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CAPITULO DOS: Enfrentar al enemigo.

Dante no soltó a Laura porque tuvo el certero presentimiento de que si lo hacia esta acabaría en el suelo, pues se aferraba a sus brazos como si fuera su tabla de salvación, percibía el leve temblor de su cuerpo y la tensión que compartían, pero también admiro la fortaleza con la que se mantenía firme a su lado, el modo en que su rostro no expresaba nada, aunque sus ojos si, y solo se notaba a esa corta distancia entre ellos.

―¿Quien es esta? ― pregunto Veronica mirando a Laura de pies a cabeza.

―Te recuerdo Veronica que tu no tienes el derecho de preguntar eso ―le dijo Dante mirando del mismo modo a Henry.

Este no se gasto en dirigir la mirada hacia el, solo miraba fijamente a Laura y en el modo en que estaba pegada a ese hombre, al cual reconoció de inmediato.

―¿Porque estas con el? ―le pregunto a Laura pero no utilizo el tono que uso uno mas arrogante y hasta posesivo, como si la hubiera encontrado en una situación de falta o traición, lo cual le pareció irrisorio a Dante.

¿Quien se creía ese maldito estúpido?

―Lo diré de nuevo y esta vez es para ambos ―intervino Dante, sosteniendo a Laura cuando la sintió temblar ―ustedes no tienen el derecho de hacer esa clase de preguntas, porque ambos tomaron una decisión y esa decisión no nos incluía a nosotros.

Henry se acerco tomo a Laura de la mano y se la llevo de todos modos ante la mirada tensa de Dante y Veronica, el primero quiso ir tras ellos pero su ex novia se lo impidió poniéndose delante suyo.

―Deja que ellos arreglen sus cosas, tu y yo tenemos que hablar también.

Dante estuvo tentado de hacerlo, de quedarse y reclamarle, de exigirle una explicación, porque se sentía traicionado y furioso pero miro hacia la chica que era arrastrada escaleras abajo y vio la suplica muda en sus ojos, cuando ella giro la cabeza hacia el.

Sintió su dolor porque eran algo que compartían y supo que no estaba preparada para eso aun, entonces esquivo a Veronica empujándola a un costado y camino con determinación hacia ellos.
Tomo del hombro a Henry deteniéndolo, tomo la mano libre de Laura y la estiro hacia el, luego cuando la vio liberada del agarre del contrario, la miro con una pregunta muda en la mirada.
Ella asintió y el le sonrió apenas.

―Vayámonos, no hay nada que hacer aquí.

―¡Quedate ahí! ¡quien eres tu para llevarte a mi...!

Henry detuvo sus palabras en seco y Dante elevo una ceja sonriendo apenas.

―Exacto imbécil, ella ya no es nada tuyo.

―Laura necesito explicarte, te juro que todo tiene una explicación.

Dante miro a la chica a ver que reacción tenia pero esta ahora parecía diferente que momentos antes. En su expresión no había mas que determinación, y al mismo tiempo rencor.
―Ya no somos nada, dudo que alguna vez... ―contuvo el nudo que se estaba formando en su garganta entes de proseguir ―no gastes palabras Henry, no puedo creer en nada de lo que dices, ya no.

―Aun te amo ―soltó así sin mas Henry a pesar de que detrás de el se encontraba la mujer con la que estaba casado ―te amo y siempre lo haré ―repitió levantando una mano hacia el firmamento, hizo como que tomaba una estrella de las que brillaban allí sobre sus cabezas y con una leve sonrisa abrió la mano delante de ella ―una estrella para ti mi amor, una cada día por el resto de nuestra vida.

Laura se llevo la mano a los labios, ahogo un sollozo y salio corriendo en dirección opuesta a Henry, Dante miro a Veronica un segundo y luego corrió tras la chica del aeropuerto.

Veronica se paro junto a Henry mirando en la dirección en la cual se fueron los otros dos.

―Así que esa chica era tu novia.

―Y el tu novio ―fue la respuesta de Henry, quien saco un cigarrillo y lo encendió.

―¿Es verdad eso que dijiste? ―pregunto Veronica abrazándose a si misma ―¿que solo la amaras a ella para siempre?

―Si.

―Pero ellos ya no confían en nosotros.

―No importa como, la recuperare.

