Capitulo 51

Jericho suspiro una vez más antes de levantarse. ¿¡Porqué no podía tener un limite la tristeza!? ¿Qué debía hacer para dejar ir toda la tristeza y la culpa? Sobre todo la culpa, se levanto y dirigió al baño. Debía prepararse para salir e ir a la universidad. Le había prometido a su hermano que dejaría la tristeza atrás y que volvería a hacer como antes. Y aunque ella también lo quería aun no sabia como. Tal vez debería fingir indiferencia. Regalarle sonrisas burlonas a Ban. Eso era lo que siempre hacía así que debería empezar a hacerlo de nuevo

Se dirigió al hospital. Al llegar la recepcionista la saludo y fue a hacer sus deberes del día.

Mientras iba platicando con una de sus compañeras vio entrar a la señora Zafron. La madre de Zeldris, había dejado de estar presente a sus quimioterapias después del accidente. Le había visto un par de veces después, pero hace como mes y medio que no le había visto.

La señora se acerco a ella y la saludo.
-No es lo mismo estar ahí, sin ti.

-Tuvieron que cambiarme y...

-Está bien, no tienes que explicar nada

-Mejor, deberías de acompañarme a comer

-Bueno... yo

-Ella acepta, su turno ya ha terminado-. Interrumpió la chica que le acompañaba.

-Gracias Lila-. Le dijo Jericho con la mirada. Y ella pudo interpretar un de nada. Con el brillo travieso de sus ojos. Ella le había dicho en varias ocasiones que no podía desperdiciar la oportunidad de estar con un papucho como Zeldris aunque sólo fuera una noche. Y que debía ganarse hasta a su madre, que eso le facilitaría todo. Jericho solamente reía ante sus ocurrencias. Jamás podría ver a Zeldris de esa forma. Porque solamente tenia ojos para el idiota de Ban.

Acompañó a la señora hasta una cafetería no muy lejos de ahí. -Cómo has estado, supe lo el accidente. En verdad lo siento mucho- habló la señora. Después de unos minutos de silencio.

-Ya estoy mejor -. Fue lo único que atinó a decir Jericho.

-Zeldris estaba muy enojado porque no respondían los mensajes. Inmediatamente supe que eras tú. Nadie más puede hacerle frente a Zeldris. Después de ello salió enojado diciendo que haría pagar por ignorarlo. ¿Sabes? Me gusta ver a mi hijo con una amiga.

-¿En serio? -. Jericho suspiró,
Como le diría a la señora que ellos ya no eran amigos.

-Se que tuvieron una pelea. Lo supe el día después de salir del hospital.

-¿Salir?

-Supongo que no te enteraste. Tuve una reacción alérgica al medicamento. Se que Zeldris estaba muy preocupado y se pone de muy mal humor. Cuando es así; dice muchas cosas sin sentido y muy hirientes.

-El siempre dice cosas hirientes.

-Claro, lo saco de su padre-. La señora suspiró y continuó hablando.

-Se que Zeldris no sabe expresar lo que siente. Desde niño es así. Su padre lo volvió así, si me pongo a pensar en Zeldris de cuando niño. Se que no hay mucho de él ahora. Aunque, eso cambia cuando está contigo. Jericho, se que mi hijo te aprecia. No de la manera en que a mi me gustaría. Pero creó que para él te volviste algo muy importante.

A Jericho le costaba mucho creer eso, después de lo que Zeldris le había dicho.

-Sabes que es lo que más recuerdo de Zeldris. Y en eso no ha cambiado. Cuando era niño y estaba muy triste ponía cara de enojado. Y se me acercaba el solamente me miraba y me decía. 'Vete, no te necesito. Nadie te necesita'. Debo admitir que me dolía que dijera eso. Aunque el dolor se marchaba cuando el se arrojaba a mis brazos y lloraba.

Claramente el ya no llora en mis brazos. Pero aun me dice que no me necesita cuando está enfadado.

Probablemente, Zeldris había sido muy diferente de niño. Pero sus palabras le dolieron y sentía que no solamente había sido enfado.

