XXV
Otra noche lejos de donde quería estar. Otra noche en donde veía a la luna burlarse de él.
El descubrimiento le había dejado mal, su cabeza dolía constantemente y los recuerdos le visitaban de forma frecuente. Ya no podía dormir, por más tés que tomara el insomnio se ceñía a su espalda.
Rodó por décima vez en la noche, vio a Joohyun en su cama durmiendo plácidamente y la envidio. Cuanto quisiera ser ella que vive feliz y sin que nada le atormente. O eso creía.
Se obligó a dormir, cerró los ojos y cuando se hipnotizaba por el sueño; vió a Jungkook en sus pensamientos. Vio al alfa mirándolo y sonriéndole, pidiendo que bailara con él, robándole un beso y llevándolo a su cama para hacerlo suyo. Ante el sueño se levantó de golpe, con sudor empapando su cuerpo y lágrimas rodando por su mejilla.
Salió del hogar de su amiga, era de madrugada y hacía frío, pero nada le importó. Quería huir, quería morir. Corrió descalzo por todo el lugar para encontrar algún lugar en donde podría terminar con su vida. Llegó al río en donde hizo el trato con la luna, entró corriendo pero no pudo entrar más adentro, solo sus pies se mojaron porque no pudo seguir corriendo.
Porque si terminaba su vida ahora volvería a perder el rumbo de su destino, si moría hoy moriría con el amor repugnante que había crecido en su interior y no podía permitirlo. No moriría con este amor repugnante en sus entrañas, pero tampoco quería vivir con él.
Sus rodillas se dieron por vencidas, el peso de toda su miseria le doblegó e hizo que se cayera al río arrodillado. Sintiendo asco por lo que era, por lo que había traicionado.
Le arrebataron todo, incluso el odio que carcomía sus huesos. Se sentía inútil, tenía impotencia por lo que sucedía con él. Recordaba a su madre, a su padre y a su destinado; recordaba todo lo que había vivido a su lado y como murieron frente a sus ojos. Ellos ya no estaban y sólo existía un culpable para todo eso.
Y ese culpable era la razón por la que su corazón latía como loco. El colonizador de sus tierras que le confesó haber hecho todo por tenerlo, quien le dijo que volvería a hacerlo de nuevo, el monstruo que arrasó con su vida.
“Perdón.” Susurró mirando su reflejo distorsionado en el río. “Por favor, perdonenme.”
No podía verse, entre el agua y la tierra no encontraba alguna forma en su rostro. Se había ido, su reflejo lo había abandonado. Tratando de recolectar algo de sí mismo trató de sostenerse en el reflejo del agua, pero se fue.
Y la mente atormentada de Jimin le jugó una mala broma, le hizo ver en los reflejos del agua y la luz que emanaba de la luna a su familia, los vio esfumarse una vez más. Dejándolo solo.
Porque era una vergüenza. Porque era un traidor. Porque no era él.
“No.” Trató de recuperarlos, empapó sus mangas en la desesperación de atrapar el agua que corría con un rumbo en específico. “Por favor, no me dejen otra vez.” Y comenzó a llorar.
Estaba desesperado, estaba con mucho pánico. Se perdía en cada respirar y dejaba de ser él. Nunca lo fue.
“Perdonenme.” Sollozó, se abrazó mientras el frío congelaba sus rodillas. “Perdonenme por favor.” Comenzó a rascar sus brazos por la desesperación, no quería este sentimiento; nunca lo pidió.
Sus brazos ardían y comenzaban a sangrar por los arañazos que se propinaba, aún llorando y temblando. A lo lejos observó a un lobo que le observaba, el lobo se acercaba a él rodeando el río y apresurado sus pasos para estar cerca de él.
Era Jungkook, lo había reconocido desde la distancia, su pelaje y sus ojos eran característicos suyos que no podría olvidar.
El lobo llegó a su lado, lamiendo sus manos frías y llenas de sangre. El omega llevó ambas de sus manos a la cabeza del lobo, acarició su pelaje y sonrió por la ternura que le daba estar acariciando a un lobo enorme. Podría matarlo en cualquier momento, pero no lo haría. Lo sabía.
La sonrisa fue borrada por las lágrimas que volvieron a correr, aún de rodillas y llorando, se acercó al lobo y lo abrazó. Lo abrazó fuertemente hundiéndose en su pelaje y perdiéndose en el calor que el animal le propinaba. Abrazaba y se sentía protegido por el alfa, su alfa.
No podía quedarse ahí para siempre, se levantó del río y dándole un último abrazo al lobo se alejó. Volvió a su hogar entre la niebla y el frío de la madrugada, consiguió bienestar al entrar a su hogar porque el sitio estaba impregnado del aroma de su alfa, el aroma que buscaba y necesitaba.
Pudo descansar un poco sus ojos, pero pasando muchos minutos se volvió a levantar por la presencia de Jungkook.
“¿Te levante?” Le pregunto, tenía el torso desnudo y solo un pantalón. Podía ver sus cicatrices y los tatuajes característicos de su jerarquía.
“Sí.” Asintió, se hundió en las camas que cubrían su cuerpo y esperó a que el alfa entrará a la cama. Quería su calor, después de tantas noches heladas, quería un poco de calor.
En silencio el alfa entró a la cama, colocándose frente al omega, casi rozando sus pies e incluso sus narices.
“¿Por qué llorabas?” Le pregunto en un susurro.
“No importa.” Dijo.
“Dime, por favor.”
“No, te dije que no es importante.”
El alfa hizo una mueca, pero aceptó la respuesta de Jimin. Valiente tomó su mano y la acarició con su pulgar.
“¿Por qué estás aquí?” Pregunto. “Creí que no querías dormir más aquí.”
“Yo… es que—no lo sé.” Mintió. Cerró los ojos, el acercamiento de Jungkook le quitaba su propia respiración. “Te necesitaba, por eso vine.”
“¿Me necesitabas?” No pudo evitar sonreír.
“Te necesito.” Sus ojos se aguaron, nunca se imaginó verse envuelto en esta situación. Creía ver muerto a Jungkook antes de sentir algo por él. “Necesito tu calor, tu cercanía. Todo.”
El omega se embriagó en la cercanía y en el aroma, no pudo contener sus deseos y se elevó lo suficiente como para unir sus labios con los de Jungkook. Lo sostuvo de su nuca para tener mejor profundidad y se sobresaltó cuando sintió las manos del alfa en su cintura pegándolo a él.
Ambos se habían necesitado tanto estos días que el beso que se daban se sentía la gloria misma. El abrazo en el que se besaban era una especie de paraíso que ambos estaban seguros que sucedería.
Porque estaban destinados a ser. Y tenían que ser.
(3/5)
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