V


¿Cómo era posible que su vida pudiera acabarse una vez más? Se sentía así, después de su primera muerte tenía la segunda. La primera al perder todo lo que conocía y amaba. La segunda la tenía ahora al ser arrebatado de todo lo que le recordaba a su manada, era despojado de su identidad como un heredero de la manada de Romanthia.

Dibujos permanentes sobre su piel era lo que caracterizaba a los suyos, porque la tinta blanca que les adornaba era recolectada del océano y combinada con piedras preciosas. Los primeros dibujos que le fueron concedidos estaban en su espalda; representando la fase lunar en la que nació, su característica como heredero al liderazgo estaba en sus clavículas; líneas finas que contabilizaban los años de la existencia de su manada, la representación de su futura unión con su destinado estaba dibujada en sus dedos. Pero ahora todo estaba siendo reemplazado en su cuerpo adolorido.

Lo que alguna vez lo diferenciaba de todos estaba borrado, las líneas blancas que dibujaban en su piel habían desaparecido y habían sido reemplazados por el negro y el rojo; colores que representaba el poder y la fuerza de esta manada que lo había tomado a la fuerza. Rojo y negro borrando la tinta blanca, una vez más perdiendo ante los Jeon. Una vez más perteneciendole a ellos.

No tenía fuerzas para seguir llorando, no pudo llorar cuando le despojaron de sus ropas y lo bañaron en agua helada para quitarle toda la impureza de su pasado, no pudo llorar cuando lo sometieron para que dibujarán con tinta desconocida en su piel, estaba cansado.

Solo quería huir de ahí, reencontrarse con su padre y poder volver a las cenizas de los suyos. Abrazar a su padre y compartir el duelo de perder todo lo que amaban juntos, esperaba que pronto fuera por él, esperaba que lo rescate.

"Veo que ya te rompieron por completo." Le dijo uno de los que se encargan de dibujar en su piel. "Dejaste de patalear y ahora aceptas lo que hay. Buen chico."

Por poco tiene un ataque al escuchar la última oración, no era un buen chico, no le debía obediencia a sus verdugos. Gracias a lo que el beta le dijo la rabia volvió a su cuerpo, no podía permitir que le arrebataran su identidad; ya no podía seguir perdiendo pedazos de su alma a manos de estos seres de maldad pura.

Así que una vez más peleó, no podía dejar que lo siguieran marcando como propiedad de los Jeon.

La inocencia de Jimin aún permanecía intacta, su pasado era más blando que lo que enfrentaba ahora, solo cayó en la provocación de los de su alrededor para que lo siguieran rompiendo. Porque Jungkook lo necesitaba casi muerto en alma para marcarlo como suyo; pues desde el primer momento en el que sus ojos se posaron en él comprendió que Jimin era una presa difícil, un reto para domar, así que recurre a destruir su espíritu para que sea el omega modelo.

"¡Tendrán que rogar a todos los dioses para que mi padre encuentre misericordia en quitarles todo!" Gritó mientras trataba de morder las manos que lo mantenían quieto.

"¿Tu padre?" Uno de los alfas que supervisaba preguntó con gracia, por poco y riéndose en la cara de Jimin.

"¡Sí!" Le miró a los ojos, con rabia y tratando de imponerse a él. "¡Pedirán misericordia por todo lo que hicieron!"

"Pero si tu padre está muerto." Dijo con una sonrisa macabra.

Deteniendo de golpe el mundo de Jimin, quitándole el aire de los pulmones e instalando un gran dolor en su pecho.

"¿Q-qué?" El pequeño omega que daba toda su fuerza luchando contra las manos que lo mantenían en su lugar tartamudeo perdido, no podía creerlo, no quería.

"Jungkook se encargó de exterminar a todo aquel que pudiese tomar el liderazgo de tu manada, primero se encargó de tu padre, de tu madre, tus tíos y te tomó como prisionero. No existe nadie cercano a ti, no sé de dónde sacaste que tu padre podría volver, fue el primero en morir."

La misión de Jungkook estaba hecha, había roto una vez más a Jimin, lo mató por tercera vez.

El omega no podía hablar, estaba en shock al saber de la muerte de su padre de aquella forma, no se lo esperaba; soñaba con el día de reencontrarse para huir de aquí prendiendo fuego a todo, pero aquello se quedaba como un anhelo atrapado en las estrellas de medianoche. Porque había perdido todo.

Mientras lo tomaban para seguir arrebatándole lo que era Jimin comenzó a viajar en el pasado, a la última vez que vio a sus padres con vida y a aquel recorrido que tuvo con su alma destinada en la pradera, todo era lejano y todo había acabado. Las lágrimas que creía que ya no tenía volvían a brotar como una cascada, los recuerdos serían su peor castigo, tendría que vivir con ellos por el resto de su eternidad.

