Capítulo 60
Faltaban un par de días, para que su hermano se marchará. Jericho había terminado cediendo ante las insistencia de Ban, de quedarse en casa de su hermano mientras el no estuviera.
Quién sabe. Tal vez terminaría regresando a vivir ahí aún que como se veía el asunto. Guila lo haría antes que ellos
Se dedicó a hacer algunos deberes de la Universidad, para después dirigirse al hospital para acompañar a Zafron, desde que fue dada de alta, había acordado que cuando él no pudiera asistir ella le cubriría.
Despues del hospital se reuniría con Ban, Tal parecería que había una película que quería ver. Tener ese tipo de reuniones se estaba volviendo habitual. Y ciertamente le encantaba.
En verdad nunca había esperado que ha Ban le gustarán los superhéroes, Tantos años con él y no sabía ese detalle. Diablos, en verdad era una mala novia. A veces sentía que no se lo merecía
- Y dime Jericho, ¿alguna vez vas a cocinarme algo?
-Puedo prepararte unas galletas.
-Hablo de comida
-Has probado mi comida.
- ¿En verdad?
- A caso lo olvidas, cuando recién venías, yo cocinaba.
- Tengo vagos recuerdos de ello, creí que cocinaba Zeal, perfectamente entendible que un niño cocinara así
-Eres un grandísimo tonto, ¿sabes?
- Comienzo a creérmelo de tanto que lo repites
- Tal vez algún día no muy lejano.
-¿Y por que no hoy?
- Por que hoy quedé de ir a visitar a la tía
- Y porque no vamos...
- Supongo que puedes venir...
- Hace tiempo que no veo a tu tía.
- Sí bueno... ya no es lo mismo. Aunque supongo que le agradará verte.
(...)
Jericho abrió la puerta, parecía que sólo estaba la señora viendo televisión. -Hola tía, e llegado.
- Hola, linda ¿cómo has estado?
-Muy bien tía, eh traído a Ban conmigo.
Estuvieron un rato platicando con la señora. A Jericho le alegraba qué poco a poco su tía se viera un poco más motivada.
Al regresar a casa, encontró a Guila en su habitación. Había puesto algo de música, así que suponía estaría trabajando en algún proyecto. Pero al pasar de las horas, comenzó a preocuparse al no verla salir, ni cuando Zeal le tocó a su puerta.
Fue a verla, ya demasiado preocupada, su amiga no era así. ¿Que le sucedía..?
Tocó un par de veces y al no tener respuesta entro. Su amiga estaba hecha un ovillo en su cama, nunca espero verla así.
-Hey, bonita. ¿Qué tienes?-. Cuestionó preocupada.
-¿Qué haces aquí?
- Estamos preocupados por ti
- ¿Estamos?
- Zeal y yo...
- Podrías entretener a Zeal, hoy... No quiero causarle molestias
-¿Sucede algo?-. Volvió a insistir Jericho, preocupada por su amiga.
- No me siento muy bien...
- Guila... qué tienes-. Una lágrima resbaló por su mejilla y Jericho se apresuró a limpiarla.
-¿ Has discutido con Gustaf?-. Se aventuró a preguntar
- No creo que pueda decirse discusión cuando sólo habló y simplemente se fue.
- Guila...
- Terminó conmigo, Jericho. Y ni siquiera se porque,
-!Qué!-. Jericho estaba confundida, Gustaf no lo haría, no después de todo lo que tuvo que esperar para estar con ella.
- Ni siquiera se que hice mal.
- Mi hermano es un idiota. Esto no es tu culpa.
Jericho la abrazó. Mataría a su hermano lenta y tortuosa mente, porqué, ¿Cómo podría ser tan idiota?
- Me pregunto... si Gowther habra sufrido, como yo lo estoy haciendo
Jericho no pudo evitar sorprenderse y las palabras de su hermano volvieron. Eres el hombre perfecto para ella.
-Ojala ella pensará lo mismo
Y por un segundo sintió pena por su hermano y por Guila
-Para Gowther debió ser diferente...-
Debió doler le más. Pensó para sí misma
Guila lloró un rato, después de todo, quería a Gustaf y no entendía en que había fallado.
Cuando se durmió, Jericho regreso con Zeal quien hacía su tarea tranquilamente
- ¿Qué tiene mi hermana?
- No se siente muy bien,
- Esta enferma
- Algo así...
Ahora necesitaba hablar con su hermano, sin perder la cabeza.
Por la mañana fue a su casa, su hermano estaba ahí, lo sabía por el auto. Entro sin avisar. Si aún recordaba algo de rutina de su hermano, estaría en la cocina
Su hermano bebía algo y cuando la vio casi se atraganta.
