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Capitulo 1: Todo siempre comienza con un desastre.
Todo realmente comenzó con un desastre... EN UN RINCÓN DEL MUNDO...
―¡Arriba!
―No.
―¡Oh vamos, pareces un niño! ¡Que te levantes!
―No.
Simón resoplo molesto, mientras se cruzaba de brazos y se quedaba mirando al bulto que era su amigo de toda la vida bajo las sabanas. Dante se encontraba hecho un ovillo, cubierto por completo con las sabanas y llevaba dos días sin querer salir de ese cuarto, bajo la mirada al suelo y arrugo la nariz cuando le volvió a picar por el olor a alcohol y encierro que había allí, las botellas de cerveza estaba regadas por donde mirara... ese lugar era simplemente un desastre.
Eran cerca de las dos de la tarde y Dante aun se negaba a levantarse de la cama, estaba en una de sus facetas de rebelde sin causa, aunque en esta ocasión si tenia una causa, y se negaba rotundamente a salir de su habitación.
―¿Te va a durar mucho esta nueva fase? ―pregunto manteniendo su mejor postura porque comprendía a su amigo pero no seria su cómplice en esa autodestrucción que pretendía llevar a cabo.
―Hasta que pierda la memoria o descubra que todo fue una broma horrible y asquerosa.
Simón rodó los ojos y suspiro, tomo las sabanas y las jalo con fuerza hasta desprenderlas del cuerpo de Dante y en el proceso lo tiro de la cama, este se sentó enfadado, lo fulmino con la mirada, pero su amigo solo se llevo los dedos indice y pulgar a la nariz frunciendo el gesto.
―Das asco ―le dijo ―ve a bañarte y ten piedad de mi.
―No.
―¡Arriba, ya! ―ordeno Simón cansado de la terquedad infantil de su amigo.
―¡Dejame en paz, no quiero!
―¿Ah no? ―dijo Simón entonces sonriendo de manera picara.
Dante levanto la vista hacia su amigo, lo miro entrecerrando los ojos y frunció los labios.
Acto seguido Simón lo tomo del brazo y lo arrastro de manera literal hacia el baño, en donde lo obligo a meterse en la ducha y así vestido como estaba abrió el grifo haciendo que el agua cayera sobre su amigo.
―Listo.
―¡Aish! ―se quejo Dante intentando salir pero Simón se interpuso en su camino y lo miro con determinación.
―Tienes dos opciones, o te bañas solo o te baño yo... escoge.
Dante trago saliva y lo miro sacándose el agua del rostro, estaba muy seguro de que si Simón decía que lo bañaría lo haría como fuera, así que se dejo caer contra la pared del baño y asintió resignado.
―Esta bien, me bañare.
―Bien, no te demores, tenemos poco tiempo.
―¿Poco tiempo? ¿Para que?
―Ya lo veras, ahora apresurate, o entro y te baño, ya lo sabes.
EN OTRO RINCÓN DEL MUNDO DEL MISMO PAÍS, CASI A LA MISMA HORA...
―¡No quiero!
―No te lo pregunte, solo te dije entras a la ducha ya.
―¡No!
―Laura deja la terquedad y de una buena vez entra a bañarte.
Laura negó con la cabeza cruzándose de brazos.
―No quiero, no tengo ganas de bañarme, ni de comer, ni mucho menos de salir de aquí... moriré entre estas cuatro paredes y cuando encuentren mi cadáver dirán: ¡Aquí se encuentra la mujer mas desdichada del mundo, la que fue traicionada por su novio a horas de casarse!
―¡Cuanto drama! ―se burlo Luna la hermana mayor de Laura riendo divertida a pesar de la situación nada jocosa ―deberías ser actriz... oh espera si lo eres...
―No soy actriz, soy escritora, incursione una sola vez en eso de la actuación pero no es para mi, ademas soy mejor escribiendo y lo sabes ―aclaro resentida la menor.
―Y a pesar de todo sigues igual de arrogante.
―No lo soy, solo... ¡Ya! Deja de intentar distraerme, no funcionara... vete y dejame perecer sola...
―Ya hasta, pareces niña de jardín de infantes, ahora mismo te vas a meter al baño y te vas a poner decente.
―¿Para que, si mi vida acabo? ―gimoteo, entonces Luna se acerco y le jalo la oreja y así de puntillas de pie la llevo al baño.
―Ahora te me bañas bien bañadita y después te pones la ropa que dejare en la cama, ¿Me entendiste?
