Especial

El calor, la intensidad de los sonidos rítmicos, los suaves y tenues jadeos, suspiros ahogados en esa habitación...

Todas esas sensaciones mezcladas en un solo momento y lugar.
No hacían falta palabras para saber la situación excitante y erótica que se llevaba a cabo.

Sonidos eróticos salían de los labios de aquel canadiense que se sostenía de los hombros del ajeno kazajo.

Sus miradas se conectaban y producían una y mil descargas eléctricas. Sensaciones que el joven kazajo no sentía hace mucho tiempo, era una sensación agradable e inquietante, mientras que el canadiense se sentía de la misma forma.
Sus fuertes latidos que emanaban desde el interior de su pecho, capaces serian de que su corazón saliese de su pecho.

Las manos ansiosas del kazajo, se posaron sobre la cadera del canadiense, aferrandolo mas a su pelvis, para poder hacer una exquisita fricción en ambas entre piernas, las cuales, dolían de la necesidad de ser tratadas con urgencia.

Aunque el hotel tuviese una extensión espaciosa, preferían recargarse sobre la cama para tener un lugar cómodo para hacer el amor.

Si. Hacer el amor.

Así como el kazajo, el canadiense estaba seguro que no seria solamente sexo de una noche. Ellos sentían algo especial, inigualable...una sensación de... Amor.

Sabían que esa noche no tendrían sexo común, no señor, esa noche harían el amor.

Posterior a aquel pensamiento, el canadiense se aferro a los hombros ajenos, soltando gemidos y jadeos tenues cerca del oído del kazajo.

El canadiense sentía que moriria... Estaba inundado de placer. Sus piernas temblaban al igual que todo su cuerpo. Podría apostar que si el kazajo no le estuviera sosteniendo de la cadera, el caería desfallecido al suelo.

Mas sin embargo el kazajo se dio cuenta de ello, por lo que decidió recostar al canadiense en la cama, quedando sobre este.

Acercó sus labios para unirlos con los canadienses, sintiendo un placer infinito con los labios delgados y rozados del canadiense.
Pudo presenciar cada espacio de la cavidad bucal que este tenía, el sabor exquisito de la saliva... Y morder levemente el labio inferior del canadiense.
Opto por meter levemente su lengua, si entiendo como el ojiazul correspondía atentamente a la insinuación, ir por ende, ambos se encontraban sobre la cama, teniendo una exquisita y deliciosa pelea con lenguas, en una danza donde el kazajo gano por su resistencia.

Aquel lívido y tenue hilo de saliva que se producio por la saliva y desconexión de la boca de ambos, se vio rota por la lengua juguetona del kazajo, que lamió el mentón y labios del canadiense.

El nombrado, se estremeció al sentir las manos ansiosas y frías del kazajo, paseándose por debajo de su playera. Estas, se dirigieron al pecho del canadiense, otorgando un camino hasta los pezones erguidos y rozados que se endurecían al contacto de algo frío.

Llego hasta los pezones, y los gemidos de parte del canadiense no se hicieron esperar.
Altaneros y urgidos gemidos eróticos.. Aquellos sensibles y expectantes pezones que se estremecían al contacto de la yema del dedo índice del kazajo.

—ah~
–el rostro del canadiense se mostraba teñido de un intenso carmesí, mantenía sus ojos cerrados y sus labios de igual forma. Trataba de contener sus gemidos, mas sin embargo era imposible.

—no te contengas, gime para mi. Quiero escuchar esa delirante melodía que produces.. —la sonrisa de placer que tenia el kazajo, no era nada comparada con su habitual seriedad. De igual forma sus mejillas tenían ese tenue color carmesí.

El kazajo comenzó a desvestir al pobre canadiense que desfallecía por los toques. Quito con Mucha delicadeza y paciencia la camisa, por lo que el canadiense se empezaba a exasperar por la calma del kazajo.

—a-apresurate... —soltó de forma avergonzada mientras jadeaba por la intensidad.

—¿porqué? Debo darte lo que mereces, como el rey que eres–su sonrisa se expandió para continuar con su recorrido.

El canadiense sentía desfallecer con las palabras mencionadas. Estaba demasiado feliz por las palabras del kazajo. No sabía ni siquiera el origen de ese hombre y sentía que era el amor de su vida.
Sus pensamientos se desvanecieron al sentir las manos de aquel hombre posadas sobre su entrepierna, la cual, solo aposentaba el bóxer rojo. Se sorprendió  en demasía al no sentir que era despojado de su pantalón.