Jericho no dijo nada, la señora le sonrió con comprensión.

-Sabes que Zeldris se metió al hospital, durante la noche, cuando tuviste el accidente. Hendrixon me dijo que lo sacaron de tu habitación -. Jericho negó. No sabía que Zeldris había ido a vistarla. Y eso le ponía cientos de dudas.

Se despidió de la señora y caminó a su casa. Quería estár lista para cuando Ban pasase por ella. Había dicho que tendrían una especie de cita. O eso había entendido por la llamada.

Dejó a Zeldris, ahora únicamente le importaba Ban y en lo que tenía planeado.

Entró a su casa y escuchó ruido en la cocina. Se suponía su hermano regresaba en una semana. ¿¡Quien diablos era entonces?!

Fue a ver. Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver de quien se trataba. Se quedó embelesada mirándolo durante algunos minutos. Hasta que el se dio cuenta.

-¡Oye!. ¿Qué estas haciendo aquí? ¡Se suponía llegarías más tarde!

-¿Ah de verdad?-. Cuestionó burlona

-Ve a darte un baño. Y tardate tanto como puedas.

-¿Me estas mandando a bañarme sola?

-Creí que ya sabias hacerlo.

Jericho le dio la espalda y subió a darse un baño. Creyendo que Ban iría a buscarla llenó la tina y estuvo ahí hasta que el agua se enfrió. Pero Ban nunca subió. Sé puso su típico traje azul y bajo. Al menos esperaba que la cena estuviera lista. Las luces estaban apagadas lo cual me pareció raro. Al llegar a la escalera había velas que alumbraba el camino. Siguió caminando lentamente. Y llegó hasta la sala, en donde pudo ver en la pequeña mesita algunos platillos. Se quedó de piedra admirando todo.

-Ban salió de entre las sombras con un sexi esmoquin

-Que estas usando? -. Preguntó Jericho entre asombrada y divertida.

-Creí que era obvio.

-Y aque se debe todo esto.

-Sólo creí que podríamos pasar una buena velada a la luz de las estrellas. Claramente empezó a llover y el plan cambio a ser a la luz de las velas.

-Aun así, creó que es grandioso-. La sonrisa que Jericho había dibujado y alegrado el corazón de Ban, comenzó a disminuir y poner una mueca y una mirada suspicaz.

-Qué sucede?-. Preguntó Ban intranquilo

-Que fue lo que hiciste.

-Pues prepare una grandiosa cena y...

-No!. Me refiero a que cosa hiciste que has decidido hacer esto.

Ban rió al comprender sus palabras
-Crees que todos somos tan traviesos como tú

-Oye!-. Ban la atrajo de la cintura y acercó sus labios.

-Sigo sin saber quien es ese tal princesa y porque te llamaba a todas horas y siempre respondias tan rápido

-No hice nada de lo que pudiera arrepentirme

-Eso no te ayuda ni un poco. Ahora quiero saber que hiciste-. Jericho le sonrió.

-Creí que te había dicho que no debía de preocuparte por él.

-Se que tuvieron una pelea, aun así con tu advertencia, me preocupo por su causa. Me provoca celos el ver que es capas de sacarte una sonrisa aunque estas enfadada.

-Tu me sacas sonrisas cuando más lo necesito.

-Entonces por qué no me has sonreído en tanto tiempo. Porque te niegas a mirarme. Nada a sido igual desde hace tiempo

-Se que no he sido yo misma desde hace tiempo, y eso es lo que necesito. Tiempo.

-Puedo darte el tiempo que quieras, pero no me pidas que me aleje de ti. Porque no voy a hacerlo.

-No quiero que te alejes de mi. Todo volverá a ser como antes, lo prometo.

-Entonces empecemos por aquí. No te pido que dejes de llorar, solamente te pido que confíes en mi. Escucharé cada cosa que me digas y no te juzgaré, lo prometo.

Ambos se quedaron unos minutos abrazados. Hasta que el estomago de Jericho rugió.