Laura frunció la nariz con enojo y se acaricio la oreja rojiza.
―¡Si sargento!
―¡Estos niños! ―se quejo Luna y cerro la puerta de un golpe ―y te apuras que vamos llegando tarde.
―¿Tarde a donde? ¡No pienso ir a ningún lado, ya te lo dije!
―¡Que bañes! ―replico Luna y le lanzo una almohada que dio de lleno en el rostro de Laura, esta refunfuño y cerro la puerta obedeciendo porque sabia que su hermana le daría su merecido si no lo hacia.
TRES HORAS MAS TARDE EN EL AEROPUERTO.
―Me esperas aquí, ya vuelvo... ―Luna miro a su hermana con una advertencia en la mirada ―si se te ocurre escapar, te juro que te llevo y te dejo con nuestra madre para que ella se encargue de ti.
Laura se estremeció y negó con la cabeza, no estaba en condiciones para tolerar el drama de su madre y sus continuas recriminaciones de que nada de lo que le pasaba, le hubiera sucedido si le hacia caso cuando le advirtió sobre su mal presentimiento con respecto a Henry.
No, definitivamente prefería mil veces a Luna.
―Aquí me quedo ―respondió sin ganas.
Luna se alejo y Laura resoplo recostándose contra la silla, mientras veía como un muchacho alto, de cabello oscuro, prácticamente arrastraba a otro, casi igual de alto, de cabello castaño, sentándolo junto a ella de manera abrupta, el mas alto la miro, y le sonrió, Laura no respondió a su saludo, simplemente desvió la mirada y lo ignoro.
¡Detestaba a todos los hombres!
―Escucha tengo que terminar algunas cosas, espera aquí y si estas pensando en huir, tengo el numero de tu madre, no olvides lo feliz que estará al saber que esa chica...
―¡Ya!... ―se quejo el que estaba sentado junto a ella ―Ni lo digas... se pondrá... ―se estremeció y suspiro con resignación sentándose mas derecho ―aquí me quedo.
El muchacho alto se fue en la misma dirección en la cual se había ido Luna, mientras ellos estaban sentados en silencio uno junto al otro.
Laura noto que el muchacho la miraba de reojo y hacia una mueca, ella hizo lo mismo y se sentó de costado dándole la espalda.
Se dijo que todos los hermanos mayores siempre amenazaban a los menores con los padres y ese muchacho sentado junto a ella era un grosero por el gesto que le hizo.
―¡Hombres! ―refunfuño molesta.
―¡Mujeres! ―replico al mismo tiempo el muchacho junto a ella con el mismo tono de enojo.
Ambos giraron a mirarse, mientras las personas que esperaban regresaban y se los quedaba mirando.
―¿Pasa algo Lau? ―pregunto Luna mirándola preocupada.
―¿Dante, todo bien?
Tanto Laura como Dante se pusieron en pie y tomaron sus maletas.
―¡Si, vamos! ―dijeron de nuevo al mismo tiempo.
―¡Aish! Vamos Luna.
Luna miro apenas a Simón y este le hizo un leve encogimiento de hombros al tiempo que Laura comenzaba a caminar apresurada hacia la puerta de embarque seguida de su hermana que prácticamente corría detrás de ella.
Dante resoplo e hizo otra mueca.
―¿Peleabas con esa chica? ―pregunto Simón sonriendo con burla.
―¡Claro que no!...¡Ella empezó!
Simón comenzó a reírse a carcajadas mientras caminaba hacia la puerta de embarque.
*
*
Henry observaba el anillo matrimonial en su dedo y lo sentía como si tratara de una roca gigantesca que le pesaba aun mas de lo que nadie podría imaginar. Ese anillo era como una representación de todo lo que tenia que sacrificar para llegar a una meta pero sobre todo le recordaba que había perdido algo valioso a cambio de esa ganancia.
Giro apenas la cabeza hacia la mujer que dormía abrazada a la almohada y suspiro sin poder evitarlo... se preguntaba que estaría haciendo Laura en esos momentos.
Aun podía ver la expresión de Laura cuando le dijo que no podía casarse como se lo había prometido, que la amaba y le costaba hacer lo que estaba haciendo pero no tenis alternativa y era verdad, no tuvo alternativa pero pasado cierto tiempo, iría por la mujer que si amaba la cual no era esa que dormía en la enorme cama matrimonial en esos momentos.
