Capítulo 21
Capítulo 21: Feliz cumpleaños y feliz navidad parte 1
Avanzando hacia el estante que se encontraba a unos poco metros de su escritorio Emma pudo visualizar una extensa variedad de licores, colocados a manera de exposición como decoración en su oficina; champagne, whisky, ron, vino, ginebra, brandy e incluso cognac, todo a su disposición.
Se relamió los labios con delicadeza, sintiendo como estos se secaban a pesar de llevar encima un poco de brillo labial. Una vez hecho esto, sus orbes color zafiro se centraron en una botella de ron puro, para luego su mirada vagar hacia un reloj en una de las paredes de su oficina.
8:28 pm
Sabiendo que ya había llegado la hora, la siempre elegante y hermosa reina blanca tomo entre sus manos la botella de ron. Caminó hacia su escritorio en donde dos pequeños vasos de shot la esperaban, sin tardar mucho destapó la botella y sirvió la bebida alcohólica hasta el tope de ambos recipientes.
Solo demoró unos momentos para realizar esa tarea, pero fue tiempo suficiente para que las puertas de su oficina resonarán con tres toques, un tanto elegantes, demasiado para su gusto, eso si la forma de tocar una puerta pudiera considerarse elegante en alguna instancia.
-Adelante...- Proclamó la rubia usando un tono que llevaba un poco de hospitalidad y arrogancia en él.
Ni siquiera observó la puerta al momento de esta abrirse, no necesitaba ver para confirmar que ese hombre ya se encontraba ahí con ella.
-Ha sido un largo tiempo, Emma... Cómo has estado?- La voz elegante del hombre detrás de ella pronunció en tono jubiloso.
-Estupendo, no he tenido que verte la cara por al menos tres años... Por lo que me ha ido de maravilla!!- Emma respondió finalmente girándose para observar al hombre que la visitaba.
Sebastian Shaw, no había cambiado en lo absoluto, tal vez una arruga aquí y allá pero poco más. Su cabello negro y largo era recogido en una coleta, sus características patillas que siempre la asquearon aún estaban ahí, además de por supuesto, llevar su llamativo traje que parecía sacado del siglo XVIII.
Y ahora viéndolo bien, se preguntaba cómo es que en el pasado llegó a dormir en la misma cama que ese hombre?
A pesar de querer seguir divagando en su cabeza, rápidamente decidió despejar su mente para volver a centrarse en la charla que estaba por darse. No sin antes tomar ambos shot que estaban en su mesa y entregarle uno al mutante.
-Por los viejos tiempos?...- Emma preguntó seductoramente.
Shaw la vio con intriga por unos segundos, para simplemente luego de algunos momentos desestimar lo que pensaba y sonreír.
-Por los viejos tiempo, Reina Blanca...- Musitó el mutante mientras tomaba de su shot sin dejar de mirar a la rubia.
Para mantener las apariencias, Emma realizó la misma acción que el hombre y tomó su trago, no obstante, que Shaw la llamara "reina blanca" y la mirara de esa manera no le daba una buena espina en lo absoluto.
-Ron puro?... Hubiera preferido algo de vino a decir verdad- Shaw comentó dejando de beber de su trago.
-El vino me ocasiona sueño, a parte de que es un poco anticuado para mí gusto...- Emma respondió con una sonrisa ladina.
-Umm... Para gustos los colores, no?- El mutante habló imitando la sonrisa de la rubia, quien solo asintió en concordancia.
Ambos mutantes se observaron fijamente, Shaw con una mirada que demostraba superioridad y la confianza que se tenía en ese instante, mientras que Emma por su lado lo veía intentando descifrar cuales eran sus verdaderas intenciones, limitándose a no usar su telepatía ya que seguramente el hombre se daría cuenta de eso rápidamente.
-... A qué has venido Shaw?- Emma preguntó mientras se alejaba del mutante y se iba a sentar en su escritorio.
El mutante con ropas de apariencia antigua esbozo una sonrisa divertida, para a su vez caminar hacia el escritorio de Emma y sentarse en una silla ubicada enfrente de la rubia cruzando sus piernas para ponerse más cómodo.
-Directo al punto?... No te recuerdo como alguien impaciente Emma- El rey negro parló mientras tomaba la botellas de ron puro y se servía un poco más en su vaso.
-No se trata de impaciencia, Sebastian... Simplemente odio perder el tiempo- La rubia explicó con un tono arrogante que le causo gracia al mutante.
-De acuerdo, De acuerdo... Entonces, ahora eres una X-men?- Shaw indagó con una mirada calma y yéndose por las ramas, mientras que Emma maldecía mentalmente al hombre por su forma de hablar y no ir directo al punto.
Emma lo miró mientras apretaba su puño por lo tensa que estaba, una persona normal no notaría su estado actual, pero Sebastian Shaw?... El seguramente ya estaba pensando en una forma de explotar su condición actual en su beneficio.
-Y eso que tiene que ver?- Emma cuestionó frunciendo el seño ligeramente.