Ambos se sentaron a comer. -Y quien es ese tal princesa. Porque se que es un el
Sólo es un viejo conocido del club. Nadie de quien preocuparse. Lo prometo.

-Confío en ti-. Dijo mientras tomaba su mano. Jericho se sintió tranquila ante aquel cálido tacto, sin embargo. El corazón se le estrujo, porque a pesar de que el le decía confío, ella no tenia el valor de contarle ,aquello que la acongojaba.

-No dudes de mis palabras, en verdad confío en ti.

-Lo sé Ban.

Jericho apretó la mano de Ban. Y después siguió comiendo. Dejando únicamente la música de fondo.

Ban decidió romper el silencio, que se había formado contándole algunas anécdotas de lo que había pasado en el trabajo. Eso había hecho que Jericho se sintiese mucho más relajada, después de escuchar la torpeza de Elizabeth, las peleas de Diane, las escapadas de King para dormir.

-Tal vez, luego podríamos ir a la taberna.

Jericho le miró y sonrió. -Me encantaría

-Extraño verte acosándome.

-¡Yo jamás te acose!

-Mis amigos no piensan igual,

-Pues tú y tus amigos... - Jericho iba a reclamarla  a Ban pero la interrumpió de manera delicada.

-Perdón, corrección. Nuestros amigos no piensan igual. Y todos creen que eras una gran acosadora.

-¡Tonto!-. Dijo Jericho riendo

A lo cual Ban no pudo si no, sonreír. En definitiva extrañaba el sonido de su risa, su mirada llena de felicidad. Hipnotizado por la felicidad de Jericho se acercó a ella

-Baila conmigo-. Le pidió Ban dejando asombrada a Jericho

-Creí que no te gustaba hacerlo

-No hagas que me arrepienta.

Sin pensarlo más, Jericho tomó su mano, ban la pego hacía sí y comenzaron a moverse al ritmo de la música. Ban deposito un suave beso sobre su cabeza mientras bailaban. Jericho le sonrió sintiendo una calidez en su corazón, que hace mucho no sentía

La canción terminó pero ellos no dejaba de moverse al ritmo de su corazón. Y así estuvieron durante uan rato. Ban se inclinó a besarle, extrañaba todo de ella, sus caricias, sus besos,  he incluso su piel. Lentamente fue profundizando el beso, deseando que nunca acabará. Deseando volverse uno en aquella muestra de amor.

Ban fue al sillón mientras Besaba a Jericho. Lentamente la deposito ahí.
Ban deslizó su mano por debajo del vestido. Estando dispuesto a quitárselo, pero Jericho lo detuvo.

-¿Qué pasa?

-No necesitas quitarlo para hacerlo

Ban se alejo extrañado. Jericho lo había detenido de la misma forma cuando lo hicieron la vez anterior

-No me vengas con eso otra vez.

-¡Ban!

-Jericho, por favor. Qué es lo que sucede. Qué es lo que no quieres que vea-. Jericho suspiró y abrazó sus piernas. Después de unos minutos, finalmente habló. 

-Me quedó una cicatriz

-¿Qué?

-Luego del accidente

-Sólo es eso.

Jericho, he visto cada una de ellas desde la primera vez que estuvimos juntos.

-Pero...

No importa si es grande o pequeña. No estoy contigo solamente por tu cuerpo

Ban se acercó a ella, y lentamente le quito el vestido. Jericho intentó cubrirse pero Ban rápidamente la detuvo. Aun con la poca luz que había en el lugar. Fue capaz de distinguir la cicatriz, mucho peor que las anteriores. Recorría desde si costilla hasta el ombligo.

-Se ve muy mal, cierto?

Ban la delineo con mucho cuidado. Para después darle un beso en la frente.

-He visto peores.

-¿De verdad?

-Por supuesto-.
Le acarició la mejilla, con dulzura. Y después le besó. Un besó tan dulce, impregnado de sentimientos tan cálidos. Al cual Jericho no se pudo resistir.

Ban la levantó y subió las escaleras junto con ella.