- ¿Qué haces aquí?-. Cuestionó Al sentirse recuperado.
- Simplemente pasaba
- Ajá, te creo-. Ironizó Gustaf - ¿Ya lo sabes?
- Ajá -. Respondió a la manera de su hermano -¿Porque lo hiciste?
Gustaf no respondió, -De verdad que no te entiendo, primero la esperas durante años. La tienes y ahora simplemente la dejas ir.
- Fue lo mejor...
- ¿Para quien? yo no veo bien a ninguno
- No tiene caso Jericho, algún día tal vez lo entiendas, pero ahora no.
- Quiero que me expliques.
- Eso no te incumbe-. Gustaf se llevó una mano a la cabeza. La conversación con su hermana, comenzaba a frustrarle
- Gustaf....
- Sí es a lo único que has venido, ya te puedes ir.
- Gustaf no...
- vete por favor. Y cuida de Guila-. Su hermano salió de la cocina, aún se veía mal, pero conociendo a su hermano. No le diría nada. Lo que en verdad le preocupaba era aquel sentimiento de incertidumbre que la albergaba al conversa con su hermano en los últimos días.
Ya después lo obligaría a hablar. Por ahora tenía demasiadas cosas que hacer. Y una de las principales era procurar a Guila.
Guila estaba un tanto ida, sin embargo se mostraba considerablemente mejor. No había podido ir a ver a su hermano, por ello decidió que lo acompañaría al aeropuerto, después de todo no lo vería en un par de meses.
Ban se coló por la ventana durante la noche. Guila le había dado una llave pero el la rechazo. Se apresuró a realizar sus cosas para después tener la tarde libre y por la noche ir con su hermano.
La hora de reunirse con su hermano estaba cerca. Así que se apresuró a terminar sus cosas
Al llegar a casa, su hermano estaba recostado en el sofá. Se acercó por el respaldo y finalmente le hablo.
- No crees que llegarás tarde si te quedas ahí -. Su hermano dio un brusco moviendo por la sorpresa y terminó cayendo del sofa.
Jericho río libremente, su hermano había brincado cual gato asustado.
-¿qué diablos haces aquí?- cuestionó irritado
-Te dije que te acompañaría al aeropuerto.
-Te dije que no era necesario, nunca lo haces
- Lo sé, pero se medio la gana hacerlo
-Y por cierto, ¿estas bien?
-Sí, porqué no lo estaría
-Creo que te golpeaste la cabeza al caer, y parece que te duele
-no es por la caída-. murmuró Gustaf
- ¿Porque te comportas tan raro ahora, Jericho?
- ¿Yo? ¿Acaso has prestado algo de atención a tu propio comportamiento?
- Yo estoy normal.
- Sí claro...
- Porque yo soy una persona normal-. Continuo con tono burlón
- Estas insinuando que yo no lo soy.
- No lo insinuó... lo afirmó
Jericho le lanzó un cojín el cual cogió en el aire y se la regresó. Dándole de lleno en la cara.
Supongo que es hora de irnos, si es que me acompañaras.
Jericho asintió y tomaron el auto de su hermano. - Yo conduzco
- Olvidalo, tienes suerte de que te dejaré traerlo de regreso.
-Oi, eres cruel
Mientras esperaban que abordará su vuelo tomaron un café, ya que el clima comenzaba a ser frío.
El vuelo de su hermano fue llamado, y el se despidió - ¡Gustaf espera!
-¿Que pasa?
- Las llaves de tu auto
Por alguna razón su hermano se mostró decepcionado, en verdad que no lograba comprender su actitud de los últimos meses. Mucho menos la de las últimas semanas
- Sólo por eso me has acompañado, cierto, para tener el auto
- Un poco hay de ello... - Gustaf se acercó a revolverle el cabello. Cuando le tendió sus llaves. Jericho no se espero en lo absoluto la siguiente acción de su hermano. Un abrazo que no habían compartido en mucho, mucho tiempo.
-Podrias madurar un poco más Y pensar seriamente en tu futuro-. Pidió Gustaf en un susurro
-¿Gustaf?
El mayor se alegó de ella no sin antes deapienarla una vez más y cubrir sus ojos con su flequillo. Para cuando ella se quito el cabello de la cara, su hermano estaba lejos de ella, sin posibilidad a una explicación
- Pero que le pasa -... inflo sus mejillas con claro disgusto y confusión. Sintiéndose extraña con ese nudo en el estómago que recorría al pecho. Optó por volver a casa y pasar tiempo con Ban, en vez de pensar en su extraño hermano.
