II
Su corazón resistía a la rapidez que su cuerpo se movía entre el fuego, su corazón palpitaba en sus orejas mientras sus pulmones se llenaban de ceniza; pero tenía que encontrar a su familia. Tenía que hallar a su padre, a su madre y asegurarse que estaban bien, porque su lobo estaba intranquilo pensando en ellos. No podía siquiera ayudar a las personas que dejaba atrás, en un momento como este, quería encontrar a su familia.
"¡Jimin!" Fue detenido por el brazo, Dongsun le tomó con fuerza para que dejara de correr sin rumbo.
"Tengo que encontrar a mis papás." Le dijo tratando de soltarse.
"No podrás hacerlo si sigues tan agitado." Le dijo acercándose a él para impregnarlo de su aroma, así Jimin estaría tranquilo.
Y tenía razón, en cuanto se envolvió en el aroma de su alfa su corazón dejó de querer estallar por la ansiedad, estaba mejor y así podría buscar a su familia. El gesto fue bien recibido por sus sentimientos a su pareja, se paró de puntitas y juntó su frente con la de Dongsun como la muestra típica de agradecimiento y amor.
"Ve a buscarlos." Susurró Dongsun soltando el brazo de Jimin para que vaya a enfrentarse de frente a su destino.
¿Si hubiera sabido lo que pasaría hubiera dejado que Jimin se fuera?
Jimin corrió para seguir con su búsqueda, sintiendo una punzada en el pecho mientras se alejaba de Dongsun, como la premonición de que todo empeoraría desde ese momento.
Podría ser, porque el viento comenzó a soplar aún más desde el sur, las cenizas le ensuciaron la cara y el fuego se expandía cada vez más, muchos de sus compañeros le decían que se vaya con ellos; pero Jimin no escaparía, no sin sus amados, no sin pelear por su tierra. No culpaba a nadie de escapar, buscar la seguridad de tu familia y los tuyos era más importante que tratar de apagar las llamas que se expandían con cada ventarrón.
Mientras corría en los caminos por los que alguna vez caminó descalzo, se preguntaba, ¿quien había causado todo? ¿Quién fue el desquiciado que le prendió fuego a todo y derramó sangre?
Cuando de unos cuantos pasos más podrá descubrirlo.
Entró a su cabaña, su corazón se sintió en paz al ver que no había rastros de violencia o fuego, sonrío al pasar por la tela que cubría.
Su tranquilidad, su felicidad y su paz le fue arrebatada.
El cielo afuera era rojo como el césped dentro de la cabaña.
Las cenizas eran grises y se pegaban a su rostro.
Y sus músculos temblaban como si pasara por un cruento invierno.
Creyó que encontraría a su madre y padre, creyó que podría abrazar a su madre y que podría tratar de pelear por lo que sus antepasados construyeron. Creyó que podría ver una vez más a su madre, pero no fue así.
Ella, la mujer de su vida, su madre, yacía en el suelo muerta con una herida en el pecho y sangre seca en su boca. La impresión fue tanta que sus pulmones se cerraron y se empezó a marear. Cayó de rodillas junto al cuerpo muerto de su madre.
Y sin poder creerlo la tomó en sus brazos, tocó su rostro con delicadeza limpiando la sangre seca de sus labios y pómulos, derramando lágrimas silenciosas apego la cabeza de su madre a su pecho. Sus manos temblaban y sus ojos solo sabían llorar, podría hacer un río de la tristeza que sentía en ese momento.
"Mamá..." Susurró mientras peinaba los cabellos rubios de su madre. "Por favor." Quería que despertara, que tosiera y le pidiera auxilio.
Rogó al cielo que el cuerpo muerto de su madre volviera a la vida, pero nadie le escuchó, estaba solo con el cuerpo de su madre en brazos.
La abrazo una vez más mientras lloraba desconsoladamente, gritando de desesperación porque claramente su madre no despertaría.
"¿Quien te hizo esto?" Le pregunto como si le fuera a responder.