El kazajo abrió las piernas del canadiense para situarse entre ellas. Con su mano derecha, comenzó a estimular el palpitante y duro miembro del canadiense. Soprendiendose de su tamaño. No estaba para nada pequeño, y tenia un grosor aceptable.

El kazajo se deleito y salivó al ver el sonrojado y avergonzado rostro del canadiense, el cual estaba contraído en una mueca de placer.

Con desesperación, arranco el bóxer rojo, y al notar el palpitante, recto y endurecido miembro del canadiense, por reacción el suyo palpito con ferocidad, reclamando las ganas que tenia de hundirse en el delicioso culo del canadiense. Quería sentir esas deliciosas paredes estrujandole el miembro. Quería escucharlo gemir como si fuera una gata en celo.

El kazajo se comenzó a desvestir desesperado, mientras besaba el cuello del canadiense, dejando caminos de saliva y contorneando los oídos del mencionado.
Los jadeos y gemidos eran una excelente melodía para esa situación erótica.

Por lo que cuando se despojo de su ropa, abrió un poco mas las piernas del canadiense para friccionar su enorme miembro.

—¡tsk! –bufo molesto mientras recordaba que no traía lubricante. Mas sin embargo en el hotel debería de haber al menos una pequeña botellita.

Se separó de forma rápida y busco entre los cajones. El canadiense se sorprendió por el repentino alejamiento, pero al notar que buscaba algo, supuso que estaría buscando algo con que lubricar su entrada.

Suspiro aliviado cuando encontró una botella de lubricante. La destapo y metió dos dedos en ella. Se posiciono entre las piernas del canadiense y sonrió de forma lívida.

—listo... Respira hondo—

En cuanto el kazajo le ordeno aquello, supuso que le dolería, ya que esa entrada no era para meter cosas. Así que sin protestar mas comenzó a respirar hondo.

Al notar las acciones del canadiense, comenzó a meter su dedo índice por la estrecha entrada. El cuerpo del canadiense se estremeció, estruja a las sabanas con una mueca de dolor. Era una sensación extraña sentir como metía y sacaba su dedo, mas sin embargo, después de unos minutos la sensación comenzó a cambiar, se sentía...agradable.

El kazajo noto esa sensación agradable en el rostro del canadiense. Su rostro ahora estaba contraído en una mueca de placer, con esa simple señal accedió a meter un segundo dedo y así hasta tres dedos.

Los jadeos y gemidos del canadiense eran una exquisita melodía, su miembro dolía, así que decidió comenzar con la diversión.
Las caderas del canadiense se movían al son de los dedos del kazajo.
Así que supo que ya estaba listo para comenzar con lo mejor.

Saco sus dedos y escucho un leve quejido por parte del canadiense. Dio un vistazo a la entrada del nombrado, y se estremeció en demasía al notar como la falta de los dedos en la entrada, provocaban que se contragera ese anillo palpitante rozado.

Dirigió su palpitante y recto miembro en la entrada, lo rozaba con la punta, para lubricar un poco el miembro con el lubricante que tenia la entrada.

Se decidió y metió de forma cuidadosa su miembro. Se sentía desfallecer. Las paredes del canadiense le estrujaban el miembro de forma placentera.
No pudo evitar emitir sonoros gemidos de placer.

Por otra parte, el canadiense tardó algo en acostumbrarse, sentía que se rompería con el enorme tamaño del miembro ajeno.

—Du-duele...–musitó de forma exasperada y dificultosa. Arañaba las sabanas, mientras sentía el miembro entrar.

Por parte del kazajo, se dio cuenta del dolor del hombre, por lo que decidió detenerse y esperar a que la cadera, y entrada del canadiense se acostumbrara.

Posteriormente, el canadiense dejo de sentir ardor en su cadera, y comenzó a moverla de forma que el miembro entrara mas profundo. Los gemidos que comenzaba a soltar, solo significaban que ya estaba teniendo placer.

El kazajo comenzó a embestir lentamente, a un ritmo pausado pero placentero.

El canadiense estaba demasiado excitado, su próstata era rozada levemente por el miembro del kazajo. Le producía tocar el cielo.

El kazajo aumento la velocidad de las penetraciones.
El crujir de la cama era benevolente, un intenso sonido.
Jadeos y gemidos que no se hacia el esfuerzo de reprimirlos.

A causa de la velocidad, el canadiense gemía cada vez mas alto, con un gesto contraído en placer.

—¡Ah¡ ahí.... Ahí... —

El kazajo  entendió que estaba dando en el punto especial del canadiense. Ya no solamente gemían, ahora gritaban del placer.

Parecían gatos en celo tratando de calmar sus deseos y apetito sexual.