Condujo a la taberna donde sabía que estaría Ban, esperaba estuviese trabajando y no bebiendo.
Al entrar observó a Ban y Diana en una competencia de bebida. Esos dos de verdad necesitaban supervisión constante. Merlín apoyaba a Diana discretamente padasandole más jarras, mientras Meliodas le gritaba a Ban para darle ánimos.
Y por un par de sorbos, Ban le ganó a Diana. Quien en lo absoluto se veía contenta.
-Ohh Jericho, que sorpresa verte por aquí-. Saludo Merlín
- Lo sé, últimamente no vengo a menudo. Diana le veía de forma extraña. Jericho estaba convencida de que intentaba enfocar la mirada
- No paro de sorprenderme por tus cosas cada vez que no estoy contigo. Mira a Diana, está por quedar inconsistente
- No.. ash shierto... todavía hip puedo otra roounsa con el.
Jericho negó con la cabeza completamente divertida
-Alguien debería llevarla a la cama
King con algo de esfuerzo se la llevo del lugar. - Porqué molestas a Diana de esta forma.
- Es ella quien me molesta, ¿no te has puesto a pensar en ello?
- No. Por que a ti te encanta molestarla.
-Oh, bien. Sólo en algunas ocasiones.
Jericho tomó asiento a su lado, un tanto divertida. Aún era temprano así que podría divertirse junto a sus amigos.
Diana regreso un par de horas después. Un tanto mejorada. Sabían que no estaba del todo sobria ya que se mostraba muy cariñosa con King
*
*
Había acordado con Ban, pasar los días en que no estuviese su hermano en la casa, Ban dijo que llegaría después del trabajo. Así que estaba tranquilamente en la sala tomando un delicioso café. Junto a Zelion, el cuál se había dormido después de haber destrozado un cojín y arañando la puerta de Gustaf.
Escucho la puerta abrirse y supuso que era Ban, lo cual enseguida recordó que era muy poco probable, pues aún era muy temprano para que el terminará. Apenas eran las cinco de la tarde
Dio un brinco al recibir tal susto de muerte. Y si no fuera porque estaba en el sofá abría terminado en el piso.
-¿¡Que demonios haces aquí!?
- Mi madre te manda cosas-. Jericho por fin noto la bolsa que llevaba con varios recipientes
- Y porque no puedes hacerlo como una persona normal y tocaste la puerta antes de entrar.
-¿Por que debería hacerlo?
- Qué crees que hubiese pasado si Ban te veía.
- Lo vi entrar a la taberna así que sabía que no estaría aquí
Al final no había respondido a su pregunta
-¡Estas completamente loco!- Le reprocho
-Déjalo en la cocina,
- Y que tal si llega y me ve en tu cocina.
- Cuando regreses me traes una rebanada de pastel-. Pidió, ignorando su anterior debate
- Quisieras -. Jericho sonrió ante su respuesta, aunque le haya dicho eso, sabía que lo haría.
Zeldris regreso con dos rebanadas de pastel y se acercó a Jericho, fue cuando escucho el gruñido.
-Zelion, Basta.
-Tampoco me agradas
- No lo molestes, Zeldris.
- Dile a él
Zeldris se sentó a comer su pastel haciendo enojar más al perro.
- Con Ban se ponía igual al principio
- Tengo cara de que me importa
- Tienes cara de amargado.
- Y tú...
- No te a trevas a terminar esa oración
- ¿O qué?
- Tengo un arma secreta
-O si muero por verla... -. Ironizo molestando a la pelilila
- Zelion ataca
Jericho se extraño al ver que el perro no respondió a su pedir así que comenzó a buscarlo
- En donde está tu arma secreta
Y como si el perro quisiera advertir donde estaba escucharon un ruido arriba. De cosas cayéndose
- ¡El pez!
Jericho corrió escaleras arriba Zeldris se debatió entre seguirla o no, pero tenía la sensación de que necesitaría ayuda aunque no estaba segura si Jericho o él perro.
Subió por las escaleras, nunca había pasado de la sala o la cocina, y se sentía extraño. Después de todo, Jericho ya conocía su habitación
Al llegar Jericho parecía estar regañando al perro mientras recogía unos papeles. - Terminaste de regañar a tu hijo
- No. Ha tirado todos los papeles de Gustaf y va a matarme cuando regresé. De entre todos los papeles del piso, recogió algo que le dejo completamente confundida, era una placa. ¿Que diablos hacía su hermano con ello?. La miró detenidamente, había algo anormal en la imagen.
