🎀 Cuarta entrega - aceptación

No dejaba de dar chillidos, la barriga era tremenda y la sangre goteaba manchando el suelo.

Era molesto, fastidioso, los nervios de punta y cada que se escuchaba el fuerte sonido cualquier cercano se estremecía y la lastima era presente.

La gata estaba en labor de parto, durante la mañana todo era normal hasta que a la hora del almuerzo los dolores comenzaron, cada que una contracción arremetía en el cuerpo de la minina se le escuchaba maullar, también las gotitas de sangre un tanto marrones recorrían cada movimiento que daba.
No se quedaba en un sólo sitio, lamia la vulva limpiándola, ya había roto fuente y los cachorros estaban en el proceso de salir.

Kuchel cocinaba mientras ocurría todo, Isabel no deseaba ver la escena, por lo que encerrada en su habitación a lo lejos preguntaba que tal iban las cosas. Farlan investigaba en un libro lo que podría ocurrir y Levi, bueno el estaba casi sentado al lado de la gata que se retorcía entre las mantas.

Mientras el fogón cocía unas pechugas de pollo la madre de los tres niños realizó el pedido de que sacaran a Miau de la casa, ya que no quería oír mas los lamentos del animal mientras daba a luz. Además de que la sangre podría ensuciar el suelo y eso le daba un poco de asco.
Claro que Levi y Farlan hicieron caso, llegando al patio y decidiendo que la pondrían bajo el árbol frondoso que utilizaban para jugar.

Gracioso y un tanto irónico, el día anterior había sido cumpleaños de Farlan, por lo que en el refrigerador aun se contemplaba grandes pedazos de pastel y varios aperitivos que no fueron consumidos.

Realmente no querían ver la escena, sería un poco traumático ver como los cachorros salían de un lugar tan pequeño. Así que dejándola sola y con un tiempo de dos horas máximo los niños regresaron a casa.
Sus pancitas llenas con la deliciosa comida que había preparado su madre, el cielo de la tarde de apoco caía para el atardecer. Volvieron a buscar a la gata puesto a que no estaba en donde la habían dejado, el pequeño azabache entró en pánico mientras buscaba por doquier.

Tras unas cajas, cercanas a la cerca de madera se escucharon lloriqueos y maullidos. Esa parte no tenia césped, era tierra y rocas, pero era un lugar oscuro.

Los encontró, la gata estaba como si nada, literalmente los había dado a luz entre tierra y suciedad, los dejó y prefirió acicalarse alejada de los bebes.

Eran cuatro, pelajes blancos con rayas naranjas y amarillentas, tres del mismo color. Y un siamés que era en cuanto el tamaño mas grande que los otros.
No estaban del todo limpios, y los ombligos umbilicales estaban mas largos de lo habitual, inclusive le preocupó ver que uno estaba pegado a otro mediante las tripas.

Pretendía llevarlos adentro de la casa; al ver dos gatos machos, entre esos incluido el padre.
Si bien era cierto que habían investigado suficiente, al igual que preguntado a conocidos, los machos matan a las crías -inclusive propias- para poder montar de nueva cuenta a la gata. Pues entra en celo tras la pérdida.

La gata no se preocupó por ellos, los abandono a su suerte.

— ¿Entonces....? — Isabel jugaba con el vaso frente a ella— ¿No me dirás que tienes?.

— No tengo nada — exclamó rodando los ojos.

— No mientas. Sí ella lo noto imagínate yo — Farlan era el que ahora contestaba.

— Ahora que lo dices — la joven se acercaba de manera bastante extraña a romper el espacio personal del azabache— ¿Estás utilizando perfume de mujer?.

— ¿De qué rayos hablas? — una mueca de molestia, un empujón haciendo que la chica riera y Farlan viendo todo con una sonrisa burlesca.

— Huele a Victoria's Secret Coconut Passion — cerraba los ojos casi que degustando el aroma mientras inhalaba— ¡Si! — apuntó con su dedo a Levi— Tu aroma esta ligado de forma extraña con coco, aunque lo de el perfume solo era broma... — se rascaba la nuca.

— ¿Podrías dejar de actuar extraño? Estamos en público — regañaba el mayor.

— Mejor cambiemos de tema — Farlan nuevamente exclamaba— ¿Qué tal esta el trabajo?.

— Bueno... ¿Tomando en cuenta navidad y que estamos como locos? — respondió de manera sarcástica— bastante bien — rió bajo— Ya saben que soy parte fundamental... Pero realmente la obra esta saliendo muy bien, tan solo faltan pequeñas cosas a pulir y podré decir que hemos hecho casi todo.