-Oh, Emma... Eso tiene que ver con todo- Inclinándose hacia adelante el mutante comentó- Hace tres años, formabas parte del Hellfire Club siendo de las miembros más importantes en mi opinión, mi mano derecha, la terrible reina blanca... Siempre utilizando tus encantos naturales para conseguir lo que quisieras y cuando estos no funcionaban, recurrías tus dones mentales- Shaw contó mientras se acomodaba en su asiento.
-A dónde quieres llegar?... Eso está en el pasado- Emma indagó con un poco de rabia haciendo sonreír al hombre.
-Lo está?...- Shaw preguntó con sorna a lo que Emma no respondió-... Eres una buena profesora según tengo entendido, algo estricta pero una muy buena en lo que hace... Cómo se encuentra Kitty Pryde? Apuesto que eres su profesora preferida- Con una sonrisa el mutante indagó.
-Cuidado Shaw... No me hagas perder la poca paciencia que te tengo, solo dime a qué has venido y lárgate!- Emma advirtió en un tono mortalmente serio.
Shaw alzo los brazos en señal de redición a la vez que mostraba una pequeña sonrisa.
-De acuerdo, lo haré... La razón de mi presencia es porque... Quiero que vuelvas a formar parte del Hellfire Club, quiero que vuelvas a tomar el puesto de la reina blanca- Shaw reveló pausadamente mientras sonreía de manera amplia.
Con respecto a la rubia, esta luego de escuchar el motivo del porque había venido a verla, no pudo evitar observar al mutante como si a este le hubiera crecido una segunda cabeza, es decir, luego de lo que había hecho hace tres años era una locura que la quisiera de vuelta en la organización.
-Qué estás tramando?- Indagó ella en un tono irritado a lo que el mutante se levantó de su asiento y empezó a pasearse por la oficina de Emma.
-Verás Emma... Tu aporte en la organización era tan buena que estoy dispuesto a ignorar tus pecados pasados y darte una amable bienvenida al Hellfire Club nuevamente- Sebastian mencionó mientras veía con curiosidad algunos cuadros que decoraban el lugar.
-... Ese es tu gran plan... Invitarme de nuevo al Hellfire Club?... Es en serio?- Emma cuestionó sin creerlo, mientras que empezaba a pensar que se había preocupado por nada.
-... Invitarte?... En que momento dije que te estoy invitando?- Shaw preguntó mirando fijamente a la rubia- Es una orden, esto no esta puesto a discusión- El mutante parló mientras se acercaba lentamente a Emma.
Lo que fue motivo suficiente para que la rubia adoptará su forma de diamante a modo de defensa. Saltaría sobre su escritorio para propinarle una fuerte patada a Shaw a la altura del cuello, el mutante retrocedió ante el golpe mientras tosía, pero esta acción solo duró unos instantes antes de que este se recuperará y comenzará a reír.
-Sabes muy bien que eso no funcionara conmigo querida...- Shaw parló solo para tener que esquivar un puñetazo de la reina blanca que iba dirigido a su rostro.
-Da igual... Es divertido golpearte!- Emma exclamó lanzándose de nueva cuenta contra el hombre.
Sebastian solo la vio con diversión, pero antes de que el siguiente golpe de la rubia llegará a él, chasquearía sus dedos. Inmediatamente al esto pasar, una nube de humo roja apareció a espalda de Emma, la cual poco pudo hacer cuando una firme cola se enredó en su cuello para después azotarla contra el suelo con fuerza, para seguido de eso extrañarse al su cuerpo perder su forma de diamante, lo que para su pavor interno la dejaba indefensa ante cualquier posible ataque que pudieran lanzarle.
-Buen trabajo Azazel!... Lo mismo para ti Selene!- Shaw felicitó mientras sus ojos negros observaban como la puerta de la oficina de Emma se abría, dejando así ver a tres personas más a parte de las anteriores dos mencionadas.
Emma dirigió su mirada a los primeros dos mencionados a ambos dedicándoles una mirada de muerte. Azazel, el padre de Nightcrawel y el actual rey rojo de la organización, fiel a su título llevaba un traje rojo de un tono un tanto más oscuro, haciendo que su piel carmesí no se viera opacada por su vestimenta, tenía una sonrisa diabólica con unos dientes amarillos y afilados colmillos. Luego estaba Selene la que la había hecho perder su forma de diamante, la reina negra, como odiaba a esa mujer. Esta llevaba un atuendo similar al de ella pero en negro que no dejaba mucho a la imaginación y como olvidar esa sonrisa de superioridad que siempre tenía cuando ambas se veían.
-No te habrás ensuciado verdad, Emma?- Con falsa preocupación Selene indagó.
-... Ella sigue contigo?... Con lo inútil que es me sorprende que aún la mantengas a tu lado- Emma pronunció viendo a Shaw y provocando que la reina negra la observará con molestia.
Shaw sonrió por los comentarios sarcásticos de la mujer, aunque solo le vasto al rey negro una mirada dirigida a Azazel para que este con un rápido movimiento volviera a tomar con su cola el cuello de la rubia y la obligará a quedar de rodillas frente al líder del Hellfire Club.
-... Voy a cortarte esa maldita cola si vuelves a tocarme bastardo!...- Aún de rodillas Emma amenazó al progenitor de uno de sus compañeros X-men.
