~17~
Luna no dijo mucho sobre el modo en que Dominik reacciono, después de todo Henry lo había provocado, sin embargo no le había agradado del todo sus palabras. En cambio Laura así como Mikael pensaban que después de todo lo que su ex había hecho y el modo en el cual se comportaba, se merecía eso y mas.
Quizás simplemente ella no podía ser así o quizás era una idiota, lo que fuera se quedo con una amarga sensación en la boca del estomago, apenas conocía a Henry, pero no podía siquiera imaginar que alguna vez su hermana estuviera tan enamorada de un hombre de esa calaña.
Mikael tenia que atender unos asuntos de trabajo y Laura le dijo que iría a descansar un poco pues le dolía la cabeza, así que ella decidió visitar a su madre, aunque no le agradaba mucho la idea de hacerlo sola. Llevaba mucho tiempo sin verla, prácticamente desde que se habían ido de vacaciones Isla Victoria, aunque realmente casi nunca la veían en persona. Se encargaba por supuesto de que nada le faltara y que tuviera a la enfermera siempre a su disposición pero pasar por el trauma de verla cara a cara, no, eso no le gustaba y mucho menos si estaba sola, pero en esta ocasión se decía que al menos un rato debía ir.
Del hotel donde estaban hospedados no quedaba muy lejos de su casa por lo tanto y aprovechando que hacia una tarde soleada, se dijo que ir a pie le haría bien.
Estaba a unos pocos metros de la casa de su madre cuando se quedo en su sitio sin poder creer en lo que veía, Simon salia en esos momentos y se despedía de la enfermera con un esto de la mano. ¿Que rayos hacia el allí?
―¿Simon? ―lo llamo, el detuvo su camino hacia el auto y la miro avergonzado y sorprendido al mismo tiempo ―¿que hacías en casa de mi madre?
―Luna... pensé que estabas en Isla Victoria.
―Vine por unos tramites... ¿que hacías en casa de mi madre? ―volvió a preguntar parándose frente a el con las manos en las caderas.
―La visito cada vez que puedo, desde que regrese de isla Victoria hace dos años.
Su confesión la dejo anonadada.
―¿Porque... porque haces eso? ―interrogo sorprendida.
―Al regresar de la isla lo hice porque recordé que no solían verla mucho, quería asegurarme de que estuviera bien, luego no se... simplemente me fue fácil venir cada semana a verla.
―¿Y... como te trata?
―Pues ella piensa que soy su doctor.
―¿Su doctor?
―Si, suena extraño pero así es, la enfermera dice que es mas sencillo para ella socializar con desconocidos que con personas conocidas.
―Siempre fue tan agresiva conmigo y con Laura... no puedo creer que a ti te permita visitarla.
―Lo siento, si ya no quieres que regrese lo entenderé.
―No ―sonrió agradecida ―te agradezco mucho tu intención y tu preocupación, nunca fue fácil para nosotras llevarnos bien con mamá, es grato saber que al menos contigo se lleva bien.
―¿Entonces me permites visitarla?
―Creo que... creo que esta bien.
―Le tome afecto, es una dama muy interesante ―sonrió ―¿venias a verla?
―Si.
―Esta durmiendo ahora, le dieron medicación para dormir, se pone tensa últimamente entonces la duermen porque suele tener episodios agresivos cuando no descansa y se pone terca que no quiere dormir.
Luna se lo quedo mirando intensamente.
Ella no sabia sobre esas cosas, la enfermera no se lo había comentado cuando llamaba por teléfono, ni su madre le había dicho que recibía la visita de su "doctor" una vez por semana, y para ser sincera consigo misma, no solía preguntar tampoco. Era mas sencillo ignorar ciertas cosas para no pensar en ellas.
―De todos modos entrare a verla un momento ―dijo Luna caminando hacia la entrada.
―Luna...
―¿Si?
―Puedo invitarte un café, hace tanto tiempo que no nos vemos que hasta había pensado que ya no me considerabas tu amigo.
―No digas tonterías, siempre seras mi amigo ―le sonrió ―ven entremos, tomemos en café aquí.
―Esta bien.
La casa d Luna, era acogedora, muy personal y llena de recuerdos de la infancia que ella prefería evitar ver, pues todo era simplemente un espejismo.
―No sabia que tocabas el violín ―comento Simon mientras la seguía hacia la alcoba de su madre.