Hubiera preferido morir al lado de sus amados. Jimin hubiera querido que la luna le permitiera terminar su travesía en este mundo al lado de quienes amo. Porque ahora, aún con manos extrañas sobre su piel deseaba fundirse a la tierra y esperar a germinar alguna semilla para florecer una vez más.

Debió ser un alfa, porque si lo hubiera sido Jungkook lo hubiera matado y no lo estaría obligando a vivir eternamente en un calabozo a su lado. Si hubiera sido un alfa estaría muerto y enterrado al lado de sus amados, si hubiera sido alfa hubiese podido pelear más, si hubiera sido alfa tendría la fuerza bruta para recuperar lo que le pertenecía. Si fuera alfa no renegaria de su existencia y realidad.

Lo terminaron de quebrar para que estuviera dócil, para que renegara hasta de su ser. Sería el perfecto omega para el líder de la manada de lobos puros.

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Una vez que terminaron con los dibujos lo llevaron a una habitación llena de omegas que se encargaron de adornarle para el día de su unión al líder, estaba dócil como un muñeco; dejaba que peinaran sus cabellos y que lo llenarán de joyas preciosas. No le importaba que pusieran flores en su cabello y que lo cubrieran con un velo blanco, nada le importaba.

Porque estaba deprimido, solo quería morirse, cavar su tumba ahí mismo para descansar de esta tortura que parecía no tener fin.

"Dejaste de lucir como uno de ellos, ahora pareces un omega de la alta jerarquía." Dijo una de ellas.

"Pues claro, será la pareja de Jungkook, tiene que lucir como un omega de su talla." Dijo otro.

"Me pregunto cómo reaccionara Jungkook al verlo, está precioso." Dijo otro.

"Seguro esta noche tendremos un nuevo heredero." Bromeó otra.

Y Jimin vomitó.

Las palabras y las bromas revolvieron sus entrañas, no podía soportar nada de lo que decían. Sabía que su destino a su lado sería ser una máquina de parir, sabía que tendría que darle un heredero a esta manada que no era suya y le daba asco. No quería que Jungkook lo toque, no quería que lo mirará o lo deseara.

Pero lo haría, lo tocaría y lo reclamaría como suyo. Y aunque estuviera deprimido aún conservaba los pedazos de su lucha y rabia, pelearía hasta lo que pudiese. Por la memoria de los suyos no podía doblegarse a lo que su verdugo querría.

Porque no era el muñeco que podría manejar a su antojo, era un omega miserable que había sido despojado de todo a excepción de su rabia.

Y por su rabia haría lo que sea, dejaría sus deseos de morirse de lado para abrazar los deseos de venganza que le invadieron.

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Todos los instrumentos para el ritual de unión estaban listos, Jungkook esperaba paciente a que sus padres comenzarán el evento. Con una corneta su padre lo inicio.

Sonrío viendo a la distancia a su omega cubierto de un velo blanco que representaba su pureza; listo para que se uniera a él y le perteneciera por siempre. Las ansias le consumían desde su interior, recordaba aquella primera vez que vio al precioso omega en el bosque, sus cabellos rubios y su piel blanca le dejaron atontado; impusieron un solo pensamiento en su mente maquiavélica y era la de poseerlo para hacer lo que se le plazca con él. Y tal vez aquella necesidad de tener al omega fueron los detonantes para invadir y colonizar sus tierras.

Su deseo había sido el causante de tantas muertes y de tanta miseria en los ojos de su futuro compañero, pero sinceramente no le interesaba, era un egoísta que solo buscaba cumplir con sus caprichos sin importarle las consecuencias. Sin importarle que su deseo le traería a su peor enemigo al lado.

"Hicieron un buen trabajo." Le susurró al oído, agachándose lo suficiente para sentir el aroma de su omega y sonriendo al sentirlo combinado con las flores que adornaban su cabello. "No puedo esperar para poner una marca sobre ti, te verías tan hermoso."

No recibió una respuesta, tampoco esperaba tenerla, solo quería seguir cosificando a su pequeño cordero y así tatuarle en la mente que le pertenecía.

La ceremonia comenzó cuando el padre de Jungkook colocó una daga en las manos de su hijo, el alfa cortó su palma en una fina línea y tomó a la fuerza la mano del omega para hacer lo mismo, con dolor en el rostro de Jimin sostuvo fuertemente su mano para unirla en un apretón; dejando que de esta forma sus sangres se mezclarán e hicieran un charco sobre sus pies de la misma.