Quería recostarse a su lado como alguna vez lo había hecho de niño, esperando que la noche los cobije, esta vez esperando que el fuego los resguarde. Pero no podía. No cuando aún no había encontrado a su padre y tampoco a los causantes de estas pérdidas.
Mientras mecía el cuerpo sin vida de su mamá vio que muy cerca había una daga, posiblemente su madre trató de defenderse y fue herida de muerte. Su madre había sido una mujer fuerte toda su vida y Jimin debía de seguir el ejemplo de valentía, por eso se despidió del cuerpo sin vida de su amada juntando sus frentes y cerrando los ojos.
En el mundo de las nubes podrían volver a reencontrarse.
Le cerró los ojos y tomó la daga para seguir buscando a su padre, fue una decisión muy difícil y dura de tomar, su madre lo era todo para él y haberla dejado tan fácilmente le destrozaba el alma. Pero debía seguir las huellas en la ceniza, tenía que vengar las vidas perdidas y arrebatadas.
Con lágrimas en los ojos y rabia en el corazón juró destruir el mundo en ese mismo instante.
Debía hacerlo por él y por los suyos.
Así que camino entre el bosque alejándose del fuego, buscando a su presa para hacerla pagar por lo que habían hecho. Entre los arbustos y camuflados entre los robles escuchó gritos de dolor.
Reconoció la voz a pesar de estar a metros de distancia, porque la reconocería hasta en sus sueños. Alguien torturaba a Dongsun, a su alfa.
Con la poca fuerza que le quedaba corrió para encontrarlo y lograr lo que no hizo por su madre, salvarlo.
En el pueblo de Jimin no eran guerreros, por lo que sus habilidades de defensa eran pocas, pero desde su interior recolectó la fuerza que necesitaba para proteger a su pareja.
Se encontró con cuatro hombres que le cortaban la piel mientras le preguntaban algo que no podía escuchar, los gritos desgarradores de Dongsun le hizo actuar sin pensar mucho. Se abalanzó en contra de uno de ellos y utilizó su daga, apuntando al cuello pero fallando por la fuerza de su rival.
Aquel hombre, alfa, como lo podía sentir, lo tumbó a su lado colocándose encima suyo y riéndose en su cara.
"¡Vete!" Le gritó Dongsun con desesperación. Jimin no sabía que Dongsun trataba de salvarlo.
"¡No sin ti!" Grito tratando de salir del agarre del alfa.
Se movía con mucha fuerza y cuando encontró el punto para atacar, lo pateó en la entrepierna, así consiguiendo su escape. Luchando de vuelta al clavarle la daga en el costado derecho del alfa.
Haría todo para salvar a Dongsun, incluso morir ahí mismo. Eso hubiera deseado.
Otro alfa se le abalanzó pero siguió peleando, dando golpes desastrosos y apuntando con el daga para herirlos. Pero una vez más el alfa que apuñaló antes lo atrapó de los cabellos e hizo que se cayera de espaldas.
"Veo que el pequeño cordero es fuerte." Se burló con un tono adolorido. "Pero un impuro como tú no es un buen rival." Rió colocando sus manos en su cuello, decidido a matarlo.
Pero no sabía con quién se había metido, un omega lleno de rabia y odio dispuesto a perder su vida por los que amaba. Por eso iba a luchar hasta tener el cuerpo inerte de aquel alfa en sus pies.
Mientras el alfa desconocido apretaba su cuello Jimin buscaba una piedra para romperle la cabeza, cuando la encontró lo golpeó con ella consiguiendo ventaja. Tomando su daga la apuntó hacia el corazón del alfa para que así deje de molestar e interrumpir sus planes.
"¡Atrápalo!" Escuchó a sus espaldas, Dongsun se había soltado de sus verdugos y peleaba al lado suyo para conseguir su libertad.
Y venganza.
Pero el cuerpo malherido de su pareja no resistiría mucho, no cuando sus armas eran nada al lado de las espadas que el enemigo había traído consigo. Porque sus dagas eran inservibles al lado de la espada que atravesará sus cuerpos, que atravesó el cuerpo de Dongsun.
