillo se haya dignado en ayudarte... Habrías estado mal y era peligroso...
— Pero no ocurrió, y ahora estamos juntos... — beso con dulzura la mejilla de su amado— ¿Qué siente tú vínculo?.
Eren presionaba sus labios contra la cara regordete de Levi. Su cuerpo le pedía afectó y paciencia, tener al omega a su lado...
— Amor... Te siento buscando mucho amor y también lo transmites — los brazos se enredaron tras el cuello de Eren, volviendo a besar sus labios con inocencia y ternura.
Y realmente era tan diferente a su primera vez, al primer celo juntos. Los aromas que desprendían eran distintos al cortejo sexual, eran dulces y nada sofocantes, era una entrega diferente, entre el contacto y la acción física que liberaba las pieles, y explicar cómo se sentían con palabras, transmitir las emociones extrañas que llegaban con la voz.
Pero ante todo, demostrar lo que a llegado de improvisto. Siendo más gratificante que lo común.
Algo hermoso.
Algo no igual a lo experimentado.
Algo perfecto, encantador y lleno de adoración.
El alfa adentró su mano izquierda bajo la camiseta del preñado, acariciando el adorable estomago hasta toparse con la copia de un brasier.
Dos dedos se colaron bajo el acostumbrador; con parsimonia acaricio el pecho abultado, hasta que las yemas de sus dedos apretaron con delicadeza un pezón.
Tan pronto lo hizo un líquido tibio manchó su mano, era calostro.
— Levi... ¿Desde cuando tus pechos lactan en gran cantidad...? — musitó en el cuello de su omega.
— Suelen doler... Pero evitó los derrames con el acostumbrador...
Alejó de a poco el rostro hasta admirar las mejillas rosas del embarazado.
— Quiero probar... — beso la boca contraria, lamiendo con gran maestría toda la cavidad bucal, inclusive el gemido que el omega emitió quedó ahogado contra ese beso feroz.
Un hilo de saliva resbaló por el mentón del azabache, la lengua del moreno se encargó de el líquido velozmente.
Las manos de Eren buscaron el comienzo de la camiseta, con éxito la levantó; haciéndola pasar entre los brazos y la cabeza de Levi. Esta fue lanzada al suelo.
Ackerman tocaba el pecho tonificado del castaño, deleitándose con la imagen de su mocoso frente a él.
Entonces el jean que el omega traía descendió armoniosamente de los muslos hasta que sólo se pudo ver un simple pantalón en el pisó.
El cuerpo de menor tamaño quedo recostado en las almohadas, y aquel moreno solo pudo apresarlo, subiendo la temperatura con la fricción de las pieles descubiertas.
La boca de Eren llego hasta un pecho, metiendo con cautela un pezón hasta terminar succionando de él.
— ¡E-espera! Es extraño~ no lo hagas...
Una mano apretó, los labios siguieron mamando. Levi lo empujó al principio pero solo se retorcía entre el placer y los escalofríos.
Jaeger elevó la cara.
Ackerman lo miró con el ceño fruncido.
— ¿No se supone que esto es un calor diferente...?.
— Jamás dije que no se podía tener sexo.
— Y luego me sales que debemos utilizar filtro infantil. Te contradices.
— ¿Duele menos? — cambió el tema, volviendo al pecho de Ackerman.
— Si no mordisqueas... Ngh...
Un sonoro chupetón se escuchó — Que bueno... No sabe como me lo imagine, pero supongo que al ser bebé y no conocer otros sabores que no sean los tuyos le encantará...
— Por tú culpa quiero utilizar un extractor de leche....
Eren exhaló divertido.
Quedo su cabeza sobre la panza, sin presionar tanto y no dejando el peso por completo en el omega.
El simple hecho de escuchar sus latidos, de sentir piel con piel, de sincronizar las respiraciones; era suficiente para sentirse bien.
Las caricias de Eren en los mechones oscuros que cosquilleaban en su nariz, el olor de las cremas para hidratar durante el embarazo. Los besos que se compartían al estar hipnotizados en la mirada del contrarió.