―Siento envidia de tu fuerza de voluntad ―suspiro Veronica ―yo temo volver a cruzarme con Dante, pues en su mirada he visto tanto rencor que siento... que el jamas me perdonara.

―¿En verdad lo amas?

―Aunque suene cursi ―sonrió apenas Veronica ―lo amo mas que a nada en la vida.

―Entonces regresemos al hotel, tenemos que planear como recuperar a las personas que amamos sin permitir que nuestros padres nos arruinen la vida en el proceso.

Veronica asintió y siguió a Henry dentro.

*

*

―¡Espera, para!

Laura no quería parar, quería correr hasta ya no sentir las piernas, quería que el mundo se abriera y se la tragara por completo, quería dejar de sentirse tan miserable.
Pero nada de todo eso que deseo sucedió, sino que trastabillo y cayo al suelo haciéndose daño las rodillas y las manos, pero no le importo, solo se quedo allí y lloro hasta que ya no le quedaron mas lagrimas.
Solo entonces se dio cuenta de que no estaba sola, sino que sentado junto a ella se encontraba el muchacho del aeropuerto, el cual ahora sabia se llamaba Dante, pues así lo llamo la chica.

―¿Te sientes mejor? ―pregunto Dante ―permite que vea tus heridas si estas un poco mas aliviada.

Laura se sentó secando sus lagrimas con el puño de la ropa y se encogió de hombros.

―Hay heridas mas profundas que no se ven ―respondió notando sus rodillas que sangraban.

―Lo se, compartimos el mismo dolor...hola mi nombre es Kim Dante.

―Collins Laura.

Ella apenas ahora se daba cuenta de que el muchacho tenia leves rasgos asiáticos.
Dante levanto la mirada sonriendo.

―Es un gusto conocerte, gracias por ayudarme ―le dijo la chica intentando ponerse en pie pero sin poder hacerlo porque le dolía.

―Deja que te lleve ―se ofreció al instante Dante ―ven acomodate en mi espalda.

Giro y la ayudo a que se trepara de su espalda para luego comenzar a caminar por las calles en busca de un sitio en el cual pudiera limpiar y sanar sus heridas.

―¿Tu eres el que ella dejo? ―pregunto Laura después de unos minutos.

―Si.

―¿Porque nos harían esto?

―No lo se, quizás al menos en mi caso ―aclaro caminando como si paseara ―fue porque no tengo dinero, tu novio se veía muy bien vestido y elegante, supongo que el tiene mas dinero que yo.

―Pues no estoy segura... ―fue la respuesta dubitativa de ella, ya que recordaba que las ultimas veces Henry parecía estar preocupado por el dinero de la empresa familiar.

―¿Porque piensas tu que te dejo el? ―pregunto Dante.

Estaba seguro de que ella también había hecho sus conjeturas.

―Eso es obvio, en mi caso creo que definitivamente fue por el dinero y pues... porque ella es mas bonita que yo... ademas de ser la heredera de un imperio corporativo.

Dante asintió, sin embargo dijo:

―No creo eso de que es mas bonita que tu, creo que también lo eres.

Laura sonrió porque comprendía que solo intentaba levantarle el animo.

―Allí hay una clínica ―señalo con la mano ―dejame allí, llamare a mi hermana para que venga por mi, no quiero ser una molestia para ti.

―No lo eres... ademas casi ni pesas, estas muy delgada, pero mas allá de eso ―se rio un poco con tono misterioso ―necesitamos hablar.

―¿Hablar?

―Si, sobre lo que haremos.

―¿Haremos? ¿A que te refieres?

―Es obvio que ellos no se aman, se que Veronica no me olvida, no se tu pero yo pienso recuperarla y si es con ayuda mucho mejor, después de todo, ese con el que esta casada es el hombre que tu amas.

Laura no respondió.
¿En verdad deseaba recuperar el amor de Henry?
¿Acaso el merecía ese esfuerzo?
Había sido tan fácil para el dejarla por esa otra chica... sin embargo cuando le dijo lo que le decía cada noche antes de dormir, continuaba resonando en sus oídos confundiendola.
La verdad era que, aunque se empeñaba por negarlo lo amaba.

―¿Cual seria tu plan?

*

*

Luna miro la mano del delincuente en su brazo, se alejo de el y negó enfáticamente.