Las fuertes penetraciones se oían en toda la habitación. El sonido de las pieles de ambos chocando entre si.

Con una sonrisa lasciva y los ojos entrecerrados por el placer, el kazajo subió una pierna a su hombro, para poder penetrar de mejor forma.

El canadiense por su parte, no cabía de erotismo y placer. El grande miembro del kazajo, tocaba y hacia de las suyas a su pobre próstata que no cabía de placer.
Un delgado hilo de saliva hacia un pequeño camino desde la comisura de su labio inferior, dejando recorrido hasta el fino mentón del canadiense.
El kazajo se percato de ello, así que inmediatamente se acerco con sutileza para sacar la punta de su lengua, y poder lamer ese hilo salvaje de saliva.

El canadiense se estremeció por aquella acción, mientras continuaba con aquellos altaneros gemidos.
No podía pensar o sostener una idea coherente, las fuertes penetraciones hacia ese punto especial le enloquecían.

Ninguno de los dos emitía palabra alguna, estaban tan a gusto y cómodos que no querían arruinarlo con una conversación incomoda, debido a que no se conocían.

—¡santo cielo! ¡ah! —

Gritaba de forma desesperada, el vientre bajo de amos empezaba a arder con mayor presión, indicando que estarían próximos al orgasmo definitivo.

—ah... ¿te gusta?– hecho su cabeza hacia atrás, ejerciendo mayor fuerza en su cadera para penetrar de mayor forma. Un excelente ritmo, metía completamente el miembro y lo sacaba de forma brusca, jadeos fuertes y gruesos.

—¡si! ¡ah!...– no paraba de gemir, estaba tan absorbido en el placer, que olvidaba que había dejado el trabajo a medias. Gritaba mientras se aferraba a las sabanas de la cama.—m-me corro....

—y-yo...también —

Ambos al borde del climax, aumentaron la velocidad y brusquedad de los movimientos. Ahora gritos de placer que tal vez se escuchaban a metros de la habitación, el marco de la cama golpeaba feroz a la pared, tal vez la pared ahora tendría marcas de los golpes. Mas sin embargo, aquello no importaba para el maravilloso y colisionado momento en el que ambos se corrieron.

El canadiense se corrió entre ambos abdomens, contrayendo su entrada, por lo que el kazajo al sentir aprisionado su miembro, sin poder evitarlo el de la misma forma se corrió dentro del canadiense.

Ambos finalizaron con un gemido sonoro y placentero. Un sin fin de gloria y pasión. Un momento colisionado, y excitante.
Dos azabaches jadeantes, con su corazón latiendo a mil por minuto, sus pechos inflados de orgullo y felicidad, jadeos Exasperados por el cansancio causado del acto.

El kazajo salio de los adentros calientes del canadiense, notando su estrecha entrada contraerse... Soltando un recorrido del semen almacenado.

Se posiciono a lado del canadiense para tomar las sabanas y tapar a ambos.

—eso fue... Increíble. –musitó de forma relajada al controlar su respiración y exaltación.

—si que lo fue... –dijo en un tono mas pequeño por la vergüenza de no conocer al hombre con el que había entregado su virginidad...o al menos la virginidad de su culo.

Un incomodo silencio se instalo en el lecho donde aposentaban aquellos dos hombres.

Por lo que el joven canadiense, quiso librar esa tensión.

—mi nombre es Jean...–inhaló profundamente antes de proseguir— Jean Jacques Leroy... Aunque usualmente me dicen JJ.

El kazajo se sorprendió por la iniciativa del canadiense por romper esa atmósfera tosca
Y desagradable, así que le prosiguió al plan.

—mi nombre es Otabek Altin. –su semblante se volvió  pacifico. Estaba en un momento comodo.

Ambos querían conocer mas del uno al otro. Es por ello que el kazajo invito a una cita al canadiense cuando tuviera un día libre.
El canadiense estaba que estallaba en alegría.
Dejaron de lado esos temas, para que juntaran sus cuerpos bajo las mantas y poder abrazarce. Para ir a los cálidos brazos de Morfeo.






Chamasssssss ¿como están? Espero y si les haya gustado mi primer lemon :'c
Tal vez no quedo tannnn genial pero es la primera vez que me animo a escribir lemon. Pueden escribir criticas constructivas para mejorar en el R18 7u7

Weno... Pos ya se vienen las actualizaciones de “ROMPIENDO ESQUEMAS” para todas mis lectoras que siguen el fic.

Pos eso es todo. Les amo hasta la patata besos y abrazos psicológicos :3

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