Hablar sobre el futuro, los problemas del momento, miedos y metas que se han planteado superar.
La escena, hacia recordar un poema olvidado, no muy conocido de cierto hombre mayor.
Dos cuerpos frente a frente...
Son dos piezas que encajan, transmiten emociones y se llenan de miradas.
Dos cuerpos entre sí...
Desnudos, con la libertad de entregarse, pero mayor es la fuerza que pueden apreciar al amarse.
Fácilmente la carne se puede unir, en el acto de la faena y poder ser olvidado.
Pero la energía que se traspasa es eterna, es entrega. Todo lo que el alma siente y valora, entonces ¿Por qué no amarse, entre toques y palabras salidas del corazón? Con trivialidades que se aprecian y quedaran guardadas para siempre en la memoria.
Los dedos del moreno juguetearon con el cuerpo de Levi, despertando la excitación entre los dos sexos.
Y en cuestión de minutos, los muslos blancos cuál lirio pálido fueron besados y acariciados, lento y sin apuros.
La lengua de Eren paseó la base hasta llegar a la punta. Los espasmos que producía el cuerpo de Levi eran la prueba de cuán bueno se sentía.
— Eren... No necesitas hacer eso...
— Shhh... ¿Por qué no simplemente lo disfrutas?.
— ¿Qué hay de ti?.
— Eso puedes pensarlo luego... Quiero darte amor...
Las mejillas rojas del omega evitaron una pequeña risa.
— Tu eres el que entro en calor...
— ¿Y? Siempre te has llevado la parte mas difícil, se supone que debemos compartir...
— Amor mutuo...
El sonido húmedo de la engullida, las palmas de el ojiazul acariciando el rostro de Eren, el vaivén lento y tortuoso que se producía en el interior bucal.
El capitán sentía irse en cualquier momento, su pequeño falo podía entrar sin complicaciones y al castaño parecía gustarle jugar con la lengua.
No paso mucho hasta que el primer orgasmo dejo salir el líquido que la erección mantenía.
Poco a decir verdad.
Jaeger beso con pasión los labios contrarios. Haciendo que Levi se probara, un sabor ácido y dulce que dejaba la sensación pegajosa entre las salivas.
Fogoso...
Alejándose paulatinamente, recobrando la compostura. El choque entre brillantes miradas planteadas y acuosas.
Levi volvió a comerle la boca.
Eren masajeaba los testículos de menor tamaño, sólo para llegar a la entrada que comenzaba a lubricar.
Cuando adentró su dedo de corazón, el escalofrío del azabache detuvo aquel beso húmedo.
Debía decir que escena tras escena erótica de el omega, era producto de la erección que en espera se traía.
Un segundo dedo, dejando al índice fuera.
Ackerman estiró sus brazos, sintiendo su ano dilatar ante cada pequeña embestida de los dos dígitos; sus extremidades tomaron la palpitante carne de su alfa.
Delineando cada centímetro desde el glande hasta el final... Llegando a los comienzos de vellosidad poco frondosa. Grabando con el tacto la sensación y la forma.
Lo estaba haciendo sufrir...
Lo torturaba...
— Ya estoy listo... Entra en mi Eren...
Cuatro palabras; las suficientes para ser acertadas.
Se coló entre las regordetas piernas. Sosteniendo los muslos contra su cadera morena.
Saco los dedos, terminando con el lubricante natural de su pareja pegoteando. Con la misma mano tomó su propio sexo, alineando, la punta frotándose en la entrada.
Con tan poco movimiento su pene se abría campo.
Estaba caliente, pegajoso y muy estrecho...
Tan pronto paso el glande, comenzaba a clavarse hasta poder golpear el fondo.
Las pantorrillas de Levi empujaban su cintura, la nariz perfilada se restregaba contra su caliente mejilla, sentía una mano en su nuca y otra en el hombro.