-Eso me gustaría verlo perra!- El mutante de piel roja exclamó mientras con su cola apuntaba el entrecejo de frost.
-Basta!- Dijo Sebastian viendo al mutante, solo para después volver a centrar su atención en Emma- Hace tres años nos robaste una gran cantidad de dinero y no conformé, nos entregaste a los X-men, el equipo de héroes a los que más tarde te unirías... No sé que te pico, pero decidiste volverte una heroína mientras nosotros tuvimos que trabajar duró para volver a conseguir nuestras riquezas!!- Shaw reclamó mientras tomaba con brusquedad el mentón de Emma obligándola mirarlo.
-... Si quieres el dinero esta difícil, lo doné a la caridad- Reveló la rubia, haciendo que el hombre la soltará y chistará la lengua con fastidio.
-Eso ya lo sé... Por eso es que volverás a trabajar para mí- Sebastian comentó en tono apático.
-Qué te hace creer que aceptaré?- Emma preguntó con altanería.
El rey negro solo la miró por unos momentos para luego sonreír y sacar su teléfono comenzando a buscar algo. Mientras esto pasaba la rubia tomó un respiro, esto se había complicado rápidamente, no podía usar su telepatía y sospechaba fuertemente de que Selene que la observaba con burla era la responsable de ello, luego de esto su mirada se centro en los tres miembros a sus espaldas, dos hombres y una mujer, se le hacían conocidos dos de ellos pero el que estaba en el medio de los tres no lo conocía de nada.
-Nuevos miembros?- Emma cuestionó.
-Algo así... Aún están aprendiendo- Azazel respondió mientras jugueteaba con su cola.
-... No aceptaré Shaw... Pierdes tu tiempo- Ignorando la respuesta del rey rojo, Emma se dirigió al líder.
-Sí, yo no lo creo... Observa- El mutante respondió mientras le mostraba la imagen de varios explosivos a la rubia.
-Qué es eso?...- La Frost preguntó teniendo un mal presentimiento.
-Hace algún tiempo atrás, me enteré de que la mansión X estaba siendo reconstruida por su conflicto con los centinelas de Trask... Y bueno, unas negociaciones aquí y allá consiguieron que estos explosivos fueran colocados justo debajo de la escuela- Shaw reveló con una sonrisa al igual que sus demás miembros.
Emma se tensó ante la amenaza que acababa de recibir sutilmente, él no podría haberlo hecho verdad?
-Mientes...- Pronunció Emma.
-Quién sabe?... Tal vez sí, tal vez no... Lo que si que es cierto, es que si no aceptas muy posiblemente tus queridos alumnos vuelen en pedazos por los aires- Shaw comentó con una sonrisa en su rostro.
-N-No te atreverías...- Ella dijo desesperada.
-Es cierto, yo no... Pero él sí- Y tras decir aquello, Shaw saco de su traje un control remoto con el cual podría activar los explosivos en la mansión desde cualquier distancia y se lo lanzó a Azazel.
-No voy a dudar...- Azazel aseguró con una sonrisa mientras jugaba con el control.
Emma lo observó con los ojos muy abiertos y respirando agitadamente, con solo ver la mirada del mutante y del resto de los presentes en la oficina, la rubia supo que aquellos explosivos eran reales y que si no aceptaba tendría que cargar con muchas muertes en su espalda.
Justamente se había prometido mantener a salvo a todos sus estudiantes luego de lo de Nimrod, por lo que esto no podría ser peor.
Emma bajo la cabeza mientras apretaba los dientes y observaba el suelo con impotencia, ni siquiera había tenido una chance de salir victoriosa en esto, en ningún momento, ella fue derrotada totalmente por Sebastian Shaw y el Hellfire Club.
-Bienvenida de vuelta, reina blanca...
Dos semanas después.
Navidad, una época que suele traer consigo algunas cosas como lo son la alegría, la paz y la prosperidad a las personas, una época en donde las familias y amigos pasan tiempo de calidad juntos, se divierten, disfrutan y sobre todo, gozan de la compañía de sus seres queridos. Muchos esperan estás fechas con ansias por el simple hecho de poder pasar un rato diferente con sus padres, hermanos, abuelos, hijos o amigos... Sin embargo, aunque suena muy bonito e idílico, esté pensar no está siempre presente en todos, algunos simplemente lo ven como una fecha más, otro ni siquiera se enteran que ya están en dicha festividad hasta que observan las decoraciones alusivas.
Un claro ejemplo de este ejemplo... Oliver.
Aunque la noche anterior había intentado conciliar el sueño, el saber que al día siguiente sería su cumpleaños número dieciocho se lo había impedido por completo. No por tener un año más, para nada... Solo que este día era su recordatorio anual sobre su realidad, podía haber hecho en este último tiempo amigos, mentores, una novia e incluso tener una figura paterna, pero eso no ocultaba la verdad.
Era huérfano, sus padres estaban muertos... Y no había nada que pudiera cambiar ese hecho.
Por esa razón, apenas el reloj ubicado en su mesa de noche mostró las cinco de la madrugada, el pelinegro se levanto de su cama y se alisto con la intención de despejar su mente. Y que mejor forma de hacer esto que no fuera entrenar hasta desmayarse.