Luna se encogió de hombros y sonrió mirando de reojo la fotografía.
―Una idea de mi madre.
―¿No te gustaba?
―¿A que niño le gusta permanecer encerrado en casa por horas sin poder salir a jugar?
―Así que te mantenían encerrada en casa.
―No solo se trataba de estar encerrada en casa ―murmuro Luna ingresando a la habitación quedándose parada a los pies de la cama donde su madre dormía plácidamente ―se trataba de ser obligada literalmente a practicar por horas, sin salir siquiera al patio de mi propia casa. Sola, porque Laura estaba igual de cautiva que yo en otra habitación tocando el piano.
―No sabia que ella tocaba el piano.
―Si, aunque hoy en día lo aborrece por completo, aunque debo confesar que toca maravillosamente.
―¿Y tu?
―¿Yo que?
―¿Como tocas el violín?
―Supongo que lo hago bien, pero al igual que mi hermana no puedo ni ver el instrumento.
―Comprendo.
―Se ve como una persona normal allí durmiendo ¿verdad?
―Te ama... las ama ambas ―aclaro ―se la pasa hablando sobre ustedes.
―Que extraño, pensé que nos odiaba por arruinar su vida.
Simon sonrió sin responder, entonces Luna agradeció mentalmente su buena intención, el quería que ella sintiera que su madre la amaba, a pesar de todo pero eso no era así y lo sabia.
―Vamos, dejemos que duerma ―le dijo saliendo y caminando hacia el salón donde encontró a la enfermera leyendo un libro.
―Señorita Collins, señor Daniels ¿se conocen?
―Si, Simon es un buen amigo ―respondió Luna ―vine a ver a mi madre y me lo encontré cuando salia y yo entraba ―sonrió ―tomaremos un café.
―Yo se lo preparo señorita ―ofreció la enfermera de inmediato ―ya regreso.
―Muchas gracias.
―Entonces... ―dijo Simon cuando ambos estaban sentados ―¿como va tu vida por allá en la isla?
Luna pensó en eso.
¿Como iba su vida?
Complicada, amaba a un hombre que no la amaba pero era su amante.
¿Eso en que la dejaba?
En que era una estúpida sin remedio... ah pero la frutilla del pastel era que se casarían para que el pudiera adoptar a su hija.
―Me casare en poco tiempo ―dijo ocultando sus pensamientos funestos.
―¿Casarte?
―Si, Mikael me lo propuso ayer ―mintió inventándose una mentira dulce que era mejor a la verdad triste, después de todo... miro a su alrededor sonriendo con cierta tristeza. ¿No estaba ya acostumbrada a vivir en una vida de mentiras? ―y yo lo acepte.
―Pero... ¿tu lo amas?
―Claro que si ―sonrió incomoda ante la intensa mirada de Simon, por vez primera eso que decía era real ―lo amo.
Simon sonrió acomodando sus largas piernas cruzando una sobre la otra, luego la miro escrutador.
―Entonces te felicito.
―Gracias.
―Y como le va a tu hermana en su vida de casada.
―Muy bien, ellos se aman mucho, siento que Dominik fue una bendición para ella, le cambio la vida.
―Bien, supongo que eso también esta perfecto.
―¿Y tu?
―¿Yo? ―rio meneando la cabeza ―¿que hay conmigo?
―¿No tienes novia?
―Pues no.
―¿Porque no?
―La mujer que me interesaba esta apartada ―sonrió ―ya no puedo hacer nada por estar cerca de ella.
―Lo siento.
―Esta bien, de todos modos estaba destinado a fracasar, no puedes amar a la mujer de otro hombre.
―¿La mujer de otro hombre?
Simon asintió poniéndose en pie, camino hacia la ventana y se quedo de espaldas a ella.
―Exacto, solo queda olvidar.
―Lamento eso Simon, tu mereces ser amado, eres un hombre excepcional.
―No te preocupes por mi, estaré bien ―giro para mirarla de frente ― en verdad espero me invites a tu boda, ya que Laura no me invito a la suya, creo que no fui tan mal amigo en el pasado.
―Si ―se sintió apenada ―lamento el modo en que te trate cuando fueron a la boda de mi hermana, pensé que Dante intentaría evitarla armando un escándalo.
Simon rio regresando a su silla.
―Eso pensaba hacer ―admitió ―pero lo detuviste, hiciste bien, lamentablemente también a Dante le tocara resignarse, como a mi.