―¿Estas rematadamente loco? ―le dijo llena de enfado ―¿como te atreves a tocarme y a decir semejante mentira? ¡Jamas seria la novia de un personaje como tu, delincuente!

La señora Cameron se quedo mirando a la chica impresionada por el modo en que le hablaba a su hijo, estaba por intervenir cuando la chica golpeo a Mikael en el brazo primero y en la cabeza después.

―Si hasta eres un atrevido, mira que mentirle a esta señora, antes de ser tu novia prefiero... yo prefiero hacerme monja, eres un vagabundo, un ebrio, hueles horrible y te tomas el atrevimiento de tocarme, te golpearía de nuevo ― comento levantando la mano, ante lo cual Mikael se encogió de manera automática, pero Luna se contuvo y apretó los labios con fuerza ― no vales la pena.

―¡Ya deja de golpearme, solo has hecho eso desde que te vi en el ascensor! ―se quejo Mikael.

―Pues te mereces eso y aun mas, mirate eres un despojo humano, hueles asquerosamente a alcohol y quien sabe hace cuanto ese cuerpo no toca el agua y el jabón, ¡que asco! ―continuo regañándolo nuevamente ―debería darte vergüenza, ser un hombre joven y bueno para nada, en lugar de pasarte el tiempo bebiendo, deberías asearte y buscar un empleo, ser útil para la sociedad no un problema para ella.

El secretario de la señora Cameron dio un paso hacia la chica pero se detuvo cuando esta negó con la cabeza y continuo mirando a Luna con una amplia sonrisa en los labios.

―¿Se propaso mi hijo con usted señorita? ―pregunto mirando severa a su hijo.

―¡Como crees eso de mi madre!

―¡Te callas! ―dijeron las dos mujeres al mismo tiempo y el pobre secretario tuvo que llevar una mano a la boca para evitar que la carcajada saliera libre y a todo pulmón.

―Siento mucho lo que sea le haya hecho este truhan señorita, en verdad lo siento ―se disculpo la señora.

―No señora, no haga eso ―dijo Luna consternada cuando la dama se disculpo ―por favor no lo haga, usted no tiene la culpa, al contrario quiero disculparme porque le grite a su hijo delante suyo... me disculpo.

―Estoy segura de que se merecía cada regaño y también los golpes.

Luna miro a la dama con curiosidad, pues el aspecto de la señora y de su hijo distaba mucho uno del otro. ¿En serio eran madre he hijo?

―¿Se hospeda usted en el hotel?

―Si, acabo de llegar.

―Oh ya veo... ―parecía meditar lo siguiente que diría ―me gustaría invitarte a cenar mañana en la noche, en disculpa por el comportamiento de mi hijo.

―No, no hace falta ―negó Luna ―por favor.

―Insisto, señor Harrison encárguese de los detalles, la espero mañana en la noche en el restaurante del hotel señorita...

―Collins Luna ―respondió esta de inmediato.

―Muy bien señorita Collins, sea puntual, la espero mañana a las ocho y tu... ―tomo una oreja de Mikael y se lo llevo a la rastra hacia el ascensor.

―¡Mama! ¡Duele! ― se quejo siguiendo a la dama, en tanto el secretario iba a cierta distancia de ellos conteniendo la risa a duras penas.

―La gente esta cada vez mas loca ― dijo en tono bajo y continuo con su camino.

*

*

Laura se lo quedo mirando pensativa.
Ya hacia rato habían salido de la clínica y sus heridas estaban vendadas, Dante la había llevado a un restaurante cercano al hotel y le había invitado algo de comer y beber, se sentía extraña allí, sentada con un hombre que apenas conocía como si fueran viejos amigos, en tanto el le explicaba el plan que tenia y ella tan solo lo escuchaba sin saber si debía aceptar o no eso que el pretendía llevar a cabo.

―¿Tu que dices, me ayudas? ― pregunto al final.

―No lo se... ―dudo.

―¡Es un buen plan! ―insistió Dante ―podemos darle un poco de su propia medicina y así recuperar a los que amamos.

