XXXII

El dolor de cabeza era insoportable, le atormentaba junto al latir de su corazón dañado. Aún era mucho que procesar, todo había salido tan mal que tenía un miedo profundo de cómo las cosas podrían concluir.

Al volver a Byzantaria todos los soldados lo interrogaron, querían saber dónde se había perdido y porqué llegaba herido, fue fácil mentirles al inventarse que unos lobos lo habían atacado. Se deshizo de sus interrogantes con su voz de mando y con su ceño fruncido, pero claro, no podía engañar a todos. No a las cabezas del ejército; a quienes alguna vez mandó en las batallas por tierra.

En cuanto volvió a la base y tomó asiento pues estaba agotado, el general y el coronel se sentaron frente a él; con una expresión que no pudo descifrar. Los tres alfas se miraban con cierta incertidumbre en sus expresiones, Jungkook se sentía reducido por la presencia de ellos; temía ser descubierto. Jungkook había pedido verlos, quería conversar con ellos lo que había sucedido y negociar la vida de Jimin, necesitaba apaciguar todo lo que sucedería, debía impedirlo.

"Así que unos lobos..." Dijo uno de ellos, el general, se llamaba Seungmin un hombre cinco años mayor que él, igual de fuerte y con sangre pura.

"No debí alejarme, aún me siento aturdido por todo lo que pasó." Dijo Jungkook. "Creí verlo y... solo fue la mala jugada del bosque."

"Señor." Dijo el coronel llamado Donghyun, un hombre joven como él. "¿En serio fueron unos lobos? Escuché a quienes lo atendieron y no mencionaron ninguna herida hecha por lobos."

"¿Desconfía de mi?" Frunció el ceño, irguiéndose en su asiento.

"No, señor. Claro que no." Sonrío negando la cabeza. "Solo que se me hizo curioso, pero puede contarnos cómo pasó todo."

No podía seguir mintiendo, no a sus manos derechas, no a quienes Jimin se debería enfrentar. Era un líder, un buen líder podría negociar con su propia gente y ser sinceros a pesar de todo.

Acomodo sus ideas, sus palabras y soltó un suspiro. Tenía que saber lo que diría y cómo lo diría, sabía muy bien lo que le sucedía a los traidores y peor aún, cuando se había tratado de la vida de los líderes de la nación. Era una situación delicada, la vida de Jimin corría peligro y estaba dispuesto a aceptar lo que tenga que aceptar para salvarlo.

"Miren." Soltó un suspiro. "Tuve que mentir, no fueron unos lobos los que me atacaron. No podía dejar que más gente se enteraran, solo necesito que ustedes lo sepan, espero comprendan."

"Lo comprendemos, señor." Asintió el general. "Aunque se me hace muy malo que haya tenido que mentir, pero es entendible."

"Lo sé. No estuvo bien, pero a veces necesitamos recurrir a aquello para un bien mayor."

"¿Bien mayor?" Pregunto Donghyun.

Jungkook llevó sus manos a su rostro, se frotó los ojos y las pasó por su rostro. Estaba agotado, temía por lo que se llegará a decidir.

"Caí en una trampa hecha por quién sabe, era una trampa para cazar y me hice mucho daño, fue ahí cuando encontré a Jimin, él me ayudó a escapar y... él me salvó." Mintió. Mentiría un millón de veces antes de echar al fuego a su omega.

"¿Su omega?" Pregunto Seungmin.

"Sí."

"¿Y por qué no lo trajo aquí? Sabe muy bien que lo estamos buscando, es un enemigo de la nación y su deber—"

"Yo sé cuál era mi deber, se que debí traerlo para que le hagan un juicio y... bueno, para que pase lo que tenía que pasar." Mordió sus labios, se sentía nervioso y por primera vez se sentía débil al lado de sus manos derecha.

"¿Y por qué no lo hizo?" Acusó Donghyun. "¿Por qué si sabe las leyes? Por lo menos díganos dónde está."

"No lo haré." Dijo. "No quiero que lo lleven a un juicio, no quiero que todo se vaya encima de él cuando no ha tenido culpa de sus acciones. Es mi culpa y no quiero que lo juzguen a él."

"¿Entonces tendremos que juzgarlo a usted?"

"No. Como líder no pueden hacerlo." Se levantó de su sitio, cruzó los brazos a su espalda y comenzó a caminar hacia ellos. "Pero quiero pedirles que su castigo no sea la muerte, castiguenlo de otra forma. Por favor, ayúdenme a salvarle la vida." Había dolor en su voz, las palabras se quebrantaban al salir de su garganta y en sus ojos reflejaban clemencia. "Por favor..."

Ambos alfas se miraron por unos segundos, parecía que ambos tenían un plan y habían esperado para que esté momento llegará. Entre voces se decía que el alfa líder de la nación cedería por su omega, todos murmuraban que le perdonaría sus crímenes y que dejaría que volviera a su lado; después de todo había prendido fuego a una aldea entera para conseguir tenerlo a su lado.