―Yo aquí estoy extrañándote ―susurro apenas, para no despertar a la chica que dormía a su lado de el, la que ahora era su esposa, aunque el no la amara ―tuve que hacerlo, ¿algún día podre explicarte al menos?...
Se levanto de la cama que compartía con ella y se acerco al balcón, observo la noche, el cielo estaba algo cubierto por nubes que auguraban lluvia pero aun a pesar de ello alguna que otra estrella brillaba, sonrió y estiro la mano hacia la que le pareció la mas brillante, hizo como si la tomara y miro a su lado cuando la imagen de Laura apareció en su mente.
―Para ti mi amor, una estrella cada día y por el resto de nuestras vidas ―abrió la mano y la imagen desapareció dejándolo sumido en una profunda tristeza ―aunque ya no te tenga a mi lado, aunque ahora me odies, una estrella para ti cada día por el resto de nuestras vidas mi amor ―le prometió al viento.
*
*
Durante el vuelo Laura se quejo de todo y sobre todo... estaba mas que fastidiosa y cuando al fin aterrizaron Luna dio gracias al cielo, porque estaba a un paso de asesinar a su propia hermana.
Se registraron en el hotel y poco después Laura se metía en la cama cubierta de pies a cabeza como estaba en el departamento horas atrás.
―Laura.
―¿Que?
―Vamos a comer.
―No tengo hambre.
Luna suspiro, por ese día ya había tenido bastante de los caprichos de Laura así que la dejo y fue sola a cenar al restaurante del hotel. Mientras caminaba por el corredor noto que había un hombre sentado en una de las escaleras laterales, las que se utilizaban en caso de emergencias. Le llamo la atención que tuviera una botella de licor junto a el, ademas tenia el cabello algo revuelto y su aspecto era el de un pordiosero...
¿Como era posible que en un hotel tan exclusivo permitieran esa clase de gente?
Apresuro el paso para meterse en el ascensor, pulso el botón de la planta baja y cuando las puertas se estaban cerrando, una mano la detuvo y ella sorprendida levanto la vista para encontrarse con unos ojos oscuros que la miraban con intensidad, ademas se sentía el olor a alcohol en el y su aspecto era el de un hombre que vivía en la calle o mas bien parecía un delincuente.
Luna contuvo el aliento cuando el entro y la puerta se cerro, entonces se arrincono contra la pared del ascensor y espero a que ese desconocido no pretendiera propasarse con ella.
El hombre también fue hasta el fondo, se paro cerca de ella y se apoyo contra la pared mientras dejaba escapar un pesado suspiro que hizo fruncir la nariz de Luna porque el olor a alcohol era fuerte.
De pronto el hombre se fue inclinando hacia su lado hasta que apoyo la cabeza sobre su hombro y no solo eso, sino que tomo su bolso al inclinarse cada vez mas sobre ella.
Luna comenzó a gritar a todo pulmón, sin embargo no se quedo a esperar a que el desconocido le hiciera algo, lo golpeo en el estomago y en la pantorrilla.
El se quejo por el dolor y levanto la mirada llena de furia hacia ella.
―¡Óyeme!...¿Porque me golpeas?
―¡Alejate de mi! ―ordeno Luna levantando el pie sin pensarlo dos veces y dándole donde mas le dolía a un hombre... en la entrepierna, entonces este cayo al suelo adolorido y la puerta se abrió.
Luna salio del ascensor y se dio de lleno contra el pecho de un hombre alto, que al notar lo asustada que estaba la rodeo con sus brazos y la mantuvo cerca.
―¿Esta bien señorita? ―pregunto mirando al hombre tirado en el suelo del ascensor.
―Si... estoy bien... ¿Tu?
Luna había levantado la cabeza y se había encontrado con el mismo muchacho alto que estaba con el otro con quien Laura se había peleado antes de subir al avión.
―Hola ―la saludo el sonriendo ―mi nombre es Simón Daniels, ¿necesitas ayuda?
Luna miro al hombre que continuaba tirado en el suelo, cuando un empleado paso y se quedo mirando la escena con ojos espantados.
―¡Señor Cameron!
―¿Lo conoce? ―pregunto Simón ―Estaba molestando a la señorita.
―Lo siento... lo siento mucho ―dijo el empleado levantando al sujeto y cargándolo y alejándolo de ellos ―¿Señor Cameron esta usted bien?