Sí, eso sonaba bien.
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Oscuridad, era lo único que sus ojos color esmeralda podían observar, nada más. Solo estaba ella y la confusa sensación de calidez, una sensación extraña y ajena a juzgar por en el ambiente en el que se encontraba. Muchas veces la oscuridad y la soledad podían ser relacionadas con el frío o la falta de calor, no obstante, para Jean eso era totalmente diferente a lo que sentía en ese momento, no lograba visualizar a nadie, pero estaba segura de que alguien o algo así no lograra verlo, estaba en ese lugar brindándole calor.
-Jean...- Una voz femenina susurró su nombre en la oscuridad.
-Hola?...- Habló observando en todas las direcciones tratando de ubicar al responsable de la voz, fallando estrepitosamente.
-Él te necesita...
-Qué?... De quién hablas?- Extrañada por escuchar tal afirmación de parte de la voz, la pelirroja cuestionó.
-Se lastima... Siente dolor... Tristeza... Enojo... Venganza...- La voz comentó preocupando a Jean.
-No comprendo... De quién estás hablándome?- Jean indagó con preocupación.
-Ayúdalo Jean... Él te necesita- Volvió a mencionar la voz.
-Lo haré, pero a quién debo ayudar?- Ya con desesperación filtrándose en su voz la pelirroja quiso saber.
-Tú ya lo sabes... Debes ayudarlo Jean, ayúdalo a sanar antes de que sea tarde... Él es la clave detrás de todo- La voz aseguró, mientras que una figura luminosa empezaba a salir desde la oscuridad iluminando todo a su paso.
-Quién eres?...
-De esa pregunta, ya conoces la respuesta pequeña...- La figura parló deteniéndose enfrente de Jean.
...
-Fénix...- Jean murmuró despertándose.
Se irguió sobre su cama mientras sudaba levemente aún en shock por lo soñado, su mirada esmeralda vago por su habitación hasta centrarse en una figura recostada a su lado, logrando en el proceso vislumbrar una cabellera castaña y un ligero ronquido. Esto le hizo fruncir el seño, según observaba, su pareja parecía alejarse de ella lo más posible, algo totalmente contrario a lo que sucedía al principio de su relación donde el hombre no se despegaba de ella a la hora de dormir bajo ninguna circunstancia.
Agitó la cabeza tratando de alejar esos pensamientos sobre su relación amorosa, lo que la hizo dirigir su vista a la ventana de su habitación, notando así que aún se encontraba oscuro afuera, esto la extraño, por lo que se fijo en su reloj de noche viendo en él que ya casi eran las seis de la mañana. Esto la confundió aún más, no se supone que su pareja madrugaba para ir a entrenar?
Se levantó con esa pregunta en la cabeza a la vez que se dirigía al baño con tal de asearse, y mientras se lavaba el rostro con agua tibia recordó el porque Scott seguía dormido.
Era veinticuatro de diciembre. Hoy era la noche previa a la navidad.
Incluso el Summers se tomaba de vez en cuando un descanso, lo que la alegró levemente, el que él siempre quisiera entrenar era uno de los motivos por los cuales solían discutir. Verlo ahí descansar la hizo sonreír, hasta pensó en recostarse con él un rato más y bueno, si se daba la oportunidad, tal vez podrían...
-Qué haces?... Tienes cosas más importantes que atender- La voz volvió a decir en su cabeza.
Llegó a pensar que era un ataque psíquico contra ella, pero lo descartó. Y si era el fénix? No, el ave le hablaba en sueños... Si es que sus sueños no eran una mala pasada de su mente claro estaba, por lo que no podía ser la responsable.
-AYÚDALO!- La voz le volvió a decir, esta vez en un irritado grito interrumpiendo cualquier pensamiento anterior.
Y tan pronto como esto sucedió fuertes sentimientos de rabia, furia, enojo y tristeza la golpearon como un fuerte meteorito, lo que la hizo trastabillar a la vez que comenzaba a correr hacia la fuente de estos fuertes sentimientos. No supo como lo hizo, ni que tan rápido corrió, pero en un abrir y cerrar de ojos se encontraba enfrente de una puerta, la puerta que la llevaría hasta la sala del peligro.
Al entrar quedo anonadada, frente a ella la figura de un pelinegro golpeaba una y otra vez la cabeza de un robot de entrenamiento, el cual esta de más decir había dejado de funcionar hace mucho tiempo atrás, esto a juzgar por la cabeza totalmente hundida a causa de los poderosos golpes que el adolescente daba. Y a su alrededor muchos otros robot destruidos que parecían haber sufrido el mismo destino.
-... Oliver?- La telépata pronunció el nombre del pelinegro.
Esto ocasionó que unos brillante e intimidantes ojos carmesí la observaran con rabia, lo que le daba un aspecto realmente aterrador al muchacho que tenía en ese momento la cara manchada de aceite perteneciente a los destruidos robots, tensa pensó que en otras circunstancias ella podía haber confundido esas manchas con sangre.