— ¿Te refieres al tema legal? — interrogó Isabel.

— Un poco más que eso — daba un sorbo a su té— ya todo el papeleo se registro. Hablo de los planos, los arquitectos me anunciaron su pronta culminación. ¿Qué tal esta el vejestorio? — le sonreía a Farlan.

— Uffff — soltó aire que estaba retenido, actuando cansancio— Tío Kenny es intenso... ¡Y tu lo sabes! — Isabel río.

Si bien era cierto que venían de una misma madre, los hermanos Ackerman no tenían la sangre de un solo padre. Aunque Levi era el mayor solo era medio hermano de los dos menores, mientras que ellos si fueron concebidos con el mismo hombre, un beta de piel abrazada por los rayos solares y cabello castaño claro. Recuerda lo amoroso que era con Kuchel, lo bueno y paternal, había sido un buen padrastro.

Isabel ya estaba graduada de comercio, pero se quería especializar en el marketing digital además de venta extranjera. La beta tenia una relación a la cual no le llamaba "sería" aunque dos años ya habían pasado con su pareja actual.

Farlan trabajaba con el alfa del sombrero, el tenía el negocio familiar heredado del abuelo. Una marca registrada y muchas cavas frigoríficas transportadoras de comida. Si no estaba equivocado el nombre de la compañía eran "Transportes T.N.T" lo que siempre le recordaba a la dinamita o el canal de televisión donde veía varios maratones de películas cuando era pequeño.
Llevaban carnes rojas como blancas, y a veces lácteos o embutidos. Realmente era un buen negocio y daba ingresos suficientes como para vivir cómodamente.

— Kenny es muy amargado. Esa es la razón por la que casi no los visito — decía la chica mientras acomodaba su cabello, el cual había sido removido por la brisa— siempre me gusto esta plaza...

— Pienso lo mismo sobre el viejo — una sonrisa ladina—. Ustedes dos se habían tardado en aparecer por aquí. ¿Cómo pasaron Día de Acción de Gracias?.

— Bastante bien — Farlan acomodaba su chaqueta pues el frío estaba molestando en sus muñecas— Nos hubiera gustado que lo pasarás con nosotros.

— Trabajo... — respondió el omega.

— Mamá se a quejado — exclamó el beta— me dice que no la llamas como antes, ¿Podrías hablar mas con ella?.

— Trataré, pero solo entiende que con tantas cosas que hacer no puedo recordar una sola.

— Oye Levi... — Isabel le llamaba— ¿Aún no encuentras pareja?.

— ¿A que se debe que saques de la nada eso? — si las miradas mataran la beta ya estaba tres metros bajo tierra.

— Lo digo porque este año cumplirás veintinueve y no haz salido con nadie desde Petra... — su tono de voz había comenzado bastante fuerte hasta volverse un susurro, ver el rostro del omega le daba escalofríos pero a la vez le indicaba que había algo tras eso— ¡Mamá quiere nietos y yo quiero verte con alguien!.

Aunque Levi era un omega varón había salido no solo con pocos hombres, en realidad recordaba haber tenido más de una novia y durar menos de un año.

Su relación mas larga fue con una beta mujer la cual había sido bastante dulce y buena persona, su relación se fijaba más en lo social que lo sentimental o hasta físico. Salían muchas veces y aunque el sexo era algo difícil de explicar se llevaban muy bien, ella si lo quería de una manera muy romántica y pasional mientras el la comenzó a ver con el tiempo como familia.

Claro que de eso años atrás, y normalmente eran sólo relaciones de prueba para él.

El noviazgo se fue al caño pues no llegaron a nada. O eso es lo que sentía Levi.

— ¡Si quiere nietos... ¿Por qué no se los das tu?! — respondió irritado.

— ¡No he vuelto las cosas serias con Jackson! — sonrió— Si quieres te presento a alguien ¡Vamos!.

— Isabel, para — el beta le indicaba que se volviera a sentar, pues entre tanta charla de a poco se había levantado de la silla.

— ¡Pero Farlan! — hizo un puchero— ¿Tú no quieres ver a Levi con pareja? Se esta volviendo viejo cada año y no aprovecha su vida romántica — volteó su mirada hacia el omega riendo de forma nerviosa— N-no me refiero a eso, me pase... Perdón.