"Nuestra sangre está unida, somos el uno y el otro, nos pertenecemos hasta que nuestros huesos se hagan polvo y nuestras almas se pierdan en el cosmos." Dijo Jungkook mirando a los ojos profundos de Jimin, hablando fuerte para proclamar su unión con el omega. Soltó el agarre en la mano del omega y elevó el velo del omega manchandolo con sangre porque de sus dedos aún goteaba la unión. Hizo un nuevo corte en ambas palmas logrando que más sangre brotará, elevo su mano y la llevó al rostro del omega para colocarlo encima así manchando su tersa piel de su sangre. "Estás siendo proclamado por mi sangre, eres mío hasta que mis huesos se hagan polvo y mi alma se pierda en el cosmos."

La marca simbólica en Jimin dejo al omega helado, la sangre del alfa tocó sus labios y por este gesto la saboreo, era dulce y agria al mismo tiempo. Jungkook sonreía triunfante ante su nueva adquisición.

Pero nunca se esperó al gesto de Jimin, el omega le arrebató la daga y también hizo otra línea en su palma, sangrando llevó su mano al rostro del alfa y lo manchó de sangre, empapando sus labios de la sangre del omega y probandola.

Jimin no dijo nada, solo lo reclamó como suyo en silencio.

Bañado en mi sangre estás, bañado en mi sufrimiento, me arrebataste todo y la sangre que probaste hará lo mismo contigo. Repitió en su cabeza. Mi sangre te quitará todo, mi sangre será por la que ardas.

Los demás se quedaron en silencio y comenzaron a susurrar, ¿cómo era posible que su guerrero, su líder, su heredero, haya dejado que aquel insignificante omega le humillara de esa forma? Jungkook sabía lo que decían entre murmullos, no lo soportaba.

Así que dejó que sus instintos bárbaros tomarán poder en él. Continuó con la ceremonia.

"Entre la sangre está nuestra unión, somos el uno y el otro, para servirme estás y para darme un heredero te prestaras. Ahora eres un Jeon, ahora eres el omega de tu líder y el omega con más alto rango en la nación. Jeon Jimin, desde hoy eres uno de nosotros.  Pertenecerán a esta nación hasta el último de tus días en la tierra y hasta el fin de la eternidad en alma." Repitió serio mirándolo a los ojos, elevando la voz e imponiendo su autoridad a todos los presentes. "Arrodíllate."

El omega no hizo nada, siguió peleando. Desde el primer día Jungkook supuso que Jimin sería alguien difícil de domar, porque tenía un espíritu y era alguien antes de su conquista. Pero podía romperlo hasta que sus rodillas cayeran por si solas.

"Arrodíllate." Repitió una vez más.

Jimin era fuerte, tenía la cabeza en alto y la mirada decidida, ni aunque lo maten se arrodillaría; estaba dicho en sus pupilas. Pero Jungkook estaba un paso adelante, Jungkook sabría cómo hacer que se someta porque está en su naturaleza.

"Arrodíllate." Dijo con su voz de mando, logrando meterse en la cabeza de Jimin dejándolo atontado, por su expresión sabía que funcionaba.

Era todo un caos en el interior de Jimin, quería pelear y no ceder ante su naturaleza, pero terminó rindiéndose. Sus rodillas chocaron contra el suelo frente a Jungkook.

"Levanta la cabeza." Lo manejaba como su muñeco de trapo, hacía lo que quería con él y le encantaba.

Moldearia de aquel omega su perfecta pareja, dócil y hermoso, listo para servirle.

Tomó entre sus manos el mentón del omega rubio y se agachó para susurrarle. "Tu gente pereció, arrebate la esperanza de tu alma, me perteneces. Pequeño agricultor con la valentía de un guerrero, eres mío y será así hasta que uno de los dos se pierda en el infinito que nos rodea." Y mordió su cuello.

Lo marcó, frente a todos. No era parte de la ceremonia, jamás se había presenciado una marca en público, mucho menos por parte de la realeza; pero la superioridad de Jungkook era tanta que necesitaba reclamar ante todos al omega y también reclamar el último trozo de la dignidad de Jimin. Debía hacerlo polvo para llevarlo consigo.

No hubo un grito de dolor, solo sangre que manchaba más sus cuerpos.

"Me perteneces." Le dijo mirándolo a los ojos, los rastros de la sangre del omega chorreando de la comisura de sus labios y de su mentón. El alfa tomó duramente el rostro del omega y lo besó.

Sus bocas se unieron como también lo hicieron sus sangres, entre la saliva, la sangre y el odio todo el mundo aplaudió a la nueva pareja. En espera de un heredero.

Por la sangre eran el uno y el otro, se pertenecen hasta que alguno perezca; eran las palabras que hacían eco en la cabeza de Jimin.

Su pesadilla terminaría el día en el que le arranque el corazón a Jeon Jungkook.
















































Holi Holi, ya volví de este hiatus extenso :""  las acts volverán a ser normales, ya saben martes jueves y sábados jeje

espero que les haya gustado el cap yyyy muchas gracias por seguir apoyando esta historia les tkm <333

nos vemos el sábado <3

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