―Entonces es verdad...
―¿Que cosa?
―Que el la amaba.
―El no solo la amaba, aun la ama, pero como dije ya todo es en vano, ella ama a otro y esta casada, solo queda olvidar.
―Lo siento por el.
―Así son las cosas.
―Y... ¿como esta su hijo?
Simon frunció el cejo, miro a la enfermera que regresaba con el café y evito responder esa pregunta en particular, ya que el tenia su teoría sobre ese niño y Dante.
―Se rumorea que Henry y Veronica se van a divorciar ―comento en cambio desviando la conversación.
En ese momento sonó su teléfono celular, miro la pantalla y le hizo señas a Luna de que debía responder, ella asintió y el se puso en pie, alejándose hacia la ventana.
―Dime Dante... espera, calmate ―pidió mirando de soslayo a Luna que al escuchar el nombre de su amigo lo miro interrogante ―¿Que paso con Ezekiel?... voy para allá... si se donde es... tranquilo nada sucederá... si voy ahora mismo ―le dijo cortando la comunicación ―lo siento Luna debo irme.
―¿Sucedió algo malo?
―No estoy seguro... ya debo irme.
―Simon... si necesitas algo, si Dante...
―No, te lo agradezco Luna, pero es mejor mantener las cosas separadas como hasta el momento.
―Si lo comprendo, aun así, cuentas conmigo.
―Gracias, nos vemos.
Simon se marcho y Luna se quedo preocupada porque su tono de voz fue realmente de preocupación.
Después de que el se marchara, Luna le pregunto a la enfermera desde cuando el visitaba a su madre y que hacia cuando iba, como reaccionaba su madre a esa visita extraña. Para su sorpresa, la respuesta fue que su madre prácticamente había quedado encandilada con la visita de Simon, dijo que esperaba ansiosa a que fuera a verla y charlaban por horas, aunque ella no sabia sobre que, ya que su madre solía sacarla de la habitación, lo que fuera, la dejaba calmada y comportándose con mayor tolerancia. Le dijo que Simon llevaba visitando a su madre casi desde que ella decidió quedarse en isla Victoria mas tiempo.
Entonces Luna pensó que ese era el motivo por el cual su madre no la molestaba mucho porque fuera a verla, pues solía ser bastante insistente con ese tema, situación que ella ya no sabia como evitar ni que excusa usar. Sin su hermana para ayudarla a afrontar eso no tenia el valor para hacerlo y Laura estaba en Escocia, así que simplemente no iba.
Dejo a su madre con la enfermera, con la indicación de que le avisara sin que Simon supiera; cuando iba de visita a su casa, y se marcho, pasaría a visitar a Ileana, quizás le podría comprar algún obsequio, se había encariñado con la pequeña y pensó que si pronto se convertiría en una madre para ella, entonces cuanto antes forjara una relación buena y afectuosa con la niña mejor.
El volverse madre de repente, no la afectaba realmente mucho ya que cuando su madre enfermo y hasta que fueron adultas fue ella quien se encargo de Laura, no era una situación que le causara estrés ni la afectara en lo mas mínimo, ya sabia como serlo, era sencillo, lo que seria complicado, era la relación con Mikael.
Eso si la estresaba y la ponía terriblemente nerviosa.
Suspiro pesadamente y se dijo que no debía temer, que como dijo Laura, ella podría hacer que Mikael la amara, así que dejando se lado su pesimismo, fue a la jugueteria y se puso a buscar un buen obsequio para su futura hija Ileana.
*
*
La madre superiora se encontraba sentada frente al hombre de cabello oscuro con la mas clara expresión de enfado que jamas tuviera antes, esa persona no le agradaba en lo mas mínimo.
―Escuche señor ya se lo dije en repetidas oportunidades, usted esta muy confundido con nuestra congregación, no somos esa clase de personas.
―Ustedes la aceptaron y también al dinero, lo se porque me lo dijo mi suegra, así que tome el dinero que le traje y déjeme ver a esa niña ―insistió el mirándola con enojo.
―Pues esa señora se equivoca, aquí solo hay niños huérfanos y somos mujeres de dios no del dinero, por lo tanto tenga la amabilidad de retirarse.
Replico ya del todo enfadada la madre superiora poniéndose en pie.