―Pero... ¿Porque haría eso? ―reflexiono Laura apoyando en rostro en la mano ―Henry me dejo por tu novia, se caso, no le importo que yo sufriera, no se detuvo ni siquiera a explicar el motivo por el cual lo hizo, si tanto me amaba ¿porque no hablo conmigo, porque no fue sincero? ―dijo suspirando con resignación ―se que me dolería de todos modos lo que hizo pero quizás no sentiría esta sensación de traición, de sentirme tan poca cosa.

―Se que aunque se caso con tu novio,Veronica aun me ama, lo vi en su mirada ―replico aferrado a esa idea ―y con o sin tu ayuda la quiero de nuevo junto a mi.

―Pero ya es la esposa de Henry ―le recordó Laura.

―¡Eso no me importa! ―se altero Dante y Laura solo se limito a elevar una ceja ―lo siento, no quise alterarme así... pero comprende, ellos no se aman, se casaron porque... pues porque...

―Porque así lo decidieron, te guste o no esa es la verdad y yo no voy a rogar por el amor de Henry, el debió confiar en mi, debió decirme lo que ocurría, pero prefirió herirme y dejarme, entonces no pienso ir tras alguien a quien no le importo, quiero que me ame a mi, por lo que soy, por lo que valgo y no... no puedo Dante, en verdad lo siento mucho ―le dijo poniéndose en pie despacio porque le dolían las rodillas ―te deseo suerte de todos modos ―susurro pasando a su lado, mientras se alejaba caminando lento porque le dolía el cuerpo debido a la caída, aun así le dolía mas el corazón.

Llego a la habitación totalmente cansada, no solo porque andar era costoso sino porque la mente no quería dejar de luchar contra ella, miles de razones por la cual aceptar el trato de Dante aparecían en su cabeza y otras miles de razones alejaban ese absurdo plan con palabras certeras y dolorosas.
Henry había tomado su decisión y aunque le dolía aceptarlo, no pensó en incluirla cuando lo hizo, sino que la aparto por completo, ya eso no tenia vuelta atrás.

Cuando abrió la puerta se encontró con la mirada preocupada y enfadada de Luna, la ignoro y fue a tumbarse en la cama boca arriba, dejando que las lagrimas salieran a raudales por sus mejillas, mientras su hermana se sentaba a su lado y acariciaba su cabello con ternura.

―Lo vi ―dijo Laura cuando al fin logro controlar su llanto ―con su esposa...

―Lo siento tanto cariño, cuando lo vi en el restaurante quise advertirte pero no pude... fue mi culpa no debí traerte a este lugar.

―¿Como ibas a saber que ellos estarían aquí? ―reconoció Laura sonriendo con tristeza ―no es feliz Luna... no lo es.

―Se lo merece por ser tan imbécil.

―¿Porque lo hizo?... ―pregunto Laura acomodándose de costado en posición fetal abrazándose las piernas con fuerza ―lo arruino todo y aun tuvo el descaro de decir que me ama.

―¿Hablaste con el?

―No exactamente.

Laura prosiguió a contarle lo ocurrido sin decir sobre los locos planes de Dante, solo su intervención para ayudarla.

―¡Debería despellejarlo por ser tan estúpido! ―replico llena de furia Luna.

―¿Para que? ―Laura hundió la cabeza entre las almohadas alejándose de Luna ―el solo se mato en vida y lo hizo conmigo también.

―Vamos no digas eso, eres bella, joven, inteligente, conocerás a alguien mas, te enamoraras, olvidaras esto.

―No, solo podre amar a Henry aunque eso me mate lentamente.

Luna apretó los puños con fuerza, oírla decir eso la llenaba de angustia pues el carácter de su hermana nunca era así de pesimista. Laura siempre había sido una luchadora, sin embargo ahora estaba tan abatida y destrozada por dentro que temía no poder ayudarla a levantarse nunca mas.

―No digas eso por favor ―respondió estremecida ―¿que haría yo sin ti? Somos un equipo, siempre lo fuimos y siempre lo seremos, tu lo prometiste, no permitiré que rompas tu promesa hermana.

Laura no le respondió, hundió mas la cabeza en la almohada y Luna no dijo mas, tenia que hacer algo para ayudarla pero ¿que?

*

*

―Me tenias preocupado, ¿donde estabas?

Dante dejo la bolsa con latas de cerveza sobre la mesa de noche y se lanzo a la cama boca arriba para mirar el techo con suma insistencia.

