III
Encontró un refugio entre los brazos de Morfeo, un poco de paz luego de todo el infierno por el que tuvo que atravesar; pero aunque creyera que el infierno podía dejarlo en paz las llamas se volvían a encender entre sus recuerdos. Todo vivamente.
Volvía a escuchar los gritos de dolor de Dongsun, veía a su madre muerta y olía a los cuerpos de sus compañeros quemándose. Dongsun lo llamaba aunque jamás lo había hecho, escuchaba su voz repitiendo su nombre una y otra vez.
Los gritos eran tan desgarradores que no tuvo más opción que despertar, para una vez más sentarse en medio de las llamas de su infierno. Despertó con lágrimas en sus ojos, aún la sangre de su gente estaba en sus manos y el cuerpo le dolía por todo lo que había sucedido.
Tenía frío, miedo y hambre, miraba desde su lugar un sitio desconocido escondido entre las montañas y muchos robles, la gente no se inmutaba de su presencia que se hallaba encerrado en una jaula de madera y piedra.
No sabía lo que pasaría con él, hubiera preferido que lo mataran junto a su destinado o a su familia.
Papá. Pensó, la esperanza volvió a su corazón, él podría venir por él y sacarlo de este infierno. Después de tanto sufrimiento tenía que aferrarse a algo. Esperaré por ti, papá.
Aferrado a la ilusión y esperanza abrazo sus rodillas contra su pecho, esperando unos cuantos minutos hasta que la carreta entró a un asentamiento hecho de piedra, el lugar era aún más frío. Se detuvieron y escuchó como el alfa que lo había traído se bajó, camino y abrió la celda en la que lo tenía.
Sus manos duras y fuertes apretaron su brazo para sacarlo de ahí, quiso pelear para que lo dejara en paz, ¿pero que era su fuerza a comparación del otro monstruo?
El alfa lo tomó con fuerza y lo arrastró hasta arrojarlo en otra celda de piedra, cerró la puerta hecha de hierro y se marchó sin mirar atrás. Jimin tenía mucha curiosidad por saber qué es lo que haría con él, qué sería de él.
Creía que viviría como esclavo, eso pudo ser una opción razonable, podría hacerlo. Pero lo que su verdugo tenía en mente era peor.
Jungkook, el hijo único del líder de aquella nación creciente, había puesto sus ojos en él desde que espió a su manada en su forma animal. Se había obsesionado con tenerlo tanto que se sentía satisfecho al haber logrado capturarlo como su prisionero.
Jungkook creía que el omega era uno de los más preciosos que había visto, aunque fuera de sangre impura, tenía unos rasgos que le hacían gruñir en ansiedad por quitarle cada marca que tenía de su anterior manada. Ahora pertenecía a la suya.
Quiera o no.
Sonrío de lado en cuanto se vio en el espejo topándose con la marca que la daga del omega había hecho en su piel, el cordero tenía fuerza; la cual se desvanecerá una vez que sea suyo. Romperá tanto a aquel omega que solo quedará una cicatriz de lo que fue.
"¿Y qué harás con ese omega? Creí que lo mejor era deshacerse de todos." Preguntó su madre sentándose en la mesa para comer.
"Será tu concubino, ¿no?" Le preguntó su padre.
"No." Negó con la cabeza mientras tomaba del vino que le ofrecían. "Será mi consorte."
"¿¡Qué!?" Su madre se levantó golpeando la mesa, indignada al saber que su hijo pues sangre quería unirse a un omega de ese estilo. "¡No lo harás!"
"Aunque seas mi madre, eres una omega, no tengo porqué escucharte." Dijo con simpleza. "Ese omega será mi consorte, no quiero que sea un concubino, eso le dará pie a otros alfas para tocarlo. Ese omega es mío."
Hubo silencio en la mesa, los dos viejos padres intercambiaban miradas compartiendo el mal augurio que les molestaba ante la noticia. Pero no podrían hacer nada, aunque el viejo Jeon sea el líder; Jungkook era quien manejaba a la manada y a la nación, se hacía lo que él decía.
"Se qué es tu premio de guerra, pero ¿en serio quieres unirte a un sangre impura?" Le cuestionó su padre.
"Claro, ¿por qué no?" Sonrío de lado encogiéndose de hombros. "Se volverá sangre pura cuando sea mi omega."
"Bueno." Dijo el alfa mayor. "Tu sabes lo que haces."
"Aunque mi opinión no sea escuchada, yo creo que es una mala idea. No puedes casarte con el enemigo y esperar lo mejor de esa unión." Dijo la omega.
"Que bueno que sepas que tu opinión no es escuchada." Dijo sin levantar la mirada de su plato.
;
La celebración por las nuevas tierras se haría al día siguiente a la luz de la luna llena, los preparativos comenzaban para una vez más rendir aplausos al gran guerrero de su nación: Jeon Jungkook, quien junto a su tropa conquistó más espacio para su manada y las futuras generaciones.
Jungkook tenía en mente lucirse con su premio de guerra en la celebración, así le dejaría en claro a todos los alfas que aquel omega era suyo, así dejarían de ojear entre la celda que lo resguardaba.
"Largo de aquí." Dijo con voz suave y calmada, aún así logró inculcarles miedo yéndose sin mirar atrás.
Abrió la celda y guardo el pesado candado que mantenía a su omega fuera del alcance de otros. Olfateo el miedo del rubio quien le miraba desde el fondo de la celda, abrazaba sus rodillas contra su pecho y mantenía su mirada firme. Tenía valentía.
"Hey." Saludo quitando el otro candado que encerraba al omega. "No tengas miedo."
Podía escuchar cada latido desesperado con cada paso que daba acercándose a su presa. "¿Cómo te llamas?"
El omega no dijo nada, solo lo miro desde su posición, se arrancaría la lengua antes que hablar con el destructor de su mundo.
"Anda." Se agachó hasta estar a su altura, de cuclillas llevó su mano hacia el rostro del omega. "Habla para tu alfa."
El omega frunció el ceño y retiró su rostro del toque del alfa, con enojo Jungkook lo volvió a tomar del mentón e hizo que le mirara.
"Tu nombre." Dijo con una voz firme, voz que se metió en su cabeza y desarmó las barreras que había hecho para protegerse. No supo lo que pasó, pero como si fuese magia, obedeció.
"Jimin." Respondió en contra de su voluntad.
"¿Jimin?" Sonrío acariciando con su pulgar el labio inferior del omega. "Que lindo nombre. Y que lindo eres ¿te lo han dicho?"
No respondió, solo se quedó en pánico mirándole, trataba de descifrar que había sido lo que hizo que se doblegar a responderle.
"Responde."
"Sí."
"Que bueno." Sonrió una última vez antes de soltar el rostro para levantarse y mirar desde arriba. "Tienes suerte de tener una cara así de linda, sino estarías al lado de tu ex."
"Eso sería mejor." Dijo.
"¿Eso crees?" Se rió sarcásticamente. "Espero que cambies de parecer."
Una vez más las desconocidas barras se cerraron frente a Jimin quien volvió a abrazarse para conservar un poco de cordura en este infierno. Vio la espalda ancha del alfa alejarse mientras pedía a la luna no volver a verlo.
La luna nunca se detenía a escucharle.
;
se me olvidó mencionar que habría diferencia de edades!!!
Jimin = 19 años
Jungkook = 25 años
si les disgusta, por favor no lean!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top