Capítulo 24
Wisconsin, Estados Unidos 🇺🇲
—Entonces Susan, ¿cuál es el resultado?
Le sonreí.
—Estoy embarazada.
—¿En serio? —asentí.
—Violeta, todo me funcionó.
Ella comenzó a dar saltos.
—Tu no vayas a saltar, Susan estoy muy feliz por ti.
—Yo estoy más que feliz, Edward y yo seremos padres.
—Que emoción, obviamente yo seré la madrina.
La mire seria.
—Sabes que después que me case con Edward, este bebé se ira.
—Pues eso yo lo sabía, pero espero que cambies de opinión, sé que amarás la maternidad.
—Yo sé que no, es más pienso que este embarazo me dañará mi cuerpo.
—No pienses eso, ya verás que no, bueno y hablando de Edward, ¿cuándo se lo dirás?
—Está es una noticia que se debe dar a lo grande.
—Es muy cierto.
Bueno la mitad de mi plan ya está realizado, le mandé un mensaje a Simón.
Yo: Gracias, gracias, pero gracias, todo salió perfecto.
Recibí una respuesta inmediata.
Simón: Vale, que bueno, entonces espero que todo te salga bien, te cuento que anoche deje a Edward en su habitación.
Yo: Bueno, hoy le daré la noticia.
Apagué el celular y me fui a preparar todo para la gran noticia.
....
Abrí los ojos y me dolió la cabeza.
—¿Dónde estoy?
Note que estaba acostado y al levantarme me dio un mareo, parpadee varias veces y me di cuenta que estaba en mi habitación.
Abrieron la puerta.
—No Luisa no sé nada de él, fui a buscarlo al apartamento, pero no estaba, no sé más donde buscar, ya estoy demasiado asustado, van a ser dos semanas de no saber nada de él...
David me miro bastante asombrado, pero después se enojo.
—Luisa olvídalo el pendejo de tu hijo aquí está... listo entonces cancela el vuelo ya no es necesario...bueno, ya le digo, salúdame al tío.
Después de colgar.
—¿Dónde carajos estabas Edward?
—No sé, acabé de...
—¿¡Cómo qué no sabes, si estuviste perdido dos semanas!?
—David podrías por favor dejar de gritar, me duele la cabeza.
—¿Estabas de rumba?
—Primero así te escuchas mejor y segundo no, no estaba en ninguna rumba, la verdad no sé dónde estaba.
—Pensé que estabas en el apartamento al ver que no estabas allá, me preocupé y hasta llamé a tu mamá.
Me sobe la cabeza.
—David escúchame, no recuerdo nada, lo último que recuerdo es que estaba aquí arreglándome para irme a ver con Amelia y ahora estoy aquí, pero tú dices que estuve perdido dos semanas, yo no recuerdo nada.
Él me miro serio.
—No sé si creerte.
—Te lo juro, mírame.
—Pues es verdad ahora que te reparo bien tienes la misma ropa con la que te vi la última vez y te menciono que la tienes muy sucia.
—Estuve dos semanas perdido y tu ¿hasta ahora me buscaste?
—Pues es que pensé que estabas en el apartamento pensando en todo lo que tienes con Amelia y con Susan.
Reaccioné y me levanté inmediatamente.
—Amelia, Dios debe estar también muy preocupada por mí.
—No Edward de hecho, traté de hablar con ella, pero Samanta me dijo que estaba muy enojada contigo.
—No me digas eso, yo tengo que hablar con ella.
—Pero primero te recomiendo que vayas a bañarte, ya te siento como un olor peculiar.
—Ah, si ves, a mí me paso algo, pero no me acuerdo que.
—Bueno ya después lo averiguaremos, pero por ahora ve y soluciona el problema Amelia.
Fui y me di un baño por ahí de una hora, si David dice que estuve perdido dos semanas eso quiere decir que eso llevo sin bañarme, mientras me bañaba recordé algo.
Flashback
—Suerte con Amelia, yo saldré con Samanta.
—Vale, yo me terminaré de arreglar y después iré donde ella.
Chocamos puños y David se fue.
Estaba buscando algo en el armario que cuando sentí que me miraban, al voltear no había nadie, pero después alguien me tomó y me coloco algo en la nariz.
....
—¿Dónde estoy?
Fin de flashback
Salí del baño y afortunadamente David estaba aquí.
—A mí me secuestraron estoy seguro.
Él me miro asombrado.
—¿Aquí en la universidad?, no creo.