Mantenía las rodillas firmes, sus brazos no cedían a posar todo el peso sobre él. Podía tener muchas ganas, pero por nada del mundo sería bestia y lo dañaría.
Quería sentir esta ocasión como una distinta a las demás, lento y sin tapujos.
Llevando sus caderas hacia atrás, soltó un gruñido bajo.
Latidos maniáticos...
Penetró de vuelta, escuchando en su oreja el gemido de su amor gestando.
Sudor escurriendo...
Las paredes anales se contrajeron cuando saco su lengua lamiendo la marca que tiempo atrás produjo.
Feromonas revoloteando...
El vaivén se hizo constante, ni lento, ni rápido. El miembro de Levi frotándose en el vientre acaramelado, abajo un sonido obsceno y vulgar, al ser combinado con el líquido preseminal, sudor y el propio lubricante.
De alguna manera los ojos de el omega comenzaron llenándose de perlas cristalinas, hasta terminar en lágrimas brotando y recorriendo los cachetes cual tomate maduro. Las respiraciones se descontrolaban, un dolor cosquilleante entre el vientre y estómago de Eren, una emoción brotando en el pecho.
Sentir su sexo doler y tensarse, la vista se nubla, la cabeza se siente liberar, el corazón bombea sangre rápidamente.
Todo el cuerpo se relaja, las embestidas incrementan.
Levi comienza a jadear más fuerte, Eren gruñe entre dientes.
Cuela una de su manos hasta el trasero blanquecino para mayor soporte.
Y llega el clímax.
La mordida esta quemando y es un dolor masoquista.
Levi se contrae por completo.
El miembro de el alfa comienza a crecer en la punta y tras eso un chorro de esperma es disparado.
— ¡E-Eren...! ¡Aaaah! ¡Mhh~!.
— Ngh... Me estas a-apretando demasiado... Ugh....
El esfínter deja de contraerse. No sale más semen, aunque el nudo los retiene...
Respiran agitados, se abrazan con posesión. A los segundos comienza a destensar la erección del castaño, erradicando el nudo y la opresión interna.
Sale con una lentitud parsimoniosa. Se miran y los besos que el alfa regala son tantos que el azabache es incapaz de contarlos.
Sus cachetes, la frente, su mentón y labios...
Eren baja hasta besar el cuello contrario, nuevamente besa los pechos y tras un último beso francés entre sí cae en su almohada temblando.
Sus rodillas tiemblan, los brazos también, el castaño se siente sin fuerzas y liberado.
Omega se abraza a él.
La cabeza de Levi se acomoda en su pecho, su brazo retiene la espalda del mayor, los dedos de su pareja juguetean con su vientre. Debe encontrarse muy mal su moño pues varios cabellos se han salido, cayendo en sus hombros y delatando las gotas de sudor resbalar.
Suspira...
— Se que es muy pronto para pensar en esto... Pero ¿En qué crees debería especializarme?.
— ¿Qué te gusta hacer? — pregunta, los labios color cereza besan con amor la piel morena.
— No sabría responder... Creo que... Todo, hehe, excepto la cirugía plástica, no quisiera llenar el cuerpo de personas con plástico por estándares de belleza.
— ¿Qué me dices de un otorrinolaringólogo?.
— Suena a trabalenguas - exclama divertido.
— Lo sé... Piénsalo, ganarías dinero viendo los oídos de las personas.
— No. Sé que les ayudaría. Un dolor de oído es terrible, pero otra cosa.
Olfateo la piel de Levi, recorrió con la nariz las hebras azabaches. Delicioso manjar pecaminoso...
— ¿Cirujano? ¿Bionalista? Que más... — sonrió— Doctor común y corriente, especializado en quién sabe que cosa.
— Eres muy motivador.
— Tonto, no conozco lo suficiente.
La mano derecha del ex-cadete mimo la mejilla de Ackerman.
— Lo que escojas estará bien Eren. Al final estarás cumpliendo un sueño y ayudaras a muchas personas... No necesitas una especialización reconocida para hacer el cambio en la vida de otros...