Jericho se abrazó al cuerpo de Ban. Mientras el repartía besos. En su cuello para ella era difícil de resistir.

De su cuello siguió bajando hasta sus pechos. Ban se deshizo de su ropa íntima. Sentir el calor de Ban la hizo sentir en el cielo. Como hacía tiempo que no se sentía. Ban era capaz de sumirla  en un completo trance. Era capaz de hacer la llegar al paraíso y tocar el cielo.

Ni siquiera habían terminado lo que Ban había preparado y ambos ya estaban dormidos. Abrazados el uno al otro

Por la mañana Ban se despertó y noto que su novia no estaba a su lado. Miró a los alrededores hasta encontrarla para frente a su espejo. Únicamente usaba ropa interior. Su mirada estaba fija en el espejo. Ban supuso que miraba la cicatriz.

Se levantó lentamente y camino hasta ella sin hacer demasiado ruido. Y cuando estuvo con ella la abrazo. Jericho se sorprendió

-Buenos días, hermosa.

-Hola dormilón-. Fue su respuesta nerviosa. A lo que Ban sonrió y le dio un besó en la frente. Ban notó los ojos rojos de su novia. Pero no diría nada,

-¿Hoy tienes planes?-

Jericho asintió. -Debo trabajar y aun tengo cosas de la escuela que entregar

-Supongo que estas demasiado ocupada como para estar un rato con tu sexi novio

-Lo siento, te lo compensare en vacaciones

-Creí que para eso faltaba demasiado

-Sólo un poco

Ban no dijo más, aun después del accidente y todo el tiempo que había transcurrido. Parecía que Jericho le quería lejos, muy muy lejos. Y sentía que había algo más que solamente la cicatriz

Antes de irse al trabajó Jericho jugó con Zelion
La acompaño al trabajo y el volvió a la casa. Al entrar pudo observar a Meliodas en el piso, producto de un golpe de parte de diane. Seguramente por manosear a Elizabeth

Había demasiadas cosas que a pesar del tiempo no cambiaban pero en ocasiones eran absurdas e irritantes

Subió a su habitación en espera de algo interesante.

Estaba dando vueltas y vueltas por la habitación. Cuando regresaba del trabajo caminando cerca del bar que ella y Zeldris solían visitar. Pudo verlo entrar. Tal vez era su oportunidad para hacerlo hablar

Era la única forma en que Zeldris se abría con ella. Cuando estaba ebrio.

Pero le asustaba la idea de que él en verdad la odiara y solamente quería herirla porque ya lo había conseguido. Había logrado abrir una herida y sabía que debía alejarse. Pero ella nunca se alejaba de lo que la hería y lastimaba. Permanecía ahí, haciendo daño de una forma u otra y Zeldris, era una persona dañina pero también era quien le había dado aliento en los últimos meses. Se había mostrado preocupado hasta aquella tarde.

Lanzó un improperio al no saber que hacer. Sentirse atrapada entre la espada y la pared. Por una parte, sabía que Escanor tenía razón y nada bueno salia de inmiscuirse con los mandamientos, pero por el otro, quería darle otra oportunidad a el estúpido enano

Se dejó caer en el suelo, demasiado cansada. Sí tan solo Ban estuviera ahí seria más fácil
Por el simple hecho de que no dejaría a su novio por encontrarse con él, pero estaba sola. Sola en la enorme casa que compartía con su hermano, porqué incluso Zelion se había ido con Zeal.

Ni siquiera fue consiente hasta que se vio en la entrada del bar. Dio un pesado suspiró y se adentró. Zeldris estaba sentado en la barra
No había nadie a su lado. Absolutamente nadie, todos en el lugar sabían que Zeldris odiaba que se le acercaran

Jericho se sentó justo en el banco de alado, Zeldris volteo a mirarla y se encontró con la mirada avellana de la chica. Para el chico fue imposible ocultar su sorpresa, suponía que era por el alcohol

-Qué haces aquí-. Le habló de manera fría

-Es un lugar público, tengo todo el derecho de venir aquí.