— Primero, lo que haga con mi vida es mi problema — le respondió no tanto molesto, pero si fastidiado—. No te preocupes por mi, además puede que ahorita este... ¿Saliendo? — lo pensó por un momento, ¿Cuál era su relación con Eren? ¿Eran acaso una relación?— No sé... El punto es que puede que este saliendo con alguien ahorita y mis romances son mi problema. Sí quiero quedarme sólo es mi decisión.

— Ya lo entendí tranquilo...

— Isabel, recibes regaños porque así lo deseas — le comentó Farlan—. Si tan solo dejaras de parlotear tanto — pellizco su mejilla.

— ¡No hagas eso! — le golpeó la mano— ¿Verdad que duele?.

— No tanto como escuchar tu voz.

— Ahora si te pasaste Farlan — su movimiento dedicaba una herida fingida— ¿Estás saliendo con alguien? ¡Cuenta!.

— No empieces Isabel — exclamó el omega.

— ¡Anda cuenta!.

Tenía varias cosas en la mente, inclusive la última consulta y la visita de sus hermanos, rogando que no hubieran notado nada raro además del aroma que desprendía.
Pronto su pancita cumpliría dos meses y aunque no se notaba absolutamente nada gracias a la ropa y a su contextura, él estaba seguro de verse abultado, hasta de haber subido peso aunque fuera algo mínimo. Tal vez la costumbre de no ver ni una lonjita aunque comiera bastante. En realidad, recordaba la ultima vez que estaba obeso o rellenito y era cuando seguía siendo pequeño. Pero la pubertad le hizo cambiar su musculatura y ser delgado aunque con la suficiente grasa corporal al ser un omega.

Su oficina estaba en total silencio, hablaría con Eren para explicarle la situación y hacerle saber lo que pronto ejecutaría. Era necesario.

Su aroma estaba intensificándose, y seguiría haciéndolo cada semana y mes próximo. Pensaba que sería distinto al olor original; en realidad era delicioso, y el suyo había tomado un coco para fusionarse, cosa que le pareció cómico aunque agradable.

La marca le había comenzado a molestar con intensidad después de cumplir un mes y por ello fue a consulta, el tiempo en sí no era importante para el lazo pues este podía ser mas fuerte o menos a través de la interacción de los sujetos. Pero Levi había comenzado a sentirlo, como su omega se aceleraba cada que Jaeger lo acompañaba al terminar el trabajo. Como al charlar deseaba estar entre sus brazos, cosa que aseguraba ser sólo la unión y no él. Y así sucesivamente varias emociones o pensamientos que no eran de su cerebro y corazón; atribuía que eran del joven alfa.

Podía sentir y eso era extraño, la empatia y calor de Eren cuando trataba con sus amigos, le hacía sentir mariposas cada que el muchacho se reía e inclusive una mañana juró haber olido esa canela picante que producía cuando se molestaba.

La consulta termino cuando Gregory le explicó lo normal y común que serían esas cosas entre los dos. Es decir, aquel lazo invisible que se sentía mas como la conexión de sus corazones en sincronía con el otro y su mente, un ejemplo serían los imanes, sentir como se tratan de unir aunque estén separados. Eso seria lo que cada día vivirían las dos partes del imán.

El omega se encontraba dándole la espalda a la puerta de la oficina, su escritorio era un caos y archivaba en un sobre algunos papeles. Recordaba haber pasado Acción de Gracias con Eren pues él tampoco podía viajar; era una de las tantas personas con guardia en las festividades. Una pequeña cena entre las horas en el plantel y varias charlas triviales, nada fuera de lo común.

Por suerte siempre se sorteaban las guardias y para navidad no les tocaría a ellos el trabajo.

La puerta tras el omega fue tocada, para darle paso al castaño. Pronto el anís estrellado apareció en el aire.

— No dije que podías entrar — Levi no se molestó en darse la vuelta. Seguía con lo que tenia en manos.

— Pero si toque — los brazos de Eren lo envolvieron en un abrazo, sintiendo todo el peso del muchacho. Si podía ser comparado con un mastodonte.

— ¿Qué rayos haces? — sentía el rostro del cadete en su cuello y parte del hombro, el calor del olfateo le provoco cosquillas. No podía negarlo, su omega estaba derritiéndose y se sentía como el cielo. El moreno era totalmente perfecto.

— El doctor dijo que esto era bueno — sonrió, besando la mejilla izquierda de el ojos azules grisáceos y se alejó, dirigiendo su paso a la silla frente al escritorio—. Me sentaré en tu silla.