El simple hecho de pensar en un Oliver asesino la hizo estremecerse, además de recodar lo que casi le hace a Bolivar Trask tiempo atrás.
-Jean?...- Oliver habló mientras se levantaba y su mirada llena de rabia se suavizaba al ver a la pelirroja.
La mujer no dijo nada, en su lugar, impulsada por lo sucedido en su sueño se apresuró hacia el pelinegro atrayéndolo a un abrazo. Oliver por su lado parecía haber vuelto en sí, por lo que se hallaba en ese momento muy sorprendido por el accionar de la mutante, aunque tan pronto se recupero de su impresión correspondió el abrazo con suavidad, disfrutando del tacto y del cariño que la telépata le transmitía.
-Todo esta bien Oliver, estoy aquí...- La pelirroja susurró al mismo tiempo que sentía como el pelinegro se tensaba.
Oliver era unos centímetros más alto que ella, no obstante, esto no impidió en lo absoluto que el adolescente escondiera su rostro en su hombro mientras seguía abrazándola. Luego de algunos segundos de estar abrazados sintió como el muchacho comenzaba a temblar y su hombro se humedecía lentamente. Era obvio para ella, Oliver estaba llorando.
Eso la hizo dedicar los siguientes minutos en acariciar la cabeza del pelinegro, mientras a su vez le susurraba palabras cariñosas con el objetivo de hacerle saber que todo estaba bien y que se quedaría con él. No se atrevió a leer su mente, quería ayudarlo de la forma correcta por lo que invadir su mente no estaba en sus planes.
Después de algunos minutos Oliver finalmente se calmo, ante esto Jean aprovecho y lo guio a unas sillas cercanas donde ambos se sentaron en un silencio algo incómodo.
-... Gracias...- Oliver murmuró finalmente terminando de calmarse.
-No hay de que... Puedes contar conmigo para cualquier cosa- Jean respondió mientras con su mano acariciaba la mejilla del adolescente haciéndolo sonrojar.
Oliver la miró fijamente por unos segundos, preguntándose en su interior si lo que sentía en ese momento ante los cariños de la mujer sería lo mismo que sentiría si su fallecida madre fuera quien los hiciera en su lugar, y no ayudaba en lo absoluto el hecho de saber que su madre también era una mujer de cabello rojo.
-C-Claro...- Contestó él mientras desviaba su mirada a otro lado haciendo reír a la Grey.
-... Podrías contarme que haces despierto tan temprano?... Y también el por qué has destruido todos los robot de entrenamiento?... A Hank no le agradará despertar y ver que todos están hechos añicos- Tratando de hablar en un tono divertido para que el chico le contará que sucedía, Jean comentó.
-... No podía dormir...- Oliver contestó.
-Solo eso?...- Ella preguntó observándolo a lo que el pelinegro asintió- Y por qué no podías dormir?- Jean volvió a preguntar a lo que Oliver se mordió el labio, debatiendo internamente si hablar o no hacerlo.
-Hoy... Hoy es mi cumpleaños... Y al mismo tiempo, el aniversario del día en que me volví un huérfano al ser abandonado por mis padres en un orfanato- Oliver reveló sorprendiendo a Jean.
La pelirroja rápidamente recordó la acalorada conversación que tuvo con el profesor un par de semanas atrás, en dicha conversación el hombre en silla de ruedas había mencionado que Oliver estaba próximo a convertirse en un mayor de edad. Se regaño severamente por no recordarlo, aunque con lo lista que era no tardó demasiado en conseguir una solución para eso, se aseguraría de compensarlo.
-Ya veo... Aunque eso no explica el porque los robots pagaron con su destrucción- Jean lo miró a lo que Oliver se rasco la nuca apenado.
-Tengo mis razones... Tal vez otro día te las cuente- Él murmuró queriendo evitar el porque de su rabia y tristeza.
-... De acuerdo... En ese caso, ve a darte una ducha y date un cambio de ropas- Jean comentó mientras se levantaba de su asiento provocando que Oliver la mirará extrañado.
-Qué?... Por qué?- Cuestionó el pelinegro a lo que Jean sonrió.
La pelirroja luego de esto se inclinó lo suficiente desde donde estaba para que su rostro quedará de frente al de Oliver a una distancia muy cercana, para seguido de eso regalarle un dulce beso en su mejilla derecha. Por su puesto eso solo ocasiono un fuerte sonrojo en el muchacho que miraba a la mutante en estado de shock, esto causo gracia en la mujer la cual no pudo evitar reír antes de responder.
-Porque es tu cumpleaños... Y pienso asegurarme de que lo pases bien el día de hoy- Jean respondió guiñándole el ojo a Oliver juguetonamente- Así que apresúrate, porque daremos un paseo- La pelirroja dijo antes de empezar a retirarse del lugar, todo esto bajo la atónita mirada del pelinegro.
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-Qué carajo acaba de pasar?...