—Te lo juro.
—Entonces solo una persona pudo hacerlo.
Asentí.
—Susan —dijimos los dos al mismo tiempo.
—Edward ahora que lo mencionas, Susan no me preguntó en ningún momento por ti y las veces que me vi con Violeta ella tampoco me tocó el tema.
—Esas dos brujas algo me hicieron, pero ya me daré cuenta de eso, ahora buscaré a Amelia.
—Eh, Edward, vístete primero.
Mire para abajo y efectivamente estaba envuelto en una toalla, nos reímos.
—Si ya me voy a vestir.
....
Después de tocar en la habitación de Amelia nadie me abrió.
—Supongo que deben estar en la cafetería —me dijo David.
Al llegar a la cafetería estaba demasiado llena y pues normalmente no hay gente.
—¿Qué estará pasando? —le pregunté a David.
—No sé, quizás estén dando comida gratis.
—Cierto.
Íbamos a entrar, pero nos chocamos con alguien.
—Vaya, vaya hasta que el príncipe volvió —era «mi gran amigo» Eduardo.
—Sí, como te parece —le dije.
—Pues me parece muy mal, porque tú eres como un parásito para mí, además ahora que me doy cuenta de que puedes hacer lo que se te dé la gana.
—Tú eres una plaga que quiero exterminar porque rodeas mi propiedad.
—Si lo dices por Amelia, te recuerdo que ella no es nada tuyo, en cambio yo...
—Tu nada Eduardo, creo que te deje muy claro que no te quiero cerca de ella, Amelia es mía.
Eduardo se me estaba acercando de manera desafiante, David se metió.
—Ya Edward, mejor ve y habla con Amelia.
Lo miré y asentí, me quería quedar ahí para romperle la cara, pero prefiero mejor hablar con Amelia.
Me acerqué a ella o bueno más bien a su mesa.
—Hola Amelia, ¿qué tal Samanta?
Samanta me miro y me sonrió.
—Hola Ed, siéntate.
—Gracias Sammy —me senté, Amelia no me miraba, pero le pude tomar sus manos.
—Mi amor.
Ella volteo la cabeza.
—Mírame, necesito hablar contigo.
Ella seguía sin mirarme.
—Supongo que quieren un rato a solas, así que mejor me voy —nos dijo Samanta, en verdad se lo agradecía porque ahora Amelia si me miro.
—Sé que debes estar muy enojada conmigo.
—No llegaste a nuestra cita y te desapareciste dos semanas.
—Pero tengo una explicación o bueno en realidad no me acuerdo de nada, pero creo que fui secuestrado.
—Mm, no te creo.
—Te estoy diciendo la verdad.
—Edward mejor hablamos después.
—Amor yo...
—Por favor, además mira ahí llego Susan.
—Está bien mi amor, te amo, en la tarde voy y hablamos mejor.
Ella asintió.
Me fui para la mesa con David, Susan y Violeta se sentaron.
—Amor, hasta que apareces —me dijo Susan.
—Pues tu no estabas preocupada por Edward, ya que nunca me preguntaste por él —le dijo David.
—¿Para qué te iba a preguntar?, si se supone que tú no me darías información.
—Susan vayamos mejor por la comida —le dijo Violeta y ella se levantó, se fueron.
—¿Cómo te fue con Amelia?
—Mal, tenías razón, ella está muy enojada conmigo y ni si quiera me creyó.
—¿Le contaste lo del secuestro?
—Sí, pero por encima, se lo iba a contar con detalles, pero ella me despachó, me dijo que hablábamos después.
—Ash, que mal —volteé a mirar hacia su mesa, ahí estaban los idiotas esos.
—Yo te juro que voy a matar a Eduardo.
—Y yo a Damián, invito a salir a Samanta.
—¿Y qué pasó?
—Pues Samanta lo despacho, bueno dejemos de hablar de ellas que ahí viven las brujas.
Efectivamente llegaron nuevamente, ambas traían una bandeja, pero Susan traía un micrófono, ¿para qué carajos necesita un micrófono?
Violeta se sentó, pero Susan se alejó.
—Su atención, su atención, aquí, por favor miren aquí —la cafetería se quedó en silencio —quiero darles las gracias por estar aquí, como sabrán hace unos meses yo anuncié mi noviazgo con Edward Wilson, ¿se acuerdan?, pues nuevamente quiero darles un anuncio a todos: comenzaré a decirles que esto es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida como mujer, quiero contarles que Edward y yo seremos padres, estoy esperando un bebé.
