Especial

POV OTABEK

Vaya, que desastre. Vine por un trago para poder despejar mi mente de todos los problemas y soledad que me atormentan.

Soy un hombre solitario, soy originario de Kazajstán y se preguntarán ¿entonces que haces hasta Japón? Pues es sencillo responder a eso. Mi padre es dueño de una empresa multimillonaria, muy reconocida y ambiciosa...
Por cuestión de trabajos internacionales en el mercado, tuve que viajar desde mi hogar hasta Japón, aunque decidí pasar unas pequeñas vacaciones para desestresarme y relajarme, ya que Japón parece ser un país muy calmado y pacífico así que ¿porque no tomarme unas pequeñas vacaciones? Donde solamente pueda concentrarme en mi.

Obviamente comenzaré estas lindas vacaciones tomando tragos de licor. Mi garganta necesita de ese liquido ambiguo para saciar mi tranquilidad.

Salí de la tranquilidad de mi hogar para prorrogar por un taxi, Era mas fácil y cómodo. Le indique que me llevara a algún bar que estuviese cerca y así es como se abordo.

Llegamos al establecimiento y claro, como esperaba, no era un lugar ambicioso, exagerado ni moderado. Parecía un lugar tranquilo y apacible.

Posterior a eso pague la cuenta del taxi y entre.
Vaya sorpresa que me lleve al entrar.
Era tan cálido, tan agradable, y tan maravilloso un bar que definitivamente visitaría todos los días de estas vacaciones.

El lugar es impecable y notable, no es un lugar vanidoso ni excéntrico pero tampoco muy simple. Tenia equilibrio el ambiente.

Entre suspirando pesadamente, pero en la puerta pude leer un cartelito que decía “noche de gays”.

Ja solté una risa mental, esa definición no arruinaría mis ganas de beber, aunque si debo admitir que sentí miradas sobre mi espalda, algo que por obviedad me obligó a entrar rápidamente y sentarme en la barra, esperando a que alguien me atendiera.

Aunque no me esperaba llegar a ver a un lindo enamorado. Un hombre alto, piel nívea, ojos zafiro y ¿cabello plateado? Definitivamente este hombre es extranjero, un lugar frío por lo que noto en sus facciones. ¿pero que es eso? ¿acaso vino a dejarle rosas y chocolates a su enamorada? Que gesto tan tierno... ¿aunque sabrá que es noche gay y no habrá ninguna mujer? ¿ni siquiera camareras?...

Se ha sentado a lado mio en la barra, le notificare el tema de hoy, tal vez lo comprenda y vuelva al siguiente día a entregar tan bello regalo a esa afortunada.

—oye.. ¿tu tampoco sabias que es noche de gays? –le mire y claro que su cara de asombro me dijo que no lo sabia.

—¿he? No... No lo sabia... —

Y de esa forma continuamos charlando. El me admitió si ningún temor ni miedo sobre su amor hacia un cantinero que trabajaba ahí.
Me sentí torpe al haberle dicho sobre una mujer pero en fin. El tan mencionado camarero llego y lo conocí. No voy a negar que si estaba guapo y que además la ropa le quedaba increíblemente ceñida al cuerpo. Se denotaba que hacía ejercicio, su anatomía no era tan varonil pero si tenia unas curvas envidiables, pero definitivamente su trasero y piernas era algo que le caracterizaba, daban ganas de tocarlos por mera curiosidad, aunque preferí no incomodar el momento, así que me aleje deseándole suerte al peliplateado sobre su conquista. El se presentó ante mi y yo hacía el.

Me aleje de la barra y claro, me dirigí hacia la otra esquina para poder ordenar mi bebida.
Y ahí fue cuando lo vi.
Con una sonrisa de una mejilla a otra, resplandeciente, con una característica pizca de egocentrismo. Altanero y superioridad. Sus hebras azules fuertes como cuando el cielo cae al anochecer, sus orbes azules imponentes pero solemnes, su cuerpo era el de todo un hombre que se ejercitaba en demasía pero la ropa que traía le hacía justicia. Camiseta negra manga corta, ceñida al cuerpo, y unos shorts de mezclilla que resaltaban ese voluptuoso trasero. Claro que le quedaban muy bien esas prendas, en cuanto lo veía daban ganas de salivar. Como era noche gay necesitaban representar y dejar una imagen placentera, es por ello de su vestimenta al igual que el camarero anterior.

Claro que cuando se me acerco, sentí su agradable y exquisito aroma. Una fragancia muy masculina, su voz era característica y carismática. Varonil.

—¿que bebida desea ordenar.. Señor? –su sonrisa al final de cada palabra pronunciada era espléndida.

Note como se acercaba un poco mas y su sonrisa aumentaba, sus intentos de coqueteo me arrastraban, pero no sería tan fácil de engullir, así que sigamosle el juego. Haber quien cae primero.

—mmm.... Cerveza, no deseo ningún licor en especifico...
Por cierto, el letrero de noche gay deberían de ponerlo en la entrada. Adentro del establecimiento no es muy conveniente, yo venia por dulzuras y tragos... –mostré una mueca muy falsa de inconformidad, y el hombre que antes estaba sirviendo mi tarrón de cerveza, me miró perspicaz dándose cuenta de mi juego.