— No te di permiso — aunque su ceño estaba fruncido de seguro un leve rosa posaba en sus pómulos, limpió el beso con su palma— ¿Qué mierda con ese beso?.

— Debió ser en tus labios pero respetare el espacio personal — explicaba despreocupado.

— Eso no fue respetar el espacio personal mocoso — suspiró el capitán.

— Pues... ¿Perdón? Pero seguiré actuando de esta manera — solo sonreía.

— Te pateare el trasero si intentas hacer eso otra vez.

— Me quejaré en la próxima consulta si hace eso capitán — Levi podía decir que el cadete era además de arrogante, molesto— ¿Cuándo terminaremos de pasar tus cosas al departamento? Aún no quieres quedarte a dormir y gastar dinero en transporte público es innecesario.

— Tranquilo corredor — hacia referencia a los atletas— ya dije que todo a su tiempo... ¿Recuerdas que quería mencionarte algo?.

— Lo recuerdo, pero seguiré molestando hasta pasar todo lo que necesites hasta mi hogar.

— Eso será un problema — rodaba los ojos, ya terminadas sus acciones se propondría a exclamar— ¿Notas algo diferente en mi?.

— ¿Además del lazo y que estas engordando?.

— Bueno... ¿Estoy engordan-...? ¡Eso no es a lo que me refiero! — el castaño mantenía la vista fija— Habló de mis feromonas ¿Notaste como han comenzado a cambiar?.

— Si.

— ¿Por qué no me lo dijiste?.

— Pensé que te darías cuenta, ya tu aroma es más frutal. Por cierto, ¿Cuándo le dirás a los superiores?.

— De eso quería hablar. Durante esta semana hablaré con Erwin, le haré saber mi estado y supongo... Bueno, supongo que todos se enteraran, ya que tienen que utilizar medidas y esas cosas.

— ¿Y yo? Sabes que te apoyo y que no hay problemas además de una multa bastante molesta, y puede que me cambien de brigada o a ti en este caso — preocupación se comenzó a sentir en el aire.

— Tranquilo, tengo las palabras correctas y tu no serás expuesto, no diré quien es el padre. Pero es mi deber seguir las reglas; puede ser peligroso para mi salud que nadie sepa sobre mi embarazo.

— Lo se. ¿Hay alguna otra cosa antes de que yo hable o...?.

— Si. Hanji esta enterada, no del todo, tampoco sabe que tu eres el padre pero fue la primera en notar mis cambios aún sabiendo que es una beta — suspiró mientras tomaba sus cabellos, se quería reír con ganas—. Me interrogó de manera intensa y pues... Le dije solo un poco, pero tu no saliste a reducir. Solo pensó que por mi cambio de hormonas y de aroma estarías mas apegado al ser un alfa... Que se yo... ¿Tratando de protegerme?.

— ¿No dijo nada del incidente con el celo? — preguntó curioso.

— Claro que si pero, yo me las arreglé — se tomo un momento— ¿Y tu qué deseabas decir?.

— Quiero que mi familia te conozca y yo conocer a la tuya.

La palabra miedo no dejaba de pasearse por el cerebro de Levi.

«Hanji esperaba una respuesta.

¿Y bien? — la de lentes estaba totalmente sería, algo que no era común— Pues si no pretendes contarme no seguiré preguntando...

Bien... — soltó aire con tranquilidad.

¿Me dirás? — volvió a preguntar, fingiendo desinterés.

Pero si acabas de decirme que no te importa — comenzaba a fastidiarle— Y no hay nada que contar.

¡No finjas! ¡Yo se que me ocultas algo! — hacia algunos pucheros al hablar— ¡¿Qué es lo que te atormenta?!.

¿Qué ocurre si no quiero hablar? — preguntó.

Estaré todo el día irritándole señor enano — sonrió decidida.

Si yo tuviera algo que decir, en un caso que sea así. ¿Mantendrías la información personal? — no deseaba ni quería a una Hanji picoteando su cráneo solo para que le dijera algo que pronto se sabría en todo el plantel. Tan solo decirle un poco y no hablar sobre el alfa sería fácil.

¡Claro! Somos amigos ¡No diría nada! — con sus dedos hizo seña de sellar sus labios.»