....
—Edward y yo seremos padres, estoy esperando un bebé.
Estoy esperando un bebé, un bebé, un bebé, un bebé.
Me había levantado para acomodar mi silla, ya que Eduardo y Damián habían llegado cuando escuché semejante confesión, sentí un mareo, para mí que se me bajo la tensión.
—Amelia, ¿estás bien? —me pregunto Samanta.
Asentí.
—¿Tu escuchaste lo mismo que yo? —le pregunté a Samanta.
—Si Amelia, pero ese bebé no necesariamente sea de Edward puede ser de Alan, acuérdate.
—Ese bebé es de Edward —hablo Eduardo.
—¿Cómo lo sabes? —le pregunté.
—En estos días escuché a Susan diciendo que tenía un retraso, entonces Violeta le dijo que se hiciera una prueba de embarazo.
—Eso no prueba que el bebé sea de Edward —añadió Samanta.
—Es que justamente días antes yo escuché a Edward diciéndole a David que ellos tenían mucha intimidad —agregó Damián.
Mi vida se acabó, Edward embarazo a Susan, después de que me decía que él no la tocaba, otra vez Susan me gano y Edward me mintió como se le dio la gana.
—Amelia, lo siento, pero olvídate de Edward, él ya está haciendo una familia y precisamente no es contigo —me dijo Eduardo.
En ese preciso momento quise salir corriendo a llorar, pero no lo hice simplemente me quedé ahí sin ninguna expresión, Eduardo me abrazo.
....
Se me detuvo el mundo, estaba tomando agua y hasta me ahogue, Susan no podía estar en embarazo, no, claro que no.
—¿Te has acostado con Susan? —me preguntó un asombrado David.
No supe que decirle, mire hacia donde Amelia, ella no tenía ninguna expresión, la mire fijamente y sus ojos estaban fríos, mire a Samanta, ella me miraba, pero con ojos asesinos, Eduardo abrazo a Amelia, imbécil aléjate de mi mujer.
—Pero pensándolo bien hasta ese bebé puede ser de Alan —añadió David, iba a hablarle, pero Susan volvió a hablar.
—Sé que no se me nota, pero tengo tres meses de embarazo, es más quiero decirles que ya le tengo los padrinos: Violeta por ser mi mejor amiga y David por ser primo del padre, además de ser nuestro cupido.
Varias personas gritaron: Felicidades, otros quedaron como yo, o sea en shock.
—Yo no soy ningún cupido de ustedes, es más ni sabía que te acostabas con Susan —me dijo David.
—No sé porque dice eso, además dice que tiene tres meses de embarazo, o sea que fue la vez del apartamento —me mordí el dedo índice.
—¿Te acostaste con ella en el apartamento?
—No me acuerdo.
—¿Cómo qué no te acuerdas?
—Verás, ¿te acuerdas cuándo salimos con ellas a ese bar?
—Si.
—¿Qué las llevamos al apartamento por estar tomadas?
—Así es, ve al grano Edward.
—Yo estaba tomado, pero igual estaba consciente, David yo me dormí en el sofá, pero al otro día me desperté en mi habitación con Susan al lado y desnudos, ella jura que hicimos el amor, pero yo no me acuerdo de nada.
—Ay Edward, no quiero estar en tus zapatos —me dijo David —y Amelia ¿sabe eso?
Antes de responderle a David mire nuevamente la mesa donde esta Amelia y ella ya no estaba.
....
—Tiene tres meses, si ven el mismo tiempo que lleva con Edward —nos dijo Eduardo.
—Y el imbécil de David lo sabía, pues claro ellos se tapan todo —añadió Damián.
—Samanta sácame de aquí, por favor —le suplique mientras trataba de regular mi respiración.
—Si Mia, vámonos, ya tuvimos suficientes shows por hoy.
—Las acompañamos —nos dijeron los chicos al mismo tiempo.
....
Después que varias personas se fueran o mejor dicho todas se fueran, me acerqué a Susan.
—Edward seremos padres.
Estaba muerto de la ira, así que la tome del brazo.
—No recuerdo el momento donde hicimos ese bebé.
—Pues yo sí y ahora tendrás un recordatorio de nueve meses o mejor dicho un recuerdo para toda la vida.
—No lo quiero contigo, no eres la mujer que amo.
—Pues quieras o no yo estoy embarazada y es tu hijo, tu hijo Edward.
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