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Había pasado aproximadamente poco más de una hora desde que abandonaron la mansión, por lo que ahora Oliver siendo acompañado por Jean caminaban por las concurridas calles de New York, las cuales se encontraban completamente decoradas de adornos correspondientes a la festividad que se estaba celebrando. Ambos mutantes disfrutaban de un cálido café que habían comprado hace pocos minutos con la intención de contrarrestar el frío que hacía, mientras que a su vez observaban como varias personas se apresuraban hacia las tiendas de juguetes, probablemente para comprar un obsequio de última hora a sus hijos.
-Siempre me he preguntado por qué dejan los regalos para última hora?...- Jean preguntó mientras veía a un padre de familia salir corriendo con varias bolsas llena de juguetes en sus manos.
-No lo sé... Tal vez no tienen tiempo para hacerlo antes- Oliver respondió mientras alzaba sus hombros.
-Es una opción- Murmuró la pelirroja.
Ambos se quedaron en silencio mientras caminaban, lo que Jean aprovecho para observar a Oliver, esté tenía pequeñas ojeras por no haber dormido a parte de que parecía estar metido en sus pensamientos, los cuales gracias a sus poderes podía sentir, estos estaban repletos de tristeza y de rabia. Algo no muy bueno a decir verdad.
-Oliver... Qué quieres hacer?- Jean preguntó sacando de sus pensamientos a Oliver- Es tu cumpleaños, debes querer hacer algo, cierto?- La pelirroja indagó con una pequeña sonrisa.
El pelinegro la observo, realmente preguntándose si quería hacer algo. Cuando se trataba de su cumpleaños lo que normalmente hacía era salir del orfanato y caminar por horas hasta que cayera la noche y pudiera regresar a dormir, obviamente con la pelirroja acompañándolo eso no era una opción.
-... Puedes acompañarme a un sitio?- Luego de pensarlo algunos instantes el pelinegro quiso saber.
-Por supuesto...- La telépata respondió con una hermosa sonrisa.
No tardaron mucho en llegar a cierto lugar, donde una vez ahí Jean visualizo un orfanato. No necesito ser muy lista para saber que esté había sido el lugar donde Oliver había crecido y vivido gran parte de su vida, era un bonito y espacioso lugar incluso desde donde estaba podía observar a varios niños jugar en lo que parecía ser el patio.
-Lindo sitio...- La pelirroja murmuró.
-Yo lo odio...- Musitó Oliver seriamente ganándose una mirada preocupada de la mutante, el adolescente no había actuado así a excepción de cuando llegó a la mansión en los primeros días y cuando casi mata a Trask en Genosha.
Estuvo a punto de volver hablar cuando de repente la figura de un hombre vestido como padre apareció en su campo de visión, era castaño y de una edad un poco menor al profesor Xavier si tenía que adivinar. La sorprendió al ver que el hombre dirigía su mirada a Oliver y le sonreía de manera paternal.
-Oliver hijo... Feliz cumpleaños!- El hombre felicitó acercándose al mutante para remover su cabello divertidamente.
-Padre... Gracias- El chico agradeció desviando su mirada a otro lado.
-Ya te has convertido en todo un hombre...- El padre comentó solo para después fijar su mirada en Jean que se había mantenido al margen hasta el momento- Oh, la señorita que te acompaña es tu novia, muchacho?- Con una mirada pícara, el padre indagó.
-QUÉ?... Claro que no viejo!! No digas esas cosas!!- Oliver exclamó con un fuerte sonrojó en su rostro, provocando una fuerte risa en su figura paterna.
-Jeje... Para nada señor, soy Jean Grey, una de las profesoras de Oliver- La pelirroja intervino presentándose con una sonrisa divertida mientras se acercaba para darle la mano al padre.
-Ah, ya veo!... Pues es un gusto profesora Grey, espero que el chico no se haya portado de mala manera- El padre mencionó mientras señalaba a Oliver.
-Eeeehh!!... Qué tratas de decir anciano?- Oliver ofendido cuestionó, lo que solo causo la risa en los dos mayores.
-Como sea... Sinceramente no esperaba verte hoy Oliver, se que cuando se trata de tu cumpleaños prefieres alejarte del orfanato lo más posible- El padre comentó mientras observaba de manera curiosa al hijo de sus fallecidos mejores amigos.
Al escuchar el comentario del padre Jean miró fijamente al pelinegro, esto le permitió darse cuenta de como Oliver se tensaba y al mismo tiempo apretaba los puños con frustración.
-... Quiero ver sus tumbas...- El pelinegro reveló sorprendiendo al padre y extrañando a Jean- No sé si encontraste sus restos, pero estoy seguro de que les hiciste un entierro digno... Cierto?- Oliver preguntó observando al padre.
-... Lo hice, pero no pensé que quisieras ir a verlos, por eso es que no te lo dije en ningún momento- El padre dijo con una mirada un tanto seria.
-Llévame... Quiero visitarlos- Oliver parló con una mirada determinada.
Antes esto el padre no tuvo de otra que asentir en concordancia, no le negaría algo como eso a Oliver, menos si era el día de su cumpleaños.
-Bien, sígueme- El padre habló mientras le hacía un ademán con la mano al pelinegro y a la telépata para que lo siguieran.