―No... le digas... a mi madre... ―fue lo único que atino a decir este mientras era conducido lejos de Luna y Simón.
―Supongo que se encargaran de el, pero si quieres puedo acompañarte para que hables con el gerente para dejar una queja o quizás quieras ir a hacer una denuncia formal...
―No ―corto Luna soltándose de el y alejándose unos pasos, hizo leve inclinación de cabeza y le sonrió ―gracias por su ayuda señor Daniels.
―Simón, puedes llamarme Simón... y tu eres...
―Collins Luna, mucho gusto.
―Luna... que nombre curioso.
―Es que mi madre es de esas personas que cree en las constelaciones y pues ese nombre le gusto porque dice que yo nací un día de luna llena y brillante.
―Que interesante... ―sonrió y miro los alrededores ―¿No estabas con una chica la ultima vez que te vi?
―Mi hermana ―suspiro ―ella esta en el cuarto, no se sentía bien... ¿Y tu hermano?
―Oh no, Dante no es mi hermano, es mi mejor amigo, tampoco se sentía muy bien, baje a cenar.
―También yo.
―Podríamos cenar juntos si no te molesta, digo para hacernos compañía.
Luna dudo un momento pero al final asintió.
―Esta bien.
Una vez que se acomodaron y pidieron la comida, Simón le contó a Luna que se encontraba allí para acompañar a su amigo por una decepción amorosa, algo así como un viaje para sanar y olvidar y ella le contó que su hermana estaba en el mismo proceso.
―Esta terco en que no quiere salir del cuarto ―decía Simón cuando de pronto se quedo callado.
―¿Sucede algo? ―pregunto Luna girando hacia donde el miraba.
Ambos se quedaron paralizados y conteniendo la furia mientras veían a una pareja entrar al restaurante y tomar una mesa no muy lejos de donde estaban ellos.
―¡Esto es el colmo! ―escucho Luna que decía Simón poniéndose en pie ―lo siento Luna, debo dejarte, por el momento y mudar a mi amigo de este hotel antes de que sepa que esa maldita esta aquí con su nuevo y flamante esposo.
Luna apenas lo escucho, solo atino a asentir mientras miraba a Henry fumar sentado junto a la mujer que lo miraba con cierto enojo.
¿Que hacia ese cretino allí?
De pronto también se puso de pie de golpe.
¡Tenia que sacar a Laura de ese hotel!
*
*
El empleado llevo a Mikael a la alcoba y lo dejo acostado en la cama.
―¿Señor Cameron esta usted bien?
―Si.
―¿Que le paso?
―Nada, me encontré con una loca.
―Señor su madre esta en el hotel.
―¿Que?.
Mikael se paro a pesar de que le dolía terriblemente sus partes nobles y camino directamente hacia la puerta.
―Señor donde va...
―Me largo, no pienso cruzarme con la bruja ―respondió saliendo lo mas rápido que su dolor le permitía.
Esta vez prefirió ir por las escaleras y apenas llego a la planta baja, pensando ya que se encontraba a salvo, se quedo frente a frente con su madre.
―Madre...
―¿Como es posible que el heredero del hotel Edén se pasee por todos lados como si fuera un pordiosero?
Mikael Cameron, resoplo sacando sin hacerlo un mechón de rebelde cabello que caía sobre sus ojos, mientras metía las manos en los bolsillos del pantalón y desviaba la mirada hacia cualquier lado, menos hacia su madre que lo estaba regañando ante todos los empleados.
―¡Bañate, vístete de manera decente y corta tu cabello o te juro que esta vez si lo cumplo bribón, te dejo sin dinero, sin auto y sin tarjetas, hasta aquí se huele tu olor a alcohol!
―Si madre ―respondió sumiso, pues sabia que en esos momentos lo mejor era seguirle la corriente.
―Y mañana mismo te buscare una esposa.
―¡Que, no!
―¿Porque no? ¡Dime, acaso tienes una novia! ¿cuando vas a casarte y ya sentar cabeza?
Mikael desesperado miro a su alrededor y rebusco en su mente una respuesta que alejara el peligro, no quería perder su libertad atándose a una mujer, el las amaba a todas, entonces vio a la chica del incidente en el ascensor y sonrió. Era su momento de venganza, ademas podría también sacarse el peligro de encima, como quien diría, mataría dos pájaros de un solo tiro.
―¡Allí, ella es mi novia madre! ―señalo a la chica que pasaba cerca tomándola del brazo.