Era cuestión de tiempo que Jungkook tratará de negociar la libertad de Jimin, había llegado la hora y estaban dispuestos a poner sus cartas en la mesa.

"Usted sabe que le tenemos lealtad, señor, pero nuestro juramento fue hecho a manos de sus padres." Dijeron y decepción fue cultivado en Jungkook, temió por las palabras. "Sin embargo, usted es nuestro líder, fue posicionado como el protector y el guía de esta nación. Junto a usted conquistamos muchos territorios, ganamos batallas y levantamos el nombre de la nación." Continuó. "Verá, que nosotros le somos fieles a usted, es nuestro líder, fue nuestro compañero y lo respetamos mucho. Sabíamos que se iba a ablandar por su omega, es suyo después de todo. Pero su crimen..."

"Yo sé." Asintió volviendo a pasar sus manos sobre su rostro. "Sé que él mató a mis padres, pero fue por el hecho de que yo lo empuje a eso; yo maté a su familia e hice... hice que viera como su destinado perdiera la cabeza. Tente al destino y esas fueron las consecuencias."

"¿Venganza?" Pregunto Donghyun. "Si le perdonamos la venganza a todos nuestros enemigos hubiéramos perdido el prestigio como nación. Entendemos que es su omega, se unieron y aún él tiene una posición acá, verá que no podemos permitir que él sea visto en estos lugares de su mano tras ser señalado como un enemigo de la nación."

"Entiendanme, es mi omega, estamos unidos y todo lo que sucedió fue lo que he cosechado para mi. Sean mis aliados para que el fuero militar no lo condene y olvide lo que pasó."

"Nadie lo olvidará, señor." Dijo Seungmin. "Pero si podemos reducir su condena, podemos hacer que le perdonen la vida, pero."

"¿Pero? ¿Qué?" Pregunto con el ceño fruncido.

"No creo que el fuero quiera que él esté cerca de la nación, así que supongo que lo condenaran al exilio y que todo lo que tenga que ver con ustedes quede en el olvido."

¿Olvidó? ¿Nosotros? Pensó Jungkook.

Aunque el fuero lo decidiera así, el alfa sabía que ellos no quedarían en el olvido, aquel amor retorcido nacido del fuego estaría vivo en todos los lugares por donde transitaron, por todos los sitios que sangraron al verse a los ojos con todo el odio que los había unido.

"Esta bien." Asintió aunque no quisiera hacerlo, hubiese querido usar todo su poder e imponerse a las leyes de su nación por el amor que tenía por Jimin, pero si lo hacía perdía lo que sus padres habían dejado para él.

Era un castigo enorme ser separado de su omega, hubiera preferido morir antes que dejar que le arrebataran de su lado a Jimin; pero si tenía que renunciar a su compañía lo haría por su bien.

"Entonces quedaremos con que sea exiliado." Dijo Jungkook.

"Y que si ustedes llegaron a concebir algún hijo este no pueda ser recibido acá, que no goce del privilegio de ser un heredero a la jerarquía de los Jeon." Hablo Donghyun. Aunque era en vano, Jimin y Jungkook no tendrían un cachorro; mucho menos ahora que los separaban por el bien del omega.

El alfa líder de la nación asintió, quiso hablar pero fue interrumpido.

"Y le daremos nuestra ayuda solo si usted acepta los planes para expandirnos al oeste." Dijo Seungmin, era lo que ambos superiores militares habían esperado.

Aquel plan había sido descartado por las inclemencias del tiempo y de la zona geográfica, donde querían colonizar era un sitio de muchas montañas donde la altura les arrebataria el aire de los pulmones, era un lugar difícil y solamente era codicia por las minas llenas de oro a la que los militares le habían puesto el ojo. Era arriesgado y se necesitaba de la aprobación de Jungkook para seguir.

Estaba contra la espada y la pared. Si se negaba ellos no le ayudarían a que Jimin sea perdonado y exiliado; si aceptaba pondría en riesgo a muchas de sus tropas, incluso ganaría más enemigos. Pero tenía que arriesgarse, por Jimin, tenía que dejar todo por él. Aunque tuviese que flaquear en sus decisiones como cabeza de la nación, lo haría.

Todo con tal de asegurar su bienestar.

"Bien. Aprobaré que vayan a hacer una expedición y que testeen las tierras, pero será después de que exilien a Jimin."

"Así será, señor." Donghyun se levantó de su asiento con una sonrisa, estrechó la mano de Jungkook y prometió que se pondrían de su lado para que le perdonarán la vida a Jimin.

El amor de Jungkook era más grande que podía arriesgarse a perder la fidelidad de su pueblo al no traerles la cabeza de su enemigo, su amor era tan grande que estaba dispuesto a abandonar las posibilidades de estar al lado del omega que había arrebazado con su vida.

Este era su castigo, dejarlo ir con su corazón entre su daga.






































ayer no actualice :' pq andaba muy cansada y me dormí temprano jeje

pero el final se recorre a mañana y el epílogo al lunes :3

gracias por su apoyo!!!

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