Confundido se encontró Oliver cuando el padre los llevo adentro del orfanato, donde al entrar fue víctima de muchas miradas indiscretas de parte de todos aquellos que llegaron a reconocerlo, mirando fijamente hacia adelante logró ignorar cada una de ellas. Tras alrededor de unos cuantos segundos el dúo de mutantes llegaron junto con el padre a una zona con mucha vegetación, esto el pelinegro lo reconoció como el pequeño jardín que su figura paterna cuidaba en sus ratos libres.
-Es similar al de Storm... Aunque más grande- La pelirroja susurró para si misma mientras veía varias flores y unos cuantos arbustos de varios tamaños.
-... Qué hacemos aquí?- Oliver preguntó con el seño fruncido al observar al padre.
-Ves aquellos dos arbustos de gran tamaño?- El padre cuestionó ignorando la pregunta anterior.
-Sí...- Respondió el pelinegro.
-Perfecto... Detrás de ellos encontrarás lo que buscas- El padre comentó con una sonrisa un tanto triste.
Aún con su cabeza confusa el cuerpo de Oliver se movió hacia donde el padre le había dicho, solo para que al apartar los dos arbustos de mayor tamaño el pelinegro abriera los ojos lo más que su anatomía le permitía, esto por encontrarse con una pequeña tumba que mostraba dos nombres en ella.
Roger Davies y Aurora Davies
Su cuerpo se puso rígido, ya que la idea de saber que la tumba de sus padres estuvo tan cerca de él durante toda su vida, sin duda dolía. Aunque pensándolo bien antes de la carta que lo explicaba todo, seguramente habría destruido este lugar de haberlo conocido antes, el mejor amigo de sus padres había sido muy inteligente al guardarse esta información hasta el momento oportuno.
-... Sus restos están ahí?- Oliver pregunto volteando a ver al padre con una mirada apagada.
-Me temo que no, ni la policía ni nadie encontró sus restos jamás- El padre contestó con un tono triste.
-Cómo sabes que están muertos entonces?- Oliver quiso saber con los puños apretados, desde su posición Jean incluso pudo ver como estos comenzaban a sangrar.
-... Seguro quieres hablar de esto ahora?- Indagó el hombre mirando disimuladamente a Jean, aunque esta lo notó de todos modos.
-Confío en ella... Por eso vino conmigo- Oliver respondió desestimando cualquier duda en el padre.
-De acuerdo, de ser de tal modo no veo porque no explicarte... Un día como hoy hace dieciocho años- Exhalo antes de seguir- Nunca lo olvidaré, ni siquiera era padre en ese tiempo, era temprano por la mañana cuando una llamada entro en mi teléfono, era tu padre... Me dijo que todo había salido bien, que había nacido un bebe de ojos marrones, cabello negro, fuerte y perfectamente sano, fue una alegría para mí saber que todo había salido bien- El padre explicó con una mirada nostálgica que rápidamente cambio a una de dolor.
-... Qué sucedió después?- Oliver preguntó.
-Tenía planeado conocerte esa misma noche y de paso festejar la noche buena con tus padres... Solo que antes de poder salir, la puerta de mi hogar fue tocada con mucha urgencia... Eran tus padres contigo en brazos- Respiró un poco para seguir contando- Se notaban agitados, nerviosos y preocupados, me pidieron cuidarte en lo que resolvían algunos problemas, me dijeron que volverían lo antes posible... Pero no me quede con esa explicación, les grité y le pedí sus verdaderas razones para dejar a su hijo recién nacido bajo mi cuidado, ahí fue dónde contaron todo- Explicó viendo como Oliver parecía respirar con urgencia.
-Era esa organización?- Preguntó el pelinegro.
-Sí... Esa organización que cazaba mutantes para experimentar con ellos, me contaron que la habían estado investigando por sus trabajos como periodistas, pero los descubrieron y no conforme con eso esa organización se entero de que ambos tenían genes mutantes... Empezaron a perseguirlos y por eso te dejaron bajo mi cuidado... Tú padre me advirtió, si no regresaban en un tiempo determinado que los diera por muertos y que te cuidará bajo cualquier circunstancia, antes de irse me entregaron la carta que explicaba sus motivos.... Nunca volvieron, por lo que ya debes de imaginar que paso- El padre termino de contar.
Oliver asintió, la propia carta daba a entender que si la estaba leyendo era porque sus padres estaban muertos, no había discusión en ello. El pelinegro se giró y se acerco a la tumba simbólica de sus padres, se hinco en una rodilla y paso su mano por la piedra en la que estaban tallada ambos nombres mientras una pequeña sonrisa se mostraba en sus rostro, una que fue borrada segundos después y cambiada por un rostro completamente frío.
-Voy a vengarlos...- Susurró para si mismo asegurándose que nadie lo escuchará, para luego de eso levantarse y acercarse para abrazar al padre.
El hombre por supuesto se sorprendió, aunque no negó el gesto en ningún momento.
-Gracias, es un lindo detalle de cumpleaños...- Oliver comentó suavemente antes de salir de ahí bajo la mirada de ambos adultos.
...
-... Seguro se encontrará confundida profesora Grey- El padre comentó una vez perdió de vista al Davies.
-No, aunque le cueste creer he oído esté tipo de historias más de una vez... Eso por supuesto no quita lo horrible que es- Jean respondió recibiendo un asentimiento del hombre.