Luna miro consternada hacia los lados y luego hacia atrás...
¿Ese ladrón hablaba de ella?
*
*
Laura saco la cabeza de debajo de las sabanas cuando Luna se fue y se sentó en la cama mirando a su alrededor con pesar, ansiaba estar en su departamento en lugar de ese sitio pero si escapaba Luna seria capaz de avisarle a su madre y en verdad que no tenia nada de ganas de tolerar su mirada acusadora y mucho menos sus criticas por no ser capaz de mantener a un hombre a su lado... así era su madre, siempre criticando, siempre siendo pesimista, aunque en esa ocasión tuvo razón y por eso mismo era que no quería ni saber de ella, porque al ser la primera vez que tenia razón no se la dejaría pasar.
La verdad es que su madre siempre había sido una especie de enemiga para sus hijas, estaba disgustada con ambas porque ninguna había logrado capturar un esposo millonario que la sacara de su miseria como ella solía decir, y eso que nada le faltaba porque Luna y ella misma le daban a su madre cuanto pudiera necesitar y aun mas pero nada la satisfacía, siempre solía decir que de haber tenido hijos varones, todo seria mas sencillo y que las niñas solo causaban problemas.
La verdad era que su madre detestaba a su hijas. A Luna porque al quedar embarazada de ella, su madre estaba llevando una carrera importante como modelo, pero se había enamorado de un fotógrafo que solo le vio la cara de tonta y la dejo con niño y sin figura después de que su bebe naciera.
Después ya no le fue posible conseguir trabajo como modelo, entonces pensó que al casarse por interés lograría tener eso que se le negó antes, pero la verdad era que la segunda vez le sucedió lo mismo y aun peor, ya que el hombre escogido parecía que había caído en la trampa, sin embargo un buen día llego diciendo que su familia ya había acordado un matrimonio comercial con la hija de un importante empresario, para ese momento estaba embarazada de su segunda hija y así se lo hizo saber, lo que resulto en un montón de billetes sobre la mesa para solucionar el problema y otra cantidad igual de importante para mantener la boca cerrada.
Por suerte para Laura al momento de ir al hospital donde se haría el aborto, lo pensó mejor y decidió tener a su hija de todos modos, guardando el dinero para poner una modesta casa de café, con la cual crio hasta cierto punto a sus dos hijas, recordatorio continuo de sus fracasos amorosos, pero en cuanto ambas tuvieron edad para trabajar, dejo de mantenerlas y así era como las hermanas, estudiaron y trabajaron y lucharon a la par para salir adelante.
Ahora ya no necesitaban de nadie, sin embargo su madre es la que siempre esta sacando provecho de ellas en cada ocasión que tiene a mano.
Laura se puso de pie con esos pensamientos tristes en la cabeza, su madre casi la condenaba a la muerte porque su propósito en la vida debía ser atar al hombre rico a su progenitora y como no sucedió la culpa la tenia ella... vaya absurdo.
―Es mejor que vaya a dar una vuelta y despeje mi mente ―se dijo a si misma en voz alta ―necesito dejar de pensar en Henry y en mi madre también.
*
*
Dante espero a que Simón saliera de la alcoba para tomar su chaqueta y su billetera para salir de allí cuanto antes, si lograba escapar de la aguda visión de su amigo estaría a salvo así se metiera en un rincón del mundo y eso era justamente lo que tenia deseos de hacer, perderse en el rincón mas oscuro del mundo para que nadie lo viera nunca mas y de ese modo evitarse la gran vergüenza que vivió al estar pregonando que Veronica Sanders, la mas hermosa mujer que había conocido en su vida era su novia mientras ella en realidad estaba comprometida para casarse con otro hombre.
¿Como había podido ser engañado así?
Cuando los rumores de que ella lo engañaba comenzaron a surgir, el los ignoro porque confío ciegamente en sus palabras al negarlo, en sus lagrimas cuando dijo amarlo y en sus ojos que le suplicaban que creyera en ella. Fue un verdadero idiota y lo peor del caso era que casi todos sus amigos lo sabían, los habían visto juntos, incluso había peleado con Simon por insistir en ese tema y ahora era el único que le brindaba su apoyo.
Se sentía miserable y traicionado, lleno de furia...
¡Como se atrevió a verle la cara de tonto!
Salio de la alcoba dispuesto a perderse de vista para siempre, no regresaría a casa nunca jamas.
*
*
―¿Porque te comportas así conmigo?