Comenzó a revisar todos los documentos del piso, todos eran de diagnosticos médicos. Había muchísimos, citas, radiografías, recetas... eso no era posible.
Comenzó a ordenarlos por fecha. Cuando finalmente tuvo todos. Tomó el primero, hace más de un año, era la fecha del primera cita. Y la última hace un mes. Lo peor venía después, era una orden de cirugía expedida hace un mes, programada para dentro de dos días. En Suiza.
¡Pero que demonios se creía su hermano!, ¡como diablos le había ocultado todo ese tiempo!
Se sentía confundida, molesta, impotente.
Porque nunca podía confiar en ella. - ¿Jericho?
En todo el tiempo que llevaba con ella, nunca la había visto llorar. ¿Ahora que debía hacer? Debía huir de ahí o intentar animaros. Estaba realmente confundido.
- ¿Es tan difícil confiar en mi acaso?
Que debía responderle, ni siquiera sabía que estaba pasando.
- No lo es...
Zeldris se acercó a ella, finalmente pudo notar la radiografía y todos los documentos. Había algo en la salud de su hermano. Reconocía ahora los sellos de hospitales
- Porque siempre tiene que hacer lo mismo, desde que éramos niños, siempre me oculta si algo le pasa. Y yo sigo siendo tan estúpida, que no me doy cuenta.
Le puso una mano en su hombro en señal de apoyo, ella en su lugar le abrazó.
El se tenso, no era muy dado a esas muestras de afectó. Y no lograba entender en que momento se había vuelto a ese punto su relación. Eran compañeros de copas, probablemente. Que debía hacer, ¿le devolvía el abrazó? únicamente pudo poner una mano en su hombro. El no haberla apartado era un gran avance
- Quieres explicar
- Mi hermano es un mentiroso...
-Asi son los hermanos.
- No viajó a Suiza por trabajo, va a una cirugía. Y no fue capaz de decirme algo.
- Tampoco se lo diría a los míos de estar en su lugar.
- Es diferente, tu ni siquiera te llevas bien con ellos.
- Estarossa, Es lo suficiente mente tolerable. Supongo que si tu hermano no te lo dijo, es por no querer verse débil ante ti. Y preocuparte
- No confía en mí, y eso es injusto
- Sí no hubiera estado contigo durante el accidente, le hubieras dicho lo que pasó.
- Se hubiera enterando, Alguien le habría dicho.
- Me refiero a lo otro... -. Jericho no necesito más para comprender
- Es diferente,
-No desde mi punto de vista. Decidiste callar de todos, ¿porqué? por miedo a él que dirán o que te vieran débil, A que te juzgarán. Tu hermano es igual de cabeza dura que tú-. Zeldris cayó cuando sintió que había expresado su punto, pero ella estaba ahí parada sin decir nada.
-Ahora que lo sabes, ¿Qué es lo que harás?
- No hay nada que pueda hacer
- Entonces, simplemente te quedarás aquí sentada lamentándo lo difícil e injusta que es la vida.
- ¿Qué propones tú?. No puedo simplemente tomar el primer avión a Suiza, no es así como funciona
Zeldris iba a replicar algo, cuando escucharon la puerta de abajo abrirse. - Ya llegué Jericho
- Voy a irme, pero... piensa las cosas.
El menor salto por la ventana, dejando a la chica, echa un mar de lágrimas. No le importaba si Ban, le veía, pues no la juzgaría y le dejaría llorar en su hombro,
Y fue justo lo que pasó. - Perico... que tienes-. Cómo diablos no se preocuparía por ella, si la encontraba en esas condiciones. Se supone, que Jericho había dejado de llorar.
- ¿Los hombres son unos idiotas lo sabes? Ban no supo si reír o preocuparse, era normal que le dijera eso. Pero no la forma
- ¿Alguien te hizo daño?-. Cuestionó preocupado, aunque había cierta parte de incredulidad.
- Gustaf... - Murmuró
- Gustaf se fue ayer, Qué te pudo hacer
- Es un idiota, un mentiroso... es...
La chica volvió a sollozar.
- Puedes decirme que pasó. Por favor, puedes decirme todo...
Por que seguía sintiéndose tan débil e impotente, que lo único que pudo hacer, fue llorar en los brazos de Ban. La cirugía a la que iba su hermano era riesgosa, y él lo sabía.! ¡Maldita sea! Ahora lo entendía todo, aquella actitud tan extraña de su hermano. Aquella vez en la joyería, y su despedida en el aeropuerto. En verdad había sido una despedida, su hermano se había despedido de ella Y de Guila. Ahora lo recordaba, ahora lo entendía.