Podía decir que era miedo a las reacciones de los demás al saber que estaba preñado, o miedo al maltrato y crítica, tal vez miedo a ser menospreciado, quizás miedo a las leyes que utilizarían en el plantel para mantenerlo seguro.
De algo que estaba totalmente de acuerdo, es que no debía decir absolutamente nada sobre Eren, pues si la multa pasaba a ser algo más serio, podrían llegar a perder los puestos que tenían en la brigada y ser asignados a otros lugares de menos importancia. Habían trabajado fuertemente para los que ocupaban en la capital.

El omega siempre fue un hombre de leyes y buen juicio. Jamas rompía las reglas, el respeto hacia sus superiores era inmenso y el trató de subordinados era perfecto. No era un jefe abusivo como se podría imaginar y tampoco alcahuete, sí ser el último de la jerarquía era la cuestión.
Claro, que como cualquier persona tenía sus defectos, y esos eran la intolerancia junto al desinterés, sus batallones al mando no tenían grandes lazos a no ser que de trabajo se hablará.

También tenia el lío de las hormonas, la familia y los sentimientos que el lazo producía al estar con el castaño. Resolver cada uno de ellos por separado era fácil, pero pensar realmente que uno por uno caía sobre él era lo complicado.

Comenzaba a sentir cansancio en labores normales y unas que otras veces los olores de alfas y otros omegas le provocaban asco, pero solo era en poca medida.
Necesitaba hablar con su madre y aunque no le explicara la situación de manera total, hacerle saber que de la nada su hijo mayor tendría un bebé.
Debía dejar en claro que era real y que no. A veces las emociones le abrumaban y no tenía razones para hacerlo, por ello culpaba a la marca. Otras pensaba que le gustaba o enamoraba el alfa, pero recordaba con seriedad que nada tenían además de trabajo en su amistad.

¿Era el cariño producto de la mordida o comenzaba a quererle después de convivir?.

Esas eran las preguntas que le atormentaban cada minuto de tranquilidad.

Levi caminaba reflejando tranquilidad por el pasillo, debía llegar a la oficina de Erwin. Aquel alfa rubio de aroma cítrico.

Pero sentía nervios que no quería admitir.

Aunque se llevaban muy bien, no podía negar que el trato de el coronel comenzó a cambiar.

— Pase — se escuchó la orden, el azabache ya terminado el toque roto la manija.

— Buenas tardes, Erwin — pasó el umbral recibiendo el olor a limones y azúcar.

— ¿Qué tal Ackerman? — su sonrisa blanca—. Siéntate ¿Quieres tomar algo?.

— No gracias — rodó la silla tomando asiento— ¿Son planos?.

Smith miro el señalamiento del omega — Si, son una parte de las vías — tomó uno de los papeles mirándole—. Tu presencia se me es un poco extraña, ¿De qué quieres hablar? ¿Paso algo malo?.

— Quisiera informarle de algo por lo que estoy pasando... — las palmas estaban sudorosas y le enfadaba, Erwin era un buen sujetó, muy importante para su carrera. De inmediato el alfa le presto atención dejando de lado el plano— Estoy encinta.

— Deja de bromear Levi. ¿Te mudaras, te cambiaran de puesto y no paso por mi oficina el avisó? — quitó su simpática sonrisa al notar que el azabache seguía muy serio y un tanto molesto— ¿Cuándo paso esto?.

Rápidamente la oficina se sintió pesada, Levi se incómodo en la silla y el alfa frente a él sólo le producía nerviosismo.

— Tengo varías semanas — se tomó un momento— Creó que es necesario entregar un informe de esto y avisarle no solo al personal, también a nuestros compañeros.

— Tienes razón — su rostro mostraba sorpresa pero al asimilar la información su ceño se frunció— ¿Qué te pasó? Ósea, creería de muchos otros esto ¿Pero, tú?.

Se sintió como una daga, no se ofendió, pero si dolió bastante que le decepcionará sus acciones y que lo dijera de esa forma.
Sí, entendía porque lo decía, nadie se habría imaginado que el capitán, alguien que daba el ejemplo y sobre todo parecía inquebrantable hubiera caído, o en este caso embarrado su futuro. Pero no lo sentía de esa manera, todos comenten errores, todos hacían algo mal, el podía equivocarse, era un omega, cosa que era subir varios niveles de dificultad, pero absolutamente todos fallan en su vida y su embarazo no era un error.

Podía llegar a ser una bendición y hasta más.

— Relájate Smith — su tono seguía siendo suave—. No cambiará nada, igual puedo hacer mi trabajo.