-Puedo pedirle algo?...- El padre preguntó a lo que Jean alzo una ceja curiosa- Cuide a Oliver... Yo intento hacer lo mejor desde mi lugar, pero no puedo hacer mayor cosa ya que no lo veo a diario como usted- El hombre pidió con una rostro suplicante.
-... Lo haré, créame que solo quiero lo mejor para él, le he llegado a tomar mucho aprecio este último tiempo- Declaró la pelirroja con una sonrisa, para instantes después retirarse de ahí luego de despedirse del padre.
El hombre quedo en silenció mientras observaba el lugar por donde ambos mutantes se habían retirado, solo para seguido de eso girarse hacia la tumba de los padres de Oliver.
-Roger, Aurora, solo espero que su hijo no se desvié del camino, tal vez no lo parezca pero... Hay demasiada oscuridad en él...- Murmuró el padre viendo la tumba de sus viejos amigos.
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Jean salió del orfanato un poco apurada, ya estando ahí se dispuso a buscar con la mirada al pelinegro, no tardo demasiado en ello al lograr visualizarlo al parecer esperándola en la entrada del lugar. A paso lento se acerco haciendo que Oliver la notará y le sonriera levemente.
-Hey...- Habló Oliver mientras con el dorso de su dedo índice se frotaba la nariz.
-Te encuentras bien?- Preguntó la pelirroja al ponerse enfrente del pelinegro.
-... Lo estoy, aunque no lo parezca, visitar la tumba de mis padres es un gran regalo para mí- Oliver afirmó mostrando una pequeña sonrisa.
Jean correspondió es sonrisa para luego despeinar levemente el cabello de Oliver a modo de broma.
-Por qué se hace costumbre que me desordenen el cabello?- Oliver indagó con curiosidad.
-Es divertido... Además deberías recortarlo, ya lo tienes largo- Jean contestó mientras señalaba lo largo de su cabello.
-Claro, debí imaginarlo... Por cierto Jean- Oliver llamó a la pelirroja haciendo que esta lo mirará a los ojos.
-Qué sucede?- Quiso ella saber.
-Gracias por acompañarme el día de hoy, realmente lo aprecio- Oliver comentó sonriendo levemente.
-No hay de que... Aunque aún no termino, ni siquiera es mediodía así que seguiremos haciendo cosas hasta que el día acabe!!- Jean aseguró efusivamente mientras empezaba a salir del orfanato junto con Oliver que sonreía divertido.
El dúo de mutantes no avanzo demasiado cuando de repente la voz del padre los detuvo, ambos giraron extrañados solo para ver como el hombre se acercaba con algo en su mano hacia ellos.
-Padre?... Qué sucede?- Oliver parló confundido.
-Nada, solo quiero darte un presente de mi parte... Creo que te gustará- El hombre dijo mientras extendía lo que parecía ser en un principio una especie de carta.
Solo que al tener la carta en sus propias manos Oliver se dio cuenta de que en realidad se trataba de una foto, una imagen, y con dos protagonistas muy curiosos en ella, dos protagonistas que dejaron en estado de shock al pelinegro.
-E-E-Estos son...?- Oliver preguntó entrecortadamente.
-Tus padres Oliver, es una imagen de ellos... Creí que finalmente verles la cara te gustaría- Dijo el hombre con una pequeña sonrisa.
El labio de Oliver tembló mientras observaba la foto de un hombre de cabello negro y ojos marrones abrazando a su vez a una mujer pelirroja, que a juzgar por el prominente vientre que mostraba se notaba que en el momento de la foto estaba embarazada. Sus ojos se llenaron de lagrimas, realmente era muy parecido a su padre y su madre era la mujer más hermosa que sus ojos había visto alguna vez.
Guardo la foto con el máximo cuidado posible, como si fuera alguna especie de cristal que con un simple toque se destruiría.
-Muchas gracias...- Dijo Oliver mientras que tanto el padre como Jean sonreían con cariño.
Nada más con este detalle, para Oliver ya era el mejor cumpleaños que había tenido en su vida.
Fin del capítulo
Sebastian Shaw/ Luke Evans
Selene Gallio/ Katie McGrath
Azazel/ Williams Fichtner
Roger Davies/ Mark Wahlberg
Aurora Davies/ Jessica Chastain
Buenaaaasss, cómo están todos? Espero que esté todo bien en casa.
Aquí un nuevo capítulo, donde hay un suceso importante, el cumpleaños de Oliver. Este por así decirlo evento, solo tendrá dos partes y en paralelo se da la antesala a la confrontación con el Hellfire Club donde Emma Frost está en problemas graves por no decir otra cosa.
Pero bueno, díganme que les pareció el capítulo? Les gustó? Les aburrió? Les gusta por donde esta yendo la historia con detalles aquí y allá?
Si es así, agradecería mucho que voten, comenten y compartan la historia para que así más personas puedan leerla.
No tengo más que decir aparte de agradecerles por el apoyo que le están dando a la historia.
Ahora si me despido y espero verlos en el siguiente capítulo, chaooooo!!
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