Entre sollozos le explico a Ban todo. A Ban, realmente le tomó por sorpresa. Gustaf jamás se mostró enfermo, tal vez no convivían demasiado con él. Pero aún así, en el tiempo compartido nunca vio indicios de alguna enfermedad. - Todo va a estar bien
- Lo prometes.
- Yo estaré contigo. No importa que... Tomó su mano y le dio un beso en ellas. Jericho sabía que el no podía protegerlo, nadie podía, al menos podía agradecer que estuviera con ella.
Odiaba llorar, porque la cansaba en sobremanera, calló dormida en los brazos d Ban, tantas emociones, la habían agotado.
Ban decidió, acomodarla en su cama. Su cuñado estaba en grandes problemas, si es que regresaba
Deposito un beso en su frente. Odiaba verla en ese estado, odiaba no poder hacer nada por ella.
Se recosto un rato a su lado, extrañaba los momentos en que todo era risa, discusiones sin sentido, pucheros y sexo.
Después de un largo rato, sin poder conciliar el sueño, decidió ir a la cocina, cocinar algo siempre lo ponía de mejor humor.
Al llegar, se encontró con que había una gran cantidad de toper que contenían comida. No tenía caso hacerlo, si ya había suficiente para ambos.
Se sentó no había más que hacer. No habida nada más que hacer
Regreso a ver a Jericho, ella comenzada a despertar. - ¿Cómo estás?
Ella se encogió de hombros sin saber que más decir. Porque no tomas un baño en lo que preparo la cena.
- Supongo que está bien.
Jericho soltó un largo suspiro cuando Ban desapareció por la puerta. Había soñado con su hermano y ahora todo parecía triste. Su tonto hermano en verdad se había despedido de ella en el aeropuerto y ella no lo noto. Era una persona muy egoístas ahora se daba cuenta
Se dirio al baño un tanto desganada. Lo único que quería hacer era coger un maldito avión e ir con su hermano. Pero no era como si estuviese cerca. El maldito pasaporte no le dejaría ir, ella no tenía uno, nunca lo había tramitado.
El agua calló sobre su cuerpo y ella deseo que todos aquello sentimientos se fueran con ella, por la alcantarilla, pero no era así.
Conocía ese sentimiento que la embargaba, en ese momento. Había intentado superarlo los últimos meses. Se repetía una y otra vez que todo estaría bien. Que su hermano volvería y entonces hablarian, pero ¿y si no? ¿Y si la operación salía mal?
Ban la escuchaba sollozar desde la habitación. El ruido de el celular de Jericho le distrajo. Princesa, decía el contacto. Lo dejo soñar pero a la tercera llamada decidió contestar.
- Bueno...
Ban estaba seguro que la persona del otro lado había soltado una maldición
-¿Donde está Jericho?
-Ella está indispuesta...
- Lo sé.. . Pero es importante
-Que podría ser tan importante
- Es sobre su hermano, necesito hablarle
Ban sintió algo extraño, esa voz tan cortante en verdad se le hacía familiar y preocupante, pues no entendía porque Jericho nunca había querido hablarle de él.
- Dile que la veo en el lugar de siempre.
Colgó el teléfono, por que el sujeto del otro lado estaba tan seguro de que Jericho iría, si también tenía noción de su situación actual
- ¿Que sucede Ban?
-E... nada
- Vamos a cenar.
La tomó de la mano y guió a la cocina. Debió decirle enseguida, pero, tenía un extraño sentimiento, después de aquella llamada. Y los reconocía, sentían como celos.
Jericho apenas y probaba bocado, lo cual sólo pudo preocupar más a Ban . -Llamaron mientras te bañabas
- Quién fue y qué querían
- Ese amigo tuyo, que tienes como princesa. Dijo que quería hablar contigo, de algo relacionado a tu hermano.
- Ya veo... ¿te dijo algo más?
- Sólo que te esperaba en el lugar de siempre.
El rostro de Jericho era serio, como había estado desde que salió del baño. - Lo siento Ban, pero debo ir a verlo
-Te llevo.
- No. Aún no es el momento. Volveré pronto
Ban se quedó boquiabierto y la sensación de unos minutos atrás, volvió a crecer. Ahora más fuertes. Malditos celos.
Y después de siglos me eh dignado a regresar. Si aun hay alguien que se acuerde de esta historia,
Solo me queda perdí disculpas. Espero lo hayan disfrutado.
Los saluda y se despide, mundylfary.
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