En cuanto terminó de hablar una cerveza le fue puesta enfrente. Sin necesidad de pedirla antes, el chico de la barra ya la conocía. Jericho la tomó entre sus manos y después la llevo a su boca.

-No deberías beber-. Jericho bajo la botella y sin despegarle la vista habló.

-Por qué no. No es como si estuviese embarazada o suministrandome algún medicamento.

Zeldris no dijo nada en su lugar bebió de su cerveza.

-¿Vas a decirme que haces aquí?

-Puedo esperar un poco mas. No tengo prisa está noche.

Zeldris frunció el seño. Sabía a lo que Jericho había ido y lo peor de todo. Es que estaba por llegar a aquel punto en que las palabras salían de su boca, fluian de forma tan Natural con ella. Y por ello le odiaba. Odiaba volverse vulnerable con la chica a su lado.

-No diré nada.

-Ya lo veremos...

Jericho tuvo  que esper un poco más para escuchar a Zeldris quien había estado conteniéndose lo más que pudo.

-Me entere que tu madre estuvo internada.

Zeldris se negaba a hablarle. Incluso ebrio su orgullo lo dominaba. Pero con Jericho era distinto y parecía que el muy maldito se iba de Vacaciones.

-Lo siento-. Arrastró las palabras -Lo que te dije yo

-Por qué te disculpas, no dijiste mentiras, tienes razón en gran parte de los que dijiste. Se que no soy buena amiga pero lo hago lo mejor que puedo. Esa vez debí preguntarte si estabas bien en vez de golpearte. Debí darte un abrazo...

-Ni se te ocurra-. La interrumpió el chico

Jericho rió. Y después continuo -debí estar contigo así como tu has estado conmigo todo este tiempo.

-Ya cállate, estúpida niña cursi.

-¿Acaso estoy diciendo mentiras?

-Sí, las dices. Eres una estúpida.

-Lo sé, pero porque lo dices ahora.

Zeldris bebió dos botellas más antes de responder

-Te di la oportunidad de alejarte de mí, pero no la tomaste. Regresaste tú  sola y ahora no puedes evitar que sea así.

Jericho suspiró al ver que Zeldris estaba por dormirse sobre la barra.

-Voy a llevarlo a casa. Nos vemos luego Vladimir

El chico de la barra asintió y miró como la chica prácticamente cargaba al chico

Vladimir había pedido un taxi unos minutos atrás y ya les esperaba afuera. Jericho lo llevo a casa de su madre
Quien sonrió al verla y lo cambio por una mueca al ver a su hijo.

-Este escuincle mimado.

-Vladimir debió llamarte otra vez.

-No hay ningún problema. Mientras tenga tiempo iré  por él

-¿Quieres pasar?

-No, es tarde volveré a casa

Jericho paso a dejar a Zeldris al sofá y volvió a casa.

Ban iba llegando a la par que ella. -Qué haces afuera tan tarde-. Le preguntó mientras bajaba de la moto

-Ahora vas a cuestionarme cada cosa que hago-. Burló Jericho

-Me preocupa que alguien te haga daño.

-Se defenderme ¿lo olvidas?

-¿Cómo podría?

Jericho tomó a Ban del brazo y ambos entraron a la casa.

-Creí que debías trabajar hasta tarde en el boar har

-Trabaje hasta tarde y vine hacia aquí. Esperando encontrarte en casa probablemente en la cama. No llegando tan tarde

-Tenía algo que hacer. Además no seas exagerado. 

-Exagerado yo.

-Claro, exagerado, dramático, y aun así el chico al que amo.

-Así que me amas

-¿Acaso lo dudas?
Ban la besó en respuesta....

No recuerdo hace cuanto me pasé por aquí. Estaba ansiosa por continuar con esta historia.  Lamentablemente no se cuando pueda volver a hacerlo.  Por el momento está historia seguirá en Hiatus.

Solamente quería dejarles un pequeño regaló de navidad

Espero que se lo pasen grandioso y felices fiestas. Les extiende un abrazo

Mundylfary

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