—buen sugerencia gracias, aunque si lo pusiéramos afuera, dulzuras como tu no entrarían. ¿acaso no le apetece algún hombre que este aquí cerca? Es un bar en el que puede divertirse y por lo que noto usted es alguien joven pero responsable. Se nota la madurez en usted. —

Empezó a acercarse a mi con el tarrón en mano, para después dejarlo cerca mio, mientras inclinaba mas su cuerpo hacia mi, haciendo que su trasero y piernas se notasen en demasía, mientras su camisa se abría levemente por el cuello, dejando a vista su delicado y exquisito pecho. Mientras con su mano sobrante acomodaba sus hebras marino hacia atrás.

—no voy a negarlo –trague en seco al ver su posición y anatomía, sentí ese característico calor de excitación recorrer mi cuerpo, en especial entre mi entrepierna. —hoy hay unas bellas dulzuras, manjares muy exóticos. Claro que me apetece pero.. No lo se...
No los veo tan atrevidos como para llevarlos a mi cama. Tengo ganas de divertirme pero no se con quien, estoy muy ansioso por ver las capacidades de estos exquisitos hombres que me incitan –fulmine con la mirada el cuerpo de este hombre, mi vista emanaba lujuria, este hombre me ponía muy caliente, debía conquistarlo. Me gusto desde que lo vi, así que comenzaremos.

FIN POV OTABEK


POV LEROY

Finalmente note como me miraba, lujurioso y ansioso porque yo cediera a sus encantos y deseos precaminosos, pero yo no sería el que caería, oh no, el rey nunca se inclina sobre nadie. Haré que me desee, que me siga fulminando, quiero que el sea quien admire y toquetee a su rey. Quiero que enloquezca.

—¿en serio? Pero que descortés de su parte, aquí hay muchos manjares que se mueren por estar sobre estos brazos –encamine mis manos hacia sus brazos, con la yema de mi dedo índice, comencé a marcar figuras invisibles sobre la extensión de su brazo derecho el cual, estaba sobre la barra. —pero mire esta exquisitez... Tremendos brazos que se carga usted... Debería utilizarlos de buena forma.. —

Solté una risilla mental al notar su cuerpo erizar y estremecer al son de mi tacto. Le solté y me encamine hacia el lado de los clientes (sillas) y me pose entre sus piernas, dando la espalda a su pecho, y tratando de pegar mi trasero hacia su pelvis. Tome sus manos y las dirigí hacia mi cadera, las pose allí y solté un suspiro ahogado.


—mire, con estos brazos puede tomar de esta forma al manjar, que recorra su cuerpo.... Que le haga estremecer y satisfacer su anatomía. —

Note como el hombre imponente y serio se relajaba y apegaba mi cuerpo hacia su excitación. Note como quería hacer fricción de su entrepierna con mi trasero, eso me encanto, sentir lo caliente y excitado que se encontraba este pelinegro.

Me gustó desde que lo vi, sus facciones serias e imponentes me encantaron, así que me decidí por seducirle. Quiero que sea mio.
Me enloqueció en cuento sentí algo duro tratando de hacer mayor fricción con mis nalgas. Su pelvis se movía de adelante hacia atrás, mientras su rostro ahora se encontraba sobre mi cuello, soltando suspiros y jadeos. Sus manos recorrían mi cuerpo. Todo aquello me estaba calentando mucho, sentí como comenzaba a ponerme duro, pero no cedería hasta que el me lo pidiera, que le suplicara a su rey.

Lo bueno es que estabamos hasta la esquina de la barra en donde nadie ponía o prestaba atención.

Me separe de su cuerpo y escuche un gruñido de inconformidad de su parte, solté una risita lo cual enfado un poco mas al pelinegro.

—así debe sostener a su próxima dulzura señor... Debe recorrerlo y disfrutarlo.

Me encantó su rostro de molestia en cuanto me separe, pero sentí una mano sujetarme fuertemente por el ante brazo y jalarme hacia el.

—¿te parece divertido calentarme y dejarme a medias? Tendrás que  terminar lo que comenzaste niñito... —su molestia denotaba liderazgo, definitivamente me haría suyo esa noche.

Era la primera vez que me dejo seducir y tirar por otro hombre, me encantaba que me elogiaran como su rey... Pero nunca cedí ante ningún hombre, excepto por el.

—enseñame a terminar lo que empecé... Soy un rey malo, pero seré considerado con usted... –jale de la corbata del hombre y le di una leve mordida en el cuello, cosa que calentó al hombre.

En consecuencia me cargo, profanando de mi trasero, para acomodar mis piernas a los costados del cuerpo del pelinegro. Solté una risa sensual y el me llevo fuera del establecimiento.

—¿a donde me llevas? Hay cuartos adentro de el bar... —

—tu no mereces un cuarto de quinta, tu eres mi Rey y te mereces lo mejor... —

Jamás me había pasado aquello, mi rostro se tiñó de color carmesí y jamas creí sentirme tan amado y tan especial hasta que este hombre considero lo mínimo.

Definitivamente seria una larga, exquisita y maravillosa noche.

Nota mental: adiós virginidad.

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