―Levantate, lo pensé mejor y creo que debemos ir a otro sitio, no se... que te parece si vamos a Sudamérica, se que tienen playas muy bellas y...

―Ya la vi, así que deja de fingir.

Simon se sentó frente a el en la cama contigua y lo miro.

―Lo siento, no sabia que estaban aquí.

―Esta bien, no es tu culpa.

―¿Como estas, que sucedió?

Dante apenas embozo una leve sonrisa cargada de tristeza y miro a su amigo.

―Estaba con su esposo y ¿sabes que es lo mas interesante del tema?... también conocí a la que fue la novia de ese bastardo... la dejo así sin previo aviso como Veronica lo hizo conmigo, la traiciono del mismo modo que me traiciono a mi Veronica y a pesar de todo eso, ella no desea su mal... ¿Soy un asco por desear que los pise un maldito tren?

―Eres humano y es comprensible que sientas eso.

―No se... ella no parece ser feliz.

―La maldad nunca se lo permitirá ―sentencio Simon con rabia.

―Si, es posible... no se aman, se nota.

―¿Entonces porque te dejo por el?

―No lo se.

―Dante creo que es mejor si nos vamos, aquí solo sufrirás mas...

―No.

―Vamos no seas terco.

―No me voy ―negó Dante sentándose de golpe ―esta es la ultima vez que le permito hacerme esto, de ahora en mas se acabo.

―¿Que significa eso?

―Significa que esta noche es la ultima que sufriré por ella, mañana sera diferente.

―¿Diferente en que, que vas a hacer?

―Ya lo veras.

Simon no parecía nada contento con esas palabras pero no lo exteriorizo, por primera vez en su vida, el dicho que citaba: es peor el remedio que la enfermedad, le pareció correcto por completo.

*

*

Mikael suspiro tocándose la cabeza con insistencia, esa chica malvada del ascensor le había valido todas sus comodidades y aun mas una buena tunda por parte de la bruja.
Ahora no tenia tarjetas, ni el auto, ni dinero en el banco porque su madre le había congelado las cuentas hasta que el demostrara ser un hombre responsable, pero el no quería serlo, solo deseaba apagar el interruptor en su mente y eso solo lo lograba con el alcohol.

Estaba fresco como una lechuga después de que su madre lo obligara a meterse en la ducha con ropa y todo y le gritara que estaba cansada de su actitud.

Ahora ya solo en el cuarto que siempre utilizaba en el hotel, envuelto en la bata blanca de baño, miraba a su alrededor y sentía el peso de la soledad en el, tan fuertemente en su pecho que sentía que se ahogaba.
Se revolvió el cabello con furia y se sentó en la cama de golpe.

―Un día no volveremos a encontrar pequeña arpía... ―susurro sacando la fotografía que siempre tenia dentro de su bolsillo.

La mirada de la mujer de largo cabello castaño oscuro lo observaba sonriendo como si burlara de el. Apenas se distinguía la imagen de la chica porque al mojarse la fotografía, cuando su madre lo metió a la fuerza a la ducha, quedo casi destruida, sin embargo la mirada continuaba allí, como un hechizo que no lo dejaba respirar, como un maleficio del que no se podía escapar.

En un arranque de furia tomo la húmeda fotografía y la rompió en cientos de pedazos, cada vez mas pequeños, cada vez mas imposibles de reconstruir, hasta que se calmo la ira y le dio paso a la desolación.

Se levanto de la cama, fue hasta un cajón que tenia bajo llave y lo abrió, se quedo mirando las fotografías que tenia allí dentro y saco una, volvió a cerrar el cajón con llave y regreso a su lugar.
Contemplo la fotografía de la chica de cabello castaño por largo rato, dejando que los recuerdos lo tomaran de las manos y lo hundieran en su miseria, hasta que no tenia deseos de nada.

―Tan bella y tan perversa... ―susurro cuando los papados se le fueron cerrando, hasta que la fotografía cayo al suelo y Morfeo se apiado de su mente torturada, llevándolo al mundo de los sueños.

En el suelo descansaba la fotografía en la cual el estaba junto a esa mujer que lo había traicionado, ambos parecían estar felices y sonreían, parecían una pareja normal... pero nunca lo habían sido, no en verdad...

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