Una vez más, su mundo se detuvo al presenciar esa escena. Sus manos temblaron y su vista se nubló, sus rodillas querían vencerle y caer en el piso al lado de Dongsun.
Los sentimientos de Jimin fueron más fuertes que su sed de venganza, ver a su pareja caer en batalla hizo que dejara de lado al alfa que quería matarlo.
Con la rabia desbordando por sus poros atacó a quien hirió a su alfa, logrando su cometido de atravesar su corazón con su filosa daga; estaba enojado con la vida, herido de ver a las personas que ama muriendo. Cayó de rodillas junto al cuerpo de su pareja y lo sostuvo en sus brazos.
"Vete de aquí." Fue lo último que le susurró antes de que la vida se esfumara de su cuerpo. El tono en el que se lo había dicho era de dolor puro, porque Dongsun le había fallado a Jimin.
Lo había dejado con el enemigo.
"Dongsun." Llamó mientras le daba palmadas en su rostro. "Por favor despierta, vámonos de aquí." Susurró acariciándole el rostro. "¡Dongsun!"
El grito que soltó Jimin fue desgarrador para quien sea que le oyera, fue tan lleno de dolor y rabia que espanto a los cuervos que comenzaban a rodear su aldea. Había perdido todo.
¿Por qué no había muerto? ¿Por qué la luna se había llevado a todos menos a él?
¿Por qué?
"Amor..." Susurró juntando su frente con la de Dongsun y cerrando los ojos de su alfa que yacía sin pulso.
"Es él." Escuchó a sus espaldas mientras sentía un filo helado pasar por su espalda.
Supuso que era su hora para acompañar a sus amados, aunque su alma se condenará al no haber encontrado a su padre, pero él entendería.
Estaba decidido a morir al lado de su alfa, continuar su destino a su lado tomado de su mano. Pero la luna tenía otro plan para él.
"No le hagan nada, es mío." Dijo el alfa que había apuñalado en su costado, el bastardo era fuerte. "Tráiganlo aquí."
Los dos alfas que sobrevivieron lo tomaron de sus brazos para separarlo de Dongsun, Jimin se resistió mientras peleaba y gritaba para que no lo hicieran. Rogaba porque le mataran junto a su amado, pero sus gritos y ruegos no sirvieron de mucho pues yacía a los pies del alfa que le miraba con una sonrisa que heló su columna.
El alfa se arrodilló frente a él, limpió la sangre que corría de su nariz y acarició su hinchado pómulo.
"El cordero sabe pelear." Le dijo en tono burlón, Jimin no aceptaría más burlas de su parte, así que le escupió. Su acción sólo desató la maldad pura del alfa. "Atenlo y subanlo a la carreta."
Tumbaron a Jimin de boca, tomaron sus manos y sus pies para atarlos, el omega se resistía pero era inútil pues la fuerza de aquellos dos hombres era mayor a la suya. Mientras estaba en el suelo lloraba mientras veía el cuerpo sin vida de su alfa y se preguntaba: ¿qué sería de él? ¿a dónde lo llevarían?
"Y también tráiganme la cabeza de ese alfa impuro para dejarlo como una advertencia." Dijo el alfa mientras caminaba hacia una carretilla.
"¿Qué? ¡No, no! ¡Por favor!" Una vez más, rogó. Fue en vano.
Porque tendido en el suelo con las manos atadas no podría hacer nada, solo mirar y escuchar cómo profanan el cuerpo de su alfa.
"¡Por favor no lo hagan!" Grito. "¡Por favor!" Y nadie lo escuchó.
Mientras seguía rogando el alfa volvió por él, lo cargó en su hombro como un cordero y dejando que vea la escena sangrienta se lo llevó hacia la carreta. Siendo aún más cruel.
¿Cómo había sucedido todo? ¿Cuándo? ¿Por qué?
Luna, ¿por qué me has abandonado? Pregunto mirando al cielo. ¿Por qué no dejaste que muriera?
;
y así fue como dios mato a todos
a los buenos
a los malos
pero no a mí ¿por qué?
jajajajaj
el destinado de Jimin nos duro un capítulo :''' pipipi
nos vemos el jueves :3
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