El investigador asintió, tomo el sobre con dinero y se lo guardo en el bolsillo, después salio seguido de monja, cruzándose con Luna que se lo quedo mirando fijamente, pues le pareció reconocerlo de algún sitio. La mujer mayor al verla, le hizo una seña imperceptible para que no se acercara, a lo que Luna obedeció, después de que el hombre se marcho, la anciana mujer la tomo de la mano y la llevo dentro de su oficina.
―Querida menos mal que vino usted.
―¿Sucede algo madre? ―pregunto Luna preocupada por el tono de angustia en su voz.
―Ese hombre que acaba de salir me ofreció dinero para que le dijera si la pequeña Ileana se encontraba en este orfanato, me dijo que la madre la estaba buscando y que se la habían robado, pero no le creí nada, tiene aspecto de matón. Después de que ustedes se fueran y me contaran sobre la historia de nuestra querida Ileana, investigue un poco, su llegada fue extraña aquí, yo no era entonces la superior en este sitio así que...
―Pensé que usted estuvo con la niña desde el principio ―corto de pronto Luna.
―No querida simplemente omití esa información, necesitaba estar segura de las intenciones que ustedes tenían con la pequeña.
―¿Que mas omitió madre? ―pregunto entonces Luna tensa.
―Nada mas cariño ―respondió la anciana ―solo eso, pero encontré esto entre los archivos de Ileana, había olvidado por completo esa fotografía porque por lo general los familiares de los niños abandonados no regresan a buscarlos y descartamos todo para que ellos puedan hacer una vida normal al ser adoptados, sin embargo descartar no es tirar y el archivo es la mejor opción, por si alguno, algún día regresa intentando buscar sus orígenes.
Luna tomo la fotografía y se quedo helada al ver que se trataba de la madre de Veronica , definitivamente esa niña era la hija de Mikael.
―¿Cuando tomaron esa fotografía madre? ―pregunto Luna feliz porque Mikael al fin había dado con la pista real.
―Ella insistió en que la tomaran, dijo que era para asegurarse de que la niña fuera identificada correctamente por la madre, de la bebe por supuesto, en caso de que la buscara.
―¿Usted me dice que esa señora esperaba que su hija fuera a buscar a la bebe?
―Así me lo dijeron, pero al parecer la muchacha jamas vino en busca de su hija.
―¿Veronica sabia que Ileana estaba aquí?
―Yo supongo que si, eso es lo que me dijeron las otras monjas, lastimosamente la anterior superior falleció.
―Pero... si antes no quería saber nada sobre la niña porque ahora de manera repentina si.
―Eso mismo me preguntaba yo querida ―contesto la monja ―escucha, mi sugerencia es que adopten cuanto antes a la niña. Por todo este asunto, por lo que escucho sobre esa familia y aunque siempre he sido partidaria de que las madres deben ser las que tengan a sus hijos, siento internamente que esta vez seria un grave error, vi el dolor y la ansiedad en la mirada de tu novio cuando hablaba sobre su hija, parece un buen cristiano, creo que ya es tiempo de hacer lo correcto, si ustedes quieren puedo acelerar los tramites para la adopción, estarán con una adopción preventiva por un año y luego sera firme al pasar el tiempo, pero debe ser cuanto antes, no se cuanto mas podre mantener a Ileana fuera del alcance de esas personas.
―Se lo agradezco madre, eso haremos cuanto antes, por favor inicie los tramites en unos días le traeremos el certificado de la boda.
―Muy bien entonces hoy mismo me encargare de que todo se mueva con prontitud.
―Mil gracias madre, es usted una santa.
―Para nada querida, solo velo por los intereses de mis niños.
―¿Cree que tendremos algún inconveniente con la adopción tan apresurada?
La monja sonrió y meneo de un lado a otro la cabeza.
―¿Sabes cual es el beneficio de ser una mujer tan mayor querida mía?
Luna negó con la cabeza.
―El beneficio es que se hacen amistades a lo largo de la vida, amistades a quienes recurrir en caso de emergencia y yo por casualidad soy muy amiga del juez que permite las adopciones.
Luna sonrió ampliamente, se acerco a la moja y la beso en ambas mejillas, abrazándola fuertemente después.
―Lo que dije, es usted una santa.
―Ve querida, apresurate con la boda, es necesario para mantener a mi preciosa Ileana alejada de esos seres tan malvados.
Luna asintió, le dejo el obsequio que compro para la niña y regreso apresurada al hotel, tendría que casarse con Mikael antes de lo esperado.
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