―Veronica ya dejate de teatros ambos sabemos que esta boda fue forzada, que todo esto es una farsa y que no te amo ni te amare jamas.
―Y tu sabes bien que si quieres que la empresa de tu padre no termine en la bancarrota, tienes que ser bueno conmigo ―le recordó la chica con gesto de enfado ―¿Que clase de esposo eres? ¡No me tocas, no me miras casi, eres un hombre frio conmigo, siempre estas evitándome...
―Si tanto querías alguien que te amara como dices, ¿porque no te quedaste con ese muchacho con el cual estabas saliendo mientras nuestros padres arreglaban esta absurda boda?
―¡No quería casarme contigo! ―Veronica levanto la voz sin importarle que estuvieran en un restaurante lleno de extraños.
―Debiste negarte entonces ―contesto sin que le importara tampoco que hubiera gente viéndolos.
―¿Porque no te negaste tu, todo hubiera sido mas fácil para ambos?
―Sabes que no tenia alternativa.
―¿Y tu te has preguntado si la tenia yo?
Henry la miro por primera vez con curiosidad y al mismo tiempo con sorpresa.
La verdad era que nunca se imagino que ella también pudiera haber terminado en esa boda por obligación y no por un capricho como imagino.
―¿Con que te están obligando? ―pregunto con intensa curiosidad.
Veronica pareció pensarlo, quizás en su interior meditaba que tan confiable podría ser el, al final no lo creyó confiable para nada, porque se levanto y salio del restaurante con los ojos anegados en lagrimas.
Con lo que sea que la habían obligado a casarse con el, era algo grave.
Henry sintió pena por si mismo y por ella también.
Tan solo dos segundos atrás se sentía lleno de ira y frustración al imaginar que ella era participe de esa trampa en la que se vio involucrado pero, ahora comprendía que Veronica podría ser tan victima como el mismo.
Tenia que averiguar con que la estaban obligando los padres para hacerla casarse con el. Necesitaba respuestas o un arma que usar en contra de sus propios padres para poder divorciarse y así regresar con la mujer que si amaba. Con eso en mente, se levanto y corrió tras ella.
Necesitaba obligarla a confesar que era eso que la ponía tan mal, quizás incluso ofrecerle un trato.
*
*
Laura caminaba ocultándose por si Luna andaba por allí, no quería que comenzara de nuevo con su sermón sobre lo fuerte que era y todo eso, ella no era fuerte, no sin Henry.
Ella ni siquiera podía pensar con claridad en esos momentos.
Vio la puerta de entrada y suspiro con alivio así que corrió del hall hasta allí sintiéndose al fin libre, sonrió levemente el sentir el fresco de la noche y no pudo evitar mirar hacia el cielo donde estaba una luna enorme y redonda, brillante, casi como las que solía describir en sus novelas, pero de pronto se quedo paralizada y su sonrisa murió en los labios cuando noto que a unos pocos metros de ella, de espaldas a donde se encontraba parada, estaba Henry abrazando a una chica que supuso y supo de inmediato, era la mujer por la cual la abandono.
Su pecho empequeñeció tanto que hasta el aire le faltaba, todo su ser se quebró y un jadeo lastimero escapo de su garganta.
¿Como era posible que de todos los hoteles y ciudades del mundo Luna la llevara al mismo en el que estaba Henry con su nueva esposa.?
¿Había acaso algún precedente de tal calamidad en la historia del romance?
¿O es que tan solo ella tenia tanta mala suerte?
Sintió una presencia parada a su lado, igual de tensa, igual de dolida, pero con mucha mas rabia que ella, pues percibía lo que le costaba permanecer quieto donde estaba, lo miro de reojo y se dio cuenta de que se trataba del muchacho del aeropuerto.
Sus ojos estaban fijos en la pareja delante de ellos, sus puños estaban férreamente cerrados, al punto de que sus nudillos estaban casi blancos y su mandíbula estaba tan tensa que se podía ver el punto en el que el musculo latía por la presión que ejercía.
Mientras ella era la clara representación de la tristeza y la frustración, el que estaba a su lado, era todo lo contrario, estaba realmente hecho una furia.
―¡Maldito, lo destrozare! ―lo escucho decir.
Fue justo entonces cuando Laura reacciono, tomándolo del brazo con ambas manos para detenerlo cuando dio unos pasos hacia la pareja.
―No le hagas daño por favor.