— Si te lo propones puedes decir cosas muy hermosas — deslizó sus dedos hasta el mentón de su omega. Un instante contemplándose entré sí, para unir sus bocas en el último beso de esa charla antes de prepararse para salir de aquel nido de amor.
Retraso de calor, que termina en una entrega fiel a las emociones...
Última semana de mayo.
Eren se a despertado muy temprano, al igual que Levi.
Es el día de la inauguración del ferrocarril.
Sus ropajes limpios y planchados, los cabellos peinados, perfumados, zapatos brillantes y listos.
Han preferido tomar un taxi, que ir caminando; lo cuál sería llegar sudados.
Los comienzos del verano producen calores temporales, mientras las noches son ventosas.
Berlín se a apoderado de la luz solar, las calles se ven claras y brillantes, los árboles con sus hojas verdes hacen contraste con las flores silvestres. Una que otra nube se pasea por el cielo y las personas se notan felices.
La estación del tren está decorada, entre globos y listones; varios superiores hablando entre sí, reporteros preparando cámaras, micrófonos y notas.
Sería televisado el evento, obviamente no era cualquier cosa.
Un ferrocarril alemán, que llega desde Berlín a Polonia, llevando cargas de hidrocarburos para mejorar la economía. Proyecto encargado por el gobierno a los militares de esa zona.
Saldría en los periódicos y los canales de noticias, uno de los Jaeger's estaba dentro de aquel grupo. Pixis y Zackly comandaban varios planteles y Smith era el jefe del batallón de arquitectura.
Gran noticia para el pueblo alemán.
Buenos lazos con Polonia.
Mejoras para los dos países y la economía europea de esos lares.
El gran tren estacionado frente a el lugar de encuentro, todo se notaba nuevo y por ello era tan interesante buscar defectos. Las vías sin haberse utilizado, los asientos, el almacén, los anuncios con letras vistosas.
Tan pronto los ojos de cierto rubio vieron al gestante, este sintió nerviosismo. Transmitiéndole el sentimiento a su pareja, el alfa oprimió con más entrega la mano entrelazada del azabache.
Erwin abrió los ojos con sorpresa. Tenía bastante tiempo sin haberse visto, y la panza de Levi se notaba con tan sólo una revisión rápida. Además el ex cadete se miraba posesivo e incluso distinto.
Un alfa protegiendo a el padre de sus crías.
Un animal protegiendo a la manada.
Se podía deducir que la reacción del capitán, era la vergüenza o tal vez la incomodidad, su jefe y buen amigo le estaba observando en pleno embarazo —su estómago había crecido, nada parecido a el pasado—, el cambio emocional...
¿Cuándo Levi Ackerman se había presentado tan vulnerable?.
No es que quisiera depender de su pareja, pero en el estado en que se encontraba era inevitable. Su propio cuerpo le pedía el cariño y protección de quién le marco.
Y alguien externo a su círculo de convivencia era negado tanto por su sistema, como por el instinto.
Además del hecho de que no había sido invitado, cuándo debió de ser.
Habían tenido el gran descaro de dejarlo a un lado, cuándo "supuestamente" el historial quedó limpio.
Pero, haber sido el encargado de tan grande proyecto... ¿Cómo quedarse con los brazos cruzados, viendo como sus esfuerzos eran repartidos entre varios avaros?.
Admitía su "error" el cuál era más bendición, pero eso no evitaba el coraje de ver el nombre de un simple cadete en sus planos.
Él era quién merecía esos méritos.
Erwin Smith extendió su mano.
La mano del azabache fue soltada, por petición propia. Pronto recibió el saludo, con algo de determinación en su rostro.
La respuesta fue una sonrisa ladina, era la fusión del orgullo y entendimiento.
— Gran trabajo el que hicieron acá, Erwin.
— Bueno... No por nada tú eras el capitán al mando.
— ¿Y qué hay de Bertholdt?.