— No digas balbuceos Levi — por primera vez escucharía un regaño personal del superior— ¿Quién es el padre? ¿Realmente crees que será fácil para ti toda la obra así? Además, sabes muy bien que el omega necesita las feromonas del alfa para que sea saludable y crezca bien ¿Acaso planeas que se vuelva riesgoso para ti?.

— El padre no es importante, Erwin te aseguró que puedo trabajar. Los últimos meses pediré el reposo, pero seguiré enviando las informaciones desde casa. Yo se que soy parte importante del ferrocarril al ser el arquitecto de mando — suspiró con molestia—. No habrá riesgos, todo irá bien.

— Todos se deben enterar ¿Crees de verdad que será sencillo? Estas rodeado de alfas y en su mayoría betas, pero ¿Realmente imaginas que les interesará a los alfas controlar sus olores por ti? Algunos son corteses, pero eres un omega, sabes como se comportan.

— ¿Pretendes molestarme cierto? — ya estaba irritado.

— Claro que no, tampoco quiero ofenderte. Pero esta es la realidad. Son escépticos y orgullosos, ver a un omega soltero y preñado no es muy común, pero sabes que tu batallón no te tratará mal.... — pensó por un momento— Me preocupan los superiores ¿Qué podrían decir?.

— No ganes preocupaciones Erwin ¿Tú eres el culpable? No. Ni siquiera tomes peso de mis acciones ¿De acuerdo?.

Solo deseaba que él se hiciera cargo de los anuncios y que tomará la parte difícil de comentar su embarazó. Lo que vendría después él lo manejaría como siempre lo a hecho.

Cierto es que varios son escépticos, y conservadores. Pero todo el tiempo que a estado en la brigada nunca llego a tener líos enormes. Su cargo era importante. El capitán Ackerman era importante y debían dirigirse y hablarle con respeto, su segundo género no era problema. Él era un hombre de admirar.

— Claro... Haré que tengan la mente abierta, también me encargare de los informes y hablar... Pero quisiera saber algo — seriedad, el aroma de limones en almíbar azucarada— ¿Es alguien de la brigada? Y... ¿Te marcó?.

Un silencio incómodo — No diré nada sobre la persona... Si tengo una marca.

— Supongo que es algo difícil, no me pondré en tus zapatos porque mentiría, pero se honesto conmigo ¿Fue concebido todo?.

— Si.

— Está bien... — se levantó de la silla— Esto será extraño pero dejame felicitarte por pronto ser padre — se encaminó hasta el frente del escritorio esperando a que el azabache se levantara— ¡Anda! ¡Dije que sería extraño!.

Levi río bajo, tanto estrés y que el rubio terminara toda la tensión con un abrazo algo incómodo pero sincero. Tenían años conociéndose, tal vez sin Erwin no habría decidido realmente que carrera estudiar, pero aunque no fueran "los mejores amigos" seguían siendo buenos conocidos.

— Sólo quiero que tengas esto en mente. Si necesitas mi ayuda y las cosas se tornan difíciles no dudes en hablarlo conmigo, por favor.

— Bien — asintió levemente— No te preocupes más sobre mi ¿Escuchaste?.

— Si.

La primera nevada que daba comienzo a la navidad fue un jueves.

Diciembre siempre era colorido y vibrante, era el mes de reuniones familiares y el hogar.

Ese jueves se sentía como la mierda.

Levi no era de los que se enfermaban y cansaban son facilidad, su nariz estaba sensible a la mayoría de olores y últimamente le daba sueño siquiera ir en el transporte público.
Eren se había propuesto a llevarse a vivir al omega con él, por lo que los fines de semana arreglaban las cajas a utilizar y lo demás era guardado en una cochera alquilada.

Invierno, invierno en Berlín. Los copos de nieve caen a las aceras y en los tejados se acumula la nieve.

Vísperas navideñas, galletas y leche. Frío y calor familiar. Olores de comida horneada y postres cremosos entre lo congelado y abrigado.

Invierno era precioso, desde pequeño le gusto las decoraciones, no era la celebración lo que llamaba su atención. Era el ambiente que se formaba.

Pero ese jueves de diciembre sentía que el mundo se le caía encima. El frío no ayudaba a sus sentidos en alerta y por desgracia, un olor a acetona y alcohol le abrumaba, de tal forma que mareos y vómito era lo que pensaba llegarían al tratar de contenerse.

¿Quién tenía ese olor a removedor de esmalte?

Mikasa estaba furiosa mientras entraba en la oficina de conferencias.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top