Dante se la quedo mirando al igual que la mano que lo detuvo, reconociéndola de inmediato pero aun sorprendido por su repentina presencia.
―¿Acaso tu conoces al maldito ese? ―pregunto con tono seco.
Laura miro hacia donde Henry se encontraba con las lagrimas brillando en sus ojos pero sin derramar ni una solo, y sencillamente asintió.
― El rompió nuestro compromiso para casarse con ella a días de la boda ―susurro con un hilo de voz.
―¿ Que?
Dante entonces volvió a mirar a Veronica y luego a Laura, se coloco delante de la chica y sin pensar mucho en lo que hacia, pero comprendiendo lo que estaba pasando por su mente y lo que su corazón sufría, la abrazo y metódicamente acaricio la espalda de la ella a modo de consuelo. Como si al hacerlo también pudiera consolarse a si mismo porque ahora comprendía porque ella estaba con esa actitud en el aeropuerto y porque las lagrimas brillaban en sus pupilas pero ninguna se atrevía a salir de ese recoveco, necesitaba sentirse fuerte, lo sabia porque el se sentía del mismo modo.
―Lo siento mucho ―susurro mientras ella escondía el rostro en su pecho evitando lo mejor que podía las lagrimas.
―¿Laura?
La nombrada se altero al escuchar su nombre pero mas por la voz que reconoció al instante, sus manos se cerraron fuertemente sobre la camisa del chico que la abrazaba y su rostro se escondió aun mas en su torso casi con miedo a girar o responder a las palabras de esa voz que conocía a la perfección.
―¿Dante? ―escucho seguido de eso con tono lastimero.
Laura noto que se trataba de la esposa de Henry.
Así como ella reacciono como un conejillo asustado, el que la abrazaba hizo las fuerte el abrazo y Laura pudo percibir como todo su cuerpo se volvía como una roca debido a la tensión.
De pronto, la certeza de que eso no acabaría bien la abrumo pero sobre todo, la seguridad de que los cuatro estaban ahora frente a frente, los recién casados y los dos que habían sido abandonados.
Pues no había que ser demasiado inteligentes como para no saber que el chico que la abrazaba con fuerza para darle seguridad, era el ex de esa chica que se caso con Henry.
Maldijo su mala suerte, maldijo su maldito destino y se fue preparando mentalmente para lo que se avecinaba, porque conocía bien a Henry y no se iba a quedar quieto al verla en brazos de otro, el muy cretino se lo había dicho claramente el día que rompió su compromiso con ella.
El nunca iba a permitir que estuviera con otro, había dicho que volvería por ella y que mas le valía esperarlo, porque le pertenencia solo a el.
La respuesta de Laura había sido darle una bofetada para luego girar lo mas dignamente posible y luego cuando estuvo relativamente a salvo, encerrarse en su habitación para llorar amargamente.
Levanto la cabeza y sus ojos se encontraron de pronto con unos ojos casi color miel, tan fijos en ella que la hizo estremecer.
― Todo estará bien, solo quedate a mi lado y sígueme la corriente, ¿crees que seras lo suficientemente fuerte para hacerlo? ― susurro para que solo ella lo escuche.
Laura asintió y continuo pegada al desconocido como si se tratara de una tabla de salvación en medio del océano.
― Simplemente permanece conmigo, no importa lo que pase, quedate a mi lado y no niegues nada de lo que yo diga.
La escritora arrugo las cejas con una muda interrogante pero aun así asintió y respiro profundo para estar lista cuando tuviera que girar a enfrentar a henry y a su nueva esposa.
― Hagamos esto, vamos a darle un poco de su propia medicina a este par de infieles ― lo escucho decir antes de sentir como la giraba pero mantenía los brazos alrededor de su cuerpo, solo que ahora estas se habían trasladado a su cintura, y la había casi obligado a apoyar la espalda en su torso, acomodándose firme detrás de ella, sabiendo que desde la perspectiva de la pareja frente a ellos, también parecerían unos enamorados.
―¡Vaya, que maldito pañuelo es el puto mundo! ― comento con sarcasmo ― las dos personas mas indeseables del mundo en el mismo hotel en donde nos hospedamos, ¿No te parece una asquerosa coincidencia cariño? ― pregunto a Laura y esta solo atino a elevar la cabeza, ya que Dante al menos le llevaba eso mismo en tamaño de altura y ni que decir de complexión física, junto a el, parecía una pequeña muñeca.
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