— ¡Vamos Levi! Los dos sabemos qué de yo tener esas decisiones, tú recibirías todos los elogios.
— Eso no evitó que nos amenazaran con la multa, y que Eren terminar por dar la baja.
— No deberíamos hablar de esto...
— Tienes razón, igual me falta parir y tener el reposó para dar la cara.
— Levi, ¿En serio crees que yo quisiera que perdieras tú estatus?. Me pareció una vulgar injusticia, inclusive una treta por parte de Zeke — miró hacia Eren—, pero ustedes de igual manera rompieron la leyes... Y se deben cumplir.
— Lo sabemos... Y no me arrepiento de absolutamente nada Smith — declaró decidido.
El rubio al escuchar aquellas palabras sintió satisfacción en su pecho.
Levi no era como la mayoría de omegas, nunca se quedaría callado contra un alfa o beta prepotente, menos si eran capaz de llegar a denigrarle, siquiera tratar de insultar le.
Pero también necesitaba un descansó.
Sentirse querido, cuidado, no tener qué utilizar todo el tiempo un escudo... Y para eso estaba su familia, sus amigos más cercanos y sobre todo Eren.
Minutos comenzaron a transcurrir, cada oficial y persona requerida en el sitio fue llegando. Hasta que la tarima fue probada, el micrófono encendido y las cámaras preparadas.
El primero en aparecer ante la multitud —la cuál prontamente se formó—, fue nada más y nada menos que el mayor general Darius Zackly.
— ¡Buenas tardes a todos! Gracias por venir, en este día. Saludos cordiales a nuestros compañeros milicianos que nos pueden apreciar a través de la señal televisiva, que nos escuchan por la radio y a quiénes desde otros países están pendientes de los acontecimientos a empezar. También quiero aprovechar para manifestarle a nuestro presidente lo grato que fue este proyecto, beneficiando nuestros pueblos al igual que a los polacos....
Palabrería que no era necesaria escuchar a oídos de Eren.
A la lejanía, entre las filas de sillas Hanji trataba de atrapar la mirada de su omega, pero él no prestaba ni una pizca de atención a los alrededores; Ackerman esperaba el momento justo para subir a escondidas tras la tarima y cuando el momento de dar los elogios de los planos arquitectónicos comenzará, ¡Aparecería cuál invocación!.
— ... Sin más que decir, le dejaré lo siguiente a el coronel Zeke Jaeger...
Los aplausos se produjeron.
Erwin estaba atónito, debieron de haber llamado a él, inclusive esperaba que el segundo a entablar discurso fuera Pixis. Cuan equivocado pudieron estar, ¿Qué habrán acordado tras bambalinas?. Zeke probó el micrófono, mostró una sonrisa segura, ajusto la montura de sus lentes y comenzó el relato.
A continuación, una serie de gráficas al igual que maquetas tridimensionales fueron mostradas, explicando los recursos utilizados en la fabricación de las vías y el tren. También se plasmó en un especie de mapa el recorrido del mismo.
Era el momento de hablar de la ayuda al igual que el arquitecto creador de los planos.
La voz de su hermano lo mantenía embelesado, era increíble haber sentido admiración y respeto hacia ese sujeto, él esperaba ser como Zeke... La presión paternal y la que pudo haber ganado por parte de su hermano mayor era nada, a comparación del cariño sincero que pudo transmitirles, aunque lo agobiaran, aunque le envidiara.
Eren al prestarle atención al rubio perdió de vista a Levi.
¡¿Dónde demonios se había metido?!
Y cuándo observó a el omega sobre la tarima, sonriendo con cinismo sintió empalidecer.
Un silencio sepulcral de parte de Zeke, cortando así la explicación que daba sobre los planos. Aplausos de la multitud la cuál creía que eso estaba planeado, Erwin y varios generales abrieron los ojos con sorpresa. Y Hanji desde atrás silbaba de una manera poco elegante.
El azabache llegó hasta el micrófono, Zeke bajo lo más que pudo la voz.
— ¿Qué mierda crees que estás haciendo? — susurro entre dientes cercano al oído del omega.
Levi portando un rostro inexpresivo, mostró una sonrisa ladina. Los aplausos se detuvieron de a poco.
Que satisfacción.
— Haciendo valer mi trabajó — arrebato el micrófono con un movimiento simplemente delicado— Buenas tardes, capitán Levi Ackerman; arquitecto creador de estos deslumbrantes planos que ayudarán a nuestra nación. Lamentó mucho que el coronel no haya dicho mi nombre al dar comienzo a la explicación...
Eren simplemente sintió que en ese instante le daría un infarto.
Los periodistas estaban de lo más interesados en escuchar a el capitán omega y preñado explicar con gran maestría tan gran proyecto.
Y el de ojos azules, comparando se con un aristócrata comenzó a relatar.
El rubio con olores a cúrcuma termino retirándose, inclusive bajó la tarima varios le preguntaban que había ocurrido, y pensar que Bertholdt era quién debía subir a explicar lo que Levi estaba diciendo, ganándose a la audiencia con suma facilidad.
Con su voz dio la información de cada parte construida de la estructura, los adelantos y cuán maravillosas fueron las manos de obra, agradeciéndole a los obreros y personal civil.
Al terminar los puntos, no sé pudieron esperar los aplausos, varios reporteros trataban de buscar la manera de que contestará alguna pregunta —tanto personal, cómo laboral—. Simplemente dio las gracias, dejando el sitio libre para el siguiente a subir y tras dar la vuelta suspiró, bajando de la tarima y encontrándose con Darius.
— Vaya que tienes pelotas, Ackerman.
— General — saludó aunque no estaba uniformado.
— Deja eso de lado. Estoy sorprendido, algo disgustado pero más que nada sorprendido.
Claro que Levi sabía que podría terminar súper mal, sin embargó... Debía ser valiente, no por nada Eren estaba dónde se encontraba, el era increíblemente valiente y determinado. Y un segundo género no lo detendría, ni siquiera llevar en su vientre a Noah.
— Me quisiera disculpar con usted general Zac-
— ¡Felicitaciones Ackerman! Tal parece que a la audiencia le encantó ver algo fuera de lo común, al igual que el apoyo de la milicia en los distintos géneros, entre esos los omegas. ¡Y mírate, estás en pleno embarazo! ¡Gran forma de dar publicidad!.
Pixis sonriendo culminó de felicitar, haciendo que Darius pensará mejor lo que haría.
— ¡Levi! — Eren llegaba hasta donde los generales y el capitán se encontraban. Se podía notar que había sido difícil pasar la seguridad— ¡General Zackly, general Pixis!.
— Un gusto volverte a ver muchacho — saludo el alfa de bigote canoso.
— Bueno Ackerman — Zackly exclamó—. Espero verte en pocos meses trabajando, felicidades. Tanto por tu cachorro, como por este logro.
¿Lo hizo?...
...¿Listo, ya?.
¡Sí, ya pasó lo peor!.
Los generales terminaron de hablar entre sí para alejarse y Eren quedó confundido pero calmado.
— A veces tienes demasiada suerte, ¿No lo crees? — Eren le sonrió.
— Lo aprendí de ti.
A lo lejos Zeke pretendía ir a quejarse, pero cada que lo intentaba alguna persona llegaba para tomar su tiempo.
Erwin fue uno de los alfas que volvió a la vida luego de saber que no recibió alguna novedad mala del gran general.
Y Hanji tan pronto pudo acercarse pudo deleitarse con la panza crecida de Levi.
Tan pronto oscureció, los flashes de las cámaras se podían apreciar mejor, el ferrocarril siendo utilizado por primera vez, las bombillas nuevas encendiendo se y la estación estrenando se.
Que bien había culminado la inauguración.
Su esfuerzo valió la pena.
La valentía y determinación valió la pena.
El retraso inclusive, valió la pena.
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